EL TRIPLE SALTO MORTAL

por David Muñoz

En muchos guiones, el final de alguno de sus actos -ese momento que lanza la historia en una nueva dirección, cuanto más inesperada, mejor-, viene determinado por lo que yo llamo “un triple salto mortal sin red”. Con él, el guionista se juega la confianza, y por tanto, la credulidad, del espectador. Y si la pierde, da igual que todo lo que pase después sea maravilloso. Ya no importará. Para ese espectador el triple salto mortal ha acabado con el guión tendido sobre la pista, con el cuello partido, muerto.

Muchas veces el triple salto mortal sale bien. Sobre todo cuando el inverosímil momento sobre el que pivota el punto de giro está contado con tanta convicción que al espectador no le queda otra que creérselo. Pero la mayor parte de las veces lo que suele pasar es que hay espectadores que llegados a ese punto digamos que “siguen” en la película mientras que otros la “abandonan”. Realmente es una cuestión de fe. Si crees en lo que te están contando, bien, todo tiene sentido; pero si dejas de creer… el aburrimiento está asegurado.

Los policías de Gotham deciden meterse todos a la vez en un túnel para buscar a los “malos” en la última de Batman de Christopher Nolan.

¿Te lo crees?

Bien, puedes seguir disfrutando de la película. Si no, ponte cómodo y reza para que no quede mucho para el final.

Volví a pensar en todo esto hace unas semanas, viendo “Headhunters”, un thriller noruego dirigido por Morten Tyldum basado en una novela de Jo Nesbø. La película ha sido un gran éxito en su país  y pronto tendrá su remake norteamericano. Sin embargo, a mí, aparte de bien hecha (dirección correcta, estupendos actores, etc.) me pareció entretenida y poco más. Su segundo acto, en el que cambia de tono radicalmente y se convierte en una especie de “Fargo” escatológico, sí que me gustó bastante, pero en general la historia no me resultó lo suficientemente interesante. ¿Por qué? Pues porque me costaba muchísimo creérmelo todo. Sobre todo, porque cuando el guión pega su triple salto mortal particular, para mí se la pegó.

Y aviso: vienen spoilers.

El momento es el siguiente: El protagonista, Roger Brown, es un ladrón de guante blanco que se dedica a sustraer obras de arte. Al principio de la película le hemos visto con su mujer, con la que no está demasiado bien porque ella quiere tener hijos y él no. Pues bien, el asunto es que Roger decide robarle un cuadro a un tipo, Clas Greve (Nikolaj Coster-Waldau, Jaime Lannister en “Juego de tronos”) al que acaba de conocer en una fiesta en la galería de arte de su mujer. Se mete en su casa, y, una vez se hace con el cuadro, ve algo por una ventana que le llama la atención: unas niñas jugando en la calle. Y, en vez de marcharse, Roger se queda mirándolas un buen rato. En ese momento yo pensé: “bueno, será que esto va a abrir un flashback, a lo mejor ahora descubrimos que ha perdido a una hija y por eso no quiere más hijos; o yo qué sé, a una de estas niñas le va a pasar algo”. ¡Pero no! De pronto, Roger saca su teléfono y llama a su mujer. ¡La imagen de las niñas le ha ablandado el corazón y necesita hablar con ella sobre su decisión respecto a no tener hijos! Recordemos que a todo esto el tipo está en una casa ajena con un cuadro que acaba de robar debajo del brazo, preocupado de que en cualquier momento pueda aparecer la policía. Entonces, Roger escucha el timbre del teléfono de su mujer. Y suena en la habitación de al lado. Roger entra en ella  y descubre que es el dormitorio del dueño de la casa. El móvil de su mujer está allí, tirado en la cama. Ella y Clas Greve son amantes.

La secuencia no puede ser más inverosímil.

Roger no solo decide telefonear a su mujer en un momento en el que nadie en su sano juicio pensaría en hacer una llamada, sino que además, vaya casualidad, justo eso le sirve para descubrir que su mujer es la amante del hombre al que ha ido a robar.

