Pensando en “Frozen”

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Por David Muñoz

Pertenezco a una generación, la de los que tenemos de 40 para arriba, con referentes cinematográficos y televisivos comunes. Somos de los que cuando quedamos con amigos de nuestra quinta podemos hacer bromas sobre cualquiera de las series que veíamos de pequeños con la seguridad de que los demás las van a entender a la primera*. Solo había una cadena de televisión (y algo más tarde, dos), y las películas o las veías en el cine o las veías en la televisión. Además, se estrenaban muchas menos que ahora. Y no era raro que una película durara meses en un solo cine. El vídeo llegó algo más tarde y tampoco es como que todo el mundo tuviera uno. Si no me falla la memoria, yo creo que mis padres compraron el primer vídeo que entró en mi casa cuando yo ya tenía veintipocos años.

Cuando estás trabajando como guionista, esas referencias comunes contribuyen a simplificar las conversaciones. Si tu interlocutor sabe de qué le estás hablando, todo es más rápido. “Lo hacemos como en el final de Blade Runner, pero con un burro en vez de una paloma”, “Vale”.

Pero en mis clases mis alumnos suelen ser mucho más jóvenes que los guionistas con los que trabajo, y a veces me cuesta encontrar referentes comunes, no solo conmigo, sino también entre ellos . Es probable que sean la generación de estudiantes de guión que han visto más películas. Lo malo es que no todos han visto las mismas. Ni siquiera puedes dar por hecho que hayan visto cosas como “La guerra de las galaxias” o “Avatar”, por poner un ejemplo de película de gran éxito moderna.

Lo único que han visto todos son las películas de dibujos animados de Disney. A lo mejor no conocen “El crepúsculo de los dioses”, pero se saben de memoria “El rey León”. Y no exagero al decir “de memoria”. Ya sabéis cómo ven las películas los niños. No las ven una vez, ni dos, no, las ven decenas de veces, hasta que memorizan los diálogos. Cosa que, en vez de aburrirles, les hace pasarlo mejor. Para ellos, una película es como una canción que disfrutas más cuando puedes cantarla mientras la escuchas.

No puedo demostrarlo, y no sé si hay algún estudio publicado que hable de estas cosas, pero estoy convencido de que las historias que disfrutamos cuando somos niños son determinantes para definir qué tipo de guionista seremos cuando nos hagamos adultos. Yo sospecho que sin “El príncipe Valiente” (el cómic pero también la película**), “Superman” (la película), “Helena de Troya” (la película de 1956, vista en la tele, claro), los tebeos de Spider-Man, la novela “El señor de las moscas” y tantas otras historias que marcaron un antes y un después en mi cabeza, habría acabado escribiendo un tipo de guiones muy diferentes.

Y por eso, creo que merece la pena reflexionar sobre lo que cuentan las películas de Disney y cómo lo cuentan. Porque son más importantes de lo que creemos. Porque quizá, para saber cómo son los guionistas que empiezan ahora, y para hablar con ellos y conseguir que nos entiendan, es más importante conocer “El rey León” que “Ciudadano Kane” (lo cual, y espero que nadie me malinterprete, no quiere decir que no haya que conocer, y muy bien, los clásicos).

Lo que me lleva al último éxito de Disney: “Frozen”, el musical de animación de Disney estrenado las navidades pasadas que mi hija de tres años y medio ya ha visto tres veces en el cine y que probablemente verá hasta sabérsela de memoria cuando se edite en Blu-ray.

El argumento de “Frozen” es más o menos así: en el reino de Arendelle viven las princesas Elsa y Anna. Y, aunque no se explica nunca porqué, Elsa tiene poderes. Más o menos los mismos que el Hombre de Hielo de la Patrulla X. O sea; es capaz de convertir todo lo que toca en hielo, de lanzar “rayos congeladores”, etc. Un día, mientras Elsa juega con Anna usando sus poderes, la hermana mayor hiere a la pequeña al alcanzarla con un rayo de hielo. Para evitar que Anna muera, sus padres la llevan con unos trolls que además de curarla, le hacen olvidar que Elsa es una “mutante”. Temiendo volver a hacerle daño a Anna, Elsa corta toda relación con ella y se recluye en el castillo donde viven. Poco después, los padres mueren en un naufragio. Elsa será reina cuando alcance la mayoría de edad.

