por Daniel Castro, Guionista en Chamberí
Viendo el otro día “La cinta blanca” tuve un montón de sensaciones encontradas. Las dos principales, habitualmente incompatibles, eran el sueño y la indignación. Durante la película el sueño se impuso temporalmente. Después de la peli ha sido la indignación la que ha ocupado el puesto principal.
Los que quieran ver esa película sin nada que les perturbe, que no lean más allá de este punto, por favor.
Hace poco, tanto el Pianista como el Hastiado escribían aquí en contra de los guionistas que piensan sus guiones como maneras de exponer sus opiniones sobre el mundo. Pues bien, yo diría que Haneke es uno de ellos.
Reconozco que no tengo tanta aversión como mis compañeros contra los directores o guionistas que pretenden transmitir su visión de la realidad. De hecho, creo que, en gran parte, para eso escribimos historias. O posts en blogs, un domingo por la noche, en Pamplona, esperando que alguien los lea el día siguiente. Pero eso sí, si un autor considera necesario convencerme de alguna tesis que le es muy querida, me gustaría que, preferiblemente, lo hiciera tratando de respetar mi inteligencia, es pequeñita pero bastante susceptible.
Vuelvo con este señor austriaco cuyo sentido del humor, por cierto, sigue tras el mostrador de Objetos Perdidos de la Estación de Viena, esperando a que el bueno de Michael intente recuperarlo.
Haneke nos presenta un pueblo de Alemania, unos veinte años antes del triunfo del nazismo. Lo que parece una aldea idílica resulta ser una especie de parque temático del terror. Tras cada puerta hay un padre maltratador, un violador, un fanático religioso o un tirano. Las víctimas de ese grupo de hombres fanáticos suelen ser mujeres y, sobre todo, niños que, en casi ningún caso parecen ser muy inocentes. Nada más comenzar la película, de modo misterioso, comienzan a sucederse en el pueblo ataques que tienen algo de arbitrario e indiscriminado. El maestro del pueblo, narrador y único personaje masculino moralmente decente, aunque nada heroico, cree averiguar que tras estos terribles ataques, de los que son víctimas algunos de los más débiles del pueblo, están los niños del pueblo. Las acusaciones del profesor caen en saco roto y los diabólicos niños, protegidos por sus padres, acaban saliéndose con la suya. Como hace ver el narrador en un par de momentos, esos niños, unas décadas más tardes, formarán y apoyarán al partido nacionalsocialista.
Posiblemente nada me indignaría en esta película si no se presentara a sí misma como una película que trata de explicar lo sucedido en el país años más tarde. Varias críticas han relacionado a esta película con “El pueblo de los malditos”, una estupenda película de ciencia ficción en la que un pueblo empieza a ser aterrorizado por grupos de chicos diabólicos.
Estoy seguro de que los más sesudos críticos son capaces de hacer profundas interpretaciones de esa película, pero “El pueblo de los malditos” no se presenta como un estudio realista sobre lo malsanas que son las relaciones familiares en el mundo rural. “La cinta blanca”, en cambio, se toma a sí misma muy en serio y se presenta como un intento de explicación del nazismo. Y eso es algo bastante ambicioso. Veamos en qué consiste esa explicación.
A grandes rasgos, la película defiende que fueron los padres y antepasados de los nazis quienes, con su maltrato, su fanatismo e intolerancia alumbraron a una generación de psicópatas, culpable de los crímenes del nazismo. Como dice la crítica del NyTimes, con la que no puedo estar más de acuerdo, Haneke parece haber encontrado el verdadero motivo del ascenso de los nazis: no se trata de la derrota en la primera guerra mundial, ni de las durísimas condiciones impuestas a Alemania tras ella, tampoco del empobrecimiento general del país, ni de la precariedad de la República de Weimar, olvida los escritos de los intelectuales racistas o la habilidad demagógica de Hitler, la causa del ascenso de los nazis es… que los alemanes de aquella época habían sido maltratados por sus padres.
¿Para qué detenerte a estudiar la realidad, para qué leer libros de historia si tu libro de “Introducción a la psicología básica” te da una respuesta?
