Por David Muñoz
En esta entrada de su blog, el guionista de cómic, crítico y traductor Santiago García habla de lo que supone para el mundo del cómic que el centro cultural La Alhóndiga de Bilbao haya suprimido la beca para historietistas que venía concediendo desde hace unos años.
Al recordar su experiencia como parte del jurado que concedió la beca en el año 2011, Santiago dice: “Recuerdo lo mucho que me impresionó la calidad de los trabajos presentados a esta beca. Había decenas de proyectos publicables, algunos propuestos por autores que ya tenían obra en el mercado, pero otros muchos firmados por talentos completamente desconocidos. Y recuerdo el dolor de no poder otorgar quince o veinte becas, y confiar en que, de la misma manera que la existencia de la convocatoria había servido de estímulo a muchos de los candidatos para materializar aquel proyecto que llevaba tanto tiempo dándoles vueltas en la cabeza, el no haberlo conseguido en esta ocasión no les desanimara, haciéndoles desistir de sacar adelante sus cómics. Al fin y al cabo, habría otras oportunidades”.
Y al leerlo, lo primero que pensé fue que esa era exactamente la función que cumplían las ayudas al desarrollo de guiones de largometraje que otorgaba hasta hace muy poco el Ministerio de Cultura*.
Porque los beneficiarios de las ayudas no han sido solo quienes las han recibido, sino todos los guionistas que se han presentado a las convocatorias.
Habrá quién piense: “Si quieres escribir un guion, pues lo escribes y punto, no te hace falta una ayuda ministerial”. Y algo de razón tendría, pero solo “algo”.
Escribir un guion de cine, aunque sea solo en forma de tratamiento, que era lo que pedía el Ministerio de Cultura, es un trabajo mucho más duro y laborioso de lo que pueden imaginarse aquellos que nunca han intentado escribir uno. Si quieres hacerlo bien, tienes que dedicarle mucho tiempo, y, cuando no hay nadie esperando a leer tu proyecto, es muy fácil desanimarse y abandonar. Quizá porque un guion que no tiene la posibilidad de ser convertido en una película, no es nada, no es una obra literaria con entidad propia, no es una novela. Como ya hemos dicho por aquí muchas veces, un guion es el mapa de una película. Nadie suele leer guiones por gusto salvo quienes quieren escribirlos. Y todos sabemos que en este país, la mayor parte de los guiones de las películas que se estrenan los escriben o los coescriben los propios directores. De los que no, la mayoría son encargos de productores, habitualmente adaptaciones de material ajeno. De modo que, sabiendo que las historias originales tienen un hueco diminuto en el mercado, creo que hay razones más que suficientes para preguntarse para qué dedicar varios meses de tu vida a escribir algo que tiene un 90% de posibilidades de no servir para nada.
Y es ahí dónde juegan un papel fundamental los concursos, las ayudas y las becas.
Pensar que puedes llegar a recibir una mínima compensación económica, o que gracias a que tu guion sea premiado o seleccionado, va a haber productores que le van a hacer un poco más de caso cuando salga al mercado (aunque luego tu historia te sirva solo como muestra de escritura y si gusta acaben encargándote otra cosa), puede ayudarte a sentarte delante del ordenador con un poco más de optimismo.
Estaría bien ser “superseres” capaces de trabajar siempre porque sí, por el puro placer de hacerlo, pero no lo somos. La mayoría necesitamos darle una finalidad a nuestro trabajo, tener un objetivo, aunque no acabemos consiguiéndolo.
Además, pese a lo difícil que resulta vender un guion, a veces ocurre. Y estoy convencido de que muchos de esos guiones que sí que han vendido, pasaron de ser a una idea a un tratamiento y más tarde a un guion gracias a que sus autores decidieron presentarse a las ayudas del Ministerio.
Al menos eso fue lo que me pasó a mí.
Creo que debió ser en el año 1998 o en el 1999, ahora no lo recuerdo exactamente.
Fuera el año que fuera, lo importante es que yo llevaba entre seis y nueve meses escribiendo guiones con el que fue mi coguionista durante muchos años, Antonio Trashorras. Pero, aunque habíamos escrito varias sinopsis y algo que se parecía lejanamente a un tratamiento, no teníamos ningún documento lo bastante cerrado como para poder enviárselo a un productor.
