Por Alberto Pérez Castaños.
Las series diarias de la parrilla española son, quizás, las ficciones con el público más fiel de nuestra televisión. Esto es, en gran parte, mérito de quienes idean sus guiones. Tirso Calero es un guionista y director alcoyano que, si de algo sabe, es de escribir series diarias: ‘Amar es para siempre’, ‘Gran Reserva’, ‘Bandolera’… Tirso, además, ha estado muchos años al frente del equipo de guionistas de algunas de estas series.
Hace unas semanas se anunció su salida como coordinador de ‘Amar es para siempre’, serie que ha capitaneado las últimas temporadas. Como se despide además con una novela, tiene proyectos personales en marcha y nunca habíamos entrevistado a un guionista de series diarias en Bloguionistas, pensamos que era el momento ideal para sentarnos un rato a charlar con él.

El guionista y director Tirso Calero. Foto: Pablo Bartolomé.
Se ha anunciado recientemente tu salida de ‘Amar es para siempre’, serie de la que has sido coordinador y guionista durante unos cuantos años, ¿por qué la dejas?
Después de muchos años escribiendo diaria, casi ocho sin parar, era el momento de cambiar de aires. Yo mismo notaba que estaba perdiendo la ilusión por seguir escribiendo. Si un guionista quiere sobrevivir en esta jungla y a la vez poder vivir de esto no tiene que perder nunca la ilusión, porque es lo que te termina moviendo. Si no, te conviertes en un funcionario y eso se nota luego en la calidad de los trabajos.
Termino muy contento con ‘Amar es para siempre’. Se me contrató hace dos años para levantar la serie, que estaba en un momento de audiencia complicado, entorno a un 12%, y ahora me voy y está alrededor de un 14. No es sólo mérito mío, claro, sino del equipo de guión. Me gustaría citar a gente como Sergio Barrejón, Antonio Onetti, Dionisio Pérez, con los que hemos hecho un buen equipo. Decidí irme, pero los guiones que yo coordino se van a ver hasta el mes de junio. Me voy con la sensación del trabajo bien hecho.
Además, he tenido la suerte que justo después de mi marcha me haya contratado otra productora para empezar una serie semanal. Ahora estoy desarrollando la biblia para esa productora a partir de una idea mía. Lo único que puedo decir sobre ella es que es para prime time, actual y de contenido social. Tiene un tipo de protagonista que nunca se ha visto en la ficción española. Estoy muy ilusionado.
Varios años en una diaria como ‘Amar es para siempre’, con tantos cambios en la trama y en el reparto, dan para mucho, ¿recuerdas algún momento en especial?
Recuerdo uno especialmente gratificante. Fue hace un año, cuando supimos que la competencia iba a estrenar series diarias. Se me ocurrió averiguar la fecha de estreno de estas series y propuse a los productores la idea de volar por los aires un decorado. Era un poco locura. Esa explosión iba a matar a gente, incluso algunos protagonistas. Era un hito para una telenovela. Pensaron que desde guión estábamos locos, pero terminaron dando luz verde a la idea. Tras esto, la serie subió un punto, se mantuvo ahí e hizo que la competencia arrancara de forma floja. Yo creo que es uno de los grandes aciertos del equipo de guión con el que trabajé. Independientemente de que en las siguientes temporadas haya un nuevo equipo creo que habría que valorar el gran trabajo que hicieron los guionistas tanto del año pasado como los de este año.
Además, te despides con una novela sobre la serie…
Sí. Esta novela, ‘El último viaje de Víctor Reyes’, es como un broche a mi etapa en ‘Amar es para siempre’. Hace seis o siete meses me propusieron hacer una novela porque sacamos muy buena audiencia. La ventaja de escribir literatura, o al menos mi sensación con esta primer novela, es la libertad total comparada con cuando eres coordinador o guionista de televisión. Nunca he escrito con tanta libertad, no la tenía que enseñar a nadie. El editor de Planeta hizo su trabajo formal, claro, pero en cuanto a contenido nadie me dijo nada. Estamos acostumbrados a que nuestros guiones para televisión los revisen una media de ocho o nueve personas y escribir una novela de esta manera ha sido un gustazo. El tema era libre, pero tenía que tener relación con los personajes de la serie.
