por Javier Olivares.
Continuamos hablando de “series que aquí no llegan” (haz clic para leer la primera parte). En esta ocasión nos ceñiremos a algunas de las estrenadas en este mismo año del 2012. Recordar otra vez que pocos lugares mejores para informarse de estos temas como El receptor de Jonatan Sark (abierto a información de programas de no ficción, informativos, industria… un auténtico pozo de sabiduría).
WHITE HEAT (BBC 2)
Si hay una palabra que define a la perfección White Heat es “emocionante”. Creada por Paula Milne (una veterana de 65 años con una fuerza que más quisieran muchos jóvenes) narra en 6 capítulos la vida, amores y desencuentros de siete personajes desde los años 60 hasta el nuevo siglo. En realidad, pese al paso del tiempo, la serie tiene el halo y la pasión de una década, la de los 60, que fue especialmente apasionante en el Reino Unido. Por ella pasan Wilson, Thatcher, la cultura de las drogas, el amor libre (o no tanto), el feminismo, la ideología política… como paisaje inigualable que se cruza con las emociones de los personajes.
Como decía en un texto que me envió al ver la serie mi compañera de oficio (y además amiga) Mireia Llinas: “Cada vez estoy más convencida que la emoción se activa con el contraste. Sea cual sea la emoción, rabia, odio, alegría, llanto. Un hombre que postula un discurso de camaradería e igualdad abandona a su amigo cuando éste es detenido por haberle ayudado (a pesar de no merecerlo). Un hombre que siempre ha querido una familia descubre que su mujer no puede tener hijos y se muestra fuerte y positivo para hacerla feliz… Un hombre que siempre ha evitado la violencia provoca una pelea cuando descubre que el hijo que espera su mujer no es suyo. Un padre que siempre está enfrentado con su hijo y viceversa acaba confesándole, en el momento más duro por el que pasa el hijo, que de niño siempre le esperaba en la puerta de casa y que después fue él quien lo ha esperado toda la vida. Un egoísta infantil, que se pasa cuatro capítulos humillando a la mujer con la que se acuesta y defendiendo una moral que se salta cada dos por tres, acaba dándose cuenta que por culpa de eso ha defraudado y en unos casos perdido a todos los que le han querido… Hay otro modo de llamarlo, arcos”… Brillante análisis. Sí, son arcos dramáticos. Y son magníficos, como la realización (magnífica fotografía y mezcla de imágenes documentales con grabadas de nuevo cuño) y sus diálogos, justos en sus palabras y exactos en sus silencios. Hablan de una cultura de otra época sin hacerlo didácticamente. Si la conoces, accedes a un doble nivel de información. Si no, la intuyes, te empapas de ella a través de unos personajes conmovedores. Emociones de siempre, pero ficción moderna y sin concesiones. Adulta.
No lloro casi nunca viendo series. Aquí, no pude evitarlo.
THE HOLLOW CROWN (BBC 2)
Como bien escribió el maestro Marcos Ordóñez, The Hollow Crown es una lección de cómo hacer televisión. Incluida dentro de la Olimpiada Cultural (porque para los británicos la televisión es eso: cultura… y si no comprobar cómo venden lo que ellos llaman Original British Drama), se le encargó la producción del conjunto de la serie (cuatro capítulos, basados, cómo no en obras de Shakespeare) a Sam Mendes. Y éste, como explica Ordóñez, debió pensar: “Haremos la Henriada: Ricardo II, las dos partes de Enrique IV y Enrique V… Y de paso, que vean los chavales de dónde sale Juego de Tronos”. Y lo hace con la categoría habitual de la BBC cuando trata de estos asuntos. Y lo hace, mezclando directores (un veterano, dos jóvenes), pero unificando un estilo (cosa de la que tenemos que aprender mucho aquí). Y con unos actores de la talla de Ben Wishaw (el apasionado joven periodista de The Hour), Rory Kinnear, Patric Stewart, Jeremy Irons, John Hurt, Geraldine Chaplin, Lambert Wilson…
Una vez más, alto nivel de producción. Pero por encima de eso, un nivel de adaptación del lenguaje perfecto y una dramaturgia impecable. Ya sabíamos que estas cosas los ingleses las hacen de maravilla. Lo que nos admira es que, además, se superan. Lo que me provoca una envidia eterna es el orgullo con que tratan su literatura, su cultura, su televisión. Especialmente recomendable para el ministro Wert, su antecesora González Sinde y el/la que le sustituya. Iba a decir que ojalá sea pronto, pero visto lo visto este es un tema en el que siempre hay tendencia a empeorar.
