Por Nico Romero
Nuestras carreras como guionista se iniciaron casi a la vez. Sus “Periodistas” y mis “7 vidas” escaletaban apenas separados por una estantería en la primera planta del edificio primigenio de Globomedia. Sin embargo, no fue hasta once años después que coincidimos en el mismo proyecto. Ahora, en 2016, ella ha tenido la oportunidad de trascender el departamento de guion y ponerse al frente de una ficción.
Cuéntame de dónde surge la idea de “Pulsaciones” y cómo empieza tu relación con Emilio.
Yo no había trabajado antes con él. Lo típico que te lo cruzas por Globo y como es tan atento y tan simpático siempre te saludaba pero pensé que no iba a saber ni quién era. El caso es que Emilio vuelve a Globo después de estar haciendo su película y entonces trajo una idea para una serie familiar y necesitaba un guionista que le ayudara a desarrollarla. A través de Arantxa Écija empezamos a trabajar juntos. Estuvimos meses escribiendo, pero llegó un momento en que nos dimos cuenta de que realmente ésa no era la serie que queríamos hacer. Por aquel entonces, Emilio tenía la puerta de Antena 3 abierta. Les llevamos como dos o tres conceptos de serie diferentes y les gustaban mucho pero dio la casualidad de que siempre tenían algo parecido entre manos. Aún así había un ánimo de querer seguir colaborando con nosotros. A fin de cuentas la vuelta a la televisión de Emilio Aragón siempre es un plus para una cadena. Fue entonces cuando saqué del cajón una vieja idea que tenía sobre un tipo que, por un error burocrático, se enteraba de la dirección del que le había donado el corazón y, a partir de ese momento, él se sentía culpable y responsable y se hacía cargo de la familia del donante.
Pero la memoria del corazón todavía no estaba.
No. El caso es que nos molaba la idea pero nos faltaba algo… mezclarla con un thriller, darle otra entidad… Por aquel entonces, Fronqui (Francisco Roncal) ya se había incorporado al equipo con Emilio y conmigo. Fue entonces cuando trabajamos en la idea de que hubieran matado al donante de corazón. Así empezaría el thriller… el receptor tenía que averiguar quién lo había matado y por qué… Pero seguíamos sintiendo que nos faltaba algo. Fue entonces cuando leímos una noticia que hablaba sobre la memoria del corazón y, de repente, todas las piezas encajaron… eso terminó de aportar el gran diferencial que hacía la serie todavía un poquito más especial y original. Y efectivamente, fue llegar a Antena 3 y, con un pitch de dos líneas, la compraron.
Pero ninguno habíais hecho thriller antes.
No, pero somos consumidores de thriller y a los tres nos gustaban las mismas series. No nos inspiramos en las típicas series americanas sino en otras como “Wallander”, “Luther”, “Happy Valley” o “State of Play”. Incluso vimos una noruega (Mammon) sin subtítulos que era una tortura pero que encantaba a Emilio. Fronqui y yo no la soportábamos y le pedíamos que la pasara en FFWD. Pero Emilio se lo tomaba muy bien. Es muy gracioso.
¿Y cuánto tiempo de preproducción os llevó la serie?
Estuvimos un año intentando encontrar el tono de la escritura porque como tiene una premisa de corte fantástico, en Antena 3 querían cuidar mucho que estuviera pegada a la realidad. No querían que la parte fantástica o de ciencia ficción restara al desarrollo. Por eso tardamos en escribir los tres primeros capítulos muchísimo. Fue un diálogo muy largo con Antena 3, pero también muy productivo.
¿Y cuando entra el resto del equipo de guionistas?
A partir del momento en el que empieza la producción. Cogimos cuatro personas: Juanma Ruiz Córdoba, Adriana Rivas, Ángela Obón y Ramón Tarrés. Yo iba a llevar la producción ejecutiva con Emilio y Fronqui la coproducción. Luego, Emilio se volcaría en la dirección y nosotros en el guion.
