Muy buenas, soy David Galán Galindo, de profesión guionista, y director de tropecientos cortos (tropecientos es el número exacto). Y además este año he tenido la suerte de dirigir un segmento en varios largometrajes colaborativos: “Al Final Todos Mueren” y “Pixel Theory” , dos películas de episodios.
Y es justo de eso de lo que quiero hablaros, un tipo de películas en auge (por lo menos en nuestro país) debido a que su carácter fragmentado hace que su producción independiente sea más asumible. Lógica pura: si empleas los mismos (escasos) recursos en hacer un capítulo, en vez de en hacer una película entera, es de suponer que estarán más optimizados.
Y de ahí surge “Al Final Todos Mueren”, largometraje dirigido por Javier Botet, Roberto Pérez Toledo, Pablo Vara y yo mismo (con Javier Fesser dirigiendo el prólogo y el epílogo, padrino de lujo) que estrenamos en el Festival de Málaga con gran éxito de público y crítica.
La película cuenta distintas visiones sobre el fin del mundo, que va a ocurrir debido al impacto de un meteorito. Sí amigos, cine low cost de catástrofes. Los tenemos cuadrados. No voy a extenderme aquí hablando de la peli, sólo diré que estamos muy orgullosos de ella y que me encantaría que cuando esté disponible (ya sea en salas, Internet, DVD o todo a la vez) la veáis.
EL CASO ES (que me pierdo) que de vez en cuando alguien hace el siguiente comentario sobre las películas de episodios:
“No es una película, son sólo cuatro cortos”.
Dejando a un lado el hecho de que usar la palabra “corto” como algo despectivo debería estar sancionado por la ONU, abre un debate interesantísimo ¿qué diferencia un largometraje de episodios, rodado cada uno por directores distintos y con actores distintos… de unos cuantos cortos pegados?
Busqué textos que hablaran de esto, para ver qué había dicho gente más inteligente que yo sobre el tema y dirimir así la polémica, pero no encontré ninguno.
Y de ahí me ha venido la locura de escribirlo yo mismo, dado que como tengo tropecientos cortos en mi haber (en serio, es el número exacto, comprobadlo), y participo en dos películas de este tipo, conozco ambos mundos muy bien, así que a lo mejor soy lo más parecido a un experto en el tema. O no, ojo. Pero, si me dejáis, voy a intentar echar un poco de luz sobre esto.
Debemos aclarar tres cosas: ¿Qué diferencia un corto de un episodio? ¿Qué importancia tiene la estructura? Y ¿cómo distinguir entonces un largometraje de episodios de un sumatorio de cortos? Al lío.
1. ¿CORTO O SEGMENTO?
Unas cosillas que os quería comentar sobre los cortometrajes:
Los cortos no tienen lenguaje propio.
Los cortos no tienen códigos propios.
Eso es mentira.
Veréis que mantendré una mente abierta en todo el artículo, excepto en este punto. Esta es una verdad fundacional e innegable: la única diferencia entre un corto y un largo es la duración. Su lenguaje es el del cine, y sus códigos los del género en que se enmarca. Un corto de terror, usa códigos de terror, no códigos de corto.
Pues no existen.
Así que alguien al ver un único segmento de una película de episodios no podría decir nunca que ha visto un corto y no un episodio (pues un episodio y un corto usan el mismo lenguaje y códigos). Para saberlo tendría que ver todos (o varios de) los episodios y ver qué es lo que los une. Si la respuesta es NADA, concluirá que ha visto cortos sueltos. Si entiende que forman parte de una única experiencia fílmica, un largometraje.
Resumiendo: la clave no está en cada episodio en sí, si no en su relación (o no) con los demás.
Y esto me lleva al Efecto Kuleshov.
2. LA IMPORTANCIA DE LA ESTRUCTURA
Lev Kuleshov era un señor ruso que investigó muchas cosas sobre el montaje cinematográfico. Uno de sus experimentos consistía en poner el plano de un actor y después un plano de un plato de sopa. Después la imagen del actor, seguida de una niña muerta en un ataúd. Y por último el plano del actor seguido del de una niña jugando. La gente interpretaba que el actor en el primer plano tenía hambre, que en el segundo estaba triste, y en el último alegre. El problema claro, es que el plano del actor ERA SIEMPRE EL MISMO.
Así que si sólo cuando están juntos esos dos planos significan eso, el remarcar su condición INDIVISIBLE para tener ese significado concreto es realmente importante.