MOONE BOY (SKY 1)
Sigamos con la envidia cochina. Mientras aquí hacemos sitcoms de 50 y 70 minutos , los ingleses y americanos siguen en su 20 o 25 minutos. Mientras nosotros alargamos a 70 minutos (o más) un capítulo de una serie de primetime, los canales generalistas en los EEUU siguen en sus 40 minutos. Y los ingleses (y los daneses y suecos, no nos olvidemos de ellos) se estiran como mucho hasta los 50/60. HBO y canales de cable USA siguen la senda británica, pero con una diferencia: alargan la duración de sus series en mínimo 10 o 13 capítulos. Los ingleses van más lejos. Pueden hacer, como en Sherlock, 3 capítulos (que, eso sí, ahí alargan a los 90 minutos), de 4, de 5 o de 6 como mucho (no hablo de series de mediodía como Coronation Street, The Street…). La que más capítulos tiene es Doctor Who que puede llegar a más de diez… pero dividiendo la temporada en dos más un especial de navidad. De esta manera, dan prioridad a la historia, a la narración… Olvidando trucos para alargarla en demasía (algo que, me digan lo que me digan, genera segundas temporadas tan desiguales como la de Homeland, excelente en su primera).
Con Moone Boy, Sky va más lejos (como con Miranda): mantienen los 20 minutos… pero con sólo 6 capítulos por temporada. Deliciosos todos ellos. Para definirla, citaré a Jonatan Sark en su artículo Deathmatchizando novedades pilotales septembrinas: ”Enorme. Grandísima. No sólo la mejor serie del mes, también una de las series del año. Chris O’Dowd crea esta serie, junto a Nick Vincent Murphy, a partir de su participación en el espacio de cortos humorísticos navideños Little Crackers en la que adaptaba un recuerdo de su niñez. En esta nueva serie el componente memorialístico sigue presente, pero aunque haya ecos de Aquellos maravillosos años no será la nostalgia lo que haga funcionar a la serie sino el humor, las aventuras del pequeño Martin Moone, su familia, sus amigos, en la Irlanda de finales de los ochenta, sus aventuras acompañado de su amigo imaginario Sean —efectivamente, este es el personaje interpretado por O’Dowd— van más allá mostrándonos toda la vida del pueblo, y permitiéndose un surrealismo ligero pero contundente. ¡¡¡Por series como esta merece la pena verse todos los pilotos del mundo!!!”. Opino lo mismo.
O´Dowd es el actor de Los informáticos (The IT Crowd), FM o The Crimson Petal and the White. Y, además de buen actor, un excelente inspirador de series.
Más citas: Pablo Olivares en su Tvc 15 Canal de Tv dice de Moone Boy que “el momento del pub de amigos imaginarios en paro del capítulo 4 es uno de los momentos estelares del año televisivo”. También opino lo mismo.
LINE OF DUTY (BBC 2)
Uno de los mejores arranques de serie de los últimos años, que sirve de teaser del capítulo 1 y, además, para mostrarnos de dónde viene el protagonista.
Line of Duty narra la investigación del departamento de asuntos internos en torno a un comisario de policía… que acaba de ser nombrado policía del año. Dudan de sus estadísticas, de cómo cierra los casos, de mínimas corrupciones, cuando en realidad ignoran el drama en el que el investigado se está metiendo. Un drama que supera con mucho lo que se imaginan y que lo pone en manos de una mafia organizada.
Tan dura y tan amarga es la historia que se nos narra en estos cinco capítulos que Scotland Yard, siempre tan solícita con la BBC, se negó a prestarles colaboración alguna. Su autor es Jed Mercurio, también novelista de prestigio.
Dos detalles. Uno: es reconfortante ver una serie que no echa mano en absoluto (pudiéndolo hacer) de la vida familiar de sus personajes, salvo en un delicado clip final. Hay una excepción, la vida del policía investigado… Pero porque tiene que ver directamente con la trama principal y con la autodestrucción del personaje.
El segundo detalle trata sobre los actores-niños en las series británicas. Aparte de excelentes (y más que eso si cabe, luego volveremos sobre ello en Hit & Miss), se les somete a unas tramas y a una situaciones que en España impediría la ley de protección del menor. Menos mal que dicha ley no es universal ni retroactiva. Si así fuera, jamás se hubiera podido filmar nada basado en las novelas de Dickens.
