YO DECIDO. EL TREN DE LA LIBERTAD.

 

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Virginia Yagüe Romo, actual presidenta de CIMA, es también vicepresidenta de Derechos de Autor de Medios Audiovisuales (DAMA), productora y una de las guionistas más respetadas del panorama nacional. 

Con una amplia carrera como guionista en televisión, en cine conquistó el Premio al Mejor Guion en el Festival de Málaga. Cine Español por “Els nens salvatges” (Patricia Ferreira, 2012). Es autora también del guion de “Para que no me olvides” y de “En el mundo a cada rato”.

En televisión es creadora de las series de TVE “La Señora” y “14 de abril, la República” y ha participado como guionista en muchas otras, entre las que cabe citar “Amar en tiempos revueltos”, “Arrayán”, “Calle Nueva” o “El Super”. Actualmente es productora ejecutiva en el departamento de ficción de ShineIberia.

En 2008 publicó la novela “El marqués”, inspirada en uno de los personajes de la serie televisiva “La Señora”. En 2014 verá la luz su última novela publicada bajo el sello Planeta de la que daremos más datos en breve. Hoy tenemos el privilegio de publicar un texto que ha escrito sobre “Yo decido. El tren de la libertad” en exclusiva para Bloguionistas. 

 

En enero de 2014 asumí la presidencia de CIMA, la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales, que aglutina a más de 250 profesionales de nuestro sector y las representa a nivel nacional. Ya por aquel entonces las compañeras andábamos un tanto mosqueadas y no sólo por los preocupantes datos que ponían de manifiesto, por ejemplo, la baja presencia de mujeres profesionales en nuestro sector mientras las escuelas y facultades están llenas de alumnas (Increíble pero cierto. A las y los escépticos os animo a echar un vistazo a nuestra Web: http://cimamujerescineastas.es y ver los números, neutros y sin género pero lo suficientemente claros para que de una vez por todas dejemos de afirmar que en nuestro sector profesional no hay desigualdad ) sino por los manejos que el ministro Gallardón había iniciado días antes de Navidad para reformar una ley que no necesitaba reforma y, de paso, restar libertades a todas las mujeres bajo la excusa de garantizar los derechos de los no natos cuando, paradójicamente, su gobierno dejaba desprovistos de los mismos a buena parte de la sociedad.

Hay momentos en los que sientes que hay que dar un paso al frente y no vale decir este tema no va conmigo. Eso es lo que decidimos hacer las mujeres del cine y el audiovisual cuando nos constituimos en el Colectivo de Mujeres Cineastas contra la Reforma de la Ley del Aborto para hacer una película documental que reflejara la movilización iniciada por dos pequeños grupos feministas de mujeres de Gijón, Les Comadres y las Mujeres por la igualdad de Barredos, y que habían bautizado como “El Tren de la libertad” (http://www.eltrendelalibertad.com)

 

 

Nunca antes había participado en una película colectiva. Es cierto que había colaborado en películas como “En el mundo, a cada rato” o “Ellas son África” y que ambas tenían una voluntad solidaria (la primera abordaba el infancia y sida en la India y la segunda la fístula vaginal en África), pero mi responsabilidad profesional quedaba circunscrita a la elaboración del guion en dos cortometrajes que constituían segmentos que formaban parte de un todo. Mi trabajo, en esos pedazos de película con sentido unitario, había sido el clásico, si por tal se puede entender el que establece una guionista de ficción al trabajar, en ambos casos, con una directora. Contando con esa experiencia enseguida me di cuenta de que el trabajo en la película documental, que más tarde decidimos bautizar como “Yo decido. El tren de la libertad.”, iba a ser cualitativamente distinto a esas experiencias previas y que mi implicación no iba a ser simplemente la de una guionista. A finales del mes de enero comencé a integrarme dentro un engranaje donde las piezas cumplíamos nuestra labor con una poderosa voluntad: dejar un testimonio que generara reflexión y contagiara a los espectadoras y espectadoras de la película de la misma indignación que nos había motivado. Para ello nos armarnos de argumentos, de emociones y de rabia. Y allí nos encontramos todas, juntas y rabiosas, ordenadas en comisiones de trabajo, restando tiempo al tiempo, para tratar de detener la realidad que nos caía encima. Este era nuestro particular grito hecho película. Nuestro “No pasarán”, nuestro “Yes, we can” y nuestro particular club de poetas muertos. Todo junto y todo nuestro.

