CÓMO ACABAR DE UNA VEZ POR TODAS

por Carlos López

How I met

Tranquilos, esta entrada no contiene spoilers.

Lo dije públicamente aquí hace una semana: las series son organismos vivos. Después de una gestación a menudo complicada, nacen con la pretensión de vivir el máximo tiempo posible, pero nadie puede predecir lo que van a durar. Algunas vienen de nalgas, pero también las hay que berrean a pleno pulmón en cuanto ven a su público. Y a veces sucede que aquello por lo que nadie daba dos céntimos resulta que dura y dura, y dura y dura…

Hasta que los propios fans se preguntan: ¿cuándo acabará? (pronúnciese con temor o con hastío, según). La respuesta es sencilla: cuando quiera la cadena. Si pone el dinero sobre la mesa, alguien seguirá inventando. Así es. Se llama industria. Qué le vamos a hacer.

Esta industria, la nuestra, que pese a lucir tan esquelética últimamente no para de darnos alegrías. Ocho apellidos vascos lleva tres semanas haciendo historia, y se las ha visto nada menos que con El Capitán América. Y, ¿qué es lo primero que se ha sabido en cuanto su éxito estaba fuera de duda? Pues que habrá segunda parte. Claro. Y si funciona, seguro que hay una tercera. La ecuación no puede ser más simple. Hay que recordar que entre las diez películas más taquilleras de la historia de nuestro cine hay tres Torrentes.

En televisión, los planes se hacen sobre la marcha, mirando el dato, y los guionistas de una serie se reinventan el concepto cada temporada como si fuera la última. Y si luego resulta que no lo es, vuelven a reformularlo para la siguiente. Los fieles te siguen capítulo a capítulo y te seguirán hasta el último minuto… pero hagas lo que hagas no te lo van a perdonar nunca. ¿Cómo se te ocurre hacer eso con los personajes? Los espectadores consideran los personajes en propiedad; y también los actores, no sé si con igual o mayor derecho. A mi personaje, ni tocarlo. Mi personaje ha de tener un final digno. Pero no puede haber un final para cada uno.

Son personajes diseñados para no morir. Y de pronto, vas y los matas. O se marchan para no volver. O solucionan de golpe eso que parecía imposible desde la mera definición del personaje. Y claro, a nadie le parece bien.

No, no voy a hablar de Lost. Pero hoy toca mencionar How I Met Your Mother, que acabó hace sólo tres días con una audiencia récord en USA de trece millones de espectadores, que se dice pronto: veintiséis millones de ojos esperando a ver qué se les había ocurrido a los guionistas. Se emitió el lunes, y fue un capítulo doble en el que se rizaron varios rizos argumentales. Es la marca de fábrica de la serie, la reinterpretación del pasado y el futuro de los personajes, incluso se dice que parte de ese final ya estaba grabado desde que se grabó el primer capítulo de todos. Bueno, pues da igual. Pasearse estos días por twitter supone encontrarse llantos y golpes de pecho, insultos y mayúsculas. Y una pregunta más repetida que ninguna: ¿cómo se atreven?

Vale que es una serie que quizá se ha alargado más de la cuenta. Yo aún diría más: es el único éxito que conozco en el que desde la primera temporada (y han sido nueve) hasta los más fans odiaban a su protagonista. El anuncio de una renovación casi era un castigo para ellos. ¿Deberían haberla terminado antes? ¿Y de otra manera? Díselo hoy a los ejecutivos de la CBS, diles que están equivocados, ahora que están enmarcado los informes de audiencia y poniendo en sus tarjetas de visita: yo soy el de los trece millones.

En una serie de larga duración, y tribus vigilantes de fans, es literalmente imposible acabar a gusto de casi nadie. Sé de lo que hablo. Yo maté a Vilches.

Bueno, fui uno de los que lo mataron, tampoco voy a presumir de nada en primera persona. El final de Hospital Central llegó después de más de 300 capítulos. Es una serie que ha entrado en la historia de la televisión en nuestro país. Veinte temporadas. Para terminar la vigésima se grabaron dos finales diferentes, de la misma manera que se habían grabado dos finales del último capítulo de la temporada anterior, cuando se pensaba que esa iba a ser la última. FInalmente, la cadena decidió emitir el desenlace que acababa con el personaje víctima de un disparo (¿esto se sigue considerando spoiler? No creo, ¿no?). Y fue un final muy discutido por los fieles. Seré preciso: creo que nunca me han insultado tanto. Aunque probablemente aquella ola cargada de sapos y culebras que arreciaba en los foros no fue nada comparado con el tsunami que provocó el sueño final de Los Serrano, aún hoy tópico objeto de lapidación constante.

