FIRMAS INVITADAS: LA PERIPECIA Y EL TEMA

Manuel Ríos es Director, Productor y Guionista de cine y televisión. Y tuitero.

En la Biblia ya tenían muy claro cómo contar historias

Canal + está haciendo cuatro documentales analizando la ficción española. Es una iniciativa muy interesante, más de ochenta entrevistas a actores, creadores y guionistas de series de televisión. Algo similar a “America en primetime” pero con nuestros éxitos y fracasos. Una de las cuestiones que plantean es qué pensamos los escritores del concepto de autoría. Ven que hay cierta polémica, que es un asunto que nos interesa a todos y que genera mucho debate. Al acabar la entrevista, me dijeron que yo también había respondido de manera vehemente. Voy a tratar de plasmar en papel mi reflexión a raíz de esa conversación.

En BocaBoca recibimos muchos proyectos de series y siempre les preguntamos lo mismo: ¿de qué va? Cuando nos contestan, la mayoría de las veces les replicamos: Eso es lo que sucede, la peripecia, ¿pero de qué va tu historia, qué me quieres contar con todo esto? (¿Cuál es tu posición como autor?).

Llegado este punto, necesito que nos pongamos de acuerdo en: qué significa tema y qué peripecia.

Peripecia: En el diccionario de sinónimos pone “andanza”. Me encanta el término. Es lo que va ocurriendo en la historia, las acciones de los protagonistas, lo que sucede. Lo que habitualmente recoge la sinopsis. Los hechos.

Tema: “el ¿de qué va?”. Lo que el autor quiere transmitir con ese guión. Hay gente que lo llama subtrama, tesis… Gonzalo Toledano y Nuria Verde apuntan en su libro Cómo crear una serie de televisión que Sensación de vivir va de la competitividad, Friends del miedo a madurar o Cheers del final de la familia tradicional y de su sustitución por los amigos y el bar. “El tema de una serie como Los Soprano no es, exclusivamente, contar las peripecias de un grupo de mafiosos…”[1]. Señalan que es el poder. Mujeres desesperadas trata, en realidad, de la verdad y la mentira, de las apariencias y del engaño. Yo añadiría que no basta con que trate del poder o de las apariencias. Además, debe contener una visión personal.

Linda Seger escribe que “la trama principal conduce la acción y las secundarias, al tema. Algunos (autores) dicen que la subtrama es aquello de lo que una historia trata realmente”[2]. Me suena mejor la palabra tema porque subtrama resulta confuso ya que puede haber varias subtramas y no todas tratar el “tema”.

En las series españolas, prima la acción, los hechos, y a veces en difícil encontrar un tema claro. Parte de la culpa es de los “malditos” setenta minutos. Vivimos tan angustiados porque ocurran cosas para mantener entretenido al espectador tanto tiempo que nos despreocupamos de la tesis, de intentar contar algo de fondo. Nos puede el que pasen muchas cosas. No escaletamos desde el personaje ni desde la tesis sino desde la acción. Necesitamos protagonistas “amplios”, que nos permitan una gran variedad de tramas, que un día puedan ser más valientes y otro menos, porque no hay manera de mantener una trama semanal de tantos minutos. Los personajes y el concepto de autoría se resienten.

En la Biblia lo tenían muy claro, y mira que han pasado años. Me refiero a la Biblia, Biblia, la de los evangelios y eso. No a nuestras biblias. Hoy estamos tan alejados del lenguaje simbólico de esa época que ni los cristianos entienden lo que se escribió. Y nosotros no somos capaces de aprender de esos relatos cómo se debe escribir. Si han obtenido tanto éxito, algo tendrán, digo yo. Los evangelistas dominaban la separación entre peripecia (acción) y tema o tesis de fondo (lo que querían transmitir).

Peripecia: Jesús camina sobre las aguas. Está muy bien, mola, es original, llama la atención, es un buen relato, funciona. Me interesa esa trama.

Tema: Jesús domina el mal, representado, en esa época, por las aguas.

Peripecia: La multiplicación de los panes y los peces.

Tema: Si compartimos hay para todos.

