por Carlos López
Uno. SEPARATAS FALSAS.
Justo antes de anunciarse las nominaciones a los Emmy (cero sorpresas y una recomendación efusiva: Louie, que va camino de ser una gran comedia), The Hollywood Reporter ha colgado en su web una serie de mesas redondas con actores y escritores de las más renombradas series norteamericanas del momento. Los actores por un lado y los escritores por otro, no vayan a discutir más de la cuenta. Aún diría más: los actores por un lado y las actrices, por otro. Todos los videos son interesantísimos, no os deberíais perder por lo menos dos: el de los showrunners de comedia y el de los showrunners de drama (también por separado, sí). Viéndolos pienso lo mismo que cada vez que me sumerjo en los extras de cualquier DVD de una serie: los guionistas somos iguales en cualquier parte del mundo. Actores, equipos, talleres de vestuario, platós… todo tiene otra dimensión. Los escritores, no. Siempre en su salita sin ventanas, con su pizarra de vileda cubierta de post-its, los pies encima de la mesa, el café pegado a la mano, ropa oscura o negra, ellas con gafas, ellos con barba, algunos con gafas y barba. Todos, con cara de niños traviesos y patas de gallo que reflejan suficientes horas de risa y excesivas horas de ordenador.
Shonda Rhimes, la factótum de Anatomía de Grey, cuenta que a los becarios les encargaba escribir separatas falsas para confundir a los actores, para que no tuvieran una idea clara de qué iba a pasar con sus personajes. Aquí también nos pasa, sí: nadie sabe qué hacer con los becarios. Esta es una opción. Marear. Escribir algo que no se va a grabar. Riesgo cero.
En las series de televisión, los personajes están vivos, lo cual es un planteamiento excitante para el guionista y para el actor. Sobre todo para este último, claro, que puede enterarse de que su personaje muere en el preciso instante en que está leyendo el guion. En Hay alguien ahí mantuvimos en secreto, durante casi un año, la identidad del malo. Solo lo sabían el actor, los directores, los productores y los guionistas. Y nadie se fue de la lengua. Nosotros, los guionistas, dejábamos cada día una pizarra falsa, llena de mentiras, de flechas envolventes y nombres subrayados, sólo para sembrar cizaña. Y cuando sabíamos que alguien nos estaba escuchando, simulábamos una discusión sobre la muerte inminente de este o aquél personaje. Entonces todavía podían hacerse chistes sobre el finiquito de alguien. Ya ves.
Dos. BOTELLAS QUE ESTALLAN CONTRA LA PARED.
Un lujo a nuestro alcance: el cine de verano. En un parque madrileño han montado uno un poquito más caro pero espectacular: enorme pantalla, tremendo equipo de sonido, hamacas en lugar de butacas, chiringuitos abiertos durante la proyección. Tengo tantos recuerdos asociados a los cines de verano que, francamente, poco me importa qué película pongan y casi me da igual que la copia sea una basura y el doblaje se escuche con eco (que no fue el caso). La primera película que creo haber visto en mi vida fue en un cine de verano de Calahonda (Málaga). Yo tenía seis años y recuerdo las tapias blancas, las sillas metálicas, recuerdo los murciélagos revoloteando con su flap-flap por encima de nuestras cabezas. Recuerdo, claro, qué película era: King Kong. Me quitó el sueño durante semanas. Para mí sigue siendo un misterio cómo es posible que el cine de verano de un pueblo playero proyectase una película mítica de los años treinta. Os juro que el público eran familias con bocatas más pendientes de sonarle los mocos al niño que de lo que pasaba en la pantalla. Vamos, ni un asomo cinéfilo. Pues no quedaba una sola silla libre. Y la película gustó. Es una gran película. Me dicen que su reciente edición en blue-ray pone los pelos como escarpias.
El recuerdo más chocante que conservo sobre cines de verano ocurrió en Candeleda (Ávila), y con esto termino por hoy mi ración de nostalgia en bote. Imaginaos un patio rebosante de jóvenes vociferantes bebiendo botellines de cerveza y jugando a estallar petardos bajo la silla de alguna despistada. Imaginaos la noche estrellada, los grillos compitiendo con dos escuálidos altavoces. Están proyectando 007 contra el doctor No (de bastantes años antes, 1962, de nuevo la dinámica de los cines de verano escapa al markéting). Todo marcha razonablemente bien hasta que llega esta escena:
Por un instante, se hace el silencio para contemplar cómo la escultural Ursula Andress emerge del mar canturreándole a un par de caracolas. Superada la impresión, los jóvenes del público manifiestan su entusiasmo de manera explosiva: lanzando los botellines de cerveza contra la pantalla. El ruido del cristal que estalla en pedazos cuando choca con la pared enyesada anima a los indecisos y en unos segundos la imagen de Ursula Andress se convierte en diana. A ver quién acierta en el ombligo. Algunos lanzan su botellín antes de haberlo terminado de beber, de manera que la pared, y la imagen proyectada de la actriz, pronto se ven envueltas en enormes manchurrones de cerveza que se extienden bruscamente a cada estallido. El público es un puro grito. A Sean Connery no se le oye. Esto es cine de verano.
Tres. LO QUE ESTAMOS ESPERANDO.
Cómodamente instalado en mi hamaca, en mi cita con el cine de verano me tocó ver otra película bien distinta: El exótico hotel Marigold. Una película plácida, colorista, simpática y bien intencionada. ¿Os espanta? Pues diré que su mejor virtud es precisamente que es completamente previsible. Al poco de comenzar, la película promete una cosa… que es la que efectivamente te da no más allá de cuarenta minutos después. Y así continúa hasta el final. Todo en su sitio, nada chirriante, dosis de corrección incluidas. El público aplaudió, como si que el final fuera lo previsto viniera a confirmarles su inteligencia como espectadores.
Hay historias, hay tonos, en los que el guionista ha de esforzarse hasta el límite para ofrecer al público lo inesperado. Hay otras, en cambio, en las que salirse del carril sería recibido con incomprensión, cuando no con protestas. Han venido a ver cómo se besan. Pues que se besen.
Y ya es curioso que una película así tenga éxito, me diréis. Una película cuyo guion vosotros, y yo, habríamos desguazado en cuestión de segundos. Pues se ha producido, estrenado y doy fe que aplaudido. Una película sobre varios jubilados reunidos en un pequeño desastre de hotel en la exótica India, adonde cada uno va a reconciliarse con sus propios temores.
Claro está que entre el público no abundaban los menores de veinte. ¿Será verdad lo que dicen los datos que aparecían en los periódicos hace exactamente un mes? Por ejemplo: en el Reino Unido, se ha duplicado en los últimos diez años el porcentaje de espectadores de cine mayor de 45 años. No soy el rey de la estadística, pero creo que esto es un dato histórico. Prácticamente desde el estreno de Star Wars, que ya ha llovido, el público que asiste a las salas se ha rejuvenecido hasta casi mezclarse con el infantil. De hecho, basta comparar los títulos habituales en la cartelera de aquel entonces con los que vinieron después para darse cuenta de que Hollywood se ha dedicado en los últimos treinta años a sacar de su casa a los quinceañeros, esos grandísimos consumidores, para los que se inventaba secuelas y más secuelas, acción trepidante y nada de charla, la promesa de un pasatiempo fácil de consumo urgente e inevitable.
¿Esa inversión de la tendencia, si se confirma, traerá consigo un cambio de rumbo en la producción de Hollywood? Digo yo que si los mayores de 45 se lanzaran en masa cada viernes al palomitón del multicine, seguro que nos hartaríamos de ver exóticos hoteles marigold en quinientas salas de cada país. Pero si todo sigue los cauces habituales y los espectadores maduros se personan en las salas de estreno sólo de vez en cuando… lo que esto significa es que el negocio de salas inicia la vertiente más pronunciada de la cuesta abajo. Otro empujoncito más y se descalabra, vaya.
Cuatro. EL SEÑOR CRÍTICO.
Perores críticas que las que han cosechado El Dictador o Tengo ganas de ti son difíciles de encontrar. No he visto ninguna de las dos, así que no puedo dar mi opinión sobre ellas. Las dos han reventado la taquilla, especialmente la segunda, que ahora mismo está rondando los once millones de euros, toda una marca en los títulos españoles. ¿Quiere esto decir que el público no hace caso a los críticos? Probablemente. Aunque es más lógico pensar que el público NO lee a los críticos. No es que hayan dejado de interesarle solamente ellos, no: ya no se venden periódicos. Sí, vale, es posible buscar la crítica en internet, seguro que la gente de la profesión sigue haciéndolo, sobre todo cuando hablan de tu película o de tu serie, aunque luego digas que no lo has leído para no parecer neurótico. Pero ese picoteo le ha quitado solemnidad al dictamen, ahora se ponen estrellitas a las películas en todas partes, en blogs, en páginas promocionales, aficionadas, ni se sabe de qué país son. Ahora es más fácil encontrar una larga lista de opiniones de gente normal que cuentan con sinceridad y sin compromiso de ninguna clase lo que les ha parecido la película. Su opinión aparece mezclada, claro está, con la que depositan los encargados de promoción, bajo nombre falso y simulando patéticamente argot juvenil.