¿Y por qué Víctor Reyes?
De todos los personajes de las últimas temporadas de ‘Amar es para siempre’ es el que más me gusta. Cuando se compuso era una mezcla entre el Humphrey Bogart de ‘Casablanca’ y Alain Delon en ‘El silencio de un hombre’. Me ha permitido hacer un homenaje al cine negro europeo que tanto me gusta y que tanto me ha influido. Esta es una novela pequeña, de esas llamadas “de usar y tirar” o de “aeropuerto”: entretenidas y que se puede leer en un trayecto de tren.
¿Es una dificultad añadida escribir además de para los seguidores habituales de la serie para los lectores que no conozcan ‘Amar es para siempre’ y sus personajes?
Es una de las mayores dificultades, porque no hay que defraudar a los seguidores y hay que atrapar a un tipo de lector diferente. Y creo que en ‘El último viaje de Víctor Reyes’ no se defrauda a nadie porque hay muchos guiños a la serie; el espectador habitual se identificará con determinadas tramas y el espectador de fuera puede ver una novela de suspense.
¿Cuál es la diferencia entre el trabajo de un coordinador y la del guionista en una serie diaria? ¿Cuáles son las claves para ser coordinador?
Por la experiencia que tengo y por lo que he visto en otros coordinadores, creo que es importante tener todo el trabajo muy organizado. La escritura de guiones en una diaria funciona como en una fábrica, en cada nivel tiene que haber un operario que cumpla con unos objetivos y el coordinador tiene que unificar todo eso y lograr que esos seis guiones diferentes que recibe cada domingo parezcan escritos por una misma persona. Otra labor importantísima del coordinador es crear la trama. En mi caso, no sólo soy coordinador, también soy creador de las biblias de las series en las que estoy. Creo que esto es algo fundamental, porque así sé hacia dónde va la serie y qué quiero contar. Es un trabajo full time, que te absorbe. Yo trabajo seis días a la semana.
Además, otra dificultad es que en una serie, y más en una diaria, hay muchos intereses en juego, hay mucha gente que opina sobre el guión. Todo el mundo se cree capaz de juntar letras, así que todo el mundo va a opinar sobre el guión. Eso no le pasa, por ejemplo, a un director de fotografía o al atrezzista. Por eso, los guionistas somos los que más sufrimos durante el proceso porque todo el mundo se cree con el derecho de cambiar lo que tú has hecho. Desde la coordinación de guiones intentamos luchar para reivindicar nuestro trabajo. ¿Por qué los realizadores pueden tener potestad para cambiar un guión si ellos no se dedican a eso? Es una de las luchas eternas. Es muy fácil criticar un guión de diaria, coger el rotulador rojo y tachar cuatro o cinco frases, pero enfréntate tú a los setenta folios en blanco…
Creo que fue aquí en Bloguionistas donde leí hace unos años una historia sobre tu serie ‘Bandolera’ que me pareció genial. La querías vender como una película pero finalmente te ofrecieron convertirla en una serie diaria y aún así dijiste que sí. ¿No te pareció algo temerario en ningún momento?
Mira, yo me licencié en Derecho en Alicante y llevo 16 años en Madrid. Nunca he ejercido de abogado ni creo que lo haga. Yo no conocía a nadie en la industria, soy de provincias, de Alcoy, era totalmente ajeno a este mundo. Pero un día cogí un tren y me vine por tres meses a una pensión con un dinero ahorrado. Es verdad que hace 16 años no había tanta competencia como la hay ahora; no había escuelas, muy poca gente quería ser guionista. Ahora es más complicado, pero también hay más televisiones y más plataformas. Tomé esa decisión porque tenía ilusión y porque sabía que tenía que pillar todas las oportunidades. Si uno quiere dedicarse al mundo del guión y triunfar, siendo triunfar vivir holgadamente de tu profesión y de tu pasión, no tienes que hacer ascos a nada. Yo hice programas de televisión, shows de sketches… De todo lo que tuviera que ver con guión para ir subiendo peldaños.
