Por David Muñoz
Hace unos días terminé de leer las 303 sinopsis que han llegado a la nueva convocatoria del programa de desarrollo de guiones de largometraje DAMA Ayuda, en la que soy tutor y también miembro del jurado que selecciona las que van a desarrollarse.
Como suele ser habitual, abundan los dramas y hay muy pocas comedias. Y entre los géneros, el dominante es el que podríamos llamar “dramón realista”, aunque también ha habido muchos thrillers y muchas historias de ciencia ficción.
Pero una de las cosas que más llama la atención es que de 303 solo 64 han sido escritas por mujeres. Y de esas 64, 4 están coescritas con un hombre.
Convendréis conmigo en que se trata de un porcentaje muy pequeño. Y el año pasado ocurrió más o menos igual.
Se dice a menudo -y con razón-, que hay muy pocas mujeres trabajando en el audiovisual español. Especialmente en el cine. Hay pocas mujeres directores de cine y también pocas guionistas que escriban largometrajes (bueno, en realidad nadie trabaja ahora habitualmente escribiendo largos, pero ese es otro tema).
Justo estaba revisando esta entrada cuando leí un tweet de Virginia Yagüe, presidenta de CIMA, que aporta datos concretos sobre esta situación. Lo pego: “De un total de 1.452 cineastas las #mujeres representan el 7% en dirección, el 19,7% en #guion y el 22,7% en producción”.
Como veis, son unos porcentajes incluso mucho inferiores a los de esta convocatoria de DAMA Ayuda.
Y sí, estoy dejando fuera adrede la televisión. Primero porque creo que la situación es distinta (a falta de datos, esa es mi impresión subjetiva), y porque al fin y al cabo DAMA Ayuda es una convocatoria de proyectos de guiones de largometraje y no tengo ni idea de lo que habría pasado si lo que desarrolláramos fueran proyectos de televisión.
Yo lo que me he preguntado al ver que solo 64 mujeres han enviado sinopsis a DAMA Ayuda ha sido: ¿seguro que la mujer está poco representada en el cine o lo que ocurre es que hay pocas mujeres que intentan escribir cine?
Me parece un matiz muy importante. Creo que lo que no tiene sentido, y no soluciona el que creo es el verdadero problema, es imaginar que hay legiones de mujeres aspirantes a guionista de cine a las que se niega el acceso al mercado (que haberlas las hay, y conozco a algunas porque son o han sido alumnas mías, pero casi todos mis alumnos se encuentran en la misma situación; no veo que a ellos les resulte más fácil conseguir escribir su primer largo**).
Por otra parte, estos días también han empezado a arrancar los cursos de guión 2014-15 en los que soy profesor y, salvo allí donde se aplica un criterio de discriminación positiva, hay muy pocas mujeres, especialmente si de lo que se trata es de escribir solo cine. Por ejemplo, en el Instituto del cine, de entre 17 alumnos, solo tres o cuatro son mujeres (no puedo confirmar el número porque solo he ido un día, faltó gente y aún no tengo la lista).
Entonces, lo que me pregunto es… ¿Por qué hay tan pocas mujeres con interés en escribir guiones de largometraje? Y, ¿cómo conseguir que empiece a parecerles una posibilidad?
Ah, aunque quizá debería haberlo dicho al principio, creo que debería preocuparnos que las mujeres piensen que escribir largometrajes no es para ellas. Y no porque me parezca que una mujer guionista vaya a aportar necesariamente algo que no pueda aportar un hombre. Eso depende de cada guionista. Pensar que automáticamente una mujer aporta un punto de vista (estereotipadamente) femenino me parece, en fin, muy machista, y me recuerda a aquellos manuales del franquismo que adjudicaban a las mujeres cualidades tipo dulzura, paciencia, sensibilidad, etc. Igual que hay guionistas hombres que solo escriben sobre hombres (y problemas específicos de hombres), como John Milius o David Mamet, hay otros como Lars Von Trier que prefieren narrar sus historias casi siempre desde un punto de vista femenino. Como creadores, como hombres, Milius y Trier existen en mundos mentales totalmente diferentes. Pertenecen al mismo género porque tienen genitales, pero ya. Lo mismo que pasa con Nora Ephron y Kathryn Bigelow, por poner un ejemplo de mujeres cineastas.
Os lo aseguro: he leído las sinopsis de DAMA sin mirar el nombre de sus autores y en el 90% de los casos he sido incapaz de adivinar si su autor era un hombre o una mujer.
No, lo que me preocupa a mí es que haya un porcentaje muy significativo de gente con potencial para escribir buenos guiones de largometraje que, de forma casi instintiva, sin haberlo razonado demasiado, haya decidido que eso no es lo suyo, que no puede ser lo suyo. Como padre de una hija, es algo en lo que pienso mucho: ¿por qué una mujer tiene que descartar a priori la posibilidad de ser guionista o directora de cine? ¿Por qué a mi hija le parecería más natural trabajar por ejemplo en producción, perpetuando el estereotipo de mujer organizadora/cuidadora?
