FIRMAS INVITADAS: EL SHOWRUNNER Y SU TÍA MATILDE

Nacho Faerna (Madrid, 1967) es guionista de televisión desde hace veinte años (“Inocente, Inocente”, “El Súper”, “Amar en tiempos revueltos”…) y más recientemente también productor ejecutivo de series (“El Comisario”, “La Fuga”) y miniseries (“La piel azul”, “El asesinato de Carrero Blanco”). También ha publicado dos novelas (“Quieto”, “Bendita democracia americana”) y un cuento infantil (“Olvídate de subir a los árboles”). Actualmente, es director del departamento de Ficción de la productora Shine Iberia.

El showrunner y su tía Matilde

Pasado mañana doy una charla a los alumnos de la Escuela de Guión de Madrid sobre el papel del guionista como productor ejecutivo en la televisión española. Quiero aprovechar la hospitalidad de Bloguionistas (muchísimas gracias, compañeros) para, desde mi experiencia personal, hacer unas reflexiones previas sobre el asunto.

Yo no me convertí en guionista/productor ejecutivo por casualidad; lo busqué. Tenía dos objetivos: participar del proceso creativo más allá de la escritura y poner en marcha mis propios proyectos. No fue fácil. El modelo imperante en España, o bien heredaba del cine la hegemonía del director, o bien hederaba del cine la hegemonía del productor. Poco a poco, sin embargo, se ha ido haciendo hueco en nuestra industria una figura propia del modelo televisivo americano, lo que allí llaman el “showrunner” –el responsable creativo de la producción–, que habitualmente es un guionista (ahora sólo faltaría importar el resto del modelo).

El primero de los dos objetivos (participar del proceso creativo más allá del guión) supone en mi caso la fuente principal de alegrías en este trabajo. Siempre es agradable conocer gente. Gente que no sean guionistas, se entiende, para hablar de cosas que no tengan que ver con nuestro oficio. Porque hay un mundo ahí afuera, más allá de los teclados. Desconozco el motivo por el cual en nuestro gremio somos tan aficionados al ombliguismo. No hay más que echar un vistazo a buena parte de las (por lo demás brillantes) entradas de este blog: Certezas que hay que recordarse para ser un guionista feliz, se titula una de las últimas; La vida de un guionista de televisión en 24 gifs es otra reciente. ¿Qué nos pasa, doctor? Nos pasa que padecemos un agudísimo síndrome de ensimismamiento. Somos una patética mezcla de Hamlet y Calimero.

HAMLET-CALIMERO OK

A menudo me pregunto por qué no se plantean estas mismas cuestiones corporativo-existenciales los directores de fotografía, los maquilladores, los montadores, los técnicos de sonido… Yo creo que es porque los guionistas pasamos demasiado tiempo solos o en compañía de otros guionistas. Un par de semanas abriendo el rodaje, compartiendo bocadillo con los eléctricos e intentando ligar con la de vestuario y se acabó tanto cascarón y tanto “ser o no ser”. Mano de santo.

El segundo de los objetivos (poner en marcha tus propios proyectos) no siempre resulta tan gratificante. A veces, sobre todo al principio, te ves obligado a trabajar en proyectos que no has creado. Muy frecuentemente (y estoy siendo optimista) no consigues vender los proyectos que te gustaría hacer, al menos no tal como te gustaría hacerlos. La ficción televisiva en España, salvo contadísimas excepciones, se produce para cadenas generalistas, lo que impone unas limitaciones argumentales, de tono, de género, de formato, que condicionan absolutamente el contenido y las características de las series. Cuando logras vender un proyecto (y eso es muy, muy, muy difícil), lo más probable es que durante el proceso de desarrollo se vayan limando, si no eliminando, gran parte de los elementos que lo convertían en algo atractivo para ti. No es culpa de nadie, es fruto de la lógica adaptación a un mercado muy amplio, nada especializado.

