FIRMA INVITADA: PENE SOMOS TODOS

Por María José Rustarazo.

Vamos… confiesa. Si todos los que leemos este blog nos hemos imaginado alguna vez aquí:

Vale, quizás no recogiendo el Oscar a Mejor Actriz pero… bueno, sí… yo unas cuantas veces, no os voy a engañar; pero el de Mejor Guión muchas veces más.

¿Qué quién soy yo? Mi nombre es María José Rustarazo y soy guionista desde hace 5 años. Los mismos que llevo trabajando en Bambú Producciones, la empresa que me brinda la oportunidad de poder soltaros hoy este charlón. Así que… SÍ, soy lo que estás pensando: una guionista “de la casa” (y a mucha honra); una guionista de máster de las que tienen “la suerte de quedarse” (bienvenida sea). O lo que viene a ser lo mismo: una especie en extinción (a estas alturas de la crisis, claro). Pero como me niego a ser un bicho raro, he decidido exponer mi vida (y mis vergüenzas) en modo ramera de la atención con un objetivo claro, trasmitir el mensaje de optimismo: Compañeros de masters, cursos varios o autodidactas avispados… por oscuro que lo veas ahora mismo, hay luz al final del túnel. Y mis inicios son el mejor ejemplo.

Para la humilde (muy humilde) andaluza criada en La Carolina, estudiar Comunicación Audiovisual era una locura. Pero lo hice. Cinco años más tarde terminé la carrera sabiendo un poco de todo, pero sin entender mucho de nada. Solía escribir y hacer los guiones de… de todo, vamos. Cortos, documentales, programas… todo lo que cayera en mis manos durante la carrera. Y supongo que ésa sería la fuerza que hizo que un día, casi por casualidad y en plena crisis postcarrera, llegara a la web del Máster de Guión de Salamanca.

El Máster es, sin duda, el mejor de España en relación calidad/precio, pero no nos engañemos. Ni ese ni todos los demás son la panacea. Os seré sincera. Aunque llegamos a trabajar cerca de unos 10 compañeros en distintas series, a día de hoy solo hemos sobrevivido 2 guionistas. 2 de 22, calculad el porcentaje (pu** crisis de los coj****). Aún así, pasar por el máster cambió mi vida. En concreto lo hizo una ponencia. La de Ramón Campos. Ahora todos sabréis quién es pero entonces era prácticamente un desconocido. Le acompañaba David Martínez (el jefe de ficción de TVE de aquella) y hablaron de un proyecto que se estaba preparando en Bambú. Una serie de ladrones para la 1, “Guante Blanco”.

A riesgo de sonar “cheesy”, salí de aquella charla diciéndome a mí misma: “Tengo que trabajar ahí” (no es coña). Ramón hablaba con una vehemencia que no dejaba a nadie indiferente y cuando prometió una prueba, lo tuve claro. Pero ¿por qué preferir estar en una empresa pequeña que “a saber qué es de ella” a querer entrar en una de las grandes (Globomedia style)?

Y ahí va mi primer consejo: cuando empiezas en esto, la empresa más grande puede que no sea la mejor puerta a la que llamar. Me explico. En 2008, Bambú Producciones era una empresa recién llegada a Madrid, con sueños y ganas de comerse el mundo, pero que contaba con una estructura pequeña y familiar. En ese sentido, estaban dispuestos a confiar y enseñar a sus recién llegados. Todo lo contrario de lo que puedes encontrar en una empresa grande, con 3 o más series en parrilla, que ni tiene tiempo ni ganas de hacer de sus becarios, guionistas. Les basta con exprimir sus ideas hasta que llegue el siguiente.

Claro que esto no fue algo que racionalicé en el momento. Es una conclusión que saqué mucho después. Primero tuve que hacerlas pruebas de guión en Aida, La familia Mata y Los hombres de Paco, ver que mis compañeros que fueron escogidos y que no estuvieron más de tres meses en plantilla, mientras que yo seguía currando en la pequeña Bambú después de haber hecho la prueba.

Lo que me lleva directamente a mi segundo consejo: haz todas las pruebas que te lleguen o consigas, al precio que sea. La prueba de Bambú fue muy dura y nos pilló a todos a contratiempo (pleno agosto). Tiempo después descubrí que solo la habían hecho 9 compañeros. ¡9! Yo me había pasado una semana de mi beca en Londres encerrada en una habitación minúscula escribiendo una prueba de ¡30 páginas! mientras mis colegas disfrutaban deambulando por el Soho, ¡¿y solo la habían escrito 9?!. Compañeros, circunstancias las hay, todas las del mundo. Pero imagina que cada prueba que llega es la última. Como lo fue la de Guante en el caso de mi promoción, creo recordar… por desgracia.

