Isabel de Ocampo es directora de cine y presidenta de CIMA. En 2009 logró el Goya al mejor cortometraje de ficción con MIENTE y en 2012 ha estrenado su primer largometraje, EVELYN. Hoy nos habla del proceso de escritura de ese guión.
EL ODIO
Escribir el guión de EVELYN fue la parte más difícil de todo el proceso de crear esta película. Mucho más que rodarla, planificarla, afrontar los problemas de producción, dirigir a los actores… El guión fue lo más difícil por un sólo motivo: el tema es terrible.
La violencia en general es muchísimo más llevadera si la comparamos con el tema de nuestra película: el tráfico de mujeres para su explotación sexual donde, a la violencia física y psíquica se le suma la abyección moral, la trasgresión ética, la… la…
No tengo palabras.
¿Cómo logras escribir un guión cuyo tema odias? ¿Cómo logras escribir una película cuyo tema es tan horrible que ni tu mismo irías a verla?
Porque normalmente, la peripecia, la trama, los puntos de giro, la arquitectura de cómo ir construyendo ese mecano para que cada pieza encaje y el resultado final funcione es lo que ocupa la mente del guionista cuando escribe. Pero hubo una primera etapa de la escritura en que teníamos que convivir con el hecho de odiar la idea. Es una sensación perturbadora: valoras tu historia, convives con ella en la cabeza, pero al mismo tiempo la detestas. Tenía un problema de vinculación emocional con la película. Y lo peor de todo es que a mi no me gustan las películas que consisten en hacer sufrir a una mujer. David Mamet nos cuenta en Bambi contra Godzilla como llaman en Hollywood peyorativamente a este “sub-género”: fem jep (females in jeopardy, mujeres en peligro).
Pero por debajo del odio yo quería saber por qué y cómo una mujer se convierte en prostituta. Es decir, qué pasa en la mente de quien hoy dice “no quiero” y poco tiempo después se te ofrece con una sonrisa seductora. Y me encontraba con que todas las películas que abordaban este tema tenían una delicada elipsis que te evitaba los peores momentos, justo ese lapso de tiempo clave donde se produce la transformación. Me interesaban esas mujeres y como gestionan su dolor para convertirlo en energía de supervivencia. Me intrigaba el proceso de “construcción de la puta” porque era el reverso de la
“socialización del ama de casa perfecta”. Dos caras de la misma moneda, la santa y la puta, dos construcciones culturales con un denominador común, la utilización del cuerpo como elemento definitorio de la identidad. La puta mostrándolo, el ama de casa decente escondiéndolo.
Y cuantas más películas veía sobre el tema, más elipsis me encontraba. Esta fue la segunda gran dificultad: de lo que yo quería hablar era de lo que, con razón, todo el mundo evitaba hablar. Este era el aspecto del guión que nos traía (a Juanma Romero y a mí) por la calle de la amargura.
Sin embargo había otros puntos del guión que me hacían conectar más con la parte bonita de este oficio. Porque cuando escribes una película en realidad estas participando en una gigantesca tela de araña de ideas que se conectan entre si. Todas las historias que escribas han sido escritas ya, pero ninguna tiene tu punto de vista. Cuando quieres escribir una película sobre un tema, y si haces caso a Robert Mckee, te verás todas las pelis que aborden ese tema. Y entonces tu escribes la tuya y ahí queda para bien o mal, pero ahí queda, y cuando llegue el siguiente que quiera hacer una peli similar, se tendrá que ver la tuya para partir de ahí y continuar hacia otro lugar.
Yo tenía en la cabeza Le trou (La evasión) de Jacques Becker. Me encantó. Recordaba cuatro o cinco tíos metidos en una celda intentando huir y recordaba con nitidez la banda sonora, minimalista, hecha de golpes, golpes, golpes…. golpes que se te metían en la cabeza y en el estómago y te transmitían ellos solos, todo el nerviosismo de esos presos que se querían escapar.
Porque para combatir ese tema tan odioso, intentábamos escribir una atractiva historia carcelaria llena de suspense: una chica encerrada en un puticlub quiere escapar. ¿Lo conseguirá? ¿No lo conseguirá?
Y empezamos a escribir escaletas. Acabo de abrir la carpeta “Evelyn>Guión>Antiguo 1>Escaleta 1” que llevaba sin ser abierta un año. Y dice así el primer punto:
- Deby mata a un policía y lo esconde debajo de la cama. Cuando entra el chulo, Reynaldo, quema el dinero.
