Por Juanjo Ramírez Mascaró.
Los toros sí son cultura. Es estúpido intentar desacreditarlos fingiendo que no lo son. Por supuesto que son cultura, y lo digo yo, que seré muy feliz cuando el toreo deje de practicarse. Me caen mejor los toros que esos payasos que los torean. Pero torearlos, aunque a algunos nos joda, es cultura. Una cultura que según algunos se remonta a hace unos 5000 años y según otros, a tiempos todavía más remotos. La lidia es un arte cargada de simbolismos. Simbolismos asociados al toro, simbolismos asociados a ese ruedo, ese círculo de lo solar y de lo cíclico.
Es pueril obcercarse en eso de que el toreo no es cultura, pero a veces olvidamos que la cultura puede ser atroz.
La cultura es algo que hemos desarrollado para sobrevivir como especie. Del mismo modo en que otros animales desarrollaron dientes y garras. Es una herramienta diseñada para desenvolverse en un entorno hostil, probablemente cimentada en miedos, imposiciones, castraciones.
Torturar a un animal hasta matarlo, si se hace de la manera adecuada, es una manifestación no sólo cultural, sino también artística. No podemos negarles eso, como tampoco podemos negar que las películas de Disney y la mayor parte de la literatura clásica hacen con la dignidad de la mujer algo parecido a lo que el torero hace con el toro.
La cultura nos proporciona regalos maravillosos pero también transmite valores perniciosos, concepciones del mundo que se te adhieren como una enfermedad venérea. A veces perpetuamos mensajes que acaso tuvieron sentido en su día, pero quedaron obsoletos hace siglos. Las tradiciones culturales no mutan tan rápido como nuestro contexto.
Llevo varias semanas queriendo hablar sobre esto en Bloguionistas, pero me resistía a ello. Pensaba: No hay una enseñanza en esto, no va a ningún sitio, es un tema que no da para mucho… Entonces llegué a la conclusión de que iba a escribirlo PRECISAMENTE POR ESO.
Estoy harto de la eficiencia. Estoy harto de que todo lo que escribimos deba tener un hilo conductor, de que deba de ser lo suficientemente “limpio” para poder venderse en una sola frase. Me da mucha pereza el “pitch del ascensor”. Tengo la sensación de que persiguiendo la eficiencia estamos sacrificando la poesía, y la poesía es ese toro torturado en el ruedo y no los aspavientos del torero.
¿Sabéis quiénes eran también muy eficientes? ¡Los nazis! Las dos frases anteriores son demagogia. Pero es que a veces esto de la escritura es como si quisiéramos vender pollos y les quitásemos la salsita para que sepan más a pollo y la gente tenga muy claro que se le está vendiendo pollo… pero un pollo sin su salsita no es un pollo.
Según estudios recientes, los neanderthales tenían más desarrolladas que nosotros las áreas del cerebro relacionadas con la poesía, el simbolismo, la dimensión espiritual. Nosotros, los “homo sapiens sapiens”, tenemos más desarrollada la zona de lo racional. En unos pocos miles de años exterminamos a todos los neanderthales y toda su poesía. En ocasiones siento que la escritura, al menos en el mundo audiovisual / industrial, consiste también en cromañones asesinando a neanderthales.
Por eso me apetecía escribir un post sin escaleta, sin hilo conductor, pretendía que eso dejase entrar a la poesía, pero conforme tecleo descubro que aquí hay poca poesía… pero más hilo conductor del que esperaba, porque todo está relacionado con todo, porque en ocasiones el arte y la cultura no son tanto el caballo como las riendas que lo frenan, no son tanto el toro como las banderillas que le clavan.
Creo que nadie sabe a ciencia cierta qué movió a los primeros toreros, allá por el Neolítico, a crear un ritual para matar un animal tan noble. Se habla de que ese toro negro (o ese uro ya extinto) representa la noche y la muerte. Ese hombre que triunfa sobre ella dentro de un sol metafórico es nuestro alma inmortal. Se habla de que mataban al toro para que sus dioses (o la Madre Naturaleza) les asegurase una buena temporada de caza. En tiempos anteriores se conformaban con pintar bisontes en las cuevas.
Hoy día la noche no nos aterra tanto porque tenemos las calles demasiado iluminadas. Hoy día cazamos ofertas de 2×1 en los supermercados. Hoy día los ritos culturales están quizá motivados por otros miedos, y también lo están nuestros condicionamientos a la hora de crear. Hoy día en nuestras cabezas de escritor el toro es acribillado por miedos más contemporáneos: El miedo al zapping, el miedo a las audiencias, el miedo a la pereza del espectador. Y nuestras almas de creadores, como el toro burladas, como el toro.
Por cierto, me he documentado poquísimo sobre el toreo y casi todo lo que he escrito lo he escrito de memoria. A lo mejor he dicho cosas que son sólo ciertas en mi cabeza. No esperéis eficiencia en este post.
