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ACTUALIZANDO GÉNEROS: “WHODUNNIT”

 

La escritora Agatha Christie.

Hablábamos por aquí que los guionistas nos enfrentamos a la audiencia más versada de la historia en lo que a la construcción de historias se refiere y que eso suponía un reto añadido para los que nos dedicamos a escribir ya que toca darle una vueltecita más. Sí, otra. Pero nos lleva a enfrentarnos a un reto terrible: la inflexibilidad y rigidez de los géneros.

Las historias que pertenecen claramente a un género determinado (comedia romántica, terror, western…) deben seguir unos pasos muy estrictos. En caso contrario, dejan de pertenecer a esa categoría. Y hoy en día para vender una historia deben ser estrictamente lo que la sinopsis breve de su página en la plataforma promete. Si no, el espectador que busca algo se va corriendo a otra cosa a los cinco minutos de visionado ya que no se han satisfecho sus expectativas. O el productor no te lo compra, por la misma razón.

Por ejemplo, si escribimos una historia romántica, ineludiblemente habrá de tener dos personajes que nos caigan bien, que queramos que estén juntos. Que haya obstáculos, que todo se complique al punto de que su amor sea imposible. Y que, al final, corran uno hacia el otro en un aeropuerto. Bueno, esto último no debe ser siempre así, aunque a veces lo parezca.

Sin embargo, al mismo tiempo, tampoco pueden ser lo de siempre, porque aburren al espectador y no llaman la atención de aquellos que nos deben comprar la historia.

Recientemente, dos películas pertenecientes al mismo género se han enfrentado al reto de abordarlo de dos maneras muy diferentes. Se trata de: Glass Onion (guión y dirección de Rian Johnson) en Netflix y Mira cómo corren (dirigida por Tom George, guión de Mark Chappell) en Disney+.

El guionista y director Rian Johnson con el actor Daniel Craig
Rian Johnson y Daniel Craig. Foto: © A-Frame.

Ambas son “whodunnit”, contracción de “who’s done it”,  subgénero dentro del policíaco en el que hay que resolver un crimen que parece imposible y ante el que existen varios sospechosos donde todos pueden ser culpables.

La maestra indiscutible de este género fue la escritora Agatha Christie. Le extrajo todo el jugo al planteamiento con el favor de la audiencia y los lectores durante años y años. Aún hoy sus obras se siguen adaptando y La ratonera, obra de teatro cumbre de este género. estuvo representándose ininterrumpidamente en Londres desde 1952 hasta 2020.

Visto desde fuera puede parecer quizás un género sencillo, fácil de abordar, casi como que se trata de rellenar casillas. Nada más lejos de la realidad. Es endiabladamente complejo.

Para empezar, el crimen debe ser muy atractivo, diferente y original. En su desarrollo hay que saber llevar al espectador, controlando su línea de pensamiento, para sorprenderlo y satisfacerlo en su conclusión con un culpable inesperado pero coherente con lo visto. Casi nada.

Una de las consignas del género es hacer partícipe de la investigación al espectador. A él también se le propone, de manera indirecta, resolver el crimen y tomar partido en la acción desde el otro lado de la pantalla. Su participación en la historia es fundamental. Casi siempre lo es, pero en este tipo de historias es crucial y determinante.

Ambas películas prosiguen la tradición del género, pero cada uno trata de actualizarlo a su manera.

Glass Onion pretende ser moderna y actual. Ambientada en nuestros días, en una isla exótica, con una realización vigorosa, una dirección de arte llamativa y un variado casting de relumbrón repleto de caras conocidas. Sus personajes son actuales y contemporáneos, influencers incluidos.

Por el contrario, Mira cómo corren se sitúa en los años cincuenta, en Londres. Aambientación típica del género, personajes ingleses e investigadores de Scotland Yard. La realización es más tradicional, aunque de vez en cuando juega con la pantalla partida, una propuesta marcada claramente desde el guión.

Puede parecer ser demasiado deudora de las características del género. Pero plantea una innovación interesante: es plenamente consciente del tipo de historia que cuenta. Y la manifiesta al tener como trasfondo la adaptación cinematográfica de La ratonera en un atractivo juego de metaficción.

En ambas hay una presentación de personajes al principio, para conocer a los posibles culpables, antes del crimen. Johnson plantea un juego muy divertido a través de una invitación y un rompecabezas muy llamativo, pero imposible. George y Chappell hacen lo mismo a través del testimonio de la víctima, un director de cine interpretado por Adrien Brody quien, una vez muerto, bromea desde el más allá sobre el género de la historia.

Sus protagonistas son también convenientemente actualizados. Poseen su propia implicación personal en la trama, que no siempre es así en el género, siendo casi siempre un caso más para sus investigadores. En Glass Onion hay un deseo de justicia por parte del personaje de Daniel Craig. En Mira cómo corren hay necesidad de reconocimiento por parte del de Saoirse Ronan. Al ser mujer en los cincuenta siente que está en la policía sólo para servir el té.