Volvemos a encontrarnos con Elsa y Anna ya adultas (o casi) el día de la coronación de Elsa como reina. Elsa vuelve a dejarse ver en público, solo que ocurre algo (que de momento no voy a contar para no espoilear totalmente la película), que le hace perder el control y usar sus poderes de manera digamos que poco discreta.  Entre lo mal que se toman sus súbditos descubrir que tiene poderes y lo culpable que se siente,  Elsa huye del castillo y, sin querer, congela Arandelle. Una vez llega a las montañas que rodean su reino, Else crea un castillo de hielo en una escena musical magnífica que recuerda a la del Doctor Manhattan en Marte de “Watchmen”, y allí se recluye, esperando a no sé sabe qué (canta “libre soy” pero elige vivir encerrada entre cuatro paredes, de hielo, vale, pero paredes al fin y al cabo).

Luego, Anna  sale a buscar a Elsa para tratar de convencerla de que descongele el reino, y en el camino se encuentra con tres aliados: Kristoff y su reno Sven, y Olaf, un muñeco de nieve inteligente creado por Elsa que además de gracioso es un gran personaje (sueña con vivir en el verano, sin sospechar que cuando llegue el calor se derretirá, y nadie se atreve a decírselo para no deprimirle; eso sí que es un conflicto).

Y… en fin, pasan muchas cosas.

A ver si consigo explicar lo que quiero explicar sin reventar todo el argumento de la película.

Ah, antes de seguir, si queréis profundizar en los temas que trata el argumento de “Frozen”, os recomiendo que leáis estos tres textos:

-En éste, Dani Colman, una guionista y músico, crítica la película y la pone a caldo explicando que no es ni mucho menos la rompedora historia feminista que muchos han creído ver en ella. Es un texto muy bien escrito y lleno de ideas interesantes sobre las que creo que merece la pena reflexionar.

-Y aquí, un tipo muy enfadado trata de refutar todo lo que dice Dani Colman en un texto mucho peor argumentado y bastante mal escrito.

-Pero lo más interesante es esta entrevista del blog de John August con Jennifer Lee, coguionista y codirectora de “Frozen”, en la que habla del peliagudo (y largo) proceso de desarrollo la historia. Como siempre, el argumento fue “descubierto” poco a poco, después de dar muchos bandazos. Por ejemplo, se escribieron varias versiones en las que Anna y Elsa ni siquiera eran hermanas y con Elsa como villana malvada y medio loca de las de toda la vida (¡Magneto!).

Bueno, voy por fin a lo que quería contar.

Aunque me tienta, no voy a hablar de los temas que trata “Frozen” ni de cómo los trata. Sobre todo porque en su texto Dani Colman ya lo ha hecho muy bien y, aunque no estoy de acuerdo con ella en muchas cosas, sobre todo en la valoración negativa que hace de la supuesta intención feminista de la película, no creo que yo fuera a decir muchas cosas distintas.

No, voy a hablar de lo rara, pero rara de verdad, que es “Frozen”.

Creo que nada más verla por primera vez escribí en Twitter algo tipo: “las películas más osadas estructuralmente no se estrenan ya en las pequeñas salas en V.O. sino en los multicines”.

Porque aunque se esfuerza por no parecerlo, “Frozen” es una película de construcción muy atípica, muy extraña.  Tanto es así, que está a punto de no funcionar. Y si lo consigue, es gracias a un final muy satisfactorio, uno de esos que te hacen querer perdonar todo lo que ha chirriado antes. También es atípica la construcción de los personajes, sobre todo la de Anna, la, en teoría, protagonista. Incluso como musical, es una película rara. A bastantes minutos de acabar se terminan las canciones y deja de ser un musical.

Lo interesante es que en su intento de subvertir el patrón clásico del cuento de princesas de toda la vida (y por tanto, de una estructura dramática convencional, probada), “Frozen” corre el peligro de despeñarse durante casi una hora. Y, sin embargo, no lo hace.

Ahora sí. Sí quienes no la hayáis visto aún no queréis que os fastidie la película, creo que vais a tener que dejar de leer ahora. Lo que quiero explicar no se puede contar sin desvelar uno de los puntos de giro más importantes de la historia.

Lo más raro de “Frozen” desde mi punto de vista es que es una película sin verdaderos antagonistas, o más bien con un antagonista “secreto” y otra que solo lo es a ratos (porque lo único que quiere es que la dejen tranquila). Aquí no tenemos los clásicos “malos” de Disney que al final mueren cayendo por un precipicio***.

