Por Daniel Castro (Guionista en Chamberí)
Sí, voy a escribir un poco más sobre el eterno asunto de las descargas de películas y series de internet. Si estáis hasta las narices de este temita, podéis pasaros a leer el loquísimo post de uno de los seis guionistas más atractivos de Bloguionistas en el que me contesta y refuta.
Bien, vamos con ello.
A estas alturas, poca gente razonable duda de que las descargas de archivos de Internet están provocando que la industria de los “contenidos” como le llaman los técnicos deje de ingresar cantidades descomunales mientras tanto, la industria de las telecomunicaciones y productos informáticos está viviendo una edad de oro, en gran parte debido a que sus productos son imprescindibles para la descarga, reproducción y almacenamiento de esos contenidos. Para estas Navidades, una persona que conozco ha recibido de regalo un disco duro multimedia en el que un amigo le había grabado 25o películas. Otro amigo, sesentón, le ha dicho, orgulloso, que cuando se las vea, él le puede pasar su colección de 3000. El disco duro costó 150 euros en un Media Markt.
Esta situación está afectando indirectamente también a los creadores de contenidos (músicos, productores, directores y guionistas entre otros) ya que la industria que les pagaba está en una situación económica más precaria que antes. Tal vez la televisión y el cine hechos en España no están siendo los más afectados, ya que no son los preferidos por el público que se descarga contenidos de internet, pero, indudablemente, a cada uno a su escala, a todos les afecta esta práctica.
Lo que es falso es que las descargas sean ilegales. Por ahora, tal y como se está aplicando la ley en nuestro país, la mayoría de las redes para compartir archivos se consideran un intercambio legal y sin ánimo de lucro. Por eso, ese argumento tan empleado por algunos representantes del mundo de los “contenidos” de que bajarse una película de Internet es igual que entrar al Corte Inglés y llevarte una camisa es inexacto. La policía te detiene por un robo y un juez te suele condenar por ello. Nadie me meterá en la cárcel si confieso aquí que tengo unas cuantas pelis en el disco duro, bajadas de eMule. Creo que cada argumento inexacto es un paso que aleja de la solución de un problema.
He escrito “por ahora” porque creo que el tiempo en el que bajarse todos los discos y pelis de Internet gratuitamente se va a acabar pronto. Por dos motivos: por un lado pienso que las iniciativas legales más severas van a comenzar a abundar y… por otro lado porque… simplemente los usuarios no querremos descargarnos contenidos de Internet a nuestro disco duro.
De hecho, en los últimos meses, por primera vez, se está reduciendo el volumen de archivos descargados desde redes P2P (aquí informan de que hace un poco más de año y medio, el P2P representaba el 40% del tráfico de Internet, ahora apenas llega al 20%). Entre las causas más importantes, yo señalaría tres. Primero, en algunos países la persecución de las descargas se ha incrementado, con leyes más severas. La segunda causa creo que es mucho más importante: las redes P2P han descendido por el incremento de las descargas directas de sitios como Rapidshare. Sin embargo, para mí la tercera causa es la verdaderamente crucial, porque marca un cambio de tendencia. La tercera causa es el streaming legal, es decir, programas como Spotify.
Supongo que casi todos lo conocéis. Spotify es un pequeño programa desarrollado por una empresa sueca fundada y presidida por Daniel Ek, este tipo de aquí abajo (el tío tiene 26 años).
Uno lo instala en su ordenador (al programa, no a Daniel Ek) y le permite acceder inmediatamente a una vastísimo catálogo de música. La versión gratuita intercala publicidad entre las canciones, la versión de pago no, a cambio de unos diez euros al mes. Spotify es una alternativa “más” legal a la descarga de música desde Internet ya que ha llegado a acuerdos con las discográficas para repartir con ellas parte de los ingresos de publicidad que recibe. Sin embargo, por mucho que esto entristezca a algunos lectores, creo que el éxito de este programa no se debe a que los consumidores prefiramos una opción que permite ingresar algo de dinero a los artistas y sellos discográficos. La razón del éxito de Spotify es que es… mucho mejor que una red P2P y además es… igual de gratis.
¿Por qué es mejor?