 

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Durante casi seis meses de trabajo intenso he vivido esa conexión con las compañeras. He tenido el lujo de ver en acción a profesionales que ya conocía pero con las que no había tenido el gusto de trabajar. He visto a Esther García, directora de producción de El Deseo, volcándose en sacar adelante esta película junto con Guadalupe Balaguer. A Teresa Font echando pilas de horas para procesar más de 200 horas de grabación. A las directoras repartidas en más de 20 unidades de rodaje aquel 1 de febrero y a las que luego se colocaron al frente del montaje, especialmente Chus Gutiérrez y Ana Díez, bajo unos patrones de guion decididos previamente entre otras por Alicia Luna. A todas ellas en sinergia perfecta con compañeras recién llegadas a la profesión, muchas desconocidas y que han pasado a ser conocidas a partir de este momento, sin distinciones. El colectivo estaba formado por más de 80 mujeres profesionales. La película colectiva con mayor número de integrantes hasta ahora. Las compañeras entraban y salían en función de sus posibilidades. Otras se mantenían constantes desde el principio garantizando las necesarias continuidades. Colaboraban hasta donde sus posibilidades llegaban y dejaban su contribución profesional y también económica -porque la película aún está por pagar-. Una lección de generosidad y organización. Una muestra de que es estas iniciativas son posibles si la voluntad las garantiza. Un gusto.

 

Sé que he sido pesada hasta la saciedad. He aprendido a utilizar Twitter por esta película y he hablado del proyecto a todo el que me quisiera escuchar. Pidiendo ayuda, colaboraciones o simplemente paciencia para exponer argumentaciones o noticias que más tarde nos servirían para armar nuestra película.

En lo que respecta a guion he ratificado que el mismo, en un documental, se nutre de una permanente evolución y que esta se producen en muchos niveles. Es un elemento abierto, como lo es dirección, producción, financiación y distribución, y depende de la evolución misma del trabajo. Es cierto que se marca una estructura mínima, indispensable y orientadora, pero es un elemento vivo y en constante desarrollo, mucho más de lo que en años de profesión recordaba. Esto también ha sido una lección y un nuevo aprendizaje para derribar esquemas inmovilistas.

 

Voy a dejaros las palabras que Ana Díez, directora, dijo al respecto: “Desde que al comienzo vimos el material de rodaje nos dimos cuenta de que hablaba por sí mismo, las personas que dejan sus declaraciones a cámara tienen muy claro  por qué se movilizan, son muy conscientes de los recortes de derechos que estamos padeciendo. La fuerza, la claridad y la dignidad de sus posturas, pedían nada más que una estructura, un buen  pulso para unir las imágenes y rescatar el sentido del ritmo que los acontecimientos llevaban implícitos. Nos dimos cuenta que nos enfrentábamos a un documental musical. Desde que las mujeres de Asturias deciden poner letra y música a sus reivindicaciones y montarse en el tren, las percusiones de la batucada que marcan el ritmo de la marcha, las canciones de la solfónica que ayudan a realizar la coreografía del montaje, los lemas que cantan las manifestantes y las voces de indignación que emiten las personas que acompañaron todo el recorrido de la manifestación.”

 

El pasado día 10 de julio se estrenó simultáneamente en más de 100 localidades de toda España. Lo hicimos con cierta urgencia porque sabíamos que la reforma podía entrar en trámite parlamentario y queríamos que, tras el estreno, estuviera a disposición de todo el mundo. Nunca tuvo más sentido tanto trabajo. Esta película es una de las más emocionantes y satisfactorias en las que he podido trabajar.

 

Aquí os la dejamos. Este es nuestro testimonio colectivo y nuestra implicación.

 

http://eltrendelalibertadfilm.blogspot.com.es/

 

 

3 comentarios en «YO DECIDO. EL TREN DE LA LIBERTAD.»

  1. Yo estuve en la concentración de Madrid el 1 de Febrero con mi niña, y me quedé impresionado de la fuerza y la dignidad de la protesta y de las mujeres que la habían emprendido. Este documental es un buen ejemplo de cómo poner el oficio y el talento al servicio de los demás. Ojalá ayude a detener una ley regresiva, agresiva e injusta. Enhorabuena.

  2. El documental es muy emocionante y transmite a la perfección la fuerza de las personas que luchan por sus derechos más elementales. Enhorabuena compañeras, nos habéis hecho un regalo.

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