FIRMA INVITADA: JUST DO IT! (COMO SI FUERA SENCILLO)

por Nacho Faerna

No guru, no teacher, no method.
VAN MORRISON

Nota previa: Este artículo (y los emails a los que se refiere) fueron escritos antes de que Syd Field falleciera. Sin embargo, esta luctuosa noticia ha provocado la aparición de muchos comentarios en internet a propósito de la utilidad de los manuales de guión. Por ello me parece aún más pertinente la publicación de estas opiniones, que se suman al debate sobre este asunto.
 
Paradigma Syd Field

El otro día, dos compañeros se cruzaron una serie de mails sobre la utilidad de los manuales de guión en una conversación en la que estábamos copiados otros guionistas. No daré sus nombres, porque no creo que su identidad añada ni quite valor a sus interesantes opiniones. Sólo diré que son dos guionistas de larga experiencia tanto en cine como en televisión, y que ambos imparten clases habitualmente. O sea, que saben de lo que hablan.

Voy a copiar y pegar sus dos primeros mails sin apenas edición por mi parte; la mínima imprescindible para eliminar alusiones o ejemplos personales que no vienen al caso. A estos dos mensajes siguieron algunos más (de los que copio extractos) en los que ambos guionistas fueron acercando posiciones, demostrando que en el fondo ambos tienen razón. Eso es lo que pensé yo cuando los leí, que estaba de acuerdo con los dos, y por lo que me parece interesante compartir y comentar sus reflexiones aquí.

Mail guionista A

Yo es que soy muy de manuales.

Vamos, no es que me apasionen, pero el discurso anti manuales últimamente me disgusta. Estoy un poco harto de profesores de guión que reniegan de los manuales (y no va por ti, Guionista B), que dicen que escribir guiones no se enseña (si es así, no sé qué hacen dando clase) y que desprecian las escaletas, por ejemplo.

No podemos comportarnos como si no se hubieran escrito muchas cosas ya sobre guión, o sobre escritura dramática en general, como si no formáramos parte de una tradición, como si cada vez que nos sentamos delante de un ordenador estuviéramos inventando la rueda.

Y los manuales lo que cuentan es lo que ha pensando otra gente antes que nosotros sobre esto de escribir.

Los hay buenos, malos, y regulares, pero para mí la actitud anti manuales es una actitud anti cultura.

Me dan envidia los actores. No hay ni uno que no sepa lo que es un conflicto, o un objetivo. Ni uno.

¿Supuestos profesores de guión que no conocen su oficio?

A patadas.

Y así tenemos los resultados que tenemos.

La técnica sirve para poder expresar la emoción. No la constriñe.

Pero nada, las escuelas llenas de “profesores” de guión que no enseñan nada porque “no hay nada que enseñar”.

Mail guionista B

Yo estoy en contra de los manuales. No de los libros de guión. Ni de lo que escriben los guionistas sobre cómo trabajan, cómo escriben, a qué problemas se enfrentan, las herramientas que utilizan, cómo se dan siempre cabezazos en los mismos sitios.

Yo soy totalmente pro cultura y por eso soy anti manuales.

Los manuales de guión son algo tranquilizador, simplificador, reductor, tanto que al final no dicen más que perogrulladas que se pueden contar en cinco páginas. Tonterías que luego sueltan ejecutivos de la cadena como papagayos sin entender nada de las historias, ni de cómo funcionan. Armas para el enemigo.

Me parece que además da una falsa sensación de seguridad, de creer que sabes, piensas que con entender algo ya sabes hacerlo, y no es así.

Es una herramienta para forenses, para analizar cadáveres, no para dar vida.

Que sí, que para estudiar medicina tienes que ver algún muerto, pero eso es el primer año o el segundo… Los cuatro siguientes, más los del MIR, te los tiras pegándote para intentar comprender el rollo ese del milagro de la vida y cómo hacer que la gente no se muera.

Cómo decía alguien listo que no recuerdo, a escribir guiones no se enseña, pero se aprende… escribiendo.

Y si en ese aprendizaje alguien te puede echar una mano, pues genial, pero al final el curro lo tienes que hacer tú, los errores los tienes que cometer tú, y la gilipollez de los tres actos es algo que se tarda tres minutos en comprender, y cuando te pones a escribir es siempre el mismo infierno. Divertido, pero un infierno.

Yo a Syd Field, Mckee y compañía los sentaba en una silla y les decía: “Tienes un año para escribir un buen guión. Syd, si tu guión no le mola a Mckee, te mato. Robert, el colega Field se va a leer lo que escribas. Si le encuentra algún pero… degollado”.

