NO ECHEN COMIDA A LOS ACTORES

por Sergio Barrejón.

No hay dos personalidades más distintas que la de guionista y la de actor. Una trabaja en soledad, en cuartos cerrados. El otro frente al público, a la luz de los focos. Una trabaja en silencio, el otro en voz alta y a la vista de todos. Una trabaja con papeles y ordenadores, el otro con su cuerpo y su voz.

"No! Don't speak!"

“No! Don’t speak!”

 

Y a pesar de las diferencias, guionistas y actores están condenados a entenderse. Cuando el capitalismo colapse y la tecnología muera; cuando no haya electricidad para encender los proyectores, ni gasolina para desplazarse a los teatros, serán los actores y escritores quienes harán resurgir el drama en las plazas arrasadas y en las ruinas de viejos auditorios. Son las dos únicas profesiones del espectáculo que sobrevivirían a un ataque zombie o una glaciación.

Los actores y los guionistas son hermanos. Nacen de la misma madre. Y como los hermanos, tienen una relación intensa y compleja.

 

El pasado 27 de enero, en esa inagotable fuente de inspiración que es Scriptmag, se publicó este interesantísimo artículo de Eric Haywood sobre uno de los aspectos de esa peculiar relación. Tanto Haywood como su editora Jeanne Bowerman me han dado permiso para publicarlo aquí traducido. Gracias a ambos, y espero que os guste.

GUIONISTAS EN PLATÓ: POR FAVOR, NO ECHEN COMIDA A LOS ACTORES

(Publicado originalmente en Scriptmag con el título Writers on Set – Please Don’t Feed The Actors)

Eric Haywood ha pasado más de diez años escribiendo para series de cadenas nacionales y de cable, incluyendo “Sin cita previa” en ABC, “Soul Food” en Showtime, “Hawaii” en NBC y el drama de Fox “Empire”. Puedes seguirle en Twitter: @Eric_Haywood.

Una serie televisiva siempre se hace en colaboración. Cientos de personas -elenco, equipo técnico, de producción, ejecutivos de la cadena y muchos otros- deben trabajar juntos para producir cada episodio con éxito. Como guionista junior, muy raramente te relacionarás con la mayor parte de esta gente; a algunos ni los llegarás a conocer. Pero con toda seguridad compartirás bastantes momentos con los actores.

Normalmente, cuando un capítulo entra en producción, al guionista de ese capítulo abandona la sala de guionistas y se le envía a plató, donde supervisará la grabación (estoy usando el término “supervisar” de manera muy relativa, porque en el plató no tendrás ni de lejos la autoridad que la palabra implica). En esta fase trabajarás con el elenco y con algunos miembros clave del equipo técnico, asegurándote de que el director está captando adecuadamente el tono del guión. Hablaremos con detalle de este proceso en un artículo posterior.

Por ahora, lo que necesitas saber es que cuando trabajas en plató, es probable que te hagas amigo de algunos actores (si no todos). Pero no importa cómo de colegas lleguéis a ser, es imprescindible que recuerdes La Regla Más Importante que explicaba en los primeros días de este blog: Lo que se dice en la sala de guión, no sale de allí. Y sí, esto también se aplica en el caso de los actores.

En algunas series, los actores pasarán efectivamente por la sala de guionistas pocas semanas después de que hayan estado trabajando en los arcos de temporada, para comentar (muy por encima) qué tienen preparado para cada personaje. Es posible incluso que el punto de vista del propio actor te inspire ideas para su personaje. Entre esas reuniones y el tiempo que pasarás en el set, es probable que acabes haciendo amistad con algunos de los miembros del elenco. Ningún problema con eso; como ya he dicho, sois todos compañeros, trabajáis para hacer la mejor serie posible.

Pero como en la mayoría de relaciones laborales, hay límites que necesitas respetar. Y el primero y más importante de esos límites es: no echar comida a los actores.

No le cuentes al elenco aspectos concretos de lo que tenéis pensado para ningún personaje. No cuentes nada, ni aunque vengan y te lo pregunten directamente. Si no aparece en versiones del guión que ya han ido a producción, y si tu coordinador no te ha autorizado expresamente a revelarlo… No. Lo. Cuentes.

Digo esto porque es un error muy fácil, especialmente para guionistas principiantes. No es nada raro entablar una conversación casual sobre la serie, bajar la guardia, y empezar a hacer referencia a cosas, sobre el personaje o sobre la serie en general, que aún están en la pizarra. Si haces eso, dependiendo de como tenga el día, tu coordinador podría echarte una buena bronca, o pedirte que vayas despejando tu despacho. No merece la pena.