Hablando de esto en Twitter, uno de mis seguidores, “Pi”, me pasó el link a un vídeo que me pareció muy interesante. Tanto, que me ha hecho cuestionarme algunas de mis ideas sobre cómo resolver el problema:
Una de las cosas que cuenta Beatriz Sevilla, la chica que da la charla del vídeo (y digo “chica” porque parece muy joven; no soy uno de esos que llama “chica” a las mujeres de 40 años…), es que hay menos mujeres que quieren ser científicas porque hay pocas mujeres científicas. Y debido a ello entienden que es un área en la que no son muy bien recibidas. Y de hecho, a las que desean serlo, ya que el consenso general es que son unas intrusas, que no es lo suyo y que nunca se les podrá dar tan bien como a un hombre, se las trata peor que a los hombres. Trabajan en peores condiciones, ganan menos dinero, y casi nunca consiguen puestos de responsabilidad.
Otra idea interesante que plantea Beatriz Sevilla, es que cuando crees que no puedes hacer algo, o bien no se te ocurre que podrías intentarlo, o, aunque lo intentes, lo haces peor.
De nuevo en Twitter, hablando con ahora no recuerdo si el mismo seguidor u otro, éste me ponía otro ejemplo de trabajo en el que el sexo es determinante: en las escuelas infantiles, en las guarderías, apenas hay hombres. Se entiende que es un trabajo de mujeres. Y cuando algún hombre consigue que lo contraten, no es raro que los padres le miren con recelo, como si fuera un posible pederasta. Así, no es raro que haya muy pocos hombres deseando hacer ese trabajo. Por mucho que hubieran disfrutado trabajando con niños de corta edad o por muy bien que hubieran podido haberlo hecho, eligen otra salida laboral. O más bien la sociedad ya la ha elegido por ellos.
Esto me llevó a pensar en otra cosa: yo de chaval jamás pensé que podría ser guionista de cine. Mi padre es carpintero y mi madre ama de casa, y vivía en Usera. No conocía a nadie que ni siquiera se dedicara a un trabajo creativo, y mucho menos a guionistas o directores de cine. Si llegué a escribir largometrajes fue porque lo que sí quise ser fue guionista de cómics (en realidad dibujante). Me parecía algo más asequible, más cercano. Y tampoco creo que me lo hubiera planteado seriamente de no haberme matriculado en Bellas Artes y haber conocido allí a otros locos del cómic como yo.
Respecto al cine, fue fundamental conocer a Antonio Trashorras, mi coguionista durante años, que ya entonces trabajaba de crítico de cine y, aunque también era de un barrio del sur de Madrid, conocía a algunos directores y productores y me hizo ver que podíamos intentarlo. Luego, al empezar a trabajar profesionalmente, descubrí que, efectivamente, guionistas “de barrio” éramos pocos (Carlos López o Javier Olivares, por ejemplo, entre los que conozco) y que era raro encontrarte a alguien de Madrid trabajando en el cine o la televisión que hubiera nacido en la ribera sur del Manzanares.
Así que parece claro que para creer que puedes llegar a hacer algo es importante que te identifiques con la gente que lo ha hecho antes que tú, que sientas que puedes llegar a ser uno de ellos.
Más ejemplos: hace un tiempo leí una entrevista con David Simon, el creador de The Wire, en la que decía que el mayor problema de muchos chavales afroamericanos pobres es que piensan que su vida solo puede ser de una manera y por tanto es la vida que acaban viviendo. Es una profecía autocumplida.
Estas reflexiones me han llevado a cuestionarme algo que siempre había tenido claro.
Como quizá habréis intuido si habéis llegado hasta aquí, no soy muy partidario de la discriminación positiva.
No me gusta porque mi mundo ideal sería una meritocracia. En ese mundo llegarías más cerca o más lejos en razón de tu talento, no de tu sexo o del dinero que tienen tus padres en el banco.
Pero… ¿y si la única manera de cambiar las cosas es dar ejemplo? ¿Habría que elegir entonces en DAMA Ayuda mitad de sinopsis de mujeres y otra mitad de hombres?
Claro que, como también explica Beatriz Sevilla en su charla, la discriminación positiva tampoco es la panacea universal.
La verdad es que aún no tengo una buena respuesta. Todavía sigo dándole vueltas.
En fin, hoy solo tengo dudas. Pero si llego pronto a alguna conclusión os prometo compartirla con vosotros.
Y por supuesto, me encantaría saber lo que pensáis vosotros al respecto. Sobre todo, vosotras.
**Sé de productores “vieja escuela” que no están a gusto trabajando con mujeres. Por desgracia, existen. Pero creo -o quiero creer- que cada vez son menos. Son una especie en vías de extinción.