El caso es que en la mayoría de las ocasiones, en las que yo he conocido al menos, el final de una serie es algo poco menos que improvisado. Casi siempre, un despegue abortado: estás preparando los trece capítulos de la primera temporada y de pronto, cuando se acaba de emitir el tercero y tú estás escribiendo el sexto, te dicen que se detiene la grabación y que tienes que invertarte un cierre al final de ese mismo capítulo, y además algo que se pueda rodar dentro del plan. En estos casos, para qué engañarnos, se hace lo que se puede. Que a veces resulta que funciona.

Se puede exigir un criterio más razonado cuando el final está previsto de antemano. Sobre todo si el camino que ha recorrido la serie es aún manejable; o si se conoce desde el concepto cuál va a ser el cierre del relato. Porque no siempre se trabaja para un largo recorrido. Se nos olvida que Yo, Claudio, tan aclamada, sólo tuvo una temporada. Que Kung Fu (¿alguien se acuerda?) tuvo tres temporadas. Y Curro Jiménez sólo fueron cuatro.

Los hay que han podido negociar los términos del desenlace, laboral y creativamente, y hasta los espectadores sabemos ya que nos quedan dos minitemporadas de Mad Men. Igual que conocíamos la fecha de caducidad de Breaking Bad desde un año antes de que llegara el día.

¿Cuánto tiene que durar una serie, cuándo debería cerrarse el grifo? Si Homeland hubiera acabado en la primera temporada, hoy sería un clásico. La decisión, eso es lo difícil, hubo de tomarse en la cima del éxito.

Salvando las distancias, yo participé en una serie que tenía pensado su final desde el principio y de la cual siempre supimos que terminaría en el capítulo 26: Hay alguien ahí. ¿Conseguimos con tanta planificación que a los fieles les gustase el final? No estoy seguro. ¿Les gustó a los adictos el final de Breaking Bad, les gustará el final de Mad Men?

No, claro. Porque en el fondo no quieren que se acabe. Ese es el drama.

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Supongo que lo sabéis, no es ningún secreto: Cuéntame fue un proyecto rechazado por varias cadenas. A punto estuvo de no nacer. Esta noche se emite el capítulo 265 de la decimoquinta temporada, que está dando mucho que hablar. Y eso es lo más alucinante y un titular en sí mismo: que una serie española sea tan longeva y esté dando tanto que hablar da una idea de lo importante que la serie ha sido y sigue siendo en las vidas de muchos. Lo más increíble es que los espectadores de series estén acostumbrados a masacres sin cuento y de repente pongan el grito en el cielo por unos cuernos. ¿Qué habrían dicho si en un arrebato Antonio Alcántara saca la recortada y mata a Merche? No quiero ni pensarlo. Es cierto que esta polémica llega en un momento delicado de audiencia, en parte por el bajón que ha sufrido TVE, y eso hace todo más complicado.

Tampoco ayudan nada, a mi juicio, posicionamientos públicos como el que se ha apresurado a tomar su protagonista masculino. Estas declaraciones tienen algo de cobardía preventiva: salto del barco, no vaya a hundirse y me salpique. Ya lo ha hecho más veces: hace unos años aseguró (aquí) que si se suprimiese la publicidad en la televisión pública se iría inmediatamente de la serie. No lo hizo, y estaba en su derecho. Ahora me parece más grave, porque su opinión, como es lógico, pesa mucho en la definición de cada temporada, y no tiene mucho sentido desmarcarse de un argumento que él también aprobó sólo porque parece que arrecian las críticas.

Por mi parte sólo puedo decir una cosa: en mi casa casi nos habíamos descolgado de la serie y desde que están así las cosas nos sentamos cada jueves a recibir nuestra dosis. El capítulo en que se rompió la pareja al mismo tiempo que se conocía la victoria socialista me pareció modélico y hasta emocionante.

Hace dos días, un amigo me contó una historia de las que seguramente abundan: durante los años en que ha estado viviendo fuera de España, casado con una extranjera, él y su mujer se sentaban cada semana a ver el nuevo capítulo de Cuéntame casi con devoción; la serie era para ambos una lección de idioma español y de Historia, la mejor forma de contarle a su mujer cómo somos los de aquí. Mi amigo, que no suele seguir otras series, se siente en deuda con Cuéntame.

No tengo ni idea de cómo y cuándo terminará la serie, ni ésta ni otras. Sólo sé que el final a unos les parecerá prematuro y a otros, que llega demasiado tarde. Y puede que los dos tengan razón.