Finalmente fuimos seleccionados dos de los nueve (¡9! Ya sí, yo tampoco puedo creerlo) y empezamos un periodo de prueba de 1 mes. De esta etapa, recuerdo que estas fueron mis sensaciones: nervios, nervios, nervios… corte… uy, que corte… ah, y qué nervios otra vez. Cuando pasó todo y decidieron quedarse conmigo, tuve que pararme: ¿qué les habrá hecho quedarse conmigo? En lo que a mí respecta, esto es lo que saqué en claro:

  • No intentar demostrar todo lo que sabes YA. La ansiedad puede llevarte a querer imponer tus ideas y convertirte en… en un pesado. La gente con la que trabajas sabe más que tú (por norma) y debes relajarte pensando que los momentos de demostrar la valía irán llegando. Poco a poco, tu sabiduría irá saliendo sola, libre de tensión. Cuando quieras darte cuenta, tus compañeros ya estarán convencidos de tu talento. A veces mucho antes que tú.
  • Sé útil. A veces los guionistas a tu alrededor tienen tanto curro que no tienen tiempo para atenderte. No te sientas mal por eso y haz que ese tiempo sirva de algo. Haz esquemas, resúmenes, dosieres de información… Puede que no estés disparando ideas, pero no estarás parado. Valorarán tu trabajo y tu entrega a la causa.
  • Buenrollismo como mantra. Si algo he aprendido es que este trabajo es, a partes desiguales, talento, trabajo y… psicología. La capacidad de entenderse con el otro y la facilidad de crear un buen ambiente de trabajo es casi tan importante como tener las mejores ideas.
  • Aprende a reciclarte. No existen las ideas perfectas. De algunas solo vale un poco, de otras nada. Muchas se complementan, se destruyen, se retroalimentan. Una serie son muchas voces y cuanto antes aprendas a dialogar en ese sentido, mejor que mejor. Pero que renunciar a tus ideas o modificarlas no te hunda. Haz tuya la nueva y no dejes de ilusionarte con un material que os pertenece a todos. No lo olvides.

Y con esas premisas seguí currando en Bambú. Pasé de ayudante de guión en Gran Reserva a guionista tras haber desarrollado Hispania con Ramón Campos. Desde entonces he escrito un chorro de sinopsis y decenas de proyectos. He escrito largos y participado en series como Imperium, Gran Hotel o Galerías Velvet. De todo. Tanto que ya sí que puedo decir que de los sueños se vive. SOY GUIONISTA.

Y mi familia, orgullosa, ya no se acuerdan de “la niña” que se pasaba horas pegada a la tele viendo series (sí, estaban convencidos que tenía un problema de adicción), se alquilaba todas las películas del único videoclub del pueblo y se sabía el nombre de todos los actores del mundo. Porque compañeros, guionistas en ciernes, los que soñáis con dedicaros la vida dándole a la tecla y creéis que es imposible: está jodido y a veces mueres en el intento.

Pero mejor morir luchando. Piensa que si yo estoy aquí, tú también puedes. Que yo no tengo nada de especial. Lo único que hay que hacer es BUSCARSE LA SUERTE (ya sé que ahora es más difícil que nunca pero ¡resiste!), TRABAJO duro, AMAR MUCHO ESTE MUNDILLO y… vale, un poco de TALENTO no está de más.

Y ahora cada vez que recreo el momento Penélope (en mi ducha), miro a la pantalla (la mampara), cojo el Oscar (champú) y pienso: “Si “a little girl from Alcobendas” pudo, ¿por qué yo no?” Al fin y al cabo Pene es… lo que somos todos, ¿no?

11 comentarios en «FIRMA INVITADA: PENE SOMOS TODOS»

  1. Hola María José,
    Me alegro mucho de que te vaya tan bien. Siempre es una alegría saber que algún ex alumno ha conseguido llegar a ganarse la vida como guionista.
    Lo que has contado me ha hecho pensar en algo a lo que llevo dando vueltas varias semanas: y es que la realidad es que muchos de quienes han estudiado guión y después no consiguen ganarse la vida como guionistas nunca llegan a intentarlo realmente. Dicen que quieren escribir cine y jamás terminan un guión de largo, o, como has explicado tú, quieren entrar en televisión y cuando llega el día de entregar una prueba, no la escriben. A mí es algo que me frustra mucho como profesor. Todos los años doy clase a gente con talento, que creo que podrían llegar a escribir profesionalmente, pero casi siempre, cuando vuelvo a encontrármelos después de unos años y les pregunto si por lo menos han llegado a terminar algún guión, la respuesta suele ser un avergonzado “no”. Y me pregunto cómo podríamos hacer para romper esa tendencia. Es cierto que una vez fuera de los cursos, másteres, etc. es más difícil estar motivado, pero también creo que pesa mucho el miedo al fracaso, muchas veces un miedo inconsciente, porque claro, si no lo intentas no puedes fracasar. Y vaya, que también es cierto que solo con intentarlo no vale. La triste realidad es que puedes tener talento y ser trabajador y no conseguirlo. Hace falta suerte (una suerte “buscada” como la que tuve yo al cruzarme en el camino de Guillermo del Toro o tú con Ramón Campos). Y a veces ese golpe de suerte no llega nunca. O si llega no sabes aprovecharlo. Además de que claro, no hay sitio para todo el mundo. Esta industria da para lo que da.
    En fin… quizá en los másteres, además de profesores de guión, debería haber psicólogos para intentar que el peor enemigo de los alumnos no acaben siendo ellos mismos.
    Madre mía… que rollo he acabado soltando.
    Me ha gustado mucho leer tu texto, de verdad, y espero que los que están ahora en la misma situación que tú tomen nota y les sirva para motivarse.
    Y ah, no te quites méritos, si sigues en Bambú y has escrito tantas cosas seguro que es por muchas más razones que por ser dúctil y buenrollera.