En mi familia hay músicos, pero no escritores.A mí me dio por esto del cine cuando llegué a Madrid. En los primeros talleres éramos 50-50. Unos años después leí en la prensa que una chica del barrio donde crecí era directora de cine, es decir, rodó un corto. Que yo sepa no llegó a más, pero saber que había otra igual que yo, me animó y decidí estudiar el master de guion. Mi madre me dijo que eso no tenía salida. Qué más daba si ya tenía un trabajo para comer. Después de estar años estudiando algo que no me gustaba, quería hacer algo que me apasionaba. No recuerdo bien los porcentajes mujeres-hombre en clase, pero creo que estaban bastante igualados.
Oficialmente soy documentalista en una escuela de negocios. Intento escribir, pero reconozco que por horario laboral y demás no siempre lo consigo. Tanto el año pasado como este he presentado una sinopsis al proyecto de DAMA y, sinceramente, no me gustaría que la escogierais por ser mujer, sino porque la historia lo vale (a ver si voy a estar bajando la hoja de la guillotina yo misma…). Puede que la discriminación positiva esté bien en ciertos ámbitos, está claro que las mujeres la sufrimos en negativo todos los días, yo la sufro muchas veces en mi trabajo, pero aun así me pregunto qué pasaría si escogen mi sinopsis por mi sexo y luego escribo asquerosamente mal.
Claro, esa es una de las cosas que me pregunto… No me gustaría que nadie pensara que la hemos seleccionado solo porque es una mujer. El año pasado en DAMA Ayuda, en relación a la proporción de sinopsis presentadas por sexos, hubo más mujeres elegidas que hombres. Pero fue solo porque se lo merecían. Eran mejores.
Soy mujer, y una de las sesenta y cuatro que ha tenido la osadía de enviar una sinopsis. La cuestión es compleja. Es cierto que la discriminación hacia la mujer sigue existiendo en determinados ámbitos y que, con buenas intenciones, se buscan instrumentos para corregir situaciones injustas. Pero aún así, personalmente, creo en el talento y la capacidad como la medida con que ha de juzgarse a las mujeres. Eso es lo que quiero para mí. No me gustaría que mis logros pudieran ser cuestionados por un bienintencionado trato de favor, aunque entiendo la duda que se plantea. Las puertas deben estar abiertas, pero es el esfuerzo el que debe permitir traspasarlas.
Yo me he planteado lo mismo muchas veces. Por qué en el audiovisual en general hay pocas mujeres y las que hay, se dedican muchas veces a trabajos que se consideran “más femeninos” por las razones que apuntas (orden, atención al detalle, etc.).
Siempre he pensado que era un problema vocacional. En mi etapa de estudiante, en dirección, éramos unos 15 en clase y sólo 2 chicas. También en el Instituto del Cine. Obviamente ahí no se hace ninguna criba por sexos. Si estás interesado y pagas la matrícula, entras. Así que hasta hace un tiempo me valía esa explicación y desde luego me fastidiaba que se hablase sólo de machismo en las altas esferas (que no dudo que lo haya) cuando veía que en la base de la escala profesional, donde estábamos todos los que simplemente queríamos dedicarnos al cine, había ya pocas mujeres interesadas en ello.
Pero eso era un razonamiento, quizás acertado, pero incompleto. De un tiempo a esta parte, por cosas del azar en Facebook, empecé a seguir a una chica profundamente feminista, muy militante, que constantemente habla del tema e incluso con posiciones polémicas dentro del propio feminismo sobre el derecho a ejercer trabajo sexual o la presión social que hace que las víctimas de violación queden marcadas para siempre como víctimas, negándoles de algún modo la posibilidad de sobreponerse a esa agresión y que su autoestima no vaya exclusivamente vinculada al sexo. Pero bueno, ese es otro tema.
La cosa es que leyendo a esta chica y textos que enlazaba me he ido interesando por temas y términos que ignoraba, como la “sociedad patriarcal”, etc. Y creo que en el caso del audiovisual se nota mucho eso. Es una cuestión de herencia social y va muy en línea a lo que comentas, David. Inconscientemente repetimos roles y asumimos aspiraciones vitales en base a lo que vivimos y vemos cada día, y esa realidad del día a día es heredera a su vez de un pasado mucho más machista y discriminatorio. De ahí que haya una contradicción tan notable entre lo que consideraríamos normal (que una mujer pueda ser guionista) y lo que sucede en realidad (que muchas no se planteen la posibilidad porque no forma parte de su aprendizaje social).
Es por eso que, si bien no soy nada amigo de la discriminación positiva, porque no deja de nacer de cierta condescendencia y vuelve a poner a la mujer en el rol de víctima que necesita ser rescatada, sí que creo que es esencial hablar sobre ello y mucho. Hacer ver que el abanico de aspiraciones que una mujer o un hombre pueden tener en su vida, tanto en lo profesional como en lo personal, es mucho más amplio del que por herencia cultural y social solemos asumir. Y por eso creo que este post es tan cojonudo, porque en vez de buscar culpables, intenta ir al por qué. Al culpable se lo identifica fácilmente cuando hace una machistada y hoy día casi todos censuraríamos una discriminación por cuestión de sexo, raza o religión. Lo complicado es encontrar las causas de una desigualdad cuyo origen no es un tipo que pone una barrera, sino una herencia que nos las ha puesto a todos sin darnos cuenta. Ser conscientes de esa herencia y de que ésta no tienen nada que ver con nuestras aptitudes es lo que creo que realmente hará que la igualdad se haga real en un futuro.