Todo muy forzado, pero eso sí, muy conveniente.

Roger robando el cuadro.

Y, si bien es cierto que muchas veces los thrillers se construyen sobre este tipo de casualidades que desafían la credulidad de hasta el espectador más bienintencionado, la escena de la llamada fue demasiado para mí.

Al terminar de ver la película me pregunté cómo era posible que los guionistas no hubieran encontrado una manera mejor de hacer que Roger descubriera que su mujer estaba liada con Clas. Porque el objetivo de la escena es dar esa información. Es fundamental que Roger haga ese descubrimiento. Sin él, no hay película.

O es algo que es así en la novela original y no se atrevieron a cambiarlo, o no se les ocurrió una manera más impactante de explicarlo, o sencillamente es que les pareció que merecía la pena contarlo así. Si lo que ocurrió es esto último, puedo imaginarme a los guionistas reunidos con el director y un diálogo entre ellos tipo: “¿Nos la jugamos?”. “Pero joder, ¡es que es un poco increíble que justo en ese momento Roger se ponga a llamar por teléfono a su mujer!”. “Ya, pero qué mejor manera de descubrir que ella le engaña que descubriendo su teléfono tirado en mitad de la cama en la que ha estado follando con Clas”. “Ya, claro…”. “¿Nos la jugamos?”. “Venga, nos la jugamos”.

En mi experiencia, casi siempre cuando se toma una decisión de este tipo no suele ser porque los guionistas no sepan lo que están haciendo, sino porque lo saben perfectamente y creen que así pueden ganar mucho más de lo que se arriesgan a perder.

La teoría es que si en ese momento estás realmente preocupado por el personaje y su maremágnum emocional, no te vas a cuestionar por qué hace lo que hace. Simplemente estás con él y ya está. El momento “pasa”. Te lo tragas.

Y quién sabe. Puede a que otros espectadores les haya funcionado la escena del teléfono. A mí no, pero quizá también porque me resultaba muy difícil empatizar con Roger Brown. “Ser” él. Si no hubiera sido así, a lo mejor habría vivido esa escena de otra manera.

El último giro de la película es otro salto mortal que depende de que te creas que la mujer de Roger está sinceramente enamorada de él. Cosa que yo tampoco me tragué en ningún momento. Pero bueno, como no quiero fastidiaros demasiado la película a quienes no la hayáis visto, de momento no voy a hablar del final de “Headhunters”.

Es raro el proceso de escritura de un guión en el que no tienes que tomar al menos un par de decisiones así. A veces para pasar de A a C no tienes más remedio que pegar ese triple salto mortal. En unas ocasiones porque ir paso a paso requeriría demasiadas páginas y el único atajo posible es ese salto; en otras, porque te parece que el impacto emocional de la escena va a compensar la pérdida de credibilidad; y otras (con un poco de suerte, las menos), porque no se te ocurre una manera mejor de hacerlo. Además, también pasa que una solución regulera que escribes simplemente porque algo hay que escribir, pensando que ya se te ocurrirá algo mejor cuando tengas el guión más avanzado, resulta ser la que se acaba rodando porque la leyeron un director o un productor y se encapricharon con ella.

En todo caso, lo ideal es que cuando damos un salto mortal al menos nos demos cuenta de que lo estamos haciendo. Luego, ya dependerá de cada espectador decidir si nos hemos estrellado o no, si tienen que llamar a una ambulancia o ponerse en pie para aplaudir.

(Y no, por si alguno lo estáis pensando, lo que hace Damon Lindelof en “Prometheus” no es una sucesión de triples saltos mortales; cuando uno pega tanto brinco, deja de ser un guionista y se convierte en un volatinero).