GOOD COP (BBC 1)
Aquí tengo sentimientos contrapuestos. Porque si bien los primeros capítulos de Good Cop me parecen magníficos, el final (y sobre todo su último y cuarto capítulo) va bajando de nivel por momentos.
A su favor, una interpretación magistral de Stephen Graham y de su principal protagonista, Warren Brown (Luther, Accused, Occupation…), una más que correcta realización y un arranque notable.
Good Cop narra la historia de un policía que ve (sin poder impedirlo), a apenas dos metros de la escena, cómo asesinan de una salvaje paliza a su compañero. A partir de aquí se irá vengando de los asesinos mientras ve cómo se resquebraja su vida privada…. Y sus principios.
Sin duda, el principal alieciente de esta serie es el análisis de la moral, de lo que es ser buen policía o no serlo, del concepto de justicia y de lo fácil que es hoy en día escaparse de ella por parte de quienes cometen los delitos… junto a dejar al espectador la posibilidad de tomar partido por unas actitudes u otras, sin indicarle el camino.
Como anécdota, decir que el último capítulo de esta serie semanal se pospuso casi un mes porque la BBC la retiró de la parrilla tras el asesinato de dos policías en las calles de Londres. ¿Tal vez influyera esto en el fallido montaje del final de la serie? A esto sólo podrá respondernos Stephen Butchard, su creador (autor también de la muy interesante House of Saddam y… Falcón).
Por último, excelentes tramas secundarias (o menos que eso) que realizan un contraste de la dura vida diaria de un policía que patrulla la calle. Su labor de hacer el bien y, a veces (en la trama principal) verse superado por el mal.
HIT & MISS (SKY ATLANTIC)
Una de las series del año. Algo previsible siendo una creación del gran Paul Abbott, guionista de excelentes series como Coronation Street, Cracker… y creador de obras maestras como State of Play, Exile o Shameless (por favor, nunca ver la versión USA antes de la original inglesa).
Ya en Exile ejerció de productor ejecutivo dejando el guión a otros. Aquí (ya con su productora de formatos AbbottVision), hace lo mismo y los guiones son de Sean Conway, pero su estilo y su calidad es tan reconocible como magistral. Reconozco que si me preguntaran cuál es mi guionista preferido, sin duda diría su nombre (del mismo modo que si me preguntaran por un productor ejecutivo, nombraría a Tom Fontana).
¿Cuáles son las características de la “marca Abbott”? Pasión en cada diálogo, inteligencia, implicación, capaz de mezclar drama sin olvidar ternura o ironía… Es capaz de sacar una sonrisa en los momentos más trágicos… O sencillamente hacer que te despeñes con él en ellos… Paul Abbott es alguien que vuelca sus sentimientos y vivencias, sus recuerdos hasta llegar a la carne viva que muestran sus obras. De infancia y juventud difícil (Shameless tiene mucho de autobiográfica, cuando escribía en Coronation Street su vida estaba marcada por el alzheimer de su abuela… como en Exile), plantea temas muy afines a él, como si cada serie fuera un ejercicio de exorcismo privado e íntimo. Entre esos temas: la relación paterno-filial y la familia como búsqueda de unas señas de identidad perdidas, la búsqueda del amor y los sentimientos como salvadores de las circunstancias más difíciles, la lealtad, la sexualidad…
Hit & Miss cuenta la historia de un transexual que se gana la vida como asesino/a a sueldo que, de repente, recibe la noticia de que es padre (de cuando todavía no se hormonaba para ser definitivamente una mujer) de un hijo de una relación estable que tuvo con una mujer. Y decide volcarse en su nueva familia incluso empleando el dinero que iba a ser destinado a una operación de cambio de sexo. Imagino contando esto a un ejecutivo o productor de nuestra industria audiovisual y me da la risa floja. De hecho, cuando leí, antes de ver la serie, la sinopsis de la misma pensé que a Abbott se le había ido la olla. Y no, no se le ha ido.
Porque ha hecho una serie que es pura poesía. Una serie que muestra cómo el amor, la pasión –ya citada- por definir las propias señas de identidad y por echar raíces en algún sitio pueden ser la mejor medicina para aliviar (aunque sea un poco) la infelicidad, la soledad, la caída por el precipicio. Que muestra que son esas las batallas por las que hay que luchar. Aún a sabiendas de que la guerra está perdida de antemano.
