Por Àlvar López y Carlos Muñoz Gadea
Si atendemos al número y a su impacto total en la cuota de pantalla, no es difícil ver que los realities llevan tiempo instalados con solvencia y autoridad en televisión. Sin embargo, sigue siendo un género que, en ocasiones, queda denostado al de “género menor”. Caridad Riol, guionista española afincada en México, ha trabajado en el último año tanto en el desarrollo y escritura de una serie de ficción como en un reality para el canal a+ de Tv Azteca, una de las cadenas más importantes del país. Aprovechando que La Fortaleza, concurso de competencias en el que cuatro grupos deben superar diversos obstáculos para hacerse con la victoria, se ha estrenado este lunes, hemos querido hablar con Caridad para reflexionar sobre la escritura del reality, sus diferencias con el género de la ficción y su opinión acerca de la percepción de la sociedad sobre este formato.

La guionista Caridad Riol
¿Cuántos guionistas había en el reality que has participado, y qué funciones tenían?
En total éramos cuatro. Había un guionista en cabina, que era el responsable de dirigir a los presentadores (en México se les conoce como conductores), un guionista encargado de la guía y estructura del programa, otro encargado de inventarse las pruebas físicas y decidir cuándo realizarlas, y luego estaba mi función, que era la del reality.
Básicamente, mi tarea consistía en que los espectadores supieran cómo eran las personalidades y peculiaridades de los concursantes. Para ello, debía estar atenta a sus reacciones después de las pruebas: cómo actuaban cuando ganaban, cuando perdían, si rozaban entre ellos, si se enamoraban por la convivencia…
¿Qué características crees que debe reunir un guionista para escribir en un reality?
En primer lugar, creo que es muy importante tener intuición para conocer la forma de ser de tus concursantes. Cuando un guionista trabaja en ficción tiene la libertad de crear el perfil psicológico que mejor se ajuste a cada situación, a cada historia. En este caso, a ti ya te viene dado un patrón psicológico, o lo que es lo mismo, la ficha con unos rasgos básicos del concursante. Por más que tú sepas cómo es alguien, debes amoldarte a la realidad, es decir, a lo que ocurre en cada momento.
Pongo un ejemplo real. Una concursante te dice que se dedicaba a la gimnasia rítmica, pero que ya no lo hace. Después, observas que por su modo de actuar en las pruebas físicas tiene baja tolerancia a la frustración cuando pierde o cuando no le sale una prueba. Si has percibido esto, debes pensar por qué tiene esa baja tolerancia, qué conflicto emocional tiene detrás. Por tanto, lo más interesante es tirar del hilo hasta que te diga a cámara a qué se debe esto. En este caso, de hecho, se debió a que tuvo un bloqueo emocional, su carrera profesional se truncó y todavía no se lo perdona a día de hoy.
Si tuvieras que sintetizar diferencias entre la construcción de un personaje de ficción y uno de un reality, ¿cuáles serían las principales?
La principal, como decía, es que en un caso tienes personas reales, y en otro no. Sin ir más lejos, antes del reality estaba escribiendo una serie de ficción en la que sí que tienes la libertad de construir a tu antojo los personajes y darle los tiempos que tú quieras. Si para la trama te va bien que tal o cual personaje de ficción tenga un día malo, puedes construir la historia para que esto ocurra.
Ahora bien, no hay manera alguna de poder controlar que un concursante tenga un buen o un mal día, porque no hay que olvidar en ningún momento que en un programa estás tratando con seres humanos. Del mismo modo, tampoco puedes controlar que un personaje sea o no celoso, sin importar lo que a ti, como guionista, te pueda interesar más.
He de decir, eso sí, que casting ya se encarga de elegir un perfil extremo para que te den juego a la hora de emitir el programa.
Por tanto, hay que estar abierta a jugar con los elementos que tienes y estar preparada para jugar con ellos en directo. Puedes hacerte unas expectativas de lo que va a ocurrir, por supuesto, pero nunca vas a poder programar que un concursante tenga un lío con otro en el programa 4 y que rompan mal en el 8.
¿Entonces, prima más el trabajo en directo o el trabajo de preproducción, desde el punto de vista del guión?
Os diría que depende del tipo de formato en el que estés trabajando. En mi caso ha sido un falso directo, por lo que puedo tener totales con los que armar historias a posteriori.
También os hablo de un caso ideal, de un caso donde he podido trabajar sin una presión excesiva por parte del productor y que además ha respetado los tiempos necesarios para armar un buen programa. Como los tiempos en televisión son los que son, muchas veces hay que armar historias en tiempo récord.
Pero si hablamos en general, es cierto que todos los realities tienen la misma base: sacar lo más jugoso a nivel personal y emocional de cada concursante. Para eso hay ciertas claves que puedes utilizar.
¿Cuáles?
Puedes intentar picarlos, emocionarles, juntar a dos concursantes que se llevan mal en una prueba, ir a sus puntos débiles… tienes que estar como un león a la caza.
Prima, por tanto, el trabajo en directo.