Hace no tantos años, se temía la opinión del señor crítico. Un señor, sí. Preferiblemente canoso, fumador empedernido, aspecto de viejo verde. Toda una eminencia, aunque su mayor bagaje lo solía constituir que había visto más películas que nadie, que de eso se quejaban todos a las primeras de cambio, de lo sufrido de pernoctar en Venecia o en Berlín para soportar las ocurrencias de los cineastas.
La crítica ocupaba entonces un lugar preferente en el diario y su publicación no obedecía a capricho, sino que acudía con exactitud a su cita con el aficionado. Si estrenabas una obra de teatro, la compañía se reunía en el Vips al día siguiente del estreno, para recibir las primeras ediciones de los periódicos a las doce en punto de la noche. Y con ellas, el veredicto. Si te declaraban culpable, ardías en la hoguera del fracaso inexorable. Si el crítico se deshacía en elogios, el camino del éxito estaba allanado.
En cine, el asunto no era tan sagrado. En las redacciones de los periódicos a nadie se le ocurre escribir la crítica de un libro o de una obra de teatro, pero cualquiera se cree capacitado para dar su opinión sobre una película o una serie. Más de un director de cine español las ha tenido de todos los colores con algún crítico, al que ha hecho responsable de los vacíos patios de butacas que recibieron su película. Ahora deben estar riéndose con el colmillo afilado, porque hoy la opinión de un crítico vale bien poco. A la vuelta de unos años es posible que desaparezcan, al menos como sagrada institución de la prensa. Y si entendemos por prensa esos pliegos de papel impreso que se venden amontonados en los quioscos… a eso le queda minuto y medio.
Cinco. LA RIMA FÁCIL.
Peligros de las ediciones digitales. Leo la crónica de la manifestación de tres mil personas ante el Ministerio de Cultura contra la subida del IVA; leo los comentarios: insultos. Leo que los exhibidores finalmente no irán a la huelga; leo los comentarios: insultos. Leo los deslumbrantes datos de taquilla de la segunda entrega Moccia/Casas (véase tema anterior); leo los comentarios: insultos. Leo que RTVE emitirá series españolas en el último trimestre del año; leo los comentarios: insultos.
Da igual que sean premios, protestas, éxitos, anuncios, estadísticas o declaraciones. Si se trata de cine, teatro o televisión, en los sótanos de la noticia, esos que los periódicos abren para que los lectores respondones apedreen a discreción, el tono es agresivo y monocorde. Insultos y más insultos, y siempre los mismos insultos, da igual el asunto o la oportunidad: vagos, subvencionados, indeseables, cretinos, parásitos, hipócritas. Lo peor de todo, que los administradores de las páginas han borrado más de la mitad, de manera que los que pueden leerse son solamente los más suaves.
Vale que no tienen por qué ser del todo representativos, vale que buscan el desahogo y la provocación pura. Vale. Me deprime, me produce hastío, dolor e impotencia.
Hace un par de años apuntaban contra los cómicos de primera fila de pancarta, pero ya disparan ráfagas indiscriminadas contra todos los trabajadores de la cultura. Es injusto claro, y probablemente lo saben: por debajo del oropel y por debajo también de la bohemia, en el cine, el teatro y la televisión hay cientos de miles de familias que ahora mismo las están pasando canutas, tan canutas como casi cualquier otra profesión. Gente que ha trabajado duro toda su vida, tan duro como casi cualquier otra profesión, y que llegada la crisis reciben como pago esta catarata de insultos.
¿Qué clase de espina tiene atravesada en la garganta este país con la cultura?
Seis. NO TENGAS PRISA.
La producción de ficción en nuestro país está en coma. No sólo se produce mucho menos que hace un año; además, lo poco que se produce se hace sin ninguna prisa, al ralenti, con la sensación de que el primer tropiezo bastará para que todo se venga abajo por muy apalabrado que pareciese estar. Acostumbrados a la urgencia, a escribir, rodar y montar con ebullición, con miedo a no llegar a tiempo y bajo la presión constante del calendario, esta nueva situación te hace sentirte como… sí, lo diré: como un condenado en el corredor de la muerte. Tienes tu rancho diario, algunas visitas que te dan ánimo, pero temes que la llamada del gobernador no va a llegar a tiempo, que al final acabarás como todos tus compañeros. Dead man walking!
Perdón por lo crudo de la comparación. Así es el panorama. Da la sensación de que las cadenas reducen drásticamente el gasto para así parapetarse contra la crisis y que, ya de paso, hay quien aprovecha para marcar distancias con la ficción, que alguna vez les ha dado alegrías pero siempre les ha resultado incómoda, carísima, imprevisible, engorrosa y difícil de gobernar.
Venga de donde venga el viento, incluso si deja de soplar, los que vivimos del teclado sólo podemos hacer una cosa: seguir escribiendo. Como el preso que horada la pared de su celda con el mango de una cucharilla, podemos morir en el intento o puede que muchas horas, días y semanas después, tras folios y folios tirados al cesto, acabemos por encontrar la manera de salir de este agujero. Porque una cosa está clara: la gente sigue sintiendo mono de ficción. Y nosotros somos sus camellos.
Todo se volverá del revés una vez después de otra, los que antes mandaban caerán en desgracia y los nuevos jefes también serán destronados, se liarán a tiros entre ellos y nadie recogerá los cadáveres, la industria de la ficción vivirá su Mad Max alucinado, entre la indigencia y el coraje del superviviente. Y justo cuando más negro se presente el panorama, precisamente porque se verá más negro que nunca, entonces sentirán el pinchazo. Los picores. Tendrán mono de ficción. Más que nunca. En pastillas, en cápsulas, inhalado o en spray, qué más da, pero vendrán a pedirnos la dosis de ficción. La papelina.
Para entonces, procura tener en tu disco duro papelinas para todos.
López, ¿por qué me haces pensar en verano? Magnífico post, desde que lo he leído he descubierto que mi dolor de espalda se debe al crecimiento de dos jorobas.
Lo que yo daría por dejar de pensar en verano. Mi abuela decía que tenía la cabeza llena de letra menuda. Va a ser eso.
Gracias, Verónica.
La gente ya tiene su papelina: se llama Belén Esteban. Y las cadenas lo tienen bien claro.
Buen post, con esperanzador final. Esta coyuntura social se está convirtiendo en un largo invierno y ya nos enseñaron que es mejor ser hormiga que cigarra. Personalmente no paro de escribir, aunque sea para guardarlo, quien sabe si algún día necesitare algo de lo que ahora escribo.
Por otro lado, me apunto a tu recomendación sobre LOUIE. Me parece una serie increíble, llena de ingenio, pero también es tierna, emocional, sencilla. Está fuera de toda norma, sin estructura ni patrón, no es sit com, no es drama… ¿Que es eso? Para mi la mejor serie actualmente. Pero debe ser solo para mi puesto que en los emmy creo que tan solo tiene una nominacion y no es para “mejor serie de comedia”.
Un saludo.
Me parece que LOUIE tiene tres nominaciones: actor, director y guion. Además, le han nominado en una categoría especial su actuación grabada en el Beacon Theater, que se puede descargar de su página por cinco dólares (por cierto, un gran negocio: le hizo ganar un millón de dólares en pocas semanas).
La serie empezó titubeante, con más fragmentos de monólogos que trama, con más escatología que personaje. A la mitad de la segunda temporada le pilló el punto, un Woody Allen más sucio, un Larry David aún más patético. A mí me parece divertida, tierna, incorrecta, sencilla y adictiva. Y no se parece a nada.
Muy bueno e inspirador.
Comparto todo. Sobre todo, el final, como bien sabes por otros posts míos. Un abrazo y viva Usera, Oporto y Carabanchel.
Jaja. Ser de barrio dura toda la vida, Javi. Gracias.
¿qué tiene este país contra la cultura? 40 años a la espalda de justificación estatal de la eliminación de toda clase élite intelectual más esos mismos 40 años creando una “élite” intelectual afín… Y el Estado que tenemos (no hable de país, si no de Estado, jurídica e instituciuonalmente) es heredero directo de áquel.
A la gente no le gusta nada que se justifiquen las carencias de este país en los cuarenta años de dictadura, pero es imposible entender la actualidad ignorándolos.
Saludos!
No son 40 años. Viene de más lejos.
No lo tengo nada claro, por eso lo he dejado como pregunta en el post, pero tiendo a pensar que sí, que viene de muy lejos. Que hay un gen cuasipaleolítico en esta tierra que nos emponzoña y que además saca su peor cara en los momentos de necesidad. Podemos ser líderes en donaciones de órganos y, al mismo tiempo, si la crisis sigue devorando los hogares, convertirnos uno por uno en los seres más insolidarios del mundo entero.
Cuando me encuentro una situación como la del quinto punto, que se plantea en términos de bandos irreconciliables, me gusta intentar ponerme en ambos extremos (normalmente ambos irreales) para ver si sus teorías son defendibles de algún modo.
En este caso tenemos, por un lado, a “los de la ceja”, “los subvencionados”. Por el otro, a ese público que insulta.