¿Por qué? Porque cotillear secretos a los actores sobre lo que estáis planeando puede crear todo tipo de dolores de cabeza. Y si se descubre que el origen del problema eres tú, bueno… la has cagado.

Puede parecer que estoy criticando a los actores, como si fueran gente empeñada en hurgar en cada pequeño detalle de la trama, y nada más lejos de mi intención. Al contrario, los actores tienen un interés legítimo en el texto, a veces incluso mayor que el de los mismos escritores, porque es el actor el que tiene que salir ahí y desnudar su alma delante de la cámara.

Pero la cuestión es ésta: hasta que esa versión para producción de la que hablábamos antes haya sido entregada al reparto y al equipo técnico, cualquier cosa que se le haya ocurrido al equipo de guionistas todavía puede sufrir cambios. Y esos cambios pueden ser consecuencia de reuniones y cadenas de e-mail a las que tú no tienes acceso. A veces se eliminan tramas enteras en el último minuto. Hay personajes que se incluyen (o se eliminan) de capítulo. Si tú le dices a un actor de tu serie que los guionistas se han inventado una rama estupenda en la que (por ejemplo) ese actor interpretará a un hermano gemelo que desapareció tiempo atrás, pues resulta que el actor es un ser humano. Y con esa información, bien podría empezar a tomar decisiones de interpretación que él piensa que le ayudarán a ir apuntalando este gran punto de giro en la historia que su personaje no debería saber que está a punto de producirse. O sea, que básicamente acabas de filtrar información confidencial que nunca debería haber salido de la sala de guionistas.

Bien. Veamos qué pasa unas semanas más tarde. Por las razones que sea, la trama del gemelo desaparecido se elimina por completo de la serie. Y un día, el actor recibe el guión en el que se suponía que iba a aparecer esa trama. Y no está ahí. El actor no lo entiende: “¿Por qué demonios me he estado preparando para esto, si ahora resulta que no hay gemelo?” A lo mejor le encantaba esa idea y estaba que se moría por interpretarlo. Así que se va a hablar con el coordinador y empieza a hacer preguntas (o peor, a quejarse).

En el mejor de los casos, el actor se encogerá de hombros y dirá “Pues vale. La verdad es que me apetecía explorar esa historia para mi personaje, pero bueno, encantado de adaptarme a lo que diga el guión”. Pero en el peor de los casos (que es para lo que hay que estar preparado siempre), el actor monta un pollo. O igual decide parar el rodaje hasta que le den una solución. Por supuesto, #NoTodosLosActores se van a poner tan divos, pero tampoco sería la primera vez. Una vez más: tú no quieres ser el causante de ese problema.

Ten en cuenta que tu coordinador tiene que manejar un millón de variables al mismo tiempo, y constantemente tiene que estar decidiendo qué detalles de la trama puede o no revelar al elenco, y cuándo hacerlo (y a quién informar primero). No te corresponde a ti estropear el delicado equilibrio que él ha conseguido establecer.

En cada sala de guión se exploran un montón de ideas locas. Quizá dos personajes que siempre se han odiado de pronto se liarán. A lo mejor matáis a uno de los personajes favoritos de la audiencia. O a lo mejor el Actor X está recibiendo historias más molonas, más divertidas o más estimulantes que el Actor Y. La cuestión es que nada es definitivo hasta que la versión final, y al actor le haces un flaco favor calentándole la cabeza con esta información antes de que esté “lista para emitir”.

Cabe señalar también que esto no es sólo un error de principiante. He visto a co-productores ejecutivos con experiencia meterse en problemas con los coordinadores por haber revalado a los actores, sin darse cuenta, información que todavía estaba en fase “¿Y si…?”. Así que peca de prudente y no hagas esas cosas. A largo plazo, no te merece la pena. Los actores no son tus enemigos, no debes verlos así en absoluto. Pero hasta que una cosa no esté escrita en el guión de rodaje, más te vale que cualquier información sobre futuras posibles tramas quede entre vosotros, los guionistas.

 

 

3 comentarios en «NO ECHEN COMIDA A LOS ACTORES»

  1. Muy interesante Sr. Barrejón. Por suerte, como usted bien sabe, los guionistas españoles no tenemos ese problema porque a los actores -salvo excepciones- sólo les vemos en el autoservicio y a distancia. Un alivio, claro.

  2. Eric Haywood es un tipo genial a la hora de hablar sobre la profesión. En el capítulo 34 de los podcast de sellingyourscreenplay.com, habla con mucha franqueza y candidez sobre el oficio de escribir y de cómo empezó su carrera como guionista.

Los comentarios están cerrados.