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ANÁLISIS DE PELÍCULAS: LA ISLA MÍNIMA

por Pablo Bartolomé.

“La Isla Mínima” es una película de 2014 dirigida por Alberto Rodríguez, quien también firma el guión junto a Rafael Cobos. Recibió diez premios Goya, entre ellos Mejor Guión Original, Mejor Dirección y Mejor Película.

Un fotograma de La Isla minima

La película transcurre en 1980, en plena transición, en un pequeño pueblo andaluz cerca de las marismas del Guadalquivir, donde han desaparecido dos chicas adolescentes. Para resolver el caso, envían desde Madrid a dos detectives: Juan (Javier Gutiérrez) y Pedro (Raúl Arévalo). Pronto descubrirán que las chicas han sido asesinadas y están relacionadas con otras desapariciones, todas siguiendo el mismo patrón. 

La investigación de los dos policías revela un ecosistema basado en el silencio, donde se sustentan las estructuras de poder del pueblo.

Los personajes principales, los dos detectives, son motor de la narración y quienes soportan el peso de la trama, por lo tanto protagonistas. Aunque en mi opinión, es Pedro (Raúl Arévalo) quien lleva el peso de la tesis sobre la que trabaja la película. Hacia el final del metraje, es con él con quien acaba empatizando el espectador.

Aun así, ambos comienzan compartiendo objetivo: encontrar a las niñas y resolver el caso, motivados ambos porque entienden, cuando el caso empieza a crecer, que es su oportunidad para enmendar su posición con respecto a sus superiores y volver a Madrid, ya que ambos han sido enviados allí como castigo de ciertos comportamientos comprometidos (cada uno por motivos distintos, es más, se podría decir que antagónicos).

Para revolver el caso no existe un antagonista definido, corpóreo, de hecho ese es uno de los temas de la película (que desarrollaré más adelante). Solo al final sabremos quién es el culpable o el autor intelectual de la trama, pero este no ha actuado como antagonista porque no ha hecho nada que como espectadores veamos, para impedir la investigación. Hasta ese momento, más que antagonistas, Pedro y Juan lo que se van encontrando son obstáculos -el mismo entorno, los habitantes del pueblo, el juez Andrade (Juan Carlos Villanueva)- que impiden a nuestros personajes revolver el caso.

Esos obstáculos son, según yo lo veo, oponentes metafóricos para los dos policías, pero esto no responde a una lógica común, no actúan como entes organizados, sino más bien son una representación estratificada de una sociedad española en la que se pone el foco y se analiza en la película. Es decir, todos esos elementos son la traducción narrativa de un ecosistema sobre el que se sostiene un contrato social demasiado delicado y que con la entrada de nuestros protagonistas, se tambalea y hace lo posible por perpetuarse.

Pese a todo esto, es una película bastante más sencilla, a nivel estructural, de lo que puede parecer en un primer visionado. Es cierto que se complica hacia el final pero en la mayoría del metraje responde a un esquema más o menos clásico:

La historia se detona con la llegada de los policías.

  • Tiene un primer giro, cuando se descubre que las chicas están muertas y que hay más desapariciones.
  • Un punto medio, en el que los detectives dan con los supuestos implicados y empiezan a asumir la magnitud que puede tener el caso.
  • Un segundo giro, cuando descubren que el autor “intelectual” es el hombre del sombrero, Don Alfonso, pero que el Juez Andrade les impide detener.
  • Y un final o epílogo, en el que se “resuelve” el caso de aquella manera. Una manera en la que todos (protagonistas y antagonistas) están contentos.

Es cierto que cuando se estrenó la película hubo un cierto “run run” en relación al final de la película. Parece que la manera de cerrar la trama no generó una gran acogida, puesto que parecía no quedar resuelto el caso. Incluso la gente seguía debatiendo a posteriori, generando teorías sobre los posibles implicados en los asesinatos. Pero voy a intentar analizar y explicar por qué, para mí, esos debates son estériles.

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Creo que la trama de la película se resuelve de esta manera:

Las chicas eran seducidas por Quini (Jesús Castro) que las llevaba hasta la casa de campo. Allí, Don Alfonso (Alberto Gónzalez) les hacía fotos teniendo relaciones (consentidas o no). Las chicas eran amenazadas con publicar las fotos si contaban algo de lo ocurrido. Esto actuaba como detonante para que las chicas quisieran huir del pueblo. Ante esta situación, el guardés (Manuel Salas) se aprovechaba para hacer creer a las chicas que les podía conseguir un trabajo fuera de allí. Con este pretexto las secuestraba, las torturaba y finalmente las asesinaba.   

Todo esto es algo que se deduce de la película, que los personajes señalan y resuelven. Pero es algo que quizá intencionadamente no se subraya porque, en mi opinión, la intención de la película no es tanto construir un whodunit, sino una reflexión o análisis político de un contexto social concreto.