Desde mi perspectiva externa al sector del cine (pero con amigos dentro de él), sois de los colectivos más castigados por la situación actual, exceptuando a los dependientes (parados, enfermos…). Vuestro trabajo, que siempre he envidiado y admirado, no se percibe, en general, todo lo “valioso” que creo que se debería percibir. En mi opinión, os ha penalizado mucho el mamoneo de algunos y la práctica inexistencia de una industria real. Me puedo equivocar, porque ya digo que es una visión externa, pero creo que el negocio del cine no se rige por las mismas reglas de mercado que se rigen otros negocios. En mi sector, el desarrollo de software, es impensable que un producto que produce pérdidas y que no satisface al cliente tenga la menor viabilidad. Un producto así llevaría a la quiebra a la compañía que lo desarrolla. En el caso del cine… pues la percepción que existe es que una película que produce malos resultados en taquilla no significa que el productor de la misma tenga pérdidas, porque corre riesgo mínimo, gracias al apoyo institucional. Por supuesto, si esa situación es real, desde luego que la culpa sigue sin ser de vosotros, los curritos. Pagais justos por pecadores.
Otro tema sería si es deseable que sean las reglas del mercado exclusivamente las que rijan la existencia de obras cinematográficas, televisivas o teatrales. Personalmente, me parece un suicidio cultural. Una pérdida total de la identidad de la sociedad que permite eso. Pero no quiero extenderme en este tema.
El otro bando del que hablaba, el del público, tiene dos grandes obstáculos, en mi opinión, para llegar a un entendimiento con vosotros. El primero es el oscurantismo que rige en este país éste y tantos otros sectores. Esos mamoneos de los que hablaba, y que algunos personajes del cine han destapado con mayor o menor repercusión (igual que se destapan pufos urbanísticos) llegan al público en general bastante filtrados y manipulados. Para mucha gente, el cine español es Bardem llamando ladrones a todos los internautas, y luego representando el estereotipo de “rojo con piso en la castellana”. ¿Visión irreal? Seguramente. Pero creo que hay bastante interés, desde cierta parte de la clase política, en explotar ese estereotipo. Que a Bardem le puede hacer un daño más o menos grande, pero a los que destroza es a vosotros. A los que os ganáis el pan detrás de un teclado 8 horas al día como cualquier oficinista, o a los eléctricos que se lo ganan colocando focos igual que cualquier fontanero arreglando tuberías. O a cualquier otro trabajador de la industria del cine, que ni es Bardem ni le importa un carajo lo que haga este señor en las manifestaciones.
El otro obstáculo, el que yo considero más grave, es el nivel cultural medio que presentamos en este país. Me parece muy preocupante. No es que no sepamos apreciar nuestra cultura, es que no sabemos apreciar ningún tipo de influencia cultural más allá de la mentada Belén Esteban, la roja o Fernando Alonso. No tenemos ningún tipo de identidad nacional, nada de lo que sentirnos orgullosos y exportar al resto del mundo. Siempre me ha llamado la atención que el cine norteamericano haya explotado tan bien el arquetipo de “El viaje del héroe”. El héroe es el personaje por excelencia del cine norteamericano más extendido, más comercial. En España, no recuerdo películas que hablen de héroes. Tenemos el anti-héroe, que tan bien parece representar Torrente. También tenemos al pícaro, al “listillo”, que tan bien se le da engañar. Personaje al que se admira, y es una de las cosas que no le perdono a la sociedad española: la admiración por el que roba, estafa, engaña y aun así, sale airoso. Y nada tiene que ver este personaje con Robin Hood. Es pura inquina, pura envidia (el mal número uno del español). El ver como un bueno para nada que no tiene donde caerse muerto se rie de los demás, y les engaña. Normalmente, sus “víctimas” suelen ser el estereotipo de personas que han obtenido éxito o reconocimiento social o económico. Lo dicho, pura envidia.
En fin, que tampoco me quiero extender con esto. Que me parece lamentable el bajo nivel cultural que tenemos en este país. El nulo respeto por nuestra por desgracia inexistente industria cultural. El complejo de inferioridad, que nos impide valorar nada que lleve nuestro sello. Y el cómo todo eso puede acabar dándole una estocada mortal al ya maltrecho panorama cinematográfico español. Me tengo por un gran consumidor de cine español, y creo que, ahora más que nunca, se están viendo productos de una calidad impresionante. Como no cambien las cosas, eso desaparecerá. Y no van a cambiar hasta que estos dos “bandos” se encuentren. Algo que dudo que vaya a suceder por el momento.
Perdonad por el tocho, por cierto.
Tambien estaría bien preguntarse qué tiene el mundo de la cultura contra la gente… Lo digo por los cientos de libros y películas que se hacen a espaldas de espectadores y lectores.
Es imposible contestar a esa pregunta, porque parte de algo que no existe. “El mundo de la cultura”, o mismamente “el cine español” son como “la dieta mediterránea”: no existen, son categorías mentales que no corresponden a ninguna realidad.
“El mundo de la cultura” y “los del cine” sólo se comportan de manera orgánica en la mente enferma de una derecha enferma cabreada por una derrota electoral que nunca aceptaron como legítima, y para la que buscan explicaciones mágicas.
A ver, que esto no lo entiendo. ¿No existe el mundo de la cultura, ni el cine Español, ni la dieta mediterránea como tales, como elementos orgánicos con vida propia pero sí existe la derecha?
Aclaráte.
Hombre, Rand, lo último que sabíamos de ti era que no disponías de tiempo para exponernos tus razonamientos. Celebro que ahora estés menos ocupado, al menos has sacado un rato para cuestionar a los demás. Nada, a ver si sacas un poco más y nos enteramos por fin de lo que TÚ opinas.
Y ganas. Tampoco dispongo de ganas. Si quiero explicar mi opinión acerca de la situación del audiovisual patrio y esta se constituye de razones más complejas que el consabido “los cineastas son unos inútiles que solo viven de la subvención” o “la derecha, los Teletubbies y los reptilianos quieren impedir que nuestro cine progrese” necesito hacer un comentario kilométrico, lo suficientemente razonado para justificar su lectura. Tanto que es imposible no rebosar (otra vez) la linea de la pedantería.
“No puedes solamente preguntarle a los consumidores qué es lo que quieren y luego tratar de dárselo. Para cuando lo hayas fabricado, ellos querrán algo nuevo.”
Steve Jobs
Dicho de otra manera, nuestro trabajo no es darle a la gente lo que quiere, es hacer que quieran lo que les damos. Y ahí es dónde falla el cine español.
“de espaldas”, quería decir. Sin tenerles en cuenta, vamos.
Aunque ahora que lo pienso, muchas tambien se hacen “a espaldas de”… ¿me habrá traicionado el subconsciente?
¿De qué “gente” estamos hablando? ¿Es que ahora resulta que hay un espectador tipo, con un gusto determinado, que además puede conocerse, al que los guionistas, por Ej., no queremos satisfacer? Mi opinión es justo la contraria. Mucho mejor nos iría sin se permitiera que los creadores hicieran lo que quieren hacer y no tuvieran que escribir para satisfacer conclusiones de estudios de mercado. Cosa que te aseguro que ahora mismo ocurre en el cine, la televisión y sí, hasta en la literatura. Aquí, cuando trabajamos en un medio comercial, lo hacemos siguiendo recetas ajenas. Recetas basadas en esa opinión, la de que existe un espectador tipo al que debemos satisfacer. Y una forma de trabajo basada en una premisa falsa solo lleva al desastre. Las mejores series de la TV americana, y las más exitosas, de acuerdo a ese criterio no deberían haber funcionado. Por Ej. ¿La historia de un profesor de química que se hace traficante de drogas y acaba convertido en un hijo de puta? ¿A quién va interesarle eso, dirían los fans del mínimo común denominador? Pues, como hemos visto, a mucha gente. Además, el creador NUNCA escribe a espaldas del público, siempre quiere que su obra guste, que le llegue a alguien (y no solo porque su trabajo dependa de ello). Pero como no hay reglas para triunfar solo puede pensar en satisfacerse a si mismo. Cuando le dejan, claro.
Y perdonad la parrafada, pero estas cosas me soliviantan.
En todo caso, “profesorguapito”, si sabes lo que quiere el público, cuéntanoslo, no te guardes el secreto. Que según está el patio a todos nos vendría bien conquistar el favor de “la gente”.
Y estupenda entrada, Carlos.
De otro de Usera al que de vez en cuando le sale el barrio…
Creo que no me explico bien, me ha pasado siempre. Por supuesto que no existe un espectador tipo. Y por supuesto que no tengo receta alguna.
Lo que quería decir, David, es que para atrapar al espectador la principal herramienta es el guión. Y en este país está mal pagado e incluso considerado. POR LA PROPIA GENTE DEL MEDIO.
Lo que pretendía decir es que cada año en las nominaciones a los Goyas por guión apenas hay guionistas.
Lo que pretendía decir es que no se pueden hacer 160 pelis al año, porque sencillamente este mercado no lo absorbe.
Lo que pretendía decir es que me indigna que de esas 160 sólo una docena tenga un planteamiento reconocible para el espectador medio o, por decirlo de otra manera, un enfoque industrial.