Yo comparo el trabajo del guionista de televisión con el de un sastre. No somos diseñadores de moda creando con libertad vestidos que luego lucen macizas top model en la pasarela. Cosemos para un cliente, que además escoge la tela, los botones y el corte. Y el cliente no es una top model, se parece más a tu tía Matilde. Lo ideal sería que el cliente confiara en nuestro criterio y se convenciera de que lo que le proponemos le va a favorecer, que va a deslumbrar en la boda de su mejor amiga, a conseguir el empleo en la entrevista de trabajo (o en nuestro caso, que va a hacer un gran dato de audiencia). Pero la tía Matilde, que no digo que no sea un encanto, es por definición conservadora. Cuesta mucho que se arriesgue.

MATILDE - NO MATILDE

Aconsejo a los guionistas que quieran ponerle capuchas y un lazo de horca alrededor del cuello a sus creaciones que no escriban televisión. Tampoco cine. Para eso inventó Dios la novela. Al contrario que la escritura dramática, la narrativa no necesita presupuestos ni planes de rodaje. Sí, hay un cliente en algún lado, pero le puedes poner la cara que tú quieras y hasta encapucharlo si te da por ahí. Escribir una novela, o cuentos, es algo que recomiendo vivamente a cualquier guionista. Eso y adoptar un perro; los largos paseos retrasan el momento de sentarte a escribir, respiras aire puro, haces ejercicio y agacharte a recoger la mierda de tu mejor amigo te prepara para encajar con humildad el más ingrato de los informes de lectura. Pero, volviendo a la narrativa, escribir libre de las servidumbres propias de la estructura dramática y de las limitaciones de la producción resulta terapéutico. Mirad si no el arranque de mi segunda novela:

“Al otro lado de la ventana, doce pisos más abajo, miles de personas bailaban a ritmo de samba, empapados en sudor y cachaça, dispuestos a enterrar el año 2000 en la arena de Copacabana y a incendiar el cielo del Redentor con la pólvora de los fuegos artificiales.”

Desglósame eso: billetes de avión a Río, alojamiento y dietas para todo el equipo, un par de miles de figurantes (los demás los duplicamos digitalmente) y cohetes y petardos como para la Nit del Foc. El presupuesto de toda una miniserie en cuarenta y ocho palabras. Y sólo es la primera frase.

Eso sí, si queréis tener tiempo para escribir, no digo ya una novela, un relato corto, no os hagáis productores ejecutivos. Desde que desempeño ese papel no he conseguido terminar ni un haiku. Tampoco penséis que vais a ganar mucho más dinero que como guionistas a secas (como guionistas a secas con trabajo, quiero decir). Es posible que ganéis incluso menos y por descontado trabajaréis muchas más horas. Lo de la narrativa (y lo del perro también, advierto) es incompatible con la producción ejecutiva. Digo que ganaréis menos dinero porque normalmente no podréis escribir nada más que para la productora para la que desarrolléis proyectos. A cambio, tendréis mayor estabilidad laboral (entendida la misma como regularidad en los ingresos y seguridad contractual). Normalmente, el guionista/productor ejecutivo está en plantilla y esto supone exclusividad; es decir, imposibilita seguir siendo guionista a secas.

Conclusión: si lo que más valoras de ser guionista es la libertad de horarios, trabajar en casa, tener perro y pasearlo, llevar un blog (yo alimento el mío a razón de un post por cuatrimestre) y compatibilizar los encargos con proyectos más personales, entonces no te hagas productor ejecutivo. Si, por el contrario, sueñas con ser el próximo Vince Gilligan y vender a una cadena LA SERIE, ésa que refleje tu profundo conocimiento del género humano y sus miserias, entonces sigue soñando. No lo digo con ironía: sigue soñando. Tarde o temprano se dará la conjunción planetaria que favorezca la aparición en España de una serie como las que todos amamos, y será más fácil que te toque a ti hacerla si estás en el lugar adecuado en el momento preciso.

Pero en cualquiera de los casos, elijas ser guionista a secas o además productor ejecutivo, si quieres vivir de esto tendrás que trabajar dentro de la industria, para cadenas generalistas, en proyectos cuyos capítulos durarán setenta minutos y en los que inevitablemente, da igual que sea una serie policíaca, histórica, una comedia o un drama, todo acabará girando siempre en torno a UNA GRAN HISTORIA DE AMOR. Luchar contra eso es inútil. Si en los últimos tiempos ha mejorado (y mucho) la calidad de la ficción televisiva española es porque algunos han comprendido que hay que jugar (bien) con las cartas que hay sobre la mesa, a favor de obra.

