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CONSULTORIO: SOBRE COMPRA Y VENTA DE DERECHOS

Por David Muñoz

“Buenos días,

Mi nombre es Verónica y me enteré de ustedes a través del buscador Google.

Les escribo para consultarles: ¿Qué diferencia hay entre “adaptación”, “basado en” y “versión libre”, a la hora de escribir un guión? 

Mi pregunta apunta a saber en cuáles de estos tres casos hay que conseguir derechos, y sobre todo a poder diferenciar de manera concreta, cuándo escribimos influenciados inconscientemente por los autores que nos gustan (como una especie de homenaje) y cuándo estamos repitiendo la obra de otro autor.

Desde ya muchas gracias por su respuesta.

¡Saludos desde Argentina!

Verónica”.

Obviamente, si estás escribiendo siendo influida de forma inconsciente por un autor que te gusta, no tienes porqué conseguir los derechos de nada. De hecho, si es así de verdad uno ni se lo plantea, ¿no? La palabra clave es “inconsciente”. O sea, que es algo que se hace sin saber que se está haciendo.

Otra cosa es que aunque durante el proceso de escritura esa influencia sea inconsciente, al terminar leas tu guion y te des cuenta de que has fusilado alguna de tus películas preferidas. Entonces sí que deberías plantearte qué hacer.

De todas maneras, como ya hemos explicado muchas veces aquí, las ideas expresadas en su forma más sencilla no tienen copyright. Ni tampoco las estructuras dramáticas. Ni siquiera los argumentos básicos. Si escribes un western sobre un vaquero justiciero que llega a un pueblo y se enfrenta a los “malos” locales nadie va a pensar que estás plagiando. Hay cientos de películas así. Tantas que dicho argumento se ha convertido en un cliché, en casi un subgénero.

Lo importante son los detalles. Para que lo entiendas voy a ponerte un ejemplo que mis alumnos me han citado en clase muchas veces: “Bailando con lobos” y “Avatar”. Las dos cuentan básicamente la misma historia: un extraño de otra cultura, en principio un enemigo, un soldado, acaba integrándose de tal manera entre aquellos a los que en teoría debería combatir, que termina peleando a su lado y enfrentándose a quienes eran los suyos. Pero una es un western y la otra una película de ciencia ficción y tienen un desarrollo lleno de detalles que las diferencian.

De la misma forma, podrías escribir un guión con la estructura de “Memento” y no pasaría nada. Otra cosa es que algún productor te lo comprara, claro (hay películas con una identidad tan específica que cualquiera que se le parezca es despreciada por derivativa). Pero eso es otro tema. Lo importante es que no habría problema alguno en que lo hicieras.

Imagínate que no fuera así. No podríamos escribir nada. Todas las historias parten en mayor o menor grado de historias anteriores. Como dice Arturo Pérez Reverte, lo que escribimos es una mezcla de las historias que hemos leído y de la vida que hemos vivido. Es imposible empezar a estructurar un guion olvidando todas las películas que hemos visto. No podemos inventar la rueda cada vez que nos ponemos a escribir.

Otra cosa es que, por seguir con el mismo ejemplo de antes, decidas contar la historia de un soldado paralítico que llega a un planeta extraterrestre y tiene la oportunidad de andar al ocupar el cuerpo de una criatura alienígena. Entonces sí que podrías tener problemas.

Narrar es tomar decisiones, elegir, dejar atrás lo genérico para ir hacia lo específico. Y si tus decisiones son las mismas que las de otro guionista, es probable que entonces sí que estemos hablando de plagio.

Luego, me preguntas la diferencia que hay «entre “adaptación”, “basado en” y “versión libre”, a la hora de escribir un guión».

Pues de cara al tema del que estamos hablando, lo importante es que en los tres casos tienes que adquirir los derechos de la obra de la que has partido.  Da igual lo fiel que seas a ella. “Blade Runner” se parece muy poco a la novela de Philip K.Dick en la que se basa, “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”, pero para que Hampton Fancher y David Webb Peoples pudieran escribir el guión de la película de Ridley Scott, los productores tuvieron que adquirir los derechos de la novela de Dick.

No sé si en Estados Unidos los tres tipos de créditos que mencionas están regulados de alguna manera por la WGA (seguro que sí). Lo que sé es que en España y creo que también que en muchos países europeos eso depende únicamente del acuerdo al que haya llegado el autor con los productores y del contrato que haya firmado.

Lo habitual es que si lo que aparece en pantalla es “versión libre” (cosa que pasa muy poco) se deba a que todo parecido de la película con el material de partida es pura coincidencia. Pero lo normal es que independiente de lo fiel que sea o no el guión a la novela, cómic, o lo que sea que adapte, lo normal es poner “basado en” y ya está.

