Por Chico Santamano.
Parece que fue ayer cuando tuvimos que despedirnos de “Lost”. ¿Os acordáis? Pensábamos que no podríamos vivir sin ella y aquí estamos. No se terminó el mundo. No nos convertimos en los protagonistas de otra trama postapocalíptica producida por el ínclito J.J. Abrams. Sencillamente, “Lost” se acabó como todos aquellos productos que nos hicieron felices cuando éramos pequeños… ya saben, “Sensación de vivir”, la inexistente saga cinematográfica de “He-Man” o el “Un, dos, tres” incluidos.
En unos días hará justo dos años de aquella carta tan sentida como hiperanabolizada, que con una sobredosis de puro hype dediqué a la serie que marcó nuestras carpetas de descarga.
Estábamos tan borrachos de naufragos y humo negro que ni siquiera la despedida de otra grande como fue “24” nos llamó especialmente la atención. Por cierto, algún día te vengaré, Jack Bauer.
Y como no hay dos sin tres, el corazón se nos resquebrajó definitivamente el pasado domingo. Tras ocho años como ocho soles, os fuisteis vosotras…
Las vecinas de Wisteria Lane dijisteis adiós desde la parrilla de ABC. Muchos de los que lean esta carta se sorprenderán de que aún siguierais asomándoos a vuestro porche después de tantos años. Puede que no lo hicierais en la misma forma que en las primeras temporadas. Puede que no con la misma frescura y puede que vuestras caras estuvieran más estiradas que la propia serie, pero aún seguíais dando justo lo que se esperaba de vosotras; humor, drama y misterio en irregulares dosis.
“Mujeres Desesperadas” siempre fue una serie de manual. De esas a las que cualquier guionista que sueña con hacer series para la HBO (pero es consciente de que tiene que escribir para Telecinco) no debería dejar de prestar atención. Después de ocho años es difícil encontrar una trama de comedia, misterio o culebrón que vuestros guionistas no hayan escrito antes con una precisión tan esquemática como entrañable.
El peor de vuestros episodios siempre tenía al menos una secuencia de comedia y otra de ternura extrema por cada una de sus tramas. Momentos brillantes donde nos enamorábamos un poco más de cada una de vosotras. Y eso es mucho más de lo que se puede decir de la mayoría de las series que habitan nuestras parrillas… algunas de ellas colocadas quizá prematuramente en ese efímero olimpo catódico.
Vale, sí… la mayoría de vuestras tramas siempre fueron terriblemente previsibles para cualquiera que haya estudiado más allá de 1º de series de tele, pero a decir verdad… nunca jurasteis sorprender con giros locos como otros. También es cierto que os repetisteis y nos tomasteis por tontos. ¿Cómo es posible que Gaby y Carlos tuvieran remordimientos de conciencia en esta última temporada por lo que pasó al final de la anterior si ya hicieron lo mismo con el canoso de Mad Men temporadas atrás? ¿No os acordáis? ¿Ya no te acuerdas de lo que pasó en aquel barco, Gaby?
Aún así, os habéis despedido por la puerta grande. Una puerta blanca, discreta, bien engrasada y con unos visillos pelín antiguos, pero GRANDE al fin y al cabo. Nos habéis dedicado un final de manual (como no podía ser menos) con boda, muerte, nacimiento y mudanzas que marcan una nueva vida para todas las vecinas. Un final que no puede decepcionar, porque jamás prometisteis nada más allá de cuarenta y pocos minutos de trama ligera en torno a unos personajes sólidos como rocas.
Y ahí estuvo siempre la clave de vuestro éxito. He seguido fielmente las ocho temporadas y os juro que más de una vez pensé… ¿por qué seguir viéndoos? La respuesta es clara… VOSOTRAS.
Vosotras siempre fuisteis el gancho definitivo. Sois producto de un diseño de personajes perfecto. La suma apropiada de virtudes y defectos y la única razón por la que esperar los meses de verano para volver a engancharnos con la vaga esperanza de encontrar una trama de misterio que estuviera a la altura de ese suicidio de Mary Alice.
No, ese misterio a la altura nunca llegó. De hecho, se podría decir que todos los que vinieron después fueron bastante ridículos. Pero vosotras seguisteis ahí, evolucionando, aguantando todo tipo de disparates narrativos y lo que es más importante… casi nunca os traicionasteis a vosotras mismas.
