Por Juanjo Ramírez Mascaró.
El compañero Jorge nos ha enviado este mail al consultorio:
Hola, muy buenas.
Primero de todo felicitaros por el blog que sigo diariamente. Leeros ya se ha convertido en una rutina matinal. ¿Rutina o excusa para procrastinar?
Voy al grano. Estoy escribiendo un guión donde ocurren varios rodajes de películas. En muchos momentos de la historia, vemos las imágenes de lo que graban a full frame. Es decir, es como si hay grupo de personas rodando una escena y más adelante, nosotros, espectadores, vemos el resultado final. O viceversa: vemos lo que parece un fragmento de peli de época y cuando termina, cortamos a la gente grabando ese último plano que vimos. Es la misma situación que ocurre en pelis como “Vivir rodando” (1995) o “Rebobine, por favor” (2008).
En guión me he estado haciendo un lío para que se pueda entender bien la diferencia entre lo que es imagen de video de lo que es “realidad”. ¿
Existe alguna forma estándar para plasmar de forma limpia esta situación?
Muchas gracias!
Hola Jorge, muchas gracias a ti por escribirnos.
Va a ser gracioso que te responda precisamente yo, porque odio los formatos. Me parecen un auténtico coñazo. No obstante, me temo que se trata de un coñazo necesario. El mundo del guión está plagado de “coñazos necesarios”. Coñazos como reescribir, ir al Registro de la Propiedad Intelectual, ver los Microteatros de tus compañeros o incluso, en ocasiones, trabajar en equipo.
Con respecto al coñazo de los formatos, te diré algo que quizá te sirva de consuelo:
A la hora de la verdad, no hay reglas sagradas.
En cada productora de televisión te obligan a usar una plantilla distinta, o al menos ésa ha sido mi experiencia hasta la fecha. En el caso del cine sí parece existir un frágil consenso que hemos heredado de las máquinas de escribir estadounidenses. Ya sabes: Courier 12, diálogos centraditos, alguna mancha de café en una esquinita del folio… Aunque si te saltas ese consenso tampoco te mueres. Yo he leído de primera mano guiones de profesionales consagrados que le dan patadas muy gordas al formato. Unas patadas maravillosas.
Mi filosofía de vida en estos casos consiste en delegar las responsabilidades en softwares como Celtx o FinalDraft. ¡Que se encarguen los ordenadores del trabajo aburrido! Quizá ése sea el primer paso para acabar sometidos a ellos, como en Matrix. Me parece un precio razonable. Acepto que las máquinas me dominen y me metan cables por todos los orificios del cuerpo si a cambio de ello me arreglan el formato de los guiones y me dejan escribir en paz. Y si ya de paso me redactan automáticamente la contestación a ese mensaje de ese colega que quiere saber qué me ha parecido su Notodo… eso ya sería la polla.
Disculpa que me demore con esta ida de olla, Jorge. Sólo intento crear un clima en el que podamos relajarnos un pelín. Perdámosle un poco el respeto a los formatos y dejemos de sobrevalorar “lo estándar”.
A veces “lo estándar” es muy útil, lo reconozco. Porque respetando estándares nos resulta más fácil hacernos pasar por mediocres, y la mediocridad nos puede abrir muchas puertas. Es como esa camiseta que triunfa porque es cómoda.
Tú no eres mediocre, y yo no soy mediocre, pero en realidad todos somos mediocres en mayor o menor medida. De un modo u otro creo que si alguien tiene razones para declararle la guerra a lo estándar, es precisamente la gente que realiza labores creativas. Me temo que esa gentuza somos nosotros. Es más: Cuando un productor tiene cien guiones en su mesa y todos son estándar, lo más probable es que acabe durmiéndose, igual que un conductor en una carretera demasiado recta.
Me acaban de pitar los oídos. Creo que es Jorge pensando muy fuerte: ¡Déjate de rollos y responde a mi puta pregunta! Está bien, Jorge. ¡Voy al grano, perdona!
Yo en casos como el tuyo, no busco tanto “lo estándar” como el “sentido común”. ¿Qué me dice, al menos a mí, el sentido común? Que el formato del guión debe estar al servicio de estos dos cometidos:
– Que otra persona lo pueda leer de manera fluida y entienda qué cojones le estamos contando.
– Que sea útil como herramienta, para los distintos equipos, en las distintas fases del proceso en que dicha herramienta va a ser necesaria (preproducción, rodaje, montaje…)
Habrá distintas maneras de afrontar cada problemilla, y en mi opinión todas ellas serán válidas en la medida en que cumplan las dos condiciones que acabo de citar. Si yo personalmente me viese en esa tesitura tuya, intentaría diferenciar visualmente las dos partes (la de los rodajes en la “vida real” y la de las pelis “ficticias” a full screen) No sé… Que cada una de esas realidades esté escrita con una tipografía distinta, o con distinto color (si te respalda una productora gorda que tenga pasta para imprimir en colorines, y sé de alguien que se va a arrancar los ojos al leer esto, y espero que lo grite en los comentarios) o… yo qué sé… si te sobra el tiempo puedes hacer que cada trozo de lo que debería verse “como peli” esté enmarcado con unos bordes que imiten los agujeritos de arrastre del celuloide. Imagínate al señor productor en su despacho, aburrido de leer guiones con un formato estándar. De pronto abre el tuyo y… “¡Coño, si éste tiene dibujitos!” Eso aportará su granito de arena para que el productor no se muera de aburrimiento. A veces también ayuda que el guión esté bien escrito.
Si – como yo – trabajas con Celtx supongo que no podrás hacer esa clase de pijadas y tendrás que conformarte con resaltar ciertos trozos en negrita para diferenciar una de las dos “realidades alternativas” de tu guión.
Yo pondría al principio un texto explicativo que, como su propio nombre indica, explique por qué el formato del guión consta de dos partes diferenciadas visualmente y en qué consiste cada una de ellas. Una vez dejamos eso bien clarito, podemos permitirnos el lujo de narrar de forma fluida y (muy importante) podremos llamar a cada personaje siempre con el mismo nombre, a pesar del plano de realidad en el que estemos, sin que ello induzca a confusión.
Cada vez que llamamos a un mismo personaje con dos nombres distintos Dios mata a un gatito y un ayudante de dirección tiene diálogos de besugos con una auxiliar de producción por nuestra puta culpa.
Espero haberte ayudado aunque sea un poco, aunque, como ya decía más arriba, ni mi propuesta es la única válida, ni es necesariamente la más apropiada, ni soy yo la persona más legitimada para hablar de formatos. Por eso mi intención es que este post no termine aquí, sino que prosiga en los comentarios con propuestas de otra gente: maneras alternativas de abordar el problema, trucos para cambiar tipografías o colores en Celtx o FinalDraft, debates sobre si hay que ser de DAMA o SGAE, o sobre si los guionistas de ficción son mejores o peores que los de entretenimiento…
Muchísima suerte con tu guión, Jorge. Y sobre todo muchísimo curro, muchísimo disfrute y muchísimo ánimo.
Jaja, genial post Juanjo.
Me convence mucho lo del cambio de tipografía. Mientras no se use cómic sans, creo que es la opción más elegante.
Gracias!
¡Gracias, Jorge! Yo te recomiendo tipografía Lucinda Handwriting en color magenta.
Los comentarios están cerrados.