Pues lo que sirve para los planos, que es la unidad más pequeña con significado del cine, sirve igual para las secuencias, la siguiente unidad en tamaño, y por supuesto para los capítulos. El exhibirse JUNTOS y en un ORDEN específico, les dota de un significado concreto. Y no uno cualquiera, si no precisamente para el que fueron concebidos.
Volviendo a “Al Final Todos Mueren”, que es lo que me ha motivado a escribir estas líneas, el que el segmento dirigido por Javier Botet (oscuro, pausado, AGOBIANTE) preceda al segmento romántico, más ligero, de Roberto Pérez Toledo, yo lo comparo a estar viajando en un tren, pasando un túnel durante mucho rato, y de pronto salir a fuera, con un sol de justicia que te deja ciego durante unos instantes. Así la historia del asesino en serie frustrado parece más trascendente de lo que era y la de “Los románticos del fin del mundo” parece más luminosa. Una experiencia cinematográfica totalmente distinta a verlos por separado. O en un orden distinto.
Por eso es normal que una de las preguntas habituales cuando presentamos la película es cómo se decidió quién haría el primer segmento, quién el segundo, y así… lo hemos contado muchas veces (aunque creo que esta es la primera por escrito). Usamos un método muy científico: meter unos papelitos con números en una gorra y luego sacar cada uno un papel (el 1 le tocó a Botet, el 4 a mí…)
Divertido ¿eh? Mola.
Pues no es verdad del todo.
Es cierto que hubo papelitos con número. Es cierto que hubo un sorteo. Pero Al Final Todos Mueren ES UNA PELÍCULA. No se puede dejar al azar su estructura. No si quieres tener algún control sobre la experiencia que va a tener el espectador. No si de verdad quieres que sea un largometraje.
Así que, una vez escritos todos los guiones, hubo varias reuniones, para compartir personajes, meter guiños… y cambiamos el orden de las historias 2 y 3. Si hubiéramos hecho caso a la gorra, la historia de Roberto hubiera sido la penúltima y la de Pablo Vara la 2ª. Pero nos dimos cuenta de que el que las dos historias más intensas (Botet y Vara) y las dos más alegres (Pérez Toledo y yo) estuvieran juntas, hacía un flaco favor a la película. Y aún más importante, había ciertas cosas del segmento de Pablo que molaban mucho más si estaba antes el segmento de Rober para que la gente “respirara”.
Cambiar eso no fue el fin del mundo (mira qué bien traído) simplemente son cosas que se hacen para mejorar el conjunto en un largometraje.
3.- DISTINGUIR UNA COSA DE LA OTRA (TEST GALINDO)
Lo que yo quería hoy es que estableciésemos unas reglas sobre qué diferencia una película de episodios de un conjunto de cortos. Y para ello hay que responder a 5 preguntas.
A.-¿Fue concebida como una película desde el principio?
Empiezo por aquí para eliminar de un plumazo películas artificiales, como esas que conocemos todos los de la generación del videoclub y que consistían en pegar episodios de series de TV. También nos cargamos películas que son confesas recopilaciones de cortos preexistentes, como la cinta A Contraluz que unía los tres cortos de Eduardo Chapero Jackson, o Cult vol.I que recopila varios cortos de terror (como el estupendo Zombies & Cigarettes).
B.-Cruce de personajes:
Una película de episodios gana un +1000 en credibilidad si los personajes de sus historias se pasean por las otras aunque sea brevemente. No nos engañemos, son cruces muy patilleros SIEMPRE. Recordad al personaje de Jennifer Beals en Four Rooms (Angela, del segmento de Alexandre Rockwell), estando porque sí (PORQUE SÍ, no tenía ningún sentido) en la historia final de Tarantino. Y a mí me encanta.
C.-Mismo Género:
Esto es importante más que para unificar la película, para unificar al público. Los géneros juegan con lo que espera la gente y con lo que no, el público quiere saber si es “una película romántica” o “una película de terror”, para amarla u odiarla entera desde antes de ir a verla. Por eso muchas de las películas de episodios tienen como principal nexo el género: Paris Je t’aime, The ABCs of Death…
En AFTM, nosotros fuimos en la dirección opuesta. Queríamos contar cuatro visiones sobre el fin del mundo. Y si una misma historia puede contarse como una comedia o como un drama (olvidad Melinda & Melinda, mirad el Batman de los 60 y el de Nolan), entonces casi podríamos decir que “visión” en cine es otro nombre para género, así que teníamos casi la obligación de hacer géneros lo más distintos posibles unos de otros. Y lo hicimos. Ya os he dicho que los tenemos cuadrados.
