ESOS GRACIOSOS TRISTES

Por Guionista Hastiado

Hace un par de años Bárbara Alpuente ya habló del mismo asunto que hoy me gustaría sacar a la palestra: la distinción, más o menos real, entre guionistas “de comedia” y guionistas “dramáticos”.

Como algunos de ustedes saben, yo inicié mi carrera como guionista en “7 Vidas”, donde a lo largo de varios años me introduje en el oficio de la mano de un nutrido grupo de buenos guionistas, muchos de los cuales sigo contando entre mis mejores amigos. A lo largo de la última década los miembros de aquel grupo nos hemos ido distribuyendo por la industria y hemos trabajado en proyectos variopintos, de cine y televisión. Bastantes de mis compañeros se han convertido en productores ejecutivos y/o coordinadores de guión de series de prime time. Algunos hemos escrito otros géneros distintos y otros han seguido haciendo comedia, que es lo que les gusta y saben hacer mejor. En general, no podemos quejarnos de nuestra trayectoria.

Sin embargo, tal y como comentó Bárbara en su día, es cierto que con frecuencia los guiones y guionistas de comedia, en este país, no son tomados muy en serio. Se considera a la comedia (en ficción) un género menor, del vulgo, fácil, superficial, sin la más mínima capacidad de trascendencia o complejidad. He conocido productores que no querían para sus sesudas producciones guionistas que provinieran de la comedia, considerándolo una mancha en su carrera, en lugar de un atributo positivo. Y he conocido guionistas cómicos que ciertamente se sentían menospreciados, niguneados, a los que les costaba cambiar de género, y que lloraban sus complejos por la esquinas, acongojados por la pena.

A mí me gustaría romper una lanza en pro de los guionistas de comedia. De la misma forma que siempre defiendo que los mejores actores cómicos son, simple y llanamente, los mejores actores, creo que la mayoría de los mejores guionistas que he conocido en mi trayectoria profesional han escrito comedia durante cierto tiempo. Ustedes pensarán que tengo mucha jeta, que esto lo digo porque, al incluirme yo en en el lote, en el fondo lo que pretendo es echarme unas flores. Tal vez tengan razón, pero yo les aseguro que dejo una puerta abierta a la salvedad, y que puede haber flagrantes excepciones entre las que perfectamente puedo encontrarme yo mismo, sin ninguna duda.

En general, y en mi opinión, un guionista que se ha entrenado en  la escritura de comedia cuenta con ciertas virtudes que no deben despreciarse, y que se habrá visto obligado a desarrollar por varios motivos:

La comedia exige trabajo: No hay nada más arduo que escribir una comedia. Exige mucho más esfuerzo que la escritura de otros géneros. Es como cavar en una mina buscando oro. Las comedias demandan mucha más revisión y reescritura, especialmente en diálogos. Un buen guionista cómico casi siempre será un profesional acostumbrado a dar el callo y a no enamorarse de lo primero que se le ocurre. Y si se enamora, se jode y lo cambia de todas formas, si no funciona.

La comedia exige ritmo: escribir comedia es una buena manera de aprender a manejar los tempos narrativos. Si corres demasiado la narración se resiente, pero si tus escenas/diálogos no tienen la suficiente velocidad, aburrirán. Hay que ser concreto, específico, ir al grano y condensar la información para que no resulte pesada.

– La comedia se trabaja en equipo: es lo habitual, especialmente en series de televisión. El trabajo en equipo te hace más flexible, te enseña a escuchar, a argumentar, a debatir, a reflexionar, además de brindarte la posibilidad de aprender de otros profesionales que no tienen por qué tener la misma forma de escribir o de narrar que tú.