Porque nos ahorra tiempo, trabajo y espacio de almacenamiento en el ordenador. ¿Prefieres descargar y guardar un archivo en tu ordenador sin poder escucharlo antes y arriesgándote a que contenga un virus o escucharlo inmediatamente en óptima calidad? La respuesta es obvia. Spotify es simplemente mejor que lo que había. Yo lo uso incluso para escuchar discos que ya tengo en mi disco duro (y también, evidentemente, para escuchar los que tengo en CD original).
Spotify nos libera de los obstáculos que implica la posesión. Por que la música está en… ese limbo que llamamos “servidores centrales”. Más o menos, en el mismo sitio en el que están todos los mensajes de nuestras cuentas de Gmail.
Sin embargo, Spotify no sólo trae ventajas al oyente. También, evidentemente, a las discográficas que ahora ven la posibilidad de ingresar algo por lo que hasta hace unos meses… no les reportaba nada. Ganarán poco por cada reproducción de cada canción pero… ¿y el dinero que se ahorrarán en producir y distribuir cada uno de sus discos? ¿Y los ingresos que les reportará toda esa parte de sus archivos que tenían hasta ahora descatalogado y que, ahora, será accesible para todo el mundo en cualquier momento?
Spotify es, a mi entender, la mejor aplicación que he conocido hasta ahora de la teoría de la Larga Cola, que dice que la Red ofrece una oportunidad óptima de sacar beneficios de productos que no sería rentable distribuir de modo tradicional (y por eso estaban descatalogados).
Spotify también es bueno para los artistas y para las entidades de gestión de derechos de autor ya que permite obtener datos claros e incontestables sobre el número de veces que se ha reproducido una grabación. La labor de recaudación de las entidades (si cobran su parte a Spotify también, cosa de la que no estoy enterado) se vería muy facilitada.
En definitiva, Spotify me parece la respuesta que se esperaba de la industria discográfica desde hace mucho tiempo.
Ok, ahora os preguntaréis, ¿por qué carajo nos suelta todo este rollo sobre Spotify si estamos en un blog de guionistas?
Porque, como reclamaba Santamano, el cuarto guionista más atractivo de su hogar, en este post de su blog, lo que andamos necesitando desde hace tiempo es… un Spotify para cine y televisión.
Señores productores de cine y tele. No hay mucho que inventar. Por favor, copiénselo todo a esos suecos. (O a los americanos de Hulu, que, al parecer, es un modelo parecido a Spotify pero aplicado a cine y TV. Todavía no ha llegado a Europa y no he podido probarlo, por eso no lo uso como referencia).
Películas gratis a cambio de tragarnos anuncios y películas de pago para verlas sin publicidad. Suscripción premium para ver pelis sin publi todo el mes. Posibilidad de comprar una película y descargarla si la necesitamos ver cuando estemos off line, por ejemplo, en un viaje.
Otras posibilidades: pago por película suelta que queramos ver sin publi. Otra posibilidad: precios más caros para películas de estreno (sí, creo que las pelis pequeñas pronto se estrenarán en ese Spotify para cine y tele) y precio más barato para películas que ya han hecho el grueso de su carrera comercial. (Ojo, estoy hablando de precios muy razonables. No puede pedirse al espectador que pague por ver una peli el mismo dinero que en una sala de cine: el productor se está ahorrando los gastos de copias, distribución y exhibición de la película).
¿Imagináis lo que sería poder acceder a cualquier película con un simple click? ¿Y navegar entre la filmografía completa de tu director o actor favorito y buscar rápidamente tu secuencia favorita y verla, por fin, en versión original o doblada, tantas veces como quieras?
Además, un Spotify para cine (y series) tendría ciertas ventajas que harían que pudiera tener aún más éxito que el musical: los archivos de vídeo son mucho más pesados y exigen mucho más tiempo de descarga y, muy frecuentemente sólo se reproducen una vez. Es decir, son las condiciones ideales para que triunfe un streaming.
Otra ventaja para que triunfe un Spotify de cine es que las películas y series suelen verse habitualmente en casa. No está tan generalizado el uso de dispositivos portátiles para ver películas (y nunca lo estará, porque ver una película es incompatible con muchas actividades – andar, correr por el parque – que sí se pueden realizar mientras se escucha música). Es decir, que ese nuevo Spotify del que hablo como si ya existiera, se encontraría con el principal problema del existente, que necesitamos descargar algunos archivos a nuestro dispositivo portátil, pero en mucha menor medida que el actual Spotify.
