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LAS 7 DIFERENCIAS

por Sergio Barrejón.

A mediados del año pasado, la serie en la que trabajaba, Amar en tiempos revueltos, abandonó la cadena en que se emitía (TVE). La Corporación llevaba muchos meses sin presidente, y la junta directiva no tenía potestad para renovar la serie… ni tampoco para cancelarla.

Llegado un cierto punto, la productora no podía esperar más. Necesitaba saber si habría nueva temporada. O sea, si tenían que seguir pagando el alquiler de unos platós, los sueldos de un equipo, etc. Ante la falta de respuesta, la productora aceptó una oferta de Antena 3, para quien ya estaba produciendo una serie (Bandolera), y así, Amar emigró al sector privado.

A principios de 2014, empezó a emitirse Amar es para siempre. La serie empezó bastante bien, mejorando la audiencia de la serie anterior y manteniéndose por encima de la media de la cadena, y pasadas unas semanas de emisión se decidió lanzar el primer producto derivado: una novela. La serie matriz ya había dado lugar a tres novelas, todas escritas por guionistas de la serie, y ahora tocaba publicar una de Amar es para siempre. Y me la encargaron a mí. Y dije que sí.

Es la primera vez que escribo una novela (una novela completa, porque a los 19 años escribí unas 200 páginas de una novela-río que nunca llegué a completar… gracias a Dios). El libro se publicó el pasado 25 de septiembre, y me ha permitido incorporarme al club, cada vez más numeroso, de “guionistas con novela”, en el cual tengo grandes amigos e impagables mentores, como Carlos García Miranda o Martín Piñol.

Entiendo que una novela como la mía no tiene su target en un blog como éste. (Parafraseando a Marty McFly: “Supongo que todavía no estáis preparados para esto… pero les encantará a vuestros padres.”)

Aun así, he pensado que podría ser interesante contar lo que he visto en mi primera incursión en el mundo editorial. Al fin y al cabo, la mitad de los guionistas de España parecen estar dedicados a escribir novelas (la otra mitad están escribiendo teatro).

Básicamente, lo que he observado es que hay 7 grandes diferencias entre escribir guiones por encargo y escribir novelas por encargo:

1. El dinero. Por una (primera) novela se paga bastante menos que por un guión de prime-time. Eso sí: aparte de lo que te pagan por escribirla, luego te dan un porcentaje de las ventas. El estándar creo que está en un 10%, aunque esto varía cuando la novela, como es mi caso, está basada en material existente, cuyos derechos pertenecen a una productora, una cadena, y unos creadores del formato. Eso quiere decir que tienes que compartir la tarta con bastante gente.

¡Ésta es mi tarta!
¡Ésta es mi tarta!

2. Los agentes. A diferencia de lo que ocurre en el audiovisual español, los agentes literarios sí existen. Y negocian tus contratos por ti. Si una editorial te hace un encargo, no te será difícil conseguir un agente. Al fin y al cabo, en un encargo editorial suele haber pasta de por medio, y los agentes van a comisión. Aunque sólo escribas esa novela en tu vida, ese 15% ya lo tienen seguro.

Otra cosa es que después del primer encargo vayan a seguir trabajando por conseguirte contratos. Eso dependerá del tipo de agente que tengas. Si es muy grande, tendrá autores grandes a quien deberán prestar más atención que a ti (el 15% de Ildefonso Falcones es más dinero que el 15% de Guionista Promédiez).

También dependerá de ti: si el agente ve que vas a seguir escribiendo libros vendibles, se lo currará. Pero aunque no se lo curre, al menos podrás darte el gustazo de poder comentar con aire casual: “Pues el otro día me dijo mi agente que…”

3. El tiempo. Hay más tiempo para escribir una novela que para escribir un guión de prime-time. Incluso para una novela corta como la que yo he escrito, he tenido aproximadamente el triple de tiempo de lo que jamás me dieron para escribir ningún capítulo de ninguna serie.

Eso no quiere decir que no haya plazos de entrega. Los hay, y hay que respetarlos. Especialmente en lanzamientos como el de una “novela basada en tal serie”: ninguna editorial va a querer lanzar una novela basada en una serie que ya no existe. Y cualquier serie es susceptible de ser cancelada en cualquier momento, así que la editorial tratará de que el libro esté listo en un plazo lo más corto posible de tiempo. Lo que nos lleva a la siguiente diferencia:

4. La diferencia de deferencia. Cuando escribes para una serie de televisión, tienes claro que la última palabra la tienen la productora y la cadena. Y si no lo tienes claro, ya se ocuparán ellas de dejártelo clarísimo.

