DEBILIDADES

Por Daniel Castro (Guionista en Chamberí)

Hace un tiempo, durante una cena, dos amigos se pusieron a discutir sobre una peli que yo todavía no había visto (aún tapándome las orejas con las manos, me acabaron desvelando el final). Como habréis adivinado, para que la discusión durara y fuera memorable, uno de ellos defendía la película y el otro la atacaba, claro. La peli era “El secreto de sus ojos” (sí, y me contaron el final).

Lo que me interesa ahora no es hablar de cuáles eran, según ellos, las virtudes o defectos de la peli. Lo que me llamó la atención es que el amigo que la defendía, en cierto momento, acabó argumentando que es más difícil hablar a favor de algo que en contra. El que defiende una obra suele parecer menos sagaz, sensible o inteligente – vino a decir.

Nunca lo había pensado, pero, desde entonces, le he estado dando bastantes vueltas a esa frase. Creo que mi amigo tenía bastante razón.

Todas las películas que veamos en nuestra vida, los libros que leamos o las canciones que prefiramos, tendrán siempre elementos criticables o mejorables.

Podemos parecer muy agudos e inteligentes si decimos que las películas de Woody Allen están excesivamente dialogadas y que son visualmente primitivas, que las de Terrence Malick son aburridas y contemplativas, que “The Wire” es la serie más fea que hemos visto en décadas, que “Lost” es un tramposo entretenimiento para adolescentes, que “El Ala Oeste de la Casa Blanca” está llena de gente pedante hablando de cosas incomprensibles y – simplemente – no engancha, que “Los Soprano” tiene unas pretensiones arties difíciles de tragar (por no hablar de esos sueños tan coñazo), que Ingmar Bergman es denso y pesado, que Tarantino es un Peter Pan con diálogos eternos e historias propias de un friki inmaduro, que Mike Leigh es aburrido y pesimista, que Kubrick es frío y manierista, más o menos como Welles, que además era egocéntrico y disperso, que las pelis de Berlanga son un desmadre chapucero, que Almodóvar, es un pedante afectado que sólo gusta a los guiris, que Buñuel era otro chapucero que, además, contaba historias incomprensibles…

Podemos parecer muy agudos si expresamos algunas de las opiniones que vengo de enumerar. Muchas personas inteligentes pueden sostenerlas (incluso yo lo pienso de algunas pelis o series de las que he mencionado).

Sin embargo, como decían los Smiths en “I know it’s over”:  “Es tan fácil reír, es tan fácil odiar, hace falta valor para ser amable y educado” (Incluyo el vídeo más abajo).

Hace falta valor para reconocer que algo te gusta.

Decir que una serie, una peli, un cuadro, una chica o una ciudad te gustan es mostrar a los demás algo parecido a una flaqueza (de hecho por eso se dice que uno tiene una “debilidad”). Hay algo en esa sonrisa, en ese personaje de tal película, que te llega al corazón y te desarma. Y eso es difícil de explicar.

Muchas críticas negativas son sinceras y bien razonadas. A mí mismo no me gustaron algunas cosas de “La cinta blanca” y traté de explicar aquí porqué. Lo malo es que, en muchos casos, tras la crítica está el miedo. El miedo a aparecer ante los demás como tonto, ingenuo, poco enterado o cursi.

Uno puede encontrar fallos a cualquier obra, pero algo me dice que, sin dejar de hacerlo, si uno pretende escribir guiones o rodarlos, es más inteligente buscar en ella algo que uno no sería capaz de hacer. Algo de lo que uno pueda aprender. Así podrá reconocer que le desarman el ingenio de Woody Allen, la belleza de las películas de Malick, la complejidad moral y el realismo de “The Wire”, la increíble facultad de los guionistas de “Lost” para sorprender y engatusar, la exaltación de la inteligencia y el idealismo de “El Ala Oeste”, la extraña mezcla de dramatismo y costumbrismo de “Los Soprano”, la de hedonismo y moralismo de la obra de Bergman, los inimitables personajes y diálogos de Tarantino, la verdad que rezuma cualquier cosa que ruede Mike Leigh, la versatilidad y la sobrehumana precisión de Kubrick, la generosidad de Welles y su humanidad, la capacidad de Almodóvar para ser a la vez castizo y glamouroso, la corrosiva mirada de Buñuel…

