Última entrega de la serie de artículos escritos por los alumnos del Máster de Guión de la Universidad Pontificia de Salamanca, VIII Edición. Reconocido como el mejor máster audiovisual de España, tiene abierto el proceso de selección de alumnos para la edición 2013/2014. Varios de los autores habituales de este blog, como David Muñoz, Natxo López o Sergio Barrejón, se cuentan entre sus profesores.
Y AHORA, ¿QUÉ?
Cuando este post se haya publicado, mis compañeros y yo habremos terminado de cursar el Máster de Guión de la UPSA. Para entonces, ya habremos ahogado nuestras lágrimas de despedida en alcohol y los que eran compañeros hoy serán amigos.
Es probable, también, que para cuando este post vea la luz, los 24 alumnos del Máster estemos regresando a nuestras ciudades de origen, a nuestras vidas “pre-Máster”, haciéndonos pasar por aquellos que fuimos, como si pudiéramos engañar a alguien.
Pero todo eso es una cuestión temporal. La ilusión que llevamos con nosotros, el ímpetu que arrastramos después de un año escribiendo y tramando se acabará, se agotará como la batería del móvil -espero que dure más que la de mi smartphone-. Ese día llegará, seguramente, más pronto de lo que esperamos, y se nos presentará en forma de pregunta: ¿Y ahora, qué?
Lo normal es que cuando eso ocurra, nos metamos corriendo en la cama, nos tapemos hasta la cabeza con la manta, y nos quedemos quietos, aterrados, sin atrever a asomarnos. Porque la realidad se nos puede aparecer en cualquier momento. Así, de golpe. Sin avisar.
Y esa realidad, cruda, hiriente, despiadada, es que… ¡CUIDADO!… somos guionistas… (no es broma, no quiero arrancar una sonrisa, es una advertencia real).
Porque ese “título” que recae sobre nosotros ahora es una responsabilidad, quiero decir: ahora nuestro futuro depende de nosotros. Ya no hay que escribir para terminar la tarea, ahora tenemos que escribir porque nos gusta, porque nos proporciona placer… Y eso es tremendamente difícil, tediosamente duro.
Durante un año nos han estado guiando, llevando de una trama a otra, indicándonos cuáles eran los atajos para llegar antes a la cima. Pero ese camino ya se ha acabado y el final no era como creíamos. De repente, nos encontramos solos al borde de un precipicio, un precipicio abismal. Y es entonces cuando tenemos que arriesgarnos, tenemos que saber si queremos ser guionistas… y lanzarnos al vacío, dispuestos a estamparnos contra el suelo.
Lo normal es que ante este paso una persona racional dude. Es fácil mirar hacia atrás, darte cuenta de que puedes huir fácilmente, buscarte otros objetivos, otros curros y sobre todo otro hobby, porque “al fin de cuentas esto no es más que un hobby”.
Todo esto que estoy intentando explicar de manera patética, en realidad responde al miedo que tengo sobre mi futuro -y que hago extensible al resto de mis compañeros-. Esta situación es dura para los que hemos tenido la genial idea de querer pasar nuestra vida golpeando de manera mecánica un teclado de ordenador. Cuando se acabe el verano y no recibas en el mail ninguna prueba de guión o el corto que tenías entre manos se haya caído, ¿cómo puedes justificar que eres guionista?…, ¿cómo justificas a tu familia que eres guionista? o ¿cómo convences a tu ego -o lo poco que quede ya de él- de que en realidad tampoco eres tan malo, que todavía te mereces esa oportunidad?
Yo creo que la única manera de justificarte es escribir, no por gusto, sino por obligación, por pura y estricta obligación. Esa es tu arma, tu escudo y tu caballo… para vencer al miedo. Es tu salvavidas, tu comida y tu antorcha… para salvarte del naufragio.
Y sé que este miedo es un miedo general. Cuando leo -como he leído aquí-, a grandes guionistas como Carlos López, “aterrado” ante la falta de expectativas, ante lo amargo de esperar esa llamada de curro que no llega, me echo a temblar… “Si no sirve de aval firmar el guión de La niña de tus ojos, igual no debería seguir moviendo yo mi corto sobre un robot homosexual que viaja en el tiempo hasta el Londres victoriano -yo lo veo-“.
Por eso creo que es mucho más difícil para nosotros, los que empezamos, mis 24 compañeros del Máster. Porque no tenemos nada a lo que agarrarnos. Porque estamos solos en medio de la nada.
Y no es verdad que tengamos el futuro en nuestra mano.
Aunque en realidad, tenemos otra cosa.
Cuando hayamos terminado de leer esta entrada en Bloguionistas y nuestro camino como estudiantes haya llegado a su fin y, habiéndonos acercado hasta el borde del precipicio, al mirar hacia abajo solo veamos un futuro negro, entonces, nosotros, no dudaremos en saltar. Sin miedo a darnos contra el suelo, sin miedo a que nos duela al caer -porque nos va a doler-. Pese a que en nuestras cabezas se repita todo el rato la misma pregunta:
¿Y ahora qué?
Ánimo: yo también veo lo del robot homosexual que viaja en el tiempo hasta el Londres victoriano. Y lo digo absolutamente en serio. Un abrazo y suerte.
Gracias Javier.
Ánimo es lo único que no nos falta a ninguno de mis compañeros.
P.D. Le daré una vuelta al guión del corto.
‘¿Y ahora qué?’
¿Ahora? Ahora toca emigrar, chaval. Porque como aspires a ganarte la vida como guionista en este país, lo llevas claro. La única industria que medio funciona en la España post-burbuja inmobiliaria es la de servir mesas.
Gracias Pablo.
Pues si “nos obligan” a emigrar, tendremos que ir haciendo la maleta. El problema es que para ello se necesitan muchas “habilidades” que no tienen nada que ver con la escritura, que es lo que nos han enseñado.
Quiero decir que con 29 años, me tenga que plantear dejarlo todo y empezar de cero, se me antoja muy lejano, porque no sé si realmente es “el camino” necesario para conseguir que algún día me paguen por escribir.
Saludos.
Emigrar es una posibilidad, no cabe duda. Dar la cara aquí, otra. Que ya es hora. Porque la hemos dado pocas veces. Con crisis o sin ella. Que a mí eso de la crisis a veces me parece una “tapadera” para no reconocer que estamos como estamos porque nos hemos dado por vencidos muchas, demasiadas, veces.
Totalmente de acuerdo Javier. No digo que sea una decisión fácil, pero mi sueño no pasa por tener que “huir” de aquí porque las cosas están mal.
Yo lo voy a intentar y si no lo consigo, no me valen las excusas.
Hace un año me encontraba como tú, recién salida de un máster de guión, con mil preguntas, dudas, ilusiones y miedos… Hoy, un año después, sigo igual, con las mismas dudas y miedos, y también con las mismas ganas. Pero en este tiempo han pasado cosas maravillosas, he conocido a muchos guionistas geniales, y también me he topado con distintos aspectos de la profesión no tan “agradables”. Pero no se puede hacer otra cosa sino seguir adelante. Ánimo.
Muchas gracias Alba.
Hay una frase muy manida, que siempre se dice en estos casos: “esto es una carrera de fondo, tomatelo con calma”. Yo acabo de oír el pistoletazo de salida, espero que me aguante el aliento.
Los comentarios están cerrados.