“HOMELAND”, LA VERDAD Y LA MENTIRA

por Carlos López

Se acabaron las quinielas: es la serie del año. En la entrega de los Emmy, hace diez días, hizo hincar la rodilla al mismísimo Mad Men, que se fue de vacío después de cuatro años arrasando. ¿Es así de buena, tanto como dicen, se merece tal aluvión de premios? Yo creo que sí. ¿Habrá un antes y un después de Homeland, como ocurrió con Canción Triste de Hill Street, con Twin Peaks, con Los Soprano, con Lost? Y yo qué sé. Aún es pronto para saberlo. Probablemente no, porque Homeland es una narración más convencional, no pretende crear escuela ni polémica, no ha venido a revolucionar la forma de hacer series.

 ¿O sí?

Reconozco que la abordé con desconfianza. Cuando todo el mundo habla de una serie, cuando todos los mensajes que te llegan son el mismo y te imponen la obligación de verla, me siento ante la pantalla afilando el colmillo. Soy un blando: enseguida me desarman. Me pasó con casi todas las que ya he citado, sobre todo con Mad Men, una serie que me da ganas de comprarme un sombrero para quitármelo en cada temporada. No es que estas series me gusten, es que aprendo con ellas, tanto que al final de algún capítulo mastico mi envidia entre dientes: cómo harán para que les entre todo.

El domingo pasado comenzó en Showtime la segunda temporada. El domingo que viene empieza a emitirse en España (FOX). Vale, hablemos de Homeland. 

Aviso: A PARTIR DE AQUÍ, TODO ES UN GRAN SPOILER.
Sólo deberías seguir leyendo si has visto la primera temporada completa.

La pizarra de esta primera temporada les ha salido casi redonda. Pese a lo que parece sugerir su concepto –el héroe de vuelta a casa, el cuartel general del espionaje, los marines, los políticos de Washington–, los guionistas manejan muy pocos elementos y les basta una docena y media de personajes para conseguir la CIA más creíble que he visto en  mucho tiempo y, sobre todo, para mantener siempre alta nuestra expectativa, que de eso se trata. Y además de ese trazo seguro, Claire Danes, Damian Lewis y Mandy Patinkin (tremendo, y eso que me cuesta olvidar a Iñigo Montoya cada vez que lo veo) ayudan a que nos sintamos parte de la trama.

Está basada en una serie israelí, Hatufim, de la que solo he visto su primer episodio. El punto de partida es el mismo, la vuelta a casa de los prisioneros de guerra, pero Homeland marca enseguida las distancias barnizando su trama con la paranoia posterior al 11-S. El ataque a las Torres Gemelas aparece en su cabecera para dejar claro que nada de lo que sigue en cada capítulo podría suceder si no hubiera existido aquella tragedia. Apenas se habla de ello, pero es una serie sobre el miedo que se ha instalado en la sociedad estadounidense desde hace ya once años. El miedo a sentirse atacado, el miedo a que el enemigo esté entre nosotros, el miedo a perder la guerra y sucumbir a su canto de sirena, a que estemos condenados inevitablemente a colarnos por el desagüe. El personaje de Carrie está dibujado a la sombra de esa amenaza: vive con secuelas del ataque, movida por un sentimiento fatalista de la vida, pegando bandazos del amor al odio hacia un enemigo cuya existencia necesita para seguir en pie. Sin enemigo, no es nadie.

No es una serie política. No en el sentido del compromiso con una idea, ni siquiera se plantea generar debate. No va contra el sistema, los malos ocupan un gobierno que bombardea y luego miente a sus ciudadanos (vale, no es exactamente el gobierno, es el vicepresidente, digamos que es una manera fácil de criticar escurriendo el bulto, apuntar al tonto útil, siguiendo una tradición televisiva que en esta entrada de blog nos recuerdan: no te fíes de un vicepresidente)

Es una serie, también, sobre la mentira. Algo que nos recuerdan cada cuatro años, por lo menos: el electorado de Estados Unidos no soporta LA MENTIRA. Al comienzo de la serie, Carrie sostiene que Brody miente y que todo el país está creyendo su mentira. ¿No es para tener miedo? En la segunda mitad de la temporada, nos cuentan la verdad de Brody. Sus razones para cambiar de bando. La principal, que el gobierno miente a sus ciudadanos. Esa es su misión: librarles de las mentiras.

