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SHAKESPEARE, EL AUTOR MÁS FILMADO DE LA HISTORIA

Escrito por Douglas Wilson

Hay un escritor con 1.243 créditos en imdb.com, entre ellos más de 400 películas o TV movies íntegras basadas en obras suyas. Es el autor más “rodado” de la historia y su nombre es William Shakespeare. Sus películas abarcan obras maestras de Orson Welles y Laurence Olivier, las adaptaciones japonesas de Kurosawa, peculiaridades como la desternillante Hamlet va de negocios de Aki Kaurismaki, o la ingeniosa Rosencrantz y Guildenstern han muerto de Tom Stoppard.

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Fotograma de MacBeth (1948), adaptada por Orson Welles.

Con estos datos en la mano, creo que vale la pena pensar en este aspecto de Shakespeare: por mucho que viviese unos 300 años antes de los hermanos Lumiére, Shakespeare también era cineasta.

De Shakespeare se han dicho muchas tonterías desde hace siglos. La que tiene más recorrido es el disparate de que Shakespeare no era Shakespeare, sino otra persona en la sombra que utilizaba su identidad como máscara para no se sabe qué fines. El ensayista, filósofo y hombre de letras inglés, Francis Bacon, suele ser el candidato más citado en dicho papel, a pesar de que escribiese bajo nombre propio y con un estilo bien distinto a Shakespeare.

En realidad, la duda sobre la autoría de Shakespeare no se apoya en ninguna evidencia concreta, sino que se basa más bien en un prejuicio clasicista: el de que un hombre del campo con una educación media, como era Guillermo Shakespeare, nunca pudiese haber escrito tantas obras maestras.

Otra tontería que se comenta a propósito del bardo es exclusivamente de nuestros tiempos: a menudo se dice, o yo por lo menos lo he oído decir, de que, si estuviese vivo hoy, Shakespeare estaría escribiendo series para HBO o Netflix. Shakespeare sería un guionista de series de televisión, según algunos.

No se puede afirmar nada categóricamente al respecto, puesto que es pura conjetura, pero sí se puede rebatir la lógica del argumento, ya que con la excepción de una sola obra tal vez, Shakespeare apenas inventa un argumento en toda su carrera.

Shakespeare escribía siempre a base de obras pre-existentes: leyendas o historias ya recopiladas por los cronistas de Inglaterra o de Europa o, como en el caso de Julio César, aprovechándose de autores de la antigüedad, como Plutarco, para la materia de sus historias.

Lo que hace Shakespeare es rescribir historias, cargarlas con un inglés sin par, y añadir personajes. Cambia y elabora obras o leyendas hasta transformarlas por completo, dejándolas en algo “rico y extraño”, por citar el discurso famoso del personaje de Ariel en La tempestad.

Las leyendas del Rey Lear o de Macbeth ya existían mucho antes de Shakespeare naciera. La trama básica de Hamlet ha existido en muchas culturas europeas, y se sabe que la obra de Shakespeare del mismo nombre estaba basada en una obra pre-existente que se ha perdido.

Creo que este aspecto de Shakespeare es interesante para cualquier guionista en este mundo saturado de historias que abarcan experiencias humanas que, por muy variadas que sean, no dejan de ser finitas: lo que tienes que contar no importa tanto como la manera de que lo cuentes.

La tercera cosa que habría que destacar sobre William Shakespeare es que era un actor. Shakespeare empieza como actor y forma parte de un grupo de teatro – primero Los Hombres de Lord Chamberlain y, después, Los Hombres del Rey – y participa en muchas de sus propias obras como comediante.

Según el crítico inglés Jonathan Bate, este aspecto es fundamental para entender el genio de Shakespeare: lo suyo es un fenómeno interpretativo, en el sentido más amplio de aquella palabra, es decir, sin limitarnos al quehacer del actor profesional en el escenario.

Shakespeare, se dice, “vivía con sus personajes” y ciertamente, la costumbre de convertirse en otro como hacen los actores puede ser una ventaja a la hora de escribir, y para los que no somos actores y escribimos, una técnica interesante y un recurso más. Pues resulta difícil no sospechar que, cuando Shakespeare escribía, también interpretaba cada uno de los papeles que iba plasmando en papel. Y no olvidemos que es su creación, Jacques, el melancólico viajero en Como gustéis quién afirma que “el mundo entero es un escenario, y todos los hombres y mujeres, meros comediantes.

Lo que haría Shakespeare si viviese hoy en día es una especulación más bien vana, pero si vamos a eso, habría que proceder basado en lo que sabemos de él. Primero, tendría que ser un actor y un escritor que se dedica al arte puntero de su tiempo, un arte al filo de la modernidad, como era el teatro isabelino en su día. No sé si el cine seguirá siendo el arte de la modernidad en el siglo XXI, más bien creo que no, pero que lo haya sido en el siglo XX está fuera de cualquier duda.