Tu tía Matilde puede que no acabe de verse con la capucha y la soga al cuello, ni siquiera con el sobrio vestido de noche que has diseñado para ella y que tan bien le sentaría, y prefiera que le copies el conjunto que ha visto lucir a no sé qué actriz de Hollywood en la alfombra roja. No trates de explicarle que ella pesa quince kilos más que la star y que esa caída tan fabulosa que se aprecia en la foto del ¡Hola! sólo se consigue con una seda en concreto que produce una variedad de gusano en vías de extinción, y no con el poliéster que entra dentro de su presupuesto. No pierdas el tiempo. Haz lo que sabes hacer: cose. Que tu tía Matilde quede contenta y nadie pueda decir que su vestido no está bien rematado.

El secreto del éxito es que te guste tu oficio, que disfrutes con él, independientemente del proyecto; que conviertas el encargo en una oportunidad para mejorar tu técnica, para seguir aprendiendo. Porque si disfrutas escribiendo, aunque no sea LA SERIE, lo harás bien, tendrás trabajo, seguirás soñando, y un día, quizá no muy lejano, quién sabe… “Disfrutar” y “frustrarte” comparten muchas letras; de que conjugues uno u otro verbo dependerá tu futuro en este negocio.

 PLEASURE

Termino con una frase de Charles Eames –arquitecto, diseñador, cineasta, un genio– que tengo colgada en mi despacho: “Tómate tus placeres en serio.” No sé si tiene mucho que ver con todo lo anterior (yo creo que sí), pero es que ya digo que la tengo siempre ahí delante y cada vez que la leo (una media de dos mil veces al día) me golpea con su lucidez, por lo que he pensado que compartiéndola me aseguro de cerrar mi reflexión con una útil y sabia observación, aunque sea prestada.

30 comentarios en «FIRMAS INVITADAS: EL SHOWRUNNER Y SU TÍA MATILDE»

    1. Gracias, José Manuel, estoy muy orgulloso de ese trabajo. En las miniseries y tvmovies es donde normalmente tienes mayor margen de maniobra más allá de las limitaciones presupuestarias. Carrero se parece muchísimo a lo que quería hacer.

  1. Comparto lo de Carrero Blanco, de lo mejor que se ha hecho en televisión últimamente.

    En cuanto al post, sólo estoy en desacuerdo en un detalle tonto. Yo -por circunstancias personales- conozco a un montón de gente del gremio que no son guionistas; actores, directores, técnicos, músicos, productores… y me da la sensación de que sí que tienen ese mismo discurso corporativo-existencial de los guionistas y ese quejío constante agarrado a la garganta. Vamos, cinco minutos con los chispas de un rodaje y uno se da cuenta de lo que RAJAN, jaja.

    ¿Cuál es la diferencia, entonces? Que los guionistas escribimos. Porque es nuestro oficio y nos gusta y apetece y es una manera de explorar y exorcizar nuestras miserias igual que hacemos con las de nuestros personajes. Por eso el bloguionismo ha tenido cierto auge en los últimos años, por algo tan sencillo como que nos dedicamos a escribir y por eso escribimos más que los demás.

    Por lo demás, muy de acuerdo con todo lo expresado en el post, especialmente con la necesidad de reivindicar la figura del showrunner creador y guionista.

    Gracias por la entrada, compañero.

    1. Yo creo que los demás se quejan en términos no tan “existencialistas”, de cosas más prosaicas… Pero estoy de acuerdo en que la diferencia es que nosotros escribimos y hemos convertido el relato de nuestras miserias casi en subgénero literario. Mientras lo hagamos con ironía y sin ponernos estupendos (como en tu post) se trata de algo hasta sano. ¡Un abrazo, Natxo!