Para acabar de liarnos, resulta que Carrie tiene una enfermedad que necesita tratamiento psiquiátrico. Entonces, ¿todo forma parte de su neurosis?

Hasta el final del capítulo ocho, Brody no muestra sus cartas. Hasta ese momento, se tira siempre del mismo hilo: ¿cuál es LA VERDAD? Y la verdad completa, el plan de ataque, sólo se revela por completo en el último capítulo. Para entonces, sin embargo, nadie cree a Carrie.

¿Me he perdido? Pues aviso: a partir de aquí, TODO ES UN GRAN LÍO.
No estoy seguro de que debieras seguir leyendo.

Convencida de que Brody es un farsante, Carrie lo somete a permanente vigilancia, lo cual nos obliga a los espectadores a vigilar el comportamiento del marine en espera de descubrir algún detalle revelador. Si pasa el día en posición fetal, si la emprende a puñetazos con un periodista, si compra una alfombrilla para rezar a Allah… todo puede ser síntoma de su conversión. O quizá no, quizá todo tenga una explicación más sencilla, al fin y al cabo es un hombre que ha estado preso ocho años.

 Así nos mantiene en vilo, caminando sobre el filo de lo posible y lo probable. Si nos parásemos a pensar (si pensáramos sólo como guionistas), enseguida llegaríamos a la conclusión de que no hay otra opción: sí, claro, Carrie está en lo cierto; sí, claro, él es un converso y tiene un plan de ataque. ¿Cómo no? Cualquier otra posibilidad nos provocaría decepción. Si nos paramos a pensar, digo, sabemos la verdad. Pero queremos que nos lo cuenten, que lleguen a ese final con su punto de lógica y su punto de sorpresa.

Muy resumido, nuestro oficio consiste en contar mentiras. Más propiamente, en contar mentiras para contar la verdad. Suelo practicar con alumnos las herramientas de las que dispone un guionista para contar una mentira. Sólo algunas preguntas que uno se puede hacer: ¿Cómo provocamos que el espectador sospeche que un personaje está mintiendo? ¿Vamos a darle una información que no tienen los demás personajes? ¿Y si después el espectador descubre que esa información era falsa? ¿El personaje que miente lo hace a propósito o se le escapa? ¿Miente como parte de una estrategia, miente para ocultar algo… o quizá no sabe que está mintiendo? ¿Cree que los demás se tragan su mentira y nosotros sabemos que no, que son conscientes de que trata de engañarlos? ¿O al revés, él cree que lo que dice es verdad y su interlocutor sabe que es mentira pero por alguna razón no se lo dice? En fin, el número de capas es casi infinito, dentro de cada personaje, dentro de cada secuencia, en los niveles de relación entre personajes y en las puertas que se le ofrecen al espectador.

(No sé si parece sencillo. No lo es en absoluto: escribid una sola secuencia en la que un personaje miente. A ver qué se entiende)

Así nos atrapan los seis primeros capítulos, en los que seguimos de cerca a Carrie: sus peleas con su compañero y con su hermana (a ambos les miente, por cierto), su ejercicio de voyeurismo, su entrada en la vida de Brody con o sin permiso, a costa de perder amigos o de que naufrague su precaria salud mental. Al final del sexto capítulo, en la que probablemente sea la mejor escena de la temporada, el sargento Brody habla a cámara mientras es sometido al polígrafo para saber si ha sido él quien ha introducido la hoja de afeitar con la que se ha suicidado un detenido. Carrie no cree a Brody, no cree a la máquina, no se cree nada de nada. Y como último cartucho para pillarle ordena una pregunta personal: si ha sido infiel a su mujer. Sólo ella (y nosotros) sabe la respuesta, porque no hace mucho que ambos han follado en el asiento trasero de su coche.