En la narración dramática clásica, un personaje tiene un objetivo, y se encuentra con una “fuerza antagonista” (que puede ser tanto una persona como una circunstancia) que le impide conseguirlo. De ahí surge la peripecia. Si no, la historia se acabaría en diez minutos.  Y, en teoría, ese papel en “Frozen” lo ocupan primero Hans, un apuesto príncipe al que Anna conoce el día de la coronación de su hermana y del que se enamora perdida y vertiginosamente, y luego, Elsa. De hecho, que Anna le diga a Elsa que va a casarse con Hans es lo que provoca el arrebato que congela el reino de Arandelle.

La cuestión es que Hans es malo, pero mucho. No le interesa nada Anna, lo único que quiere es ser el rey de Arandalle. Y si para eso tiene que matar a Anna y a Elsa, pues muy bien, no pasa nada, está dispuesto a hacerlo. Pero… no sabemos que Hans es malo hasta muy avanzada la película. Hasta ese momento hemos pensado que es el príncipe Disney de toda la vida: guapo, soso y bienintencionado. Cae muy mal e interesa muy poco. Y lo arriesgado es que la película no da ninguna pista sobre su futura maldad hasta que ésta se revela de golpe. No anticipa nada (y, como bien sabía Hitchcock, la tensión surge muchas veces de que el espectador vaya por delante de los personajes, la bomba debajo de la mesa y tal…). Yo recuerdo que estaba preocupado en el cine, bueno, preocupado no, cabreado, pensando que sin querer había acabado llevando a mi hija a ver otra película de prota femenina tontica que lo único que necesita en la vida para ser feliz es que un guaperas le haga caso. No sabéis el alivio que sentí al descubrir al final que Hans era un capullo.

Con esa cara de bueno que tiene, y en realidad es un prenda.

Con esa cara de bueno que tiene, y en realidad es un prenda.

Por su parte, una vez Elsa estalla y congela su reino, lo único que quiere es que la dejen tranquila. Es cierto que en teoría funciona como antagonista de Anna, ya que Elsa priva a su hermana pequeña de lo único que ésta quiere: su cariño, su amor, pero vaya, que como “mala” es quizá la más pasiva de la historia de Disney, no tiene un plan, no desea nada, solo necesita paz y tranquilidad, vivir por los restos en su castillo de hielo (por cierto, Elsa… ¿ya no come? Y, ¿qué es lo que piensa hacer todo el día allí? ¿Patinar?).

De manera que la película tiene dos antagonistas: uno “secreto” y otro pasivo. Ninguno de los dos vale para dinamizar la historia, que, quizá por eso, durante casi una hora vaga sin rumbo y sin mucho interés, porque todo lo que ha ocurrido en realidad es que dos hermanas se han peleado y a una de ellas le ha dado un arrebato y se ha marchado corriendo de casa.

Y todo esto tiene que ver con la extraña caracterización de Anna, una heroína muy poco heroína.

Al principio, Anna quiere el amor de su hermana, después, casarse con Hans y tras el momento congelación, encontrar a Elsa y convencerla para que devuelva el reino a la normalidad (sin un plan, solo quiere ir y luego… bueno, ya se verá). Tras todo lo que ocurre en el tramo final, Anna descubre que Hans es un mal bicho, recupera el amor de su hermana en el clímax (estupendo, y donde por fin entiendes de qué va la película), y se lía con Kristoff, el simpático muchachote que la ha acompañado en su aventura.

En realidad, Anna es un personaje de una gran simpleza, su caracterización está solo relacionada con su función en la trama. No sabemos qué le gusta, no sabemos que quiere hacer con su vida, nada de nada. No está tan lejos de personajes como el Stalker de Tarkovksy.

Además, en todo el proceso Anna no cambia, sigue siendo la misma. No aprende nada. Es una heroína sin arco de transformación (que ya, no todos los protagonistas lo tienen, pero en este caso, lo pide a gritos). Ni siquiera aprende a no confiar de buenas a primeras en los hombres, porque, como apunta en su texto Dani Colman, al final Anna se lanza a los brazos de otro hombre con quien en realidad ha pasado menos horas que con Hans. Solo que, como Kristoff es uno de los buenos, parece que esta vez la suerte va a estar de su parte. Pero vaya, que hombre que ve, hombre del que se enamora.

Quien sí cambia, quien sí sufre una transformación importante, es Elsa. Al final de la película vuelve a confiar en su hermana, se permite amar de nuevo (lo que ya no se sabe es cómo aprendió a controlar sus poderes; debió dar unas clases con el profesor X o algo en el castillo de hielo).