Entonces, pensamos en presentarnos a las ayudas al desarrollo de guiones del Ministerio de Cultura. Y, para doblar nuestras posibilidades de conseguir alguna, decidimos presentar cada uno por separado “Bola 8” y “La bomba”, dos de los proyectos que habíamos arrancado juntos.
Recuerdo que nos metimos un palizón para tratar de llegar a tiempo y que lo conseguimos por los pelos.
Pero ni “Bola 8” ni “La bomba” fueron seleccionados por el jurado.
Obviamente, nos habría encantado que nos hubieran dado un dinerillo por escribir alguno de los dos guiones (sobre todo a mí, que en aquel momento estaba en paro); pero gracias al palizón que nos habíamos metido para entregar a tiempo, teníamos por fin dos tratamientos “de verdad”, dos documentos que sí que podíamos pasarle a quién quisiéramos.
Que fue exactamente lo que hicimos.
Varios meses después, le dimos nuestros tratamientos (los dos que presentamos y un tercero que escribimos después, llamado “Topos”) al director Guillermo del Toro.
Y en un giro totalmente inesperado, Guillermo decidió comprarnos “La Bomba”.
Dos años más tarde, lo que había sido “La bomba” se estrenó con el título de “El espinazo del diablo”.
Fue la primera película que escribimos Antonio y yo y la que nos permitió convertirnos en guionistas profesionales. Aunque quiero pensar que quizá habríamos escrito aquel tratamiento de todas maneras, puede que no hubiera sido así. Quien sabe si nos habríamos cansado de “La bomba” después de estar dándole vueltas unos meses. Son muchas las historias que se quedan por el camino porque no las escribes cuando están “vivas”, cuando son lo único en lo que piensas mañana, tarde y noche. Puede que sin aquella convocatoria de las ayudas del Ministerio, el momento más importante en nuestra carrera de guionistas no se hubiera producido.
Me resulta muy triste pensar que un guionista joven, que sueña con ganarse la vida alguna vez con sus historias, haya perdido oportunidades que sí que tuvimos generaciones anteriores (y que dábamos por hecho; jamás pensamos que llegaríamos a este punto).
Además, me parece que no es solo algo malo para los guionistas, sino para el cine español.
Está bien decir que hacen falta guiones y exigir que mejoren la calidad de las historias que contamos. Pero para eso deben darse las condiciones que permitan escribirlos. Y en ese sentido, las ayudas al desarrollo de guiones del Ministerio de Cultura han jugado un papel fundamental.
Por eso, y aunque he escuchado decir que las ayudas volverán “tras la crisis” (cosa que ahora mismo me cuesta creer), me parece que es importante que todos los que nos dedicamos a esto tengamos claro que las ayudas de este tipo no son una limosna, no son algo de lo que se pueda prescindir cuando las cosas van mal, son una necesidad.
Y ya sea de manera individual o a través del sindicato ALMA o de las asociaciones a las que pertenecemos, hay que empezar a decirlo.
*Por si alguien se lo pregunta, es obvio que estoy a favor de que el gobierno invierta parte de mis impuestos en apoyar la industria cultural de mi país, tal y como se ayuda a otras industrias, incluso a otras que mueven mucho menos dinero. Otra cosa es cómo se han gestionado esas ayudas. Mayor control para evitar el fraude, sí. Supresión, no. Pero como es un tema que aquí se ha discutido ya muchas veces, y como sé también que no voy a convencer a nadie que piense lo contrario, es lo único que voy a decir al respecto.
Como en todos los trabajos, o conoces a alguien dentro del ‘negocio’ o lo llevas claro. En Estados Unidos existe la figura del ‘gatekeeper’, que sería el equivalente del ‘padrino’ o ‘conseguidor’ español, imprescindible para que un guionista novato logre poner un pie en Hollywood. Normalmente es un agente, un asistente en una agencia de representación, un lector de guiones o un ayudante de un productor importante, y es el tipo al que tienes que convencer para que le eche un vistazo a ese guión en el que has invertido sangre, sudor y lágrimas antes siquiera de que llegue a la mesa del tipo que conoce a la secretaria de la secretaria del productor de turno.