Lo que nos muestra Haneke en su película, ese comportamiento fanático e insensible de los padres respecto a los hijos, lamentablemente no fue exclusivo de la Alemania de los años 20. Sin embargo, sí fue en ese país en el que, unos años más tarde, sucedió el Holocausto, el intento de exterminio sistemático de una raza.
Con un estilo muy elegante y elíptico, Haneke acababa proporcionándonos una respuesta vaga e incompleta a unas preguntas que atormentan al mundo, y sobre todo a Alemania, desde hace más de setenta años.
¿Por qué existió el nazismo? ¿por qué se quiso exterminar a una raza entera? ¿por qué a ésa concretamente? ¿de todo el mundo, por qué tuvo que suceder en Alemania? ¿qué pasó entonces y qué podemos hacer para que algo así no vuelva a suceder jamás?
Me parece que todas estas preguntas son suficientemente serias como para merecer una respuesta más rigurosa que la que nos brinda “La cinta blanca”. Tal vez exagere, pero suelo pensar que las respuestas erróneas nos alejan de la verdad y nos acercan un pasito más al error y, por lo tanto, a la posibilidad de volver a caer en él.
“Posiblemente nada me indignaría en esta película si no se presentara a sí misma como una película que trata de explicar lo sucedido en el país años más tarde.”
¿Dónde hace eso exactamente la película? Que yo sepa, eso lo han hecho las interpretaciones de los críticos a la película a posteriori (ni siquiera el propio Haneke).
Pero aún suponiendo que esa fuese la idea del film… ¿no cabe la posibilidad de que analizase SOLO uno de los factores que dieron pie al ascenso al nazismo y no toda explicación posible? Es decir, este párrafo del NYTimes
“no se trata de la derrota en la primera guerra mundial, ni de las durísimas condiciones impuestas a Alemania tras ella, tampoco del empobrecimiento general del país, ni de la precariedad de la República de Weimar, olvida los escritos de los intelectuales racistas o la habilidad demagógica de Hitler, la causa del ascenso de los nazis es… que los alemanes de aquella época habían sido maltratados por sus padres.”
Es el típico que mosquea porque uno piensa “coño, es que la película está tratando sólo una de las cosas que ocurrieron, no es una película que vaya de las condiciones económicas post primera guerra mundial ni de la pobreza del país”. ¿No te parece que eso de pedirle a una película que trate de todos los aspectos que a uno se le ocurren de casa cosa es un poco excesivo? Todo esto suponiendo que esa fuese la idea final de la película, repito, porque lo que yo veo es una película que trata de la represión religiosa en determinadas comunidades alemanas a principios de siglo, no una película histórica de cinco horas donde se trata de tocar todos los aspectos que influyeron en el arranque de la segunda guerra mundial. Hombre, yo creo que te falta perspectiva, no sé por qué hay que pedirle todo eso a la película.
Es que realmente veo que estás completamente indignado porque entiendes que Haneke ha gritado en el minuto 1 de película “ey, voy a explicar el nazismo, yo SE por qué pasó todo” y la respuesta que da te resulta incompleta y pobre. Ya, pero que es que la película no hace eso en ningún momento! En serio, recuérdala bien, la película contextualiza un momento concreto de la historia de la Alemania rural y de su vínculo con la represión espiritual y social. Luego uno puede decir “pues esto, sumado con la pobreza y la represión post primera guerra, sumado con los escritos racistas, sumado con la demagogia de hitler, dio un mogollón de racistas”. Bueno, vale, allá cada uno, no digo que no. PEro ¿En serio esta película está diciendo que aquí está toda explicación? ¿La conclusión de la película es “el nazismo surge porque los padres eran duros”?
Hombre, llamar a Haneke por esta película (para mí con mucho la mejor de lo que llevo de año y anda ahí ahí con la mejor del año pasado) “simplón” es bastante heavy, sobre todo teniendo en cuenta que la película a mí si me recordó a algo fue a Twin Peaks en los años 10, enrevesada, hecha un puzzle, compleja, llena de matices y con un final sin cerrar nada y dejada a la interpretación del público. Pero lo que es simplón es la crítica del NY Times, hombre, que trata de resumirlo todo en una frase… ¡que la dicen ellos, no la película!