Siendo así, Shakespeare sería un cineasta, un escritor, director y productor también lo más seguro. Como guionista, tendría la tendencia de adaptar libros u obras de teatro para la gran pantalla, más que inventar argumentos. Sería un hombre exitoso, bien considerado y reconocido, que gana un buen dinero por la época en que vive. Y como los genios se suelen reconocer entre ellos, y además se trata de un actor, lo más seguro es que sería un gran admirador de Shakespeare por añadidura.

Con todo esto dicho, es claro que solo hay un cineasta del siglo XX que reúne aquellas características: Orson Welles. No es de extrañar, por tanto, que sus adaptaciones de Shakespeare (Campanadas a medianoche especialmente) sean las mejores que se han filmado jamás, al menos a mi juicio.

Si la presencia de un actor queda captada en la pantalla como “el reflejo de un espejo diferido en el tiempo” como sostiene André Bazin, tal vez es a través de la presencia de Welles en la pantalla, su imagen diferida en el tiempo, que podamos vislumbrar un destello de lo que habría sido William Shakespeare de haber vivido en nuestros tiempos: es decir, de William Shakespeare, cineasta.

* Douglas Stuart Wilson es traductor, cineasta y escritor.

 

4 comentarios en «SHAKESPEARE, EL AUTOR MÁS FILMADO DE LA HISTORIA»

  1. “Romeo y Julieta” era una novelita de Matteo Bandello (1490-1560), escritor renacentista cuyo mayor mérito, en mi opinión, fueron los plagios, no versiones, que de los argumentos de sus obras hicieron autores geniales como nuestro Lope de Vega, “Castelvines y Monteses”, por ejemplo, y Shakespeare, entre otros, como la antes mencionada “Romeo y Julieta”, “Mucho ruido y pocas nueces”, “Noche de Reyes” y creo que alguna más. Si tenéis ocasión, leed la novelita de Bandello y luego la obra de Shakespeare, es un ejercicio muy interesante ver como una novela mediocre se convierte en una obra genial en manos de una artista. Una gran lección.

    1. Gracias, Palmira, buscaré la noveilta, y tienes toda la razon, a eso iba yo, que la historia es lo de menos, casi siempre. Todo esta contado mil veces ya, y es el trato que le des, y no creo yo que se aprenda eso de un manual de guiones. Eso es la verdad.

      En cuanto a Lope, pues es un fenómeno de la naturaleza el hombre, una escritor de impresión. Solo he leido no sé si tres o cuatro obras suyas, pero es un terreno de lo más fecundo creo yo y pienso ponerme con ello en breve.

      Y Jonathan Bates, en aquel libro que cito, “The Genius of Shakespeare”, afirma eso, que solo hay una escritor de su época que era a la par de Shakespeare, y ese escritor era Lope. Y que si gana la Armada de Felipe II, tal vez sería Lope el autor más rodado de la Historia, puede ser perfectamente…

      Pero en España, no se hace ni caso ni a Lope ni a Cervantes ni a Quevedo, o muy poco. Una generacion de autenticas estrellas de las letras mundiales…

  2. Las dudas sobre la autoria de las obras de Shakespeare no son gratuitas, y no se basan en prejuicios, sino en una serie de incongruencias. Lo más probable es que detrás de las obras hubiera más de un autor (incluido el propio Shakespeare) y el nombre hubiera sido más como una marca.

    1. Hola John R, gracias por el comentario.

      Pues yo no he visto ninguna prueba sólida que arroja dudas sobre la autoria de Shakespeare en mis lecturas, nada. Los expertos en Shakespeare, como Jonathan Bate, trituran todas las teorias que hay al respecto.

      Lo que si que hay son muchas lagunas en la biografia de Shakespeare, cosa que da lugar a teorías conspiratorias, que, para cierta gente, tienen mucho morbo, y para cierta otra, suponen una fuente de ingresos y toda una carrera profesional.

      Nadie duda de que Shakespare fuese Shakespeare en su época. Las teorias aparecen 200 años despues de su muerte con el auge la burguesía inglesa, que no puede concebir que un tipo que no haya estudiado en Oxford o Cambridge sea capaz de escribir tantas obras maestras.

      Y no es casual que nadie se moleste en dudar de que Ben Johnson fuese Ben Johnson o Marlowe, Marlowe, dos de sus contemporaneos. ¿Para qué? No hay negocio allí.

      Y, en todo caso y en ultima instancia, el inglés de Shakespeare es único y inconfundible, cargadisimo incluso para su época, lleno de metáforas improbables. Es un inglés muy extraño.

      Si solo es por ello, por la coherencia en el lenguaje de Shakespeare en sus obras maestras, deba de servir para alejar cualquier duda al respecto. Además, las obras maestras no se suelen escribir por comité.

Los comentarios están cerrados.

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