20 comentarios en «EL TRIPLE SALTO MORTAL»

  1. Buen post David, pero no estoy del todo de acuerdo. Aunque si es cierto que chirría un poco (a mi más que la llamada, me “molestó” que se quedará pasmado mirando por la ventana), yo compre del todo ese giro, me pareció raro, pero creíble. Entendible dado las características del personaje.
    Me pareció más “chapucero” el giro final, más gratuito. Es como si hubieran querido resolver el final con dos esbozos, cuando el resto esta más perfilado. Se ven demasiado los hilos de la marioneta. De hecho, para mi el principal problema de “Headhunters” está en el final, creo que no está a la altura de su arranque y de su gran 2º acto. Creo que es una gran peli de genero, ya que consigue lo que se propone sin que el espectador se sienta engañado (algo común en el genero).

    Ahora bien, reflexionando, con un poco de perspectiva, sobre la peli, puede que nada de esto sea cierto. Puede que tan solo me gustara debido a la paupérrima cartelera estival, plana, sencilla y triste (Si, incluyo Prometheus y por supuesto BATMAN). Puede que haya sido la única peli que este verano no me ha hecho mirar el reloj… y eso se agradece.

    Saludos.

  2. Damon Lindeloff lleva meándose en la cara del espectador desde la segunda temporada de Lost, (eso sí que son triples, incluso cuádruples saltos mortales con tirabuzón, media vuelta en el aire y sin red, mientras el trapecista canta “El cielo está enladrillado, quién lo desenladrillará…”). ¿Qué pasa cuando te metes en esos jardines? Que al final acabas el guión de cualquier manera, mandas a tomar por culo la lógica, la coherencia interna del relato, las reglas que has establecido con la audiencia hasta entonces, y acabas explicándolo todo con un “¡Porque lo digo yo!”, o “Tenemos que proteger el rayo de luz mágica que hay en esa cueva porque si no, ocurrirá algo MUY malo”. Y lo peor de todo es que Lindeloff ha conseguido engañar a medio Hollywood haciéndoles creer que dejar preguntas sin contestar colgando en el aire y agujeros de guión del tamaño del Titanic, (en ese aspecto, el libreto de Prometheus es una constelación de agujeros negros sin pies ni cabeza), es una prueba de su pericia como narrador “misterioso” y no de su incomptencia como guionista, en plan: “Hummmm, no sé cómo resolver esta escena ni cuáles son las motivaciones de mis personajes. Hagamos una discreta elipsis y dejemos que el espectador complete la historia en su cabeza. La Isla es la respuesta. Los Ingenieros son la respuesta.”

    Viendo que a gente como esta le pagan auténticas millonadas por las sandeces que escribe, uno acaba preguntándose si realmente merecen la pena tantos talleres de guión, comprarse libros de Robert McKee y emborronar miles de cuartillas. Prefiero ser camarero, gracias.

    1. De acuerdo con tu valoración del trabajo de Lindeloff. Solo discrepo en una cosa: creo que no hace lo que hace porque no sepa hacerlo mejor, si no porque es cómo quiere hacerlo, es su estilo, su forma de narrar. No creo que sea exactamente un incompetente.

  3. Pues en lo de Lindeloff no estoy muy de acuerdo, después de ver Prometheus. Y después de las noticias que llegan de su “intento” de revisión del guión de World War Z, aún menos.

    Por resumirlo, le habían encargado revisar el guión para intentar ponerle un final satisfactorio a la peli, que está resultando un desastre a todos los niveles. Y el muchacho dijo que había dado con la solución para completar la peli, pero estaba muy ocupado y no le iba a dar tiempo, así que se lo han pasado a otro guionista.

    Es que en Prometheus , agujeros aparte -y eso es muy muy aparte- la única solución que se le ocurre en muchos casos para que los protas hagan determinadas cosas es convertir a los mismos en auténticos gilipollas y/o ignorantes, cuando en teoría estamos hablando de una tripulación de científicos y/o genios.