Peripecia: en la muerte de Jesús, se rasga el velo del templo. Históricamente está demostrado que la destrucción del templo no sucedió ese año. ¿Y porqué nos lo cuentan así los evangelistas? ¿No sabían Historia? ¿Cuál es el tema?, ¿qué nos quisieron comunicar?: un desafío hacia los sumos sacerdotes de su tiempo. Estos, controlaban la relación con Dios a través de sacrificios que sólo ellos podían llevar a cabo y por los que cobraban sumas cuantiosas (por eso la expulsión de los mercaderes del templo). Ese es el verdadero sentido de la muerte de Jesús. El poder de hablar con Dios lo tenían los sacerdotes y Jesús reivindicaba que también era posible para la gente sencilla, que cualquiera podía rezar al Padre. Y eso se representó con la ruptura del velo del templo, que guardaba una zona sagrada donde estaba Dios, y a la que sólo podían acceder unos pocos privilegiados. Así es mucho más interesante la historia, ¿verdad? Gana profundidad. Perdón por ponerme tan bíblico pero, estos días, con la elección del Papa estamos todos muy influidos. Lo que está claro, es que la historia les funcionaba muy bien en dos niveles:

1. Acción: relato del poder destructor de Dios y la peripecia de los efectos especiales del templo demolido. Impactante.

2. El tema de fondo, la relación personal con Dios sin intermediarios. (Esta es la parte polémica, el verdadero escándalo de su tiempo). Por cierto, una cuestión que sigue siendo tan actual como entonces.

Ser autor no consiste en hacer una serie de romanos, o de judíos y templos que se caen, o de un colegio, o de un barco escuela, o de una cárcel en una plataforma petrolífera, o de un periódico, o de una escalera de vecinos. Consiste en qué cuentas en ese entorno. Aquí no hay quién viva habla de la ruindad del ser humano. Compañeros de segundas oportunidades. ¿Podríamos decir que Con el culo al aire va de “juntos podemos”? Hace unos días, en este mismo blog, Javier Olivares ponía un par de ejemplos que vienen al caso:

“Full Monty, ¿cuenta la historia de unos aprendices de striptease (peripecia) o la  desolación de la crisis económica y la destrucción social y familiar que conlleva dicha crisis?” (tema).

“Call the Midwife parece una serie de época, amable y emocional, sin más. No lo es. Hablar del inicio del servicio de sanidad público y universal inglés en unos momentos en los que todo se privatiza (siguiendo el estilo Thatcher) no me parece nada casual. Se habla de solidaridad entre desfavorecidos. De la lucha por salir de la ignorancia y la pobreza. Pronto, esta serie parecerá que nos habla de nosotros mismos”.

Las cadenas te piden un de qué va atractivo. El tema les suele dar da igual. Si está bien escrito, no les molesta. Ahí es donde tú demuestras que eres autor, que tienes algo que decir, que tienes una opinión sobre la libertad, el trabajo en equipo, el poder, la relación de pareja, una visión de la familia, de las relaciones personales, de la capacidad de sufrimiento, de la realidad de la mujer, de la superación personal, de la crisis… Y la cadena no se va a meter mientras la peripecia sea entretenida y comercial. Si te piden una comedia y entregas Cheers (la original), a los directivos no le va a parecer mal que hables de la desintegración de la familia siempre y cuando los chistes sean brillantes.

Y esa es nuestra labor. Ahí está nuestro concepto de autor, lo que queremos transmitir. Ese es el reto: ¿tenemos de verdad algo que contar? O sólo peripecias.


[1] TOLEDANO Gonzalo y VERDE Nuria. Cómo crear una serie de televisión. Ed T&B Editores. 2007

[2] SEGER, Linda. Cómo convertir un buen guion en un guion excelente. Ed Rialp. 1991

15 comentarios en «FIRMAS INVITADAS: LA PERIPECIA Y EL TEMA»

  1. Gran Reflexión Manuel,
    Muy clara, directa y cargada de verdad. Me quedo con tu afirmación de que en Boca os preocupaáis tanto o más del tema como de la peripecia. Ojalá todas las productoras de ficción lo tuvieran tan claro.
    Saludos

  2. Felicitaciones por el texto, Manuel. El tema era necesario de tratar y la forma de tratarlo la comparto (muy bueno el ejemplo bíblico). La verdad es que hay antecedentes.