¿Qué hace falta para que este Spotify ideal llegue a ser una realidad?
Las dificultades técnicas ya no representan un problema demasiado grande. El principal obstáculo es que los productores de series de televisión y cine lleguen a un acuerdo para digitalizar sus contenidos y colgarlos de una plataforma similar a Spotify. Es imprescindible que se unan, ya que la diversidad de plataformas sería muy contraproducente.
Aunque nos han dado muchas pruebas de lo contrario, yo pienso que los ejecutivos de las empresas de producción son inteligentes y saben que centrar su negocio ahora en vender DVDs es casi tan productivo como poner sus esperanzas en la resurrección de la musicassette.
Ahora, por favor, por el bien de los consumidores, de los artistas y, sobre todo, por su propio bien, les agradeceríamos que dejaran de una vez de quejarse, de promocionar manifiestos y mesas antipiratería, y nos dieran una alternativa mejor a esas descargas que ustedes llaman ilegales. Está en sus manos.
Antes de que te crujan: el torrent también es P2P. Lo que se ha incrementado a lo bruto últimamente son las descargas directas de sitios tipo Megaupload y Rapidshare.
Por lo demás, gran artículo (sí, también por lo largo ;P )
Gracias, anómalo, tienes razón. Lo corrijo ya mismo.
Otro sueco ha inventado un programa como el que hablas. Se llama Voddler. El Spotify de las pelis y series.
Actualmente está en beta y funciona con invitación. Pero tiene que mejorar la parte técica porque ayer lo instalé en mi Mac y casi me lo deja KO.
Quizá en Windows funcione mejor…
En todo caso, es el futuro.
Raúl, por lo que veo Voddler tiene un catálogo relativamente interesante, pero la gran duda es… ¿Tiene subtítulos? Porque si no… vamos listos.
Creo que tiene subtítulos en sueco, jeje. Al menos por ahora.
Interesante…
Y luego está:
http://www.theauteurs.com/
¿Alguien sabe si las pelis de aquí tienen subtítulos?
Las pelis de “The Auteurs” solo tienen subtítulos en inglés, pero la calidad y el catálogo son de primera.
Pero bueno, en España tenemos Filmin, ¿no?
http://www.filmin.es/
“Estigmas”, de Adán Aliaga consiguió 1.000 visitas en muy poco tiempo, un público que en circuitos habituales dificilmente habría tenido dada la naturaleza poco convencional de la película.
http://videoclub.cine365.com/
Pero ya hay un Spotify de películas (en ingles, obviamente). SImplemente tenéis que hacer un registro GRATUITO y Voddler y listo. Como Sporify, puedes tener cuenta premium por un pago no muy elevado.
Al igual que películas, series de tv…
Un saludo y buen artículo.
No les dejo la web, por no hacer SPAM, pero basta con ir a San Google, y escribir Voddler.
Anotar lo que dice la página de descargas de Spotyfi:
«Lo lamentamos, pero en estos momentos Spotify sólo es compatible con Windows y Mac.»
Pues eso, los que optamos por Linux buscaremos otras soluciones
La idea es muy buena, pero como dice Guionista en Chamberí, lo que no es de recibo es que el precio por descargar un contenido de forma legal sea tan elevado como el de las plataformas que actualmente funcionan en España. ¿11€ por descargar una película? ¿Y los extras, y el disco, y la carátula, caja, etc.? Lo mismo que descargar un tema de iTunes, que en la mayoría de los casos cuesta un euro. Vamos, que un disco con 12 temas te sale por más de 10€. Teniendo en cuenta que muchas veces sale más barato el DVD o el CD, resulta bastante lógico pensar que alguien está queriendo sacar más dinero del debido con eso, o bien lo hacen caro para forzar a seguir usando el circuito comercial convencional, lo que resulta bastante absurdo en los tiempos que corren.
Hoy día las opciones de pago me parecen excesivamente caras y Spotify se ha convertido en un gran invento para contentar a todo el mundo. El problema sigue siendo conciliar ese nuevo servicio con la movilidad. Si me hago un viaje en autobús y quiero llevarme discos o una peli sigo necesitando tener archivos y los precios actuales son exageradísimos para hacerlo de forma legal.
