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ALEJANDRO AMENÁBAR: “LA NUEVA TELEVISIÓN HARÁ QUE LOS GUIONISTAS ESTÉN DONDE MERECEN”

Entrevista y Fotografías de Àlvar López y Carlos Muñoz Gadea

El pasado lunes 26 de septiembre Alejandro Amenábar impartió una clase magistral en el museo Guggenheim de Bilbao, en la que tanto el público presente (300 personas en total) como el periodista David Martos, encargado de moderar la sesión, pudieron preguntarle al guionista y director todo lo que quisieron. Se habló de todo. Se habló de guión, cómo no. Y mucho.

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¿Cómo encuentras las ideas sobre las que quieres escribir?

Buscar una idea lo comparo al trabajo que se hace en una mina. ¿Sigo por aquí o debería probar en otro sitio? Por ejemplo, la historia de Mar Adentro la abandoné un tiempo porque no veía por dónde seguir, pero hubo un momento en que lo vi.

¿Una vez tienes la idea, cómo afrontas el proceso de escritura?

Siempre he trabajado con otros guionistas, y el trabajo es un constante frontón en el que contrastamos ideas. Generalmente escribimos tratamiento, sinopsis, lo reducimos a un pequeño texto y de ahí ya vamos elaborando un texto hasta que llegamos a la fase de diálogos, que es la que más me gusta.

¿No te resulta complicado escribir en boca de otros personajes?

Personalmente es la fase en la que más rápido voy. Si tienes un tratamiento muy específico en el que sabes qué quieren todos los personajes de la escena es bastante fácil.

La jornada, organizada por Sundance TV, puso fin a los Sundance Tv Shorts Competition 2016, concurso de cortometrajes online a nivel internacional que contaba con la colaboración del Sindicato Alma, Movistar+ y la revista Fotogramas. En España, los ganadores fueron Por no morir nada más vernos, de Carlos Crespo (Premio del Jurado), y Es decir, nosotros, de Cristina García (Premio del público), cortometrajes que se proyectaron antes de iniciar la conversación con Amenábar. Una conversación dirigida en todo momento por las preguntas de público y periodista.

Eres un director poco prolífico. ¿A qué se debe?

A que no me da para más. Me encantaría sacar dos películas al año, pero no me sale. Cuando empecé en la universidad veía el cine de un modo bastante mercenario. Yo quería vivir de esto fuera como fuera, pero con el paso de los años se ha convertido en un medio para expresarme. Eso a veces lleva tiempo, dar con el qué quiero contar, dar con lo que quiero enamorarme lleva un tiempo. Por eso, en 20 años llevo sólo 6 películas.

¿Hará series Amenábar?

No soy animal de series. Me doy cuenta de que es por aquí por donde van los tiros en la actualidad, eso sí. Es bueno para los productores porque aprovechan decorados, para los guionistas porque pueden profundizar en personajes y para los espectadores porque se enganchan, pero a mí no es lo que más me gusta.

La última serie que he visto (única que además he visto entera) es Breaking Bad. Me ha costado medio año. Me agota el trabajo de pensar que hay muchas temporadas, pero es una de esas series en las que no se despistan, tienen claro el viaje del personaje principal, está definido desde el principio hasta el final.

¿Cómo cineasta cuál es la parte que más disfrutas?

Personalmente en el rodaje es donde más me siento yo, donde puedo sacar lo mejor de mí porque tengo que sacar el mejor material posible. Si algo sé hacer, creo que es esto. Pero la fase que más disfruto es el montaje. Ahí ya tienes el material y puedes jugar con el como si fuera un puzzle. Vuelves a escribir. Una vez escribes el guión hay que deshacerlo por producción, fragmentarlo para rodarlo, y es en el montaje donde vuelves a recomponerlo.

¿Improvisas?

Sí, con los actores, pero no en lo referente a la estructura de la película, ni al calendario. Para mí es una derrota el día que no cumplimos con el plan de rodaje, y me encanta cuando acabamos antes de tiempo.

¿Y qué relación mantienes con los actores en el rodaje?

Con el paso del tiempo me he dado cuenta que ponerse delante de la cámara es un trabajo complicado y que además respeto mucho. Cuando un buen actor me hace una reflexión de una escena, generalmente tiene razón, por lo que lo mejor es reescribirla para que se ajuste a su propuesta.

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A pesar de ser, como él mismo dijo en un momento de la charla, un hombre tímido, con el paso de los minutos el cineasta también se fue sintiendo más cómodo para hacer frente incluso a las preguntas más complicadas.

Al acabar de ver Los Otros te puedes sentir engañado. ¿Quién tiene más mérito en la creación de este engaño, el actor, el guión o el director?

Me gusta colectivizar el mérito, porque este es un trabajo muy grupal. Si sale bien es de todos, pero si sale mal me gusta decir que la culpa es mía. Como mis guiones son mis ideas, cargo con ellas, para lo bueno pero sobre todo para lo malo.

¿Te sentirías cómodo escribiendo comedia?

Creo que tengo un poco de chispa cuando estoy con mis amigos. Mis mejores películas son las que tienen algo de humor, como Tesis. Me gusta ver comedia, reírme, pero desde niño tiendo a historias más oscuras.

¿Hubo investigación en el proceso de esritura de Regresión?

Primero me interesé por el satanismo, porque quería hacer una película sobre sectas satánicas. Luego me interesó la parte psicológica, lo que tenía que ver con la mente. La historia tiene una base muy fuerte con la realidad. Al final, la película, más que hablar de sectas satánicas, habla de gente que busca sectas satánicas. Eso es lo que me interesaba, el proceso de ver cómo la mente moldea nuestros recuerdos mucho más de lo que pensamos.

¿En tu caso, que eres guionista, cuánto hay de reflejo de lo que tú eres en tus películas?