Lo que pretendía decir es que aquí se considera creador todo petete, pero el nivel de exigencia con sus creaciones deja bastante que desear.
Lo que pretendía decir es que la autoría de una peli siempre es compartida.
Lo que pretendía dejar claro es que la autocomplacencia es el peor enemigo de nuestro trabajo…
…pero a veces soy un poco vaguete, o incluso contradictorio, y no me explico bien.
Saludos.
Profesorguapito: explicado así, hay muchas cosas de las que dices con las que estoy de acuerdo. Lo que no creo es que esos problemas (o defectos) sean algo exclusivo del cine español. Creo que tiene más que ver con otras cosas, con cómo se hacen en general las películas. Y ya digo que no sólo aquí.
“En todo caso, “profesorguapito”, si sabes lo que quiere el público, cuéntanoslo, no te guardes el secreto.”
Esa respuesta la conozco: quitar las subvenciones. El público no hace más que pedirlo. A partir de ahí al único que un artista tiene que satisfacer es a sí mismo. Creo que fué Trueba quien dijo que el público siempre tiene que ir detrás tuya aunque sea a pegarte y me parece una sabio consejo. Estoy completamente seguro que la situación mejoraría bastante.
Las subvenciones llevan más de un año desaparecidas casi del todo y la situación no ha mejorado. No te voy a discutir que seas partidario de que se eliminen, pero de ahí a creer que eso es la solución… Ingenuidad se queda corto.
En cualquier caso, está claro que David se refería a qué tipo de cine quiere el público. Tus entrecomillados son una forma de manipulación que empieza a ser fatigosa.
Yo es que además estoy a favor de las subvenciones. Otra cosa es cómo se administren. Pero vamos, que la industria del cine se merece tanto o más como otras industrias el apoyo del estado (y desde luego, más que los bancos…).
De acuerdo, claro. Algunos de palabra fácil dirán enseguida, como Rand, que estamos de acuerdo porque somos unos vagos y queremos vivir del cuento. Lo cual es un grave insulto, más grave incluso de lo que pretenden. Tú y yo, David, conocemos a mucha gente que lleva toda la vida quitándole horas al sueño y dando el callo sencillamente porque ha querido empeñarse en vivir de su talento, que es algo que nunca está claro que se tiene y que, en cualquier caso, es difícil como forma de vida.
Además, pretender que se eliminen las subvenciones en la cultura es matarla. Aquí y en cualquier parte del mundo, incluido USA, donde los Estados apoyan con dinerito público las películas, por ejemplo. En Francia, el 5,5% de la cifra de negocio de las cadenas, el 2,5% de la venta de DVD y el 11% de todas las entradas de cine van para subvencionar el cine francés. El Estado adelanta lo que hayas ganado en taquilla como subvención para la próxima película. Y las televisiones tienen la obligación de emitir un 40% de cine patrio.
Eso es un ejemplo. Y hablando de cine, porque podríamos hablar de CUALQUIER OTRO SECTOR de la cultura. O como bien dices, de CUALQUIER OTRA INDUSTRIA que recibe muchísimo más que la cultura.
Es fácil la demagogia y el insulto. Una vez más, lo difícil es proponer soluciones viables.
Habéis preguntado que qué es lo que quiere el público que nadie lo sabe y yo he respondido: lo sabemos y es quitar las ayudas estatales. No creo que sea muy difícil de comprender.
En USA no subsisten gracias a las ayudas como aquí. Compararlo me parece una metedura de pata.
Y lo de vagos te lo has inventado tú, ni lo he dicho ni lo pienso.
Ah, y por supuesto lo de quitar las ayudas esto es aplicable a cualquier sector industrial o cultural.
¿Al automóvil? ¿A las energías renovables? O por hablar de la noticia de ahora mismo: ¿a los bancos?
Por supuesto. Bajo mi opinión si quisiera que el cine Español desapareciese y que vosotros estuviérais más puteados todavía en la industria estaría totalmente a favor de las subvenciones que se pudieran dar.
Rand, hablas por hablar. Repites consignas. Y yo estoy harto de hablar con un pseudónimo. No sé quién eres, no sé qué edad tienes, no sé a qué te dedicas… Esta “conversación” se ha acabado.
Tienes mucha razón, Rand. Yo mismo, el otro día, me acerqué a una cola de “chonis” y princesas poligoneras que esperaban para entrar a ver “Cachondeo letal en Oklahoma II” y les pregunté: “¿Por que no veis una peli española?”. Y me respondieron muy claramente: “Porque no nos hacen caso y estan subvencionadas”.
¿Perdón? Al contrario, muchísimas gracias a ti por exponer tus puntos de vista de una manera tan honesta y respetuosa. No es frecuente en foros como este, y me parece que intervenciones como la tuya enriquecen el debate, que es de lo que se trata.
Y además, estoy de acuerdo casi totalmente con tu duagnóstico, que arroja un balance desolador. Pero aproximaciones como la tuya, que intentas comprender cuales pueden ser las razones de todas las partes, son única medicina que puede sanarnos.
Gracias por tu valoración, Carlos. Me cabrea bastante esta falta de entendimiento entre dos colectivos que, no solo no deberían ser “enemigos”, sino que se necesitan el uno al otro. Vosotros estáis tan necesitados de gente que consuma vuestros productos, ya sean culturales o de entretenimiento puro, como nosotros de que nos cuenten historias.
Vosotros sois los que más pagáis los tópicos como “el cine español es todo de tetas, putas, maricones y guerra civil” o “viven todos de lujo porque son unos subvencionados”. El mangoneo institucional os salpica más que a ninguno de los que estamos fuera de ese sector.
Yo, desde luego, os animo a que sigáis creando. A que aguantéis el chaparrón como podáis. A que seáis capaces de continuar con lo que hacéis aun siendo denostados, menospreciados y ninguneados por ciertos sectores de la política. Aun somos muchos los que creemos que sois necesarios, y que os mereceis la oportunidad de seguir viviendo de lo que mejor sabeis hacer.
Gracias, David.
Yo tampoco entiendo nada cuando oigo eso de que trabajamos alejados del público. ¿Somos autistas? ¿Trabajamos en el mundo del espectáculo pero no queremos que nos vean? Cuántas veces un familiar o un amigo, incluso ellos, cuando por fin han visto una película española, puede que incluso mía, sepultada tras el griterío de lis demás estrenos, me han dicho sorprendidos: pero si es buenísima…
Nosotros también somos público, no somos una casta aparte ni nos creemos más listos que nadie. Nuestro mercado es como es y, en efecto, nadie nos compraría una historia de un químico con cáncer, y nos habrían obligado a que House se casara y fuera buen tío. Pero hasta quien toma decisiones quiere gustar.
Una cosa más: ¿Es Usera un semillero de guionistas?
Sí, estáis alejados del público.
Basta leer este blog para darse cuenta.
¿Temas para el café? Cotilleos, lamerse las heridas y darse ánimos a uno mismo…. ni un atisbo de autocrítica.
Cuando un sector tiene a la clientela tan cabreada, tiene un problema. LO TIENE ÉL, NO LA CLIENTELA.
Yo propongo uno: ir a un bar de barrio donde pongan música… de esos que intentan sobrevivir trabajando toda la familia. Hay muchísimos.
Entablar conversación y sacar el tema de la SGAE. Tomar nota de como hecha espuma por la boca cuando dice que la SGAE le extorsiona con doscientos euros al mes. En esta época. Hacer un ejercicio de imaginación y pensar lo que le habrá contado a todos sus conocidos.
Y deberíais agradecer a los del PP que sean tan rematadamente memos. En Cataluña, por ejemplo, no van a pagar el mes de Julio a todas las organizaciones. que se dedicam a ayudar a los neceitados. Sin embargo, en TV3 se sigue saqueando el dinero a espuertas. Imaginad qué podría pasar si el PP contraatacara con ésto:
http://www.lavanguardia.com/politica/20111126/54238569711/coste-medio-trabajador-tv3-62-000-euros.html
Lo del final es de traca: “cláusula de confidencialidad en los contratos con las productoras externas”. En una pública. Con un par.
Ese es el mundo real.
Y por favor… dejad de usar lo de “la cultura”. No os podéis imaginar lo PEDANTE que suena para el resto de los mortales
Witiza, que pesado eres. Que tendrá que ver la SGAE con lo que estamos hablando. Además, te lo dice un socio de DAMA, entidad que ha tenido todo tipo de problemas con la SGAE y a quien, aún hoy, SGAE debe dinero que recaudó en mi nombre cuando ese dinero debería haber ido a DAMA.Somos muchos los guionistas que, no solo no nos sentimos representados por SGAE, sino que, como es mi caso, jamás hemos sido socios de SGAE. Y qué tendrá que ver con la gestión de la televisión pública, que llevan los políticos. De verdad, que manera de juntar las cosas. Pareces un “periodista” de Libertad Digital. A ver si aprendemos de una vez que: no todos los guionistas somos socios de SGAE, y, por supuesto, me extrañaría que hubiera habido uno solo que haya participado del saqueo de las arcas públicas. Pero nada, tú sigue ahí, en tu demagogia y tu ignorancia. Y, hala, ya puedes ponerme a parir pasando de cosas como las que te he contado un poco más arriba.Que malos somos, que nos hemos forrado a costa de estafar a los pobres dueños de los bares y a los contribuyentes. No me extraña que nos odien. Vamos, hombre…
Lo que te faltaba por leer, Carlos: Llevarte también la bronca de los métodos de la SGAE ;)
El razonamiento de que “el cine español” se hacen productos al margen del público, es tan absurdo y pueril que da mucha pereza escribir siquiera una líneas al respecto. Nadie de todos los guionistas que conozco escribe ningún guión al margen de una horquilla de público determinado. Nadie de todos los productores que conozco toma decisiones respecto de sus productos al margen de otra. Y nadie de los que no conozco, que son la mayoría, tampoco. ES ABSURDO.
