por Alejandro Pérez.
¿Sabías que Alemania tiene una asistencia al cine por debajo de la española?
Escribo desde Marburgo, el pueblo paradisíaco donde estudiaron los hermanos Grimm. Entre mis anfitriones hay unos cuantos que están estudiando análisis de medios (Musik, Kunst und Medien, lo llaman). Y me han contado que los cines se tuvieron que poner las pilas mucho antes de la crisis de internet, por lo que, en eso también, nos llevan años de ventaja.
Por lo visto aquí las ventanas de explotación son ligeramente distintas respecto a otros países. La gente no tiene la misma cultura de pagar por ver una película que en España. Sí compran el DVD, pero casi no hay Pay Per View. La razón de que el Plus y similares no funcionen es que no hay porno duro. Sí señores, en Alemania ni siquiera un canal de pago puede emitir porno duro por ley, y eso llevó a frenó sensiblemente la contratación de canales digitales. Si a eso le sumamos una gran televisión pública y dura competencia de canales privados, el Astra y los canales temáticos libres, nos encontramos todas las películas del cine en la tele en menos de un año y la gente prefiere esperar.
Hoy he ido al cine para ver cómo han peleado con eso desde las salas. Marburg tiene tres, de tres tamaños: la del centro comercial, multisala, digital, con butacas grandes; la de cine de barrio, de toda la vida, y una pequeñita de cine alternativo para cosas iraníes subtituladas.
He ido a la sala comercial. y he visto tres innovaciones que me han sorprendido:
1) LOVE SEATS: asientos del amor. El cine es un lugar perfecto para una cita, pero los asientos cómodos y grandes con palomiteros gigantes que tanto mejoran la experiencia como espectador también son un coñazo para abrazar a tu chica. Y para ellas es imposible apoyar su cabeza en tu hombro sin romperse la espalda. Antes, con asientos tamaño La Sepulvedana, esto no pasaba. Es más, como estaban diseñados igual que los autobuses, en algunos sitios podías levantar el apoyabrazos. Pero con asientos grandes, de los de apoyabrazos dobles con palomiteros, ya no se puede. A veces son tan anchos que, ni llegas.
Los Love Seats vienen al rescate. En cada fila del cine hay dos butacas que NO tienen apoyabrazos en medio. Y ya está. La gente que va al tema y no a comer palomitas, bien que lo agradece. El único problema supongo que es proponer esos asientos a tu pareja en una primera cita.
2) SNEAK PEAKS: si has estado en Sitges, sabrás que hay una sesión sorpresa donde todo puede pasar, los espectadores no saben a lo que van. A veces, ha habido estrenos mundiales de mucha repercusión.
Claro, no puedes tener a Ángel Sala negociando eso en cada multiplex. Lo que sí puedes hacer es poner otra peli de tu catálogo al azar, del año pasado, o que no ha rentado lo suficiente. El precio de la entrada es de dos o tres euros, permisible para cualquier bolsillo, y según me han dicho, esta idea ha sido uno de los grandes salvadores de las salas alemanas. De media, al pasar 15 minutos sale del cine la cuarta parte de la gente. Pero no les importa: salen una de cada cuatro veces. Las otras tres veces se han quedado porque les gustaba lo que veían. Sirve para que eche la velada un grupo de amigos y ahorrarse las discusiones de qué ver. La idea funciona tan bien que aquí tenían dos salas a las 10:30 de la nochedispuestas a sorprender, una en inglés y otra en alemán. Incluso, una vez al mes, hay un Classic Sneak Peak, y la peli sorpresa es un clásico, generalmente en blanco y negro.