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24 comentarios en «CÓMO ACABAR DE UNA VEZ POR TODAS»

  1. ‘Hay que recordar que entre las diez películas más taquilleras de la historia de nuestro cine hay tres Torrentes.’

    Y esa es una de las razones que explican que este país esté como está…

    1. Puede ser. Aunque nos quejamos tantas veces de que el cine español no conecta con su público que cuando conecta deberíamos alegrarnos. Y Torrente conecta, las cifras son apabullantes. Y un éxito así cimenta una industria que puede tener recursos para hacer otro tipo de películas.

    1. Son muy difíciles, porque para entonces todo el mundo tiene una idea de cómo acabar. Y son más difíciles en una serie, insisto, porque suelen estar concebidas para no acabar nunca o acabar por obligación. A veces, la clientela fan está contenta, como con el final de Friends, que fíjate si era tímido y convencional… tanto que hacía llorar a todo el mundo. Gracias, Blanca.

  2. Con Mad Men estaré en un punto intermedio: Ojalá no se acabase nunca, pero ya le va tocando. Poco más se puede sacar sin que decaiga, con lo que ya ha decaído.

    Lo que atañe a “Cuéntame”, mi caso es curioso, y no creo que único. La vi empezar, cuando yo era un enano, y recuerdo sentarme con mi familia a verla. Con el tiempo crecí y me desligué de eso, pero en el capítulo de la separación del otro día, en la mesa, con mi pareja y sus compañeras de piso, ha provocado que fuese de cabeza a comprarme todas las temporadas que me permitía mi poca cuenta bancaria. 10 años aproximadamente sin verla, y un sólo capítulo ha provocado que ahora me la quiera ver entera. Resultado de hacer las cosas bien.

  3. Soy fan incondicional de Mad Men. Y en esta última temporada hubo dos capítulos que no me gustaron nada (lo cual es un balance apabullante, en cualquier caso), con lo cual por primera vez (hablo como fan) me planteo que alomojó van y la cagan al terminar. No creo. Mad Men tiene una densidad a toda prueba. Incluso te diría que aún queda tanto por contar de Draper, de Peggy, de Joan, de Pete, de Roger… Esta es la prueba de fuego de una serie, que después de siete temporadas los personajes fijos siguen teniendo recorrido.

    Me alegra infinitamente lo que dices de Cuéntame, que en mi casa ha pasado igual. Viene a demostrar que los movimientos de guion de esta temporada tan poco son tan locos. Y que es una serie bien construida, aparte de los gustos de cada cual.

    1. ¿Te crees que a mí no me dolió? ¿Es poca vida para un personaje 300 capítulos? ¿Tú qué habrías hecho? ¿Hubiera sido mejor donarlo a la ciencia?

      Un abrazo.

    1. La respuesta es no. Cierto que entra dentro del estilo de la serie, pero tiene un punto de estafa, de querer ser más listos que el espectador, de trilero. Siempre será mejor darle a tu público lo que quiere, de una forma que no espera. Y digo esto sin ser un fan de la serie, ni mucho menos. Me imagino el cabreo de los adictos.

  4. Sacar una serie adelante es como engendrar vida, te pasas meses planificando cómo va a ser todo y de repente… te encuentras con un modelo ensayo-error casi impuesto, un continuo improvisar y algo que no sabes cuándo va a terminar y que esperes que no termine nunca. Algunas vidas son largas, pero sosegadas y constantes y otras son más cortas e intensas. A mí, personalmente, me gustaría que todas las series fuesen como James Dean. A fin de cuentas son lo que son, series.

    1. Exactamente como lo cuentas, Víctor. Las que echas de menos son las mejores series. Gracias.

  5. Fantástico post, Carlos, y gracias por darle tanta cancha a Cuéntame.

    Yo llevo en la última temporada de Cuéntame desde que entré en la serie, en el capítulo 121. Cada año es la última, porque cuando empezamos a planificar una temporada nadie, absolutamente nadie, puede garantizarnos la renovación.

    Esta misma semana hemos comenzado a planificar la Temporada XVI. Lo que empezamos ahora a pensar y desarrollar no verá la luz hasta pasados muchos, pero muchos meses. De cumplirse la última pauta de escritura-rodaje-emisión, lo que ahora decidimos no lo verá el espectador hasta enero de 2015. De cumplirse, que no tengo ni idea si será así. Pues bien… a día de hoy, de verdad que no tenemos ni idea de si esta será la última temporada. Trabajamos con un desfase brutal con respecto a la emisión, las audiencias y las reacciones del público. Los miles de twitts y post de Facebook que la gente postea después de cada capítulo, llegan cuando nuestro margen de reacción u corrección de rumbo es nulo. Las grandes decisiones ya han sido tomadas, se han consensuado con la cadena y equipo, se han escaletado, dialogado, pulido y producido. La suerte, nuestra suerte, ya está echada el día del estreno.