Sin acritud, ¿eh? :-)
Tal y como Fanshawe comenta, creo que el autor del post tiene más problemas con las críticas que ha generado la película que con la propia película. Toda esa teorización sobre el nazismo ha venido después y han sido los Boyeros de turno los encargados de fijarla como tesis de la película. Que cada cual saque sus propias conclusiones…
Suscribo completamente el primer comentario. Lo de que la peli es una explicación del nazismo lo dicen los críticos, no el film y ni siquiera Haneke, que ha hecho declaraciones al respecto:
http://www.hoycinema.com/actualidad/noticias/Michael-Haneke-dice-cinta-blanca-explicacion-nazismo.htm
Así que ya puedes empezar a dejar de odiar la película y empezar a disfrutarla por lo maravillosa que es. Y no estaría mal dedicarle un post a su guión, lleno de huecos narrativos y abierto a la interpretación del espectador.
Felicidades por el blog.
Yo también discrepo bastante contigo Guionista y concuerdo esencialmente con Fanshawe.
A mí me gustó mucho y no me parece para nada simple. Es una película que da para mucho debate una vez terminada, me gusta que me consideren un espectador activo.
Como espectador no creo que hable de la semilla del nazismo sino de simplemente la maldad. De todas esas oscuridades que ocultan los seres humanos.
El cine de Haneke puede gustar o no pero calificarlo de simplón no me parece acertado.
Y yo también si acritud ¿eh? :-)
Copio y pego lo que escribí en mi blog a cuenta de esta película. Que conste que me gustó mucho, como casi toda la obra de Haneke.
Dicen que la nueva película de Michael Haneke habla de los orígenes del nazismo. Falso. Dicen que deja el estómago y la mente encogidos. No es para tanto, más dura es Funny games. Dicen que es su mejor película. Cierto.
La cinta blanca muestra la vida de un pueblo muy concreto en una fecha muy concreta. Un rincón de Alemania en 1913. En ella, Haneke, como los grandes artistas, profundiza en lo particular para hablar de lo general. Porque -no nos engañen con publicidad, por favor- lo que ocurría en ese lugar era moneda común en Europa. Y no sólo en 1913. El noble manda, el cura maneja las mentes, el médico maltrata y el maestro sobrevive.
Palizas, torturas, incesto, insultos, humillaciones, suicidio… Nada nuevo. Es cierto que los niños de la película, la crecer, serán nazis. Pero ¿y los niños franceses, españoles, ingleses?
La película es un retrato certero de los peligros de la incultura, la necedad, la opresión y el fanatismo. Michael Haneke ha sabido unir sus temas de siempre con unas bellas imágenes un montaje que sugiere en lugar de mostrar. En efecto, su mejor película.
Quien diga que no escribe sus guiones (proyectos personales, no de encargo) como un medio para expresar su opinión sobre cómo funciona el mundo, miente. Aunque la intención inicial no sea contarle al público qué sentimos o pensamos sobre determinados hechos, todos escribimos subjetivamente, sólo eso ya es una forma de opinar. No hace falta ser Fernando León.
A mí me parece la mejor película de 2009, aunque no compita por el Óscar porque es en alemán. Y estoy de acuerdo con los anteriores, no creo que haya que ver la pelicula pensando que te tienen que explicar la génesis del nazismo.
Cuando salí de verla dije: “Parece ‘El pueblo de los malditos’ hecha por Dreyer”… Si hablamos del guión específicamente, yo si creo que pudiera ponérsele algunos “peros”. Lo que pasa es que la película va más allá. Está llena de matices que la pueden hacer más atractiva que un guión “perfecto”.
Lo que si estoy de acuerdo con Daniel, por mucho que al resto de la gente no se lo parezca o el propio Haneke lo desmienta, es que se trata de una película que expone el germen del nazismo. ¿De qué otra cosa puede tratar una película que revela lo hijoputas que son (y por qué lo son) una generación de niños 20 años antes del nazismo?
YA ERA HORA, Dani, te aplaudo hasta con las orejas. Yo llevo tiempo intentándolo y no he conseguido que ningún amante del cine entienda mi postura sobre este supuesto Gran Autor.