Ni de lejos Evelyn empieza así, pero esto me hace recordar algo: yo quería empezar muy fuerte. Con una historia de estructura no lineal para poco a poco ir encajando las piezas. Como Amores Perros. Se lo comenté a un amigo y me dijo “trata de escribirla de forma lineal y luego prueba a descomponer”. ERROR. Hace poco en una charla de Eliseo Altunaga en la Fundación Autor lo mencionó: si quieres escribir una historia de estructura no lineal, lo tienes que hacer así desde el principio, no funciona descolocar las piezas luego. La intuición nos decía que era necesario contar de dónde venía esa chica y que a medida que iba creciendo la intensidad de la película, meter un flash back… no iba a funcionar. Ahora creo que la estructura que tiene EVELYN es la que tiene que tener. Porque es fundamental contar de donde viene esa chica para entender cómo le afecta todo lo que le sucede luego.
Y encuentro otra frase que me hace soltar una carcajada:
- En algún momento del clímax Deby rompe la pared con la pata de la cama y hace un agujero para salvar a su amiga.
Y aquí llegamos a LA IMAGEN que tenía en la cabeza desde el principio. Sobre un plano de una pared, mientras escuchábamos a su amiga sufrir en la habitación de al lado, Evelyn, que por entonces se llamaba Deby golpeaba la pared y el espectador, lo único que alcanzaba a ver es una pared siendo golpeada con violencia (golpes, golpes, golpes) hasta que se abría un agujero y veíamos lo que pasaba al otro lado. Quería lograr que el clímax de la película fuera un plano fijo sobre una pared en la que se abría un agujero. Es decir, construirlo con el audio (la esencia de La huida de Becker). Utilizar el mínimo de recursos y lograr el máximo de intensidad.
Encuentro otro documento que data del 31/12/08 que se llama “miente2 en fichas”. Por entonces, no teníamos título. Y Miente es el corto que inspira esta película (y con el que le arrebaté el Goya a Sergio Barrejón en 2009, jajajaja). No teníamos título pero teníamos claro que la estructura de la peli era las fases de la aceptación de la muerte. (Por cierto, nótese la fecha en la que yo, a excepción del mundo, estaba trabajando…)
He dejado la parte de abajo porque me hace gracia recordar cómo antes pensaba que Syd Field era lo más…
LA ADRENALINA
Poco a poco a lo largo de año 2009 dimos con la primera versión de guión. Una chica encerrada en una habitación prácticamente toda la película. Paralelamente habíamos iniciado un proceso de documentación intensa. Habíamos contactado con periodistas, policías, escritores… habíamos intentado hablar con víctimas de trata. Y aunque todo era complicado y hermético una cosa sí aprendimos: antes de recibir hay que dar. No puedo explicarlo pero es así.
Una buen día pasó algo con lo que todo guionista sueña: conocimos al personaje que habíamos creado. Una de las principales ong’s que operan en Madrid había aceptado leer nuestro guión y pasárselo a varias mujeres que habían atravesado por esa experiencia. Nos citaron y al poco nos encontramos alrededor de una mesa con unas 9 mujeres de varias nacionalidades que habían sido engañadas de distintas formas para ejercer la prostitución. Todas ellas nos fueron relatando sus historias. Fue emotivo y muy alucinante. Comprobar como entre ellas no conocían los detalles de lo que le había pasado a la otra, y la fuerza y el suspense de sus relatos empujaba a las demás a preguntar. ¿Y porqué no escapaste? ¿Y porqué no hiciste aquello o lo otro? Me di cuenta de la increíble fuerza dramática de lo que contaban y acepté el reto: había que trascender lo horrible del tema. Había que lograr una película que se te metiera en el estómago y te retorciera las entrañas. El odio se había transformado en energía creativa de fuerza 20 en la escala Richter. Había que conseguirlo.
Y como si de una caja de Pandora se tratara empezamos a ser recibidos por escritores, periodistas, policías, proxenetas, clientes, madames… toda una fauna increíble de personajes algunos de los cuales parecían haber sido sacados de la ficción que intentábamos crear y poco a poco nos sumimos en la contemplación de nuestra propia sociedad desde un punto de vista hasta entonces sólo imaginado: el Mal de verdad.
Comprobamos que el nexo que une la corrupción, el tráfico de drogas, los alunizajes de las joyerías, las contabilidades A, B y C, el blanqueo de capitales, los trapicheos varios… El elemento que todos estos negocios ilegales comparten son las prostitutas. Mujeres tratadas como ganado para celebrar cierres de negocios, extorsionar a políticos, chantajear a las familias. Material para escribir películas el resto de nuestras vidas. Y durante un tiempo andaba como sonada, mientras asimilaba todo lo que me contaban. Se me dio la cabeza de sí.
LA CALMA
A día de hoy, que EVELYN ya se ha estrenado y yo estoy a otra cosa, me doy cuenta de que la escribí de forma completamente contraria a como (supongo) trabaja la mayoría los guionistas. La fuimos creando paso a paso, secuencia a secuencia, de manera 100% orgánica y totalmente intuitiva. Utilizándome a mi misma de cobaya emocional y con un arco aproximado de lo que tenía que pasar, pero nunca con un mapa de acontecimientos fijado de antemano. Como los escritores escriben sus novela, sin saber a veces qué va a pasar a continuación. Un método que tiene sus ventajas y sus inconvenientes, claro. La gran desventaja es que puede ser caótico. La mayor ventaja es que es completamente visceral.