¿Qué criterio seguiste para formar el equipo de guionistas?
El equipo se formó con dos criterios: uno, gente que estaba en Globo, que cumplían el perfil requerido en la serie y dos, gente que ya había hecho thriller. Ese fue el caso de Ramón Tarrés, que había hecho “Sin identidad” y me habían hablado muy bien de él. Luego está Ángela Obón, que es amiga y es guionista de confianza. Pero fue curioso porque nosotros, en un principio, aspirábamos a que todos los guionistas fueran expertos en thriller y de hecho en esa búsqueda, tuvimos una entrevista con una persona con mucha experiencia en el género que nos dijo: “mi consejo es que no cojáis a nadie de thriller porque al final, si sois buenos guionistas, vuestra propuesta va a ser mucho más fresca y novedosa que si metéis a gente que ya venga viciada del género. Seguramente vosotros aportéis un enfoque mucho más original”. Ese consejo nos motivó muchísimo.
¿Te sigue pareciendo un buen consejo?
Sí. Los retos hacen sacar lo mejor de ti.
Y cuando empezasteis ¿cuantos capítulos teníais escritos?
Sólo tres y estábamos con el cuarto.
Pero el mapa de tramas lo teníais cerrado
Sí, sí. Teníamos un mapa de tramas muy cerrado. Teníamos los argumentos de los capítulos diseñados desarrollados en líneas, unos 4 o 5 folios por capítulo. Estaban muy muy cerraditos. Era una buena guía. Pero la verdad es que para una serie que está tan cerrada lo ideal es empezar a rodar con todos los guiones escritos porque si no, luego vas asfixiada. Esa es una de las muchas cosas que he aprendido en este proyecto. Nosotros el tono lo teníamos muy pillado porque llevábamos un año trabajando y discutiendo (creativamente) con Antena 3 pero los guionistas, que acababan de entrar, no lo tenían y es normal. Sientes la presión de que ya ha echado a andar la locomotora, de que ya no puedes echar marcha atrás ni se puede parar. Entonces al final lo que pasó fue que Fronqui y yo teníamos que entrar también a escribir en todos los capítulos.
Lo que pasa es que no depende de nosotros ¿no? Cuando te aprueban el capítulo 3, que es cuando tendrías tiempo para dedicarle a los otros capítulos, pues te dicen: “para dentro de cuatro meses”. Lo que habría que hacer es concienciar a las cadena para que compren con más antelación…
Sí, pero aún así intentaría ir avanzando. Yo no esperaría tanto para incorporar a los guionistas. Es muy importante que en series así cerradas entren cuanto antes para adaptarse y pillar el tono. A lo mejor es cuestión de un mes, que en un presupuesto de esas dimensiones no supone tanto y a la larga es mejor porque ese mes has tenido tiempo para que los guionistas se empapen bien de todo y has podido charlar mucho con ellos. A la larga se gana.
¿Has estado en todas las fases del proceso?
Sí, en eso consiste la producción ejecutiva. Cuando empezó el rodaje, Emilio estaba mucho más volcado en la dirección. Muchas veces lo sacaba del set para contarle cosas pero tampoco le podía comer muchísimo la cabeza porque la dirección también es muy exigente. Cuando el capítulo a rodar era de Emilio, que también había estado en la concepción de la serie, Fronqui y yo sólo pasábamos por el rodaje de vez en cuando. Cuando el capítulo no era de Emilio, Fronqui y yo nos turnábamos para estar en el pase de texto con actores y en algunas tomas de las secuencias más comprometidas. Con el rodaje en marcha, no había tiempo material para sentarse con Ulloa o Victori y poder debatir y aclarar el guion antes de rodar. Se terminaba la versión definitiva casi a un día de empezar a rodar el capítulo. Otra de las cosas importantes a tener en cuenta es que hay que hacer planes de trabajo donde exista más tiempo entre guion y dirección. Fundamental.