En ambas, por supuesto, hay crimen, aunque se produce en dos momentos muy distintos en cada cinta. En Mira cómo corren muy al principio. Glass Onion lo presenta más avanzado el metraje. Aunque se sabe desde la invitación que van a un “juego del misterio para resolver un asesinato”.

Johnson juega con el público dilatando el crimen que, finalmente, se produce, entreteniendo mientras tanto con el juego del falso asesinato. Éste se trata con una ironía en la que parece coincidir en el tratamiento del género que lleva a cabo Chappell en el guión de Mira cómo corren.

El director de cine Tom George con el actor Sam Rockwell y la actriz. Saoirse Ronan.
Tom George, Sam Rockwell y Saoirse Ronan. Foto: © Fox Searchlight.

Ambas van pasando por posibles sospechosos, cada uno con sus motivaciones, hasta que llega un momento que ambas comparten: en el que se descubren acontecimientos que hasta el momento el espectador desconocía y que, por tanto, no formaban parte del juego. Sin embargo cada una lo aborda de forma diferente.

Ojo spoilers cruciales a continuación.

En Glass Onion llega un momento en el que el personaje de Janelle Monáe es asesinado. En ese instante, a capón, entra un flashback que nos explica cosas raras que habían pasado hasta el momento, como la verdadera razón por la que el investigador que interpreta Daniel Craig está en la isla, y en la que descubrimos que la asesinada no es quien creíamos, sino su hermana. Juega a que no es necesario justificar ese flashback, puesto que es un recurso al que el espectador ya está acostumbrado y que no necesita presentación.

En Mira cómo corren, la investigadora novata y entusiasta a la que encarna Saoirse Ronan descubre que su superior, interpretado por Sam Rockwell, puede ser el asesino porque tiene un motivo para acabar con el muerto. Eso lleva a que tome la iniciativa del caso, deje de confiar en su jefe, y siga por su cuenta. Hay un pequeño flashback posteriormente cuando interroga a un antiguo policía.

El uso del flashback en el caso de Glass Onion es controvertido. La forma de hacerlo, por corte, sin introducción, es una decisión arriesgada por parte de Johnson. Se expone a expulsar del juego al espectador. Parece que no le permite seguir descubriendo. Aporta una información directamente, tomando las riendas de la historia, exponiéndose a romper las reglas establecidas desde que se produce el crimen.

Quizás se trate de una argucia posmoderna. Que su director y guionista pretende precisamente “romper” las normas del género. Ir más allá, burlarse de lo establecido. Hacerle ver a la audiencia que, por mucho que juegue, no podrá adelantarle, a través de un guiño cómplice. A mí, como espectador, me sacó por completo de la historia. Perdí el interés y me quedé hasta el final como un mero testigo de cuanto acontecía, sin participar ni tomar partido desde ese momento.

Curiosamente en la trama de Mira cómo corren hay una discusión entre el director y el guionista de la adaptación de la obra de Christie. En ella se pone de manifiesto la conveniencia o no del uso del flashback. Una interesante reflexión de Chappell sobre este recurso narrativo en el género, como si hubiera podido ver la otra cinta, algo imposible pues su desarrollo fue paralelo.

Como guionista me apunto que, si algún día me encuentro ante el reto de escribir una historia de este género, me pensaré mucho si uso o no un flashback, cómo hacerlo y qué efecto quiero generar en la audiencia. A veces decisiones como esas pueden ser cruciales en cualquier desarrollo.

Mientras Mira cómo corren apuesta por un criminal sorprendente e inesperado, pero completamente justificado, en Glass Onion el criminal es quien pensabas desde el principio. Sólo da un pequeño rodeo para que pienses que es otro, aunque acaba siendo el inicial. Justo lo mismo que hiciera en su anterior película Puñales por la espalda con el personaje de Chris Evans.

En resumen, la actualización del género que realizan ambos filmes se realiza a través de:

  • La ironía y el humor.
  • Consciencia del género y juego con la complicidad del espectador.
  • La innovación formal, marcada desde guión.
  • Implicación personal de los investigadores.
  • Uso de recursos narrativos, como el flashback.

En mi opinión Mira cómo corren sale triunfadora al actualizar mejor el género, pero si es cierto que no deja satisfecho del todo al espectador. No es capaz de mantener ese juego meta lingüístico hasta el final. Ni siquiera incorporando como personaje a la misma Agatha Christie, idea a la que no se le saca todo el partido que podría dar.

Sin embargo  Glass Onion ha tenido mucho más eco y repercusión como actualizadora del género, quizás porque ahora lo importante no es hacer películas innovadoras y revolucionarias sino hacer películas que parecen que lo son. Con tener un buen envoltorio parece bastar. Y el de la película de Johnson es, sin duda, mucho más llamativo.


Pedro Pablo Picazo

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