Por Alberto Pérez Castaños.

El auditorio del CCCB se llenó para el IV Encuentro. Foto: Pablo Bartolomé.
El cuarto Encuentro de Guionistas terminó el pasado sábado con un montón de compañeros bailando y bebiendo cerveza en la Fábrica Moritz de Barcelona. Lo que pasó allí, se quedó allí. Si tanto te interesa, haber ido. Eso sí, esta fiesta final se precalentó con más de una veintena de ponencias retransmitidas en directo por la cuenta de twitter de este blog y por algunos asistentes. Dos días dan para mucho, se trataron temas que nos interesan a todos y se dieron titulares realmente valiosos que podéis repasar aquí.
Para este IV Encuentro organizado por FAGA se probó un formato diferente al del resto de ediciones: más ponentes y ponencias más cortas. Y fue un acierto. Las intervenciones duraban 20 o 40 minutos, la organización controló los tiempos a la perfección y la maquinaria funcionó sin fallos ni retrasos. No hubo tiempo para aburrirse. La única pega: podías llegar a quedarte con ganas de más. Fue un trabajazo digno de aplauso, casi tanto como el jamón del viernes por la noche.
Otro de los puntos a destacar del encuentro fue la variedad temática: cine, televisión, programas, documentales, industria… Se compaginó el placer de escuchar a guionistas de cine reconocidos como Jorge Guerricaechevarría, Diego San José, Borja Cobeaga o Rafael Cobos con los de televisión, como, por ejemplo, Joan Grau de Buenafuente, Irene Varela de ‘El Intermedio’, Juan Luis de Paolis de ‘Salvados’ o Toni Betrán de ‘Supervivientes’, que diseccionaron sus programas y nos enseñaron cómo funcionan desde dentro. El abogado Tomás Rosón y Sergio Barrejón hablaron de lo que no hay que firmar con ejemplos –escalofriantes– de casos reales de guionistas. Gracias a Olatz Arroyo, de ‘Allí abajo’ y Anaïs Schaaff de ‘El ministerio del tiempo’ –a las que, por cierto, también entrevistamos– supimos cómo se escriben dos de las mejores series de nuestra parrilla. Y así podría seguir con todas las mesas para poneros los dientes más largos aún a los que cometisteis el error de no asistir, pero no voy a hacer sangre.

Diego San José y Borja Cobeaga durante su intervención. Foto: Pablo Bartolomé.
Sin embargo, quiero centrar este post en el que considero que fue uno de los platos fuertes del encuentro –aparte del jamón, claro–, que tuvo lugar el viernes y que por cuestiones de logística no pudimos tuitear en el momento. Tras la última mesa en el auditorio del CCCB, a las 21 horas estaba programado el acto de bienvenida del encuentro en el Institut Français de Barcelona con Thomas Bidegain, guionista de ‘Un profeta’, ‘De óxido y hueso’ o ‘La familiar Bélier’, entre otras muchas películas.
Todos éramos conscientes de que Bidegain era un gran guionista, pero la sorpresa fue descubrirlo como un auténtico showman. Cuando entramos al auditorio nos repartieron cascos de traducción simultánea. Al parecer, la intervención sería en francés y consistiría en una conversación con Ana Hormaetxea. Pero antes de empezar, Bidegain se levantó, se acercó al micrófono, sacó unas chuletas y empezó a hablar en español. “Sois guionistas y os quiero a todos”, bromeó, “sé lo que significa un plato de comida caliente para vosotros”.

Thomas Bidegain con Ana Hormaetxea, antes de empezar su discurso. Foto: Daniel Bartolomé (Organización).
Lo cierto es que fue muy divertido escuchar a Bidegain, y además de desplegar de su talento como cómico de stand-up –y en una lengua que no dominaba del todo, ojo–, soltó perlas de las de apuntar.
Una de las que más caló fue la comparación del oficio del guionista con el de un mago. “Como ellos, no deberíamos revelar nuestros trucos, por eso no hace falta que la gente sepa quién ha escrito un guión. Sólo lo deben saber los quince o veinte que nos pueden dar el siguiente trabajo”, dijo, en defensa del anonimato del guionista.
“Nuestro trabajo es representar el mundo, dar vida a personajes que no han sido representados, porque las cosas empiezan a existir cuando han sido representadas”, afirmó. Por eso, tal y como contó, Thomas ve mucho más interesante cuando una escena, por ejemplo, transcurre en un bar de una ciudad europea en el que no sabes qué te vas a encontrar que cuando sucede en el antro de un barrio peligroso de Nueva York.

Thomas Bidegain. Foto: Daniel Bartolomé (Organización).
Al igual que muchos de los guionistas más reputados de nuestro país, Thomas Bidegain acostumbra a escribir junto a directores. Para él es clave hacerlo y asegura que es lo primero que pregunta cuando le ofrecen un proyecto. También habló de la importancia de tener un método. Jorge Guerricaechevarría le preguntó si cambia la forma de trabajar dependiendo del director con el que colabore y Bidegain aseguró que no, porque para él ese “método” es muy importante. Casi tan importante como compartirlo: “Hace años me escribió un chico diciéndome que quería ser guionista y preguntándome si podía ser mi aprendiz”, contó. Ese chico es Noé Debré, con el que Bidegain ya ha colaborado en varios guiones. Incluido ‘Les cowboys’, su primera película como director. Sobre ese debut en la dirección bromeó diciendo que había “traicionado el espíritu del encuentro” y que si lo hizo fue porque quería trabajar con los actores. “Ser guionista es un oficio y ser director es un estado mental”, dijo.
Bidegain insistió también en la importancia del punto de vista de las historias, así como de controlar el tiempo que pasa en el guión. Puso como ejemplo ‘Un profeta’: “Al principio decían de empezar con una gran vista de la cárcel desde un helicóptero, pero es que eso no era la película, no es el punto de vista del protagonista, por eso empieza con él mirando por un agujero en su celda”, contó. Sobre ‘Un profeta’ también dijo que si es un guión sólido es porque detrás tiene un trabajo diario de tres años. “Hay escenas que he reescrito hasta 20 veces”, dijo al hablar del valor de la reescritura.
La cercanía y brillantez de Thomas Bidegain fue tan inesperada como aplaudida. Los asistentes agradecimos el esfuerzo que hizo hablando en español y nos sentimos afortunados de poder escucharle. Luego tomó jamón y cava y se fue de copas con nosotros, así se podría decir que supimos recompensarle.

El jamón y el cava volaron el viernes por la noche. Foto: Daniel Bartolomé (Organización).
¡Joder, parezco un hamster en la foto! Excelente curro Alberto. Y enhorabuena a la organización y al equipo de contenidos por la evolución tan necesaria del Encuentro de Guionistas. En la próxima edición comienza una nueva etapa, esperemos que siga ayudando a unir al colectivo de guionistas, . ¡Qué ganas de volver a coincidir con todos los asistentes!
Gracias, Juanjo :)
El nuevo formato fue un acierto. Los guionistas pedimos todo el tiempo que las sitcoms sean de 22′ y el prime time de 45′. Muy buena idea predicar con el ejemplo. Las ponencias fueron sucintas y directas, los diálogos llenos de enjundia, y creo que no se echó de menos la ronda de preguntas, que en ediciones anteriores siempre había sido la peor parte del evento.
Solía ser la ronda de “quiero que me escuchen a mí y no al ponente”. Qué pena no haber podido ir.
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