    Como dices en el post, la renovación o cancelación de la serie no es una decisión nuestra, de los guionistas. Es una decisión de quien paga la serie- la cadena- y de quien hace la serie para la cadena, la productora. Por mucho que decidiéramos que la serie deba acabar, no podríamos “acabarla” nosotros. La serie no es nuestra, y ya está. Como en todo lo relativo a este sistema capitalista en el que estamos inmersos, las cosas son de quien las paga.

    ¿Entonces quién decide que se cierre una serie? Salvo crisis y cuestiones presupuestarias, lo decide el público, al dejar de verla. No importa cuántos capítulos lleves ni la audiencia que hayas hecho en el pasado, ni los premios. Si el público deja de ver la serie, la serie se acaba.

    ¿Y por qué deja de ver la serie la gente? Ésa es la madre del cordero, la gran pregunta. Y lo es porque no es sino otra forma de preguntarse… “¿Cómo se consigue un éxito?”

    Nadie tiene la respuesta.

    ¿Repetir la fórmula o romper esquemas?¿Complacer a tu público o ampliar a otros que no te ven?

    Después de 260 capítulos, nosotros decidimos arriesgarnos. Poner en riesgo el matrimonio de una serie familiar como la nuestra era jugarse el todo por el todo. El cáncer, la ludopatía, la cárcel, las drogas… eran enemigos externos que hacían que la familia estuviera más unida que nunca ¿Una infidelidad? Era lo mismo que lanzar una bomba en una de las comidas de los Alcántara.

    Pero pensamos que era el momento de hacerlo. Por una sencilla razón… porque estas cosas pasan, y mucho. Es la vida, y si de algo va o queremos que vaya nuestra serie, es de eso… de la vida real.

    Era un riesgo enorme, pero creímos que era coherente con el tono y el estilo de la serie. Y sabíamos que una vez abierto el melón tendríamos que ir hasta el fondo, como siempre. Porque en eso creo que sí que tenemos un estilo único. Si decidimos entrar en un tema, sea cáncer o el que sea, lo llevamos hasta las últimas consecuencias. La temporada del cáncer, muchos, pero muchos espectadores nos contaban que ver la serie les resultaba insoportable porque les traía a la memoria el sufrimiento atravesado por alguien muy cercano. Otros nos agradecían que no pusiéramos paños calientes y que retratáramos el proceso, en el que se reconocían, punto por punto.

    Curiosamente, este año, la serie no se ha hundido… sino todo lo contrario. Pero podría haberlo hecho.

    Así que, querido compañero, creo que de nuevo se cumple la máxima, o maldición, o profecía o promesa que rige nuestros destinos como guionistas y contadores de historias…

    Nadie sabe nada.

    1. Ayer os defendí, a los guionistas, en un pequeño debate con una fan de toda la vida de la serie. Como he dicho yo no he sido fan siempre, pero he vuelto a reengancharme.

      Surgió el debate por la muerte de Eugenio. “Cómo pueden matar a Eugenio? Por qué? que malos son los guionistas”.

      Y ahí salté yo.”No, no son malos guionistas, de hecho deberías considerarlos de los mejores. Sin esa gente posiblemente hace tiempo que no te sentarías cada semana a ver la serie durante más de 10 años. Hacía mucho que entre los jóvenes no se hablaba cada semana de “Cuéntame” (al menos en la gente de mi quinta y conocida), y eso es gracias a ellos.”

      “La gente no se divorcia a diario? No muere gente en coche a diario? Estamos demasiado acostumbrados a que los personajes de nuestra ficción sean inmortales, que nunca les pase algo que no sea para un final feliz.”

      En fin, el debate estuvo interesante y creo que lo defendí bien. A seguir así Curro y demás equipo ;)

    2. Cómo agradecerte esta fantástica contribución, Curro. Hoy mismo hablaba de algo de esto en una mesa compartida con guionistas: lo atractivo y lo difícil de este negocio es que se puede explicar muy bien (o no) el éxito y el fracaso a posteriori, pero cuando trabajas en él, lo haces siempre en un folio en blanco, a tientas, dejándote guiar por el instinto y el trabajo.

