por Carlos Crespo.
Carlos Crespo es guionista. Cursó la Diplomatura de Escritura para Audiovisuales de La Factoría del Guion y completó su formación con el Máster de Guion de la Universidad Pontificia de Salamanca. Ha estrenado varias piezas de microteatro en Madrid y escrito y dirigido dos cortometrajes. Carlos es también uno de los seleccionados de la segunda edición de DAMA ayuda.
Un amigo me dijo una vez que una de las cosas más inteligentes que puede uno hacer para formarse como guionista es estudiar interpretación. Olé. Ese mismo amigo me recomendó también estudiar dirección. Venga, vale, apuntado queda para cuando los días tengan cuarenta horas y cada curso no cueste más que una espada de acero valyrio. Aún así, además, quedaría seguir formándose como guionista, que es lo principal. O sea, que imposible a no ser que inventen un curso asequible que reúna las tres disciplinas y nos ahorre a todos tiempo y dinero. Bueno, pues resulta que ese curso existe, lo imparte Natalia Mateo en la Central de Cine y muy apropiadamente se llama Las Tres Disciplinas.
Si tienes suerte y consigues entrar (son pocas plazas y se llenan enseguida) recibirás un email que te explica más o menos cómo funciona. Lo primero que necesitas hacer es enviar una idea para una escena antes de la primera sesión siguiendo varias pautas: descripción de los personajes (no más de dos o tres), situación, objetivos y deseos ocultos. Nada más. Y nada menos. De primeras se obvia el incluir algo tan básico como el conflicto porque como se empezará a trabajar la escena desde la improvisación es mucho más rico que los conflictos vayan surgiendo durante los ensayos. A veces te dan un tema, a veces no. En mi primer trimestre el tema fue “la familia y uno más”, en el segundo no había tema específico pero todo tenía que ocurrir en el interior de una caravana.
En la primera sesión se presentan todos los asistentes, cuentan quiénes son y qué experiencia tienen, si son guionistas, directores o actores y cada uno establece lo que espera conseguir del curso en cada una de las disciplinas. En mi primer trimestre, por ejemplo, mis objetivos fueron: como director mejorar la comunicación con mis actores, como actor ser capaz de lanzarme a hacer lo que me pidiera mi director y como guionista contar más con menos.
Luego se hace otra ronda en la que cada uno habla de su escena y cuál es su disponibilidad de cara a ensayos. Si te gusta la escena que propone un compañero, te ofreces como actor para el papel que te apetezca. Tu compañero te apunta como posible actor. O no, porque a lo mejor no das el perfil que tu compañero tiene en mente. O se presenta alguien más que da el perfil mejor que tú. O te apetece un determinado papel y al director-guionista de esa escena le encajas pero no tenéis ningún momento libre en común durante toda la semana para quedar a ensayar.
Siempre hay un momento en que parece imposible que todo cuadre, pero gracias a la colaboración del grupo y a la capacidad de organización de Úrsula, la asistente de Natalia, se consigue que todo el mundo salga de esa primera sesión con dos escenas como actor y con el casting para su escena como director resuelto. Ese mismo día se hacen grupos de whatsapp y se empiezan a organizar los ensayos durante la semana porque el jueves siguiente pasarán las primeras siete escenas.
Durante el curso, cada escena tendrá dos pases de improvisación, dos de guion y uno de dirección. Entre pase y pase transcurren dos semanas durante las que el grupo necesita ensayar al menos dos o tres veces.
Como guionista, es un privilegio poder improvisar con tus actores antes de escribir una sola línea de guion. Tú llegas al ensayo con tu idea preparada, les explicas cómo son sus personajes, qué quieren el uno del otro y les propones una situación sobre la que improvisar, que puede ser lo que ocurra en tu escena o cualquier otra cosa que consideres útil para el proceso.
En las improvisaciones ves con facilidad lo que funciona y lo que no, lo que es verosímil, dónde está la miga del conflicto… y si tienes suerte surgen finales inesperados, estrategias de personajes que jamás se te habrían ocurrido a ti e incluso frases que van directas a la versión final del guion.