Este comentario podría haber sido una buena entrada de blog. Gracias por el esfuerzo que has puesto en explicar tan bien un asunto tan complicado.
Completamente de acuerdo con tu exposición, Javier, y admirado de que lo hayas explicado así de bien. A mí tampoco me parece razonable la discriminación positiva, incluso puede que en determinados casos sea contraproducente, pero es peligrosísimo que la evitemos y luego no hagamos nada para que el mundo avance en la buena dirección. Como bien dices, si nos descuidamos, si aflojamos la cuerda, la corriente nos sigue arrastrando y reproducimos INCONSCIENTEMENTE los roles más tradicionalmente machistas. Luchemos a conciencia, no demos por hecho que la selección natural es sabia. Hagamos algo. Por ejemplo, esto que bien ha conseguido David: pensar sobre ello, aunque no sepamos la respuesta. A veces, preguntarse es mucho más saludable que aceptar respuestas simples a problemas complejos. En el caso de la educación (que tanto tiene que ver con este asunto) soy testigo de que todos los amigos que yo considero buenos padres son aquellos que no paran de cuestionarse si lo están haciendo bien; y por el contrario, aquellos que no tienen ninguna duda la están cagando.
Vaya, al final has escrito el post… ;)
Fui yo también el de las guarderías. Tengo una hija que va para tres años y para estos temas estoy mucho más sensible que antes de ser padre. Por mucho que te consideres libre de prejuicios, la vida te va poniendo en un sitio u otro y al final te das cuenta que sí los tienes.
El tema de los “sesgos cognitivos” (mucho más fino que prejuicios) lo tratan en más charlas en el Naukas Bilbao de este año. Otra muy buena en ese sentido es: http://www.eitb.com/es/divulgacion/naukas-bilbao/videos/detalle/2594780/video-naukas-bilbao-2014-miguel-santander-ha-presentado-charla/
Son charlas todas de 10 minutos y bastante amenas, que no se asuste nadie.
Sobre el fondo del post, comparto prácticamente todas tus dudas… sobre todo, como padre.
Pues gracias por el link, lo veré en cuanto pueda.
¡sesgos cognitivos! ¡mi concepto psicológico favorito! jeje
Ahí va la lista más completa que conozco: http://en.wikipedia.org/wiki/List_of_cognitive_biases
Un descubrimiento ese concepto y genial el giro final de la charla. Muy de guión.
Yo creo que eso afecta no sólo a las aspiraciones y percepciones de cada uno sino también a cómo se cuentan las historias. Por eso supongo que también los hombres crean más protagonistas masculinos, los protas son siempre los “buenos”, etc. Entiendo que inevitablemente el sesgo cognitivo está muy relacionado con la empatía. De ahí el mérito de películas que consiguen que la empatía vaya más allá de lo que uno considera cercano (Hannibal Lecter por ejemplo).
NO hagáis discriminación positiva. El solo hecho de no poder distinguir si mi historia ha sido elegida porque está bien o porque soy mujer me revolvería las entrañas.
Muy interesante el post, yo tampoco había visto así antes el tema. Mi postura era parecida a la de Javier. ¿Alguien sabe cuál es el porcentaje de aspirantes actor-actriz en la base? Ahí supongo que podríamos tener una pista. Porque dentro del cine, o la ficción, la figura de la actriz como modelo aspiracional sí que está establecido.
Creo que, como bien apuntas, la escasa aparición de mujeres en los créditos de guionista puede ser la falta de puntos de referencia con el que identificarnos. Los ejemplos arrastran y hay pocos en el mundo del guión en quien fijarnos y que sean estímulos. Luego está el mundo de las colaboraciones, donde los hombres, me parece a mí, buscan más a compañeros que compañeras para embarcarse en proyectos. Y así es cómo se nos va cerrando la puerta de entrada. Y siempre defenderé, como han apuntado las colegas anteriores, que la participación de una mujer en un proyecto debe ser por el talento y la creatividad, no por el mero hecho de ser chica.
En todo caso, se trataría de, entre una buena sinopsis de una mujer y de un hombre, elegir la de la mujer, no una mala de una mujer. Respecto a las colaboraciones, es cierto que en mis clases veo que los alumnos, cuando tienen que coescribir, casi siempre eligen a alguien de su sexo, pero creo que eso también está cambiando. Y claro, depende de cada cuál. Yo ahora mismo de los proyectos que estoy escribiendo, dos están coescritos por mujeres.
No la vamos a hacer. Solo me pregunto si en algún momento habría que hacerla. Y, de no hacerla, qué se puede hacer para cambiar el actual estado de las cosas. Pero como digo en la entrada, no tengo muy claro qué es lo mejor.
