La novelización es la adaptación a formato de novela tradicional escrita de una historia desarrollada originalmente en otro medio: película, serie de televisión, serial radiofónico, videojuego… También es un trabajo que a veces hacemos los guionistas y que, por lo visto, tiene mala fama. Buscando sobre el tema por la red encontré esto:
Por lo general, estas novelizaciones son encargadas a negros profesionales con el suficiente oficio, pero sin el talento necesario como para hacer una novela u obra lo bastante interesante en el plano literario.
Bueno, pues no sé si soy un profesional con oficio y sin talento, pero he hecho bastantes novelizaciones. De El internado publicaron más de dieciséis libros basados en la serie, de los cuales escribí una buena parte. Además, hace unos meses trabajé escribiendo la novela basada en la primera temporada de Luna, el misterio de Calenda. El libro al final no verá la luz porque se ha complicado el tema por fechas (no porque yo lo hiciera mal, eh), pero el caso es que tanto ese como los de El internado los escribí encantado de la vida y lleno de orgullo. Pero por lo visto no debería sentirme así y no lo digo sólo por lo que pone en esa web. No hace mucho me encontré con una profesora de la universidad en la que estudié y echamos un rato charlando de cómo nos va la vida. Le conté en lo que andaba metido y también lo de que escribí la novelización de Luna. Se alegró por mí, aunque también me dijo: “Te va bien porque se nota que tienes tragaderas y haces cualquier cosa. Como lo del libro de Luna”. Al escuchar eso sonreí ortopédicamente, claro. Luego lo hablé con más gente, muchos compañeros, y por lo que me dijeron empecé a pensar que lo de escribir novelizaciones pues igual no era algo tan molón como yo pensaba. La cosa se me confirmó del todo hace unas semanas cuando, en el Master de Guión de la Carlos III, impartí una clase sobre novelización de guiones. Los estudiantes me escucharon el rollo y hasta hicimos juntos una práctica en la que cambiamos a formato literario una secuencia. Al terminar me dijeron que les había gustado la experiencia, pero que eso de novelizar no lo veían de mucha utilidad. En concreto dijeron que ya era bastante duro escribir ideas de otro (para una serie de la tele, por ejemplo) como para encima hacer la novela… Total, que toda esta suma de opiniones definitivamente me ha llevado a pensar que lo de la novelización se considera sólo una fuente de ingresos mercernaria; escribir a toda leche para que luego encima ni pongan tu nombre en la portada (normalmente va en páginas interiores). Aunque también es verdad que para ser algo tan despreciable se lleva haciendo toda la vida, eh. En concreto desde los años veinte, cuando las encargaban los estudios como una forma de que los espectadores pudieran revivir sus películas favoritas una vez abandonada la sala. Es cierto que ahora ya no se hacen muchas de películas, pero los libros basados en videojuegos o series de televisión han tomado el relevo en el mercado. Y no todas las hacen negros; hay grandes escritores detrás de muchas de ellas, algunos de los cuales se han dedicado casi en exclusiva a ese trabajo. Uno de los más conocidos es Alan Dean Foster, que se cascó todos los libros de Alien, Star Trek y La guerra de las galaxias. Abyss fue trasladada al papel por Orson Scott Card, el de El juego de Ender. Aunque la que verdaderamente se considera una obra literaria con todo lo que eso significa fue la que escribió Arthur C Clarke de 2001: una odisea en el espacio al mismo tiempo que Kubrick rodó la película. Hay muchas otras que las hicieron escritores desconocidos, entre los que me incluyo, pero no creo que sea justo que nos traten de negros sin talento. A pesar de lo que muchos piensan, el trabajo de ingeniería inversa que es novelizar no resulta nada fácil. Primero porque para sacar de una película o un capítulo de televisión las páginas suficientes de un libro hay que ampliar la historia (a menos que quieras describir hasta el estampado de las cortinas que salen en el plano). Además, para escribir una novela, esté basada en lo que sea, hay que desarrollar el discurso indirecto y ese no es nada fácil de manejar cuando estás acostumbrado a escribir en imágenes. Para mí una novelización, si está bien hecha, es una oportunidad de desarrollar la voz de los personajes y un espacio en el que explicar cosas que en la pantalla quizás no tuvieron su hueco; no se puede olvidar que el presupuesto en una novela es ilimitado. Además, desde mi experiencia, recomiendo fervientemente novelizar si eres guionista (y te gusta, claro) porque se aprende muchísimo.