Buscar el éxito de público es sinónimo de encontrar futuro en la profesión. Por ende nadie va a ser tan estúpido de tirar piedras contra su propio tejado adrede. Podríamos asumir que en muchos momentos podemos estar equivocados, tomar decisiones erráticas, claro que sí, pero habría que ser realmente estúpido para hacerlo adrede. Al contrario pienso que los que realmente pueden ser estúpidos son las personas que no quieren entender esto (y todos sabemos el condicionamiento previo que lleva a esas conclusiones).
Las fórmulas para conseguir el éxito, evidentemente nadie las tiene, pero todos intentamos concretarlas de una u otra manera. Todos buscamos el objetivo de cautivar a un área de gente (porque cautivar a todos es imposible) ¿De quién depende lograr el objetivo? ¡Pues del público! De los distintos sectores que lo forman. No entender esta perogrullada es no entender el funcionamiento de un semáforo. Y todos los que en mayor o menor medida nos dedicamos a esto, sí lo entendemos (con errores, repito). A partir de ahí, igual que pasa con los restaurantes, por ejemplo, podrás ir a la línea de una franquicia de Mcdonald´s, un restaurante de autor o uno gallego de comida casera. Los tres, tan distintos, pueden funcionar. Persiguen en esencia lo mismo. Puede, como es mi caso, que por diferentes circunstancias visite los tres. Pero lo normal será que hay un perfil determinado en cada uno que sea contrario a los otros. No por eso quién monta cualquiera de los tres restaurantes, en la medida de sus posibilidades y de la idea en que concibe montarlo, está de espaldas al “público” ¡EVIDENTEMENTE!
Gracias, Panov. Nadie puede presumir de saber qué quiere el público. Si alguien lo supiera fabricaría éxitos como churros. Pero no. Y todo el mundo busca a su público, sobre todo porque es la única posibilidad de hacer otra película o serie después.
Habrá quien siga creyendo que estamos todos subvencionados y por eso nos resbala el público. Gente como Witiza contribuye a alimentar el bulo. Que en algún caso será real, pero no es la mayoría. Y no nos merecemos ese trato insultante.
Los guionistas, enfrentados a la página en blanco, estamos obligados a la autocrítica diaria. Aún así, diré que si los productos que se estrenan no llegan al público, es injusto atribuirle la culpa al guionista, que no decide qué, cómo ni cuándo se le da al espectador.
Mira, Witiza. Empieza la autocrítica por ti mismo.
Solo una cosa, que ya te avanzan mis compañeros. Soy miembro fundador de DAMA, cuando empezamos a hablar de los métodos de Sgae, al principio de los noventa, nadie nos creía. Nos costó dinero, incomprensión y una querella criminal la pelea por hacer las cosas bien.
Para que ahora vengas tú con tus palabritas fáciles.
Y como siempre, dando por hecho que sabes cómo pensamos, cómo somos y qué hacemos y qué no. Hablanos de ti, para variar. Y por favor, quítale la hache al verbo echar.
Witiza: No entiendo por qué la palabra cultura le puede parecer pedante a nadie, salvo que sea un inculto, claro. Y como bien decía Jorge vivimos en un país que hablar de cultura es como hablar del demonio.
Y como soy un simple espectador sin ningún contacto en el mundo del cine o la televisión entiendo que pertenezco al resto de los mortales de los que hablas, así que ¿con qué derecho hablas en mi nombre? habla por tí.
Por ejemplo. Noticia de hoy:
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/08/01/actualidad/1343847516_602837.html
Un estudio de una auditoria avanza que la subida del IVA provicará el cierre de casi 900 cines y que 3500 empleados se queden sin trabajo. Leed los comentarios, de los que han borrado lo que serían insultos mayúsculos. La mayoría lo jalea, alguno habla en mayúsculas de “vividores y corruptos”. Si se ponen así porque acomodadores, taquilleras, administrativos y demás se vean en la calle, ¿no hemos entrado en territorio enfermizo?
Me temo que en realidad los autores de esos comentarios son ese supuesto “público”, así, en general, al que damos la espalda. Lo que ocurre es que no existe ni una sola posibilidad de remedio. Porque en realidad los que nos dan la espalda son ellos a nosotros. Ellos y los que les azotan, algunas veces incluso desde los poderes fácticos. Como bien dices se trata de un condicionamiento enfermizo al que nada le vale. Nada. Por ende lo único que podemos buscar es a otro público sobre el que haya posibilidades, aunque hasta ahora no se le hubiese persuadido.
Lo malo es que la coyuntura invita a pocas oportunidades de búsqueda desde nuestras posibilidades.
Quisiera, con vuestro permiso, iniciar aquí un debate sobre lo que es la palabra “cultura” (una vez en una clase nos bombardearon todo el rato con la palabra de marras). El profesor nos dijo que la “cultura” es un atributo que le damos a las cosas; como los humanos somos selectivos por naturaleza, decidimos qué es cultura, y qué no lo es.
Cada persona tiene su propia idea de lo que es cultura: para uno son los Rolling Stones como para otro será la civilización romana; como para uno es el mundo del folclore andaluz, como para otro es (a mí no me gusta, personalmente) el arte contemporáneo.
Yo creo que se odia un determinado tipo de cultura, no la cultura en general. En España se aprecia la música que tenemos, y eso es sinónimo de tener gustos culturales. La cultura es cuestión de gustos, al menos eso es lo que yo creo. Lo que se odia es ese “intelectualismo” y esa “arrogancia” que ha ido trayendo consigo la cultura en los últimos tiempos. Y además, la cultura no se asimila intelectualmente, se vive.
¿Qué tipo de cine puedo hacer, o puede hacer cualquier guionista de esta página, que guste a mucha gente? Lo que hago normalmente es escribir sobre cosas que me gustan (me gusta la Historia, el género bélico, las relaciones entre las personas -amor, amistad…), y las presento de manera que gusten a los demás, que sea un agrado. Alguien ha escito en la página que ser guionista es un poco como ser un cocinero, solo que cada uno tiene su gusto y su manera de hacer las cosas. Si eso es ser guionista, me apunto, y a la porra tanta política.
Yo no sé si te he entendido muy bien, Travis, pero hay una cosa que siempre me pone un poco de mala leche cuando se habla de cine español. Al parecer, según sus detractores, el cine español es, o “intelectual” o “político”. Y no sé, debe ser que la gente ve unas películas españolas que no son las mismas que veo yo. Pero vamos… ¿dónde está ese cine político que al parecer llena las pantallas de los multicines? ¿dónde está ese cine intelectual, obstruso, para pedantesde las salas en V.O.? Desde luego que escarbando se pueden encontrar ejemplos de películas así, como puede encontrarse en cualquier otra cinematografía (cosa que me parece estupenda; tiene que haber de todo), pero ahora mismo el cine español es otra cosa. Y lo lleva siendo muchos años. Pero para muchos “comentaristas” el cine español sigue siendo el de la transición (aunque ni siquiera entonces el cine español era todo así). Para ellos el cine español es el cine que querrían hacer los actores que habitualmente (y tienen todo el derecho del mundo a hacerlo) se han manifestado apoyando causas de izquierda. Un cine que directamente casi NO EXISTE. El cine español es Pedro Almodóvar, Daniel Calparsoro, Jaume Balaguero, Javier Ruiz Caldera, Paco Plaza, Alejandro Amenábar, Borja Cobeaga, Miguel Ángel Vivas, Fernando González Molina, Juan Antonio Bayona, Alberto Rodríguez, y muchos más que lo único que quieren hacer son las películas que les apetece hacer, películas que además nacen con una vocación popular. Pero leyendo comentarios que se hacen aquí parece que solo estrena Fernando León (estupendo cineasta de todas maneras). La cuestión es que, y me parece muy importante, ya va siendo hora de dejar de hablar desde los prejuicios (y la manipulación mediática) y de empezar a hablar desde la realidad. Hay que abrir los ojos y empezar a ver. Porque el cine español de lo que tiene un problema es de imagen. Un problema que no han generado el 90% de los profesionales que se dedican a él. Y cuidado, que para mi ese “problema” no es tal. Solo en un país con una cultura democrática tan pobre como este se puede considerar un problema que haya gente de la cultura que se posiciones políticamente. Cuando es algo que en Estados Unidos está a la orden del día, y no solo en el mundo del cine, sino en el de la música, la literatura, etc. Y NO PASA NADA. Joder, ¡que el ex gobernador de California está a punto de estrenar nueva película! ¿Os imagináis que Arnold fuera español? Le habrían crucificado. Ah, no, porque es del partido republicano y entonces no pasa nada.
