Entrevista y fotos por Alberto Pérez Castaños y Vicente Bendicho Cascant
Enrique López Lavigne es, sin duda alguna, uno de los productores más importantes y en forma de España. A los mandos de su productora, Apaches, en los últimos años ha trabajado en proyectos como “Lo Imposible”, “Open Windows”, “Gente en sitios”, “Extraterrestre”, “Tres bodas de más” o “Fin”. Su último reto es “Purgatorio”, de Pau Teixidor, con la que compitió en la Sección Oficial del Festival de Málaga. “Purgatorio” es un proyecto diferente y especial, tal y como contó Luis Moreno, su guionista, en la entrevista que le hicimos.
En el rato que pudimos pasar con Enrique tras presentar la película en Málaga aprovechamos para preguntarle sobre su experiencia involucrándose en un proyecto tan ambicioso como el de “Purgatorio” y para hablar sobre su carrera y la situación actual de la industria.

El productor Enrique López Lavigne
Con Purgatorio te has enfrentado a un gran reto dentro de tu carrera como productor debido a las características tan especiales del proyecto. Tu productora, Apaches, junto a Atresmedia, se ha encargado de materializar el guión de Luis Moreno, ganador del concurso de Cine365, con la dirección de Pau Teixidor. Has estado muy presente en el proceso creativo, ¿qué conclusiones has sacado de esta experiencia?
Había algo de experimental en el proyecto que me asustaba. Teníamos poco tiempo y éramos un equipo muy pequeño y mi mayor miedo era lograr que coincidiesen la voz del guionista, que es la que gana el concurso y la que ha hecho que la película tenga nombre y apellidos, y la voz “invitada”, que es la del director, que es la que va a guiar el proyecto. Sabíamos que habría que pasar por cierta tensión hasta que la dos voces se adaptaran la una a la otra. Por eso creo que, finalmente, el proyecto tiene muchísima personalidad, porque hemos respetado todas las voces, pero siempre anteponiendo la visión del guionista, que es el autor de la historia.
Sin duda, lo mejor es que, lo que en principio era un experimento de una edición se va a convertir en algo continuo. Estamos consiguiendo dinero de un operador de telefonía y de una televisión para algo que ahora mismo es muy difícil: que un guionista novel y un director novel puedan hacer una película. Quién sabe cómo serán las siguientes ediciones, pero de momento, con lo que se ha hecho hemos logrado llegar hasta la Sección Oficial del Festival de Málaga y ya nos están pidiendo ir a festivales fuera de España, y las críticas están siendo buenas. Es una maravilla que de un planteamiento tan pequeñito pero muy valiente hayamos logrado todo esto.
Además de con el modelo de producción, con Purgatorio también vais a experimentar con nuevas formas de distribución: a parte de en cines se podrá ver en VOD, en versión reducida…
Es un experimento interesante porque son caminos nuevos para nosotros. Como dices, VOD, versión reducida… Todos estos términos son nuevos aquí. Son diferentes ventanas para disfrutar del producto, y no debe ser una vergüenza que sean nuevos, sino que lo interesante de esta iniciativa es que su objetivo es plantear alternativas para esas películas que, por sus características, no pueden competir comercialmente con otras producciones. Son vías diferentes que en otros países ya se llevan a cabo con éxito. Tenemos que empezar a hacerle ver a la gente que hay que pagar por lo que ven, por lo que esto ya no es un trabajo solo comercial, sino también pedagógico, que el público sepa que tienen diferentes formas de disfrutar del producto de manera legal.
Esto es un camino largo y no pretendemos tener éxito a las primeras de cambio, pero tenemos que caminarlo. Ahí están los ejemplos de Carmina o revienta o Gente en sitios: la gente las ha comprado en DVD, las ha visto en VOD cuando había que verlas, las han ido a ver al cine… Hay que ir poco a poco. Veremos dentro de diez años como estamos, pero yo estoy seguro de que todo estará más regulado, más controlado, que habrá más beneficios por VOD de los que hay ahora mismo… Es de cajón. Si está sucediendo en el mercado anglosajón, ¿por qué no en el nuestro?
Eres un productor con títulos muy dispares: has participado en proyectos relativamente pequeños como Gente en sitios o Extraterrestre, en superproducciones como Lo imposible o en comedias taquilleras como Tres bodas de más. ¿Qué buscas en un guion?