El único problema es que ninguna de estas personas acepta leer guiones no solicitados. Literal. Los devuelven sin abrir. Por motivos legales y porque los estudios desarrollan la inmensa mayoría de sus proyectos internamente. Si no tienes a un pariente o un amigo trabajando dentro que te ayude a sortear la primera barrera, a menos que te apellides Spielberg y la firma aparezca bien visible en el guión, olvídate: ni lo van a mirar (en ese aspecto las productoras americanas son iguales que las españolas, cambiando Spielberg por Almodóvar). Lo mismo ocurre en España con las famosas ayudas. Independientemente de la polémica de si muchas están concedidas de antemano a conocidos o amigos, es un tiro al aire. La competencia es brutal, todos los años se envían miles de guiones y la mayoría es gente que ya es profesional de presentarse a subvenciones y premios. Es como jugar a la lotería. ¿Significa eso que la calidad no cuenta? Dejad que os cuente una historia. Yo trabajé en una editorial y teníamos una pequeña habitación en la oficina que mi jefe llamaba la ‘slush pile’, la pila de basura, allí era donde se guardaban todos los manuscritos no solicitados que la gente, con toda su ilusión, nos enviaba con la esperanza de ser publicados. La pila aumentaba de mes en mes y ni una sola vez en el tiempo que estuve allí vi que nadie se leyera ninguno. Los premios y las ayudas es como todo, depende de muchos factores que tú no controlas: que al jurado le guste la temática, que el nivel de ese año no sea demasiado exigente, que esa mañana el funcionario del Ministerio o el Ayuntamiento de turno haya desayunado bien y esté de buen humor, etc.
Vale, me diréis, pues a tomar por saco las productoras y las administraciones. Me financio mi película por crowdsurcing. Abro una cuenta en Kickstarter y listos. ¡Ah, mi joven padawan! ¿Has echado una mirada al listado de miles, MILLONES, de proyectos distintos que luchan por obtener financiación en ese zoco persa que es Kickstarter y que buscan mecenas? No solo películas, también cómics, webseries, cómics, novelas… Con la crisis todo el mundo ha tenido la misma idea: convencer a unos cuantos miles de suscriptores para que financien su historia, y una vez más volvemos al tema de la competencia. Porque ya no se trata de que compitas con otros directores o guionistas con más tablas que tú y con docenas de proyectos a sus espaldas que se han quedado sin trabajo; estamos en un mercado global, muchacho, y tu competidor es un estudiante de la UCLA que ha hecho un corto que ha ganado no sé cuántos premios y le han becado para el laboratorio de guiones de Sundance y quiere dinero para rodar su próxima película, o una guionista de Mumbai que ha estudiado dos o tres másters, habla una docena de idiomas y tiene una idea genial para una serie de animación y ha convencido a un amigo que tiene un estudio de diseño gráfico para que le monte una demo de presentación que haría que a Steve Jobs se le saltasen las lágrimas, o un cineasta de Ghana que busca ayuda para rodar un documental sobre música africana y ha convencido a todo su pueblo para que aparezcan en un spot tocando instrumentos tradicionales…
¿Crudo? ¿Pesimista? No, tan solo la realidad del cruel mundo en el que vivimos. Lo que tenemos que tener claro es que estamos peleando por una AUDIENCIA y nuestros clientes (porque estoy partiendo del supuesto de que quien empieza en esto no lo hace por amor al arte y querrá que le paguen por su trabajo) tienen todas las alternativas que quieran a un clic de distancia; así que o espabilamos todos o nos barren, así de claro. Siempre he dicho que lo peor que le ha podido ocurrir al sector del cine en España es el modo absurdo en que las administraciones han tirado el dinero en películas sin ningún potencial comercial, “porque hay que apoyar nuestro cine”. El resultado es que tenemos varias generaciones de directores y guionistas que encaran su trabajo como ejercicios de onanismo intelectual, sin preocuparles que alguien pase por taquilla para verlos o no, porque hasta ahora han estado cobijados por la cálida mantita de Papá Estado que cubría pérdidas y enmascaraba fracasos…
Ya no.