  2. Gran entrada Nacho,

    Para los que, como yo, llevamos un par de años intentando recorrer ese camino resulta de lo más ilustrador. En mi caso he comprobado que hay que tener mucho experiencia como guionista de ficción “de encargo” antes de que se empiecen a considerar tus proyectos propios, y creo que es una lástima (aunque algo totalmente lógico desde el punto de vista del productor).
    Aun así aconsejo a todo el que tenga claro un proyecto a desarrollar su biblia y tratar de moverlo ya que, no sólo se aprende muchísimo en ese proceso de escritura y venta, sino que además uno termina teniendo un arma poderosa para defirenciarse de otros guionistas candidatos… quizá la productora no confíe lo suficiente en tí como para hacer la serie, pero el material creado puede llamarles la atención como para apostar por ti en algún otro proyecto.
    Y por último, aprovecho que te has expuesto a asomarte por este portal para lanzarte un par de preguntas comprometidas: ¿Es útil/necesario/recomendable que guionistas que queremos abrirnos paso mandemos y mostremos nuestros proyectos a showrrunners (teniendo en cuenta lo que ya les cuesta sacar los suyos a flote)? ¿Cual es tu forma de actuar en estos casos?
    Sé que es un tema que puede dar para un post entero (mi experiencia al menos así lo certifica) pero se agradecería una respuesta sincera.
    Un saludos y felicidades por el post y por tus trabajos más recientes.

    1. Me alegro de que encuentres ilustrador el post. En cuanto a la utilidad/necesidad/”recomendabilidad” de hacer llegar tus proyectos a productoras, y ya que me pides sinceridad, te diré que las posibilidades de conseguir colocar un proyecto por esa vía son muy escasas, por no decir ninguna. En primer lugar, son muchas las productoras que no aceptan proyectos. Y vuelvo a la metáfora del sastre: las series se diseñan a petición del cliente. No hacemos prêt-à-porter. El camino para llegar a poder proponer tus proyectos pasa normalmente por una trayectoria previa como guionista y coordinador de guiones. Desde ahí es más lógico dar el salto a la producción ejecutiva. Es difícil ahorrarse etapas. Yo al menos no conozco ningún caso. Un saludo y ánimo.

    2. Hola otra vez Nacho, y gracias por responder.
      Antes me refería a mostrárselo a Showrunners más que a productoras (Ya sé que en éstas es imposible hacer nada llegando de fuera. Yo mismo he estado en ese lado y sé cómo se actua en esos casos por prudencia y/o desinterés).
      Lo digo porque me ha pasado varias veces, con guionistas contrastados que ya han sido creadores de series y a los que más o menos conozcía anteriormente, el hecho de decirles “oye, tengo esto que creo que te puede gustar ¿Te apetece echarle un ojo y ver si te mola como para subirte al carro?”
      No sé si para alguien de ese status es una oportunidad o una molestia, porque ya anda centrado exclusivamente en tratar de levantar sus proyectos… ahí es donde quería saber tu opinión.
      Gracias de nuevo y saludos.

    3. Como digo en el post, los productores ejecutivos (me niego a autodenominarme “showrunner” hasta que no disponga de casa con piscina, “personal assistant” y el número de teléfono privado de Sorkin) trabajamos para productoras y normalmente en exclusividad. Otra cosa es que quieras proponer a un guionista con experiencia previa como productor ejecutivo y que ahora se encuentre “libre” (eufemismo de “en paro”) colaborar en tu proyecto para aprovechar sus contactos y experiencia. Eso podría tener sentido.

  3. Gracias, Nacho. Lúcido y realista.

    Estoy seguro de que en todas partes hay tías Matildes, quizá con mejor gusto o más abiertas a sugerencias, pero con las que hay que pelearse sí o sí. Rodar con más presupuesto no significa un presupuesto ilimitado. Y salir zumbando después de dejarse la piel discutiendo con la cadena es algo que también pasa en, por ejemplo, AMC. Aquí lo contaban:
    http://www.vayatele.com/ficcion-internacional/amc-y-sus-continuos-problemas-con-los-showrunners-mad-men-hell-on-wheels-y-de-nuevo-the-walking-dead

    “Tómate tus placeres en serio” es el mejor lema de cabecera para los que tenemos la suerte de dedicarnos a lo que nos gusta. Es exactamente lo que hemos hecho, porque fuimos (y somos) espectadores apasionados hasta que un día nos decidimos a tirarnos a la piscina. Y ahí seguimos, empapados. Chorreando, vaya. Aguantando a los que, secos y desde la orilla, opinan sobre nuestro estilo de natación. Y yo les digo aquello de “no nos mires, tírate”.