Aún no he visto esta película porque Funny Games y La pianista me parecen un ataque deliberado y sádico al espectador, aparte de aburridas. Y no creo que lo segundo sea más importante que lo primero. La idea de que el Arte tiene que ser amoral y distante personalmente me repatea, yo diría más bien que obligatoriamente tiene que ser moral y cercana a las personas. Creo que si me interesan Rohmmer, o Kurosawa o Ken Loach (por poner unos pocos) es en parte porque no se cortan a la hora de expresar mensajes morales, generalizaciones sobre el ser humano, y no sólo historias supuestamente “neutras”. Yo, igual que tú, no estoy muy a la defensiva con lo que otros consideran panfletos, creo que si lo haces bien puedes dar lecciones de vida y a la vez hacer una gran película, entretenida y artística.
Precisamente creo que eso que le adjudican muchos críticos a los autores éticamente ambiguos (o directamente retorcidos) como Haneke, ese “respeto” que se supone que tienen a la inteligencia del espectador porque sus películas tienen mensajes “abiertos”, porque supuestamente en sus historias no está clara la distinción entre el bien y el mal, en realidad es desprecio por la moral, poca preocupación por las personas, poquísima empatía con los personajes. ¿Por qué este señor sólo nos habla de gente odiosa? ¿Por qué se empeña en provocar en las entrevistas, diciendo que hace películas pensadas para que el público se indigne y se sienta atacado hasta el punto de salir del cine? ¿Por qué sólo habla de enfermedad y de psicopatía? Mucho me temo que no es porque esos temas le preocupen y le indignen, como él dice, sino porque ése es el mundo en que él vive. Me parecería bien que hablara de su mundo; lo que, como tú explicas, es imperdonable, es que él afirme (si no en las películas sí en sus declaraciones) estar hablando del mundo de todos, del mundo “objetivo”, de la sociedad.
Cuando uno de verdad quiere criticar algo del mundo hace una película que, por muy sórdido que sea lo que muestra, de alguna manera resulta constructiva. El espectador ve cosas que van mal y como mínimo se conciencia de un problema. Eso sí es cine crítico que respeta al espectador. Cuando en cambio uno quiere deliberadamente molestar y provocar odios, llamar la atención, no hace películas de protesta sino llenas de odio, historias que aumentan la cantidad de cosas malas del mundo.
Me parece perfecto que cada une disfrute con lo que quiera. Yo en algunos momentos de Saló de Pasolini o en pelis así, que no parecen muy “morales” a simple vista, disfruto como una enana. Ahora, que no me intenten engañar diciendo que me respetan cuando lo que pretenden es darme náuseas o deprimirme.
He dicho.
Pues… casi te diría que la vieras, Raquel, porque yo hasta esta película no he aguantado ni una de Haneke, de hecho fui a verla bastante arrastrado por mi acompañante. Lo digo por si se piensa que mi comentario viene de la adhesión personal al cine de este tío, que es más bien lo contrario.
@Panov: sí, pero no como ÚNICO germen del nazismo, ¿no? Esta contextualizando algo que ocurría en ese punto concreto de Europa que suma a todo lo demás que dice Daniel en su post. Lo que rechazo es esa simpleza que se le achaca a la película, en ninguna parte, ni remotamente, se dice o se infiere que la película da “la respuesta al por qué del nazismo”.
Que conste que luego la película te puede parecer un coñazo o ser masacrada por mil cosas. Es sólo que el argumento principal de Daniel (con el que casi siempre estoy de acuerdo en lo que escribe) es que la película da una respuesta simplona y maniquea a una pregunta compleja y profunda (¿cuál es el origen del nazismo?) y creo que eso es un error. Insisto, la película como mucho (y tengo mis dudas) apunta elementos contextuales de ese periodo de la historia que también hay que tener encuenta (además de pobreza postguerra, represión postguerra, etc etc).
Parte del prejucio y no “queda bien” pero; no pienso ver películas de este tipo.