En Francia el sistema de ayudas funciona porque allí tienen MUY CLARO que lo primero es poner culos en las butacas, y todos los proyectos se encaran con ese fin, por eso conviven perfectamente los ‘actioners’ de Luc Besson con comedias localistas y cine de arte y ensayo. Aquí hemos conseguido que el término “cine español” sea algo peyorativo, y que la única forma de que nuestros compatriotas accedan a ver una producción nacional sea contratando actores anglosajones y rodándola en inglés, o sea haciendo que no parezca española.
Pero quiero creer…
Quiero creer que esta crisis al menos tendrá el efecto de librarnos de toda esa rémora de incompetentes y apesebrados con carné del partido que nos han llevado hasta esta situación lamentable, y la gente con verdadero talento y agallas logrará salir adelante creando sus propias oportunidades; y si en España no les dejan, en Londres, en Hollywood o dónde sea. El capital humano está ahí, sólo hay que demostrarlo.
Errrrr… ¿Qué?
No tienes ni puñetera idea de lo que hablas. Que sea la última vez que vienes a comentar aquí sin haberte tomado la pastillita.
La pregunta sería. Demonios, ¿cómo conseguisteis darle vuestro tratamiento a Del Toro?
Sin duda, a mí las ayudas del ministerio (y las de la Junta de Andalucía, cuando las había; ahora las hay sobre el papel, pero no las pagan) me impulsó. A mí, y a la productora para la que trabajaba. Me pegué un curro de narices para llegar a tiempo para una propuesta de desarrollo de documental, y mira, en ese caso, nos la dieron (y en eso se quedó: producirlo necesitaría ayudas que no van a darse). Cuando no nos las dieron o no me las han dado a mí personalmente (en el caso de cuando me he presentado yo por mi cuenta a lo de Desarrollo de Guiones del Ministerio), sirvió para ponerme las pilas.
Es verdad que, ganes o no, tienes el trabajo hecho. Lo que sigue faltando en España es algún tipo de intermediación entre guionistas noveles o de esos que no son “grandes nombres” (porque hombre, novel, novel, ya como que no soy) y las productoras. Puedes mandar los tratamientos a las productoras, sin duda, pero aquí mismo, creo que fue Barrejón, o si no alguno más, ya comentaba en su día que es un poco absurdo mandar cosas si ni siquiera sabes si la productora busca algo. Para que vaya a un cajón similar a ése del que hablaba En zona Roja, pues…
Volvemos un poco a lo mismo. Si no vives en Madrid y/o no conoces a nadie “del mundillo” (que tenga poder), es complicado que ese trabajo terminado, avanzado, gracias a lo de haberse tenido que presentar a las ayudas, tenga mayor recorrido. Sí, tienes eso, algo terminado, algo que por fin has sacado de tu cabeza, y eso, sí, ya es un triunfo… Pero uno relativo. ¿Es mejor tener tratamientos varios en tu poder que sólo sinopsis o ideas en tu mente? Sin duda. Pero lo mejor de todo sería que alguien, alguna vez, en algún momento, lo leyera y te dijera sí, a alguno de ellos. No ya porque el ego necesita que lo acaricien de cuando en cuando, sino, ya, siendo más realistas, porque hay que comer. Y el paro, ya les digo yo, no es ya que te merme el ego: es que te va matando de mil maneras más.
También está, imagino, la posibilidad de que conviertas tu tratamiento en una novela. Pero ahí me da que la rueda vuelve a empezar de cero. Otra travesía en el desierto.
Cuando nosotros le pasamos nuestros tratamientos a Guillermo del Toro, no era quien es ahora. Había venido a Sitges a presentar Mimic y te aseguro que no había cientos de guionistas asediándole. De hecho, no había nadie asediándole. Era solo un director de cine mejicano que hasta ese momento había rodado una película de vampiros de bajo presupuesto y una de cucarachas gigantes en Hollywood que ni siquiera se había estrenado aún. Mi coguionista, Antonio Trashorras, le conocía de Sitges de años anteriores y se llevaban bien, y como era el único profesional que conocíamos que se había ofrecido a leer nuestras cosas, se las pasamos.