Y dicho esto, ya acabo, estoy básicamente de acuerdo contigo. El otro día citaba (un dramaturgo y profesor), del que aprendo a cubos, a un sabio que decía de la gente que quiere escribir sin reglas, totalmente libre: “Si escribes sin seguir unas reglas conocidas, escribirás siguiendo unas reglas que desconoces”.

Qué gran verdad.

Más adelante, el guionista B añadía:

No hay reglas para que una peli sea buena. Eso es lo que creo que hay que decir a la gente respecto a los manuales. ¿Está bien que tu peli siga una estructura clásica que está en una tradición, un código que la gente entiende más rápido, que tenemos ya casi en el hardware? Pues sí, pero eso no es todo, ni mucho menos.

Y el guionista A respondía:

Yo creo que conocer las reglas básicas, o cómo se suelen escribir las historias en un determinado medio, es necesario. Que sí, que luego hay que escribir, pues claro. Pero tener algunas ideas en la cabeza te ayuda. Yo la mitad de las veces cuando estoy escribiendo un guión y no funciona es porque no he respondido bien (o creo que he respondido bien y no es así) alguna pregunta básica tipo: “¿Qué quiere el personaje?”. A ti muchas cosas te parecerán perogrulladas. Pero te lo parecerán porque las sabes. Te aseguro que el 90% de los alumnos que se supone que han estudiado guión se van de las escuelas sin saberlas. Igual lo de los tres actos. Vale, son cinco minutos. Pero cinco minutos que en muchos casos no se han empleado en eso. Conocer la teoría no te convierte en guionista. Pero te facilita las cosas.

A lo que el guionista B replicaba:

La movida es cuando estás en el follón y tienes que ver si has de respetar a ¿Syd Field, el género, a McKee, el materialismo dialéctico? Pues eso se llama intuición y es lo que un guionista tiene que encontrar trabajando mucho y currando mucho y, claro está, sabiendo mucho de las herramientas para construir historias.

Y para mí esa es la diferencia fundamental entre lo que estamos diciendo (el Guionista A) y yo. Que no es para tanto.

Yo prefiero decir herramientas. No reglas.

Vamos, que utilizar una estructura tradicional y clásica te puede ayudar a contar tu historia, pero a lo mejor lo que tú quieres contar necesita de otra estructura. Que es fundamental que sepas que si usas esa estructura no convencional tendrás más dificultades en ciertos puntos y lo mismo no será tan universal. Pero es eso: una herramienta, algo que te ayuda a ti a contar tu historia, y no algo a lo que tú tengas que supeditarte para meter tu movida en ese marco.

Lo mismo que supongo que un buen pintor debe controlar muchas técnicas y saber cómo pintaban otros y conocer la historia de la pintura, pues igual para el guionista.

Pero primero está tu historia y lo que tú quieres contar y luego las herramientas para conseguir eso.

Hasta aquí las reflexiones de A y B.

Como decía más arriba, yo creo (y ellos también, estoy seguro) que los dos tienen razón y que sus afirmaciones sólo difieren en matices. Tiendo a estar más de acuerdo con B en que la mayoría de manuales presenta el proceso de escritura como algo mucho más metódico y procedimental de lo que en realidad es. No hay fórmulas, recetas, reglas, pasos a seguir. Hay unas herramientas y ciertos criterios a la hora de usarlas. Coincido con A en que tenemos que conocer a fondo cómo afrontaron otros la escritura, estudiar cánones que pertenecen a nuestra tradición y a nuestra cultura para extraer enseñanzas que nos serán útiles incluso fuera de esos cánones.

A menudo cito el decálogo de Sister Corita, una monja y artista plástica de los sesenta que impartía clases de arte en California y cuya “regla número 8” dice así: “No intentes crear y analizar al mismo tiempo. Son procesos diferentes”. Pues bien, muchos manuales confunden ambos procesos. Los mejores son, en mi opinión, los que son conscientes de esta diferencia. Pero lo que dice Sister Corita es que no intentes hacer las dos cosas al mismo tiempo, no que renuncies a ninguna de ellas. Del análisis se pueden sacar muchas conclusiones que después puedes aplicar al trabajo creativo.