    1. Carlos, además de darte las gracias por tu comentario, aprovecho para trasladarte el clamor popular en twitter para que te abras una cuenta… Y a ver si nadamos juntos un día de estos. Un abrazo.

    2. JAJAJAJA!!! Eso sólo ocurre las primeras semanas. Luego aprendes a controlar la adicción (que es lo que decimos todos los yonquis). No, en serio, mientras te alejes de él mientras escribes…

  4. Hola Nacho.

    Enhorabuena por el post.
    Ahora bien, me gustaría plantearte una cuestión ¿realmente está perdida esa “batalla” contra la televisión?

    No sé cómo serán esas reuniones con los altos ejecutivos de las cadenas, pero veo un tono derrotista en el post… derrotista positivo: “(…) Luchar contra eso es inútil. Si en los últimos tiempos ha mejorado (y mucho) la calidad de la ficción televisiva española es porque algunos han comprendido que hay que jugar (bien) con las cartas que hay sobre la mesa, a favor de obra.”

    Es una reflexión que comparto, pero ¿ya está?… ¿Hay que asumir eso como una verdad absoluta?

    Entiendo que las cadenas son los clientes, ellos pagan, ellos deciden. Pero realmente es imposible que llegue un día en el que una serie como “¿Qué fue de Jorge Sanz?” (digo un ejemplo de una serie que no se emitió por las “grandes” cadenas) se emita en una cadena generalista.

    La implantación de la TDT ¿No está compartimentando o targetizando más las cadenas? ¿Eso no nos beneficia?
    Quizá saliendo del prime time se puedan hacer proyectos más arriesgados…

    Gracias Nacho.

    1. Si he sonado derrotista me he expresado fatal. Al contrario, lo que digo es que hay que trabajar para hacerlo cada vez mejor, pero lo que no tiene sentido es perder tiempo y energía luchando por cosas que obedecen a un análisis erróneo de la industria para la que trabajamos.

      El problema de las metáforas es tomárselas al pie de la letra. Si hablo de las perlas en la boca de la Bellucci no quiero decir que tenga los dientes redondos. La tía Matilde no es la cadena de televisión, ninguna de ellas; es la audiencia generalista a la que van dirigidas sus programaciones. A los responsables de los departamentos de ficción de las tv también les gustan las mismas series que a nosotros, pero ellos también trabajan para la tía Matilde.

      Me temo que la de Jorge Sanz no funcionaría en una generalista. Crematorio hizo un discreto 6% de share en La Sexta (cadena que, por otro lado, no habría podido producirla). Estos datos no tienen nada que ver con su calidad. Si algo demuestran estas producciones (destinadas a un cliente que no es sólo la tía Matilde) es que no hay ninguna razón por la que la industria española no pueda ofrecer una gran variedad de productos diferentes. La pena es que, de momento, se trate de excepciones.

      Pero pensando en la tía Matilde se pueden hacer series muy interesantes y de indiscutible calidad, como Gran Hotel, Isabel… o miniseries como la de Carrero (si se me permite el autobombo).

      Por último, fuera del prime time y en la TDT estamos muy condicionados por los presupuestos. Y abaratar los costes no se traduce en “libertad” creativa. No es derrotismo (ni siquiera “derrotismo positivo”, un oxímoron que no entiendo). Es la industria que tenemos y que hay que potenciar al máximo.