Ya me engañaste anteriormente jodío barbudo. Si a mi vecino mecánico se le ocurriera la (mala) idea de asistir a uno de tus engendros, después de sus 60 horas semanales en el taller, probablemente tendría el pensamiento de darte una páliza en tu Austria natal. Yo, llevaría los bates.
Pero tú te sabes bien el truco ¿Verdad? Mandarras. Haces películas para escandalizar a críticos dispuestos a escandalirse.
Se puede mostrar a un “vejete” sodomizando a un niño, o a Esperanza Aguirre jugueteando con un platano. Pero eso no es contar historias, es tocar los…
Repito. A mi ya no me engañas más, Haneke.
Por cierto, en lo que mi respecta, gracias por el Blog. Todo un acierto.
He puesto que para el mí el cine “obligatoriamente” tiene que ser moral y cercano al ser humano. Me refería no a que haya que obligar a los autores a hacer cine así (¡estaría bueno!), sino a que, como decíais, es inevitable, a que toda película tiene “mensajes” e implicaciones éticas (o “antiéticas”).
Leyendo entrevistas de Haneke acerca de la película está claro que él sí pretendía dar una visión de cómo surgen los totalitarismos: “aunque trata sobre la historia alemana de principios del siglo pasado, no quiero que se vea sólo así. Habla de muchas otras cosas. Por un lado, te muestra cómo se preparó el terreno para el surgimiento del fascismo y el nazismo. Aunque mi intención no fue sólo mostrar cómo surgió el nazismo en Alemania, sino cómo surgen los totalitarismos, de derecha o de izquierda, en cualquier parte del mundo.”
Además, es un tío que siempre se contradice. Lo mismo te dice que quiere provocar al espectador y sacarle de la sala indignado (lo leí a propósito de la versión USA de Funny Games, creo) como te dice que el hace películas “realistas” o que “Mucha gente me pregunta por qué me fascina el lado oscuro de los seres humanos, y la verdad es que no es así. Ese aspecto de la humanidad no me interesa particularmente. Pero cuando trato de ser realista, al retratar a los seres humanos siempre me encuentro con esos elementos. La realidad tiene un lado oscuro. No me queda otro remedio que lidiar con esas cosas. Por eso casi todas mis películas tienen violencia y crueldad, pero no es algo que busco deliberadamente.”
¿Pero en qué quedamos? ¿Hace cine para revolver conciencias apelando a lo peor del ser humano o simplemente le salen así porque la realidad es horrorosa? A mí me parecen cosas casi contrarias. ¿Cómo se explica este hombre que en este mismo mundo horrible, un auténtico “parque temático del terror”, como tan bien dice Dani, haya cineastas que hacen películas en las que no todo es violencia y odio? ¿Es que todos menos él son edulcorados y colaboracionistas? ¿Por qué no reconoce directamente que a él le interesa el dolor o que encuentra cierta belleza en las cosas negativas/enfermas (morbo), tal y como indirectamente afirma cuando dice alegrarse de escandalizar a tanta gente?
Creo que es marear y dar vueltas para parecer otro autor que no es. Haneke no habla del totalitarismo, ni de la violencia provocada por la televisión (otra cosa que dice que denuncia, aunque está muy orgulloso de no ver nunca la televisión), habla, como todos hacemos, de su propia violencia y de su propia y fría visión del dolor de los demás.
He vuelto a decir, jaja.
No ha entendido usted nada de la película. Sus argumentos son maniqueos, acaso pueriles. Hacerse eco de las pretendidas similitudes entre “La cinta Blanca” y “El pueblo de los malditos” le deja en evidencia.
¿Por qué hace tanto caso del análisis de la crítica? ¿por qué no dedica algo más de tiempo al análisis de la propia obra?
Piense en el contrapunto entre la belleza de las imágenes y la crudeza de la historia. Piense en la cinta blanca sobre el brazo del niño.
