VOY A PASÁRMELO BIEN: CINCO LECCIONES DE GUIÓN

Voy a pasármelo bien ha sido una de las sorpresas de la temporada de verano. Mucha gente asumía que la propuesta era pura nostalgia ochentera/noventera; el marketing tampoco dejaba cien por cien claro que fuese una película ‘para toda la familia’ al estilo de Padre no hay más que uno; y los haters de Hombres G, que no son pocos, se sacudieron de encima con un ‘meh’.

Pero el boca a boca y un aluvión de críticas positivas han aupado la película por encima de los dos millones de euros de recaudación. No está nada mal, especialmente para los tiempos que corren.

 

Y es que, lo que un director mercenario habrían asumido como un encargo puramente alimenticio (escribo cualquier historieta que me permita enhebrar media docena de hits y hala, toma el dinero y corre), David Serrano decidió convertirlo en su película más personal.

El resultado, una comedia romántica sin almíbar pegajoso; con un puñado de momentos desternillantes y otros tantos verdaderamente emotivos; una historia que se entiende y se disfruta incluso sin saber quiénes son los Hombres G; y el mayor éxito de su carrera como director desde Días de fútbol.

Además, Voy a pasármelo bien contiene algunas valiosas lecciones de guión. Repasemos las más importantes con ayuda de esta entrevista, grabada en la sede de DAMA en Madrid.

ESCRIBE DE LO QUE SABES

Más viejo que el pan, esto. Pero cuando se pone en práctica bien, el resultado es inimitable.

David Serrano, en Voy a pasármelo bien, cuenta nada más y nada menos que su primer amor. Y lo hace con mucha fidelidad. La protagonista se llama como su amada real; el protagonista se llama David; el propio Serrano actúa por primera vez en cine interpretando… al padre del protagonista; varios de los niños interpretan a amigos de infancia de Serrano que eran compañeros de clase en aquel curso en que se enamoró por primera vez…

Más que “escribe de lo que sabes”, David Serrano ha decidido escribir de lo que nadie sabe mejor que él. Y cuando alguien con tanto oficio escribe desde las tripas, no hay hater que sea inmune al resultado.

 

CONVIERTE LA NECESIDAD EN VIRTUD

Para la protagonista adulta, David Serrano quería a la estrella mexicana Karla Souza. Pero su agenda presentaba una complicación: tras rodar toda la parte musical con los niños, tendrían que interrumpir el rodaje de la película durante siete largos meses para poder contar con Souza.

Serrano no sólo aceptó sino que se benefició de una manera inesperada de este parón: al tener tiempo de sobra para montar toda la parte de los niños, descubrió que la parte adulta de la historia era demasiado oscura y dramática. Como tenía tiempo de sobra, David Serrano reescribió toda esa parte en profundidad hasta lograr darle un tono acorde con lo que ya tenía rodado.

Además, para cuando llegó el día de rodar, tenía clarísimo qué necesitaba y qué no en el montaje final. De las dos semanas que rodó con los adultos, apenas se desecharon 25 segundos de metraje.

 

BÚSCATE UN PRODUCTOR LOCO

Así define David Serrano a Enrique López Lavigne, productor de Voy a pasármelo bien. Un “loco” que le acompañó durante todo el proceso y que defendió ante Sony las decisiones autorales más arriesgadas. Por ejemplo…

*** ALERTA SPOILER ***

David Serrano tenía claro que el final de la película no podía ser “vivieron felices y comieron perdices”. En el ADN de esta historia hay un poso de melancolía, una aceptación de que ciertos amores se viven más en la imaginación que en la realidad.

Cuando Sony trató de convencer a Serrano de que los protagonistas acabasen juntos, Lavigne manifestó su apoyo total al final original. Y el final se quedó.

*** FIN SPOILER ***

No es la única de las locuras que Serrano destaca de Lavigne. También aplaude el arrojo que tuvo al empezar el rodaje sin saber todavía si el ICAA les concedería una subvención, por ejemplo. O el aceptar que el casting de los niños se eligiese según el talento interpretativo y no según sus dotes musicales. Esto implicaba que varias decenas de niños debían recibir clases de canto y baile durante meses.

Y es que como dice David Serrano, “Enrique es un productor que va a favor de la película, no del resultado posible de taquilla”. Su filosofía es “vamos a hacer la mejor película posible, y luego ya veremos si hacemos taquilla”.

 

SITÚA TUS HISTORIAS FUERA DE MADRID

David Serrano quería rodar esta historia en una ciudad ni muy grande ni muy pequeña, y con casco histórico, “pero no fuese una ciudad de cuento, como Salamanca o Toledo”. Y tenía que tener un festival de cine, porque es una parte importante de la historia de los adultos. Aunque su adolescencia la vivió en Albacete, para el rodaje finalmente eligió Valladolid.

Además de las facilidades logísticas y de la conveniencia del decorado, Serrano ha apreciado en las reacciones del público que “la gente agradece mucho una historia que no pase en Madrid, Barcelona o Sevilla”. Y dice que si por él fuera, a partir de ahora rodaría todo fuera de Madrid, que es una ciudad donde “todo el mundo te insulta cuando estás rodando” y donde un día le tiraron “un cubo de agua desde un cuarto piso, que cayó un poco en la cámara y todo”.

Aparte de las vicisitudes de rodar en una ciudad cara, bulliciosa y en la que las distancias y los atascos complican y encarecen los desplazamientos, lo cierto es que Madrid está más vista que el tebeo. Quizá sea buena idea empezar a situar nuestras historias en ciudades que no tengan su propia guía Lonely Planet.

PERSEVERA

“He hecho una película que le gusta a la gente. Hace veinte años que no me pasaba esto”.

Su primera película como guionista, El otro lado de la cama, fue un taquillazo brutal y una de esas películas que “gustan a todo el mundo”. Su debut en la dirección de largometraje, Días de fútbol, se ha convertido en una película de culto. Tuvo éxito, pero no tan unánime.

“A partir de ahí, mis películas han sido denostadas o directamente ignoradas, que no sé qué es peor”.

Teniendo en cuenta que Serrano es un director teatral de prestigio (ha llegado a tener en escena un gran musical internacional, un premio Pulitzer en un teatro público, y una obra de tres actores en un teatro off… todo ello la vez), bien podría haber dicho eso de ‘el cine no me quiere, pues yo tampoco le quiero a él’ y refugiarse en los escenarios.

Pero siguió haciendo cine. Musical y no musical. Denostado o ignorado. Y quizá cuando menos nos lo esperábamos, con un revival de los Hombres G, estrena una de esas películas que hacen que tres generaciones distintas salgan del cine “con la sonrisa puesta”.

Tiradme piedras si queréis por este topicazo, pero es que… esto es una carrera de fondo.

La entrevista dura 18 minutos, creo que es la más larga que hemos hecho en el canal… y es que contiene muchas más lecciones de guión. No os la perdáis.


Sergio Barrejón.