  5. Una reflexión que creo apoya todo lo que comentas y una duda, Nacho.

    Bajo mi punto de vista la dispersión de la audiencia con el TDT (como las audiencias no son las mismas ni de lejos, la publicidad paga mucho menos), sumado a la crisis estructural que todo lo abarca, ha convertido a las series de ficción españolas en un damnificado específico (principalmente prime time). El abaratamiento de costes se transforma también en un abaratamiento de contenidos: localizaciones, época, puesta en escena, etc. Y sobre todo el factor tiempo: Todo más rápido, hay menos tiempo. Y a menos tiempo, la lógica se impone.
    Las series que mencionas es verdad que están bien, pero vienen de la cadencia de proyectos aprobados hace ya algunos años. La realidad actual, de un año atrás hasta ahora, marca que los realitys o las series extranjeras (mucho más baratos), comen terreno a marchas forzadas. No tengo ninguna estadística en la que sustentar esto, pero creo que un simple vistazo a la parrilla alimenta esta tesis.
    Independientemente del coste por capítulo asociado a partidas definidas de la producción, lo más curioso de todo, es cómo las cadenas trasforman este déficit económico en una exposición distinta de contenidos; los proyectos deben ser familiares, positivos, espíritu de superación, etc. Te damos, espectador, lo que necesitas en estos momentos… Una lucha moral de la crisis desde la ficción (o eso creen entender como fórmula). Una orientación que, empezaba a estar perdida con algunas producciones, antes por motivos de asociación de conceptos y ahora vuelve a enlazarse por una dificultad socio-económica.
    A veces nos ponemos muy tremendos mirando hacia otro lado, cuando quizá no queda más remedio que mirar hacia las matemáticas. Si algo no cuadra, no cuadra. Si se paga mucho menos por publicidad es lógico que los presupuestos vayan a la baja. También es lógico pues las repercusiones a nivel de producción que afecten a los argumentos. Pero el tema de condicionar los contenidos ideológicamente es lo que yo no veo demasiado. Parece ser que, a mayores dificultades, el planteamiento por parte de las cadenas es atar bien en corto.

    Enlazando con todo esto te planteo mi duda:
    ¿No es precisamente el peor momento para la posibilidad del Showrunner? Independientemente de imposiciones ¿Crees que esta posibilidad se valora positivamente en estos momentos y que va camino de ser una tendencia? (En España, claro)

    PD: Yo tampoco había oído lo de “Tómate tus placeres en serio”. Es simplemente genial.

    1. Estoy en términos generales de acuerdo con tu análisis. Y en cuanto a la pregunta que planteas, mi respuesta es un rotundo no. Por abreviar: la figura del productor ejecutivo abarata costes. Es una de las virtudes del modelo, poder aprovechar al máximo los recursos desde la concepción del proyecto.

  6. “Es la industria que tenemos y que hay que potenciar al máximo.” Eso. Para pegar con otro post-it al lado del otro.

  7. Dices: “La vida de un guionista de televisión en 24 gifs” es otra reciente (muestra de ombliguismo) ¿Qué nos pasa, doctor? Nos pasa que padecemos un agudísimo síndrome de ensimismamiento”.

    No estoy de acuerdo. Porque lo que se hace en ese post es adoptar un género (de comedia) para analizar muchas situaciones que hemos vivido como guionistas. Y se hace con humor. Y con género, insisto. Algo muy propio de un buen guionista.

    Creo que, en el fondo, lo que dices no lo veo muy diferente (y es complementario) de lo que dicen esos posts de Natxo y Carlos que citas. Porque expones situaciones tan reales y evidentes como ellos en lo que se refiere al mercado en el que trabajamos y que bien reseña aquí Ángela Armero: (http://www.eldiario.es/previously/Marca-Espana-series_6_109949014.html) y el efecto que causan en nosotros. Sólo que cada uno de vosotros tres lo expresáis de distinta manera.

    Por otra parte, te felicito por lo bien que está escrito este post. Y por la dosis de realidad que aportas… Además de por la frase de Eames y lo de estar preparado y mejorar todo lo que te toca trabajar sin darte por vencido. Lo comparto plenamente.

    Otras cosas, no tanto.

    1. Ya he dicho que ambas entradas, la de Carlos y la de Natxo, me parecían brillantes. Y luego en los comentarios lo he reiterado: mientras se haga con ironía y distancia me parece una práctica sana. Sigue pareciéndome exagerado, no obstante, el nivel de “autoconsciencia” de los guionistas, pero vamos, que no es más que una anécdota.

      El post de Ángela Armero lo recomendé ayer en twitter; me parece un excelente resumen del estado de las cosas.

      La disparidad de opiniones siempre es buena, ¿no?, y seguro que obedece a las diferentes experiencias que cada uno acumulamos en este oficio. Es importante compartirlas para contrastarlas y sacar conclusiones más generales. Por eso te agradezco también tu comentario, Javier. Un abrazo.