Recapitulemos: película con falsos antagonistas donde una de ellos es quien tiene el arco clásico de los protagonistas.

Y ahí no queda la cosa: incluso se podría decir que toda la película es un gigantesco “red herring”, ya que durante una hora y media se nos hace creer que se nos está contando una historia (la de siempre entre una princesa y un príncipe, él la salva a ella con un beso, etc.), para luego resultar que se nos estaba contando otra (el amor entre hermanas es lo que realmente importa). Cosa que se hace a riesgo de alienar a muchos padres. Seguro que, como yo, más de uno estuvo tentando de irse del cine a la mitad, con lo que se habrían quedado con una idea de “Frozen” muy distorsionada.

Todo esto me parecen estrategias narrativas muy atípicas en cine infantil (y más en una película Disney) que, como decía antes, llevan a “Frozen” muy cerca del fracaso.

Otra cosa interesante es que según Jennifer Lee todos estos aspectos del guión no fueron algo premeditado sino producto del proceso de desarrollo y de algo todavía más importante: la falta de tiempo. Se les echaba la fecha de arranque encima y para terminar el guión tuvieron que tomar muchos atajos. Podría argumentarse que si el guión de “Frozen” es hasta cierto punto innovador y rompe con modelos anteriores es en cierta manera porque es una chapuza. O que en su deseo de romper con patrones anteriores, los guionistas no tuvieron tiempo para sustituirlos con mecanismos narrativos totalmente distintos que los sustituyeran y acabaron usando versiones bizarras de los de toda la vida.

Algo parecido parece que también ocurrió en “Brave”, solo que en ese caso se notaba el parcheado y el resultado es que la película de Pixar es un puzzle al que le faltan piezas.

Quizá la razón por la que triunfa “Frozen” allí donde Brave fracasó sea que al final, las piezas encajan, por los pelos, pero encajan.

Como decía antes, “Frozen” tiene un final magnífico, que está casi, casi, a punto de darle sentido a todo lo anterior. Y el final, como bien explica Film Crit Hulk en su libro sobre guión, es lo que más importa (y sino, que se lo digan a los espectadores de “La lengua de las mariposas”).

Me fascina que un  guión tan marciano sea el de una película de vocación tan comercial, diseñada en teoría para hace una fortuna en taquilla. No es el guión de una película danesa que solo se estrena en los Renoir, no, ha sido el gran éxito de las pasadas Navidades.

Millones de niños y de niñas se han dejado atrapar por la historia de “Frozen”. Para muchos será su “El rey león”, o lo que fue para mí “La guerra de las galaxias”.

Solo que frente a modelos previos de Disney o el de George Lucas, su forma de ver las historias estará condicionada por una película que nada tiene que ver con lo que generaciones anteriores hemos entendido por una historia “bien contada”.

Me pregunto qué películas escribirán cuándo sean mayores****.

*Algo que utilizó con mucha inteligencia (y algo de mala baba) esta campaña de Bankia. La primera vez que vi uno de esos carteles me dio un vuelco el corazón. No consiguieron que me apeteciera hacerme un plan de pensiones, pero sí que me agobiara.

**Me impactó tanto de niño que nunca he tenido valor para volver a verla. La tengo en DVD pero no le he quitado ni el precinto.

***Hace poco vi “El rey León” otra vez, y vaya final. Solo lo salva la aparición de las hienas, que sí que aporta algo más respecto al clásico “vaya, mala suerte, se resbaló y se mató”.

****Mientras escribo esto mi hija está viendo la segunda parte de “Madagascar” vestida con su disfraz de Elsa. Y por cierto, la tercera parte de “Madagascar” tiene un guión magnífico del que también sería interesante hablar. Loco, fragmentado, frenético, y sin embargo muy emotivo.

25 comentarios en «Pensando en “Frozen”»

  1. A mi me gustó mucho, la verdad, creo precisamente que por subvertir tantas convenciones de las historias de princessas de Disney.

    Y precisamente porque es una película Disney, que si cambiamos el final por uno más triste, tendríamos una explicación cojonuda de el origen de la reina de las nieves del Cuento de Andersen.

    Yo, por simple apetencia personal, en vez de ponerle al príncipe como villano, le hubiera hecho enamorarse a posteriori de Elsa. Montar un poco algo de esos líos que tenían muchas comedias de Shakespeare.