    1. David… Gracias por tus palabras. Estoy totalmente de acuerdo contigo y a raíz de lo que comentabas, pensaba en cierta situación que tiende a reproducirse entre guionistas que provienen de masters y cursos. El “apalancamiento”.
      Una vez encontrado el hueco, ¿para qué moverse? Es un cierto conformismo que hoy día se agrava con la situación de crisis. La desidia vence al guionista “masteriano” y a veces puede perjudicarlo hasta el punto de que cuando las cosas le van mal, no sabe dónde acudir (no tiene los contactos suficientes, no se ha movido por el mundillo y no se ha dado a conocer). Y si digo todo esto es porque yo muchas veces he sentido merodear ese “apalancamiento”.
      Durante mi tiempo aquí, muchos compañeros con los que he coincidido me han comentado que no puedo quedarme en Bambú toda la vida, que debía abrir mis alas, expandir tus horizontes para ser mejor guionista. Yo sinceramente no me he movido porque no quiero estar en ningún otro sitio. Ahora mismo no tengo esa necesidad y siento que estoy donde debo estar. Para mí, ese acabar con el apalancamiento no es tanto abandonar la empresa en la que estas (porque si estás bien, ¿para qué moverse?), si no hacer cosas, TUS cosas. No olvidar lo que te hizo meterte en esto y seguir escribiendo en casa (cortos, poemas… lo que te apetezca) que cuando uno entra en el mundo laboral, le cuesta. Pero el guionista masteriano debe despertar en ese sentido, si no, le quedan pocas horas de vida aquí dentro.

      Y después del charlón, me retiro. Un saludo David. Nos vemos.

  2. Gracias por el post María José, totalmente oportuno.

    Yo debería encontrarme en una situación parecida a la tuya, pero no es así pese a que también hice el Master de Salamanca (el cual no puedo dejar de recomendar).

    Y digo que no lo estoy porque en nuestro año -y creo que en el anterior-, no ha habido ninguna prueba de guión para ficción (en nuestro año ha habido una para un programa de entretenimiento). Y no solo eso, hace dos años terminé un postgrado con la ESCAC (por formación no será) y hablé con Bambú -entre otras prods.- solicitando prácticas y/o becas etc, y ninguna mostró ni si quiera interés. Quiero decir con todo esto, que la situación es muy complicada actualmente y lo normal es que la gente abandone, se canse o se desespere.

    Aprovecho que se está hablando de este tema, para reclamar más atención a la gente que está saliendo de estos Masters, que se cuente con ellos, un becario nunca puede o debería molestar y ficción a día de hoy se está haciendo. Cierto es, como ha dicho David, que el hueco es el que es, pero si no nos preocupamos de regenerar el sector mal nos irá en el futuro. Se nos llena la boca hablando de industria, sindicatos y cosas así, pues esto también es una cuestión gremial, si en su día Bambú no hubiera hecho esa prueba, Maria José no estaría en Bambú hoy y creo, como creo que ha querido decir David, que seguro que es una pieza clave en esa empresa.

    P.D. En serio??? Solo 9???

  3. Muy bonito tu post! Para mí trabajas en una de las mejores productoras de este país! Muchas Ganas de ver Galerías Velvet y todo lo que hagáis. Menuda vais a liar con Fox Studios y BBC!!
    P.D: yo también quiero currar en Bambú ni que sea de chica de los cafés xD!

  4. María José, me ha gustado mucho lo que has explicado. Felicidades por el interesante artículo.

    Efectivamente hay que buscar la suerte esté dónde esté. Desgraciadamente considero que se ha perdido un poco el norte en esta búsqueda (por llamarlo de algún modo) y siento que los aspirantes a guionistas hemos acabado “pidiendo limosna” a las productoras en lugar de haciéndonos de valer. Y esto entronca un poco con el comentario de David Muñoz.

