FIRMAS INVITADAS: ¿QUÉ HACE UN GUIONISTA EN UN RODAJE?

Por Alejo Flah, guionista, entre otras series y películas, de “Vientos de Agua” y “Séptimo”, de cuyo rodaje nos habla en este texto. 

Después de más de once años viviendo entre Madrid y Buenos Aires me pasan principalmente dos cosas. La primera es que soy prácticamente “bilingüe” (escribo en “español” y en “argentino” casi con la misma fluidez) y la segunda es que, acostumbrado a ir caminando a todas partes por el centro de Madrid, los viajes en colectivo (autobús) por los (cien) barrios porteños se me hacen completamente interminables.

Por eso el recorrido desde mi casa hasta el rodaje de Séptimo da para mucho.

Lo primero que pienso es que, como casi todas las cosas que valen la pena, esta película empezó casi como un juego. Después de su primera película como director (la estupenda 25 Kilates) Patxi quería conocer Argentina, pero le parecía un viaje demasiado largo y costoso si era sólo para hacer turismo.

Nos propusimos entonces escribir una película que pueda rodar aquí y pasar unos meses trabajando (y haciendo turismo) en Buenos Aires. Le planteamos un concepto a Andrés Longares, un excelente productor español que vive hace varios años en Argentina, y le gustó. En pocas semanas escribimos la primera versión del guión que, aunque en esencia se ha mantenido prácticamente igual, seguimos retocando dos años después hasta el Domingo pasado: la tarde anterior al inicio del rodaje.

Lo segundo que me da por pensar (mientras el colectivo avanza en una diagonal suicida sobre los coches) es que siempre es mejor escribir con amigos. Sobre todo si tienen talento. Y, mejor aún, si tienen un futbolín (metegol) en su casa.

Con Patxi nos pasamos horas usando el futbolín de su hijo cada vez que no podíamos avanzar con la historia. Desayunamos en sitios absurdos. Paseamos por las calles de Madrid. Nos desesperamos cuando la película no avanzaba. Nos alegramos cuando empezamos a ver que el guión le interesó a Ricardo Darín. Luego a Belén Rueda, a Tele 5, a Fox y a algunos de los productores más interesantes de España y Argentina.

Con amigos siempre va a ser más fácil vivir el proceso de creación. Las horas muertas van a ser horas de diversión. Y eso, supongo, se reflejará de alguna forma en el guión y, por ende, en la película.

Bajo, por fin, del colectivo. Llego al rodaje. Hay grúas. Camiones. Una multitud improvisada con sus móviles atentos para fotografiar a Darín. Adolescentes con carteles escritos a mano: “Ricardo, te amamos”. Hay también más de cincuenta personas corriendo, sosteniendo unos papeles arrugados, manchados de mayonesa, impresos en distintos tamaños y colores: es el guión. Me encanta verlo así.

No logro entender a los guionistas que son celosos con su material. Me recuerdan a los padres que pretenden controlar a sus hijos teniéndolos encerrados en casa hasta los treinta años: lo más probable es que los chicos se estén metiendo crack en el baño antes de la cena. Para ser claros: no existe la menor posibilidad de controlar un guión en un rodaje. Lo mejor que puede pasar es, justamente, esa falta de control. Ver cómo todo un equipo de gente y como toda una serie de accidentes dan forma a una película.

Esto es una perogrullada, pero lo tengo que repetir: el cine nació y será siempre documental. De un momento histórico, de una ciudad, de una hora del día, de un equipo, de un estado de ánimo, de una experiencia vital, de una mirada… Da igual que sea un thriller o una comedia romántica: cualquier película sigue siendo, en esencia, lo mismo que aquellas primeras imágenes de los Hnos. Lumière. Y es a esa aventura a la que tenemos que preparar a nuestro guión, para que crezca (se desarrolle) de la mejor manera. “De la oruga a la mariposa”, que decía Carrière.