Dicho esto, volviendo a lo de Bandolera, yo tenía escrito un documento de unas 15 o 20 páginas que contaba la historia de una chica inglesa que llegaba a Andalucía en el siglo XIX, se metía en una banda de bandoleros y se enamoraba del guardia civil que quiere apresarla. Era un concepto claro pero atractivo. Yo, ingenuo de mí, quería que Gwyneth Paltrow protagonizara esa película. Mi primera experiencia en cine fue ‘Miguel y William’ y fue un poco regular. Era lo primero que escribí, junto a un compañero. Lo movimos, Juan Luis Galiardo nos compró el argumento y se hizo la película. Sin embargo, poco tenía que ver con lo que escribimos, sólo se respetó el argumento; nosotros habíamos hecho un drama y terminó siendo una comedia. En España fue un fracaso, pero fue vendida a 60 países, porque contaba una falsa historia de amor entre Cervantes y Shakespeare, enamorados de una misma mujer. Funcionó muy bien fuera, con eso me di cuenta de que en España se pueden contar historias atractivas para los extranjeros y ahí cree ‘Bandolera’. Escribí esas 20 páginas y, en aquella época estaba trabajando de guionista en ‘Amar en tiempos revueltos’, le dije al productor que tenía una idea para una película chulísima. Me dijo que se la pasara, pero más por compromiso. Se la pasé y me olvidé. Pero a los quince días me dice: “oye, hemos vendido ‘Baldolera’, pero ahora es un culebrón de, de momento, 65 capítulos, si quieres montar tu equipo…”. Dije que sí. Y eso me sirvió para ir haciéndome un nombre como coordinador, aprender el trabajo, que me llamara luego Bambú…
Estoy muy contento con ‘Bandolera’ porque supuso el inicio de la recuperación de Antena 3 en las tardes tras unos años mal. A partir de aquí empezaron a apostar por la ficción, surgió ‘El secreto del Puente Viejo’, por ejemplo. Las tardes de Antena 3 empezaron a ser un referente.

Foto: Pablo Bartolomé.
Dices que coordinar una diaria es un trabajo full time, pero aún así también tienes proyectos personales en marcha, ¿cómo te lo montas para poder hacer todo?
Es saber organizarte. Por ejemplo, yo no duermo mucho, unas cinco o seis horas al día. A las siete de la mañana ya estoy escribiendo. A parte, soy padre. Intento compaginarlo todo. Otra cosa importante también es saber que no por echar demasiadas horas delante del ordenador escribes mejor que echando menos para más aprovechadas.
Cuando nos reunimos semanalmente en una diaria lo solemos hacer en un día, en una jornada. Intento condensar, ir rápido. Si tuviésemos más tiempo seguro que sacaríamos mejores guiones, pero necesitamos sacar 24 guiones al mes o la máquina se para. Con todo esto es necesario oxigenarse, escribir otros proyectos y crear nuevas historias. Dos años es el tiempo ideal para un coordinador en una serie diaria.
¿Y tienes algún proyecto en marcha ahora?
El 22 de junio estreno ‘Swingers’ en el Teatro Reina Victoria de Madrid. Es mi segunda obra de teatro, protagonizada por Jorge Roelas, Berta Collado y Juanma Lara. Me la ha producido Carlos Sobera a través de su productora Arequipa. Confió en mí a raíz de ver mi película ‘Blockbuster’; quiso conocerme, nos reunimos, le enseñé mi primera obra, ‘Love Room’, le gustó y escribí una expresamente para ese tipo de género: alta comedia, vodevil, comedia comercial, digamos. Yo creo que puede funcionar bien. Estaremos todo el verano, de martes a domingo. Además de escribirla también la dirijo. Siempre que puedo me gusta dirigir los textos que escribo, me gusta mucho trabajar con los actores. Hacer esta obra, con una productora detrás, es un gran alivio. ‘Love Room’ funcionó bien, pero la escribí, la dirigí y me la auto produje yo.
¿Qué aprendiste de esa experiencia auto produciéndote tu primera obra?