    Para Aristóteles (y no es coña), la fábula literaria ( no se limita a contar unos hechos concretos y reales, sino que narra unos hechos “verosímiles” y “necesarios”. En cuanto a verosímiles, entendemos que es aquello que “podría suceder”, en estricto condicional, es decir, aquello que puede parecer real pero que no tiene por qué serlo. La historia, no obstante, ha de limitarse a narrar hechos reales. Por “necesarios” entiende Aristóteles aquellos hechos que son consecuencia unos de otros, es decir, la historia que se narra en una fábula literaria, por ejemplo, debe tener una estructura lógica (unos hechos llevan a otros por necesidad, lógica, podríamos llamarlo una relación causa – efecto) a pesar de no ser reales, sino verosímiles, todos lo hechos deben mantener entre sí una relación lógica, coherencia interna.

    Lo único, te veo muy optimista sobre eso de que las cadenas quieren saber de qué van las series y no de las peripecias. No siempre, y creo que los dos lo sabemos. Muchas veces es mero formulismo inicial. Y luego te piden peripecias. Dos buenos ejemplos son las (horrendas) adaptaciones españolas de “Sin tetas no hay paraíso” y de “Betty la fea”. Sobre todo en la primera, el “de qué va” (el concepto) se pierde en peripecias y tópicos, olvidándose de la carga social y política del original.

    Otras veces, muchos directores (la mayoría) que tienen pleno poder sobre el guión que dirigen, sólo entienden la fórmula conflicto=peripecia. Y se olvidan de estados de ánimo, intenciones, subtextos… que en las series que tanto nos gustan son el origen de todos los conflictos y todas las peripecias. Porque lo importante es que el personaje te lleve a la peripecia y no que ésta arrastre al personaje. En definitiva, parafraseando a Aristóteles: menos peripecia y más personaje. Porque basarse en los personajes y el concepto significaría que has construído bien la historia y a sus personajes. Lo segundo es el origen de mil trucos de guión giros en falso. Eso sí, cuesta menos trabajo hacerlo.

    Por último, a veces sólo interesa tu “de qué va” si va de algo que de lo que han ido otras anteriores con éxito. Repetición de fórmulas, vaya. Y no saben que la propia Biblia que citas es más moderna en planteamientos que muchas de nuestras series.

    1. Ahí me he explicado un poco mal, quizá, no hacen la pregunta igual que nosotros. Preguntan la peripecia, quería decir. Y no les molesta el fondo mientras no “manche” demasiado.

  3. Personalmente, creo que el guión surge en primer lugar de la peripecia, y que el tema es una cuestión que va prendida de ella, y sobre el que se reflexiona con posterioridad. Me parece arriesgado afrontar la creación de un guión partiendo de un tema; sobre todo, si en su elección ha influido una opinión que el autor quiere transmitir a toda costa. El espectador suele tener un sexto sentido para detectar cuando el autor – ¡no los personajes! – le está intentando transmitir una idea disimulada en una trama, y cuando eso ocurre reacciona con el rechazo.

    La creación debería funcionar de una forma más sutil, tal y como yo la entiendo. A un determinado autor le llamará la atención un tipo de peripecias de una forma casi instintiva, como respuesta a su formación, su edad, sus inquietudes, sus opiniones… su visión del mundo, en definitiva. Y a partir de ellas elaborará sus historias, cargadas – si es realmente bueno – de un enfoque único y personal. A partir del análisis de esa peripecia, se podrá llegar a determinar cuál es el tema, su profundidad o su ligereza. No creo que Paul Laverty se diga: voy a escribir para Ken Loach una historia de profunda carga social sobre el deterioro de las condiciones de vida de la clase trabajadora británica. Laverty va por la calle y se fija en un transeúnte vendiendo pañuelos en un semáforo, cargado con una mochila infantil raída con la imagen de Hello Kitty. Y la peripecia surge en su cabeza. Un lujoso coche se detiene en el semáforo y la niña que va sentada en su sillita del asiento trasero reconoce a su gata favorita en la mochila del transeúnte y reacciona excitada. ¡Es Hello Kitty! Y llama la atención del transeúnte que se acerca sonriente. La niña comienza a bajar la ventanilla y el padre le ordena con un grito que vuelva a subirla, mientras bloquea las puertas con hostilidad. Al transeúnte y a la niña se les congela la sonrisa. Ella no entiende nada; él, demasiado. El semáforo se abre y el coche abandona el lugar a toda velocidad…