Esto lo digo mucho en mis clases y la gente no se da por enterada: la mejor manera de conseguir tener una carrera como guionista es asociarte con directores, pero con directores que estén empezando, que solo hayan rodado cortos, o un largo o dos que no hayan tenido demasiada repercusión. A alguien como Guillermo ahora mismo le deben llegar cientos de proyectos ya solo a través de la gente con la que ya está trabajando o de sus agentes. Me parecería milagroso que además de para trabajar y vivir tuviera tiempo para leerlos. En quién hay que fijarse es en quienes pueden ser los próximos “Guillermo del Toro”. Pero eso, apostar por alguien, y que él apueste por ti, claro, es más difícil.
En general me sorprende el tono de algunos comentarios, tipo: “Es que es difícil”. Pues claro, y seguirá siéndolo. Pero si la manera en la que queréis debutar como guionistas es conseguir que vuestro guión lo dirija un director oscarizado (o similar), pues la verdad es que os lo estáis poniendo más difícil aún. Por no decir imposible. Seamos realistas, por favor.
Respecto a los contactos, se hacen muchas veces trabajando. Y os lo digo yo, que creo que debo haber ido a dos fiestas en mi vida, y me fui antes de que acabaran. La “teoría del braguetazo” supongo que puede ser cierta en algún caso, pero creer que los guionistas que trabajan deben su carrera a sus contactos es una buena manera de no pensar en qué se está haciendo mal (o si por Ej. el material que estás escribiendo tiene alguna posibilidad de llegar a ser rodado, o tiene algún interés).
Una cifra: he escrito más de treinta guiones de largo (o más) y se han rodado cinco o seis. Así es, para todos. O por lo menos, para la mayoría.
Nos dieron la ayuda al desarrollo, que sí se realizó. Las ayudas a la producción son otra cosa. En todo caso, tranquilos porque la Junta concede la ayuda pero no paga.
En cuanto a lo que comentas, David, no había caído yo en qué época os aproximasteis a Del Toro: no recordaba que entonces no era tan conocido. Eso de sumar esfuerzos con un director que empiece… Interesante. Es una apuesta que puede servir bien, sí.
Ojo, yo no me quejo de que sea difícil; en todo caso, de que sea TAN difícil. Y yo tampoco hablaba de trabajar con directores de Hollywood; supongo que esa parte de la respuesta iba para En zona Roja… Es un poco lío cómo funciona lo de “responder” en el WordPress.
fhrodri: la mejor manera de asegurarse una carrera de guionista es dar con un director con el que trabajes a gusto y hacer equipo con él. Ahí estan Sergio Sánchez/Bayona, Guerricachevarría/De la Iglesia/Monzón, Azcona/Berlanga, etc. Y te puede salir mal, claro. Por Ej., La mayor parte de los directores con los que yo me he asociado a lo largo de los años no han logrado sacar adelante los proyectos que hemos creado juntos (lo de Del Toro fue algo excepcional, no hicimos “pareja creativa”, simplemente le gustó aquella historia nuestra y ya está). No te asegura nada, como ves, pero desde luego es una manera de aumentar tus posibilidades de que llegue a rodarse algo tuyo.
Pues no sé fhrodri, por lo que decías parecía que sí habías cobrado..
Yo creo que la mayoría de la gente ni entiende ni comparte esto de las “ayudas al desarrollo” , es una especie de beca para lucro personal que te da para vivir de gratis durante una temporada..Y comparar un guionista con un (pobre) becario del csic es ridículo a todas luces.. Si te apetece ponte las pilas por ti mismo y si no, no chupes del bote sin saber si eso luego tira para delante..Así de simple. Ayudas y subvenciones para quién se las merezca , no para medrar ni para evitar ser un vago que no cumple con lo que se propone (suspenso en guión, vamos).
La nota a pie de página del autor del post está muy bien, pero se contradice con lo demás..
Los parrafos segundo y tercero eran una reflexión general sobre el post, no iban dirigidos a nadie.
Esta reflexión es para Apesebrados:
Sé que la palabra subvención está mal vista, sé también que dar dinero a la cultura o al ocio está mucho peor visto, sé que sumar ambas cosas (subvención+cultura) para muchos es igual a vago. Pero conviene que no generalices. Y que no te dejes llevar por la crítica fácil.
En muchos terrenos de la cultura es imprescindible la subvención. O bien porque el producto nunca podrá ser absolutamente competitivo (por sus características, por su función, desde la ópera a muchos documentales). Y también es imprescindible para ayudar a que surjan nuevos creadores.