      También está claro que quien no arriesga no gana. Vosotros habéis arriesgado y… ayer convocásteis a más de cuatro millones de espectadores.

  6. Puede que esté equivocado, realmente no tengo mucho conocimiento al respecto, pero en la ficción Española cuesta ver sufrir a los protagonistas. Sí, siempre hay historias de amor que vienen y van, pero tocar el cáncer, las drogas, divorcios, muertes…es MUY raro verlo, y en realidad es lo que más se necesita.

    En Como conocí a vuestra madre, siendo una serie de humor, mejor o peor, pero de humor, en una de las temporadas muere el padre de Marshall, y sorprendió, fue un golpe duro, pero tienen menos miedo a recurrir a estas situaciones que aquí.

    Estoy muy equivocado y metí la pata?

    1. Sí, tengo la sensación de que aquí, en televisión y en cine, se suele tener miedo al rechazo del público, y por eso cualquier asunto que parezca grave o delicado se suele dejar de lado… cuando son esos asuntos los que más veracidad dramática le otorgan a un guion. Precisamente porque son delicados. Pero creo que esta batalla, como otras, se va librando poco a poco.

  7. Alessio… gracias por defendernos, ja, ja!!! Qué curiosa es esta relación amor-odio que tiene el espectador con los guionistas. Cuando nos gusta la serie, es como si se escribiera sola, decimos…. “esta serie es muy buena”, así de impersonal, como so la serie fuera un ser que ha surgido por generación espontánea. Cuando hay algo que no nos gusta decimos “Los guionistas la han cagado”… ¡¡Pero sea buena o mala, los responsables son los mismos, los guionistas!!

  8. Sin ánimo de ofender, a mi las reacciones a los últimos acontecimientos en Cuéntame me parece que denotan una falta de madurez por parte ya no de su público en particular sino casi de la sociedad española que me asustan. Sobre todo en el tema de la infidelidad. Y no se si decir que me parece, también, muestra de hipocresía. Es una opinón personal y vayan mis disculpas por adelantado si ofendo a alguien.

    En cuanto a HIMYM a mi no me ha molestado tanto el final sino la manera desarrollarlo tanto en el capítulo final como en la última temporada; y eso que yo siempre he querido que
    SPOILER ALERT
    Ted y Robin acabaran juntos
    SPOILER ALERT FIN

    pero , lo dicho, no me ha parecido acertado la manera en que lo han desarrollado al final. Casi de golpe y porrazo.

    1. No sé si es falta de madurez, pero es muy llamativa la reacción tan furibunda de algunos a una trama que no es tan extraña. Si algo tiene de extraño es que los Alcántara no hayan tenido crisis de pareja en todos estos años: ya les tocaba. Lo que ocurre, en mi opinión, es que esa gente tiene un alto proceso de identificación con la serie y habla de los personajes no como espectador, sino casi como si fueran familiares suyos. Han reaccionado igual que Carlitos en la serie: se han puesto de morros.

      En cuanto a HIMYM, es una serie que siempre ha jugado a esas idas y vueltas casi vertiginosas, pero quizá en el ultímisimo capítulo se deberían haber cortado. Hay quien ha recordado el final de Friends, que no pudo ser más conservador, más sencillo y más fácil. Y sin embargo, totalmente efectivo.

  9. Lo de Cuéntame es un escándalo escándalo que diría Rafael. Pero la gente se Olvida de que Antonio Alcántara ya le fue infiel a Mercedes en Bilbao creo que fue y otra vez casi está a punto con un personaje que hizo Emma Suárez (Qué bien estaban en Querido Maestro!) Supongo que la gente se sorprende de que ahora si que haya caído con todas las de la leí puesto que así como en Bilbao hubo sentimiento de culpa, ahora no sólo no parece que lo haya si no que cuando Carlos se da cuenta del percal en Sagrillas, Antonio llega a su casa en plan Triunfador. Cuéntame es una serie enorme, personalmente me molaba más cuando había política pero imagino que pasado el franquismo las diferencias con la actualidad cada vez son más pequeñas y es más difícil, aún así me sigue pareciendo una seriaza que tiene unos personajes enormes y unos actorazos y con tramas muy valientes, el cáncer de mercedes, la drogadicción de Inés o meter a Carlos en la Cárcel fueron tramas duras y complicadas y al mismo tiempo brutales.
    Sobre el final creo es dificil cerrar una serie como ésta. A ver qué hacen cuando decidan hacerlo.

    Los de Mad Men tuvieron un par poniendo final por anticipado a la serie. A ver qué tal la 1a mitad de la 7aT…

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