  4. Me acuerdo de una película que se estrenó el año pasado ‘La cara oculta’, en la que creo se comete el mismo ‘error’. La chica y el chico pasan por un pequeño bache sentimental (un poco de celos por parte de ella). Despechada, ella decide encerrarse en un impenetrable búnker de la Segunda Guerra Mundial situado en el dormitorio de la pareja, fingir que se ha largado y así darle una lección (¿cual? que como vuelva a hacerle ojitos a otra muchacha, se pira, pero de verdad), pero.. ups, se queda atrapada. Es decir, la chica (Clara Lago) está como unas maracas, porque en vez de dejar que las cosas se enfríen a costa de un par de dias de trato áspero entre ellos, se encierra en un bunker a cal y canto y, por si fuera poco, finge una despechada huida. Lo que viene después está muy bien, el arco, el suspense, la tensión, los giros, el orden en el que se dispone la información… y la verdad es que para entonces, una vez te subes a la montaña rusa narrativa que te propone el género bien hecho, poco importa lo infantiloide de la reacción de la chica (aunque pensé que tal vez mereciera un final más justo, más acorde a su estupidez).

    En este caso, entiendo que usar el despecho de la chica hacia el chico para justificar que la primera se encierre y finja una huida es una decisión que viene dada por la necesidad de atarlo al conflicto emocional que mantiene la chica con el chico. Pero, como en el caso que describe David, no es creíble (o a mí no me lo pareció, y lo que es peor, sufrí uno de esos momentos de rubor ajeno), y además tal vez no fuera ni necesario. Tal vez hubiera bastado con cualquier otra excusa que no fuera la de hacerlo empujada por una pataleta (no sé, la cierra alguien sin querer, el viento, no sé..), aunque no estuviera integrado en las motivaciones de los personajes, puesto que el conflicto entre ellos ya estaba bien dibujado en ese punto (se pican, ella se va, él se queda jodido y se siente culpable. 2º acto). El hecho de que decida encerrarse por despecho no hace sino vulgarizar al personaje de Clara Lago (y, lo siento, también el conjunto de la historia), convertida para entonces en un ser estúpido que no merece estima alguna por parte del espectador y sí una muerte por escorbuto. Creo que en este caso sí que había otras opciones. No sé si el guionista las vió o no, o las omitió, o eligió esta conscientemente. La verdad es que tuve la oportunidad de preguntárselo en una ponencia, pero no recuerdo si lo hice.

    1. Yo sí la he visto y me tragué la reacción de la celosa sin rechistar. Me creí la motivación de “¿no te gustaría hacer sufrir a alguien y verlo por un agujerito?” y me pareció que se ajustaba a la personalidad mostrada hasta entonces. Es cierto que el personaje no llega a caerte simpático pero sí puedes entender su desesperación.

  5. El triple salto mortal a veces cuela tan bien porque eres un narrador cojonudo capaz de venderle una nevera a un esquimal: el “Omaticaya” de Avatar. James Cameron hace de Jack Sully un elegido porque unas pelusas blancas se le posan, justo antes de que Neitiri se lo cepille de un flechazo. A partir de ahí, lo que te dé te lo meriendas y rebañas.

    Otras veces, simplemente, no cuela, como en el caso de Prometheus, en que Lindeloff simplemente cree que los espectadores somos gilipollas directamente. Y es que una una cosa es que te comas el pescado en forma de barritas Pescanova, y otra muy distinta que intentes decirme que esa cosa con ojos, escamas y cola que tengo en el plato es un entrecot de ternera, porque sí.

  6. Curioso, todo esto. Me hace preguntarme si la verosimilitud, al menos con respecto a ciertos hechos que se ven en una peli o una serie, es “subjetiva”. Hay gente que no “entra” en ciertas cosas y gente que sí. A mí Prometheus me falla por ciertas cosas, pero no tanto por que no se den explicaciones. Como comentas, parece que Lindeloff tiende a la falta de explicaciones, pero a mí no me molesta tanto eso como que no haya realmente personajes en la historia, o que haya que aceptar una premisa un poco por los pelos. Lo de Batman, da para un debate, pero está claro que a Nolan le ha perdido su ambición (o su pretensión, dirán otros).
    Entiendo, ahora que lo leo, que hay cosas por las que cierta gente no pase. También me ocurrió con Lost en su momento (aunque es verdad que la última temporada fue un bajón).