    Creo que he llevado el ejemplo demasiado lejos… No soy Paul Laverty. ;-) Pero esto es lo que me ha ocurrido mientras venía hacia aquí, hace cinco minutos. La peripecia ha surgido. Y a posteriori parece deducirse que el tema de la desigualdad social, o la visión infantil del mundo, me interesan…

    1. Lajos Egri, en El arte de la escrituta dramática, defiende justo la tesis contraria: primero la premisa, luego los personajes y finalmente el conflicto, la peripecia.

      No digo que sea la correcta frente a la tuya, sino que ambas son posibles.

    2. Primero es QUÉ quieres contar. Luego, CÓMO. Y después y no menos importante: a QUIÉN.

      Y te lo dice alguien que se devanó los sesos junto a unos estupendos guionistas (Pablo Olivares, Anaïs Schaaff y Jordi Calafí) para escribir “Isabel”. Mi gran obsesión fue que una serie de hechos históricos que marcaban la serie parecieran que surgían de los personajes, de sus motivaciones… Porque así fue en la realidad. Los hechos no estaban escritos para ellos. Pero para los que vivimos siglos después, sí.

      Atacar una serie histórica marca mucho más el tema del que aquí habla certeramente Manuel Ríos. Porque las peripecias son las que son. Pero tú no tienes que dejarte arrastra por ellas. Al contrario: lo que tienes que investigar y contar es por qué aquellos personajes llegaron a hacer esas cosas. No las cosas que hicieron. Eso ya te lo dan los libros de Historia: las ilustras (cuando el presupuesto te deja) y ya está.

      Si no consigues eso, todo es anticipación, recrear lo que la gente ya sabe… Y te estrellas. El espectador debe acompañar a los personajes en su viaje y encontrar con ellos las peripecias.

      El mayor piropo que he recibido sobre esta serie es cuando me dijeron que cómo podíamos generar tanta tensión en una historia que todo el mundo sabe cómo acaba. La respuesta es: porque nos centramos en los personajes, en el tema, en la ideología y en la lucha política. Y ello nos llevaba a la Farsa de Ávila, a la negativa a casarse de Isabel, a su boda con Fernando… Y no al revés.

      PS: Supongo que a los que nos gustó Isabel, este ejemplo les parecerá una mierda. Pero como viví casi un año metido en esta obsesión, la cuento.

  4. Muchas gracias por el post. En cuanto tenga más tiempo libre leere el libro de Linda seger. Por lo demás, es verdad que la peripecia es lo que genera el resto de la historia.

    Ahora bien, creo que el número de éstas debería ser reducido o bien medido. “Los Soprano” es una serie que esta bien trazada desde el principio hasta el fin con unas peripecias con sentido; en “Aida” no hace falta medirlas, en una comedia se satiriza y se subvierte todo. Y “Hermanos de sangre” tiene pocas, las necesarias para una serie de su calibre.

    No quiero ofender a los bloguionistas por si alguno de ellos ha trabajado en aquella serie, pero hay algunas series españolas como “El internado” donde se suceden tantas peripecias que al final te tomas a risa la serie o dejas de seguirla.

    1. Puestos a leer, te recomiendo El guión para series de televisión editado por el Instituto de Rtve y en el que hemos publicado varios de los guionistas de este blog y de este debate.

  5. Muy interesante!

    Respecto al debate abierto sobre peripecia primero o tema primero considero que la peripecia deberia ser la expresión física del conflicto emocional del personaje. Y éste, el producto de la posición del personaje respecto a una idea central o tema cuando interactua con su entorno, otros personajes o sus creencias. Empieza por dónde quieras, cada proyecto es un mundo, pero busca la coherencia entre estos tres ejes y acertarás.

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