Texto: Alberto Pérez Castaños. Fotos: Vicente Bendicho Cascant
Cuando finalizó el pase de prensa de 10.000 Km ayer en el Teatro Cervantes se pudo escuchar cómo varias personas se ponían de acuerdo: “Aquí huele a premio”. La película del debutante Carlos Marques-Marcet compite en la Sección Oficial del Festival de Málaga y, a falta de mucho por ver, ya está entre las favoritas de muchos. Para empezar, ya levantó aplausos en el pasado SXSW de Austin donde, además, Natalia Tena y David Verdaguer se llevaron los premios a los mejores actores. No fallaba el Bloguionista Sergio Barrejón cuando nos dijo antes de venir a Málaga que, si había una película que no debíamos perdernos, esa era 10.000 Km.

El director Carlos Marques-Marcet (centro) junto a Natalia Tena y David Verdaguer en la que ha sido, de largo, la rueda de prensa más divertida del Festival de Málaga
¿Es posible mantener una relación a distancia? ¿Terminan dañando las redes sociales las relaciones humanas? Tras un soberbio plano secuencia que ocupa prácticamente todo el primer acto, se pone el conflicto sobre la mesa: Alex y Sergi son la pareja perfecta. Llevan juntos siete años, no pueden estar más unidos e incluso se plantean tener un hijo. Pero un correo electrónico con una oferta de trabajo para Alex en Los Angeles hará que todo esto se tambalee.
Uno de los muchos puntos fuertes en el guion de Carlos Marqués Marcet y Clara Roquet es que han sabido esquivar con habilidad todas las trampas que este tema pone en el camino. Para empezar, han sabido darle la vuelta a los tópicos del género y es la chica la que deja su tierra en busca de nuevos horizontes profesionales y artísticos (Alex es fotógrafa), mientras que Sergio se queda en Barcelona con su rutina de siempre. Son Ulises y Penélope, pero al revés.
A partir de ese momento, la relación se alimenta a base de videoconferencias, correos electrónicos y mensajes de texto. El espectador asiste en directo al deterioro de una relación que parecía incorruptible. Este es otro de los aciertos de la pareja de guionistas, desarrollado con cuidado a lo largo de la trama: ¿quién tiene la culpa de que se estropee la relación? ¿La chica por irse? ¿El chico por convencerla para que se vaya? ¿La chica por estar demasiada ocupada con su trabajo como para estar siempre pendiente del dispositivo electrónico más cercano? ¿El chico por pedirle a su pareja más de lo que puede darle? Pues, la sensación que tiene el espectador es que no es culpa de ninguno y es culpa de los dos. Debido al amor que sienten el uno por el otro terminan sacrificándose y tomando decisiones para darle a su novio/a lo que creen mejor para él/ella. La balanza está equilibrada en todo momento. Por lo tanto, al estar separados, los personajes evolucionan individualmente, pero se distancian como pareja. Esto, a la larga, termina por fragmentarles por dentro y separarlos cada vez más por fuera hasta que la situación se hace insostenible.
Aquí es donde entra en juego el trabajo de David Verdaguer –debutante en la pantalla grande y hasta ahora curtido a base de tablas y comedia– y de Natalia Tena, conocida mundialmente por su papel de Osha en Juego de Tronos. La actuación de ambos es sencillamente perfecta. Tan natural que puedes ver el dolor y el sufrimiento de quien está viendo a través de una pantalla cómo pierde al amor de su vida.
Esa química tan salvaje entre ambos, según explicó Carlos Marqués-Marcet, viene de un trabajo de fortalecimiento de la relación meses antes del rodaje. Se creó en ensayos el pasado de esa pareja para que los dos actores interpretasen el presente de la misma. El resultado habla por sí solo.
La moraleja de 10.000 Km, mucho más allá de criticar las nuevas tecnologías y de hacer una radiografía de las relaciones a distancia, se podría decir que es más cercana a la defensa de las relaciones humanas; que no hay 150 días de Skype diario que puedan sustituir una caricia de buena mañana. Y, que, además, si no se usan con cuidado, la redes sociales pueden terminar haciendo daño. Todo esto queda perfectamente encuadrado en lo que termina siendo un retrato vivo y realista de la generación actual, ésa que se está viendo obligada a irse a vivir al extranjero para buscar una oportunidad laboral.
¿Cómo sigue Pancho?
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