Según la lógica planteada más arriba, los crímenes no eran consecuencia de una sola mente, sino de una concatenación de sucesos que desembocaban en tragedia. Todos estaban al corriente de lo que ocurría, pero nadie hablaba porque sabían que era lo que había que hacer si querían seguir disfrutando de ese “juego” de poder con respecto a las chicas.

No obstante, sí que había un “autor intelectual” de los crímenes, aquel que provocaba que todo ocurriese. Este es Don Alfonso, el hombre del sombrero.


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Cuando los protagonistas descubren esto e intentan detenerle, se encuentran con que el Juez Andrade se lo impide. Don Alfonso es alguien importante y mucho más en ese momento, con una huelga de jornaleros y una situación de escasez agrícola. No, Don Alfonso es intocable, no se le puede detener.

Cuando Juan y Pedro detienen a Sebastian, el guardés, el Juez le carga con los crímenes y compra el silencio de los policías con el reconocimiento público por haber cerrado el caso y devolviéndoles sus antiguos puestos en Madrid. 

Tenemos por tanto a una población civil que mira para otro lado ante los crímenes de Don Alfonso. A una institución local que protege al terrateniente con tal de mantener el orden social establecido. También tenemos a los dos protagonistas que acatan las órdenes del Juez, asumiendo la impunidad de Don Alfonso y que lejos de oponerse a ella, se benefician. Esto es fundamental para la historia, porque pone de manifiesto una gran construcción de los dos personajes protagonistas. Ambos están escritos de manera especifica para la trama y viceversa.

No solo eso, la definición de cada uno de los dos personajes protagonistas permiten hacer una traducción que trasciende a la película: Juan es un policía que perteneció la antigua Brigada político-social, es decir, un personaje que pertenece a la vieja España. Pedro, por su parte, es un joven progresista que ha entrado en la policía con la llegada de la democracia y que reclama la limpieza y democratización del cuerpo.

Por lo tanto, una representación de la nueva España. Siendo así, ese momento en que ambos policías acatan las órdenes del Juez Andrade, dejando a Don Alfonso impune, se puede entender como metáfora de una sociedad que se encontraba en un proceso de transición construido sobre la impunidad de una sociedad criminal y opresora, una vieja España que agoniza pero que no acaba de morir (recordemos ese estado insalubre de Juan durante todo el metraje, que parece anticipar una muerte que no acaba de llegar) y sobre la aceptación y silencio comprado de una nueva sociedad emergente y progresista. Una nueva España que se veía a sí misma en los ojos de la vieja España que quería derrocar. La parte por el todo.

Es cierto que la película ha manejado ese simbolismo durante todo el metraje -¿son los pájaros que se presentan ante Juan en sus momentos más críticos como señal de que ha llegado la hora de irse, de emigrar, una analogía del simbolismo franquista?-, pero creo que esto no se revela hasta el final -el último diálogo de la película es de Juan hacia Pedro: “¿Todo en orden?”, una expresión que certifica aún más si cabe, ese pacto tácito de las dos Españas-. Solo entonces se entiende que el motivo de esta película nace de intentar trasladar esta tesis y no tanto de un juego de enigma sobre el auténtico asesino.

Por eso creo que generó tantas dudas cuando se estrenó. Parte de esa “resistencia” a aceptar el final planteado puede venir porque desde mi punto de vista se rompe el pacto que establece la película con el espectador. Cuando la tesis toma el control de la película se olvida por completo de la resolución de la trama.

Quiero decir, durante el primer y segundo acto, la película sí que sigue un esquema clásico de cine policiaco o de investigación con un enigma. Un esquema que el espectador conoce y le es cómodo. La película le permite “jugar” a ser él el detective. Cuando llegamos al tercer acto, con las cartas ya sobre la mesa, la película cambia ese lenguaje, hasta ahora más narrativo basado en la peripecia y se empieza a mover en un terreno más reflexivo. El espectador ya no puede anticiparse a nada, ya no puede participar. Se le han cambiado las reglas del juego de golpe y eso genera confusión.

Espero no haber sido muy obtuso. Creo que la película funciona y es coherente. Si el único problema que se le puede acusar es que ha generado debate, pues qué suerte. Ojalá siempre haya películas que nos permitan debatir o hacer post como estos.

 

3 comentarios en «ANÁLISIS DE PELÍCULAS: LA ISLA MÍNIMA»

  1. Estoy bastante conforme con el analisis, Pablo, pero justo con lo que no estoy conforme es la idea de que “las dos Españas se han dado la mano”…que tu identificas con razón como la tesis de la peli.