Y, sobre todo, no deje de recordar que Haneke es el AUTOR de toda la película, no sólo del guión, y cómo probablemente tenía tan en mente la estética como el discurso.
yo tampoco creo que haneke precisamente diga que él sí sabe la causa de los problemas cuando es cineasta dedicado a no dar soluciones ni respuestas, y yo creo que tampoco la cinta blanca las tiene. Estudia un ‘caso concreto’ y su profesor supuesto protagonista dice al principio que se le ocurrió con el tiempo que esos sucesos tenían que ver con lo pasado en el país veinte años después. Más indicaciones no hay, y puede ser perfectamente una mención de un personaje, no la visión del director que tampoco personaliza tanto en el profesor como para que sea nuestra fuente de identificaciones en la película. No obstante, me parece curioso que no veas que existe una progresión de atentados, procedente de una corrupción pequeñita, familiar y doméstica, rural y abandonada, y que acaba en atentados mayores, que dan lugar a una guerra, y a una corrupción generalizada, y que eso no te parezca un modo de progresión del mal de valor universal. Ese caldo de cultivo está bien llevado, y el hecho de que se repita en otras sociedades similares da idea de que esta película no habla necesariamente de los nazis.
una pena en cualquier caso no haberla disfrutado.
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De verdad, leed las entrevistas si os interesa la visión del propio autor sobre su película. No tiene empacho en decir que habla de cómo surgen los totalitarismos. Si la manera que tiene de transmitir el mensaje es por medio de uno solo de los personajes eso confirma que como guionista es un simplón. Un guionista éticamente complejo lo habría entremezclado en la narración y nos hubiera sugerido conclusiones sobre las personas sin tener que susurrárnoslas al oído por boca de un personaje. Se puede entender lo que hace un autor e igualmente rechazar lo que dice o las historias que cuenta. Hablando de cosas simplonas, a mí me parece muy simplón admirar algo y decir automáticamente que todo el que lo ataca no lo entiende.
De todas formas intentaré verla. Si pasada una hora y media siento que estoy perdiendo el tiempo, entonces ya no prometo verla entera, ya he pasado horas aburriéndome con este tío.
Y ya paro :)
Y no es el maltrato: es la religión como origen de la aplicación ciega de la norma, y el individuo irresponsable como mero ejecutor de la voluntad de Dios (o en su caso de Alemania). Y lo que significa la norma para los Alemanes, y lo que son capaces de hacer por la Norma. Hay bastante chicha en la peli.
no sé si me respondes a mí, Raquel, pero creo que confundes algo que supongo viene del hecho de que no has visto la película. La cinta blanca no tiene ‘mensaje’, ni pontifica, ni necesariamente explica. ¿Eso la convierte en simplona? Es que no sé, todo esto es pelín bizantino, pero la simplicidad en un guión acaso es mala? ¿Y que en cuestiones éticas sea ‘simple’ es malo? Dependerá de los resultados frente al conflicto que muestre, y de las situaciones que describe. La cinta blanca, aunque tenga constantes con el cine de haneke, es bastante diferente a sus opciones estilísticas anteriores. Es esteticista en lugar de mostrar realidad cruda, deja prácticamente siempre la violencia en off, y no hace sino describir unos hechos, y obviamente pasa de su habitual influencia de los medios audiovisuales. Haneke dirá lo que quiera, pero ya somos mayores para no creernos mucho lo que dicen los autores de películas, y basarnos en lo que dice el film en sí. Juzgar por lo visto o escrito por otros en una película que ni siquiera tiene una historia cerrada hace complicado poder discutir en términos concretos lo que (no) dice la película, la verdad
La verdad, Goio, es que más bien monologaba, jeje. Por un lado me fascina encontrarme con argumentos contrarios a los míos y por otro está claro que acaricio la absurda idea de convencer a todo bicho viviente de mi propio punto de vista, qué le vamos a hacer :) ¡Y eso sin haber visto la peli!!!
Dicho esto, el que Haneke diga que pretende explicar cómo surgen los totalitarismos en todo el mundo… ¿no te parece contradictorio con tu idea de que la película “no tiene mensaje”? La verdad es que no lo entiendo. Una cosa es que la “opción ética” de la peli no esté tan clara como la de La sirenita, y otra que no haya ningún mensaje en absoluto, ¿no?