Creo que lo que intento decir es que no hay un odio hacia la cultura en España, sino hacia la imagen que se tiene de la cultura. La imagen de cualquier cosa se enquista con facilidad, y es dificil sacarla; la tarea es más complicada por la existencia de “mass media”
Me he fijado con atención en los Goya de 2012, y si te fijas en los premios David, se ha decidido concederlos a películas más comerciales (“No habrá paz para los malvados”, “Eva”, “Blackthorn”…) Es como si la Academia nos dijera entre líneas: “Hacemos cine comercial, no cosas de la Transición o cine intelectual. Por favor, confíen en nuestro cine, vayan a verlo”. Se que suena simple, pero algo me dice que la Academia queiere que los tiros vayan por ahí.
Lo que no sabemos es si ese mensaje se mantendrá en cuanto haya un cambio de dirección.
O en Francia, dónde se hace una película tan cañera como De Nicolas a Sarkozy, estando éste en el poder. Y para más INRI con subvenciones estatales. A buen seguro que Sarkozy no le ha hecho ninguna gracia (hizo declaraciones al respecto), e incluso probablemente ejecutaría movimientos para torpedear el proyecto, pero lo que habla de la cultura democrática francesa y de la independencia de algunos estamentos, es que al final salió. Impensable por estos lares.
El foco se centraliza en el cine o cuando menos se extiende hasta él. Pero quién tenga una mínima capacidad de análisis (evidentemente no me sirve un troll), se da perfecta cuenta que no es un problema de dentro sino de fuera. De un arraigo social hacía unas actitudes que poco tienen que ver con el cine en particular y sí con la condición humana en general. Aquello de “este país es así”. Y así es.
La imagen negativa que tiene una parte del público sobre el cine español está cambiando, pero todavía persiste. Para mí, hay dos razones muy claras:
1 El sistema de ayudas vigente hasta ahora ha sido, a la larga, un fracaso total. Ha desperdiciado dinero dándoselo a quien no lo necesita (Woody Allen es el ejemplo más claro), y sobre todo, ha convertido a la industria del cine en una “no-industria”: se han estrenado cientos de películas sin ninguna posibilidad comercial, porque el sistema lo hacía posible. Películas que, no es ninguna sorpresa, han sido la mayoría, malas. Por no hablar del fraude generalizado en la justificación de las taquillas. Todo esto, por muy en secreto que se quiera mantener (y lo que sabe el ciudadano de a pie siempre será solo la punta del iceberg) al final sale a la luz; más aún, en tiempos como los actuales.
2 Una parte importante del star-system español está muy comprometida políticamente. Por supuesto, cada uno es muy libre de opinar y hacer lo que quiera. El problema es que en España, la política se practica de un modo sectario. Por todo el mundo. Sectarismo=todo lo que hace mi partido/mi España está bien, y todo lo que hace el otro partido/la otra España está mal. Por esta razón me parece que ser artista y posicionarse políticamente, en España, es una temeridad.
¿Quién tiene la culpa de todo esto? Del sistema de ayudas, los políticos que las inventaron y las mantuvieron. Sobre el tema político… es difícil de decir. Insisto en que cada uno es libre de opinar. La solución está bastante clara, aunque no es fácil de llevar a la práctica: hacer buenas películas. Y creo que los cineastas españoles nos hemos puesto a la tarea. Estoy convencido de que esas buenas películas van a llegar, (ya lo están haciendo) y que dentro de unos años, esa mala imagen del sector a los ojos de una parte de la sociedad española se disipará.
Gracias, José Manuel. Me temo que la realidad es mucho más compleja y las culpas están más repartidas. Y permíteme añadir a tu diagnóstico dos factores de corrección que ayudan a explicar la generalización de esa mala imagen, y con ello no quito valor a lo que dices, que suscribo en su mayor parte:
1) sobre las subvenciones hay una desinformación absoluta. Casi todo el mundo cree que todo el cine español está cien por cien subvencionado, y que en ninguna parte del mundo se subvenciona como aquí. Las dos cosas son falsas, claro. Las subvenciones anticipadas desaparecieron hace años, nunca llegaron al cien por cien, y la cifra total siempre fue irrisoria en comparación con cualquier otro país. Ahora creo que suma, por todos los conceptos, 37 millones; antes, poco más de 80. Compáralas no con otros países solo, con lo que recibe cualquier otra industria, las que están en recesión o las que son negocio.
2) Hay un antes y un después de los Goya del “No a la guerra”. Los medios de la derecha, que son la mayoría, contraatacaron con persistencia, todavía hoy lo consideran tema de portada. Eso ha consolidado la imagen de que todo el sector está politizado y de que las subvenciones (véase punto anterior: todo el cine) son un pago por nuestros servicios.
Las buenas peliculas llegarán. Y han llegado ya y llegaron. Incluso algunas no tan buenas consiguen atraer al público. Esto sucede, por fortuna, al margen de todo lo anterior. El problema es que es casi imposible hacerlas. Y las medidas de este año (no-desgravaciones, IVA) lo hacen más difícil aún.
Quizá si el cine español desaparece por completo, muchos se alegren y pocos lo echen de menos. Veremos. Lo están intentando.
Otra cosa que me pone de los nervios: la insistencia en que tenemos que hacer”buen” cine y el público llegará. Primero: ¿de qué estamos hablando, de “buen” cine o de cine comercial? Y luego, no es lo mismo una “buena” película para mi madre, para mí o para mi vecino de 16 años. Es absurdo pensar en esos términos. Totalmente inútil. Ni en lo comerciale tiene siquiera sentido pensar. Que se lo digan a los productores de “Impávido”, que probablemente pensaron que estaban haciendo una película para reventar los multicines. Y en todo caso, ¿es que resulta que todo el cine espectáculo norteamericano que funciona es “bueno”? ¿No será que saben y pueden venderlo? Ese es nuestro problema. El marketing. Por falta de costumbre, pero también por falta de medios. Pero no, para que pensar de forma práctica. No, mejor darse cilicio hablando en términos morales, no empresariales. Y entonces, ahí estamos, en la autocrítica maoísta. Como se nota que Federico Jiménez Losantos fue comunista en su juventud.
Gracias, Carlos. No estoy en contra de las subvenciones al cine, en absoluto. Como tú dices, existen en muchos países y en cuantía mucho mayor que en el nuestro. Incluso dentro de España, compárense las cantidades que se dan al cine con las que reciben otras industrias, y se comprenderá mejor hasta que punto las furibundas reacciones de muchos, no están justificadas.
Pero creo que las subvenciones se han administrado rematadamente mal. Las subvenciones a proyecto siguen existiendo, por cierto, aunque han bajado espectacularmente de cuantía. Para cobrar las de amortización, se han falseado taquillas por un lado, y por el otro, el de las películas con salida comercial, su concesión automática ha hecho que gente como Allen o Polanski se hayan dejado caer por aquí a cosechar el millón de euros de rigor, con el único requisito de asociarse a una productora española. ¿Para qué demonios necesita “Midnight in Paris” una subvención automática de 1 millón de euros pagado con nuestros impuestos si ha tenido decenas de millones de beneficios? Un desatino total.
El comienzo de todos los males reside en el hecho de que, en España, durante todos estos años, se han hecho casi todas las películas SIN ARRIESGAR UN EURO. Subvenciones del icaa, más televisiones (que tienen la obligación legal de dedicar dinero al cine) más CCAA, más Canal +, y se levantaba el par de millones de euros para hacer una película. En España, hasta el año pasado, se podía ser productor de cine sin arriesgar un euro. Esta es la verdad. Si no hay dinero que recuperar, la taquilla pasa a no importar demasiado y, se quiera o no, la calidad acaba resintiéndose en la mayoría de los casos. Además, no queda dinero para marketing, por lo que la película pasa por la cartelera sin pena ni gloria.
Respecto a lo de hacer “buenas películas”, David, reconozco la alta subjetividad que encierra. Lo que para mí son buenas para otros pueden ser malas y al revés. Sin embargo, es mi impresión personal, creo que el cine español de los últimos años, coincidiendo con la agudización de las perversiones del sistema de subvenciones, ha empeorado en la calidad media de sus películas.
Hay una cosa que no entiendo del comentario de Carlos. ¿Si la cuantía de las subvenciones son poquitas por qué hablas de “están intentando destruir el Cine Español” (quitándolas)? ¿No dices que eran irrisorias?
Con los presupuestos que manejamos, muy poco dinero puede ser determinante para que pueda hacerse una película. Creo que Carlos se refería a la cuantía, no a su utilidad. Pero vamos, que por algo el presupuesto medio de una película española es la mitad ahora que hace unos años. Y así, competir con lo que viene de fuera es casi imposible.
“muy poco dinero puede ser determinante para que pueda hacerse una película.”
¿Entonces podemos afirmar que tampoco importa mucho quitarlas?