D.- Mundo compartido: Que las cosas que ocurran en un segmento afecten al siguiente. De modo que si en el primer episodio alguien deja una chincheta en una silla, el que se siente en ella en el tercero se la clave en el culo.
IMPORTANTE: NO CONFUNDIR “MUNDO COMPARTIDO” CON “NOMBRE COMPARTIDO”. El que todas las historias ocurran en una ciudad llamada “París” o “Nueva York” no significa que compartan mundo. Del mismo modo que el Nueva York de Woody Allen no es el Nueva York de Los Vengadores, ni el París de Amelie es el París de Irreversible. Ni aunque las vendieran en un pack.
E.- Hilo conductor:
Suele ser una historia “entre historias”, como el botones de Four Rooms o el mítico Guardian de la Cripta de Tales from the Crypt.
Pero también puede ser un McGuffin, como la Movie 43 que se busca en la película del mismo nombre, o un suceso detonante como en 11’09’’01 – 11 de Septiembre, donde el hilo conductor serían los atentados del 11S.
En “Al Final Todos Mueren” el hilo conductor es tanto el propio meteorito como la cuenta atrás que lo acompaña y divide los segmentos. Desde el flash forward del prólogo de Fesser, hasta que volvemos a ver el impacto esta vez en la tierra, el meteorito nos va llevando al inevitable final.
He escogido 5 películas de episodios representativas, para aplicar este test y ver qué pasa. Y he metido de regalo AFTM porque la he hecho yo, claro.

* Si consideramos el abecedario y la muerte suficiente hilo conductor. Por ejemplo, el amor en Paris Je T’aime es insuficiente como hilo conductor, pues sería redundante con el “sí” de “mismo género”.
** De hecho, dos de sus tres historias son remakes de capítulos de la serie original de los ’50. No fueron escritos para que 30 años más tarde alguien hiciera una película.
*** Si entendemos “cine de catástrofes” como género para AFTM, entonces sería otro “sí” clarísimo. Pero he tenido en cuenta aquí la disparidad de ritmo y la diferencia, por encima de otros géneros, entre comedia y drama.
¿Cómo interpretar estos resultados? Pues como si fuera un test de la Superpop:
-Ningún “SÍ”: Has entrado por error en una sesión de cortos. Seguro que hay alguno de mis tropecientos, así que espero que te guste.
-Uno o dos: dejaremos que lo decida el sentido común de cada espectador.
– Tres: es muy probable que estés ante un largometraje.
– Cuatro o más: negar que es un largometraje sería ir contra la razón. Sería un caso de cabezonería aguda. Tío, ríndete.
Espero haberos hecho reflexionar sobre el tema, os invito a aplicar el “Test Galindo” a vuestras películas de episodios favoritas.
Gracias por leer este tocho y hasta la próxima.
Buen análisis, ¿la elección para el test estaba basado en disparidad para ver ejemplos de todo cierto? Y más ganas de verla.
MarioJPC: Sí, el criterio para elegir las películas ha sido la disparidad, por eso hay pelis con 1, 2, 3, 4 y 5 síes. La idea es demostrar que hay de todo en la viña de las películas de episodios.
Solo por enredar un poco y ahondar en el debate: ¿Sin City es una película de episodios, o es película a secas?
Supongo que todos dirán (yo también lo digo) que sería una película a secas, pero dándole un par de vueltas la cosa no esta tan clara.
Pues… por alguna razón, cuando el director es el mismo en todas las historias creo que nunca se duda de que es un largometraje y no un sumatorio de cortos. Por eso pelis como Sin City nunca son atacadas por su carácter fragmentado. Simplemente se asume como una opción del guionista/director. Pero apliquemos el Test Galindo a Sin City, venga: siendo muy cabrones podríamos decir que no fue concebida como película unitaria, porque es la adaptación de varias miniseries de cómics distintas y no pensadas para ser recopiladas juntas (pero bueno, esto es una chorrada) pero sí son del mismo género, sí comparten mundo, hay cruce de personajes, y podemos considerar Sin City y (sobretodo) a Marv el hilo conductor. Así que con 4 síes: “negar que es un largometraje sería ir contra la razón.” :)
Creo que un corto es exclusivamente un corto cuando la idea que presenta se agota en poco tiempo y es por eso que se narra en ese formato, viendolo de esa forma una pelicula puede ser una sucesion de cortos si cada trozo se agota si se extiende
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