No iré más lejos: mi propio caso. Yo quería ser guionista. No estaba seguro de si servía para ello, pero sí rebosaba entusiasmo y sentía que quizá algún talento. No tenía un duro, mi familia tampoco, no podía pasar un solo mes sin dejar de cobrar de mi trabajo. Pedí una subvención. Me la dieron. Gracias a eso pude dejar mi trabajo y atreverme con ello. Escribí el guión. Lo vendí. Era La Niña de Tus Ojos. Después ya pude lanzarme por mi cuenta.
¿Qué puede ocurrir si desaparecen, como ocurre ahora, toda clase de ayudas a guion? Pues en casos como el mío que sólo puedan permitirse el lujo de escribir su primer guion los ricos de familia. Los diletantes. Los que tienen la vida resuelta.
Pues tuvistes suerte, porque cada vez que intento mandarle un proyecto a Guillermo del Toro, siempre me responde que no le mande nada narrativo, ni guiones, ni tratamientos ni sinopsis, solo dibujos o bocetos. Solo produce a sus amigos.
¿Qué se sabe de Box Office Script, esa iniciativa estupenda que pretendía servir de nexo entre guionistas / guiones y productoras? ¿Algún representado en la sala?
Sí, también yo he pensado en eso. No parece que haya avanzado mucho. Puede que no tenga muchos representados o que, como “agencia”, las productoras no acudan mucho a ella.
No sé si ese papel de intermediarios deberían hacerlos los sindicatos de guionistas. Tampoco sé cómo. Pero lo que propone más abajo Moscardó que va a hacer la EDAV tiene buena pinta. Por lo menos, obtienen visibilidad.
Por cierto, que qué suerte y envidia: en Andalucía nunca ha habido ayudas al desarrollo de guión tal cual. Las ha habido a desarrollo de proyectos, pero se dan a productoras. No sé si esto tiene o no que ver con que en Andalucía no haya sindicato de guionistas.
Es cierto que hay una desconexión entre productores y guionistas, pero lo peor es que pocos productores entienden que invertir en guión es rentable. Al retirar las ayudas a escritura de guion y de desarrollo de proyecto (lo presenta la productora pero el guionista suele recibir una parte… si lo has negociado bien en el contrato), el ICAA está demostrando que tampoco entiende ese concepto que en mi opinión es uno de los grandes problemas del cine español, ya que no se ha favorecido la profesionalización de nuestra profesión.
En Valencia, EDAV, la asociación de guionistas valencianos, junto al IVAC va a organizar una jornada de dinamización del audiovisual centrada en el guion. Intentaremos transmitir este mensaje de “invertir en guion es rentable” tanto a productores como instituciones, y esperemos que las ayudas a guion vuelvan. Es absurdo que se subvencionen más de 100 películas al año y solo 15 guiones (o cero ahora). Se debería hacer como en Alemania que se subvencionan 120 guiones y 40 películas. Invertir en forma de pirámide donde los proyectos van cayendo durante el desarrollo y solo se producen los mejores. Hacer prueba y error en guion es mucho más económico que produciendo.
A nivel personal he recibido varias ayudas a escritura de guion, tanto del ICAA como del IVAC, y sin ellas, no hubiera podido dedicar todo el tiempo que le dediqué los primeros años ya que hubiera tenido que compaginar con otros trabajos. Sin embargo, otros guiones no han recibido ayuda y efectivamente ayuda muchísimo tener una fecha para al menos concretarlos. AL igual que sirve el Premio SGAE Julio Alejandro para forzarte a tener la primera versión dialogada, y así después poder mostrárselo a productoras, directores, o quien sea.
PD: Solo no coincido en una cosa contigo David (y no quita que me encante el post y lo vea de lo más acertado). YO CREO QUE LEER GUIONES PUEDE INTERESAR AL PÚBLICO. No todos, pero sí muchos. Creo que pueden entretener, emocionar, hacer reír, etc… Pongo un post de Guionistas VLC donde lo comento más en profundidad…
http://guionistasvlc.wordpress.com/2011/05/06/¿leer-guiones-¿leer-peliculas/
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