Brody responde que no. La máquina lo registra como verdad, pero nosotros sabemos que MIENTE DESCARADAMENTE. Carrie sabe que miente, pero no puede sincerarse con sus compañeros, no aprobarían su comportamiento… Y además, ahora sabemos que Brody se ha dado cuenta de que Carrie está detrás de esa pregunta. Brody sabe que va a por él. Brody sabe que ella también está mintiendo. Y al final del capítulo, la invita a montar en su coche. Bam.

 

El capitulo seis termina con esa mentira, dicha a cámara.

El capítulo siete es el capítulo de la verdad.

The Weekend, el capítulo siete, funciona como bisagra. Carrie y Brody pasan el fin de semana en una cabaña en el campo. Intimidad absoluta, sexo sin alcohol. Parece que los guionistas se han cansado de jugar y van a echar las cartas sobre la mesa.  A mi juicio, es un capítulo soberbio bajo la apariencia de inofensivo paréntesis. Un torbellino de verdades y mentiras. De medias verdades y de aparentes mentiras. De revelaciones y engaños. Cara a cara. Un pulso.

La espoleta es una metedura de pata de Carrie que deja en evidencia que le ha estado espiando: se le escapa en voz alta cuál es el té favorito de Brody, algo que él nunca ha dicho en su presencia. Eso va a obligar a que se quiten mutuamente la careta (con una trama paralela en la que Saul, el inmenso Patinkin, viaja junto a una detenida intentando sonsacarle la verdad a base de contarle la suya propia).

Dicho de otra manera, Brody es consciente de que Carrie le ha mentido. ¿Ha estado fingiendo en todo momento? ¿Qué sabe de él y de sus intenciones? ¿El polvo ha sido de mentira?

Hemos visto a Carrie borracha, la hemos visto coqueteando con el marine, la vemos ahora follar con él… y no estamos nada seguros de si la mueve un interés personal o profesional. ¿No será todo una estrategia para conseguir que él se sincere? ¿Se está mostrando tan sonriente como parte de su trabajo? ¿Folla con él porque le gusta o quiere hacerle creer que le gusta para follar con él y desarmar sus recelos? ¿O sólo quiere follar con él, punto? La respuesta es fácil: todo a la vez. Carrie no diferencia una cosa de otra. Es obsesiva, adicta al trabajo, está sola. Es una enferma. Todo lo que hace y dice la pone a ella misma en juego, en su totalidad. Todas sus palabras son ambivalentes, la cuentan a ella y a la trama, como espía y como ser humano. Terreno sabiamente abonado para el trabajo de un guionista.

Carrie y Brody se sientan frente a frente, cada uno se deja interrogar por el otro. Ella le cuenta lo que ya sabemos, el soplo de un preso sobre la conversión de un soldado. Él se muestra indignado porque le crean un enviado de Al Qaeda y le cuenta su verdad, cosas que ya sabemos y algunas cosas que son mentira: por ejemplo, que no conoció a Abu Nazir. Y aquí recordamos el final del capítulo anterior: Brody es capaz de mentir sin mover una pestaña. ¿Se está confesando o está representando una confesión? ¿Qué no es verdad de todo lo que cuenta Brody?

Y así, cada uno al extremo de una mesa, como una partida de póker, cambian las reglas del juego. Carrie es pillada en una mentira y él miente para ocupar sobre ella una posición de dominio. El capítulo va a terminar con algo que parecía impensable sólo un par de capítulos antes: Carrie llora y pide perdón, reconoce que ha metido la pata, le cree, quiere se quede a su lado. Llora tan de verdad que nos creemos, ahora sí, que quizá esté enamorada. Que le necesita.