Busco que tenga personalidad. Creo que el cine europeo tiene que apostar por la personalidad para poder convivir con el cine anglosajón. Y, sobre todo, busco apasionarme con los proyectos. Muchos de los proyectos ni siquiera nos los ofrecen, simplemente nos involucramos porque creemos en el guion. A veces también originamos nuestras propias películas desde Apaches o, como en el caso de Purgatorio, nos involucramos por el reto que supone y porque creemos que es necesario abrir líneas y alternativas al sistema de producción tradicional.
Hay una cosa que sí es una constante en las veintisiete películas que he hecho y es que son retos. Cuando hicimos Lo imposible era una película ciertamente imposible de hacer en España. En esa línea también hicimos 28 semanas después, una secuela de una película de zombis de un director anglosajón. La gente decía que nunca se había hecho algo igual (una secuela, grabada en el extranjero y además de un género tan poco familiar para la industria española), pero ya lo hizo Jorge Grau en los setenta con No profanar los sueños de los muertos.
En fin, siempre buscamos caminos que no se hayan transitado excesivamente. Esto aporta sorpresas muy positivas en algunas ocasiones y muy negativas en otras. Es decir, la cuota de penalización cuando abres camino también la conozco bien y no me asusta porque me he dado cuenta de que muchas veces algunas películas que son penalizadas por este factor después han servido para otras cosas. Éste es el caso de Extraterrestre, que me permitió descubrir las características del cine de bajo coste y entender la vida y el medio natural de estas películas, que muchas veces suelen funcionar mejor en el mercado internacional que en las salas del mercado local. Pero esto no pasa solo en España, de hecho, muchas películas de autores extranjeros funcionan mejor que en sus propios territorios. Cuando era distribuidor, traje a España películas como Reservoir dogs o Clerks y en su momento fueron un desastre en taquilla, pero sirvieron para proyectar la carrera de dos directores interesantes como Tarantino o Kevin Smith.
En este sentido, aunque valoro el resultado de taquilla del fin de semana, no creo en los conceptos de éxito y fracaso que hemos importado del mercado anglosajón. Yo creo que el cine tiene un recorrido mucho más profundo. A veces puede servir para proyectar la carrera de un director o de un guionista o para contar una historia de una forma distinta que años más tarde se descubren sus claves. Ése es el común denominador de las películas en las que he participado.
Además de las características de la película, también supongo que a la hora de elegir proyecto tendrás en cuenta que esté involucrada gente que conozcas y que confíes en ella, ¿no?
Sí, eso es fundamental. Igual que te digo que me es muy difícil apostar por un director que no sea gracioso para hacer una comedia, me cuesta mucho involucrarme en una película de género cuyo guionista o director no sea capaz de envolverte contándote la historia.
Me gusta establecer relaciones de largo plazo con la gente con la que trabajo. Eso quiere decir que, a pesar de ser muy exigente y algo conflictivo como productor, que lo soy, no suelo tener relaciones exclusivamente por interés, sino que me gusta establecerlas de forma profunda; es decir, me gusta que, aunque me pelee mucho con esa persona, poder hablarme tres películas más tarde. Me gusta establecer vínculos con la gente con la que trabajo.
Por ejemplo, en Gente en sitios, nos involucramos porque conozco a Juan desde hace veinte años, cuando hicimos juntos El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo. Nos hizo ilusión en su momento hacer esta película por abrir el camino de la anticomedia, la antipelícula de risa, algo que ahora se llama post-humor. Vete tú a saber si algún día nos devuelven los carnés de director que en su día nos quitaron.
Nos ha dicho un amigo guionista que eres un productor atípico porque te lees los guiones. ¿Es cierto ese tópico de que los productores no leen guiones?
Antes sí que era así porque durante veinte años hemos vivido en una especie de nirvana en el que había varias plataformas que compraban y subastaban películas porque para un productor era un chollo hacer una película por la cantidad de dinero que te daban y por la cantidad de plataformas que estaban interesadas en comprarlas. Para ellos eran sobresueldos, por lo que no tenían ningún interés en leer los guiones.
Ahora todo esto ya no existe. Cuando haces una película te juegas mucho. Yo, por ejemplo, me juego mucho sobre todo en el mercado internacional por lo que no me puedo arriesgar a hacer una mala película y que la gente piense que me da igual ocho que ochenta. Por eso, considero que es muy importante leerse los guiones, aunque confieso también que me cuesta mucho encontrar el momento para hacerlo porque creo que se debe hacer sin ninguna distracción para así poder sumergirte en la historia. A veces me he encontrado con historias muy bien escritas que no me dicen nada y, en cambio, también he encontrado narraciones muy torpes pero con buenas ideas, que creo que puliéndolas juntos se puede sacar algo que es nuevo y que puede significar algo.