La única que se desdibujó con el paso del tiempo fuiste tú, Bree. Pasaste de ser esa ama de casa perfecta a una alcohólica, asesina y ninfómana sin freno. Era el precio de ser un personaje extremo, de ser casicasi un cartoon. Era imprescindible llevarte a otros mundos, porque ocho años después no te habríamos soportado con tu pelo perfecto y tu horno escupiendo deliciosas tartas de zanahoria.
Ahora empieza un momento apasionante para todos. Llevo días fantaseando con qué será de cada una de las fantásticas (sí, lo son) actrices que os han dado vida durante tanto tiempo. Eva Longoria seguro que soñará con un futuro en el cine. Seguramente no lo consiga y si esta semana no hubieran chapado la franquicia de “CSI: Miami” habría puesto mi mano en el fuego a que “Gaby” iba a acabar sustituyendo a Horatio como jefa forense. Ya saben… una sexy, latina y sobre todo supercreíble forense.
Marcia Cross y Teri Hatcher ya manosearon el éxito televisivo para acabar atravesando durante años desiertos laborales. Es cierto que ahora son infinitamente más multimillonarias que cuando terminaron sus respectivos personajes en “Melrose Place” y “Lois & Clark”, pero no se vendrán arriba con grandes aspiraciones. Son perras viejas. Saben lo que pueden esperar y no tardarán en volver a la tele. Posiblemente lo hagan con dos shows que tendrán mucho en común… arrancarán bien de audiencia, serán cancelados en su primera temporada y aparecerán sus nombres en los créditos como “productoras ejecutivas”. Auguro que dentro de una década, Marcia Cross acabará saboreando de nuevo las miles del éxito en un nuevo culebrón deluxe. El público la redescubrirá como una supervillana a la altura de esa Madeleine Stowe en “Revenge”.
A la que mejor le va a ir sin duda es a Felicity Huffman. Lynette Scavo era el personaje más agradecido, pero también el más difícil. Y eso sólo lo podía poner en pie un monstruo como ella. Felicity se va a cascar un HBO (también me vale AMC) que se va a cagar la perra. Antes coqueteará con el cine indie como ha hecho otras veces, pero acabará volviendo a la tele y de qué manera.
En fin, si vosotras habéis tardado ocho años en decir adiós yo no quiero tardar mucho más en despedirme. Quizá no hayáis impuesto ni una sola moda como las chicas de “Sexo en NY”, ni tengáis una legión de fans freaks como “Lost”. Quizá tampoco os bañéis en los océanos de prestigio de “Mad Men”, pero habéis hecho historia y lo habéis hecho bien.
Hasta siempre.
La verdad perdí el rastro a Mujeres Desesperadas a partir de la tercera temporada,tuvo inicio muy prometedor pero fui perdiendo interés y dudo que le dé una segunda oportunidad.
La única serie ,de un estilo parecido, que me ha tenido enganchado fue El Séquito que por desgracia nos dejó el año pasado.
“Estábamos tan borrachos de naufragos y humo negro que ni siquiera la despedida de otra grande como fue “24” nos llamó especialmente la atención. Por cierto, algún día te vengaré, Jack Bauer.”
Pues esa serie sí que se merece un post a la altura, Chico. Pocas veces se ha visto un arco de transformación del protagonista tan BRUTAL (así, en mayúsculas) como el de Jack Bauer: del agente federal íntegro y dispuesto a todo para proteger a su país de los primeros capítulos pasamos al Bauer casi enloquecido de la temporada ambientada en Nueva York, que SPOILER por su sed de venganza termina transformándose en un terrorista infinitamente más peligroso para el sistema que aquellos a los que persiguió en el pasado.
Y el mérito es de un actorazo de la talla de Kiefer Sutherland. Es increíble lo que hace este hombre con su personaje; le basta una sola mirada para, en un minuto, pasar de ser el tipo al que seguirías en mitad de un tiroteo con los ojos cerrados a convertirse en el cabrón más aterrador que haya pisado jamás una sala de interrogatorios.
Que la Fox cancelase la serie y la cambiase por ese pestiño ‘new age’ que es Touch debería estar tipificado como delito. He dicho.
Absolutamente de acuerdo, Zona.
Merecido homenaje a “Mujeres desesperadas”, Chico. La serie siempre me ha encantado, y dentro de lo malo, la buena noticia para mí es que todavía me quedan por ver las dos últimas temporadas.
Aunque admiro mucho el trabajo de ciertas actrices y actores de vez en cuando apetece ver un buen reportaje o documental, ¿no os sucede a vosotros también?
Los comentarios están cerrados.