Llegamos hasta esa escena, además, con una verdad recién descubierta por Saul: el otro marine preso también está vivo. Dicho de otra manera: era mentira que hubiese muerto, aunque así lo contó el propio Brody. Así que ese es el soldado converso del soplo. Lo cual es una verdad a medias, porque tanto él como Brody son conversos.

Perdonad si os parece una ida de olla, pero todo eso está en el capítulo. ¿Demasiado lío? Pues sí. Lo bueno es que en el capítulo todo parece fluido e inevitable. Apenas se notan las horas de trabajo que lo sostienen.

A partir de aquí, la serie gira sobre sí misma como si doblásemos un papel por la mitad. Carrie pierde pie, sigue pistas equivocadas, incluso resulta herida en una explosión, su enfermedad entra en barrena. Es Brody quien lleva la iniciativa y pone en marcha su plan después de superar una crisis que sirve para que los flashbacks se encadenen definitivamente y nos enteremos de qué le llevó a cambiar de bando.

¿He dicho un papel doblado por la mitad? En The Weekend queda escondido un diamante más. En el centro del capítulo, ¡en el mismísimo centro de la temporada!, cuando Carrie y Brody pasan su primera noche juntos (la única vez que comparten cama), sucede algo que será la puerta a la segunda temporada. Brody tiene una pesadilla. Se le escapa un nombre: Issa. Sólo sabremos a qué se refiere tres capítulos después. Y justo al final de la temporada, en la última escena, cuando Carrie, ya desahuciada, expulsada de la CIA, a punto de recibir un electroshock, lo recuerda abruptamente: Issa. Acaba de darse cuenta, por fin, de que tenía razón. Vuelve al capítulo seis. Sabe que su verdad es la verdad, sabe que Brody los ha mentido a todos.

Nos queda saber si recordará esa verdad después de la descarga. Cómo hará para que los demás la crean. Y cuándo descubrirá que entre sus compañeros hay un infiltrado. Un mentiroso.

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29 comentarios en «“HOMELAND”, LA VERDAD Y LA MENTIRA»

  1. Felicidades Carlos, has hecho un análisis desde un punto de vista inteligente y profundo.
    Yo hice mi propia disertación de la serie hace apenas una semana (Aquí dejo el enlace, por si a alguien le apetece leerlo: http://javijaureguitv.wordpress.com/2012/09/26/errores-y-aciertos-de-una-vuelta-a-casa/)
    El planteamiento del post es que la estupenda serie se cae un poco si uno analiza las motivaciones de los personajes, pero que ello es precisamente lo que les permite seguir avanzando por el marnífico camino marcado. En definitiva, que como guionistas a veces es mejor comenter un error a drede porque te da mucho más de lo que te quita.
    De todas formas, me replanteo algunas cuestiones tras leer tu entrada.
    Saludo!

    1. Tu post es estupendo, Javi, no te replantees nada de nada. La serie tiene lagunas y remiendos varios (por ejemplo, no han sabido qué hacer con la familia de Brody, ni con ese tío Mike que parecía una amenaza ni con esa niña que aparece siempre cuando no debe) pero mantener la expectativa durante toda la temporada es de mucho mérito. El capítulo del que más hablo, en el que se acuestan, el sexto, me sorprendió mucho la primera vez que lo vi, pero creo que es buenísimo porque parece que se dicen las verdades a la cara y es cuando más nos mienten. Eso es lo que trato de explicar en este post enredado.

      No es creíble que se acuesten. Es cierto. Por más que lo argumentes, eso (un flechazo, un polvo, un arrebato) nunca es del todo creíble, o entras o no entras. A mí me parece bien utilizado, porque hasta ese momento, como tú dices en tu post, no estamos seguros de que el coqueteo no sea fingido por parte de ella… y justo aquí empezamos a ver que está enferma de soledad.

    2. Que no os resulte creíble que se acuesten me temo que depende más de vuestros prejuicios y concepciones morales que de un problema de guión.

