Por Junta de Alma.
La industria audiovisual europea mueve al año más de 107 MIL MILLONES de euros. El 4’2% del PIB de Europa. No está mal, ¿pero cuánto gana de media un guionista? Y entendamos por “guionista” no sólo la persona que se sienta a escribir sino la pieza fundamental que pone en marcha todo el mecanismo que luego mueve esas fortunas. ¿Cuánto gana? Pues, de media, 22.000€ al año. Brutos. Si la industria* va tan bien, ¿por qué ganamos tan poco? Sin guión no hay película, pero es que sin guión ni siquiera hay presupuesto, localizaciones, algo que enseñar a una directora o un actor para levantar un proyecto… Sin guión NO hay proyecto. Pero cobramos muy poco**.
Sobre este tema trató la pasada Asamblea General de la Federation of Screenwriters in Europe, la agrupación de sindicatos de guionistas europeos de la que ALMA forma parte y cuyo objetivo es velar por y mejorar las condiciones de los más de 7.500 guionistas que representa.
¿Qué hacemos? ¿Y cómo? Porque el tema no es fácil
En muchos países de Europa los guionistas no podemos acordar tarifas mínimas debido a la Ley de Competencia. Lo sabemos bien en España, donde además son habituales los llamados buy-outs, contratos en los que nos vemos obligados a ceder todos los derechos de nuestras obras para todas las ventanas para siempre a cambio de un precio generalmente irrisorio.
Esto también ocurre en Noruega, Irlanda y Suecia, y es complicado frenarlo tanto por esa idea de que un mal contrato siempre es mejor que ningún contrato, como por prácticas como las que se llevan a cabo en ese último país: el buy-out se firma a cambio de una subida de sueldo que roza, cuidado, el 70%. Pero es una trampa. Una trampa porque “esa idea de que un mal contrato es mejor que ningún contrato sólo provoca explotación laboral”***, y porque ceder todos los derechos para todas las ventanas para siempre a cambio de un único pago aunque sea generoso es pan para hoy y hambre para mañana. En EE.UU lo saben bien.
En Italia algunos guionistas han intentado frenar lo anterior pidiendo reservarse algunos derechos pero los productores se niegan porque necesitan tenerlos para, a su vez, cedérselos a las cadenas. “Tengo que pisarte el cuello porque también me lo pisan a mí”. ¿Pero qué pasa cuando esa cadena es pública? En Suecia hay abierto un debate porque en última instancia lo que tenemos es un Estado comprando derechos a un ciudadano. ¿Se puede hacer eso? ¿Existe la libertad de contrato cuando una parte de esa negociación está financiada con dinero público? O volviendo al caso italiano, ¿dónde queda la libertad contractual si una parte puede imponerse sistemáticamente a la otra?
En Alemania, que también lloran, sí existen acuerdos de mínimos aunque los guionistas se las ven y desean para recordar a productoras y cadenas que esos acuerdos son sólo eso: mínimos, no el precio estándar que se debe pagar por un guión. Que el salario mínimo interprofesional sea de 648,60€, no justifica que se le pague esa cantidad a un… ¿piloto de avión?
Y luego está Europa como tal. Por un lado, existe un debate orientado a eliminar la territorialidad de derechos (de emisión, por ejemplo), que es una pieza clave en la financiación del cine europeo. Por otro, están los derechos de autor. En España estamos bastante bien cubiertos pero no en otros países. Así, mientras aquí garantizamos los derechos de autores, pongamos franceses, no ocurre al revés: un autor francés cuya obra se alquile en vídeo en España cobrará de SGAE o DAMA, pero uno español cuya obra se alquile en Francia NO lo hará porque allí ese derecho en concreto no está cubierto****. Por tanto, de nuevo:
¿Qué hacemos? ¿Y cómo? Porque el tema no es fácil
Desde la FSE se llevan a cabo varios planes y acciones:
Lobbying y estudios de mercado. Es importante estar presentes en Europa porque es allí donde se hacen las leyes que luego nos afectan a todos para bien y para mal. Este año, el presidente de la FSE se ha reunido con Martin Schultz y la idea es hacer lo mismo con Günther Oettinger en primavera. En septiembre tuvo lugar una comida en el Parlamento Europeo en la que los delegados pudimos reunirnos con la eurodiputada Julie Ward y asesores de otros políticos para trasladarles las preocupaciones y la situación por la que atraviesa actualmente el sector. Esta comida era especialmente importante porque en el PE se está elaborando una nueva normativa sobre el Copyright que afectará inevitablemente a la Propiedad Intelectual y la gestión de derechos de autor.
WCOS y Asamblea General. Cada dos años tiene lugar un congreso mundial de guionistas. Atenas, Barcelona y Varsovia han sido las tres primeras sedes y la siguiente será París en octubre de 2016. Durante estos congresos, la junta directiva y los delegados de cada país que integran la FSE se reúnen para poner en común la situación de los guionistas en los distintos estados miembros. Este post y el breve resumen del estado de las cosas en Europa nace del último encuentro.
European Screenwriters Award. La FSE ha puesto en marcha un premio de guión europeo para fomentar esa visibilidad del colectivo y para reunir en un mismo evento a las caras más influyentes de la profesión, medios de comunicación y representantes políticos. El primer galardonado ha sido Adam Price, creador de la serie Borgen, que recogió el premio durante un evento al que acudieron, entre otros, la mencionada arriba Julie Ward. Price fue elegido como estandarte de una nueva forma de entender la producción de series de televisión que ha logrado colocar a Dinamarca a la cabeza del mercado televisivo europeo en términos de innovación y calidad de las historias.
¿Y ahora?
Desde ALMA consideramos importantísima la labor que FSE está haciendo en pro de la protección del guionista como elemento fundamental de la industria audiovisual, y estamos muy orgullosos de poder formar parte de este proyecto que consideramos clave para todos nosotros. No somos los únicos. FAGA también forma parte de la Federación y, de hecho, comparte voto con ALMA en las decisiones que tomamos como delegados de España.
Si queremos ocupar el lugar que nos corresponde en la industria es importante apoyar y aportar medidas como estas. Estar presentes. Unirnos. Reclamar mejores contratos. No firmar cualquier contrato, y exigir que se cumplan nuestros derechos. Porque las series, los programas y las películas no se escriben solas, y es justo que cobremos por ello y que lo cobremos BIEN.
Ya, claro. ¿Entonces al tío que hace mantequilla de cacahuete en una fábrica tengo que pagarle un pastón (porque la mantequilla de cacahuete mueve muchísimo dinero) o incluso un extra por cada tarro que venda, no?
Esto lo preguntó un productor durante la negociación del convenio de guionistas en Holanda. La respuesta, y es importante que nos quede claro, es que los guionistas no somos “el tío que hace mantequilla de cacahuete”. Los guionistas somos la persona QUE LA INVENTA.
* Cierto, la “industria” no es sólo el cine. También están los músicos, escritores, autores de teatro, pintores, game designers… que de media cobran incluso menos que un guionista. Así que, de nuevo, si la industria cultural va tan bien, ¿por qué cobramos (todos los que la impulsamos cuando no hay más que un folio en blanco) tan poco?
** Cobramos muy poco. De verdad.
*** Sveinbjörn Baldvinsson, guionista islandés y ex presidente de la FSE.
**** Aquí podéis consultar qué derechos están cubiertos en cada país de la UE. Página 18.