La comedia exige inteligencia: Ya saben lo que dicen, que el sentido del humor es la máxima expresión de la inteligencia. Supongo que es algo discutible, pero desde luego creo que tener la capacidad de expresar una visión “humorística” de la realidad es una señal de una cabeza bien amueblada. El distanciamiento irónico, la disección jocosa del alma humana, el reconocimiento de las mentiras y las debilidades de nuestros congéneres y de las nuestras propias… son habilidades muy útiles en la escritura no sólo de comedia, sino de cualquier tipo de género (además de ser una actitud muy provechosa en la vida).

La comedia enseña a jugar con los límites del tono: Una de las dificultades de la escritura de ficción de comedia tiene que ver con el equilibrio. Es fundamental encontrar el tono adecuado a cada producción, a cada secuencia, a cada diálogo, y no rebasarlo. Escribir -buena- comedia te enseña a bordear el peligro sin caer en él. “Si te pasas ya no es divertido, pero si te quedas corto, tampoco”.

La comedia te obliga a dominar el lenguaje: Al hilo de lo anterior, es fundamental utilizar los matices y variaciones del lenguaje. A veces la carga cómica de un gag puede estar en una coma, en unas comillas, en el acento en una determinada palabra o una pausa. Los sinónimos están ahí para darnos versiones muy diferentes de un mismo chiste, y es imprescindible tener cierto conocimiento de la expresiones orales en distintos ámbitos. Cada persona tiene una manera diferente de hablar, de argumentar, de mentir, de quejarse, de hacer chistes… Ese dominio será una herramienta fundamental en la escritura de cualquier otro género.

La comedia exige capacidad de encaje: No hay nada más duro que una comedia, o un chiste, que no funcionan. Pregutádselo a los monologuistas, que tienen pesadillas con salas llenas de gente que no ríe. Y cierta cantidad de fracaso es ineludible, nadie empieza a escribir comedia sabiendo, hay que probar, arriesgar, cagarla, aburrir… para ir puliendo, encontrando la ténica y la voz humorística propia. Y ya saben, lo que no te mata, te hace más fuerte.

La comedia, en definitiva, es mucho más difícil… pero habla de lo mismo. Cada género tiene sus “trucos” y técnicas que hay que aprender y dominar, por supuesto. Pero la comedia, el drama, el género fantástico, el thriller o el culebrón hablan de lo mismo y utilizan la misma argamasa: personajes y conflictos.

Lo que pasa es que la comedia es mucho más arriesgada porque, cuando queda mal, queda mucho peor. Por eso en mi opinión es mucho más fácil que un guionista de comedia escriba un buen drama, que viceversa. Porque el drama es más “disimulable”. Yo creo, además, que esa visión humorística del mundo es un ingrediente imprescindible en la escritura, en distintos grados de explicitud. En los mejores dramas existen rastros cómicos, como ya defendí aquí (los videos fueron cancelados hace tiempo, sorry). La falta de cierto sentido del humor es lo único que le achaco, por ejemplo, a esa buena serie que es “Crematorio”, lo que más la distancia, a mi juicio, de comparaciones con las grandes como “Los Soprano”, que es pura comedia con falsa forma de drama.

Sé que algunos estarán pensando que todo esta argumentación es absurda porque en España las comedias que se hacen son muy malas, y que por lo tanto los guionistas que las escriben también lo son y que todo este post es una gran estupidez onanista. Bueno, es una opinión, aunque a poco que hayan seguido las andanzas de este blog durante los últimos años habrán comprendido que la calidad de una producción muy pocas veces tiene que ver, de facto, con el talento de sus guionistas, o con la falta de él. Hay muchos otros factores, y más decisivos, que repercuten en el proceso y que están fuera de nuestro control (aquí podríamos hacer una retahíla de nuestras quejas habituales: la falta de capacidad de decisión sobre las series que se hacen, sobre el público al que van dirigidas, sobre su tono… la falta de tiempos, los castings asesinos, los directores que no entienden de comedia, los actores que no quieren ridiculizarse, los sistemas de trabajo chapuceros, las producciones ejecutivas que no saben de contenidos, las comedias de 80 minutos… etc.)