  2. Es buena idea, pero claro, habría llevado mucho más tiempo, no sé si cabría en la película, ¿no? La única manera de hacerlo, ahora que caigo, habría sido que Hans, en vez de quedarse en el castillo, hubiera acompañado a Anna cuando se va a buscar a Elsa, y escribir una especie de road movie con triángulo amoroso (Anna/Hans/Kristoff). Lo que pasa es que entonces, además de cambiar Elsa, cambiaría Hans (los dos antagonistas), y la pobre Anna seguiría igual, sosilla.

    1. La cuestión sería casi hacer a Hans y Elsa protagonistas de la peli y su amor “imposible” uno de los centros del guión. Y desplazar a Kristoff y Anna a lugar secundario como personajes. Que tampoco es mala opción, visto lo visto.

      La verdad, no me extrañaría que se hubieran planteado algún tipo de escenario así, pero como tú dices habría llevado mucho más tiempo

  3. Yo me aburrí horrores, especialmente por las canciones, pero reconozco que el final sí me hizo pensar en lo peculiar de la película, además de alegrarme como tú de que la protagonista no se liara con el cantamañanas de siempre y que encima fuera un gilipollas (ese giro es lo mejor de la historia). Eché mucho en falta un secundario que llevase el peso del humor tipo Dori o el señor Patata, aunque sea muy típico en estas pelis, por eso el personaje del Reno fue lo que más me decepcionó, tras un trailer muy ladino que invitaba a ver otro tipo de película.

    1. Sí, el trailer, o teaser, o lo que fuera, iba por otro lado. De hecho creo recordar que es una escena a lo “Ice Age” que luego no está en la película. Y es verdad que el reno está desaprovechado. No cumple ninguna función en la historia, su único interés es el running gag este de querer comerse la nariz de Olaf.

  4. Qué buen post, David. Yo soy fan de Frozen. También la he visto tres veces con mi hija, y van saliendo más y más defectos. Por ejemplo, hay dos personajes muy parecidos en su rasgo peculiar (odian el contacto humano, son felices solos, dos perfectos misántropos): Elsa y Kristoff. Se empastan un poco en eso, creo. Pero la peli funciona muy bien como musical, tiene encanto, personajes originales y un buen final. Y los defectos de guion, que los tiene, rompen la inercia de las películas de Disney, que las ves venir desde el principio. Me encanta Frozen.

    1. Es verdad lo de Kristoff. La verdad es que es un personaje también un poco inútil… ayuda a Anna en la parte central, y ya está. En el final está ahí para jugar al despiste y hacer creer al espectador que la película va por un lado cuando en realidad va por otro. Cuando pasa esto, lo normal es darle al personaje otra cosa que hacer, pero que yo recuerde ahora mismo, no le dan nada relevante.

  5. creo que en el propio texto esta la respuesta cuando comenta que su criatura de quien está disfrazada es de Elsa. Si pasamos un poco de la historia en si y nos centramos en los sentimientos que provocan en el publico (algo que en esta web se ha insistido mucho). Creo que esta claro que la verdadera protagonista es Elsa, y más a los ojos de la chavalada. El miedo a hacer una gorda y que tus amigos y familiares te rechacen creo que es uno de los miedos más poderosos de un niño (y de un adulto tambien, pero ahi ya entran los matices de lo racional que pueda ser uno) y ahí Elsa consigue una identificación muy clara con los pequeños monstruos (el antagonista serian las propias inseguridades).

    Sumale que nadie quiere ser la aldeana sin poderes que pasa por ahí y que todos queremos ser la mutante reina del hielo bruja poderosa de la leche. Y añade que (cuando eres niño más, pero de adulto tambien) a nadie le caen bien los protagonistas superperfectos de la muerte que nunca rompen un plato y tienes la receta perfecta para encajar en la imaginación colectiva infantil, dentro de unos años se vera que sale de esas mentes.

    Por lo demás a mi me has vendido la pelicula y trataré de echarle un ojo.

    1. Pues sin verla has explicado muy bien el atractivo de Elsa. Algo parecido me decía hace un rato mi amigo Kano en Twitter. Ella es el personaje del que se quieren disfrazar las niñas. Y no solo porque tiene poderes. Anna les interesa poquísimo.