Cuando digo que las cantidades son irrisorias me refiero a que resulta sorprendente que nos llamen vagos subvencionados cuando la ayuda pública alcanza esa cuantía. Por muy irrisoria que sea, resultaba imprescindible, eso y bastante más, sin entrar a discutir qué clase de ayuda, cómo administrarla y qué trucos usan algunos para pervertir el sistema. Llevo unos cuantos años en esto y siempre ha sido complicado, para un productor honrado, digo, levantar la financiación necesaria para una película, aunque sea para un director de éxito. Nos creemos que el público francés va a ver su cine solo porque le gusta, no queremos copiar las décadas que llevan apoyando financieramente a su industria, nos queremos convencer que el negocio cultural surge porque sí, que el talento brota y florece sin apoyo, que si el cine no conecta con el publico es porque somos unos aburridos. Falacias.
Concreto: tan irrisorias como un mendrugo de pan para un hambriento. Si se lo quitas, puede morir.
“Nos creemos que el público francés va a ver su cine solo porque le gusta, no queremos copiar las décadas que llevan apoyando financieramente a su industria”.
Ah, vamos, que es lícito levantar una cinematografía que no guste al público y en contra de su voluntad. (Aunque eso sí, con su dinero). Y luego, además, nos extrañamos que se quejen. ¿Eso es lo que quieres decir?
No, es evidente que no es eso lo que quiero decir. Y lo sabes, aunque supongo que no pararás de entrecomillarme como si eso me pusiera en evidencia. Es más fácil para el debate que nos digas lo que tú piensas. Cada uno expone su opinión y entre todos podemos hacer un debate.
Lo que quiero decir, muy resumido, es que el público francés va a ver su cine, pero que sería simplista concluir que eso ocurre solamente porque hacen las peliculas que les gustan y punto. Tiene que haber industria para que se puedan hacer esas peliculas, de la misma manera que tiene que haber un restaurante y una carta para que puedas comer un plato que a ti te guste. Con las vías de financiación asfixiadas, con los canales de distribución copados, es muy difícil que se produzcan películas, que éstas sean del agrado del público e incluso que lleguen a disposición del público.
Como tú comprenderás, no voy a defender que se hagan películas que nadie quiere pagadas con dinero público. Nunca. Obvio. Dime tú qué harías para que el espectador español pueda ver películas españolas que le gustan. Hablo en serio. Puede que me propongas exterminar a todos los cineastas actuales, vale, dime qué harías en el minuto siguiente. ¿Crees que en una industria las buenas películas se hacen solas, únicamente porque unos creadores, en su casa, sin apoyos, en un mercado colonizado, sin tejido empresarial, tengan una buena idea?
Infórmate de qué hace el Estado francés por su cine. Luego hablamos. O mejor, algo más fácil: no propongas nada, sólo da por hecho que somos todos unos vagos, que solo sabemos vivir de la subvención y que sólo queremos hacer pelis aburridas. Imagina que somos unos inútiles. Así es fácil adquirir la superioridad
necesaria para tergiversar la opinión de los demás.
No, no pienso “que todos sois unos vagos, que sólo sabéis vivir de la subvención y que sólo queréis hacer pelis aburridas”, y me propongo además exterminaros. Es un lamento, por cierto, bastante irónico en alguien que me acusa de tergiversar e imponer su opinión. Y que dice que me creo superior cuando es evidente la consideración del público como un rebaño de ovejas estúpidas sin opiniones propias manejadas por la derecha.
¿Que qué haría, dices? ¿Cúal sería mi solución para que el espectador español pueda disfrutar de ver películas que le gustan? Pues no dispongo de ninguna fórmula mágica que lo consiga aunque, si podría darte un montón de razones que expliquen la situación tan raquítica del cine de este país y las creencias que lo solidifican.
Rand, a ti te parecerá evidente lo que quieras pero yo ni un solo segundo de mi vida he considerado al público un rebaño de ovejas. Trabajo para ellos y yo mismo, antes que nada, soy público, porque me gusta el espectáculo y escribo lo que me gustaría ver, aunque en el intento pueda equivocarme.
Nadie tiene la fórmula, tienes razón. Nada es fácil, ni salír adelante en este mundo ni todavía menos pensar que sabes qué habría que hacer para solucionarlo. Si tienes razones que explican cómo nos encontramos, no te las calles. Este puede ser el lugar y el momento de exponerlas. Prometo no entrecomillarte.
Otra pregunta, esta vez para José Manuel. ¿Qué baremo ideal escogerías tú para dar subvenciones teniendo en cuenta que, y cito textuallmente, “hacer buenas películas encierra una alta subjetividad”?
La pregunta es difícil de contestar. Las subvenciones públicas pueden justificarse de muchas maneras diferentes, que a veces se contradicen entre sí.
1 Para hacer posible el cine de arte y ensayo, minoritario, que de otra manera no podría realizarse. Se subvencionarían solo este tipo de películas.
2 Para dar apoyo a un sector económico (como la minería o la agricultura) Se subvencionarían todas las películas.
3 Para dar apoyo a proyectos especialmente prometedores desde el punto de vista comercial o artístico. Bienvenidos a la subjetividad.
El modelo a adoptar depende del criterio político del ministerio de turno.
Lo que sí tengo claro es que las subvenciones, una vez cubiertos los gastos, deberían devolverse, al menos en parte. Deberían ser créditos a devolver en caso de obtener beneficios, como creo que funcionan los fondos Eurimages. Si Almodóvar tiene beneficios, que normalmente los tiene, debería devolver la subvención, o en el caso de las de amortización, directamente no cobrarlas.
He oído por ahí que hay dos problemas a la ahora de exibir el cine español, que es la promoción -que lo tratasteis más arriba-, y la distribución. Exactamente, ¿cuánto cuesta promocionar una película en España? ¿Y cuánto son los costes de distribución?
Yo aún espero impaciente que Rand nos cuente sus razones que expliquen la situación de nuestro cine. Fórmula mágica, no tiene: ya lo ha dicho. Pero exige que le contemos la nuestra mientras nos toca los cojones.
Aún espero que en su enésima reencarnación virtual, Witiza escuche antes de hablar, lea antes de responder. Una pena. Sin duda, silo hiciera nos podría desvelar la verdadera definición de la palabra cultura mientras se la pela que lo que genera (sea cual se su definición) la posiblilidad de disfrute de la misma (educación, comunicación, formación…) se desmorona hasta límites inospechados (que antes no es que fuera la hostia, eh).
Pedantones al paño que miran, callan y piensan que saben porque no beben el vino de las tabernas. Así nos ven. Pero yo creo que es al revés, fíjate. Que los pedantones son ellos, que critican lo que no ven y desprecian lo que no conocen.
¿Soluciones? No creo que se basen en volver al anterior sistema. Creo que hay modelos estatales en su relación con los audiovisuales como el francés, el inglés (BBC y apoyo de loterías para el cine), el alemán, el danés… que muestran con sus productos que funcionan. Y con su asistencia de público también. No es nada abstracto. Pero es de apoyo estatal. Sí, ya sé que en los EEUU no lo es. Pero es que allí son tan necios que hasta una Ley de Salud para evitar que tengan una mortandad infantil propia del tercer mundo sea considerada comunista.
Pero es que alí son, en lo industrial, tan avanzados, que sus empresarios lanzan, arriesgan, ponen en peligro sus bienes personales para lanzar sus productos. Envidia cochina: en este país tenemos al de viajes Marsans como ejemplo. Presidente de la Confederación de Empresarios y ladrón. Todo a nonbre de otros y en paraísos fiscales. Mientras, diciendo que hay que trabajar más por menos. Y abogando por la privatización de todo menos de las ayudas a sus empresas (¿no son privadas?) con la excusa de no dejar a nadie en la calle (mientras decía esto, les estaba despidiendo). Ése es el modelo español. Aquií no hay Casavettes. Ni Ford Coppola, que se arruinó por hacer la película que quería: Corazonada. No. Aquí hay productores (la mayoría) que sólo producen cuando tienen todo asegurado. Un cine en Talavera para hacer números y recibir más subvenciones y estrenar para llegar a tiempo a los Goya. Y gente que controla el sector que no conoce casi nada del mismo.
¿Sólo hay que hacer lo que le guste al público? Eso equivale a las aberrantes políticas de tantos y tantos ayuntamientos donde hay mucho más dinero para lasfiestas de verano (contratar a la Pantoja, carreras con vaquillas, peñas subvencionadas… para acabar usando ese dinero para comprar alcohol y coger kurdas…) que para bibliotecas. Evidentemente, al público le guista más las vaquillas que leer libros. Pues nada, a llevar el universo de la fiesta del pueblo.
Si se diera e hiciera sólo lo que le gusta al público, nunca habrías aperendido a sumar ni restar. Sin disciplina ni formación, ni ayuda a generar nuevas vías creativas, no vanazaríamos… Y no educamos público. Mira las series de la BBC, qué cuentan, cómo lo cuentan… y sus audiencias estupendas. Y luego compara con nuetsra televisión que, encoñada por dar al público lo que creen que les gusta (y tener audiencia) han acabado consiguiendo prime times del 9, el 11 o el 12… Porque el público se ha marchado harto de populacherías.
