Por David Muñoz
Estas últimas semanas me he encontrado en varias ocasiones hablando con guionistas que empiezan sobre qué podrían hacer para convertirse en guionistas de cine profesionales. Así que, como es un tema que interesa, se me ha ocurrido reunir en un solo texto algunas de las cosas que he ido diciendo por ahí.
Importante: parto de que no hay una sola manera de llegar a convertirse en guionista de cine, claro. No hay una fórmula que garantice el éxito. Para bien o para mal, hay casi tantas maneras de llegar a ser guionista de cine como guionistas. Además, dado que los directores españoles tienden a escribirse sus guiones (aunque cada vez ocurra menos), está claro que hay poco hueco para proyectos originales. Con lo que tratar de ganarse la vida como guionista de cine es, si no imposible, muy, muy difícil.
-Haz equipo con un director. Solo hay que mirar los créditos de las películas para ver que los guionistas de cine que más trabajan son los que se han emparejado con directores de cierto éxito con quienes escriben, sino todos, sí al menos la mayoría de sus proyectos. Así de pronto se me ocurren Jorge Guerricaechevarría y Alex de la Iglesia, Michel Gaztambide y Enrique Urbizu, o Sergio G. Sánchez y Juan Antonio Bayona. Todos estos guionistas también trabajan para otra gente, pero el lugar que ocupan en el mercado se lo han ganado gracias al trabajo que han llevado a cabo con “sus” directores.
Lo que pasa es que cuando digo esto, muchas veces la gente interpreta que me refiero a un director famoso. Y, sabiendo que he coescrito una película dirigida por él, suele pasar que en seguida alguien me pregunta cómo ponerse en contacto con Guillermo de Toro. Pero no es eso. La idea es empezar a trabajar (escribiendo o coescribiendo) con un director que esté en las mismas condiciones que tú, o parecidas. O sea, que también esté empezando. Jorge Guerricaechevarría y Alex de la Iglesia no habían hecho nada hasta que estrenaron “Acción Mutante”. Bueno, sí que habían hecho muchas cosas: cortos, fanzines, etc. pero vaya, no películas, que es de lo que estamos hablando. El “truco” está en asociarte con alguien que te parezca que tiene talento, y en convencerle de que eres SU guionista. Un cortometrajista, un realizador de publicidad que busque debutar en el cine, etc. Hay muchos posibles candidatos.
Desde luego, eso no te garantiza que se haga ni uno solo de los proyectos que desarrolléis juntos tú y ese director, pero la realidad, por mucho que nos fastidie a los guionistas, es que en la mayor parte de los casos no son las historias por si mismas las que levantan los proyectos, sino los directores que quieren rodarlas.
Hay que apostar por alguien. Y ese “alguien” debe apostar por ti.
-Escribe guiones que no sean como los otros doscientos guiones que llegan a las productoras cada semana. No merece la pena perder el tiempo intentando clonar la última película de éxito o tratar de ser “comercial”. Más que nada porque ningún productor se pondría de acuerdo con otro respecto a qué es exactamente “comercial” o que tipo de proyectos se podrían calificar de esa manera. Por Ej., me cuesta creer que alguien, leyendo el marcianísimo guion de “Lo imposible” se le habría ocurrido pensar que iba a ser semejante éxito. En mi experiencia, los productores acaban invirtiendo en películas que esperan que den dinero, sí, pero elegidas entre los proyectos que de alguna manera les ponen y responden a su idea del tipo de cine que creen que deben de producir. Y a no ser que seas amigo suyo y lo conozcas muy bien, resulta difícil saber qué guion va hacerle decir a un productor: “quiero rodar esta película”. Por eso creo que es más inteligente invertir el tiempo y el esfuerzo que lleva terminar un guion en escribir algo que demuestre que conoces el oficio, pero también que tienes una voz propia, un mundo personal interesante. Aunque luego ese guion que tanto gusta no llegue a rodarse nunca y solo te sirva como muestra de escritura.
-No hagas ni puñetero caso de quienes te digan que hay fórmulas para conseguir el éxito. Sobre todo si no lo han conseguido ellos mismos.