El toreo es cultura en la medida que la guerra también es cultura. Ambas son expresiones humanas, ambas pueden ser trágicas y bellas, ambas tienen códigos, imaginería, vistosidad. Ambas son épicas. Ambas son fuente de grandes obras de arte. Todos los ¿argumentos? aquí expuestos pueden valer para justificar que la guerra es cultura.
¿Y de verdad se puede decir que la guerra es cultura?
Sí.
¿Y porqué limitarnos a la guerra? La tortura también tiene una gran carga de belleza .Ese golpe a camara lenta que cambia la vida de una persona, esa hoja afilada que provoca un reguero por el cual la vida intenta escaparse sin conseguirlo, ese dolor sublimado a cotas celestiales…
La tortura es cultura, joder.
Estás confundiendo belleza con cultura. No todo en la cultura es bello, ni todo lo bello es cultura.
Leonardo Dantes también son cultura, ah y King África. (forman parte de la cultura popular)
TODO es cultura, menos los comentarios en Internet, que son basura.
KING ÁFRICA ES EL PUTO AMO.
Supongo que la discusión de fondo sería ¿que es cultura? El problema de considerarla como cualquier actividad humana es que la reducimos a un anecdotario histórico, un recuento de la actividad del hombre. Esto puede ser muy útil para analizar retrospectivamente al “homo sapiens sapiens”, pero deja mucho que desear cuando te planteas elaborar hoy en día cualquier actividad que pueda catalogarse como cultural. Incluso bajo esta perspectiva los toros pueden catalogarse como anacrónicos (siendo muy sutiles). Yo creo que todos sabemos a que nos referimos cuando hablamos de cultura, aunque nos sea imposible definirlo (personalmente me considero limitado intelectualmente para tal tarea). Poniendo una ejemplo práctico, todo gobierno tiene un ministerio de cultura, pero eso no significa que este se encargue de todo lo que las instituciones o ciudadanos busquen desarrollar (no planea guerras, no construye edificios ni carreteras, tampoco decide sobre la agricultura). Por eso me parece que el argumento peca de simplista. ¿Tradición? seguro (y soy el primero que piensa que las tradiciones hay que intentar de derribarlas constantemente), ¿Deporte? puede ser también, pero nunca cultura. Puede que visto en perspectiva la fiesta del toro sea un “elemento cultural español” (principalmente por la importancia que se le buscado dar, pan y circo!). Pero hoy en día el toreo no es otra cosa que barbarie.
Has respondido con mucha más clase y elegancia que muchos otros, y con más conocimiento de causa. Pero creo que has pecado de la misma falta de compresión lectora (o yo he pecado de falta de capacidad para expresarme, o ambas cosas)
Mi posicionamiento con respecto a los toros es prácticamente el mismo de quienes me estáis atacando, pero vuestro posicionamiento hacia la cultura es distinto. Pienso (ojalá me equivoque) que sois pagafantas de la cultura. La idealizáis. Os jode tanto que algo atroz sea considerado cultura que reaccionáis con hostilidad hacia quien os hace saber que la cultura no es la virgencita pura que os enseñaron en el cole. La cultura puede ser chunga, y vuestro amor platónico se dejaba sodomizar en los baños de vuestro instituto.
Lo que sí te puedo asegurar, Juanjo, es que has errado por completo el tono del post. Pero de manera brutal. Y la sigues cagando aún más en tu respuesta a Juanpablo.
Pues te pido disculpas. Siento haber errado en tu mundo. No me siento cómodo disgustando a nadie. Pero es el tono que me apetecía.
Esto va de un señor que como no triunfa con lo suyo quiere hacerse famoso con una polémica traída por los pelos.
Pues creo que no. Y no sé si estaré acertado en poner este ejemplo, pero pienso que La Guerra de las Galias es algo parecido.
Este texto, escrito por Cayo Julio César es hoy en día alabado como una obra maestra de la antigüedad. El estilo narrativo de su autor y los recursos técnicos que usa, se siguen estudiando hoy día… y no creo que deba recordar que lo que narra César en ese compendio de libros… es ni más ni menos que el genocidio de la nación gala con más de 1 millón de muertos y otros tantos esclavizados.
Vamos, que desde mi punto de vista, estoy de acuerdo con que los toros sí son cultura.
Gracias, Pasomiedo. (y nada más lejos de mi intención, Raquel)
Todos los seres tenemos las mismas necesidades. Según Maslow, se clasifican en:
– Fisiológicas: alimentarse, descansar y reproducirse (o follar, sin más), vestirse, evitar el dolor.
– De seguridad: física, tener refugio y salud, asegurar el alimento y protección de la propiedad
– De afiliación: amistad, afecto, pertenencia al grupo, intimidad
– Reconocimiento: respecto, reconocimiento del grupo y de uno mismo, confianza
Y una última relativa a la autorrealización.