      No hay nada en la personalidad de los personajes que se oponga a esa posibilidad y, de hecho, que este tipo de giros no se presenten más en la ficción se debe a una absurda mojigatería por parte de los guionistas y productores, preocupados por cómo recibirá el espectador medio a un personaje al que, oh dios, le gusta follar o le pone los cuernos a su mujer sin terribles remordimientos.

      Mirad a vuestro alrededor y decidme si cosas así no pasan cada fin de semana.

    3. Me da miedo mirar a mi alrededor, a ver si vas a tener razón. En serio, a mí lo que me cabrea es que me pidan que argumente más en guion que una pareja folle. Yo creo que es al revés, cuanto más hablen los dos personajes más increíble va a ser que se líen. En eso te doy la razón, Alex: en la vida real, lo que menos existe es ese cortejo casi Disney que nos han querido vender tantas y tantas películas. El sexo es irracional. O sea, increíble.

    4. Es que, como comentas en el artículo, una de las mejores cosas de la serie, que la separa de, por ejemplo, cosas como 24, es que, muchas veces, las motivaciones para una acción concreta no están del todo claras, están embarulladas y no telegrafiadas, una a la vez, como en la ficción normal.

      Y es que es lo que pasa en la vida real: cuando tienes que tomar una decisión rápida, suele ser fruto de una mezcla de racionalización, impulso y presentimiento.

      No es una excusa para escribir lo que nos salga del coño, a veces funciona y a veces no. La prueba del algodón es, como en este caso, que SUENA a verdad.

      Pero si necesitáis una linea de pensamiento para vender esa acción en una reunión, podríamos explicar que Carrie ve la posibilidad de acercarse mucho más a Brody (es mucho más difícil mentir a alguien cuando han caído las salvaguardas del trato social formal y, además, la intimidad sexual suele llevar a un relajamiento de las defensas), es ambiciosa, impulsiva y, oye, que vemos que no sólo no le importa, si no que incluso le apetece follar con Brody.

      Y Brody… bueno, Brody es un hombre y además está a dos velas.

    5. Primero, estoy de acuerdo con Montoya. Y además añado lo que tú mismo apuntabas Carlos: En el momento en que se plantea echar un polvo con él, puede que no le apeteciese, sino que fuese una artimaña. Un sacrificio por conseguir un objetivo, de sobra justificado por su obsesión. De inicio. Pero que luego se le escapa de las manos (por otro lado no podía ser de otra manera). Ese juego de ese capítulo que, casi como un duelo sexual tratan de imponerse el uno al otro. Y aquí conecto con Montoya de nuevo. Lo interesante que sería los detalles de esta escena de sexo (más), para jugar con ese intento de superponerse. Y ver como el que ganase ese duelo sexual fuese a su vez el que sale victorioso psicológicamente (de momento). Porque en el fondo los seres humanos somos así…
      En efecto yo también veo lagunas en varias cosas. Pero son lagunas que se absorben sin problema, si no nos ponemos tocacojones a buscar errores más allá del tremendo interés que va adquiriendo en general.

  2. A mí Homeland me salvó del mono de Breaking Bad. Creo que no he estado tan a muerte con un personaje desde que ví la primera escena de Kill Bill.

  3. Acertadísimo post, Carlos.

    A mí me pasó un poco lo mismo cuando vi la avalancha de premios y menciones que recibía. Suelo ser reticente ante los fenómenos de masas espontáneos y, por lo general, no los consumo (al menos no de manera tan inmediata).
    Pero me había quedado sin serie de cabecera tras terminar Breaking Bad (a las que se suman la ausencia de Juego de Tronos, The Walking Dead, Louie, etc.), y decidí darle la oportunidad.