Es un tema al que no sé aportar soluciones, entre otras cosas porque me incendia y me nubla la razón.
La única que veo clara es poner muchos más personajes femeninos en la ficción.
Ahí sí que debería haber cuotas. El
Cincuenta por ciento femeninos.
Nada de que esté solo “la” chica, que entonces representa a todas las mujeres y por lo tanto debe ser todo lo bueno o si no, te estás metiendo con todo el colectivo.
Y ahí es donde se aprenden roles. Solo mucho más tarde te enteras de quién ha escrito o dirigido aquello.
Creo que intentar enderezar un árbol que se ha dejado crecer torcido es una tarea mucho más compleja que ocuparse de que crezca recto.
Creo que la discriminación positiva puede ser, en muchos casos, condescendiente, paternalista y, por ende, machista. No insistiré en ello; ya se ha dicho en otros comentarios mucho mejor. Lo que sí quiero añadir es que sería innecesaria si se cambiase la herencia social, esa herencia que hace que ciertos árboles se inclinen indebidamente y dejen de aspirar a crecer hasta donde, en potencia, pueden hacerlo.
Si los niños y las niñas crecen pensando, convencidos, que pueden, no hacer lo mismo que los demás, sino hacer aquello que ellos quieren hacer, no sería necesario ir apartando barreras unos años más tarde. Ponerles, a niños y niñas, todas las facilidades para explorar y practicar cualquier actividad que les atraiga es la única forma, creo yo, de que, en el futuro, no tengamos que preguntarnos lo que este post se plantea.
Una gran reflexión y análisis. Creo que tú mismo respondes a la cuestión dándole un tratamiento sociológico. El ambiente, los comportamientos, la sociedad en la que vivimos es la que es y, por lo visto, pese a los muchos avances del ser humano, el lenguaje el primero de todos, nos comportamos en general y colectivamente de un modo muy parecido a los primates que éramos no hace mucho, imitando. Unos y unas. Sería interesante en este sentido diferenciar los avances del ser humano conseguidos por el genio individual y lo conseguido colectivamente, en sociedad. Quizá en unos cuantos ¿decenios? ¿siglos? Creer lo contrario, según creo y pese a no tener autoridad alguna para ello, sería pecar de soberbia a la vista de la importancia relativa de lo conseguido colectiva y socialmente en la historia de la humanidad; mucho como no, pero no suficiente.
Como hacía referencia De Quincey en su “Suspiria de Profundis”(El palimpsesto), que se puede esperar de una sociedad que ha tardado siglos en pasar de la invención de la silla a la del sofá.
Un saludo.
PD: Estirando un poco la reflexión, quizá la longevidad actual de las personas nos permita en un futuro tener la perspectiva suficiente para remediarlo; quién sabe cuando…
Un mundo regido por ideales competitivos y por tanto egoístas, difícilmente podrá comportarse de un modo solidario, ya sea entre géneros, razas o credos.
Hace unos días,en lo que era la presentación de un curso de postgrado sobre escritura de series dramáticas en la Universidad de Valencia, que lamentablemente se suspendió por falta de alumnos, me sorprendió miuchísmo saber que en el grado de Comunciación Audiovisual lo que se daba sobre guión era ridículo. Y ésa era la razón para que intentaran programar cursos que paliaran esa enorme deficiencia. Algún amigo que ha terminado la carrera lo corroboraba. Lo digo porque es ahí donde pueden estar esas mujeres que sientan “la llamada” de la vocación. Y por otro lado la visibilidad social de las mujeres guionistas es importantísima, aunque desgraciadamente la de los guionistas varones tampoco es la que debería.
Es un tema muy complicado, sí. Y muy interesante.
Yo creo que la discriminación positiva, aunque suene mal sí se debe aplicar en determinados casos para lo que comentabas, para dar referentes a todo un sector de la población que no los tiene. Por ejemplo, yo estoy a favor de la paridad en los gobiernos porque creo (a lo mejor soy iluso) que hay varias personas capacitadas para ser ministro en un país y es importante que las niñas y chicas vean como alguien de su sexo ha llegado a un cargo de relevancia. No me parece injusto que entre varios candidatos se escoja a una mujer antes que a un hombre para cumplir unas cuotas, teniendo en cuenta que no sabemos si uno lo hará mejor que el otro. Ocho mujeres preparadísimas en España para un cargo así hay, seguro.
Otra cosa es, por ejemplo, el concurso del que estás siendo juez, porque hay entramos en los méritos (de hecho, personalmente creo que sería mejor la valoración a ciegas, sin conocer ningún dato sobre el participante). Sí que parece injusto que si un guión gusta más, su autor se quede sin plaza para intentar corregir una injusticia del sistema, que además en vuestro caso que no creo que se de (No vais a valorar más el guión de un hombre por serlo). Es un pequeño matiz que no sé si he conseguido explicar bien pero que para mí marca la diferencia.