Supongo que es cuestión de tiempo que se encuentre una solución razonable, algo que se verá facilitado cuando la tecnología permita conectarnos a una red de alta velocidad estemos donde estemos y de forma inalámbrica.
Mientras tanto, ese Spotify de cine y series sería una gran opción, sobre todo si en el futuro uno pudiese tener un miniordenador multimedia conectado al televisor de alta definición.
Todo llegará.
Niego la mayor: las descargas son ilegales y me jarta ya mucho leer las simplezas que dejan uds. en sus blogs. Si lo duda, tenga a bien leerse el artículo 20 de la seccion III del Real Decreto 1/96, donde dice que poner a disposicion del publico obra protegida por medios alámbricos o inalámbricos de modo que este pueda acceder a el desde el lugar y en el momento que prefiera es ilegal si se hace sin la licencia del propietario. Entiendo que hay mejores formas de pasar el rato pero una de ellas no es dejar constancia por escrito de su ignorancia sobre el asunto.
El problema, como muy bien sugiere Ud es que hay una industria que prefiere quedarse con todo el negocio a repartirlo con quien lo merece. O sea, fabrica y vende Ipods o discos duros multimedia sabiendo que los usuarios los cargaran gratis. ¿Que los productores, artsitas, guionistas, interpretes, arreglistas etc. no cobran lo que merecen? Que se jodan, y si protestan, les monto una Asociacion de Usuarios, un todoscontraelcanon.com, agito el fantasma de la SGAE en exgae, y lo que haga falta para discutir la propiedad intelectual. Al fin y al cabo eso no cuesta ni un 0,000001% de lo que me ahorro por no pagarles.
Los idiotas siempre prefieren mirar el dedo, y la generacion de internet, ademas de estar cargada de idiotas, necesita mirar el dedo para no ver el daño que hace a gente perfectamente inocente y como se aprovechan de ellos (usuarios y generadores de contenidos) explotadores nada inocentes.
Por cierto, uno de los mayores explotadores del negocio es el hombre de la larga cola, que justifica la explotacion con argumentos increiblemente pueriles que, sin embargo -quiza porque la generacion de internet, etc.- parecen encontrar eco. Ultimamente buscaba escritores para su web, ofreciendo cero dinero a cambio del trabajo, con la excusa de la visibilidad. Como si mi tio el del bar me dice que trabaje para el de camarero que asi me vera alguien que valorará mi trabajo y me ofrecera un trabajo de verdad. Mientras tanto, eso si, el Anderson y mi tio se quedan con todos los ingresos del negoci, incluidos los que genero con mi trabajo. Nada nuevo bajo el sol. Lo unico raro es que la gente -la generacion de internet, etc.- se ponga del lado de los explotadores. Antes la mayoria estaba del lado de la victima.
Y ya que me he extendido desaforadamente, me permito señalarle que el streaming legal existe hace decenios, se llama radio. O television, si lleva imágenes. Eso si, los emisores aceptaron enseguida que habia que pagar a los creadores del material con que hacian negocio.
El problema de la radio y de la tele es que uno no elige lo que quiere ver por muchos canales que le vendan. Yo no hablo de gratuidad y creo que Guionista en Chamberí tampoco, al menos no de cara al autor. Se trata de no poner puertas al campo y remar a favor de la corriente en vez de en contra. Sería mucho más sencillo, legal y lucrativo para todos que por 10 o 20 euros mensuales uno pudiese tener acceso universal a cualquier contenido digital desde su casa, por ejemplo. Es una cantidad más que razonable porque el distribuidor únicamente necesita un software y una red de servidores potentes, y los productores se ahorran gran parte del gasto en soportes físicos, transporte, publicidad, etc. Insisto en que igual de mala es la gratuidad como el hecho de cobrar cantidades desorbitadas cuando la inversión es inmensamente menor a la tradicional. Algo así ofrece Spotify y me parece muy razonable.
Creo que no te enteras de la película, “explotadores y explotados”.
Yo no soy un experto del tema, pero lo que es evidente, incluso leyendo el Real Decreto que has copiado, es que el que descarga NO comete una ilegalidad. En todo caso delinquiría el que se lucra poniendo a disposición de los usuarios los archivos sin permiso del creador, y ni siquiera eso está claro.