Aunque tengas un margen creativo amplio. Aunque seas el creador de la serie, y coordines los guiones. Da igual que tengas un Goya y un Ondas en la estantería, si la productora dice “esta escena no se puede grabar” o la cadena dice “no nos gusta esta trama”, te toca tragar.

Con la editorial no funciona así. El autor tiene la última palabra. En primer lugar, por algo obvio: no hay nada que no se pueda grabar. No hay problemas de exteriores, ni de escenas corales.

Pero es que además la editorial no quiere interferir en tu historia, más allá de una primera propuesta. Te hacen el encargo, tú propones una sinopsis (en mi caso, página y media nombrando los protagonistas y contando sólo el plantemiento) y si la aprueban… se acabó el desarrollo. Tienes libertad total para escribirla como te dé la gana. ¿Quiere esto decir que nadie te corrige nada? No exactamente. Ver el punto siguiente.

5. Las reescrituras. La mala noticia es que cuando escribes novelas también tienes que reescribir. La buena noticia es que las reescrituras no se parecen en nada a las que haces cuando trabajas en televisión. Y es que nadie en la editorial piensa que sabe más que el autor. Las reescrituras se plantean para ayudar al autor, para descargarle del trabajo no creativo.

Cuando uno se sumerge en un texto de treinta mil palabras, es muy fácil perder de vista la superficie. En ese sentido, una corrección ortotipográfica y de estilo es una bendición. Y lo mejor de todo es que la corrección sólo tiene carácter de sugerencia. Te mandan un documento de Word con control de cambios, y en la práctica, tienes la potestad de rechazar todos los cambios sin siquiera explicarlo. (Si lo haces, probablemente no volverás a publicar nada más largo que un estado de Facebook, pero el caso es que podrías hacerlo).

Un ejemplo: yo aún no me he adaptado a las últimas normas ortográficas de la RAE (ni lo haré). Eso significa que la palabra “solo”, cuando es adverbio, la escribo siempre con tilde. Pues bien, la correctora de mi novela (gracias, Cristina Núñez Pereira), sustituyó todos los “sólo” por “solo”, como corresponde a la norma actual.

Me pareció bien… con una salvedad. Mi novela transcurre en 1958, y el 80% del texto corresponde a un diario escrito en ese año. Por una cuestión de verosimilitud, me pareció que estaría bien mantener la parte del diario en la norma ortográfica antigua. Es decir, dejar el texto tal como lo habría dejado alguien que lo hubiera escrito en su diario de 1958.

Así que volví a poner las tildes en los “solo” adverbiales de la parte del diario. ¿Que pensaréis que respondieron en la editorial? No es que no lo discutieran. Es que ME DIERON LAS GRACIAS por ocuparme personalmente de hacerlo. “Si nos lo hubieras dicho, nos ocupábamos nosotros”. (Aquí toca dar las gracias a mi editor, Emilio Albi).

6. La presentación. Ese respeto que se aprecia en las correcciones y en el trato en general se extiende también a los eventos relacionados con la novela. A diferencia de lo que ocurre con algunas ruedas de prensa, fiestas de fin de temporada y demás, en el mundo editorial nadie se olvida de invitar al autor a la presentación.

Ni siquiera cuando se trata de una novela cuyos personajes protagonistas están interpretados por actores famosos. Naturalmente que Javier Collado y Nadia de Santiago acudirán a la presentación de la novela, y probablemente serán los que capten más atención de público y prensa. La diferencia es que, a pesar de ser guionista de la serie, yo también tendré mi sitio en la mesa. (Y aquí toca meter publicidad: la presentación de mi novela será el próximo jueves 17 en la Casa del Libro de Gran Vía, en Madrid.)

7. Los cuñaos. Una diferencia que puede parecer anecdótica, pero que te hará desear dedicarte a la novela toda la vida, incluso aunque acabes arruinado y teniendo que alimentarte con las páginas de los ejemplares no vendidos: Esos familiares pesados que siempre te hacen preguntas absurdas sobre tu trabajo de guionista… no te abrasarán con cuestiones como “¿Pero tú cuándo vas a salir en la serie?”. Se acabó aquello de “¿Cómo hacéis para escribir la serie entre varios, escribís cada uno un personaje?”. Nada de “¿Por qué tenéis que cobrar de la SGAE si ya habéis cobrado por escribir el guión?”.  La única pregunta de la que no te librarás jamás, por supuesto, es el clásico de entre los clásicos:

¿De dónde sacas las ideas?

