CARTA A MONTORO

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Querido Ministro:

El otro día usted dijo que “Los problemas del cine (español) también tienen que ver con su calidad”.

Amortiguando el impacto de los recortes o la brutal subida del IVA al 21% sobre la situación actual, usted lanzó su opinión personal para justificar la línea revanchista e insolidaria de la política cultural (o acultural) de su gobierno.

Es verdad que en medio de recortes tan severos y tan drásticamente inhumanos como los que han ejecutado en sanidad o educación, el cine parece un asunto menor, y que si a usted no le altera que, debido al copago sanitario, enfermos de cáncer dejen de tomar su medicación, ¿cómo va a solidarizarse con las gentes del cine?

Lo preocupante de personas como usted, o como el ministro de Justicia, es que transforman la mayoría absoluta de su partido en un cetro que les otorga el poder de convertir sus opiniones en hechos, sin pasar por el programa electoral ni por el sentido común. No es democrático, señor Montoro, esgrimir opiniones para explicarle a los ciudadanos por qué se hacen las cosas. Además es peligroso. Imagine que nos da por extrapolar y pensar que, Dios nos libre, todo lo que hacen obedece a sus santas opiniones. Que no les da la gana que los pobres accedan a la universidad. Que recortan las prestaciones sociales a los inmigrantes porque no les gustan. Que no quieren que la sanidad sea pública y universal porque el dinero está para dedicarlo a otras cosas más importantes que mantener a la gente con vida.

Las políticas se piensan, se maduran y se votan, no son fruto de simpatías o antipatías personales, y si lo son, tengan al menos la decencia de disimular o poner excusas mejores. Desde el extranjero ven claramente lo poco que le gustan nuestros cómicos al gobierno. Porque no les basta con dejar al cine español al borde del precipicio, sino que desean encima sumar votos al aplastarnos. Este es el país que dejarán: un lugar en el que el artista no solo no es protegido, sino perseguido. Y como a todo buen personaje, a usted motivación no le falta: ahorra (una miseria) neutralizando un foco de disidencia. Lo que no sé si sabe es que al margen de la crítica, el cine también genera ingresos, negocio, cultura, prestigio, turismo y promociona su querida “Marca España”.

Por fortuna, no todo el mundo se cree los hechos falsos que los enemigos del cine repiten con la intención de que parezcan ciertos, como bien ilustra este artículo.  Por fortuna, los miles de empleos directos que dependen del cine corresponden a personas que aman este oficio a pesar de los pisotones, el desprecio, la maledicencia y la incertidumbre y va a hacer falta algo más que una política anti-cineastas para que tiren la toalla.

Aunque bien pensado, si cuando los salarios no paran de bajar a nuestro alrededor, usted afirma que “crecen con moderación”, quizá cuando hable de falta de calidad esté expresando precisamente lo contrario, y lo que quería decir es que le encanta el cine español. Si es así, mil perdones.
Señor ministro, guárdese sus opiniones y haga su trabajo, si es que sabe. Nosotros, con o sin usted, seguiremos haciendo películas.
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4 comentarios en «CARTA A MONTORO»

  1. Ahora mismo Montoro se está descojonando de nosotros. Tu carta es legítima, está firmada con tu nombre y entiendo que en tu nombre y en el de nadie más, e independientemente de si estoy de acuerdo contigo o no tu opinión me parece del todo pertinente. Gracias por compartirla. Pero acabo de leer la carta que la Academia ha dirigido al ministro. Insisto: ahora mismo Montoro se está descojonando de nosotros (y seguramente, con él, media España), y con razón. Porque la Academia, con su carta, acaba de hacer un espantoso ridículo. Si estos son todos los argumentos que tiene -que te nemos- para enfrentar al gobierno, estamos acabados. ¿Yogur? Una niña de 16 años nacida en un país en el que el 42 % de la población es analfabeta ha sido candidata al premio nobel porque se ha hecho oír en el mundo entero defendiendo la necesidad de educación y nosotros, un colectivo, una industria, dedicada a la cultura, con una tradición sólida, formada por actores, directores, ESCRITORES, fotógrafos… ¿no podemos redactar una carta con razones sensatas, racionales, objetivas y contundentes ante un gobierno mezquino, deslenguado, patoso y de tan escaso nivel intelectual? Pues entonces, quizá, el argumento de Montoro, aunque sea por razones equivocadas, no deja de tener sentido.

    ¡Ordas corporativistas, desenvainad!

    1. ¿Y qué más da que Montoro se descojone de nosotros? ¿Es eso importante? ¿Nuestro objetivo es hacer llorar a Montoro? Cada uno tendrá su opinión de cómo debería ser la respuesta más adecuada (me encantaría que nos dieras la oportunidad de leer la tuya), pero más allá de eso sus palabras necesitaban de respuestas, y a mi me parece que tanto esta entrada como la carta de la Academia cumplen esa función. No sé, no me parece que haya que tener tantos complejos…

  2. Ojalá aquí, en Venezuela, hubiese gente dispuesta a decirle sus tres cosas a los políticos (tanto de un color como de otro) y el impacto, generalmente negativo, de su actitud “tu me quitaste un caramelo, pero mañana te quitaré uno yo” unido al hecho, de que si bien el cine venezolano a mejorado un poco, sigue siendo de lo más nefasto y ahora quieren obligar a los cines como a los ciudadanos a ver otra película que resume la vida del caudillo que ha obsesionado a todos los políticos de Venezuela. El cine venezolano, no es más que groserías, refritos históricos y violencia, producto que te venden con nacionaismo barato y que debes apoyar “porque si”

  3. También pienso que la carta de la Academia es un poco patética, de hecho me miré un par de veces mientras la leía que estaba firmada por ella … muy al estilo Montoro, quizás esa era la idea

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