Por David Muñoz
Cerré la entrada de la semana pasada haciendo un comentario sobre Damon Lindelof y su guión sobre “Prometheus”, la “no es una secuela de Alien pero lo parece” de Ridley Scott.
Como suele pasar cada vez que se menciona su nombre, aunque sólo le dediqué tres frases, hubo varios lectores de Bloguionistas que aprovecharon para cargar contra Lindelof. Y todos tenían bastante razón. Después de la jugarreta que nos hicieron él y su amigo Abrams con el final de “Lost”, es comprensible que se le tenga ganas. Yo soy el primero que después de ver aquel infausto capítulo, le hubiera dicho cuatro cosas de habérmelo cruzado por la calle. Pero dado que de todo eso ya hablé aquí hace tiempo, no voy a insistir en el tema.
De lo que quiero hablar hoy es de otra cosa. Como ya he adelantado al titular así esta entrada, estoy convencido de que Damon Lindelof no es idiota. Tampoco creo que sea un guionista inepto que hace lo que hace porque no sabe hacerlo mejor.
Desde luego que hay momentos en “Prometheus” que cuesta creer que hayan salido del ordenador de un guionista un poco curtido, como ese en el que el científico decide acariciar a un bicho del espacio como si fuera un perrillo. Pero no hay que olvidar que esa escena fue aprobada no solo por media docena de productores, sino por el estudio y, sobre todo, por el director de la película. Y a todos les pareció bien. Si no, jamás habría sido rodada. De hecho, es imposible saber si esa escena, u otras igual de bobas, fueron escritas por Lindelof. O si la idea que las originó fue suya o quizá del director. Como sabemos todos los guionistas profesionales, muchas veces te ves obligado a escribir lo que te dictan y acabas sintiéndote más escribiente que guionista.
No, lo que le pasa a Lindelof es otra cosa.
Para mí, Lindelof es un malabarista que, al darse cuenta de que su público está pendiente de cada uno de sus movimientos, no puede evitar la tentación de querer impresionarlos cogiendo más y más bolas, hasta que resultan ser demasiadas y se le caen todas al suelo.
Su estilo consiste en acumular puntos de giros, “cliffhangers”, sorpresas o cómo lo queráis llamar, en un “más difícil todavía” que convierte cada uno de sus guiones en un “tour de forcé” narrativo de una intensidad por la que es difícil no sentirse atraído.
Y eso, en televisión, funciona. O más bien funciona durante mucho más tiempo que en otros medios.

El momento que mejor define “Lost” y este tipo de escritura es la escena de la escotilla, la última de la primera temporada de la serie. Con todos los personajes tensos, expectantes, a punto de descubrir algo que en teoría debía dejarnos boquiabiertos. Lo malo es que al final, la escotilla hay que abrirla. Y si lo que hay debajo no responde a las expectativas…
Para lograr esa intensidad de lo que hablo, Lindelof se ve obligado a sacrificar la lógica de la historia que está contando (si es que alguna vez la tuvo). Nada tiene sentido o resulta coherente. Las bolas se caen al suelo y cada una sale rodando en una dirección distinta.
¿Es eso una señala de incompetencia?
Creo que no. Lindelof sabe lo que hace. Es consciente de lo que arriesga. Pero prefiere eso a escribir una historia mucho más coherente pero menos atractiva.
Esa es su apuesta. Y le ha salido bien. Aquí estamos criticándole mientras él se da un baño en su piscina de su mansión Beverly Hills (es un decir, no tengo ni idea de dónde vive, pero ya me entendéis…).
Decía antes que la apuesta funciona en televisión durante mucho más tiempo que en otros medios. Y así es. Es cierto que el final de “Lost” fue terrible, pero mientras tanto, nos pasamos varios años disfrutando como enanos. Algo nos decía que todo aquello era imposible que fuera a encajar nunca demasiado bien. Pero no nos importaba. Estábamos disfrutando demasiado. Preferimos dejarnos llevar. En ese sentido Lindelof es quizá el guionista de televisión ideal. La zanahoria siempre colocada delante del burro, que es dónde debe de estar.
Pero la cosa se complica cuando escribes una película que “solo” dura dos horas y pico.
Porque con las películas a veces pasa como con las relaciones.
Al principio, todo va bien. Te sientes tan eufórico que te resulta imposible creer que alguna vez te vaya a ir mal. Digamos que es el primer acto.