    Creo que pasa bastante en el cine más de blockbuster, y que hablaste (creo que fuiste tú, aquí mismo, en otro post) sobre cómo en la nueva de Spiderman te llevan del punto a al b de formas poco pensadas. Pero igualmente parece que hay gente que le “pasa la mano”.

    Aun así, es raro que los guionistas se arriesguen tanto. Los americanos, en general, tienen más tiempo y están mejor pagados (más si es un blockbuster).

    1. Tal vez habría que considerar el distinto pelaje de los espectadores. Hay espectadores-a-secas, espectadores-cinéfilos, espectadores-profesionales… hay espectadores-blockbuster, espectadores-de-género, espectadores-de-autor… El nivel de permeabilidad probablemente sea distinto en cada uno de ellos, según sean sus expectativas como espectador. El espectador de terror querrá que su peli haga mucho miedo, y tal vez pasará por alto que el prota llame por teléfono en mitad de un hurto. El de autor tal vez es más avezado y exigente, y no tolera ese tipo de desplantes narrativos. El de blockbuster querrá que vaya como un tiro (aunque tal vez ni se cosque de que ese es su anhelo). El que también es guionista, pues eso.

      Solamente en los foros de guión se escriben posts y se crean debates acerca de un punto de giro increible. En otros estarán disertando acerca de cómo hacer la mejor tortilla de patatas, y seguro que todos ellos saben distinguir una cebolla bien hecha de otra a la que le queden dos minutos de fritura para ser perfecta. Pero yo me la como, y ni me entero. Y otros se comen los puntos de giro increibles, pero que muy a gusto.

      El guionista no tiene por qué escribir los mejores guiones aún siendo capaz de hacerlo. Tal vez ponga todo su empeño en bordar aquel momento o elemento de la película por el cual la gente va a pagar (el monstruo, el chiste, el héroe…), descuidando muchas veces el resto. Y también funciona.

    2. yabadabadooh, tienes razón. Lo que ocurre es que, desde que han surgido muchos blog especializados, todo ha cambiado. Sobre todo, porque mucho de los mismos no lo escriben “espectadores-críticos” o “espectadores-de autor” sino meros espectadores /fans que escriben sus opiniones.

      Y están creando su público, lo que aumenta y aumentará, creo, esa masa de gente que “le pasa la mano” a ciertas cosas, si el contenido les importa. Hace poco se discutía esto (y otras cosas) en el blog Diamantes en serie, sobre cómo la forma (que parece que se va a convertir en algo sólo analizable o detectable por “expertos”) tiene menos relevancia, cada vez, con respecto al contenido, en relación a la nueva serie de Newsroom.

      Supongo que si tus expectativas se limitan a que la peli o serie sea del género que te gusta, o lo que te cuente “te guste” (tan ambiguo y difícilmente convertido, este término, en algo racional y analizable), la forma, el modo en que la historia está contada da igual, para ese público.

      Un peligro, porque supongo que así se tenderá a que los productores de blockbusters se froten las manos, y, ante un posible guionista que suplique que le dejen idear soluciones lógicas (narrativas, dramáticas), siempre podrán decirle: “Pero para qué, si fíjate, con un mal guión también tenemos éxito”.

    3. Yo a veces pienso que el guionista, cuanto más clases de cine vea, más polivalente y variado se vuelve. Podría ser capaz de hacer un guión de cualquier tipo, con tal de satisfacer el gusto de cualquier tipo de espectador.

      Estoy releyendo a McKee por tercera vez, y se me ha quedado en la cabeza lo de que siempre hay que creer en lo que uno escribe, y en lo de que los guionistas “hollywoodienses” son ingenuos, no en que la vida puede cambiar, sino en lo de que siempre se producen cambios positivos; y que los guionistas europeos no son ingenuos en cuanto a su conocimiento de la condición humana, sino en que dicha condición siempre es negativa.

      ¿Cómo hubiese sido “Prometheus” con un final no tan positivo, sin ese “triple salto mortal”?