¿Que muchos creadores se olvidan de contar algo en beneficio de su propio ombligo? Cierto. Y criticable. Como un día me dijo Mónica Terribas, la pantalla no es una ventana por donde te miran, cuando eres creador. Es una ventana para que te asomes, veas lo que le preocupa al público, lo que necesita, lo que anhela… Te enteras y se lo cuentas añadiéndole tu estilo y lo que tú quieres contar. Sin él no somos nada. Pero de ahí a decir que el principal problema sea ése a día de hoy media un abismo.
El principal problema a día de hoy es que vivimos en un país en el que lo intangible nunca es considerado motor de nada (cuando es lo intangible: la confianza, el orgullo, las emociones… lo que siempre ha movido el mundo… hasta de la economía).
Que vivimos en un país en el que estudiar no se ve cómo trabajar y si te pagan más por ir a currar a la construcción dejas de estudiar. El problema de este país es que en vez de ordenar lo público, se arrasa quitando funcionarios para elegir otros pero a dedo (ver Cajamadrid o Comunidad de Madrid). Es que se las empresas privadas reciben más dinero del Estado que el que debiera dar el Estado a sus servicios públicos. Es que pagamos la universidad a ingenieros, químicos, médicos, enfermeras… que se tienen que ir al extranjero cuando acaban sus estudios. Invertimos en la nada.
El problema de este país es que la cultura no es vista como potencia industrial y se le machaca. Que se desmantela una televisión pública y se quieren cerrar unas autonómicas que, en su mayoría, quienes las han llevado a la bancarrota son los mismos que ahora quieren venderlas a la empresa privada para conseguir un nauseabundo segundo efecto TDT.
El principal problema de este país, es también tanto listo que se mete en internet para meterse con todo y no aportar nada. Ellos son el símbolo de nuestra estupidez, sin duda.
Para los primeros problemas, la solución está (como siempre) en el conocimiento, el estudio de fórmulas ya existentes y que funionan ya fuera. En mejorar como profesionales (que es nuestra gran cuenta pendiente).
Para el problema de los listos que entran en internet para dar lecciones al mundo, la solución es demostrarles que, sencillamente, son unos ignorantes que, tanto lo son, desconocen esa frase de que “la ignorancia es atrevida”.
PS: Y sigo insistiendo, menos avatares, menos peseudónimos y dad nombres, como damos la gente con la que os metéis. Dad la cara. Que ocultarla tantas veces ya demuestra vuestro nivel de dignidad.
Lo que no entiendo es que el público no pueda dirigir la cultura porque la destruiría pero sí elegir un gobierno…
¿Cómo lo harías? ¿Con elecciones semanales? ¿te fías de los audímetros? ¿Encuestas? ¿Si el Quijote no lo lee nadie, debe abolirse de nuestras bibliotecas? ¿Sabes quién es Tom Stoppard (antes de que lo busques por google, no valen trampas? ¿The Wire sería peor serie porque no la viera mucha gente en prime time (que la verían si se programara bien)? ¿Es Bang of Broyhers una mierda porque en Tele 5 no la vió nadie, programada en late?. Responde, campeón. Y da soluciones,. ya que pides tantas.
Yo no he exigido soluciones, pero las mías a tus preguntas constituyen las razones que creo que explican muy bien la situación.
Sí, hace calor.
¿Tan desesperado estás por saberlo que te rebajas a conocer las razones de un troll ignorante como yo?
Que no es desesperación, que no es rebajarme… que es que dices cosas mu bonitas, pero no te entiendo ná.
Si de verdad tienes tantas ganas de conocer mis razones pues las expongo. El problema es que, como es difícil para mí explicarlas y es algo más complejo hacerlo que decir “porque sois todos unos inútiles que no merecen vivir a sueldo de Ferraz” (cosa que no creo) necesito un tiempo largo que no dispongo ahora mismo.
No se puede concluir nada de los comentarios de las noticias de los periódicos. En estadística se llama “muestra autoelegida” y por definición no se puede usar, o al menos hay que usar un factor corrector, para un estudio estadístico, porque los posteadores ELIGEN escribir sus posts insultantes. Más aún cuando pasan filtro en forma de filtrado de insultos, etc. Sólo te informa de que hay gente resentida en este país, y mal informada. Pero no puedes saber ni cuántos son (existe además como sabes el fenómeno del troll multinick) ni si están trabajando para un lobby o partido (todo es posible). En resumen, no se puede concluir demasiado a falta de más datos. Lo que sí puede ser comparar la media de respuestas a cualquier noticia a la media de respuestas a las noticias de ese tipo (culturales, protagonizadas por personalidades de la cultura, relacionadas con reivindicaciones del sector cultural, etc.). Eso lo he mirado por encima, y creo que básicamente se trata de un número bajo de resentidos, que podríamos calificar de despreciable si lo comparamos con el resto de la población. Pero, sí, internet y los foros de prensa han creado esa nueva figura de los trolls resentidos, gente amargada que vuelca su bilis en el prójimo. Pero son pocos. Saludos.
Magnífico. Llevo horas leyendo el blog. No puedo parar. Por dios!!!
Y los comentaristas no se quedan atrás…de esta me echan del curro…
Pero, por favor, no entréis en insultos o este blog se volverá como tantos otros, un asco. En el momento que el tema PP-PSOE ha entrado la habéis cagado y ya no hay marcha atrás. No estoy de acuerdo con que el cine español es malo. Cualitativamente es mejor que el de EE.UU. Si al puñado de directores que tenemos jóvenes y a la mayoría de los veteranos le pone 100 millones de euros en la mesa harían virguerías. Joder! mirad lo que hizo Amenábar con Ágora, con mucho menos por poner un ejemplo. Pero aquí van otros:
“Los Otros”
“Juana la Loca”
“Lucía y el sexo”
“Intacto”
“Los lunes al sol”
“Hable con ella”
“La caja 507”
“La vida de nadie”
“Smoking Room”
“Soldados de Salamina”
“Te doy mis ojos”
“Días de fútbol”
“Noviembre”
“Mar adentro”
“Cachorro”
“El bola”
“Obaba”
“Princesas”
“Habana Blues”
“El método”
“Camarón”
“Tapas”
“Alatriste”
“Volver”
“El laberinto del Fauno”
“Salvador”
“Azul oscuro…”
“El orfanato”
“REC”
“Camino”
“Ché el argentino”
……..
uf me he cansado….y estas son las famosas hasta el 2009, luego hay joyitas…si a todo estos guionistas-directores-productores tuvieran el apoyo y la industria detrás (como Francia ) se multiplicaría por 20 la calidad y la cantidad…
Cuando nuestros cineastas comprendan que ese apoyo monetario tiene que venir sin una pistola detrás, las cosas mejorarán.
Antonio, como en las filmografías de todas partes, hay de todo, bueno o malo. Pero no se qué hay en el cine de España que muchas cosas e inconvenientes se juntan y hay mala suerte, muy mala suerte, con las películas. Cualitativamente son buenas, pero hay dificultades a la hora de distribuirlas y promocionarlas. Creo que los cineastas podrían aprovechar la publicidad en Internet, y si es posible en la tele. A la hora de distribuirlas, bueno, ya se sabe, Estados Unidos acapara mucho las salas; tiene que haber alguna alternativa para distribuirlas y que cada vez más gente las vea.
Es cuestión de esfuerzo y de no quedarse ahí protestando.
P.D: De las que más me gustaron de la lista son: “Los lunes al sol”, “La caja 507”, “El Bola”, “Alatriste” -aunque se pudo haber hecho saga-, “Azul oscuro casi negro” y “REC”.
RAND: “Habéis preguntado que qué es lo que quiere el público que nadie lo sabe y yo he respondido: lo sabemos y es quitar las ayudas estatales. No creo que sea muy difícil de comprender.”
(http://bloguionistas.wordpress.com/2012/07/30/temas-para-nuestro-proximo-cafe/#comment-19120)
Es facilísimo de comprender: estás más loco que las maracas de Machín y confundes tu opinión con la del público. Pero ¿cómo vas a representar tú al público, si ni siquiera tienes valor para representarte A TI MISMO con tu nombre y apellido?
La gran mayoría del público lo dice pero es más significativo, pienso, que entre los creadores NUNCA se haya debatido con seriedad. Aquí nunca ví a uno (espero equivocarme) diciendo por ejemplo que la solución pasa por menos control político del dinero y sí más control del público, ya que se supone que sois tan diversos y tan poco homogéneos. ¿Por qué os parece tan descabellada? Tampoco luego entiendo que se clame al cielo eso de que no somos mercancía en manos de políticos y banqueros.
Y ya dije en otra ocasión que si me preguntaban por mail daba mis datos personales, mi móvil mi DNI, etcétera, sin el menor problema. ;)
Dime dónde exactamente ha dicho “la gran mayoría del público” que lo que quiere es “quitar las ayudas estatales”.
Me interesa saber cuál es la vía por la que se expresa de manera tan clara y unívoca “la gran mayoría del público”.
Pues porque si no fuera así no haría falta obligar a la gente a hacerlo.
Repito que el que quiera conocer mi nombre y apellidos sólo tiene que enviarme un mail. Tampoco entiendo que tendrá de interés, pero bueno.
Los comentarios están cerrados.