Después, empiezas a darte cuenta de que las cosas no son exactamente cómo creías. Ella (o él) tiene cosas que no acaban de convencerte y vaya, esas cosas cada vez te molestan más. Segundo acto.
Y por fin, aceptas la realidad. Todo lo que creíste al principio estaba solo en tu imaginación. Las cosas que te enamoraron no existen. Has estado viviendo una mentira. Final.
Entonces llega el despecho, y a veces la rabia.
Ese desengaño es tan duro, que muchos son incapaces de aceptarlo. Para eso existen las terapias de pareja. Y para eso existen también los blogs que explican que en el fondo, “Prometheus” está pero que muy, muy bien. ¡En la edición extendida todo tendrá sentido! ¡O sino en la segunda parte! ¡O en la tercera!
Ahora caigo que con las historias pasa justo al contrario que con las relaciones. Cuanto más duran, más fácil es que te engañen.
La televisión puede ser un eterno primer acto (hasta que bajan las audiencias, claro). En el cine eso es imposible.
No me extrañaría que un día de estos Lindelof se descolgara con un guión a la antigua usanza (o sea, con sentido), para tratar de recuperar la reputación perdida. Un guión en el que por Ej. los personajes se respondan unos a otros cuando llegue la hora de hablar de cosas importantes.
Quizá eso es a mí lo que más me irrita de su estilo.
En “Cowboys & Aliens”, de Jon Favreau (una película que por cierto no está nada mal, o por lo menos no tan mal como parece), hay un momento que para mí resume perfectamente el “tic” más molesto de Lindelof. Como decía antes respecto al guión de “Prometheus”, no puedo saber si esa escena es suya -y menos aún en este caso, ya que comparte crédito con otros cuantos guionistas-, pero como parece salida de “Lost”, tiendo a creer que sí, que él ha tenido algo que ver.
La escena es más o menos así: el protagonista ha perdido la memoria y no sabe quién es. Cosa que lógicamente, le preocupa mucho, sobre todo porque de vez en cuando recuerda cosas extrañísimas que no tienen ningún sentido y porque, bueno, lleva unos cuantos días con un arma lanza rayos pegada a la muñeca. Pues bien, en estas que conoce a una chica que al parecer sabe algo sobre lo que le ha ocurrido. Y ella se acerca a él y se lo dice. “Oye, mira, que si quieres te puedo ayudar a descubrir quién eres y esas cosas”. ¿Y él qué hace? ¡Pasa de ella y se marcha, dejándola con la palabra en la boca!
De nuevo, os aseguro que en televisión eso hubiera molestado menos que en cine. Habríamos pensado: “ya lo explicaran”.
De ser suya, esa escena reforzaría el punto de partida de esta entrada: Damon Lindelof no es tonto. Al revés. Es muy listo. Un guión de una película así lo lee mucha, mucha gente antes de llegar al rodaje. ¿Y seguro que a nadie le “cantó” que tratara de alargar la incertidumbre sobre el origen del protagonista de una forma tan artificial? Seguro que sí. ¿Entonces…? Pues lo que os digo. Que Lindelof es muy listo. O al menos muy persuasivo. Me encantaría estar en algunas de sus reuniones para saber cómo consigue vender semejantes ideas, cómo se las arregla para conseguir que tanta gente acabe comulgando con ruedas de molino.
Aunque después de ver cómo vendió el final de “Lost”, halagando la inteligencia de los espectadores al mismo tiempo que escurría el bulto, no cabe duda de que es un maestro trilero.
Quizá ese sea el mayor superpoder de Lindelof como guionista. Un superpoder que a todos nos vendría bien tener. Sobre todo porque muchas veces es más fácil vender las ideas desde la emoción en vez de desde la lógica (un tema que por cierto me gustaría desarrollar dentro de unas semanas).
Además, lo más importante de esta entrada es que por fin voy a desvelar la verdadera identidad de la mente pensante de “Lost”.
Con esto que vais a ver, ya está todo explicado.
Aquí la tenéis:
Nunca seguí Lost.