      P.D: Yo no soy un profesional como vosotros, pero voy a probar suerte jugando con distintos tipos de estructura, personajes y géneros. Deseadme suerte.

  7. ¡Ah, Lindeloff, la Ana Rosa de los guionistas norteamericanos! Para que veáis cómo las gasta este pavo sólo hay que recordar los dos últimos capítulos de Perdidos. A PARTIR DE AQUÍ SPOILERS:

    JACOB:

    -Jack, a partir de ahora tú serás el guardián de la isla y tendrás mis poderes en cuanto bebas esta cantimplora de agua extraída de la fuente de luz mágica del interior de la isla. ¡Pero antes recitemos el juramento sagrado para hacerlo oficial!

    JACK:

    -Vale.

    (Cinco minutos después. La isla está a punto de hundirse en el mar por un TERREMOTO y el Hombre de Negro se dispone a abandonarla para… ejem… ¿conquistar el mundo?):

    JACK:

    -Hurley, a partir de ahora tú serás el guardián de la isla y tendrás mis poderes en cuanto bebas el agua de este charco maloliente que he recogido en una botella de plástico rescatada de entre los restos del avión en el que nos estrellamos hace la hostia de meses, y que casualmente llevo encima.

    HURLEY:

    -Ah, guay. Esto… ¿No debería ser agua mágica o algo?

    JACK:

    -Ehmmmm… No.

    HURLEY:

    -¿Y no debería recitar algunas palabras para hacerlo oficial, algo así como un juramento?

    JACK:

    -Hmmmm…. Va a ser que no. (Dándole en la frente). ¡Hop, ya eres el guardián!

    HURLEY (quejándose):

    -¡Oh, tío!

    Por chapuzas como esta, y otras peores, Damon Lindeloff se merece la horca como mínimo.

  8. Muy buenas. Quizás no sea el foro adecuado y además viendo que aquí todos sois profesionales en el tema de guión me averguenza un poco el tema pero no puedo dejar de decirlo. Soy director de cortometrajes, digamos, independiente o serie-B, es decir, no contamos con dinero, solo con ilusión, no somos de academia de cine, sino de amantes del cine. Llevo hechos unos 12 cortometrajes. Los últimos seleccionados en algún festival de estos que se realizan por toda la geografía española. Bueno, a lo que voy, ¿cómo puedo contactar o dónde puedo buscar guionistas que quieran plasmar un proyecto en un corto? Eso sí, por la patilla, tan solo sacando su nombre como guionista y claro está, después de ver que el proyecto es viable y podemos grabarlo. Yo he hecho los guiones de todos mis cortos pero me gustaría ver otras cosas, otras ideas, conocer a otra gente interesada en el tema de los cortometrajes. Gracias y un saludo.

    1. Hola Antonio,

      Para empezar…¿por qué no dices tu nombre completo y subes un link a alguna dirección dónde podamos ver tus cortos?

      Te aseguro que hay muchos guionistas que están deseando encontrar directores que dirijan sus guiones. Y esta es una manera tan buena de contactar con ellos como cualquier otra. Respecto al dinero, no te preocupes, porque si algo sabemos “los profesionales” es que por escribir un corto no se suele cobrar.

      Pero claro, primero tienen (tenemos) que saber quién eres. Como director, se entiende.

      Los guionistas sólo querrán trabajar contigo si creen que vas a rodar un buen corto con sus guiones. A falta de dinero, esa es la única compensación que cabe buscar.

      Así que… ¿qué es lo que ofreces?