    2. vista. de acuerdo en todo con una matización: “Let it go” es el mejor tema disney puro que he escuchado en años, es una canción del copón de define el personaje y a la pelicula como solo cosas como el “Hakuna Matata” o el “Bella y Bestia son” han conseguido. Dentro de 20 años jóvenes adultas lo cantarán en los karaokes de medio mundo. Me hace lamentar no tener ya edad para que me toquen la patata estas cosas. Btw, no sé como será doblado y maldito lo que me importa, pero si dice “libre soy” es para apedrear a alguien con el diccionario de oxford

  6. Ya conoces mi impresión de Frozen jajaja pero aparte de disfrutarla una barbaridad y de no pararme a pensar en estos posibles defectos que comentas (si no se notan, no deben ser tan cantosos) hay dos giros de guión que, en tu opinión, aparecen de la nada y para mí eran bastante previsibles: que Hans resulte ser el villano y que el amor entre hermanas sea lo importante al final.

    Lo de Hans me pareció evidente desde que Kristoff le dice a Anna que está loca por casarse con él sin conocerle (Disney ya nos adelanta que Anna se está equivocando, además la están metiendo en una encrucijada al tener a dos enamorados… uno sobra, y lo mejor para demostrar el error de Anna es que Hans sea malvado). Y el asunto de que el amor entre hermanas sea el clímax también me lo olía desde que los trolls le informan de que un acto de amor verdadero romperá su encantamiento (aunque casi me despistan con esa carrera de Kristoff por encontrar a Anna y besarla).

    En cuanto a lo de no tener un antagonista claro, me parece que es el punto fuerte de la peli y el motivo por el que sorprende tanto. Es más emocionante lo que le ocurre a Elsa que si tuvieran realmente un enemigo fuerte y común al que detestar.

    De todas maneras, me ha resultado muy interesante tu análisis. ¡Y sólo por ver a tu niña vestida de Elsa merece la pena que le guste tanto!

    P.D. Ya que ‘El rey león’ fue la película de mi generación, me veo obligada a matizar: Scar no resbala, Simba es el que le hace caer por el barranco y, una vez allí, las hienas le matan. El prota no se mancha las manos pero sí ha colaborado en el final del villano, es algo menos típico al resto de muertes Disney :P

  7. Je… es verdad, Simba “colabora”. No lo recordaba bien. ¡Y eso que la he visto varias veces este año! Pero es llegar el final y desconectar un poco. Quizá lo he confundido con el final del musical. También lo vi hace poco y es menos claro.

  8. Dando vueltas a lo de los antagonistas. Elsa para mí nunca fue mala sino un personaje confundido. El que hace esa función de antagonista al principio de la peli hasta que se destapa que en verdad es Hans es el señor bajito del reino vecino interesado en el comercio con Arendell. Es el que está empeñado en que Elsa es un monstruo y el que envía después a dos secuaces con Hans para acabar con “este invierno”. Eso sí, pensé que era un malo muy soso lejos de malos como Scar, Yafar y Hades(mi favorito). Al final resultó ser algo así como un cabeza de turco. Es malo pero no tanto.

    1. Si, la verdad es que es otro antagonista que no… otro falso antagonista en realidad, porque el pobre no tiene ni media torta, como personaje, quiero decir. Se pierde en la trama. Y tampoco es tan malo, claro, porque querer acabar con el invierno provocado por Elsa tampoco es que sea un plan diábolico. Lo que él ha visto de Elsa es que se ha vuelto loca, y ya. La verdad es que tiene tan poco peso que se me olvida.

  9. A mí me gustó Frozen, pero hay que reconocer que Dani Colman tiene mucha razón en muchas de las cosas que dice. Lo original de Frozen es que el clímax es el amor entre las hermanas, y poco más, porque lo de no acabar con el cantamañanas ya lo hizo Bella en su tiempo. Aunque lo de los hermanos también lo vimos ya en la preciosa y poco recordada Hermano Oso.

    Colman también dedica tiempo a explicar por qué Anna es la protagonista a pesar de que sea Elsa la que sufre la mayor transformación, y aquí también hay que darle la razón en que en ningún momento vemos a Elsa hacer nada para tomar control de sus poderes. Además, se intuye que tiene que haber un error en la película cuando las niñas quieren disfrazarse de Elsa y no de Anna porque todas quisimos ser Bella y no la señora Potts.

    Así que diferente sí, vale, lo es. Pero Disney ha hecho películas mucho mejores que ahora tienen muy mala imagen sin razón alguna. El conflicto de La Sirenita, a la que ponen a caer de un burro por convencional, es infinitamente más complejo que el de Frozen (el despertar sexual de y el hambre de independencia versus la familia, representada en el padre. Hola, Freud). ¿Que se enamora a primera vista? Sí, pero luego conoce al príncipe Eric antes de hacer el mongolo y casarse. Colman apunta muy bien que la última frase de Ariel es “Te quiero, papá”.