Fundamentalmente, para empezar supe que tenía que ser un proyecto con poca gente, por eso sólo había dos personajes. Y también, intentar que esos dos actores fueran amigos o conocidos, tener cierta confianza para explicar las cosas. Además, la obra tampoco era cara y eso también es importante. También aprendí cómo es el circuito, cómo conseguir colocar tu obra. Más o menos es algo parecido a cuando yo quería vender un guión a una productora. Yo soy muy pesado; llevo los guiones, me presento, conozco a uno, a otro, voy a festivales… Con el teatro es igual, tuve que saber, por ejemplo, quiénes eran los encargados de cultura de los diferentes ayuntamientos. Aquí en Madrid estuvimos en cuatro teatro distintos, que eso está muy bien porque da visibilidad a la obra. Para hacer una gira es muy importante estrenar en Madrid y que tenga recorrido. Si esto pasa, en provincias como que te tratan mejor. La idea que tenemos con ‘Swingers’ es que esté todo el verano aquí en Madrid y luego hacer gira.

Foto: Pablo Bartolomé.
Oyéndote me da la sensación de que eres un guionista poco habitual. Por lo general, los guionista son más retraídos y tú pareces todo lo contrario…
Sí es cierto que los productores siempre me han dicho soy un guionista “raro”, o “poco habitual”, pero supongo que porque tengo mentalidad de productor, de buscarme las cosas por mí mismo. Muchos guionistas están “en su mundo”, a mí eso también me gusta, yo también estoy siempre en mi mundo de películas de los 60, pero al fin y al cabo lo importante es saber venderse. Los resultados te tienen que acompañar, claro, pero es importante. Eso y trabajar muchas horas.
Has comentado antes tu primera experiencia en cine como guionista. Más tarde dirigiste ‘Carne cruda’ y ‘Blockbuster’. ¿Algún proyecto nuevo de cine a la vista?
Sí. Es una película llamada ‘Yerma’, que se está terminando de rodar ahora mismo, en inglés. Han sido tres semanas en la Sierra de Madrid y luego un poquito en Londres. La dirige Emilio Barrachina, que es su cuarta película, con actores británicos de televisión de la BBC que aquí no son muy conocidos. Creo que es el guión de cine más raro que he escrito.
Esta película surge porque en esta profesión todo te lleva a otro sitio y hay que tener la mente abierta para estar preparado para las oportunidades. Este proyecto nace porque Emilio Barrachina ve mi primera obra de teatro, le gusta mucho y se queda a la salida para conocerme. Nos caímos muy bien y me explicó que estaba buscando un guionista que dialogara con agilidad para darle un toque moderno a lo que es ‘Yerma’ y que si estaba disponible. Siempre estoy con series pero siempre digo que sí, y nos pusimos a escribirlo. Yo no tenía muchas esperanzas, pero tenía ganas de trabajar con Emilio. Cuando terminamos el guión estuvo un año o dos parado; en su momento iba a ser una película con financiación grande y grandes estrellas, pero todo se cayó y ahora, finalmente, se ha podido volver a levantar. Visité el rodaje y los actores que la están haciendo están muy bien. Se rueda en inglés porque tiene más mercado fuera que en España, a pesar de ser Lorca. En los circuitos de festivales ingleses es muy preciado. De hecho, para los actores ingleses era como una bendición hacer Lorca.
Y ahora mismo también estoy escribiendo un guión con David Carreras, que hizo una película que me encantó, ‘Hipnos’, y luego ‘Flores negras’. Es un director que trabaja mucho en Alemania pese a ser español. Es una historia sobre la Mallorca de los años 50.

Tirso Calero junto a Emilio Barrachina durante el rodaje de ‘Yerma’. Foto cedida por Tirso Calero.
Antes has contado que te cogiste un tren y te viniste a Madrid a la aventura, a intentar buscarte la vida como guionista. Y lo lograste. ¿Qué le dirías a alguien que esté pensando en hacer lo mismo que tú ahora?
Le diría que si no coge ese tren se va a arrepentir toda su vida. Aquí se va a encontrar con muchas dificultades pero lo que está claro es que es imposible lograrlo sin venirse aquí. Cuando ya tiene un nombre puede trabajar desde otros sitios, pero para hacerte ese nombre tienen que verte, tienes que estar. Animaría a todo el mundo a hacer ese viaje, porque además, a esa edad en la que yo lo hice es el momento.
Ufff mucho más que una entrevista al uso. Geniales entrevistador y entrevistado :)
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