  9. Mucho despotricar contra Lindelof, la cosa más de moda del momento, pero ninguno parece que sepais ni siquiera cómo se escribe su apellido…
    No entraré en el debate más cansino del mundo que es defender Lost pero me gustaría saber cuándo dejasteis de ver la serie u os dejó de gustar. Desde el episodio uno dejan bien claro que es ciencia ficción. En mayúsculas además. Y que a partir de ahí, casi cualquier triple salto mortal (3sm) de guión o incluso “Jump the shark” tiene sentido, porque dentro del propio mundo fantástico de la serie, lo tiene. Como consecuencia, dar explicaciones a las cosas también tiene un límite. En concreto, 40 minutos semanales. Qué hacíais los que esperasteis hasta los últimos 2 episodios de la serie por respuestas? Esperasteis las respuestas del porque de la existencia en Galáctica? De absolutamente todo lo que pasaba en Twin Peaks? De porqué nadie habla bien castellano en Breaking Bad?
    No defiendo a Lindelof, sus guiones son cada vez peores (miedo me da WWZ) pero ir a ver Star Trek, Cowboys & Aliens y Prometheus esperando dar con la nueva trilogía de El Padrino es de traca.

    Sobre Headhunters, creo que es la primera vez que estos 3sm no me sacan de la película. Me lo estaba pasando tan bien, que me daba un poco igual si llamaba por teléfono en el momento más inoportuno, si su colega revivía en cuanto lo tira al agua, si llegaba en el momento justo para coger la bolsa con su pelo, si era mucha suerte que la cámara en casa del amigo no apuntase a la cama, si era demasiada coincidencia que el móvil estuviese justamente allí, si era casi imposible sobrevivir a la caida en coche, si la mujer le quería a él o que se lo monte tan bien al final que no lo pillen.
    Hay una escena muy típica en la que al protagonista se lo suele encontrar alguien malherido o inconsciente y en vez de llevarlo al hospital, se lo lleva a su casa para curarle. Ese 3sm lo hemos visto en mil series o películas y a todos nos ha sacado de ellas. En esta peli no pasa. Otro detalle que me gustó es que desde que revive el compinche hasta que lo mata en su casa, pasas unos minutos pensando que se acaba de librar de una liada buena, hasta que se arma el pitote con la pistola y metralleta. Ahí empieza la diversión y la chicha de la película, montón de mierda y perro espichado en tractor incluidos.
    Veía todos los 3sm pero por alguna razón prefería quedarme con los aciertos divertidos.
    Por todo esto y volviendo también al ejemplo Lindelof, con la de mierdas que se hacen hoy en día, criticar de esta manera a esta peli y Perdidos me parece que son ganas de llamar la atención.

    1. Hola,

      Precisamente porque soy muy aficionado a la CF y al fantástico (y muchos de mis trabajos pertenecen a esos géneros) creo que a sus guiones hay que exigirles el mismo rigor que al de cualquier otro género. Efectivamente, el fantástico y la CF establecen sus propias reglas. Y a eso se dedican precisamente los primeros actos de la películas en ambos géneros. Pero luego hay que respetarlas. Que es lo que no hace nunca Lindelof. El “todo vale” siempre es sinónimo de mala escritura.

      Luego, respeto al apellido “Lindelof”, es cierto que muchas veces no sé por qué pero lo escribo mal, con dos efes. Como verás, ya lo he corregido. Gracias por señalarlo.

      De todas maneras, ya no creo que se me olvide nunca lo de la sola f. Porque una de mis próximas entradas en Bloguionistas se llama precisamente “Damon Lindelof no es idiota”. Así que como te imaginaras lo he tenido que escribir muchas veces.

      Y la nueva de “Star Trek” no será “El padrino” , pero no le hace falta serlo. A mí gustó mucho. Y eso que nunca he sido “trekkie”. Vamos, que no estaba predispuesto a favor antes de sentarme en la butaca (tampoco en contra).

    2. Lo que no puedes hacer es comenzar una serie con elementos de CF como viajes en el tiempo, fundaciones misteriosas que hacen experimentos en la isla, búnkers para estudiar perturbaciones electromagnéticas y virus peligrosos, y a partir de la tercera temporada ver que no tienes ni puta idea de como acabar la historia y decir ‘¡Pues lo hizo un mago (Jacob)!’ sólo porque no te sale de los cojones esforzarte. Por eso Lindeloff y sus lacayos no se merecen ni un 1 % del crédito que tienen.

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