Haneke tiende a decir que “cada uno tiene que sacar sus propias conclusiones” de su cine, y que sus películas son rompedoras, no pontificadoras ni “cerradas”, pero a la vez dice que quiere remover conciencias y llamar la atención sobre problemas sociales importantísimos: la violencia gratuita, la soledad de la gente en las ciudades modernas, lo enfermizo dentro de las familias… y ahora el nazismo, nada menos.
Por un lado quiere provocar emociones fuertes y lo más “controvertidas” posible, y niega que tenga ambición alguna de aleccionar, pero por otro habla de moral (lo reconozca o no) cuando dice que la sociedad actual es obscena, que está claro que el mundo va mal, y que en sus obras busca que el público reflexione sobre ello. Eso sí, asegura él, no pretende dar soluciones ni profundizar en conclusiones… ¿No os parece como que “ni chicha ni limoná”, que algo oculta o algo adorna con toda esa cháchara contradictoria?
A mí me gustan las dos cosas, insisto, el cine que moraliza abiertamente, como el de los autores que dije antes, y el que parece que intenta dejar la moral totalmente fuera de la ecuación o jugar con sus límites, o hacer que se tambaleen sus cimientos (Tarantino, Tinto Brass)… Lo que pasa es que desconfío cuando, después de ver una película en la que siento esa “amoralidad”, o “gamberrismo”, o frialdad ante el dolor de personajes que parecen realistas, leo cómo el autor se tira el pisto de ser más profundo que los demás. Cuando Haneke habla, con esa superioridad que se gasta, de los “cómplices” medios de masas, la publicidad, la televisión, etc, lo que viene a insinuar es que si haces una comedia romántica o una historia amable de aventuras, o de misterio, o lo que sea, no estás haciendo algo respetable y elevado como él, estás escamoteándole al público la realidad que sí hay en sus historias: estás dándole a espalda a la verdadera naturaleza de este mundo horrible. Quiere quedar moralmente por encima de todos los demás cineastas sin ni siquiera tener que “descender” a explicar cuál narices es SU opinión, SUS ideas y sentimientos sobre lo que cuenta. Sólo con toquetear temas sórdidos, con mostrar cosas crueles sin juzgarlas ha conseguido lo que muchos otros humildes contadores de historias humanas no conseguirán nunca, ser considerado un gran artista de nuestro tiempo. La campaña está muy clara: si a ti te parece aburrido eres poco profundo, si a ti te incomodan sus ficciones sólo demuestras que la sociedad está podrida y tú también. En sus declaraciones no deja salida. O estás con él, o bien no te enteras de lo chungo que es el mundo, o bien eres cómplice, mala persona. Pero si te subes a su barco, entonces molas, eres de los que aprecian a los genios incomprendidos, a los incorruptibles, a los anti-todo.
Yo paso, chaval, jaja.
Y ya me he vuelto a enrollar.
Un saludo a Fanshave y a todos los que han debatido con tanto respeto, ya paroooo.
Llego tarde a la discusión, pero qué bueno encontrar aquí al señor Borge.
Raquel, a mí no me parece que Haneke se coloque por encima de nadie, ni que critique al que hace comedias románticas o series de instituto. No lo digo con mucha firmeza porque le he leído pocas entrevistas, pero la sensación que a mí me da es que Haneke está preocupado por un montón de cosas y ese montón de cosas es lo que expone en sus películas. No creo que por eso se considere más “profundo” (signifique eso lo que signifique) que el resto. Creo que quiere hablar de esas cosas y lo hace con una peli y me parece estupendo, oiga.
La parte del nazismo no la tengo muy clara. No me parece que la peli hablara de eso, la verdad. Creo que, como ya hizo en otras pelis, planteaba una serie de actos de violencia, con sus causas y sus consecuencias más o menos escondidas, y que la relación con el nazismo es casi casual. No sé. A mí me gusta la manera en que lo hace. No me parece gamberro ni provocador en el sentido de “la gente se sale de las salas y al tío se le pone la polla como el cerrojo de un penal”. Me parece tan concreto y lacónico como una fotografía. Uno mira y piensa y ya.
Pero vamos, que tampoco soy capaz de explicar muy bien por qué me gusta y por qué me parece que tiene las cosas clarísimas y que eso no le convierte en un engreído o un enfant terrible.
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