Cuando haces películas estás viajando, te evades de tu realidad. No obstante, al mirar atrás en mi filmografía veo que por más que las películas sean diferentes entre ellas hay algo que las une: es la idea de la mente, de despertar nuestra consciencia.

Es atípico que un director escriba los guiones de sus propias películas. ¿Siempre quisiste ser director para contar tus historias como querías, y por eso no haces guiones de otras personas?

En España y en Europa es habitual que el escritor sea también el director, o al menos en alguna fase de su carrera. Personalmente me gustaría hacer varios de los guiones que llegan a la oficina cada semana, pero me cuesta enamorarme de un proyecto. Solo he encontrado esa identificación con el material que he escrito yo, aunque he estado a punto en varias ocasiones de dirigir proyectos ajenos. Para mí contar historias es una manera de expresarme, si no encuentro lo que realmente quiero contar no me meto en ello, puesto que una película es un viaje de más de dos años. Hacer algo que no me llama sería engañarme, a mí y al público.

¿Has sentido alguna vez que se te habían agotado las ideas?

Como muchos creadores he pasado la travesía del desierto creativo. En Ágora metí todo lo que me interesaba tocar, por lo que después de ella estuve tiempo hasta que encontré algo que me atrajese de nuevo. La desazón de no saber qué hacer creo que es necesaria, pasar ese camino es necesario para volver a encontrar un proyecto que te interese. Porque lo importante es tener un proyecto que te emocione, que te interese. Cuando encontré Los Otros la escribí sin escaleta, de un tirón.

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El cine es un negocio del que dependen un sinfín de personas, por lo que es imprescindible encontrar el punto medio entre forma de expresión/proyecto rentable. Al ser preguntado al respecto, Amenábar explicó cómo vive (y cómo escribe) con esta premisa en mente.

¿Cómo vives la tensión de la taquilla?

Hacer una película es una intervención de alto riesgo. A veces es complicado ver los números en taquilla y ver cómo funciona el cine. La gente va cada vez menos a las salas. Intento no agobiarme mucho con los números, la taquilla es muy importante, sí, porque de ella puede depender tu próximo proyecto, pero intento obsesionarme lo justo.

¿Y la relación guión/dirección/producción afecta a la hora de escribir?

Cuando estás escribiendo sabes que si pones un plano aéreo en el desierto necesitas dinero. Tengo un lado práctico que me impulsa a llegar al punto máximo al que puedo llegar. Cuando estaba escribiendo Ágora, por ejemplo, primero hice lo que quería. Escribí todas las batallas que quise. Al acabar la tasamos en 80 millones, pero conseguimos 50. En ese momento tienes que tomar soluciones de guión, aplicar la cabeza, para poder contar la misma historia que querías con 30 millones de euros menos y que no pierda. El ideal es hacer una película lo más barata posible, que sea super emocionante y que tenga un final sorprendente. Es lo que te piden los productores. Pero claro, eso, fácil…

¿Qué es lo que define para ti un éxito de un fracaso más allá de lo económico?

El éxito es conseguir hacer la película que tienes en la cabeza, pero creo que hay que cuantificarlo en términos económicos porque al final es de lo que vives. La película debe ser rentable. Por ejemplo, Mar Adentro me dio muchos premios aunque luego en Estados Unidos no fue tan rentable, pero vuelvo a lo mismo: hacer una película es expresarme. Si alguien me entiende ya es un éxito. Aunque… si hablas de millones de euros, que es lo que cuesta una película, hay que hablar de dinero.

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La charla, que se alargó casi hasta los noventa minutos de duración, dejó un gran número de consejos prácticos que le han valido a Amenábar a la hora de afrontar la escritura y realización de sus proyectos, aunque también hubo tiempo para preguntarle sobre su visión del sector audiovisual y para acabar volviendo a la esencia del cine: las historias. Las historias bien contadas.

¿Qué tipo de cine ves?

Tengo un cine en casa, he de confesarlo. Sobre lo que veo, me guío por directores. Me gusta Bayona, me gusta Haneke, me gusta Spielberg. Veo cine variado, pero me gusta el género.

¿Qué opinión te merecen los cambios de formato para ver audiovisual?

Me preocupa. Haces la película pensada para verla en unas condiciones determinadas. El fenómeno de la inmediatez, de ver el contenido a solas, hace que nos acostumbremos a ver las películas de un modo que no es el adecuado.

¿Crees que el cine independiente está ganando terreno?

Algo se está moviendo en el mundo de las plataformas de televisión. Creo que estamos en un momento en el que hace falta gente para trabajar. La gente quiere que le cuenten historias, y ahora con la nueva televisión se va a poder invertir en creatividad, lo que creo que hará que por fin los guionistas estén en el lugar que se merecen.

¿Podrías darnos algunas claves para construir una historia?

La verdad, creo que no. A veces me dicen “tienes que hacer otra historia como Los Otros”, a lo que siempre respondo “ya, yo también lo pienso.” Escribir es el proceso opuesto a ir en bicicleta. No sé cómo escribo, cómo hablo de los personajes, aunque en ocasiones siento que hay alguien que me está dictando la historia. De hecho esos son mis mejores guiones, los que he escrito compulsivamente.

A día de hoy nos bombardean con audiovisual, por lo que es más fácil que sepas lo que quieres hacer sin necesidad de pasar por una academia. Lo importante al final es que sepas contar una historia, que sepas la historia que tú quieres contar y que lo plasmes en un buen guión. Tarde o temprano si tu trabajo es lo suficientemente bueno acabará saliendo.

2 comentarios en «ALEJANDRO AMENÁBAR: “LA NUEVA TELEVISIÓN HARÁ QUE LOS GUIONISTAS ESTÉN DONDE MERECEN”»

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