    A los quince minutos de visionado, me di cuenta de que estaba viendo algo bueno; muy bueno. Tan bueno, que avisé a mi chica por si quería verla conmigo (ella es muy exquisita. Sólo la he conseguido atrapar a The Wire, Los Soprano e In Treatment).
    Y desde entonces, ambos hemos estado enganchados. Ya comenté en el post anterior de Natxo que nos la ventilamos en apenas tres días.

    Hacía tiempo, mucho tiempo, que no me metía tanto en la acción de una serie o una película.
    Realmente no sabía qué estaba pasando; estaban jugando conmigo. No lograba distinguir las verdades de las mentiras. La escena que comentas del polígrafo, me noqueó, como otras tantas. ¡Hasta nos hacen dudar de Saul!
    Todo parece muy complicado, pero fluye, con una dosificación de la información impecable y un ritmo creciente que encuentra su clímax en el capítulo final, con un Brody macilento a punto de detonar la bomba y una Carrie cada vez más desquiciada.
    Yo, en ese punto, sentí cómo me dolían las sienes de apretar las mandíbulas y las manos me sudaban.
    Habían hecho conmigo lo que habían querido y no les podía estar más agradecido.

    1. Eso se llama ficción. Y no es fácil acertar tanto. En la segunda temporada han empezado con un paso atrás, pero hay que ser pacientes, están tendiendo los hilos.

    2. Bueno, vi el capítulo de la nueva temporada ayer. Es cierto que está un poco por debajo del nivel que se esperaba, pero también es cierto que lo he visto justo después del último episodio de la primera temporada y, quieras que no, se produce un efecto anti clímax importante.
      Como bien dices, están tendiendo los hilos. Se merecen, por mi parte, todos los votos de confianza del mundo.

    1. Gracias, Natxo, y perdón por colarme en mitad de tu análisis de The Newsroom, enseguida me quito y sigues, que estoy esperándolo con ganas.

    2. Hagamos honor a la verdad: el que me he colado he sido yo.

      Podría decir que es un honor tenerte por delante y por detrás, pero mejor no lo digo que alimentamos a los correveidiles.

  4. Si los guionistas de Homelan leyeran este post contratarían a Carlos para las siguientes temporadas, seguro.

    En este enlace podéis encontrar el Guión del Piloto. Llaman la atención dos cosas.

    http://www.zen134237.zen.co.uk/Homeland_1x01_-_Pilot.pdf

    En el Guión el personaje de Carrie ha perdido a su marido, con el que llevaba casada una semana, el 11S, en el atentado del Pentágono. Este dato lo eliminan en el episodio haciendo que la obsesión de Carrie por impedir un ataque sea más profesional, (la sensación de que todos fallaron ese día) y no tan personal.

    En el Guión tampoco se hace mención al desorden bipolar que padece y sí aparece en el episodio.

    Es interesante ver cómo deciden cambiar la razón de su forma de actuar un tanto irreflexiva, casi suicida en ocasiones: en el Guión lo justifican por una cuestión personal, la muerte del marido, y en el episodio, es su enfermedad la que utilizan como justificación a sus actos.

    ¿Qué es mejor, qué es peor? La verdad es que no sabría decirlo pero sí me da la sensación de que los guionistas de alguna manera necesitaban justificarla, no les debía cuadrar esa forma de actuar sin una motivación o una causa externa. No sé que pensareis vosotros.

    1. ¡Qué bueno, Daniel! Muchas gracias por el guion, sacaré un rato para empollarlo. Sí que parece que eran conscientes de que necesitaban que Carrie estuviera implicada emocionalmente en perseguir enemigos, implicada hasta el desvarío. Lo de perder el marido lo justificaría, pero me parece demasiado fuerte, demasiado personal, dudo mucho de que la dejaran seguir en la CIA. Aparte de que la convertiría en una víctima más, nos obligaría a sentir compasión por ella… A mí me vale como está. Es más, casi prefiero que no me justifiquen las cosas de una manera exacta y concreta, que quede en cierta nebulosa.