    Tal vez es por guiri, pero yo no veo eso en España hoy en día…esa idea se esfumó justo con las bombas de Atocha y todo lo que ha hecho el PP desde entonces…

    Ni en que la pelicula hace más que incidir levamente en el momento histórico de España, como tu sostienes. No creo que la peli llegue muy lejos en ese propósito, sino que se queda con la investigación de un crimen y poco más, todo bien hecho y con una localizacion y un ambiente sobretodo muy conseguido la verdad, amén a dos actores de mucho nivel.

    Pero es una oportunidad desperdiciada a mi juicio, y la peli me sabe a menos puesto que ofrecia una oportunidad en ese aspecto muy interesante..

    Es decir, para mi, “La Isla Mínima”, que esta muy bien dirigida, con gran pulso por Alberto Rodriguez, es otra peli española que perpetua el mito de la gloriosa Transición del 77. Es una pelicula conformista y conservadora en el fondo que no cuestiona aquello.

    No entiendo el conformismo del cineastas españoles con la asi llamada Transición, que apenas nadie ha cuestionado en el cine aqui. Es realmente llamativo, parece que el cine español está conforme con el discurso oficial; no asi el teatro, no asi la literatura, no asi sociologos, historiadores y periodistas.

    Y eso me genera muchas dudas – he hablado aqui de mis sospechas de una censura de facto, no oficial, pero que no deja de ser real por ello, con “razones comerciales” en la mano, no ya un pamfleto político – porque el cine, cierto tipo de cine, está llamado a ser provocativo o crítico y a cuestionar la narrativa oficial, sobre todo en un pais como España con el pasado que tiene. Y eso no deja de ofrecer un ganche “comercial” además.

    En Alemania se rueda “La Vida de los Demás”, y en Polonia se rueda “Ida”, dos pelis de mucho éxito y bastante buenas ambas.

    Las mismas historias se podrían rodar en España, y nadie las rueda. ¿Por que?

  2. Bueno, veo en la entrevista con Rafa Cobos que citas Pablo que habla de otro guion suyo (“1977”) de hace años que no se podía rodar, y de una “conotación temática” entre aquello y “La Isla Mínima”.

    Y eso es lo que llega a ser, una conotación temática, pero poco más. Y es una gran pena, porque sacar más de ese trasfondo, aquella realidad politica-social, y como afecta a los dos policias y condiciona su relación, es la diferencia entre una buena peli, como es “La Isla Mínima” y algo muy superior o mucho más trascendental en todo caso; algo que pretende decir más.

    Pero supongo que Cobos y Rodriguez, al saber como está el patio con las teles, habrán optado por bajar ese aspecto de la historia para subir la trama policiaca. No lo sé, pero me lo imagino.

    La Ley de las Teles es un desastre para el cine epsañol, está todo atado y bien atado, llega a ser una especie de censura. Estamos en un momento politico / social / ético – por el tema del cambio climático o los refugiados, por decir algo – de enorme envergadura, y el cine español “oficial” – es decir, el que se rueda con el apoyo de las teles – no ha formualdo en todos estos largos años de la crisis ni una sola respuesta al nivel de las circunstancias….

    Hay una especie de censura de facto en el cine español, es obvio…menos mal por el Nuevo Cine Español que está saliendo estos ultimos años, sin la tutela de las teles, claro…

    Es que ir contando historias de policias españoles – españoles, ojo; no tiene la misma conotación un policia español que un americano, que tiene el sherrif como antecedente, no Franco y la dictadura – mientras los herederos y sucesores de una Transición fallida, o como mínima incompleta, van robando a todo el pais a diestro y siniesto, pues ya en si supone a mi juicio un cine si no reaccionario, pues conservador, una especie de cine de papá de nuestros tiempos…

    Necesitamos a un Pasolini, a un Fassbinder, a un Godard…alguien que ofrece una crítica radical y sostenida del Poder en España a lo largo de varias películas. No tenemos ni un solo director ha podido hacer eso, que hay alguno por alli que lo podría hacer, no me cabe duda…

  3. Por cierto, y cómo último, está bien que se hace analises de pelis, estoy de acuerdo contigo y Sergio, pero no solo de la técnica de guion, hablemos también, por favor, de lo que cuenten los guiones, lo que pretenden decir. La técnica es lo de menos….

    Es como cuando le preguntaron a Rossellini por “planos bonitos”.

    “Planos bonitos, planos bonitos, ¡claro que planos bonitos!”, decía Rossellini……”lo mínimo que se puede esperar a un cineasta es que ruede planos bonitos. Pero eso no es suficiente…”

    Pues estoy con Rossellini. Lo mínimo que se puede esperar de un guionista es que escriba un guion bien estrcuturado, pero eso no es suficiente… ¿Que es lo que esta contando? lo es mucho más, y de eso no se habla, ni en cursos de guion ni por ningún lado…

Los comentarios están cerrados.

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