Evidentemente tampoco pretendo afirmar que quien no haya escrito comedia no puede ser un buen guionista, nada más lejos de mi intención, pero sí que creo interesante mostrar un cierto respeto por uno de los géneros más complicados y, al mismo tiempo, más denostados que existen. No sean tan exigentes, amigos, y admiren a aquellos que les hacen reír, que se lo han ganado.

27 comentarios en «ESOS GRACIOSOS TRISTES»

  1. Hace tiempo que me aburre que el drama se considere más noble por el simple hecho de no provocar carcajadas.

    Solo hay que darse una vuelta por cualquier festival de cine “serio” para quedarse perplejo y preguntarse a quién demonios se ha tenido que engañar para conseguir una subvención y hacer tal o cual película.

    Hacer comedia es como montar un mecano o montar un armario del Ikea. Hay quien puede hacerlo. Hay a quien le sobran o faltan tuercas, tornillos y llaves allen.

  2. Totalmente de acuerdo. Si algo he podido comprobar en mis carnes durante mi aún joven carrera de guionista, es que la comedia es lo más dificil del mundo. Y ya no sólo hablo de un largometraje o capítulo televisivo, sino que considero que el guionista que sabe escribir de forma competente un sketch o un monólogo merece el mayor de mis respetos y mi admiración.

  3. Coincido totalmente.

    Me gustaría añadir dos opiniones:

    1. Una (buena) escaleta de comedia se construye
    exactamente igual que una escaleta de drama. No se trata de meter chistes sin más. Por tanto, ¿por qué no iba a ser capaz de escribir drama un buen guionista de comedia?

    2. Con respecto al desprecio generalizado que se destila hacia el género, sólo hay que ver las películas que logran subvención a la ayuda a la escritura del Icaa. ¿Cuántas comedias se habrán premiado a lo largo de los últimos años? Para ciertas cosas, parece que siempre luce más el sesudo drama intimista o la épica histórica.

  4. Creo qeu se entiende mejor la diferencia de la comedia de lo demás si no se hace una oposición comedia – drama. Tal como lo veo, la comedia es como una especialidad añadida del oficio de guión, un grado más de dificultad. Hablando genéricamente, cualquier historia es drama, pero luego además hay algunas que sobre el drama llevan el dificilísimo arte de la comedia.
    No sé si me explico, es como entre los conductores, están los que conducen turismos, y luego además los que también conduicen camiones. Un escritor de comedia siempre podrá escribir un drama. Un escritor de dramas no necesariamente sabrá escribir comedias. Además, nadie que no sepa escribir un drama puede llamarse escritor, pero para escribir comedia hace falta además condiciones que me temo son en gran parte innatas, además de mucho oficio.
    De todo lo cual se deduce que escribir comedia es más difícil, y los guinistas de comedia más completos que los otros (aunque no necesariamente mejores en cada uno de sus trabajos).
    Más fácil aún: una secuendia de serie tipo Siete vidas o Aída requiere un grupo de varias personas soltando ideas durante horas. Una secuencia de Hispania, pro ejemplo, sobre uan escaleta decente, supongo que no le lleva más de una hora de trabajo en casa a cualquiera de sus competentes guionistas.
    Saludos.

  5. No estoy muy de acuerdo contigo, han sido precisamente las comedias las que han aligerado la ranciedad del la producción made in Spain: 7 vidas o Plats Bruts, entre otras producciones, algunas de no ficción, son reconfortantes.

  6. “A veces conocemos a una chica muy guapa y muy callada,
    y nos maravillamos imaginando un cerebro prodigioso
    tras su misterioso silencio.
    Pero al final descubrimos que, la mayoría de las veces,
    si está callada es porque es idiota y no tiene nada que decir.