Reconozco que tengo la manía de negarme a seguir determinados fenómenos de masas tipo “El código da Vinci” o la moda de los gin tonics… no lo puedo remediar. En el caso de Lost, desde el principio me atufó a engaño y eso es algo que, después de “Expediente X” no estaba dispuesto a que me volviera a pasar, sería demasiado duro vivirlo otra vez…
Como me reí cuando todos lloraban tras el desastre final…
Lo cierto es que comprendo lo que quieres decir sobre Lindelof y el tipo de guionista que es, me gusta cómo lo explicas y que seamos conscientes de que también se puede jugar a ese juego. Yo, que soy mucho más del extremo opuesto, haré bien en recordarlo.
Por cierto, un tipo que se llama Damon Lindelof debería ser un personaje de Harry Potter…
“tengo la manía de negarme a seguir determinados fenómenos de masas”
¿Y como lo haces?
¿Esperas a que salgan los datos de audiencia antes de decidir
si una serie te gusta o no?
Ja, ja, es verdad, tiene nombre de personaje de novela fantástica. Respecto a “Lost” y el “estilo Lindelof” , yo también estoy en el extremo opuesto. Soy incapaz de meter algo en un guión si no sé para qué sirve y por qué ocurrre. Y, pese a todo, estuve muy enganchado a “Lost”. Durante un tiempo, quise creer, como Mulder… Durante un tiempo también, fue una buena serie.
Yo querría encontrármelo en un callejón oscuro con mi bate……. y agradecerle que ahora muchos productores te pidan una historia ; “Así, tipo Lost”…. Es decir un engañabobos, incoherente y sin sentido….XD
Dicen que este el el guión filtrado:
http://www.prometheus-movie.com / uploads / leaked_script.txt
Por si alguien tiene curiosidad. No estoy seguro de que no sea una transcripción de la peli porque no la he visto.
Pues de momento, lo de jugar con la audiencia a “¿Donde está la bolita? ¿Aquí? ¿Estás seguro? ¡En realidad NUNCA hubo ninguna bolita, todo era sobre los personajes! ¡MWA-HA-HA-HA-HA!”, ya le ha costado a Lindelof que la segunda parte de Prometheus la escriba otro guionista y que lo echen a patadas de la reescritura del final de World War Z, (aunque con el caos en que se ha convertido ese rodaje igual le han hecho un favor y todo). En serio, si la mejor lección que podemos aprender de este tío es que tenemos que convertirnos todos en vendedores de sandías, (“¡Que me lo quitan de las manos, reina, que me lo quitan de las manos!”), para camelarnos al productor de turno, apaga y vámonos. Ya se puede dedicar Robert McKee a tejer cestos: metemos un cliffhanger cada cinco minutos, venga o no a cuento, y listos. Engañar al espectador es algo que puedes hacer en la televisión mientras mantengas la promesa de que las respuestas llegarán en el siguiente episodio, en la siguiente temporada… El problema es que luego llega el momento de contestar a las preguntas que has sembrado en la historia durante años, no tienes ni idea de cómo acabarla y pasa lo que pasa: que las respuestas no cuadran con las preguntas, que algunos misterios se han quedado en el aire, (¿por qué echaron a Desmond del ejército?, ¿qué pasó al final con los niños del vuelo de Oceanic?, ¿por qué todo el mundo se olvidó al final de los poderes de Walt, si parecían tan importantes?), otros los has olvidado y en realidad ni siquiera te ves tu propia serie. Pero como no es cuestión de quedar como un gañán en las entrevistas, cuando se le pregunta sobre el tema Lindelof balbucea algo así como: “Bueno, en realidad Lost era una historia de personajes. Las respuestas nunca fueron el centro de la serie”… Y se queda tan ancho. ¿Has pagado por ver la serie? Pues entonces.
El problema es que a un espectador que SÍ ha pagado su entrada de cine no le puedes decir eso, y cuando descubre que el trilero lo ha desplumado la mayoría hacemos voto de no volver a picar otra vez con el mismo tipo nunca más, (¿verdad, M. Night Shyamalan?). ¿Que todas las incoherencias de Prometheus quedarán explicadas en la secuela? Pues la va a ver tu padre, majete, porque yo paso de pagarte la hipoteca de tu casa en Beverly Hills. ¿Que Lost nunca trató de cerrar todos sus cabos sueltos? Podría habérnoslo dicho en la primera temporada y nos habríamos ahorrado que al final nos quedásemos todos con cara de gilipollas; ¡ah, no, que lo de reírse del primo viene después de quitarle su dinero! ¿Que Lindelof es un señor muy listo porque sabe enseñar el caramelo en una mano mientras nos roba la cartera con la otra? No lo niego, otra cuestión es si creemos que éste es el mejor modo de hacer las cosas y si realmente tiene algún futuro. Al principio te puede salir bien lo de quedarte con todos, pero hay montones de historias sobre guionistas que se creyeron muy listos y pensaban que todo lo que salía de su teclado era oro sólo por llevar su firma, y que la gente se tragaba lo que le echasen, y ahora son el hazmerreír del público y la crítica, (¿verdad, M. Night Shyamalan?)…
Siguiendo con el símil de la relación de pareja que utilizas…
Muchas veces, si la relación acaba mal tendemos a olvidar que
no todo ha sido malo. Olvidamos los momentos felices y los
intensos orgasmos.