    En fin. Pues eso. Contar un buen cuento es difícil, y subvertir la narrativa tradicional es una apuesta muy arriesgada con la que Frozen pierde el encanto de La Bella y la Bestia y hasta de Rapunzel. Brave y Rapunzel me parecieron bastante mejores y no vi a la gente dando palmas por ahí. De hecho, como niña que ha crecido amando las películas de Disney, a mí me pareció que Rapunzel sí recupera el encanto de los grandes clásicos mientras que Frozen se queda a medio gas. No puede ser que en una película que es un musical fallen las canciones. Quitando Let it go no me imagino a las niñas cantando ninguna otra, y sin embargo nosotras nos sabíamos hasta la canción de Úrsula (“pobres almas en desgracia”, bendito doblaje original).

    1. Bueno, estoy de acuerdo en todo lo que dices salvo (en parte) en lo de las canciones. Vivo rodeado de niñas de entre 3 y 5 años que cantan con entusiasmo también la de Anna del principio del muñeco de nieve, y la de Olaf, además de Let It Go. Pero es cierto que aunque tiene canciones buenas, hay pocas, y les falta gancho. Nada que ver con los clásicos del dúo Menken/Ashman. Tampoco creo que sea culpa de los compositores, porque en la versión del CD que puede escucharse en Spotify con muchos extras, hay un montón de canciones descartadas que no están nada mal. Quizá pasa que igual que Frozen parece un cuento de príncipes y princesas que se siente culpable de serlo, también es un musical que a veces preferiría ser otra cosa. Es una película rara, rara. Y como con la Colman, totalmente de acuerdo en tu apreciación de La Sirenita.

  10. “Quizá pasa que igual que Frozen parece un cuento de príncipes y princesas que se siente culpable de serlo, también es un musical que a veces preferiría ser otra cosa”

    Lo has clavado. Es exactamente eso lo que le pasa a Frozen.

    Con respecto a las canciones, es un tema en el que las niñas mandan, y si ellas las cantan es que les llegan, aunque a mí me gustaran más hasta las de Encantados.

  11. A mí los primeros minutos me dejaron un poco de aquella manera. Más allá de que la hermana mayor tenga poderes y no se explique el porqué (¿una maldición de una bruja en plan “la bella durmiente”? Qué más da. Estoy dispuesto a vivir sin saberlo)… La aparición de los TROLLS (peor diseño de personajes ever, por cierto), forman parte del auténtico problema de la peli.

    El cómo curan a Anna… “eh, sí. La curamos, pero se va a acordar de todo, menos de que la otra tiene poderes”… What? ¿Borrarle la memoria de manera selectiva es la solución directa? ¿?

    Eso y que les digan a los padres: “uff… menos mal que no le ha dado en el corazón, porque si llega a ser en el corazón la palma” para luego, años después ser herida en el corazón y sacarse de la manga un: “bueno, vale… le ha dado en el corazón, pero oye… que hay otra solución”.

    Intento pensar en qué ganaban los guionistas con lo del borrado de memoria… vale, sí… la incomprensión y la sorpresa de Anna ante el secreto de su hermana durante toda su infancia, pero… Si supiera que Elsa tenía poderes habría tenido el mismo rechazo por su parte y al menos, en la coronación, Anna podría haber echado una mano para que no se le fuera de las manos el tema congelación, ¿no? Es decir, ambas habrían tenido un plan, habrían sido cómplices… podrían haber fingido que no pasa nada.

    Aún así, curiosamente la peli funciona y tiene un hallazgo precioso que es el MUÑECO DE NIEVE que les ayuda a recuperar el verano sin saber que eso le destruiría. Por un momento pensé que ese sería el auténtico sacrificio de amor, porque… joder, realmente LO ERA. Además, el conflicto de Anna y Kristoff de ocultarle la verdad para que les eche una mano a sabiendas de que le costaría la vida, me parece de un cabrón para dos protas Disney que me flipa.

  12. Yo sólo quería decir que: el momento en que entra la escena de la canción Let it go es uno de los giros que mas me han dejado con un nudo en la garganta en los 40 años que llevo viendo cine.