No se trata de chulear a los creadores. Se trata de comprender la realidad, y no querer seguir vendiendo discos a 20€, porque ya no los compra nadie. Vendan canciones baratas con descarga cómoda desde casa, películas y series a la carta por un precio razonable, suscripciones a contenidos audiovisuales… Cada día se consumirá más música, más cine, más videojuegos, habrá más oportunidades para los creadores, y los beneficios serán mayores para los empresarios.
Y no nos dejemos engañar: cada día se consume más cultura y se generan más beneficios. Pasa lo que ha pasado siempre con los cambios tecnológicos… ¿quién se quedará atrás y acabará desapareciendo? Las empresas/profesionales/actividades que sean inmutables y quieran mantener su status quo como si nada. ¿Quién saldrá beneficiado y tendrá futuro? Las empresas/profesionales/actividades que sean capaces de generar modelos de negocio acordes a los tiempos.
Pero… ¡ay amigo! ¡Para eso hace falta creatividad! Algo que sí tiene nuestro amigo sueco del chándal, pero que parece que en España no abunda.
Sin afán de ser agorero… Spotify no tardará en tener problemas. Los mismos problemas que muchos servicios de pago (o con publicidad que lo supla) en la red.
Y es que para cada nuevo invento digital, como Spotify, se crea una utilidad que capa su rentabilidad.
A lo que voy… la gente se ha acostumbrado a pagar poco o nada y busca soluciones para que siga siendo así. La gente no demanda música o series o pelis… demanda música, series y pelis gratis. Y las consigue.
Aquí el ejemplo:
http://cosechapropia.blogspot.com/2009/08/mukote-11.html
Una aplicación pirata, claro, que permite silenciar la publicidad de Spotify.
Y no duden que exista, o esté a punto de salir, algún programita para crackear el programa entero y convertir el servicio en Premium por la cara.
Y en cuanto a Spotify o sucedáneos aplicados al cine o la tv (y entendidos como soluciones milagrosas) planteo un ejemplo: vi Zombieland por internet -mal hecho, sí- varias semanas antes de su estreno en España, con una calidad de imagen bastante aceptable y en v.o.s. ¿Cómo va a mejorar este servicio cualquier aplicación con cortes publicitarios o de pago?
Por todo esto me parece baladí cualquier conjetura sobre aplicaciones o servicios hasta que no comprendamos realmente el entorno en el que nos movemos, que a mí también se me escapa, pero que advierto muy alejado ya de servidores como Spotify y cía. (cía incluye, por cierto, otra aplicación tipo Spotify sin publicidad alguna, que crece como la espuma y cuyo nombre no recuerdo).
Dado que sí encuentro una gran ventaja en la posibilidad de contabilizar los visionados o descargas de material audiovisual en la red, sólo me planteo si la solución está en el retorno al más puro product placement publicitario….
¿Cómo mejorar el “servicio” de ver Zombieland descargado?
¿Conoces Hulu? Por ahora sólo está en EEUU, pero ofrece multitud de contenidos audiovisuales, a los que accedes cuando quieres, sin necesidad de descargar nada a tu HD, en alta calidad (no aceptable, ALTA). Sólo tienes que dejar un rato de publicidad al principio (nada de cortes a mitad de la película) o al final.
Me lo enseñaron hace un par de días y me encantó, me parece, cuanto menos, un intento inteligente. Yo prefiero eso antes que descargar una peli, que pesa, puede tener virus, puede ser porno… o antes que verla en streaming a baja calidad.
Por otro lado, y aunque haya descargas, spotifys o hulus; para las películas que me interesen seguiré yendo al cine. Veré en el ordenador aquellas que no hubiera visto en el cine de todas formas. Y no es que lo diga yo, es que las cifras cantan: 2009, récord de taquilla en Hollywood y exitazo de películas españolas. Por mucho que digan, no se acaba ni el cine ni la música.
La cultura se está convirtiendo en un bien público. Y no me refiero a un bien de interés general, que también podría serlo. Según la economía, un bien público es aquel cuyo consumo por un individuo, no reduce, ni real ni potencialmente, la cantidad disponible parar otro individuo, y no puede ser proporcionado selectivamente a unos individuos excluyendo a otros.