Yo puedo decir que he disfrutado mucho con las tres primeras
temporadas de Lost. Eso no me lo quita nadie.
Cierto, a la serie le sobraban dos temporadas y el final fue de lo
más decepcionante, pero eso no debe hacernos olvidar lo
enganchados que estábamos a ella. Y enganchar al espectador
no es fácil. Ni siquiera con trucos de mago o engaños. Y mantenerlo enganchado es aún más difícil. Que se lo pregunten a Flashforward.
En mi caso, y para llevar la contraria, tengo otra teoria: a Lindelof le ha devorado su propio exito. Me explico: las tres primeras temporadas de Lost son una obra maestra que ademas -hay teorias en internet sobre ello- permiten cerrar la trama atando todos los cabos. Nunca he visto un puzzle tan bien montado -quitando, quiza, la saga literaria de Amber-. Es a partir de la cuarta temporada donde ya se le empieza a ir de las manos. Y en Prometheus llega a extremos absurdos.
El problema es que, despues del pelotazo de Lost, y despues de la maravilla que son las primeras temporadas -donde las piezas todavian encajaban- ESO es lo que se le va a pedir. Si eres Lindelof, no te van a contratar para que hagas un guion clasico. Y si no eres capaz de repetir lo que hiciste en el momento de mayor inspiracion, entonces tienes un problema. Solucion, lanza las bolas al aire, y reza para que no hagan demasiado estruendo cuando caigan sin orden ni concierto.
Pues al final el post tampoco me dice mucho. Que Lindeloff es un tipo de éxito. ¿Y qué? Todos sabemos, y vemos constantemente en la vida, que gente que triunfa ya no gracias a su calidad, sino a pesar de ella, y debido a su labia, sus malas artes, sus grandes artes en chupar p…. Y mas en un sitio como Hollywood, que hay profesionales -y no sólo guionistas- expertos en superéxitos con productos tristísimos.
Si, vale, Adam Sandler tampoco es idiota. ¿Y nos dice eso algo de sus ultimas películas?
En fin, es un pelo triste que se haya entronizado de tal manera a un tipo que parece incapaz de escribir personajes y sólo sabe esbozar enigmas. Pero bueno, gente con truños encima como Akiva Goldsman tampoco ha dejado nunca de tener curro. Pues vale.
John: espero que se notara la intención irónica de la entrada. En ningún caso he pretendido escribir un análisis profundo de la trayectoria de Lindelof ni valorar su posición en la industria. De hecho, ahora mismo mi interés por su trabajo es como el tuyo: o sea, ninguno.
Pues en mi opinión el problema con Lost es que la gente se lo creyó. La serie era lo que era: una sucesión de cliffhangers y giros que sugerían algo más en lo que cada uno veía lo que quería ver.
A mí me resultó la mar de entretenida.
Los seguidores de LOST estamos divididos en dos al 50%, yo soy del otro 50% que por suerte no siguió el final a través de Oº dejándose influenciar por opiniones de gente que no sabía nada de la serie en el post de la mañana tras finalizar la serie, soy de los que le gustó el final y esa preciosa y maravillosa escena que terminó donde todo comenzó, dejándonos que comencemos de nuevo a ver la serie desde ese mismo punto como si se tratase de un viaje en el tiempo para volver a vivir todo de nuevo, magistral.
La escena de la escotilla (final de 1T y comienzo de 2T) para mi ha significado uno de los cliffhangers más alucinantes en la televisión. Siento que los que se hayan dejado seducir por la moda de episodios de 2 en 2 no hayan podido sentir la magia que supone estar 9 meses pensando qué habría en la escotilla.