      No he podido evitar una mirada diagonal al guion, y veo la ambigüedad de la última acotación, cuando Brody se detiene a mirar el Capitolio: “Un brillo intencionado en su mirada”.

      Respecto a lo de que me contraten, coméntalo allá donde puedan hacerte caso. Pero veo la cosa difícil. Gracias.

    2. De alguna manera creo que la clave la da Daniel de soslayo; para un personaje, mejor motivarlo que justificarlo. Estos tiempos piden menos justificaciones porque ya hemos visto de todo. La esencia de la condición humana per se, justifica cualquier cosa. Sólo hay que dotar de credibilidad la forma de contarlo (entiéndase ese “sólo” como licencia irónica). Para mí mejor el personaje de Carrie y su objetivo tirado por una motivación “laboral”, que con una justificación personal.

  5. Ha tenido que ser un día febril, el día elegido para empezar a ver Homeland. La verdad es que me puse a leer el post esta mañana y me dije: o la veo o no entenderé lo que ha escrito Carlos. Y después de mis reticencias a ponerle los cuernos a Draper, tengo que decir que he caído rendida ante Brody y Carrie, casi casi desde el primer minuto. Quiero racionármela y sólo he visto dos capítulos, pero después de leer el post no sé si saltarme 3, 4 y 5 porque me apetece mucho ver el 6. Hay una frase en el post que me ha saltado por encima de las demás hablando del personaje de Carrie: sin enemigo no es nadie. Y eso es la serie para mí: la construcción del enemigo, la deconstrucción de la patria… No podemos contar la verdad con mentiras, porque es todo mentira siempre. Lo que al principio no es mentira acabará siéndolo. Es curioso que cuando Jeff Daniels decía en el piloto de Newsroom que America no era el mejor país del mundo, yo estaba escuchando en esa negación la afirmación de lo contrario. Siguen pensando que América es el mejor país del mundo, incluso Sorkin lo piensa. En Homeland me pasa lo contrario, cuanto mejor es la CIA, cuanto más quiero a Carrie, cuanto más me jode poner en duda a Iñigo de Montoya, más siento que se está atacando al país “salvador del mundo”. Como he dicho al principio, hoy es un día febril, quizás no haya entendido nada.

    1. Guionistas que se leen todos los spoilers. :)

      No te saltes nada, Verónica, es muy rectilínea. Y en esos primeros capítulos hay alguna trama bien pintada: recuerdo, por ejemplo, una con la novia de un jeque. Y como algunos son más lúcidos con fiebre que otros en plenas facultades, te diré que me parece muy interesante eso que planteas. Que todo es mentira es una verdad como un templo. Y que Carrie es la defensora de ese país ombligo del mundo es algo con lo que juegan como un señuelo más, como un (con perdón) macguffin, aunque a medida que avanza la temporada todo se (perdón otra vez) deconstruye.

      Disfrútala. Y cuídate.

  6. Por favor, decidme que esta serie no tiene nada que ver con DAMAGES… que me la vendieron como la hostia en verso y me resultó una chufla muy considerable, tramposa, morosa y coñazo con los dichosos flashbacks. Gracias.

    1. No he visto DAMAGES, Joan, no te puedo decir. A mí Homeland me gusta mucho, y ya ves que no soy el único. Pruébala. Te prometo que, aunque no te guste, es más que interesante.

    2. Tranquilo, no tiene nada que ver. Damages es brillante en su construcción pero (para mí) es una serie muy tramposa. Muy divertida de ver, eso sí. Yo, con la primera temporada tuve bastante.

      Homeland es una gran serie. Carlos la disecciona perfectamente… Pero el comentario de Vero sobre la construcción del enemigo y la deconstrucción de la patria me parece especialmente BRILLANTE. No se puede expresar mejor en menos palabras.

    3. Ahora, la duda que tengo es si no era una serie de una sola temporada (Homeland).

      Por cierto, la serie de la que partío, la israelí Hatufim, es también muy curiosa de ver. Y distinta, pese a ser Homeland una adaptación de la misma.

