por Ángela Armero
A lo largo de mi vida profesional he leído guiones profesionalmente, he formado parte de jurados de cortos, he valorado proyectos de películas y después de haber pasado por el misterioso otro lado de los sobres marrones de los que hablé aquí, creo que debo escribir algo sobre la experiencia de juzgar material ajeno y especialmente sobre lo que no se debe hacer.
Hace muchos años, cuando se fumaba en los bares y quizá todavía se pagaba en pesetas, yo leía guiones para una productora. Eran tiempos mejores para el audiovisual y dicha empresa nos preparaba a los lectores paquetes de guiones, de cine, de televisión, sinopsis, tratamientos… y cuando uno los leía, emitía su facturita e iba a por más, como un maná maravilloso que nunca cesaba.
Sigo sin saber si es adecuado o no que una persona que aún no ha terminado siquiera sus estudios (como lo era yo entonces) determine la calidad de un guión escrito por un profesional. Daría para otro post, pero el caso es que allí estaba yo. En aquella época ya me molestaba (sin tener ni idea) lo mismo que me molesta ahora.
Lo más excéntrico que recuerdo de aquella época es un proyecto absurdo sin ningún tipo de formato que vino con un curioso añadido a lápiz: amenazas de muerte al productor ejecutivo de la empresa si no compraba el guión.
Sin ser tan extremos hay fallos más frecuentes que juegan a la contra de cualquier proyecto. No por obvios dejan de repetirse continuamente.
CUIDA TU ORTOGRAFÍA Y TU SINTAXIS. Un profesional -y más si es un escritor- desconfiará legítimamente de alguien que no sepa escribir sin cometer errores ortográficos. Si uno no sabe escribir sin faltas es mejor invertir en un corrector.
MUERTE A LAS ERRATAS. Si el autor no tiene tiempo de releer lo que ha escrito con un poco de atención, es probable que el lector tampoco quiera dedicarle ese esfuerzo.
SI TRADUCES UN TEXTO, NO TE DEJES NINGUNA PALABRA EN EL IDIOMA ORIGINAL. Traslada una imagen tan desidiosa que dan ganas de tirarlo por la ventana.
NUMERA LAS PÁGINAS. No es tan difícil.
EL FORMATO. No estamos en Estados Unidos, por tanto no hay obligación de emplear la courier 12 en el formato clavado de 1 página, 1 minuto. Aunque yo lo prefiero, hay formas de hacerlo (Arial, times, tabulados diversos, etc…) que no suponen una diferencia brutal. Pero un guión con los diálogos a espacio y medio o doble espacio que ocupa doscientas páginas de forma completamente irreal acaba con la paciencia de cualquiera. Quizá no de los lectores, porque cobran por hacerlo, pero sí de los productores, gente generalmente ocupada y que de un simple vistazo saben qué guiones merece la pena leer y cuáles son una pérdida de tiempo.
TEN UN POCO DE SENTIDO ESTÉTICO. Un proyecto bien maquetado y atractivo está diciendo “léeme”. Unos folios mal escaneados con letras desvaídas susurra “arrástrame a la papelera, nadie lo notará”.
NO SEAS FANTASMA. Por increíble que parezca, he leído proyectos de gente completamente amateur que afirmaban tener a Alejandro Amenábar dispuesto a dirigir su película y a Nicole Kidman para interpretar el personaje principal. Sin llegar a ser tan sumamente fantasma, es mejor no mentir ni exagerar sobre los compromisos o logros del proyecto. Las cartas de interés de intérpretes fechadas hace cinco años, cartas de compromiso de empresas sin firmas ni sellos tampoco dan buena imagen. Hoy en día es facílisimo detectar las ínfulas y las trolas. Casi todo está a un clic de Google.
NO HAGAS CURRICULUMS ABRUMADORES NI DES EXPLICACIONES. Dedicar líneas a absurdeces del porte “ha escrito muchos guiones pero no se han financiado por la coyuntura económica” o “es un experto guionista” sin tener una sola entrada en el imdb empeoran aún más nuestra imagen. Es mejor ir con la verdad, siempre.
SINOPSIS. Pensamiento lógico: si no sabe redactar una sinopsis, no sabrá escribir un guión.
LA MEMORIA. La memoria es un documento donde se consignan las intenciones de la obra, donde productor y director tienen la ocasión de expresar qué quieren contar. Yo le doy mucho valor porque es la forma de saber si un director o un guionista han pensado no solo en la historia, no solo en qué actores o equipo técnico querrían, sino que han ido más allá, en su proyecto como un todo orgánico. La memoria frecuentemente es el alma del proyecto, y nadie quiere premiar a una persona que no ha pensado con detenimiento en lo que quiere hacer. Por lo tanto, una memoria fallida, de esas en las que no se explica qué se tiene entre manos, y solo se cuenta el currículum de forma pomposa, es otra causa para desconfiar de un proyecto.
Sí, lo sé, presentar proyectos no es fácil. Como si no fuera suficientemente difícil escribir una historia de forma que el lector quiera saber lo que sucede a continuación encima hay que cuidar el aspecto formal para que no tire nuestra preciada historia a la basura (o por la ventana, que me parece mucho más cinematográfico.)
Conseguir que un proyecto tenga un aspecto atractivo y profesional es mucho más sencillo que escribir un buen guión. Pero si no cuidas lo primero, es muy probable que ahuyentes a tus posibles lectores. Creo que merece la pena.
A mí lo más absurdo de todo esto me parece que un guionista tenga que “decidir” qué equipo técnico quiere…
Luego de adjuntar currículum si en tu vida has escrito nada… ya no te quiero ni contar. Una manera sutil de decir: ni de coña pierdo mi tiempo con tu guión.
Me sorprende esa importancia que se se le da a la Memoria, que había dejado de añadir a mis proyectos para cortos, más que nada porque me parecía que tal tocho no se lo leía nadie, por una razón fundamental, porque de los que leí, muy pocos coinciden sus intenciones con lo que luego se manifiesta en el guion. Son esas emociones que a cualquiera nos gustaría transmitir, pero tan difíciles de lograr.
Por otra parte, he recibido críticas de lectores-analistas que me hacen sospechar que es muy difícil la visualización de la historia, tanto como hacer un montaje previo. Por ejemplo, cuando se ha descrito un plano de cortísima duración, que aparentemente interrumpe la continuidad de la acción, y del que, por parte del lector, no se percibe su impacto emocional, lo cual era mi intención. A sucedido varias veces, y me pregunto si ha sido debido a la acumulación de trabajo, el esfuerzo que debe hacer el lector al pasar de una historia a otra sin haberse dado un paréntisis de “amortización” previo.
Reconozco que las críticas me han hecho mejorar esas escenas con más dramatismo, si es necesario, o más brevedad.
Saludos.
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