A mí ese tiempo me dio para pensar en dinosaurios, en un universo paralelo y en miles de cosas. Es por eso que cuando vi el inicio de la 2T me quedé ya prendado de la serie para siempre porque jamás imaginé que lo que estaba viendo al principio era lo que había en la escotilla, todo surrealista y extraño
Yo diría 70% en contra, 30% a favor, ¿eh? Siendo condescendientes.
sea cual sea el % me alegro de haber sido uno de los que entendió el final. Hubiera sido tan estúpido ponerse a contar algo tan claro como lo de las embarazadas o el magnetismo… el que quería respuestas, primero que vea otra vez la serie porque en ella están todas, se las perdió por el camino.
¿Están todas? ¿En serio? Debí parpadear cuando explicaron la mayoría de ellas.
No se trataba de parpadear o no, sino de estar atento a los detalles y atar cabos, nadie te dice la respuesta tal cual (ejemplo: las mujeres que se quedan embarazadas corren peligro por el magnetismo de la isla, eso queda fatal y más en el estilo de argumento que llevaba la serie dejando mucho a la imaginación del espectador), pero es que hay cosas tan coherentes que es una estupidez decirlas de voz si ya se ven.
¿En serio que tú encontraste respuestas a TODO ESTO?
http://lost-misterios.blogspot.com.es/2010/05/misterios-sin-resolver.html
Pues tomo nota de esta web. Miraré todas las cuestiones, pero creo que algunas que ya he leído son ya a mala idea, de ésas que no responde ninguna serie (ni las buenas, ni las malas) porque son bastante secundarias como la de qué hacía Leonard o Libby en el manicomio, o qué le pasó al volcán de la isla o si los osos servían para mover la rueda (¿?) o qué le pasó a Ilyana para acabar en un hospital… Es de una exhaustividad un tanto exagerada, según mi criterio. Es como si preguntáramos: ¿qué le pasó a Walter White cuando dejó la empresa? ¿Cómo conoció a su mujer? Etc. Ninguna serie da todos los datos sobre los personajes. Otras preguntas no fueron contestadas expresamente pero se daban por supuesta, como qué vio el médium en Claire Pero en fin, tampoco se trata de pelearse por una serie. Si te convence, te convence, y si no, no. Y para analizar en plan más racional se necesitarían veinte posts, y haber visto la serie entera otra vez.
Pues lo primero que necesita esa web de misterios no resueltos de LOST es darse un lavado y traducirse como Dios manda, porque no hay quien entienda algunas cosas por estar traducido todo por un traductor web :P
¿Qué es la isla? ¿De verdad es necesario que te digan qué es la isla? Si algún seguidor fan después de ver la serie tiene la imperiosa necesidad de que le digan qué es la isla, estamos apañaos. Esas personas deberían ver la serie otra vez pero de otra forma, pensando un poco. La isla no se puede definir con una palabra. Y si no les basta con que la isla es un “lugar especial”, tenemos un problema. :P
Me parece relevante eso que dices sobre que siempre hay un límite a cuanto podemos saber, los espectadores, o incluso los que nos dedicamos a esto, sobre cuánto del guionista hay en cada escena de la peli. Hace tiempo pude leer el guión de Tinker, Tailor, Soldier, Spy (El topo) y su estructura y hasta su tono me parece distinto al de la peli. Hay personajes alargados, porque, supongo, metieron a actores más o menos conocidos, o vaya usted a saber por qué.
El problema de Lost es que, como dices, subía las stakes, las expectativas, un poco demasiado. Pero también que jugaba en un género peligroso; parecía ciencia ficción pero, en verdad, era fantástico. Creo que necesitaría revisar toda la serie pero a mí sí me pareció que muchos interrogantes se respondieron. De hecho, tengo probado que alguna gente con la que he comentado el tema me han dicho “y por qué los osos” “y por qué no se podían tener hijos”, y así, cosas que yo recordaba perfectamente que se contestaban. Al fin y al cabo, una serie son muchas horas.