Lo importante, repito, es que si partes de un material ajeno, consigas los derechos, a no ser que acabes haciendo algo que no permita reconocer cual ha sido tu inspiración (o que adaptes una obra que por su antigüedad tenga libres los derechos, claro). Da igual que lo hayas hecho de forma inconsciente. Ya sabes que el desconocimiento de una ley no exime de su cumplimiento.

Y ah, los homenajes son otra cosa. Normalmente quienes los escriben procuran que se noten. Son guiños a los autores que han influido al guionista o al director (por ejemplo las películas de Tarantino están llenos de ellos) y que suelen reconocer aquellos que son también fans del mismo cine. No puedes adaptar al cine algo que no es tuyo y evitar las responsabilidades legales diciendo que era “un homenaje”. ¡Te aseguro que no funciona!

“Muy buenas,

Soy autor de una recopilación de relatos que se publicará en otoño 2013.

Tengo contrato firmado con la editorial por el cual cedo los derechos exclusivos para la publicación en forma de libro para su reproducción, distribución y venta en cualquier lengua para todos los países del mundo por el plazo de 5 años de la publicación de la obra.

Por otro lado ha surgido el interés de hacer una adaptación cinematográfica de algún relato de la obra.

La pregunta es: ¿puedo ceder, vender una opción o de forma completa los derechos a un tercero (productor, guionista, etc.), ya que es para una adaptación?

A tener en cuenta que una cláusula del contrato dice lo siguiente: 

– El AUTOR/A responde delante de la EDITORIAL de la originalidad de su obra y del ejercicio de los derechos que cede mediante el presente contrato y manifiesta que no tiene contraídos, ni contraerá, compromisos o gravámenes de ningún tipo que atenten contra estos derechos. En este sentido, el AUTOR/A se hace responsable de todas las cargas pecuniarias que se pudieran derivar para la EDITORIAL en favor de terceros con motivo de reclamaciones o conflictos derivados del incumplimiento de estas obligaciones por parte del AUTOR/A.

La verdad, no sé qué hacer. Si podéis responder a mi pregunta os estaré inmensamente agradecido.

Un saludo,

A”.

Teniendo en cuenta la información que me das, creo que está claro que puedes vender los derechos de adaptación al cine o la televisión de tus relatos. En el contrato con la editorial no se los has cedido a ellos. Y si no los tienen, siguen siendo tuyos. Ellos los únicos derechos que te han comprado les permiten publicar el libro (y por cierto, la cláusula en cuestión me parece tremenda, lo que no sé es si es habitual en el mundo editorial; espero que al menos tengan prevista una compensación adecuada). Por tanto, si un productor quiere hacer una película con tu material, con quien tiene que hablar es contigo, no con la editorial.

A menudo, los editores se reservan también los derechos de adaptación (de transformación en los contratos), pagándole al autor un porcentaje del dinero que ganen en el caso de que se produzca una venta (casi siempre una miseria), pero afortunadamente no es ese tu caso. Tus historias siguen siendo tuyas al menos en ese aspecto.

Y aunque no lo tengo claro, parece que te preocupa lo de la “originalidad de la obra” y que si hay una película contando lo mismo tu obra ya no sea “original”. Pero vaya, que con los plazos que se manejan en el cine, tu libro estará en el mercado dos años antes de que pueda estrenarse la película. Eso, si se hace. El 70% de los proyectos se quedan en el camino. No es algo que deba preocuparte.

Pero aunque me parece muy claro que no has cedido los derechos de adaptación, lo más fácil sería que llamaras a tu editor y le preguntaras al respecto. Así sabrías también si es probable que tengas problemas con ellos en el futuro por este tema. Hay muchos editores que al desconocer las cifras reales que mueve el cine, se imaginan que se pagan grandes cantidades por los derechos, cuando no es ni mucho menos así, y entonces se ponen avariciosos, les da por querer revisar los contratos, etc. Cuidado, no quiero decir que eso te vaya a pasar. Lo más seguro es que te digan: “pues vale, haz lo que quieras”.

Yo hace años estuve en una situación así. Una productora madrileña se interesó por un cómic mío llamado “Miedo”, coescrito con Antonio Trashorras y dibujado por Javier Rodríguez, y como yo no tenía muy claro al leer el contrato si los derechos eran nuestros o no, hablé con el editor, me aclaró que sí que lo eran y ya está. Luego, como suele pasar, después de marear la perdiz unos cuantos meses, el productor perdió interés y no llegamos ni a firmar el contrato de la película.

Además,  creo que por pura cortesía, está bien que tengas informado a tu editor del interés que han despertado tus relatos. Si son medio honrados, lo único que pasará es que alegrarán de publicar algo que a más gente le está llamando la atención.

2 comentarios en «CONSULTORIO: SOBRE COMPRA Y VENTA DE DERECHOS»

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