Sí, sin duda. En un reality, el elemento con el que juegas es la realidad, no tu imaginación. Por tanto, vuelvo a lo mismo. Hay que estar completamente abierta a lo que ocurre en directo, y para eso hay que observar muy de cerca de tus participantes.
Pero, aún así, el trabajo de escritura en la fase de preproducción es muy importante.
Lo primero que recomendaría para ponerse a trabajar en un programa es leerse las fichas de cada persona. Ahí es donde puedes detectar quién está divorciado, de qué país vienen, si sus padres están vivos… Necesitas conocer bien la psicología de cada personaje. En segundo lugar, debes convivir con ellos para verlos en persona.
Hasta la tontería de observar sus redes sociales te va a dar información de cómo son. Solo después de estas fases puedes permitirte jugar con ellos, detectar en qué situaciones puedes ponerlos para amplificar los conflictos. Digamos que el objetivo es que el espectador sepa lo máximo a nivel personal de los concursantes para juzgarlos.
Y bueno, una vez más, la realidad es la que prima. Hay elementos que son ajenos a lo que tú puedes construir. Nunca puedes saber al 100% cómo va a reaccionar.
Al final, se trata de conocerlos como a tus amigos, porque tú sabes lo que le va a sentar bien o mal a un amigo, o le va a hacer ilusión o no. Pues aquí se trata de lo mismo.
¿Qué características dirías que son importantes a tener en cuenta para plantearse escribir un reality?
En mi opinión, el conflicto es lo que interesa. Un reality no deja de ser un fragmento de la vida real, donde hay conflictos de todos tipos. ¿Qué te interesa cuando ves Gran Hermano? Ver quién se enamora de quién, por qué han venido a concursar. Evidentemente, te va a dar mucho interés tener dos concursantes que, por poner un ejemplo, son hermanas gemelas, que quieren vivir la experiencia de concursar y a su vez se enamoran del mismo concursante y acaban enfrentadas en público. ¿Por qué? Por lo mismo, por el conflicto que eso te aporta. Conflicto que, si me apuráis, no es tan diferente al que pasó con Las Hermanas Bolena.

Imagen promocional de La Fortaleza.
¿Es posible potenciar el conflicto en un reality sin caer en el morbo?
Quizá deberíamos redefinir qué entendemos por morbo. ¿Habéis visto La Pianista de Hanecke? ¿Eso no es morboso? ¿Y Lolita, de Nabokov?
Realmente creo que el reality tiene mala fama porque está catalogado de manera negativa, pero ¿qué nos gusta de una película? ¿el vestuario? ¿las localizaciones? Al 90% de la gente lo que le gusta del cine es el conflicto, y no distan mucho los conflictos que existen en las series o en el cine que en un reality.
¿Dirías, por tanto, que el reality se considera un género inferior?
Sí, sin ninguna duda. Y aquí (y vuelvo a decir que soy defensora de cualquier género, sea cine, serie o programa de entretenimiento) deberíamos de nuevo replantear ciertos conceptos. ¿Cómo consideramos si un género es inferior? Porque si lo hacemos a través del rating, por ejemplo, podemos ver como la mayoría de los realities tienen los ratings más altos.
Creo que a día de hoy todos pecamos de un poco de hipocresía a la hora de juzgar los realities, y os pongo otro ejemplo reciente que, a mi entender, lo demuestra. ¿Cuántas imágenes escabrosas y morbosas nos han llegado a nuestros móviles sobre el atentados o catástrofes que están habiendo ahora?
Dicho esto, sí que querría romper una lanza a favor de la ficción, y es que, de nuevo, y es solo mi opinión, la ficción te permite camuflar ideas y conceptos de una manera más sutil e intelectual, por decirlo de algún modo. Es decir, si tu concepto es matar por matar y el valor de la vida (No es país para viejos) puedes tener detrás toda una explicación antropológica que te deja muy buen sabor de boca al verlo. Si tú ves en un reality a dos personas discutiendo por discutir, evidentemente estamos ante una situación gratuita y vacía. Por tanto, no creo que se deba tanto al formato en sí, sino al uso que se le dé a este y a la forma de plantearlo, porque las situaciones pueden ser muy similares. En este caso, por ejemplo, teníamos un concursante sin un duro que se apuntó para conseguir dinero para poder darle a su hijo una infancia un poco más feliz en ese aspecto, lo que no deja de ser la misma premisa que encontramos en En Busca de la Felicidad.
Como decía un profesor que tuve, Daniel Remón, entre Gran Hermano y Shakespeare está el mundo real. La clave de un reality está en saber encontrar el punto adecuado para presentar los elementos de una manera interesante y que no deteriore el formato. Es el mismo caso, de hecho, que cuando ves una película en la que las mujeres son objetos sexuales y son los hombres los que llevan el peso de las decisiones.
¿Qué dirías, entonces, que se ha trabajado en La Fortaleza para intentar conseguir esa diferenciación desde el punto de vista de la escritura?
Para empezar, hay un concepto que a mi parecer es bonito e interesante, como es el de jugar con la tradición mexicana del país, con la conquista de una fortaleza con historia. Luego se ha intentado tratar todo de una manera cuidada, artística.