Otra de las grandes lecciones que he aprendido dirigiendo mi primera película es algo que ya sabía, como suele pasar. Guión viene de guía. Y una guía es como un libro de instrucciones con consejos para conocer bien algo, para llevar a buen termino alguna acción. Seguramente habréis oído esa frase de que “una historia es la que se escribe, otra la que se rueda, otra la que se monta”. Y curiosamente, muchos de nosotros estudiamos los guiones de las películas a través, no del guión de esas películas sino de su montaje final. Es decir, a través de la tercera historia, no la primera. ¿Qué consecuencias tiene esto y de qué manera influye en cómo escribimos? Os lo dejo a vuestra reflexión…
Yo lo que he aprendido es que un guión tiene que estar bien armado pero poseer una gran dosis de flexibilidad que permita a la magia surgir. Es como llevar la historia envuelta en papel burbuja, tiene que respirar, tiene que estar holgada, tiene que haber material para montaje. El guión es una guía, no la tabla de los diez mandamientos. A veces la actriz está especialmente inspirada y hace la interpretación de su vida en la secuencia más accesoria, justo cuando un rayito de sol se cuela en el plano y el eléctrico mueve 2 grados el stico y sus ojos llorosos llenan el plano de una manera que te embarga, y ese minuto de historia que iba a caer en montaje se transforma en un pico de emoción. A veces te pasas días inventado secuencias y diálogos que sirvan para redimir a un personaje y llega la actriz y te lo logra en un solo plano haciendo temblar su barbilla. Nunca sabes qué puede pasar. Sólo te queda tener la antena bien sintonizada para capturar el mayor numero posible de momentos mágicos. Y por supuesto tener un equipo como el que yo tuve, lleno de profesionales con gran sensibilidad y destreza.
Hay muy poca gente que sepa realmente lo difícil que es escribir un guión. Y a mí éste, me ha cambiado la visión de la vida. EVELYN se proyecta el próximo miércoles, día 31 de Octubre, en la Filmoteca de Madrid. Si tenéis la oportunidad de verla entenderéis lo que digo.

EVELYN. Guión de Isabel de Ocampo y Juanma Romero.
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Muy buena entrada Isabel. Me encanta saber los entresijos de la escritura del guión.
Vi “Miente” en el Festival Internacional de Cine Independiente de Elche allá por Julio de 2008 (31 edición), te felicité en persona y sigo haciéndolo porque para mi fue el mejor corto de ese año y uno de los mejores que había visto en mucho tiempo. Me encanta lo que cuentas y sobretodo cómo lo cuentas. Vi mucho potencial y luego llegó el Goya y el salto al largo. Se me ponen los pelos de punta. Esto, creo, anima al resto porque se demuestra que con esfuerzo hay recompensa.
No he tenido la oportunidad de ver “Evelyn” por la pésima distribución. Pero ya la tenía en mi lista de las más buscadas.
Y aquí las preguntas:
Cuando tuvisteis acceso para hablar con las mujeres que habían vivido esa situación, ¿cómo de avanzado teníais el guión? ¿en qué manera influyo en el guión o en la forma de trabajar esta y las demás experiencias? ¿el contacto con el “bajo mundo” cambió el tono del guión? ¿podrías hablar algo más de lo que supuso el salto al largo (complejidades técnicas, equipo más amplio, localizaciones, presupuesto,…)?
Gracias y muchísimo ÁNIMO!!!
Gracias!!
Pues cuando pudimos hablar con las mujeres el guión ya había levantado la financiación, lo cual fue muy traumático porque me senté delante de mi productor Chema y le dije que quería cambiar el guión, porque la historia que yo había escrito no se ajustaba a la veracidad que quería transmitir. Le presenté otra versión y él me dijo que no podía asumir los cambios que habíamos introducido (nuevos personajes y nuevas localizaciones). Ahí creo que entonces jugó un papel fundamental el equipo técnico, al que se le consultó para hacer una “reestructuración” de algunos sueldos y condiciones. Así que si esta película se ha podido hacer es gracias a los productores, pero sobre todo GRACIAS AL EQUIPO TÉCNICO Y ARTÍSTICO.
El contacto “con los bajos fondos” cambió un montón el tono, lo hizo más crudo y sin contemplaciones y en cuanto a la última pregunta, pues confesaré que me ha resultado más fácil dirigir un largometraje que… lo que yo venía de hacer: producir y dirigir cortometrajes. En general dirigir y producir al mismo tiempo es una locura…
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