  8. aspiranteaperiodista

    La Tía Matilde o la Señora de Cuenca si ya tienen un canal o varios porqué los otros canales (Neox y cía) no hacen series para los Sobrinos y los Nietos? Nunca entenderé esto! Y no es vuestra culpa faltaría más!
    Suscribo lo de Carrero Blanco y sumo Gran Hotel, Gran Reserva, Tarancón e Isabel y por supuesto Crematrio pero juega en otra Liga por decirlo así.

    Saludos aprendo mogollón leyendo este blog!

  9. Estimado Nacho. Tu post es tremendamente descriptivo a la vez que esperanzador. Siempre me pregunto donde está esa delgada linea que hace caer un proyecto en tierra esteril o en tierra fertil. Nunca la encuentro y cuando creo hacerlo, no es más que el cordón umbilical que te conecta a la espera. La espera de esa respuesta muda en muchos casos. La del “Es interesante, estamos en contacto” o “En estos momentos no es lo que buscamos” para ver a los pocos meses algo muy parecido en la misma cadena a lo que uno planteó en su día.
    Hablando con un muy buen amigo en común que tenemos, para el que he tenido el gusto de escribir varias veces y aun sigo haciéndolo, me dejó ver la frustración de quien lo ha intentado todo para levantar un proyecto y no lo consiguió. Alguien descomunalmente válido, trabajador, profesional y capaz de sacar un proyecto con criterio y decisión que no ha sido escuchado allí donde fuere a contar las divinidades de un proyecto. La tía Matilde, es ese personaje al que todos vestimos mientras pensamos que lo hacemos sobre los firmes glúteos de las modelos de Victoria´s secret. Seguiremos soñando y esperando esa conjunción de planetas sin olvidar que la pasión es el motor. Sólo es cuestión de cientos de casualidades encontrar la llave del coche.
    El que inventó le kleenex triunfó con una sola idea. Nosotros tenemos que encadenar cientos de ellas en un guión.
    Voy a ver si atino.
    O invento un nuevo kleenex.
    Un abrazo y un placer leerte.

    1. Hace unos años tuve la suerte de compartir mesa con David Peoples (Blade Runner, Sin Perdón…) y Alvin Sargent (Luna de Papel, Gente Corriente…). Les escuché hablar durante mucho rato de guiones maravillosos que habían escrito y nunca se habían llegado a hacer. Cuando les pregunté de qué porcentaje aproximado de todo lo que habían escrito podíamos estar hablando los dos se echaron a reír. A carcajadas. La carrera de cualquier guionista (de los geniales también) está llena de proyectos abortados en distintas fases de su desarrollo. Los guiones que acaban realizándose son la excepción. Es consustancial al oficio. No tiene sentido lamentarse por eso. Hay que asumirlo. Mi consejo es que nos olvidemos de los kleenex y nos centremos en los post-its, que es un invento mucho más útil. Parafraseando esa frase tan cursi de Tagore: “No llores porque no vendes tus guiones, porque las lágrimas no te dejarán ver la escaleta.”

  10. No conocía la frase “Tómate tus placeres en serio” pero en cuanto la he leído me he dado cuenta de que son las palabras más importantes con que me he cruzado hace mucho, mucho tiempo. Agradecimiento eterno.

    Por lo demás, de acuerdo en todo. Claro. ¿Cómo no iba a estarlo? Ya sabes…

    1. Sí, la frase de Eames es el koan zen definitivo, Epicuro en vena. Me alegra habértela descubierto, Antonio.

    2. Eames es una gran factoría de frases aplicables, cámbiese “diseño” por “guión”.

      Como éstas:

      ¿Que es diseño? Un plan por colocar elementos de la mejor manera para logra un propósito en particular.

      El diseño depende en gran medida de las limitaciones.

      ¿Quién podría decir que el placer no es útil?

      Aquí hay una de las pocas claves efectivas del problema de diseño: la habilidad del diseñador de reconocer tantas limitaciones como sea posible, su deseo y entusiasmo por trabajar con estas limitaciones, las limitaciones de costo, tamaño, resistencia, equilibrio, superficie, tiempo, etc. ; cada problema tiene su propia lista particular.

      En el IED Madrid organizamos en su día una muestra de sobre Charles & Ray Eames y destilan sabiduría. Sus diseños y sus frases.

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