Creo que, sobre todo para quienes queremos trabajar como guionistas o directores, es inteligente saber reconocer el talento, esté donde esté, sea en una peli de nuestro director favorito o en el corto que acaba de dirigir un tipo que nos cae bastante mal, ya que así, siendo capaces de encontrarlo olvidándonos de nuestros prejuicios, nos colocamos un paso más de cerca de poseerlo.

21 comentarios en «DEBILIDADES»

  1. Muy de acuerdo. Pienso que sólo podemos aprender de unos defectos: los nuestros; y que también sólo podemos aprender de unas virtudes: las ajenas.
    Jugar a dárnoslas de listos con los defectos del trabajo ajeno o a mirarnos las pollas glosando nuestras virtudes, suele ser un ejercicio de afilar el ego y la autocomplacencia. Algo muy peligroso y, encima, árido.
    Por eso, en lo que a crítica se refiere, para mí la obra cumbre son los prólogos y comentarios de Borges, en que busca señalar y descubrir facetas nuevas de diferentes obras literarias, darnos pequeños datos y perspectivas que nos hagan disfrutar más de esas obras o verlas bajo otra luz. Un genio. Sin embargo, cuando la crítica se pone destrozona, a veces, lo que consigue es sepultar obras maestras en el olvido (y que tardan mucho tiempo en ser rescatadas) como “Moby Dick”, “Llámalo sueño” o las pelis de Ophuls, o quedar en evidencia con el paso del tiempo (recordemos “mierdas” defenestradas en su día como “El hombre tranquilo”, “Hasta que llegó su hora” o “Los contrabandistas de Moonfleet”)
    Por eso en mi blog nunca hablo de las cosas que no me gustan… me parece perder el tiempo.

  2. Hablando de cosas que le gustan a uno, este fin de semana he visto dos películas de las que le hacen a uno recuperar la fe en el cine: Toy Story 3 y Winter’s Bone.

    La primera la irá a ver todo el mundo, la segunda no sé si llegará a España.

    Intenten no perdérselas.

  3. Que algo nos guste no implica que no veamos fallos en ello.
    Es más, el comprender que nos gusta, pese a esos fallos, suele hacer esa obra aún más grande a nuestros ojos (o, al menos, a los mios)
    Negar las imperfecciones de algo no creo que lo haga “más grande” o “mejor”, sólo denota estrechez de miras.

    1. Yo no sé si diría tanto como envidia, pero lo cierto es que una crítica negativa, razonada, es mucho más que lo que utiliza Chamberí como ejemplo… y que es lo que vemos cada vez con más frecuencia. No sólo entre amigos, sino en la crítica en general, se está viendo reducida a la recitación de slogans con más o menos chispa diseñados para epatar. Vamos, que el interlocutor diga “ooooh” ante el crítico y nada ante lo criticado.

  4. Sabias palabras, completadas magníficamente por elperejil. No hay mucho más que añadir sin resultar reiterativo.

  5. En lo personal puede que uno quede mal admitiendo “debilidades” pero en el caso de la gente cuyo trabajo es opinar, criticar es ganarse el sueldo y se hace de forma mal entendida demasiadas veces. Quizá por eso yo prefiero trabajar en la construcción que en la destrucción.