Ejemplos hay muchos: defensa, seguridad, alumbrado público, educación. La solución mas utilizada suele ser su provisión por parte del estado. En el caso de bienes públicos como la televisión o la radio si ha sido posible su producción privada.
Al contrario de las conocidos principios económicos de la mano invisible, o el laisezz faire, los bienes públicos generan “fallos de mercado” pues aunque sería beneficioso producir y consumir dichos bienes no es rentable. Los individuos se comportan como free rider o parásitos en español..se ven incentivados a esperar que otros consuman el bien para beneficiarse de ello. Lógicamente, si todos actuamos igual, nadie comprará el bien, y no se producirá.
La solución no parece fácil..pero si creo que debemos aceptar que no se trata solo de un problema de derechos de unos u otros, sino de incentivos.
O bien se consigue proteger técnica y legalmente el derecho de explotación de este tipo de productos, dejamos la provisión de cultura en manos del estado, o nos metemos en la mente de los individuos y cambiamos los móviles de su conducta. Supongo que la solución final será una combinación de todas ellas..perdón por la parrafada, y un saludo a autores y lectores de este blog.
Yo creo que el meollo del asunto se basa en dos puntos:
a) Compartir no es ni será nunca algo inmoral, al contrario. Otra cosa es que pueda llegar a ser ilegal.
b) La tecnología está transformando el mundo (lo ha hecho ya en gran medida) en un entorno completa e instantáneamente interconectado y perfectamente copiable.
En un entorno así, pretender cobrar obligatoriamente una cantidad arbitraria (más grande o más pequeña) por copia o reproducción es como pretender cobrar por respirar: sólo puede lograrse con una violencia extrema (física, jurídica, mental, etc…) y sólo temporalmente.
¿Significa ésto que la cultura y los creadores van a desaparecer? Bueno, hace ya varios años que este supuesto “problema” se viene desarrollando en una magnitud considerable; debería haber algunos signos de hacia dónde nos conduce. ¿Dónde están los artistas que antes vivían más o menos bien de su trabajo y ahora se unen a la cola del paro o tienen que aceptar trabajos no cualificados y mal pagados? Por no hablar de las legiones de creadores menos afortunados, que ya deberían haber desaparecido del mapa o verse reducidos a algo meramente testimonial, a amateurs de fin de semana, sin otra aspiración posible que pasar el rato y entretener a familiares y amigos. ¿Dónde están que no los veo?
Más bien lo que ocurre indica todo lo contrario: los artistas que ganaban mucho, siguen ganando tanto o más, los autores noveles proliferan como las setas, aparecen las licencias “copyleft”, como las Creative Commons (http://creativecommons.org/) y muchos autores (nóveles y consagrados) no dudan en aplicarlas a sus obras, permitiendo su libre distribución, lo que por cierto deja sin efecto todo ese (falso) debate sobre la protección a la copia, el evitar descargarse cosas, etc, etc…
Pues sí, el mundo está cambiando, ha cambiado ya y ahora cualquiera puede publicar su trabajo por poco o ningún dinero (como un blog, por cierto) y distribuirlo instantáneamente (porque en el momento en el que lo subes a Internet ya está hecho) por todo el mundo. ¿Significa esto, que a su vez los autores han de renunciar a cualquier pretensión de vivir de su obra o incluso de un beneficio económico digno de ese nombre? En absoluto, significa que ahora hay más peces en el río, pero las artes de pesca antiguas ya no nos sirven. Hay que buscar otras nuevas y ya hay muchos ejemplos de personas que lo han hecho y con éxito.
Y el que no sepa pescar peces, que se dedique a otra cosa para ganarse la vida, que da hasta vergüenza tener que recordar tales perogrulladas. Claro, que también podemos intentar acabar con la Revolución Digital (y con la Industrial, si hace falta) y volver a los gremios medievales hasta que no quede más remedio que aceptar lo evidente, pero mientras, eso sí, unos pocos se beneficiarán enormemente y el resto (creadores y público) seremos los perjudicados.
Ojalá que sea más bien al contrario.
Hola, queridos lectores. Intentaré contestaros a todos (o casi) en mi próximo post, el lunes que viene. De todos modos, muchas gracias por vuestras aportaciones.
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