Para la cual, por cierto, yo sigo sin tener una respuesta sarcástica-pero-no-demasiado-borde, así que si se os ocurre alguna y queréis compartirla, ahí tenéis los comentarios. Si la uso en la presentación, prometo citar a su autor.

P.S. Si vuestros padres (o cuñaos) son seguidores de la serie, decidles que participen en el concurso para ganar un ejemplar de Ese Brillo en Tus Ojos. Tienen de plazo hasta el próximo viernes, 18 de octubre.

10 comentarios en «LAS 7 DIFERENCIAS»

  1. Según lo que cuentas, en lineas generales, es muy aconsejable para un amante de la escritura dedicarle tiempo a la creación de una novela. Hay algo de lo que no hablas y que me parece primordial: Como son los cauces de entrada? Es decir, es igualmente difícil vender un proyecto de un escritor novel tanto en el mundo del cine como en el de la novela? Cuando tienes una novela escrita y quieres presentarla a una editorial también se utiliza el pitching, entregas una sinopsis, un tratamiento o directamente vas con tu novela debajo del hombro hasta la editorial?

    Por cierto, estas onfire, macho. Hace poco estreno de película y ahora novela.

    Enhorabuena.

  2. ¿De dónde saco las ideas? ¿De dónde sacarías las tuyas? Recuerdos, experiencias, retazos de tu vida y de las de todo el mundo, a veces llevados en una dirección ‘novelizable’ o ‘cinematografiable’.

  3. Mucho basarse en Asun y Héctor y aprovechar el tirón de los fieles de “Amar”, para finalmente, darles ese final horroroso e inmerecido a unos personajes de tan largo recorrido. Mucho librito y mucha historia de amor para nada. Fuimos muchos lo que compramos el libro en su día con ilusión. La pareja de Asun y Héctor gustaba, no sólo por los personajes en sí, si no por los dos grandes actores que les daban vida. Eso fue más que aprovechado a la hora de elegir el tema para la novela. Otros personajes no levantaban tantas pasiones, eso es más que evidente.
    Cierto es que se disfruta leyéndola porque en sus páginas encontrabas a esos personajes que se asomaban a casa cada tarde. Claro que si llegamos a saber el fin de fiesta, quizás hubiera comprado el libro Rita la cantaora.

  4. Acabo de encontrar este bolg y me has respondido a lo que tenia en mente desde que la serie se fue de TVE a A3, que fue por dinero y no se dio tiempo a que el organigrama de TVE llegara a buen puerto. Entiendo que pesara que el tiempo se echara encima para los alquileres y todo lo que dices, pero eso también pasó con Isabel y al final mira, que fue un éxito y hubo dos temporadas mas y ahora está Carlos, Rey Emperador. En relación a lo que cuentas, mas o menos lo esperado, escribir, reescribir, presentaciones y no se si lo dices en plan de sorna lo de la presentación al lado de Nadia y Javier, pero hijo mio que quieres, ellos son conocidos y admirados y si la gente fue a la presentación normal que fuera por ellos ya que sus personajes eran conocidos y encima protagonistas de tu libro. Lo que me fastidia, es que te valiste de los personajes mas queridos de la serie para vender un producto y encima para el final vergonzoso que les disteis. Cuentas que trabajabas en la serie, pero por lo que se, sigues trabajando en ella, aunque durante un corto periodo de tiempo no lo hiciste y me imagino que seria que estabas con el libro. Yo no se si estarás contento con los resultados de la serie como guionista porque no llega ni de coña a los indices de audiencia de TVE. Un saludo.

  5. Fue como un espejismo, por decirlo educadamente,mas bien una tomadura de pelo.Para los que leímos con ilusión la novela, ahora en la distancia no fue mas que una broma pesada, fue como subir al cielo para después bajar a los infiernos, para que darnos tanto azúcar si luego nos quedaríamos con sabor a hiel.Tanto los lectores como los televidentes esperábamos un poco, solo un poco de coherencia, hacia lectores y como a la tan cacareada audiencia, y sobre todo hacia los personajes Asun y Héctor dos personajes tan maravillosamente creados ,coherente, humanos y que después sirviendo no sabemos que intereses de los guionistas o de la “autoridad competente” modifican a voluntad no sabemos con que motivo. Somos gente de a pie, que simplemente queremos disfrutar de una buena lectura , de una buena serie, para después recibir una gran decepción, sentirnos estafados. Son personajes lo sabemos, pero los que viven de los “productos que venden”, al menos tendrían que tener algo de respeto por su público.

Los comentarios están cerrados.

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