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  8. A mi me gustó mucho “El secreto de tus ojos”, lo que fue un regalo porque para verla tuve que llevarme al pequeño que se quedó dormido encima de su ración super de palomitas, y me gustó casi todo, pero especialmente el secundario alcoholico y borracho (que no siempre coinciden) que se cargan al final y que me hizo llorar como una tonta y del que todavía me acordaba mientras le sacaba palomitas de la oreja a mi hijo mientras lo acostaba; me gusta todo de Alex de la Iglesia, incluso me gusta mas cuando lo hace mal, porque hasta cuando lo hace mal lo hace bien, será porque me gusta mucho él; y seguiría si no fuera porque me doy cuenta de la hora que es y tengo que hacer cenas, pero no sin decir antes, que me gusta mucho el blog de ElPerejil que es un descubrimiento, porque en el poco tiempo que lo sigo no tiene desperdicio….

  9. Llego aquí gracias a una entrada de El taller literario de Álex Hernández, él tiene razón, entrada muy interesante la tuya, nunca lo había visto así.

  10. Estoy absolutamente de acuerdo con este post.¿Por qué ver los defectos es una señal de agudeza y no lo es ver las bondades? Ver el talento ajeno es tan o más lúcido que ver solo lo que está mal. Lo difícil de ver las cosas bien hechas es como muy bien dice Guionista en Chamberí reconocer nuestro miedo a no saber hacerlas…pero si te dedicas a esto el miedo siempre está.

  11. Yeeeeah, qué bien expresado!

    Es por eso que casi nunca os pongo parrafadas para decir que me ha encantado una entrada y luego voy y me explayo para discrepar en un matiz. Parece como si a lo bueno no hubiera nada que añadir, uno tiene ganas sólo de… señalarlo y hacer aspavientos…

    Quizá también haya cierta humildad en eso: a lo que me encanta, ¿qué añadir que merezca la pena? Si escribo un tocho de doscientas páginas sobre qué es lo que quiso decir Bergman con Fresas Salvajes y por qué Bergman es tan grande, ¿demuestro más admiración o pretendo ganar puntos a su costa?

    Supongo que la cosa está en no intentar competir con lo que criticas, sacarte a ti mismo de la ecuación y del punto de mira, aceptar que criticar en sí nunca es un arte, e interesarte sólo por ayudar al espectador… si es que alguna crítica puede ayudar. El propio Borges, que -estoy de acuerdo con Perejil- es un genio, y al que admiro muchísimo, hace unos días me fastidió un poco en el prólogo de Crónicas Marcianas de Ray Bradbury, contándome un detalle del final del libro…

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  13. Un poco de humor no está mal y la cita tal vez provoque risas o polémica. La escuché en boca de un genial actor y director, en una entrevista sobre la reposición de “Un orgasmo gigante se escapó del zoológico”. Interrogado sobre lo que podría decir la crítica, dijo…
    El que no sabe escribir, dirige
    El que no sabe dirigir, actúa
    El que no sabe actuar, enseña
    El que no sabe enseñar a enseñar,
    queda para crítico…

    Cuando la crítica se regodea en los aspectos negativos y no es capaz de un único elogio, incluso si la obra lo merece, recuerdo la frase y sonrío…

  14. Hace poco, en un ciclo sobre cine y literatura en el Caixa Forum, asistió uno de los guionistas de The Wire. Desde todo punto de vista, su ponencia fue divertida, pero al final no sabías si te reías con él o de él. Mientras salíamos de la sala todos comentábamos lo mismo: este hombre está encantado de conocerse y de alabarse. No le gustaba nada: ni “Lost”, ni “Dexter”, ni “Roma”, ni “A dos metros bajo tierra”…cuando le preguntaron por “True Blood” se limitó a decir “No tengo quince años. Siguiente pregunta”. ¿Qué clase de guionista sólo le gusta lo que hace él mismo?.
    Sí, True Blood es una serie de vampiros buenorros y de sureñas picantonas. ¿Y qué? Para mejorar hay que verlo todo. Asimilarlo todo. Darle la vuelta a todo. Y luego está lo mejor: ¡que te lo pasas de puta madre!

  15. Pingback: Álex Hernández-Puertas : Criticar por criticar

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