  7. Un post muy interesante Carlos.

    He esperado a terminar de visionarla para leermelo con calma y comentar.
    He de decir que me parece una serie buena y cumple unos mínimos pero no una obra maestra. Quizá se deba a ser convencional, como bien comentabas.
    Estoy de acuerdo con todos los puntos tratados y me hace quizá valorarla un poco más. Pero sigue estando por debajo de joyas como Breaking Bad y varias de la casa HBO.

    Añadiría como tema de debate qué os parece que la trama dé un giro cuando nos muestran la justificación de Abu Nazir, simple venganza por el atentado oculto sobre la escuela. Parece que ahora el enemigo real, el que ha provocado todo es la misma CIA y el vicepresidente (nunca hay que fiarse del Vicepresidente de los EEUU).

    Gracias.

    1. Gracias por tu comentario. La justificación de Abu Nazir no es un asunto menor, porque con ello vemos de otra manera a Brody. Ya no es simplemente un iluminado, alguien a quien han lavado el cerebro; además de eso, sus acciones tiene el doble respaldo de haber sido testigo de la matanza y consciente de que el vicepresidente ha mentido públicamente. Eso no le convierte en héroe, pero creo que le da mas cuerpo a sus acciones, incluso le hace más temible, más decidido que si fuera un simple psicópata. Por otro lado, ya tenemos el desequilibrio mental de Carrie, no está mal que intenten racionalizar el impulso criminal de Brody.

      De acuerdo en que no es una joya. Pero no me suele pasar que me siente a ver cada capítulo esperando lo mejor, aunque no siempre lo reciba.

  8. Está claro que el bombardeo sobre la escuela fue un ataque deliberado por los americanos y la destrucción de “casi” todos los documentos que lo probaban una muestra de su culpabilidad pero, ¿podríamos pensar en alguna intención oculta por parte de Abu Nazir al asignarle como profesor de su hijo? Ya nos han demostrado que Abu Nazir también engaña a Brody, así que podemos esperar cualquier cosa. ¿Abu Nazir no es tán fanático como podíamos pensar? Tierra abonada para próximas temporadas….

    1. Acaban de renovar por una tercera. Ojalá sepan enredarnos, pero me parece muy difícil alargar esta historia del gato y el ratón. El comienzo de la segunda temporada está teniendo momentos brillantes junto a alguna chapuza. Y siguen, como tú apuntas con lo de Abu Nazir, jugando a lo ambivalente: todo puede tener siempre dos explicaciones.

  9. Tras pasarme unos cuantos capitulos enajeando y cuestionandome el coeficiente intelectual de todas las personas que me habían recomendado esta serie mucha efusividad… pude terminar la primera temporada tras aceptar que lo que estaba viendo se trataba de un culebrón.

    No le busqueis tres pies al gato, tiene mucho maquillaje barato de espias, y mucho semi-deux-exmachina no anticipado si, pero no porque sea mediocre. Si no porque es un culebrón.

    Y si cada vez que se lían los personajes exclamas “oyoyoy” y luego te regocijas comentado de lo “chalada” o “guarrona” que es tal o “cuala” en la “pelu” la disfrutarás mucho más

  10. Tras pasarme unos cuantos capítulos enajenado y cuestionandome el coeficiente intelectual de todas las personas que me habían recomendado esta serie con mucha efusividad… pude finalmente sobrellevar la diatriba reconociendo que se trata de un culebrón.

    No le busqueis tres pies al gato, tiene mucho maquillaje barato de espias, y mucho semi-deux-exmachina no anticipado, sí, pero no porque sea mediocre. Si no porque es un culebrón.

    Y si cada vez que se lían los personajes exclamas “oyoyoy” y luego te regocijas comentado lo “chalada” o “guarrona” que es tal o “cuala”, mientras te hacen los “rulos” en la “pelu”… le acabas hasta pillando el puntillo.

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