Bien. Eso es lo QUE el ser humano necesita y busca. En mi opinión, la cultura recoge todo aquello que explica CÓMO lo consigue.
Todos los seres humanos comemos, pero lo hacemos de formas diferentes: en los alimentos elegidos, en la forma de ingerirlos, etc. Y eso conforma la cultura gastronómica o culinaria de un determinado grupo.
Todos los seres humanos buscamos refugio pero esos refugios adquieren formas, utilidades y también significados diferentes.
Cuando llegamos a las necesidades más sociales y personales, menos básicas o de mera supervivencia, los usos se hacen mucho más sofisticados y complejos. Hay muchas variantes culturales relativas a la búsqueda de reconocimiento, de respecto dentro del grupo, de estatus.
Los toros son un ejemplo.
Supongo que, en sus inicios, un tipo (aristócrata, asumo) se enfrentaba a un animal totémico como es el toro con el capote que usaba para vestir y la espada que llevaba al cinto estaba cumpliendo una especie de rito de afirmación varonil, de valentía, de confirmación de cierta superioridad sobre todos aquellos que no se atrevían a ello, de pertenencia a la élite. No soy sociólogo, así que igual estoy diciendo tonterías, pero no me parece muy diferente del rito de iniciación de un joven masai, que debe salir a cazar a un león para ascender en el escalafón social del grupo.
Eso es cultura.
En nuestros días, la cultura se ha identificado con la belleza, lo que nos lleva hasta la bondad. Lo culto es bello, y lo bello es bueno. Por eso a muchos os cuesta admitir que un espectáculo sangriento como el toreo, basado en la muerte ritualizada de un animal, sea cultura. Pero lo es. Creo que nadie negará que los sacrificios humanos ritualizados de los aztecas formen parte de su “cultura”, de su modo de buscar la protección de los dioses.
Y como la cultura es el cómo, y las necesidades, recursos y conceptos morales cambian, no creo que los usos culturales deban considerarse eternos e inmutables. Lo que era una expresión cultural válida en una determinada época puede dejar de serlo en cualquier momento. Igual que tuvieron un comienzo porque fueron necesarios o convenientes, tendrán un final. No creo que estemos condenados a la tradición. De hecho, alguna vez vivimos si ella y no nos pasó nada malo. Compartir las tradiciones, otra forma de buscar la pertenencia al grupo.
Bien, lo que yo espero del toreo es que alcance ese final lo antes posible.
Pero es cultura.
Totalmente de acuerdo.
El coliseo romano también fue cultura. Y la taurina debe terminar en el mismo lugar. Libros de historia no mas.
En eso confío yo también. Aunque ya se nos ocurrirá algo todavía más atroz para sustituirla.
Por cierto, los nazis eran terriblemente ineficientes. Fue uno de sus mayores problemas durante la guerra, aunque ya venía de antes.
Hombre… conquistaron casi toda Europa y parte de África. A lo mejor sólo eran eficientes a corto plazo.
Bah. Conquistas militares efímeras gracias a que reorientaron toda la industria al esfuerzo bélico. Su influencia cultural fue nula y el “orden” que establecieron desapareció de golpe sin dejar rastro. Su administración era catastrófica, premiaban el carisma y el fanatismo por encima de todo. Muchos técnicos eficaces fueron ignorados e incluso depurados por no plegarse a las órdenes absurdas de los favorecidos por el poder. Esto lo ilustra muy bien CONSPIRACY, una maravillosa tvmovie de la HBO sobre la Conferencia de Wannsee.
No digo que no obtuvieran grandes victorias y conquistas. Las obtuvieron.
Digo que no eran eficientes porque ni tenían objetivos claros, ni planes para alcanzarlos de acuerdo con los recursos que disponían. No existía una estructura para la toma de decisiones, ni un sistema de asignación de recursos, ni planes económicos, industriales o militares a largo plazo. Todo lo que hacía lo hicieron cada preboste por su cuenta, normalmente sobre la marcha, y siempre con los objetivos a corto plazo machacando las posibilidades de alcanzar los objetivos a medio o largo plazo.
Dejaron recursos sin explotar, derrocharon muchos otros en iniciativas secundarias, aplicaron planes irreales, siguieron políticas contradictorias. Tuvieron grandes virtudes, sobre todo en el plano militar, pero la eficiencia no fue una de ellas salvo en aspectos muy concretos y limitados (la reorganización que hizo Speer, el uso flexible de los componentes de las divisiones panzer y cosas así). Y conforme fue avanzando la guerra, la ineficiencia fue a más porque es como la entropía.
Me acabo de dar cuenta de que se me ha ido un poco la olla. Pero sólo un poco, ¿verdad?
La culpa es de la Sociedad Thule ;)
Los comentarios están cerrados.