También es verdad que no leo tantos como me gustaría, porque solo somos dos en Apaches, Belén y yo. También está Javi, que ha sido clave en Purgatorio y que me ayuda en las películas de bajo presupuesto y está Bea, la directora financiera. Solo somos cuatro en la oficina. Y, aunque valoro el trabajo de los lectores de guion, considero que un guion que vayas a producir tiene que pasar por tus manos. Puedes tener informes, pero con los informes no puedes hacer una película. Al final tienes que arremangarte y bajar a la arena.
Por desgracia, es una realidad que en España no hay un mercado de guion como tal. Por esto, lo más habitual es que un guionista se tenga que aliar con un director para vender una película. ¿Crees que eso es un problema o es básicamente la forma que tenemos de funcionar aquí?
Efectivamente, es una realidad y una desgracia. Por esto son tan importantes iniciativas como la que se ha llevado a cabo a la hora de gestar Purgatorio, porque le dan al guionista las mismas armas que al director. De hecho, el guionista está en una posición de favor porque es el que impone el proyecto. Tanto el director como el productor se acoplan al guion que ya existe y aportan su visión. En este sentido es una iniciativa que se parece mucho a la forma de trabajar de los grandes estudios. Creo que a través de esta iniciativa se equipara el papel del guionista y del director.
Al margen de esto, en general, es todo lo contrario. Hay muy pocos directores que lean bien guiones ajenos (de los pocos que se me ocurren es Javier Ruiz Caldera), por esto, no hay nada mejor para un director que encontrar a un guionista de raza. Es, por ejemplo, el caso de Bayona con Sergio G. Sánchez. Cuando un director encuentra un guionista con una voz propia y con la que además simpatiza, no lo suele dejar escapar. Luego sí que es verdad que existen algunos casos de fabuladores o narradores que escriben muy bueno guiones y que los dirigen ellos mismos, como Nacho Vigalondo. Me parece muy difícil ver a Vigalondo dirigiendo una película con guion ajeno. Para los guionistas, obviamente, lo más sencillo es trabajar con un director. Aunque no es lo ideal, por desgracia es la realidad.
Si te saliera un hijo guionista, ¿qué le recomendarías que escribiera justo ahora?
Si quiere tener éxito comercial, le diría que escribiera comedia. En muchas cosas, España es el reflejo de Italia y la italianización del cine es una necesidad casi inmediata. Debemos volver a conectar con el público a través de la comedia. Le diría que escribiese género sin perder la personalidad para el cine internacional, ya que, a pesar de que el género ha perdido su valor comercial en España (de hecho muchas películas de género internacionales muy buenas ni siquiera se estrenan aquí). Tenemos una tradición muy buena de género a nivel internacional porque nos gusta subvertir las normas y eso es algo que solo nos atrevemos los españoles, junto a los coreanos y a los mejicanos, principalmente.
Pero sobre todo, le diría que escribiese mucha televisión. Creo que actualmente estamos iniciando una época dorada en cuanto a calidad. Hay productoras como Boomerang que están apostando por la calidad y que son ambiciosas tanto en el concepto como en el formato. Creo que cada vez se escribe mejor, se dirige mejor y se produce mejor. Ahora se produce con menos gasto y pensando más en el producto que en el interés económico ajeno. Volviendo a la pregunta, es muy difícil prever lo que va a triunfar, pero sí que creo que los años que vienen son años de comedia.
¿Por qué crees que de repente han empezado a funcionar tan bien comedias como Tres bodas de más, La gran familia española y Ocho apellidos vascos?
En realidad la comedia siempre ha sido nuestro género. Si lo piensas, los directores españoles más brillantes como Berlanga o Buñuel son gente que ha manejado los códigos de la comedia de forma magistral. Nos cuesta hacer drama. Por ejemplo, Saura siempre se ha llevado el drama a una comedia esperpéntica o surrealista. Creo que nos cuesta mucho contar las cosas de una manera seria porque tenemos un pudor muy especial que hace único nuestro cine. Creo que la comedia es una forma de reconciliarte, tiene algo de catarsis, que es lo que necesitamos en estos momentos. Las tres películas que triunfaron el año pasado fueron tres comedias: Las brujas de Zugarramurdi, La gran familia española y Tres bodas de más. Creo que todavía tenemos que conocernos a nosotros mismos y la comedia es un medio excepcional para hacerlo.
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