¿Entonces has sido lo que los americanos llaman showrunner?
Un poco sí, ese guionista creador que está al cabo de todo y que da cohesión a toda la historia. A veces éramos como el oráculo de Delfos. Todo el mundo nos consultaba. Teníamos un whatsapp con cada equipo técnico, con maquillaje, con vestuario, con decorados… los scripts se volvieron completamente locos porque la serie, muy compleja narrativamente, además se grababa de forma no cronológica. Vivimos durante cuatro o cinco meses en “Memento”. Era una auténtica locura y tengo que quitarme el sombrero ante el maravilloso equipo que hemos tenido. Todo el mundo se puso a favor de obra, todo el mundo quería hacer la mejor serie. En ese sentido he estado muy acompañada, primero por Fronqui y Emilio, por supuesto, pero también por todos los demás. Una experiencia alucinante… demoledora pero fructífera y muy enriquecedora. Yo estoy contenta con el resultado final porque era un día a día devastador. Ahora todos estamos muy contentos con el hecho de parecernos cada vez más al cine pero rodar en exteriores naturales es muy exigente y es a costa del esfuerzo físico y mental del equipo entero. Te dejas la vida. Y además, cuando acababa el rodaje, por la noche y la gente ya se había marchado, llegaba nuestro momento… Fronqui y yo nos poníamos a revisar guiones y a reescribir. Una media de 16 horas “non stop”.
¿Qué tal la relación con Antena 3 después?
Muy bien. Siempre hay informes porque, a fin de cuentas, no deja de ser tu cliente. Tú tienes que trabajar para alguien que te está pagando y tienes que contentarles. Tuvimos un momento crítico que casi nos morimos. Cuando estábamos en el capítulo 8 nos dijeron: “creemos que no tenéis trama para 10 capítulos. Tenéis que cerrar en el 9”. Era un mapa de tramas ya aprobado. Lo habíamos seguido al pie de la letra y no habíamos adelantado puntos de giro pero… si ellos tienen la sensación de que la serie ya está acabada, tienes que volver a girar porque obviamente los números no salían facturando sólo nueve capítulos. Así que tuvimos que escurrirnos el cerebro y crear un par de puntos de giro intermedios. Salimos airosos pero fue un gran momentazo.
¿Cuáles son las mayores dificultades del género o de esta serie?
Esta serie en particular tenía dos troncales muy importantes: la historia de amor y el thriller. Era una investigación heredada a través de un corazón trasplantado. Eso no es algo tangible sino que todas las pistas eran los recuerdos que, narrativamente en forma de flashback, iba teniendo nuestro protagonista. El reto era cómo ir avanzando sin volver loco al espectador, cómo encontrar una estructura que hiciera avanzar la narración y a la vez nos diera momentos impactantes que pudieran enganchar. Tuvimos que construir primero la investigación de Rodrigo (obviamente) y luego ver cómo Alex se iba aproximando a cada uno de estos momentos. También es muy interesante cómo dentro de la historia de Álex se genera otro thriller, cómo se va acercando a los malos y a la vez los malos lo tienen en el punto de mira. Es un thriller dentro de un thriller. La clave era cómo combinar esos dos niveles de narrativa para que fueran lo menos complicado posible para el espectador pero a la vez lo más llamativo y lo más atractivo para él.
¿Y ahora mismo en qué andas?
Sigo en Globomedia desarrollando proyectos. Estamos a la espera de que nos contesten de un par de ellos.
¿También con Antena 3?
Uno de ellos, sí. Pero estoy más tranquila. Es bueno parar de vez en cuando porque es como si dejaras reposar la tierra sobre la que volver a plantar. Estoy volviendo a ver series porque durante un período muy grande no he tenido vida. Estoy leyendo, estoy siendo un poquito persona. Me nutro un poquito de la vida y de la ficción para para poder volver a florecer.
¡Genial entrevista!
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