    Y me gustaría destacar lo de “el momento”, porque la sensación que me queda, de alguna forma, es que es una película que avanza muy “a trompicones” “a golpes” “a instantes de emoción”, que no sigue una narrativa muy “entrelazada”. Quizás eso sea debido a un guión hecho con prisas, fragmentario, y quizás de ahí viene su “modernidad”.

    Por cierto mi hija de 4 años cuando se aburre se pone la “pipa”, y en el caso de Frozen estuvo al borde de la butaca TODA la película, absulotamente alucinada ;)

  13. Estupendo post, David! Comparto todas tus apreciaciones sobre la peli. Ante todo, es una película “rara, rara”. Esto, en mi opinión, la hace decepcionante y atrayente, al mismo tiempo. Por un lado, el arco de los personajes (excepto el de Elsa, interesante caso de estudio como “protagonista/secundaria”) es muy pobre y por otro, a base de saltarse reglas básicas, acaba sorprendiéndote en su desarrollo y, como dices, “arreglándolo” casi todo en un final muy potente.
    Personalmente, además de la falta de protagonismo claro o, más bien, “equivocación” a la hora de descartar a Elsa como tal, lo que más me decepcionó fue el “desequilibrio musical” de la película. Los números musicales (desde la apertura con los bloques de hielo) hasta el “highlight” de “Let it go” son demasiado potentes, como para no marcar el tono y el ritmo general de toda la obra. Cuando salí del cine, me sentí frustrada, porque habían desaprovechado la oportunidad de hacer un gran musical como lo fueron en su día “La bella y la bestia”, “Mulan” o “La sirenita”. Pero bueno, lo cierto es que los niños han flipado con la película, así que igual, simplemente, es que Disney, casi sin saberlo, ha hecho una primera película “postmoderna” para un público que ya no tiene un canon clásico con el que comparar nada. O quizás no. Quizás sólo se sienten fascinados por un universo visual nuevo y muy muy potente que se condensa en el espectacular número de “Let it go” . Los niños lo visionan una y otra vez, porque además de una letra liberadora y una música ascendente, hay mucha magia y “efectos especiales”, además de un “before and after” espectacular con el look de Elsa… En fin, la pregunta es: ¿Visionarán tantas veces la película entera como están haciendo con el video de “Let it go”? ¿Aguantará el conjunto tantos visionados como los clásicos de Disney o Pixar? ¿Encontrarán ese placer reiterativo en una película basada en una secuencia de acontecimientos un tanto aleatoria en una historia donde la aparente protagonista acaba teniendo tan poco recorrido? ¿Vivirán, por ejemplo, con la misma intensidad el número musical romántico sabiendo que el príncipe azul es un mal bicho o querrán pasar esa parte rápido? Ya sé que la mayoría de nuestros hijos la han visto dos o tres veces en el cine, pero aquí estamos hablando de aguantar una media de 20/25 visionados, que es lo que los niños acostumbran a hacer con esas películas que luego se convierten en sus “Starwars” y “Toy story”. En fin, la respuesta en pocos días cuando empiecen a pedir el DVD, que ya sale a la venta… o en unos años cuando descubramos si “Frozen” fue una buena película de temporada o se convirtió en un clásico generacional…

  14. Bueno, no se si alguien lo habrá dicho en los comentarios porque no los he leído, pero con respecto a una parte de tu artículo diré:

    En la parte en la que Elsa aprendió a controlar sus poderes, dices que no sabes cómo aprendió a controlarlos, pero te lo dicen al principio de la peli: Si sucumbes al miedo los poderes se descontrolarán. Por eso al principio ella los controlaba y a raíz del accidente con Anna deja de hacerlo paulativamente hasta ese punto de la peli en la que vuelve a controlarlo porque ha perdido el miedo otra vez.

  15. Buenos días, ya hace mucho tiempo que el post no tiene comentarios, que por cierto és fantástico.
    Escribo sobre el mismo porque os contaré un hecho que ahora ha nacido y hemos averiguado, resulta que mi hijo tiene ahora 16 años y vió esta película a los 14, pues bien, algo tuvo que tener el film que durante 3 meses estuvo escribiendo un boceto de dicha película con textos y dibujos alucinantes, e incorporando un nuevo personaje a la película que era el mismo, supongo que para darle un especial sentido, en algunas acciones.
    La verdad que el boceto és espectacular com más de 50 páginas y dibujos que parecen nacidos de la misma película…
    Quisiera preguntaros si conocéis algún sitio donde puede dirigirme para poder enseñar dicho boceto. Guionistas, ilustradores de la peli…

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