    Eso es lo que ocurre a menudo con las historietas y otros
    medios de expresión:
    La gente se maravilla ante artificiosos ejercicios formales
    que tienen más de vacíos que de herméticos,
    y se atreve a considerar frívolo el único género donde
    no puede ocultarse la falta de discurso: El humor.”

    Estoy citando a Mauro Entrialgo.

    Y estoy de acuerdo con él y con Hastiado: Hacer comedia
    es salir a batallar a campo abierto. Si la cosa sale mal, no
    tienes donde esconderte.

  7. La comedia, para que sea recordada debe de procurar la sonrisa, no buscar la risotado. Inteligente, es la palabra que a los guionistas de hoy en dia, parece atragantarseles. De ahi que las grandes comdias, tengan decadas

    Porvocaban sonrisas, no buscaban la risa desencajada y por ello, muchas veces lo conseguian. SAludos

  8. Las mejores comedias se sustentan bajo una base de drama. Eso es lo que hace grande a la comedia. Saber tocar las teclas necesarias para provocar la risa es muy complicado y la única forma de conseguirlo, (quiero decir más aún que en otros géneros) es LA REESCRITURA.

  9. Es tan difícil escribir buen drama como buena comedia. Lo difícil es que sea buena.

    Pero hay algo que apuntas, Hastiado, y es clave: a la ficción nacional le falta sentido del humor. A los guiones, a las direcciones y a las interpretaciones. Todo es demasiado solemne. hasta la comedia. Hablo de sentido del humor, no de chistes.

    un saludo.

    1. De acuerdo.

      Yo creo, apuntando en lo que dices, que a la comedia española le falta verdad (y dolor, como dice Kohonera).

      Y al drama español le falta ironía y sentido del humor.

      Es cuestión de no hacer géneros monolíticos.

      Saludos.

  10. Me dejais muerta… y yo que empecé un guion de comedia pensando que seria para mi mucho menos complicado que otro genero….. ayyyyyy….!!!! me habeizz matao!!

  11. Un perro, un burro, una lagartija, cualquier animal puede sentir un punto de drama en su vida. Igual que los hombres. ¿Pero tienen sentido del humor? No ternura, no complicidad, no hacernos creer que nos entienden, que se ríen…Hablo de humor puro y duro. Eso que nos convierte en ángeles fieramente humanos, en seres trascendentes. ¿Y la gente no le da importancia?
    Yo flipo.

    1. Alguna vez leí por ahí (siento no recordar el origen de la cita) que el ser humano es el único animal que posee el sentido del humor. Porque es el único que sabe algo que los otros animales ignoran:que al final van a morir. De nuevo el dolor asociado a la comedia.

    2. Supongo, que la falta de sentido del humor en los animales se debe a su incapacidad para la representación y para el lenguaje, auténtico elemento distintivo de lo humano. Sin embargo, Paco, el instinto de muerte de los animales es tan acusado como en los humanos. De hecho, la reacción de un animal sometido a un alto grado de estrés, con el sufrimiento que éste conlleva, además de ser peor soportado puede conducirle incluso a la muerte. Aunque sepamos que la muerte es inevitable, los humanos poseemos recursos para enfrentarnos a ella y si no los tenemos los inventamos. Al menos para hacer más llevadero el tema.

      La prueba más evidente es la comparación de un estudio experimental entre unos y otros. Un concurso como Supervivientes en el que se somete a los participantes a unas condiciones extremas y una prueba de laboratorio en la que se somete a los ratones a otras condiciones extremas, siendo en ambos casos una fuente constante de estrés. Aunque pueda variar la respuesta fisiológica de los sujetos o animales a esa presión y en ambas situaciones, los ratones tienen todas las de perder y el estrés puede acabar con ellos, porque a diferencia de los sujetos, no saben que en realidad se trata de una prueba experimental, ni tienen garantías de que ese sufrimiento vaya a tener fin.