Probablemente hay una sola cosa que podemos hacer (en la medida de lo posible) por defender nuestras historias: trabajar siempre con directores que vayan a pelear por conseguir lo mejor. Que nos hagan partícipes del proceso de reescritura hasta el momento del rodaje. Que luchen para que el proyecto salga adelante, que no especulen entre otros varios guiones, que intenten tener la mayor cantidad de semanas para rodarlo, que se rodeen de los mejores productores, del mejor equipo, de los mejores actores… En este caso ha sido así y, ojalá, pueda ser siempre así también en el futuro.

¿Qué hace un guionista en un rodaje? A priori no hace nada: se reencuentra con viejos amigos, observa al personal femenino, come algo del catering, escucha hasta el cansancio los diálogos que escribió en la intimidad de su casa. Pero lo cierto es que sí hay algo que puede hacer: aprender. Reflexionar sobre su trabajo. Ver si en esa experiencia hay alguna herramienta que le sirva para escribir (mejor) el próximo guión.

Algunas ideas: Ver qué frases necesitan cambiar los actores (No, Darín, no es el que se está equivocando. Si le cuesta decir una frase es porque el diálogo tiene algún problema de ritmo). Pensar qué implica cada una de las decisiones que tomamos alegremente en la intimidad de nuestras casas ( y no hablo solamente de un exterior-noche lluviosa). Ver, según la forma en la que escribimos una acción, qué planos se han “sugerido” de esa escritura o intentar entender por qué se han dedicado tres horas a una escena de poco menos de media página. ¿Qué estábamos contando? ¿Por qué parece tan importante para todos ese momento que nosotros imaginamos prácticamente intrascendente? ¿Cuál es el sentido que han entendido los actores de ese momento? ¿De qué forma se los transmite el director?

Acaba el primer día de rodaje. Decidimos ir a tomar unas cervezas para celebrarlo. Discutimos en qué barrio es mejor. Si nos quedamos en Balvanera o nos movemos hacia Palermo. Terminamos en un bar de Congreso, abriendo la primera botella.

Dos años después, estamos finalmente haciendo turismo en Buenos Aires.

Pero, ya que estamos por acá, aprovechando también para hacer una película.

6 comentarios en «FIRMAS INVITADAS: ¿QUÉ HACE UN GUIONISTA EN UN RODAJE?»

  1. Me gustaría que alguna vez hubiera una firma invitada que no hubiera escrito, ni rodado, ni producido nada a pesar de intentarlo una y otra vez. Sí, una anti-firma invitada. Alguien que me de una visión negra y asquerosa de este oficio, despojada de buenas experiencias, en la que los logros, guiones vendidos y películas rodadas brillaran tristemente por su ausencia. ¿Ayudaría a comprender mejor este oficio? No lo sé, tal vez sí, tal vez sería un bofetón de realismo, la visión de uno que ‘no lo ha conseguido’ tal vez nos serviría para concebir esa más que razonable posibilidad. Tal vez serviría para arrancar definitvamente de nosotros cualquier expectativa pretriunfante de trabajar en esto, y de liberarnos de ese jodido pensamiento que atenaza nuestras vidas y las esclaviza, impidiéndonos disfrutar de otras cosas gratificantes de la vida. Sí, tal vez seríamos más felices si alguien nos advirtiera, honestamente, de lo que puede pasar.

    1. Bueno, es que no es mi caso, porque yo ni siquiera he tenido la oportunidad de ser rechazado (a excepción de un guión que estuve moviendo sin éxito). Pero no te apures, que en un tiempo seré la anti-firma que este blog necesita : )

      Para ser sinceros, iba borracho como un cabrón cuando escribí el comentario (tal vez se deduzca de la diatriba). Supongo que todo estalló en mi cabeza en el punto del texto en el que el autor explica lo fácil que resultó para arrancar el proyecto (explicar el concepto y ponerse a trabajar, ¿en qué mundo terrenal ocurre eso?), y pensé que eso no era así, que eso sólo ocurre en este blog.

  2. Buen post. “25 Kilates” me encanto, es una joya que no fue los suficientemente valorada en su momento. Así que espero con ganas esta “Séptimo”.

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