Gracias a la generosidad y entrega de los actores se te abren tantas posibilidades que en lugar de llegar a la página en blanco con miedo llegas con tantas ganas e ideas que no ves el momento de ponerte a teclear. Piensa que antes de sentarte a escribir ya has escuchado hablar a tus personajes. Y eso es oro.
Ya sé que como guionistas estáis temiendo el momento en que os toque ser actores. No tengáis miedo, es normal que lo que menos nos apetezca a los guionistas sea ponernos ahí delante de todo el mundo sin un texto y empezar a accionar a ver qué sale. Pero de verdad que no pasa nada y es hasta divertido. El ambiente en clase es relajado, todo el mundo trabaja a favor de obra y quiere facilitarle el proceso a los demás, todos ponen de su parte todo el tiempo. En serio, es algo muy bonito. Además, si te da palo actuar siendo guionista habiendo actores en el grupo, piensa que en un par de semanas habrá que entregar la primera versión de guion y ahí serán los actores quienes se sentirán perdidos. La gracia de esto es aportar tu experiencia a quien la necesita y pedir ayuda a quien sabe de las cosas que no sabes tú.
Después de cada pase Natalia y los compañeros le darán al director unas cuantas notas en función de lo visto. Esta es una de las mayores virtudes del curso: el feedback y las sugerencias que recibes te llevan a nuevas preguntas, a replantearte cosas y a contemplar nuevas direcciones en que la escena puede crecer. Con estas ideas te vas a tu casa y organizas ensayos para volver a pasar tu escena como director en dos semanas.
Tras la parte de improvisación vienen los dos pases de guion. Una semana antes del primero, tendrás que enviar la primera versión escrita de la escena a tus actores y a Natalia, y recibirás también las primeras versiones de tus escenas como actor de parte de tus directores. Mismo sistema: se pasan en clase, y recibes feedback. Reescribes tu escena, la envías, recibes las segundas versiones de tus escenas como actor y se vuelven a pasar. En este segundo pase se cierra el guion.
Con la versión definitiva del guion ya está todo preparado para encarar las dos últimas semanas de ensayos en la que pondrás la escena en pie. Es la parte de dirección en la que tendrás que tomar un montón de decisiones para montar hasta el último detalle: iluminación, música, colocación del público, etc.
Este curso tiene lugar en Central de Cine y requiere mucho tiempo, mucho trabajo y mucha energía. Son cinco horas de clase todos los jueves y entre una sesión y otra deberás ensayar tres escenas, escribir una escena como guionista, memorizar dos escenas como actor, preparar tus herramientas como director, etc.
La base de esta propuesta es que al estar las tres disciplinas tan íntimamente relacionadas, cuanto mejor seas en una de ellas mejor serás también en las otras dos: entenderás mejor qué necesita un actor si tú mismo pasas por ese proceso como actor, sabrás qué espera de ti tu director si tú mismo diriges tu propia escena, mejorarás como guionista porque sabrás de primera mano los elementos que actores y director necesitan extraer del texto, usarás con tus actores herramientas que te gusten de tus directores, etc.
El objetivo del curso no es que tu escena quede bien (no se hace muestra porque el final no importa), lo verdaderamente valioso es el aprendizaje durante el proceso creativo. Dicho esto, lo normal en la mayoría de los casos es terminar el trimestre con una propuesta teatral muy trabajada que gracias a su formato podrás mover por salas de microteatro, lo cual es un valor añadido. Varios compañeros han estrenado escenas que salieron de Las Tres Disciplinas y el texto de mi último trimestre, She Moves, se estrenó en Microteatro Por Dinero el martes 30 de junio dentro de la iniciativa que la sala lleva a cabo con el Sindicato ALMA Guionistas y Vibook.
Una experiencia para repetir.
Al principio del artículo se empieza a asumir la propuesta con dudas… a partir de la primera foto la cosa cambia y cobra sentido. “Caminas con los zapatos” de actores y directores y ciertamente se enriquece tu trabajo.
Lo malo, lo único malo es eso que dices en el párrafo antes de la primera foto… son necesarios días de 40 horas. Por lo demás, una propuesta c………
Un saludo
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