    He estado en cursos, jornadas y otras formaciones relacionadas con el guión, pero en la actualidad me da la impresión de que hay una tendencia exagerada a intentar hacerse de notar en redes sociales, hacer contactos que te puedan “enchufar”, o conseguir el correo electrónico de alguien que quiera leerse tu carta de presentación y tu currículum en lugar de tu guión (más que nada porque no lo tienes).

    Es una simple reflexión fruto de la observación y de mi experiencia, pero… ¿a dónde queremos llegar si no somos capaces de escribir nuestros propios proyectos?

    Analizo cómo actúa el personal y lo que veo es que:

    1) No estudiamos para aprender, sino para conseguir el “padrino” que nos vaya a dar trabajo. ERROR.

    2) No escribimos por iniciativa propia, mejor esperar una prueba de guión u oportunidad concreta. ERROR.

    3) No se molesta (casi) nadie en escribir, sino que es más fácil tratar de hacerse notar por blogs, Twitter, LinkedIn, Facebook, etc. ERROR.

    4) No somos autocríticos y directamente nos pensamos que escribimos a la altura de los guionistas de primer nivel. ERROR.

    5) No vemos películas, ni series españolas, aunque queremos trabajar en ellas. Es más, despotricamos sobre todo el producto nacional (a veces incluso sin verlo). ERROR.

    6) No nos adaptamos a nuestro mercado, aspiramos a trabajar en la HBO, Showtime, AMC… ERROR.

    7) No somos capaces de generar nuevos contenidos. A veces simplemente queremos reciclar un relato o una novela a través de un documento de venta de un par de páginas (la ley del mínimo esfuerzo). ERROR.

    8) No peleamos por nuestra oportunidad, preferimos lamentarnos por la falta de éstas, la crisis, el gobierno, bla, bla, bla. ERROR.

    9) No tenemos un “book” para mostrar nuestro trabajo, sólo la promesa de tener buenas intenciones en caso de que nos llamen para una entrevista. ERROR

    10) Y para acabar, no somos capaces de escribir un solo guión por nuestra cuenta, aunque queramos trabajar de guionistas y hayamos pagado un máster del tema. ERROR.

    Simplemente es mi opinión personal y una reflexión. Siento haberme desviado un poco del tema y espero no haber molestado a nadie. Es lo que llevo viendo en los últimos años y me parece muy triste.

    Espero y deseo que se den oportunidades como la que tuviste, María José. Pero obviamente tú vales y te hiciste de valer; hoy día creo que no sabemos gestionar nuestro propio talento.

    Un abrazo y gracias.

    1. Cuanta razón tienes Rubén y por el comentario de Chico parece una cuestión cada vez más generalizada.
      Esperemos que ese “tópico” que describes no nos acabe devorando al resto, a los que sí escribimos.

  5. Un placer leerte, María José. Me alegro de que todo te vaya tan bien. En cualquier caso, no te confíes. Es un mundo en el que nunca tienes asegurado nada. Hoy estás arriba y mañana abajo. Hoy no tienes trabajo, quizá mañana sí. Lo importante, como dices, es no desfallecer y saber sufrir. Porque sí, somos unos sufridores. Hace poco conocí el término resiliencia y creo que a los guionistas nos viene al pelo. Es importante saber sufrir todas las decepciones y, mientras tanto, disfrutar del proceso, que, claro, es lo que más nos gusta.

    Explico mejor este concepto aquí, en mi web:

    http://creamundi.es/la-resiliencia-de-los-creativos/

    Por cierto, enhorabuena a los de Bambú por esos proyectos en EEUU y UK. Tenemos que internacionalizarnos todos porque si no estamos perdidos.

  6. Me ha hecho cierta ilusión leer este post, y sobretodo el mencionar a Bambú y por ende a Ramón Campos. Más que nada porque somos del mismo pueblo y conozco su historia, este mismo verano ha estado en Noia con el preestreno de Galerías Velvet, de hecho. Me alegra mucho que haya sido él quién haya dado esa oportunidad y que haya crecido de esa manera. Sin currar duro, desde luego, no se consigue.

    Por tu parte, es muy inspirador leer tu caso. A mí me queda incluso un poco grande (cero estudios en cualquier cosa) pues lo poco que voy aprendiendo es a base de comprarme libros y leer guiones (con la dificultad que conlleva conseguirlos en Español). A eso, hay que sumarle que en Galicia es prácticamente inexistente la formación de cursos de cualquier cosa relacionada con el audiovisual (salvo las masterclass que organiza AGAG).

    Mi más sincera enhorabuena.

    PD: A quién te diga que cambies de aires, que no puedes estar toda tu vida en una misma empresa, ni caso, te lo dirán porque a ellos no les han dado esa oportunidad y nunca han estado a gusto en dónde han estado.

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