Varias cosas a destacar, empezando por los fallos, que también los tiene. Como por ejemplo, que la historia avanza poco y se hace reiterativa (y un pelín moñas) en sus capítulos finales (5 y 6). Que acaba la serie con un cliffhanger para no ir a ninguna parte: la serie no ha sido renovada. Y que las escenas de boxeo de su protagonista (la gran Chloe Sevigny –Dogville, Boys Don´t Cry…– musa del cine independiente USA) son bastante flojas… lo que no empaña que el resto de su interpretación sea brillante. Como la de los niños que salen en la serie, especialmente Jorden Bennie, su hijo en la ficción, la mejor interpretación infantil que he visto en mi vida). Bueno, la de todos. Porque quitando esos fallos, los aciertos son tan grandes que, en su conjunto, hacen de Hit & Miss, por los riesgos asumidos, una pequeña obra maestra (una más de Abbott).
Porque contar una historia como ésta (y dejar claras sus premisas en unos primeros antológicos cinco minutos) necesita de valor y pasión. Y aquí sobra. Hay momentos de una violencia (física y moral) que estremecen pero nunca son gratuitos. Hay momentos Blue Velvet. Tiene una fotografía que no sólo es la mejor que he visto jamás en una serie (junto con la de Boss y Broen), sino que además es narrativa y no decorativa. Cada imagen simboliza (y lo hace de manera nada pretenciosa) lo que vas a ver o culmina lo ya visto. Como las mejores fotos de la gran época de la Agencia Magnum. Y, además, cuando le viene en gana, Abbott se permite el lujo de entrar en el terreno de los fantástico (su ex compañera muerta y madre de su hijo a la que sólo ven determinados –y curiosos- personajes). Y lo hace con naturalidad. Como si fuera algo cotidiano.
Son tantas las emociones que regala, que pese a los fallos apuntados, Hit & Miss no puede dejarte impasible cuando la contemplas. Porque Abbott convierte (como en tantas de sus series) a personajes cotidianos, normales, de carne y hueso, en protagonistas de historias ante las que Sísifo vería como un consuelo cargar eternamente con su pedrusco. Nos enseña que en un simple cenicero, puede caber una catástrofe… a la que hay que sobrevivir, por supuesto.
SECRET STATE (CHANNEL FOUR)
Sólo he visto dos de sus cuatro capítulos, pero por tema y guión, he decidido incluirla en esta selección.
Secret State comienza con un accidente en una planta petrolífera de una compañía norteamericana en Inglaterra. En ella mueren 19 personas. Allí se desplaza el vicepresidente de la nación (magnífico el irlandes Gabriel Byrne –In Treatment entre otras muchísimas cosas-, que muestra sin reparos un excelente acento inglés pese a su amplio periplo por el cine y la tv made in Usa) ya que el presidente está precisamente de viaje en los EEUU negociando con dicha compañía. Las elecciones, en las que su partido tiene todas las de perder están a pocas semanas vista… y el presidente muere al explotar su avión (prestado por la compañía) de vuelta a Londres. La forma de asumir la crisis del vicepresidente (de pasado militar con algún elemento turbio) hace que suba su popularidad en las encuestas y supere a los otros posibles candidatos y que incluso gane las elecciones (cosa que se cuenta con tres secuencias y una elipsis entre el primer y el segundo capítulo… y no echamos de menos más detalles).
Ya como presidente, se dará cuenta de que los poderes de las compañías (en este caso petrolíferas) forman uña y carne con la casta política que le rodea. Que vive en un continuo golpe de estado sin necesidad de intervención militar. Que los “amigos” de entidades económicas y comerciales tienen más peso en las decisiones de gobierno que el voto de los ciudadanos y los programas políticos. Agencias de calificación, multinacionales, guerras provocadas por inventos… ¿Suena conocido, verdad?
Hay dos frases que se me han quedado grabadas. Una, en su primer consejo de ministros, cuando uno de ellos le dice: “¿Qué haremos ahora? Porque una cosa es ganar las elecciones y otra es gobernar”. Otra cuando se enfrenta a uno de los ejecutivos de la petrolífera y éste le responde: “Las empresas como la mía pueden comprar su país y trocearlo”, tras amenazarle de llevar sus fábricas a Polonia. Tras decirle que no importa que haya habido un accidente con muertos, porque éstos (y los que han sobrevivido, intoxicados por las sustancias con las que trabajan) han tenido trabajo y sueldo y no pueden aspirar a más.