Y si hablamos del reality en general, ¿cómo crees que se puede escribir este formato para potenciar el conflicto sin caer en el vacío?
Por ejemplo, fusionando géneros para hacer un híbrido mixto. Si se le da más importancia al contenido (pruebas físicas, cita romántica, etc.) que a quién se lleva mal con quién, potencias tu formato.
Y volvemos a lo mismo que llevamos un rato hablando. Aquí también entra en juego lo que consideramos o no “bajizo”. First Dates es un formato donde apuestan por las citas, y donde al final pueden salir parejas. Es la trama de cualquier comedia romántica. La forma en la que se cuenta es diferente, sin duda, pero no hay que infravalorar las respuestas o las enseñanzas de vida que te puede dar un concursante de reality.
Es evidente que este formato audiovisual tiene mucho guión. ¿Hasta qué punto se ficciona?
No se ficciona nada. No es guión, es guía, de hecho. En televisión se trabaja con escaletas que son guías para el presentador y para los concursantes. Como os decía, muchos conflictos se crean en vivo, así que vale la pena no ir demasiado preconcebido, puesto que hay que medir en directo qué imprevistos pueden ser interesantes añadir a tu escaleta.
Luego, por otro lado, es cierto que hay ciertas reglas del formato que es importante saber que hay que cumplir y respetar. Muchos de los concursantes con los que he trabajado ya vienen de otros realities, y ya tienen claro que al fin y al cabo, no nos engañemos, esto es un show, por lo que si los concursantes son insulsos, o no te dan conflictos… La televisión es show, sin duda, pero no en el mal sentido de la palabra.
Lo que sí que parece vital es tener el formato muy bien esbozado antes de ponerse a grabar, ¿no?
Sin lugar a dudas. El formato reality lleva implícito el concepto “detrás de las cámaras”, el tener ese punto de conexión con la realidad que te permite experimentar el programa con una sensación de estar viviéndolo más de cerca. De hecho, ya hace años que este concepto está instaurado en la ficción. The Office, Modern Family…
En la actualidad, ¿hacia dónde crees que están virando los realities en busca de esa originalidad?
Sucede exactamente lo mismo que en ficción. Los argumentos y tramas ya están todos inventados. La originalidad reside en el punto de vista que quieras darle a temas como la venganza, el amor, la familia… Y, para ello, es muy importante potenciar la creatividad. Y bueno, luego pues hay cosas que no funcionan, pero hasta que no se prueban no te das cuenta de ello. También es muy interesante ver las corrientes del momento. Rupaul’s Drag Race es un buen referente en lo que respecta a buscar esa originalidad.
¿Notas diferencias entre el reality mexicano y el español?
No realmente. Los formatos son universales. En todo caso, podría decir que las diferencias que pueden existir residen en la misma sociedad y en la forma en la que se estructura.
Quizá, en España, hay ciertos temas que en la sociedad están más arraigados, como pueden ser la lucha contra el machismo, por poner un ejemplo, o qué se considera machista y qué no. O la inseminación artificial, es un tema que en Europa está normalizado. Aquí no creo que pudiéramos hablar de esto en una televisión en abierto. Por tanto, si hay algunas diferencias nacen por el tipo de sociedad.
Si tuvieras que hacer balance, ¿qué dirías que es lo más difícil de ser guionista en un reality?
Tener que ir a los puntos débiles de los concursantes. Es complicado estar delante de una persona y tener que tocarle la fibra y sus puntos débiles para que hable sin tapujos sobre temas que sabes pueden hacerle tocarles la fibra.
Por último, es interesante ver que, a tus 28 años en México, estás desarrollando una serie y dos largometrajes. ¿Ves posible, hablando en términos generales, obviamente, que existan las mismas oportunidades de trabajo en España?
En mi opinión, creo que las tasas de paro de un país y otro son una buena manera para responder a la pregunta, o detenerse a ver cuántos guionistas tienen trabajo en España y cuántos en México.
No sé quién tiene la culpa, la verdad, pero creo que sí que se pueden analizar ciertos datos. En primer lugar, la cantidad de millones de personas que hay en México comparado con España, lo que ya de por sí asegura más puestos de trabajo. Luego también está el condicionante de que el porcentaje de gente formada con estudios superiores en México es muy inferior al que hay en España, lo que creo que abre más puertas en este país a la gente formada.
Por poner un ejemplo, para una vacante en España puedes tener a quince personas muy bien formadas, mientras que aquí tienes dos personas bien formadas para tres vacantes. Por desgracia, en nuestro país, las variables se han invertido.
* Actualmente Caridad Riol ha vendido el guión de un largometraje del que todavía no puede decir mucho más, además de tener en producción la primera serie escrita íntegramente por ella. Cuando no es guionista, suele estar con la cámara trabajando como fotoperiodista. De España echa de menos la Mahou Clásica.
Reblogueó esto en Patricia Santosy comentado:
Un buen análisis del trabajo que hacen los guionistas en diferentes formatos.
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