Siempre digo que El internado me lo hice dos veces: la serie de televisión y los libros. Por aquel entonces casi acababa de empezar a currar como guionista y de pronto me encontré metido en el marrón (porque yo así lo quise, eh) de tener poco más de un mes y medio para escribir cada libro; eran pequeños, de sesenta páginas, pero se sudaba la gota gorda con ellos. Al mismo tiempo trabajaba con mis compañeros en los guiones de la serie y descubrí que cuantos más libros hacía, mejor me quedaban las secuencias. Y es que para escribir una novelización tienes que desestructurar antes el guión, comprender cómo se hizo porque sólo así eres capaz de traducirlo al lenguaje literario; al final terminas por aprender a hacer las cosas en las dos direcciones. También me sirvió para que en otro mundo profesional, el de los libros, me conocieran. Aquellas novelas de El internado las publicó la editorial Planeta y después de la experiencia me dieron la oportunidad de escribir una que no estuviera basada en ninguna serie. Esta vez con mi nombre en la portada. Se llama ENLAZADOS, es una distopía juvenil, y llegará mañana a las librerías.
Hola Carlos,
Muy interesante este punto que tocas, por desconocido para el gran público y por polémico entre los profesionales.
Estoy de acuerdo contigo en que no tiene porque ser un trabajo menos honroso que otros; si bien novelizar casi nunca es una primera opción para los guionistas, si pienso que puede ser un trabajo más creativo que alguno más “clásico” (No sé, dialogar 4 escenas de un capítulo de TV, por ejemplo).
Querría plantearte una duda, ya que actualmente estoy readaptando la biblia de una serie que creé y los argumentos de sus episodios para sacar material para una novela. Se trata del asunto del punto de vista, que en las series es múltiple y salta de un personaje a otro con sólo pasar de secuencia (incluso lo vemos dentro de una secuencia) mientras que los libros suelen tener un punto de vista único, el del protagonista.
Es lo que más me está costando adaptar de un medio a otro y me tiene un poco quemado, porque me da la impresión de que pierdo cosas importantes al ceñirme a uno o pocos puntos de vista. Una opción es tirar por el camino de George R.R. Martin y dar voz a muchos personajes, no sé si podrías indicarme otras formas de encarar el tema…
Gracias y un saludo!
Javi Jáuregui
Bueno, eso depende de quién sea tu narrador. Lo cierto es que la voz literaria de verdad, según la mayoría de los que saben de esto, es la omnisciente en tiempo pasado. Pero bueno, que también puedes escribir en presente y en primera persona (yo lo he hecho en Enlazados), pero entonces tienes el problema de los focos de los que tú hablas. Te diría que lo hicieras cómo más cómodo crees que te vas a sentir. Saludos y ¡gracias!
Pues a mí me parece muy bien que escribas las novelas de las series si te gusta y si te pagan. En Compañeros también se escribían, pero no lo hacíamos la gente del equipo de guionistas. Pedimos hacerlo nosotros porque nos apetecía y nunca entendí porqué, pero no nos dejaron hacerlo los de la editorial. Olivares lo ha hecho con Isabel y se ha vendido muy bien. Vamos, que lo importante es hacerlo con profesionalidad y estoy seguro de que se puede sacar un buen producto si se intenta. Y si a la gente le apetece leerlo, estupendo.
Me alegro de que publiques tu novela estos días.
¡Muchas gracias!
Voy a comprar tu novela y, además, la voy a leer.
Los prejuicios que describes me suenan a calco de los que he oído este último año al decir que escribía un reality. Y en mi primer trabajo, de ayudante en una productora de cine, se lo oía a mi jefe sobre la televisión (así en general) y quienes hacían televisión. Y se lo he oído a muchos actores, y realizadores, y guionistas también, para justificarse: “ya sabes, hay que comer”.
Es más, mentiría si no dijera que, muy jovencita, yo también pensé y dije gilipolleces parecidas. Lo que ya me parece bastante grave, a efectos de industria, es que profesionales curtidos, hechos y derechos como tu profesora lo sigan diciendo sin cuestionarse ni una coma.
Un breve cómic sobre novelización de películas:
http://comic.thoughtshake.com/2013/03/13/porn/
Llevo años ganándome la vida escribiendo por encargo. Cuando me preguntan (casi me exigen) que con lo bien que que escribo no escribo algo mio me los quedo mirando (y antes no decía nada porque increíblemente conseguían hacerme sentir culpable ) y les digo… simplemente, porque es jodidamente difícil.No solo hacerlo, sino para los que tenemos la mediocridad como limite, no pasar a engrosar la cantidad de imprescindibles que se publican. ¿Me siento mal? No, me encanta ganarme la vida con algo que me divierte, escribir.
quería decir ‘de prescindibles’ (creo que el término de por sí me horroriza tanto que me ha traicionado el teclado)
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