La serie está basada en la aclamada novela de Chris Mullin (también diputado laborista), A Very British Coup. Visto lo visto, uno deduce dos cosas: 1) que los diputados ingleses (vista su implicación en series como ésta, Yes, Minister o House of Cards) pueden ser igual de inútiles que los nuestros pero tienen una calidad creativa, crítica y cultural muy superior a los que sufrimos aquí (donde incluso hemos tenido una ministra guionista y tiene obras del calibre –y título premonitorio- de Mentiras y gordas). 2) que se agradece que una televisión apueste por tratar un tema tan candente y grave como éste. Por hablar de una democracia que evidentemente no lo es tanto.
Secret State nos habla de una cuestión (la de la moderna teoría de la conspiración, en la que hay un gobierno que verdaderamente manda y que no tiene que ver con lo que votan los ciudadanos… algo que a los europeos aún nos cuesta más entender) que ya han tratado series como Hidden o Blackout en la BBC, pero de manera bastante fallida (sobre todo la segunda: horrible).
Por eso guardo esperanzas de que ésta no me falle. Más esperanzas, sin duda, de las que tengo de que alguna vez se traten estos temas en nuestra ficción.
Un artículo muy interesante. Además de las que mencionas, este año me han gustado The Syndicate, A Touch of Cloth y Les Hommes de l’Ombre (en cuanto a novedades). Las británicas son más o menos sencillas de localizar, pero no he encontrado forma (legal o ilegal) de poder ver series como la danesa Rita (no sé si tú sabrás cómo); y creo que voy a tener que pedir un préstamo para poder comprar el DVD de la 2ª temporada de Rake. En fin… Hay tanto por ver… Un saludo.
Existen otras series además de las producidas en UK?
En la primera parte del post se hablaba en profundidad de dos series danesas y se citaban otros títulos nórdicos.
https://bloguionistas.wordpress.com/2012/11/05/series-que-aqui-no-llegan-i/
Gracias, Sergio. Iba a dcir lo mismo. Y también que en ella se citaban americanas… pero éstas suelen estrenarse aquí. Por eso no las incluyo en los articulos.
Buen post! Me han entrado ganas de ver varias de ellas; la de los 60, la de los polis y la mafia,la de la petrolera y la de Shakespeare!
Felicidades por Isabel me tenéis muy enganchada y cada vez va a más! Deseando ver el Finalazo y la 2aT! Enorme García Millán!
Para cuando adaptaciones a serie de Fuenteovejuna y clásicos de la literatura patria? Molaría tanto!
Gracias por lo que dices de “Isabel”. Sólo decirte que en la segnda temporada no estaré en ella. Ni tampco Pablo Olivares y el resto del equipo. Sobre las adaptaciones, cada cosa a su tiempo. Ahora me pide el cuerpo otras cosas. Un abrazo.
Cuando digo “equipo”, me refiero al equipo de guión. Todo lo demás, sigue tal cual.
Pues es una pena que no sigáis!
“Mucha Mierda” en los siguientes proyectos!
Gracias.
Dios mío! pero, cómo podéis ver tanta serie? Y dónde por cierto? qué hay qué hacer para tener acceso a todas esas series..???? Se compran? internet? satélite, piratas? dónde!!!
Excelente cada review… ¡Las ví todas! Y por supuesto la mayoría me encantaron ya que soy fan incondicional de este tipo de series y miniseries. Las que no pude soportar por más que me esforcé fueron Hollow Crown y Moone Boy. Con Secret State me pasó que no entendí el final ¿?; o me estoy volviendo muy tonta (también miro mucha serie zombie) o es demasiado abierto.
Y además de éstas, este año me encantaron Cuckoo, The Paradise, The syndicate, A touch of cloth, The Bletchley Circle, The last weekend, A mother’s son, Without you, Vexed y ahora mismo estoy viendo con mucho gusto The Secret of Crickley Hall.
Buena lista. The Bletchey… tiene una premisa genial… pero se me vino abajo rápidamente. Vexed, no me entra. Te last weekende, muy interesante. A mothers´son es muy buena y muy dura. A touch of cloth… prefiero Aterriza como puedas. The Paradise no me interesó mucho. Cuestión de gustos.. El resto aun no las he visto.
tampoco llega 90210, una pena!
Muy buenos posts los dos. Los guardaba para re-leerlos con más calma. Recomiendo una serie francesa creada y dirigida por Olivier Marchal: “Braquo (2009)”. Una especie de The Shield galo. Quizá no le corresponda estar aqui por tener ya unos pocos años, pero yo la acabo de descubrir y creo que hay que darla a conocer. :)
No te pierdas el post de mañana: le has leído la mente a Javier Olivares.
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