Dicho lo cual, no sé cómo se podría resolver el problema en el Mundo del guión, porque realmente existe, sin duda, y no solo en nuestro país (Los datos del WGA americano creo que son muy similares). Creo que todo parte de la educación, de fomentar la igualdad de sexos desde pequeños e intentar que más mujeres puedan interesarse por profesiones teóricamente más “masculinas” a través de cursos dirigidos específicamente a ellas, por ejemplo. Pero es una medida que suena demasiado vaga y tan a largo plazo que yo mismo la expreso con poca convicción.
Me parece más productiva la solución de Elena Cobos que la discriminación “positiva” (me niego a aceptar semejante neologismo, como se ha insinuado, de un voluntarismo contraproducente). En manos de los guionistas está escribir personajes igual de complejos sean del sexo que sean, sin despersonalizarlos reduciéndolos a estereotipos sexistas. En mi ámbito, en el comic, los guionistas (de USA) siempre están atentos a que aparezcan personajes de todas las etnias, sin embargo cuando aparece una mujer es para cumplir un rol subalterno… como sucede en la mayor parte de ficción.
¡BRAVO!:
“En manos de los guionistas está escribir personajes igual de complejos sean del sexo que sean, sin despersonalizarlos reduciéndolos a estereotipos sexistas”
Yo últimamente cuando empiezo a escribir algo y ya tengo una idea clara de por dónde irán los tiros me pregunto si no podría cambiar el personaje de masculino a femenino. Instintivamente escribimos en nuestro género y desde nuestro punto de vista. Por eso no está de más hacer ese ejercicio porque en ocasiones puede ser enriquecedor, y no me refiero sólo al género, sino a la clase de personaje protagonista, que no sea un arquetipo al que uno está habituado y que tiende a repetir una y otra vez.
Al menos así barajas otras opciones. No siempre la alternativa será la mejor para la historia, pero habrá muchas veces en las que sí, porque te hará ponerte a ti mismo en un lugar inesperado y así ser también menos previsible al contar la historia.
A lo mejor son ejercicios de novato, que yo ando muy verde en esto de la escritura, pero me ayudan a salirme de la zona de confort y a esquivar el sesgo cognitivo que decía Pi.
Creo que la ausencia o la falta de visibilidad de las mujeres en este campo lleva a la “deslegitimación de la voz”. Al fin y al cabo, el cine es una forma de narración, de contar historias.
Cuando la mayor parte de las historias que hemos consumido desde niños están contadas por hombres, e incluso protagonizadas por hombres, inconscientemente asumimos esa voz como La Voz, y cualquier otra se convierte en secundaria.
La escritora Chimamanda Adichie lo explica maravillosamente bien en este vídeo, aunque aplicado al imperialismo cultural y a su experiencia como escritora africana. Creo que algo parecido a lo que ella cuenta sucede a otro nivel entre hombres y mujeres como narradores de ficción cinematográfica.
Chimamanda Adichie: El peligro de la historia única http://www.ted.com/talks/chimamanda_adichie_the_danger_of_a_single_story?language=es
Puede que por principio, en concepto, la discriminación positiva sea algo que tiente descartar, pero, de forma práctica, lo cierto es que los datos de cuántas mujeres dirigen o escriben son mínimas, y no sólo en España. http://www.obs.coe.int/en/-/pr-female-directors-report-2014
Luego, quizá hay que ser eso, pragmáticos, y buscar soluciones. Y la discriminación positiva es una posible. A la vez, claro, puede sonar igual de paternalista. Pero el hecho es que el machismo, consciente o no, en la ficción de cine y de TV yo la noto cada vez más presente (tal vez porque, como comentaba aquí otra persona, por las redes sociales, he podido explorar el punto de vista feminista).
Mientras llega eso de la educación, etc, que me parece la clave, pero que es a largo plazo, algo habría que hacer. No sé si desde las asociaciones profesionales, o si desde las instituciones públicas. El ICAA ya da un algo más de puntuación a los proyectos con dirección femenina, pero creo que la dirección sería más la que propone la Junta de Andalucía, donde se suman puntos si hay paridad en los equipos, en todo el proyecto. Otra vía es que este sistema de puntos para acceder a fondos públicos sea aproxime al sistema de puntos que califica una película como de una nacionalidad cuando se coproduce, en donde si el director y el guionista son, pongamos, noruego o francés, puntúa más para lograr conseguir dicha nacionalidad noruega o francesa. Y que eso se aplicara a esa cierta discriminación positiva, y que puntúe más si es una directora y una guionista. Es un camino.
Porque ya que está abierto el debate, habría que preguntarse por qué demonios tampoco hay apenas mujeres directoras de fotografía o en sonido. Algo estamos haciendo mal.
Por otra parte, tampoco creo que haya que irse a extremos, y determinar que se elijan mujeres del todo por el hecho de serlas, y, pongamos, seleccionar sinopsis terribles pero que sean hechas por mujeres. Habrá métodos intermedios y alternativos, imagino. Por ejemplo, no consultar la autoría hasta tener un número de seleccionados finales (digamos 8 o 10), y luego confirmar sus identidades, y darle prioridad a las que sean hechas por mujeres. Como idea de brainstorming, digo, claro.