-No te creas cuando te dicen que en las productoras no se leen los guiones. En unas sí, en otras no, y en casi todas, dependiendo de las épocas. Pero como no tienes manera de saberlo, compórtate como si los leyeran en todas. Entérate de a quién hay que mandarle los guiones, escríbele un mail amable contándole que tienes un guion que podría interesarle leer, y, si te dice que sí, adelante. Eso sí, si antes te pregunta de qué va tu guion, CUÉNTALE LA HISTORIA. No su tema. No te escribas una sinopsis vaga y ambigua en la que no se entienda nada. No estás echándole el anzuelo al público para que vaya al cine atraído por dos o tres elementos llamativos, estás intentando convencer a alguien para que se lea 100 páginas. Dale buenas razones para que lo haga. Convéncele de que va a merecer la pena.
-No te rindas, pero tampoco seas pesado. Vale, es difícil llegar a guionista de cine, pero no imposible. Y para ello, hay que ser perseverante. Eso no significa estar mandando una y otra vez el mismo guion a las productoras durante diez años. Más de un aspirante a profesional me ha contado historias espeluznantes tipo: “llevo puliendo este guion magistral cinco años, y mando versiones nuevas cada tres meses, pero no sé por qué, no me hacen caso”. Hay que ser insistente, vale, pero también conviene saber cuando rendirse. Además, no pasa nada porque uno de tus guiones no interese. Si realmente eres un guionista, debes tener otros. Tu vocación, y más aún si quieres que se convierta en tu profesión, es crear historias. Si solo tienes esa, te estás engañando a ti mismo: no eres guionista. De modo que para mí no rendirse consiste en demostrar que eres una máquina de parir historias, y que a cualquier director o productor le vendría bien tenerte de su lado.
-No seas brasas.
-Se educado.
Creo que no hace falta añadir nada más a estas dos, ¿no?
Eso sí, importante: cuando conozcas a guionistas que trabajan profesionalmente en la industria, o a productores o directores, no les hagas entender que son unos mierdas que solo están ahí porque han tenido suerte y que en un mundo más justo tú deberías estar ocupando tu lugar. Sobre todo si eres uno de esos aspirantes que solo ha escrito un solo guion en toda su vida y más que sentarse delante del ordenador para hacer sus proyectos realidad, prefiere ir por ahí hablando de ellos.
Los guionistas en general creo que somos buena gente, y cuando podemos nos gusta ayudar a quienes empiezan, aunque sea solo para agradecer de alguna manera lo que otros hicieron por nosotros. Ser un capullo no es la mejor manera de conseguirlo.
Esto me lleva a que también hace falta tener contactos, por supuesto. Pero eso me parece obvio. Ocurre en cualquier profesión. Conocer a productores, directores, etc. , es mejor que no conocerlos. Pero de nada sirven los contactos si luego no tienes nada que enseñar o lo que enseñas no merece la pena. Luego, casi todo el mundo cree que los buenos contactos se consiguen en fiestas y eventos varios, pero no tengo claro que sea así. No digo que no tenga una parte de verdad. Hay algún guionista fiestero y carismático por ahí. Aunque me atrevería a asegurar que son la minoría. Yo por lo menos he sido siempre un desastre en ese sentido y durante diez años he tenido trabajo. Los mejores contactos cuando empiezas se hacen trabajando con gente que también está empezando. Quien sabe si ese tipo que ha producido el corto de “tu” director y que ahora no tiene donde caerse muerto acabará teniendo una productora importante, o trabajando para una de ellas. Yo los contactos más importantes de mi vida los hice currando gratis en fanzines en los ochenta.
Hay guionistas que sin haber hecho nada se comportan como si colaborar con gente que está empezando fuera poco menos que una humillación. Y así de verdad que no se va a ninguna parte.
Perdonad por el tópico, pero hay que sembrar muchas semillas para acabar cosechando algo medio interesante, o, como he dicho aquí varias veces, hay que comprar muchos billetes de lotería para que toque uno.
Además, pese a que nos cabree, en buena parte nuestras carreras están en manos del azar. Un día, alguien capaz de levantar una película, lee tu guion y se enamora de él. Ahí empieza todo. Y puede ocurrir. O no. Lo único que podemos hacer es trabajar y esforzarnos todo lo que podamos para poner a la suerte de nuestro lado, sin tener garantía alguna de que vaya a suceder.