    3. Creo, aunque no soy ningun especialista, que los animales sí tienen un desarrolladísimo instinto para captar el peligro y reaccionar a él. Y por supuesto saben muy bien lo que es el miedo. En mayor grado que los humanos, además. Pero yo me refiero más bien a la “conciencia” de la muerte, el saber que está ahi, y que es inevitable. Aún cuando no percibamos ningún peligro inmediato. Creo que es en esa conciencia donde está la diferencia. Y la capacidad de reflexionar sobre este hecho, paradójicamente, propicia (entre otras muchas posibles reaciones) una respuesta en clave de humor, donde otros animales sólo se plantearian la huída o el contraataque.
      Y, ¡caramba!, que filosóficos nos estamos poniendo, teniendo como tenemos, usted y yo, un gran sentido del humor… En fin, ¡otra paradoja!

    4. Acertada reflexión, Paco. Los humanos somos capaces de trascender nuestros propios instintos y una reacción de huída o contrataque se transforma en una respuesta mucho más sofisticada. Lo que apunta sobre el sentido del humor, en mi caso no sabría decirle, pero en su caso no tengo ninguna duda. De hecho, es uno de los blogueros, junto a Chico Santamano con los que no me importaría ir a tomarme unas cañas. Seguro que nos echábamos unas risas, lo que no significa que también pudiéramos hablar en serio, claro.

    5. Amiga Regla, le agradezco la invitación y el halago. Pero a estas alturas ya no sé que pensar… en serio quiere que nos tomemos esas cervezas? o la propuesta en sí ya es una manera de “echar unas risas”? Disculpe el tono escéptico de mi respuesta. Yo mismo no sabria decirle si es una reacción de huida o de contraataque. Mi inteligencia, al menos la parte de ella que empleo con usted, ya no da más de si…

    6. No sé si tomar muy en serio su comentario, Paco, pero si le queda alguna duda, el mío, con cañas incluidas iba en serio. Las conversaciones y las risas virtuales están muy bien, pero difícilmente pueden ser superadas con un cara a cara, en vivo y en directo. Desde luego, en una situación real como la que he planteado, ni hay excusa posible, ni lugar donde esconderse (aún en el caso de utilizar sólo una sola parte de la inteligencia) De vivir en la misma ciudad, ya le hubiera hecho la invitación formal por email.

  12. Perdón, pero creo que decir que escribir comedia es más “serio” o más difícil que escribir drama, me parece igual de ingenuo que decir lo contrario. Entiendo el post, normalmente siempre se ha que entronado al drama en perjuicio de la comedia. Y eso es injusto.

    Tienes razón, respecto a que un buen escritor de comedias tendrá las herramientas para pasarse al drama, ambos comparten los mismo rudimentos narrativos. Pero, de la misma forma que puede que al acostumbrado a escribir drama le cueste desarrollar el humor, al de comedia le cueste encontrar y-o desarrollar la “sobriedad” “profundidad” del drama.

    Ojo, hablo de costumbres. Creo q todo a fin de cuentas es cuestión de experiencia, de horas y horas dándole al teclado, en una u otra acera. Así mismo, creo que cada escritor tiene unas cualidades innatas que le hacen inclinarse hacia un lado u otro. Woddy Allen comentaba que le costaba muchísimo “ponerse serio”, q para él lo fácil y natural es escribir en comedia, y que envidiaba a Ingmar Bergman. No obstante, Match point es un maravilloso drama.

    A bote pronto se me ocurre que escribir comedia o drama podría compararse con pintar o esculpir. En ambas has de manejar la proporción, el detalle, gusto estético… Y mucha dedicación. A la vez que tienen sus particularidades, uso del color vs forma y volumen; ¿Una es más difícil que otra? Depende de la obra en sí, del autor… Lo qué si q creo, y coincido con lo comentado aquí, es que al igual q el pintor se nutre de sus conocimientos d escultor y viceversa, los escritores enriquecen una con la otra, por lo que deberían tratar de dominar y trabajar las dos. Quizá los mejores guionista de la historia han sido los que se han movido en ambas corrientes, Wilder, Allen, Azcona. Pero nunca me atrevería a decir q escribir “Con faldas y a lo loco” fue más difícil (y meritorio) que escribir “Perdición”.