A mí me gusta trabajar en mi equipo con guionistas que además sean mujeres, normalmente si tengo que fichar a tres, las tres suelen serlo. Pero hay profesiones (no sé porqué) en las que hay más profesionales de un género que del otro. Por ejemplo, mi mujer es restauradora y los porcentajes ahí se invierten. Yo creo que más del 80% de la gente que estudia restauración es mujer. ¿Debería preocuparnos?
Cierto. Mi madre era restauradora y mi padre lo es y se trata de una profesión esencialmente femenina. Es como enfermería o veterinaria y creo que va relacionado con lo que dice David en el artículo, a que se presuponen en las mujeres cualidades como la atención al detalle, la delicadeza o el orden, y a los hombres los trabajos más físicos o los puramente intelectulales, y tanto una cosa como la otra es una chorrada heredada inconscientemente por costumbres y hábitos sociales.
Yo como estudiante de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Carlos III, debo decir que el 90% de mi clase son chicas, y más de la mitad de ellas aspirantes a periodistas más que al sector audiovisual. Ahora bien, de las que aspiran a trabajar en cine o en televisión no diría que están interesadas en “roles femeninos” (si por rol femenino entendemos producción, que tampoco lo he terminado de pillar esto), más bien apuntan a dirección, realización, guión… aún así, es cierto lo que decís de que en el mundo audiovisual hay pocas mujeres, y yo no sé a qué se debe esto pero de lo que sí puedo hablar es de lo que veo en las universidades, y en mi caso no es mayoría de chicos (aunque sí sé que en el grado de Comunicación Audiovisual hay bastantes más chicos, no son mayoría aplastante tampoco) ni me parece que exista ningún tipo de discriminación, ni positiva ni negativa. Es más, no creo que exista ninguna mujer/chica de mi edad que piense “directora de cine no, que soy mujer”. Igual soy un poco ingenua pero me cuesta mucho trabajo imaginarme que alguna chica descarte X puesto de trabajo (en cine o en lo que sea) por el hecho de ser mujer, vamos, creo que eso ya lo tenemos superado. Aunque más tarde sí pueda ser más complicado, no creo que haya nadie que se rinda por eso antes de empezar o de intentarlo, hay otros mil factores para rendirse como para escoger ese.
Y yo también suelo hacer lo de escoger de compañeros de equipo a gente de mi sexo pero porque coincide que son las personas que más conozco y con quien sé que funciono, no por el hecho de que sean mujeres.
Me parece genial este post porque como decían por ahí arriba hace pensar, plantea preguntas y no tenemos las respuestas, y creo que hay que pensarlo y razonarlo, pero por otro lado me cansa también un poco porque a veces creo que hay que quitarle importancia a esto y dejar de prestarle tanta atención, pero supongo que si seguimos hablando de ello es que sigue siendo un problema, el día que no se hable, estará solucionado.
Estoy en contra casi siempre de la discriminación positiva, no quiero ningún mérito por ser mujer, no he hecho nada para serlo :/
El año pasado envié una comedia, éste un drama, al que viene enviaré un thriller o una romántica o una de terror, y así consecutivamente hasta que se me acaben los géneros. A ver si por alguna de aquéllas, como se dice en México, “chicle y pega”. :D Por cierto, hace 3 años publicamos en El Inquilino un artículo-entrevista a 4 guionistas mujeres que se llamó “Hablan ellas, las guionistas” (http://elinquilinoguionista.blogspot.mx/2011/05/hablan-ellas-las-guionistas.html), todas coincidían en que no se sentían discriminadas como mujeres. Entonces, ¿dónde están ellas? Quizás sean más listas que nosotros y estén en la medicina, quién sabe…
Yo no estoy en desacuerdo con la discriminación positiva, y si lo estuve. Como asesora y profesora de guionistas, también me encuentro con el desequilibro de género. Este año en la Escuela de Guión de Madrid, que dirijo, ni una sola mujer ha pedido información para el curso presencial. Luego serán todos varones en clase. El año pasado todo fueron mujeres y Lukas. Solo un hombre. Como guionista me enfrento a otro problema diferente: por fin y ya he cumplido los 50 años y más de 15 de profesión, una mujer productora y un hombre director me han confiado un thriller (de mujeres). Me habría encantado escribir el caso de Alakrana, pero eso, se piensa es para hombres. A mi me ofrecen dramas de mujeres que se quedan ciegas, que se suicidan y ya no puedo más con eso.