El decálogo de la Hermana Corita. Atentos a la Regla número ocho

El decálogo de la Hermana Corita. Atentos a la Regla número ocho

Escribir guiones es un oficio, y todos los oficios se aprenden practicándolos. La repetición es fundamental. Y, como en todos los oficios, ayuda tener a alguien cerca que lo conozca de primera mano, un tutor, para que te oriente en el aprendizaje. En mi opinión, es fundamental que esos tutores conozcan el oficio desde dentro, que lo ejerzan activamente. Algunos de los manuales de guión más célebres han sido escritos por personas que conocen la teoría, pero desconocen el oficio. Quizá su éxito radique precisamente en ese desconocimiento: prometen resultados. La práctica, sin embargo, nos enseña que los resultados no dependen sólo de fórmulas y procedimientos. Requieren trabajo, reescrituras,… tiempo. Es muy tentador pensar que basta con leer unos cuantos manuales y con acudir a un curso intensivo para saber cómo se escribe un guión. Pero no es cierto. El marco ideal para el aprendizaje sería un taller, un grupo de trabajo que se reuniera semanalmente durante un plazo de al menos seis meses y desarrollase las historias de los participantes bajo la tutela de un guionista experimentado. Desgraciadamente, parece más popular y atractivo acudir tres días a escuchar a un gurú que predica con la seguridad del que sólo ha visto los toros desde la barrera.

Como dice A, aprende todo lo que puedas sobre la escritura dramática.

Como dice B, no confundas entender cómo funciona con saber hacerlo funcionar.

Pero sobre todo, independientemente de lo que digan A y B, sigue su ejemplo:

Escribe sin descanso.

6 comentarios en «FIRMA INVITADA: JUST DO IT! (COMO SI FUERA SENCILLO)»

  1. Dominar el arte de la ingeniería narrativa no se consigue leyendo únicamente los clásicos manuales de guion de Field, Seger, McKee, Snyder, o Sánchez-Escalonilla (de todos, me quedo con éste último), por mucho que uno se ponga también a escribir.

    Para interiorizar cómo funciona esta delicada pieza de orfebrería que es un guion (uno bueno, me refiero), uno debe beber de muchas más fuentes, de la vida en general y del guion en particular. Con respecto a estas últimas, hay que conocer a Vogler, Egri, Carroll, Tan, Murray Smith, Tobias, Page, Sanz Magallón, Howard, Bordwell, y sobre todo tener los suficientes conocimientos de psicología que te permita que tus personajes cobren vida. Sólo leyendo reflexionando, e INTERIORIZANDO sus conocimientos uno podrá estar en disposición de acercarse a la comprensión del sistema de relojería interno de un guion. Los manuales de guion son una primerísima lectura (de playa, como yo suelo decir), que no hacen sino rascar la superficie. No existen “hojas de ruta” para un guion, y quien crea que la estructura lo es, se equivoca, puesto que no se trata más que de uno de los muchos elementos que hay que dominar. Tu casa puede tener buenos cimientos, pero si la decoras mal acabará siendo una casa fea.

    Y por supuesto leer no basta. Hace falta tener una actitud proactiva, analizando trabajos ajenos y los tuyos propios, obteniendo críticas y opiniones valiosas de lo escrito. De otra forma es muy difícil ir mejorando.

    Esto es una carrera a largo plazo. Quien quiera coger atajos acabará perdiéndose en el bosque.

  2. Creo que es obvio que leyendo manuales no aprendes sin pelearte en la práctica, pero he de decir que sin haber ido nunca a un curso de guión, ni charla de gurús ni parecidos, estos “manuales” a mí me ayudan, y mucho, a saber por dónde empezar.

    Lo ideal sería asistir a un curso durante “x” meses y ser tutelado, pero no hay dinero, ni facilidades. Y el interés, las inquietudes y la pasión quieren salir y convertirse en palabras, pero sin estos manuales para alguien totalmente ajeno al ámbito profesional de guión, sería imposible empezar.

    Una vez que, en mayor o menor medida, aprendas a empezar, lo demás es trabajo de uno mismo, y talento. Luego ya me daré de bruces contra el hormigón, pero me volveré a levantar, pero he podido al menos saber cómo poner la primera palabra.

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  4. El caso es que a mí, como aprendiz del guion, la lectura de manuales sí me ha servido. Los profesores que he tenido han insistido mucho en que éste es un trabajo intuitivo y quizás por ello los he leído con una pizca de recelo. Pero no habría podido empezar sin leer alguno, tampoco demasiados. Igual que estudio estudio y analizo el trabajo de los demás para coger lo que me gusta y desechar lo que no, así leo los manuales. Incluso si tienes tutores que te vayan guiando, pueden darte nuevos puntos de vista a tener en cuenta. Eso sí, hay que leerlos con espíritu crítico.

    PD Nunca pensé que estaría de acuerdo en algo con una monja, pero sí y no sólo en el punto ocho :D

    1. Lo unico que he sacado en claro al escribir es que debes saber lo que estas haciendo para saber si lo estas haciendo bien, de otro modo la incertidumbre volvera debil a tu trabajo y te orillara a buscar soluciones externas a tus objetivos iniciales desde lo mas tecnico hasta lo mas artistico y rompedor

      Si no sabes lo que has hecho ¿Como podrias confiar en que lo has hecho bien?¿Como podrias juzgar si lo has hecho mal?

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