    Un saludo

  13. Estoy de acuerdo con la exposición del post, Hastiado. Aunque en teoría sea igual de meritorio y difícil escribir comedia que drama, en la práctica la comedia está más infravalorada y se considera más un género de segunda. Una mala comedia se lleva muchos más palos que un mal drama. Y esto es igualmente aplicable tanto a los que escriben, como a los que interpretan.
    Aunque necesite trabajarse igual o incluso más que un drama, pienso que el registro cómico es algo innato. Se tiene o no se tiene y forzarlo es tontería. De ahí lo complicado que puede resultarles a algunos.
    El sentido del post me parece correcto y acertado, pero no tanto el título. En mi opinión no está en consonancia con el contenido que se expone. Por ponerle un ejemplo, independientemente de la gracia que pueda tener un escritor, actor o profesional del humor, no creo que merezca, ni nadie lo califique como un “gracioso triste” (podría ser, pero no es lo habitual), aunque la finalidad sea la de ser gracioso. Vaya, que puestos a elegir entre las gracias de Mr. Bean y Zapatero, que pueden ser igual de absurdas el segundo me parece infinitamente más triste. ¿Se imagina a políticos y banqueros desde su posición de poder haciendo comedia sobre la crisis?

    1. Supongo que Hastiado, con ése título, le rendia un pequeño homenaje al “payaso triste”, un tópico literario de largo recorrido. Desde luego el “sentido del humor” es algo diferente de la “alegria” personal que siente el comediante en su vida. Y esto pone en valor, creo yo, su técnica. Los grandes humoristas no necesitan ser tipos divertidísimos. A algunos que me encantan no los invitaria a una fiesta. Pero saben manejar todo un repertorio de recursos que nos hacen reír o sonreir. Y son capaces de usarlos con eficacia aun cuando estén viviendo un drama personal. Es una cuestión, en gran medida, de oficio. Cierto que el sentido del humor, en bruto, es innato. Como el buen oído para la música: se tiene o no se tiene. Pero el sentido del humor, por si sólo, tampoco va muy lejos. O no ten lejos como podría llegar. Hay que desarrollar “la caja de las herramientas” del comediante. Y ahí nos volvemos a topar con lo inevitable: estudio y disciplina.

    2. Puede que tenga razón en lo del tópico literario, Paco, pero el título “Esos graciosos tristes” no se libra de una connotación negativa, aunque no haya sido la intención de Hastiado. Y creo que en el uso habitual del término predomina más ese juicio despectivo hacia la figura del gracioso, del humorista o del cómico. La figura del payaso triste en el circo no inspira ningún sentimiento negativo, más bien ternura.
      Por otro lado, coincido en que los humoristas no tienen que ser tipos divertidisimos, y también en la necesaria disciplina y dedicación si se desea explotar ese don y convertirlo en oficio.

  14. Totalmente de acuerdo, Natxo. Además de las claves que apuntas, yo añadiría que todos sabemos sufrir cuando nos pasa algo malo, pero no todos somos capaces de reírnos en determinados momentos. Los grandes cómicos no se limitan a reírse de las cosas de la vida, se ríen de su propio dolor, y eso es un mérito añadido…

    Le llevo la contraria a Silvestre en dos cosas: Delitos y faltas es un maravilloso drama, Match Point es un quiero y no puedo.

    Y creo que lo mejor de Perdición es su sentido del humor (negro). Su visión del amor, o de la lealtad en el trabajo, o de la muerte, que son los temas dramáticos de la peli… es más bien tópica y limitada para mi gusto. Eso sí, ¡ojalá todas las películas tópicas fueran obras maestras del entretenimiento como Perdición…!

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