Y si a alguien se le ocurre algo importante que pueda habérseme escapado, para eso están los comentarios.
Justo lo hablaba ayer con un colega. Somos dos jovenzuelos que observan el futuro con incertidumbre (¿quién no?) y nos consuela jugar a adivinar lo que hay que hacer para abrirse camino en este mundillo. Él tiene curro (de cámara, dire de foto, etc…) y yo no. Él empezó grabando conciertos gratis, y yo no. También es verdad que el que quiere ser guionista no quiere perder el tiempo en prodigarse en otros campos (más técnicos) para los que tal vez también está preparado y en los que, sin embargo, podría cosechar un buen número de contactos. ¿Quién dice que tu acceso directo al guión no pasa por conocer a un chispas que conoce a…? También pensamos que un camino directo es el de convertirse en director, es decir, en escribir y rodar a pequeña escala, presentarse en festivales, hacerse ver y esperar a que aquel productor o director detecte mimbres de futuro en tu trabajo. Yo, de mientras, sigo en casa, escribiendo de todo en una habitación sin ventana: cortos, biblias, largos, relatos, blogs… (esa es otra, la focalización; hay que priorizar, hay que organizarse, o nunca darás el 100% de tu talento en ninguna de tus creaciones), y tal vez me vuelva loco antes de que pueda cobrar mi primer sueldo como escritor de algo. Al menos si tuviera ventana tendría una salida… : )
Otra opción es ser también director, claro. Pero mi entrada está dirigida sobre todo a aquellos que en principio no se plantean dirigir y solo pretenden ser guionistas. Y ahora que leo tu comentario, se me olvidó que otra manera de conseguirlo puede ser destacar en otro campo, escribiendo novelas o cómics, por Ej., e incluso un blog. Lo que pasa es que ahora mismo en Internet hay tanta cosa que resulta muy díficil llamar la atención.
Ojo, David: “…si no imposible…”
Y muchas gracias por el blog, tan bien escrito, por lo demás.
Gracias por la corrección. Ya lo he cambiado.
Y lo de colocar una peli en las cadenas de tv, y que a partir de ahí ellos busquen director y demás, supongo que será prácticamente imposible ¿no?
Yo lo veo difícil. Imposible, no. Sé que ha ocurrido alguna vez. Pero mi impresión es que sobre todo buscan proyectos con director y, si es posible, incluso con productor. A mí alguna vez me han pedido cosas de una cadena, pero nunca me ha salido nada así.
Me ha gustado mucho la entrada, David. Tan sólo ver el título me he puesto a leerla con gran ansiedad pues es uno de los temas sobre los que más suelo pensar/divagar/fantasear.
Tengo la enorme suerte (mucha suerte) de que mi mejor amigo (que ya lo era antes de interesarnos por el cine) es aspirante a director. Por tanto, se podría decir que el primer punto del que habla David lo tengo salvado.
Pero a veces hecho en falta el conocer a alguien más enfocado en materia guión porque en ocasiones los directores dedican más atención a aspectos técnicos que de guión, por una cuestión de tiempo y energía supongo.
Dicho esto, siempre me ha resultado un tanto difícil el hablar con guionistas. Ya sea porque no se suelen ver en rodajes “undergrounds” o porque no asisto todo lo que debería a cursos y demás reuniones -como la que se celebró hace apenas unas semanas en Barcelona-. En fin, ¿Alguien quiere ser mi amigo?
Saludos
“Los directores dedican más atención a aspectos técnicos que de guión, por una cuestión de tiempo y energía supongo.”
En mi opinión, no despejar las palabras de un guión para hacerlas convertir en imágenes-sonidos-movimientos de cámara, es como coger un pincel y copiar sin más una capilla. El guión es la base de todo. Y todo lo anterior, creo que supone la misma dedicación que el trabajo técnico previo al rodaje y al rodaje en sí (no soy director). Pasarlo por alto es exponerse al examen “sin pantalones”. Ahora los resultados se publican en internet, por la propia gente que va a verte, y a vista de todos. Sería horrible que dijeran: ¡qué insulso!
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