La cuestión es si a la gente le gustó o no la respuesta a esas preguntas. Por ejemplo, el humo negro. La respuesta que dieron, ¿me gustó? Pues más bien no. A lo mejor esperábamos algo más “logico” (más de ciencia ficción) y nos respondieron con algo más “mágico” (más de cine fantástico). Pero era una de las posibles. A lo mejor si juegas a las stakes tanto, jugando con las emociones, consigues que el espectador se implique tanto, que ya luego entre en lo de “me gusta/no me gusta” de forma personal. Ésa sería una enseñanza interesante para escribir guiones. De hecho, tengo la impresión de que ya está pasando con la última temporada de Breaking Bad, donde, sabiéndose que es la última, la gente empieza a decepcionarse. Quizá porque uno pensaba que la cosa tiraría por otro lado, quién sabe. Otra posible enseñanza: ten cuidado cuánto tardes en responder los interrogantes porque alimentas pasiones (y público, y audiencia, y dinero) pero por ello mismo a lo mejor cuando respondas, se te echen al cuello.
¿Será que el género fantástico da respuestas más extrañas de las que estamos acostumbrados? No sé si es lo que sucedió con Lost, porque para eso habría que hacer, no sé, un estudio, pero sí sería curioso de ver cuál era mayor problema: si que los misterios fueran muy grandes, para crear expectativa, o que la explicación a los mismos, poco creativa o, justo lo contrario, tan “imaginativa” que desafiaba lo común. O, como decía, ni una cosa ni la otra, sino la respuesta de los guionistas, que no era la que a nosotros nos hubiera gustado (y entonces entramos en el famoso “yo lo hubiera hecho así o asá”)
Ya digo que no sé, y que tendría que revisarla al completo. Sí recuerdo haber notado que los parones por la huelga de guionistas más las típicas indecisiones de “te renuevo/no te renuevo” (y por cuántas temporadas) fueron haciendo mella. Las series en abierto siempre tienen estos problemas. No justifica los errores, por supuesto, pero el hecho está ahí. Por ejemplo, lo de Fox con Fringe yo creo que al final ha hecho cargarse la serie.
En todo caso, yo me quedo con las dos primeras temporadas seguramente, algunos capítulos estupendos, algunos personajes bastante interesantes, y con el atrevimiento, algunas veces, en la forma de relacionar el presente con los flash-backs. Si son cosa de trabajo, inspiración o de Lindeloff o algún otro guionista, esto ya se me escapa.
Por ser un poquito tocacojones, David: El amiguito Abrahams dejó de pintar nada a a partir del 1er episodio, que el se encargó de dirigir. A partir de ahí la responsabilidad (para bien y para mal) quedó en Lindeloff y Carleton Cuse, como ellos mismos han afirmado en mas de una entrevista. Abrahams se dió el piro para encargarse directamente de “6 degrees”
Que mira que yo tengo atravesado a Abrahams desde hace tiempo, pero, oye, al César lo que es del César.
Y viendo como los guionistas de “Person of Interest”, otra serie de Abrahams, han conseguido convertir un procedimental sin nada destacable, que es lo que era en los primeros episodios, en una de las mejores series de espías que me echado a la cara nunca, lo de Lindeloff me parece aún mas detestable. Porque a los guionistas de “POI”, que se ve que les han dado la misma libertad que a la parejita de marras, se han dedicado a exactamente lo contrario que Lindeloff hace: desvelar prácticamente casi todos los enigmas que se habían establecido a principios de temporada y a desarrollar los personajes.
Exactamente todo lo contrario a lo que hace Lindeloff.
Ah, pues lo mismo veo entonces “Person of Interest”. La verdad es que no me llamaba mucho la atención. Y ah, se escribe “Lindelof” y “Abrams”.
Pues llevo años escribiéndolo mal. Ole mi hortojrafía…
Coincido, en parte, en que Person of Interest no está nada mal. La verdad es que han sabido equilibrar bastante bien el tema de tramas autoconclusivas por capítulo, con detalles de los personajes, y con algunas tramas que se fueron extendiendo durante toda la temporada. Y es verdad; daba las respuestas (las necesarias) en la primera, pero tampoco todas, todas. De hecho, la máquina que forma parte de la premisa es algo de ciencia ficción, aunque Nolan (el otro Nolan) insiste en que su serie no es de ese género. Y sobre cómo se hizo la máquina, no hemos sabido nada hasta la segunda temporada. Distintas formas de retrasar la información, eso está claro.
No hace falta marear tanto la perdiz, el problema de Lindelof es la coherencia, culpar al o los géneros que pertenece la serie o película no es justificable, hace falta co-he-ren-cia.
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