La visibilidad de la mujer es importante, de verdad, aunque ni las propias mujeres la secunden. Porque repetimos roles inconscientemente. David, tu mismo lo haces. Hablas de tus guionistas de confianza y son varones, y no nombras a Tatiana Rodríguez a quien sé que respetas y con quien has trabajado. Y no te culpo. Yo también elijo a mis personas de confianza y suelen ser mujeres. ¿Somos justos o injustos? (Nuestro propio lenguaje invisibiliza a la mujer. El plural es varón aunque solo haya uno en medio de veinte féminas.) Simplemente no nos damos cuenta. El caso de la guardería no es un buen ejemplo, se introduce el agravante del miedo al abuso sexual a menores y en este foro estamos hablando de cine entre adultos. Tendríamos que analizar la publicidad de hace 50 años hacia acá para ver cómo las imágenes han ayudado a cambiar muchos roles. Ahora nos reímos de aquellos anuncios, pero reflejaban la espantosa realidad. La visibilización de la mujer es importante, aunque haya años de sequía extrema como este. ¿Tendrá que ver con la situación de crisis económica, social, política? ¿Qué están prefiriendo hacer las mujeres? Analicemos y reflexionemos, pero sin que la reflexión sea en realidad una sentencia de muerte o un juicio a la discriminación positiva.
Al contrario que tu, yo estoy seguro de que la discriminación positiva funciona y no necesariamente promueve a gente con menos mérito. Me temo que, como casi todo, traduce una forma de ver el mundo: la gente de izquierdas quiere transformarlo y por tanto, lo aprueba, mientras que la de derechas cree que quién vale sale adelante y ahí está Margaret Thatcher de prueba para quién lo dude. Para mi el argumento definitivo es simple: identificado el problema, si no la usas para corregir desigualdades ¿qué otro instrumento queda?
Y me parece particularmente importante en la ficción.
Un ejemplo: Desde los primeros años 60, ayudado por el mandato de Kennedy, el SAG, el sindicato de actores USA, impuso una presencia de actores de minorías en series y películas, en personajes ajenos a los estereotipos -criadas, chóferes, bufones, delincuentes…- habituales y eso, además de dar trabajo a actores que lo merecían, ha cambiado la forma de pensar sobre esas minorias. Curiosamente, la discriminación positiva hacia las mujeres empezó algo mas tarde.
Gracias a eso, se han producido series como el emblemático show de Bill Cosby, hemos visto jueces, politicos, figuras de poder, de todos los colores y de todos los géneros y hoy hay series centradas en personajes pertenecientes a minorias, incluyendo cómicos judíos o negros, mujeres policías o jueces, etc. No ha curado la hostilidad entre grupos raciales, ni ha acabado con el racismo o la discriminación de género, pero sin duda ha ayudado a romper barreras.
Sin esa discrimación positiva esos personajes y ese efecto no se habrían dado. Atendiendo al gusto de la mayoria, al mínimo común denominador, lo previsible es que los productores y las cadenas, hubiesen seguido utilizando los estereotipos, que sobreviven mucho despues de que dejen incluso de corresponder a figuras reales. La sociedad seguiría dominada por prejuicios, estos serían recogidos en la producción de ficción y afianzados gracias a ella.
Estoy mas de acuerdo en la segunda parte de tu argumentación. No sé si hay menos mujeres guionistas porque ellas ni se lo plantean, pero si estoy seguro de que la ficción es muy importante. Desde que hay televisión y la gente dedica dos o tres horas diarias a ella, construye la superestructura (en términos marxistas, mas o menos) que guía nuestras vidas en mayor proporción aún que la escuela o las relaciones sociales. Establece las bases de las relaciones de género, de los estereotipos políticos y raciales y cala hasta en los detalles. Estoy seguro, por ejemplo, de que los policias reales copian a los de las películas, hasta de que en España se ha adoptado la advertencia Miranda gracias a la fición.
Yo percibo claramente ese efecto, otro ejemplo, en el salto atrás que han dado las mujeres en estos últimos 25 años. Hace unas semanas, una amiga de mi edad -cincuentaymuchos- se preguntaba por qué su hija adolescente aceptaba que su chico la impusiera tantas cosas, desde el poco consuelo que da ver que es algo general. Por primera vez, esta generación acepta comportamientos machistas con mucha mas facilidad que la anterior. Estuvimos de acuerdo en que tres décadas de princesas Disney, culebrones, etc. han hecho efecto. No es lo mismo Malhu Mulher que Velvet. ¡Por Dios! Si hasta en Verano Azul cantaban el “no nos moveran”.
Lo que somos, las ambiciones que tenemos, lo que pensamos que podemos llegar a ser, lo que nos gustaría llegar a ser, como vemos a los demás, como entendemos las relaciones económicas, personales, sociales, todo pasa por la ficción. Y me temo que la ficción española es, en ese aspecto, bastante desastrosa. No hay mas que repasar los personajes femeninos en antena.
En USA parece que hay un repunte de científicos, que hacía mucha falta, gracias, entre otras cosas, a Big Bang Theory. La ficción es importante.
Yo no quiero separación ni discriminación positiva, como buena feminista quiero igualdad. En temas de intelecto puedo competir con hombres y mujeres. No me gustaría que me eligieran por ser mujer sino por ser competente, ya que es algo que depende directamente de mi.
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