3) VENTA DE POSTERS: Admito que cuando lo he visto me he cabreado con España. ¿Por qué cojones no existe eso en nuestro país? La gente que compra posters es la gente que paga por las películas. El cine, cuando es industria, tiene la mayor parte de sus ingresos en merchandising. Entonces, ¿por qué no se pone el merchandising POR SISTEMA en el stand de palomitas? ¿Por qué te echan a la calle, incluso en los cines construidos hace poco, que es el momento de tu vida que más presentes vas a tener esos personajes? Quiero pillarme un póster de dos metros de Angelina con escote cuando todavía estoy acalorado. Pero también todo lo demás. Quiero comprar los juguetes de Toy Story. Quiero la banda sonora de Giacchino. Quiero salir a tope de adrenalina de Los Vengadores y que una colección de los Ultimates se me plante en las narices.
Exhibidores, exhíbanse. Salvemos el cine.
(Alejandro Pérez es diseñador de efectos especiales y guionista y director de cortometrajes. Próximamente estrenará el quinto episodio de Tus derechos 2.0, documental web sobre derechos de autor.)
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Muy interesante post. No hay nada como coger aviones para darse cuenta de que el resto del mundo no hace las cosas exactamente como nosotros. Y se aprenden cosas. Lo de los Love Seats me parece estadísticamente anecdótico, pero refleja una inquietud del exhibidor por hacer las cosas mejor. (lo de La Sepulvedana, antológico, muy divertido!) Los Sneak Peaks no veo que encajen en nuestra hispánica manera de ser pero ¿quién sabe? Y definitivamente, lo del merchandising en la puerta del cine lo veo clarísimo. No se entiende que no se haga aquí. En cuestión de marketing, los exhibidores en España deben echarle más imaginación, y ese es un ejemplo evidente.
No lo he entendido bien: Si Alemania tiene una asistencia al cine por debajo de la española, ¿significa eso que esas innovaciones tampoco funcionan? ¡Ojo! a priori, todas ellas me parecen una estupenda idea.
Un saludo Alex, sabes que te aprecio :)
Bien visto, Lizondo. Yo lo entiendo como que, según el modelo alemán que nos cuenta (con las tv, hábitos culturales, etc…), si no fuera por el ingenio de los exhibidores la gente iría todavía menos. Y sobre todo, en el tema del merchandising, buscan formas de sacar ingresos extra, más allá de las entradas o de cobrarte las palomitas a precio de langostino…
Como me temía, siempre que alguien habla de una presunta innovación cultural habla de rebajar la cultura. Eso es el merchandising, eso es entrar en una peli sin saber cuál va ser, eso es Fnac convertido en juguetería en un 95%, eso son cafés – librerías en los que no sólo no consigues vender más libros sino que lo que consigues es que te los manchen de tintorro.
¿Por qué rebajar la cultura? ¿Se altera la película si a la salida te venden el poster, o un muñeco? Quizás lo que habría que hacer es quitarse un poco el cerrojo de la cabeza, el que dicta lo que es “alta cultura” y “baja cultura”, y pensar que es cultura a secas. Y que el cine es (suele serlo) entretenimiento, y como tal, cualquier cosa que prolongue el goce de ver una película es bienvenido. Y que el cine, proyecte lo que proyecte, es un negocio que requiere dinero para subsistir. Es muy bonita esa idea romántica de que “es cultura: respetémosla guardando silencio a su lado y venerándola en un único contexto, oscuro y quedo”, pero lo cierto es que al que paga las facturas, le importe el cine o no, lo que le importa es poder apoquinar esas facturas.
Así que digo sí al merchandising. Digo sí a muñecos cabezones de Travis Bickle, a un consolador con la cara de Brando en ‘El Padrino’ de cinco velocidades y huevos como naranjas, y el libro de frases de ‘Abbott y Costello contra los monstruos’ con guiños a películas de terror actuales como ‘Jeepers Creepers’. Y sí, por supuesto, a ‘Star Wars: Kinect’. Y no sólo para que el cine tenga una (pequeña) oportunidad de sobrevivir en Ep-paña, sino porque, parafraseando a Michael Caine en ‘El caballero oscuro’, “Alguna gente sólo quiere ver como medio mundo arde espontáneamente por NADERÍAS”.
Hoy la cultura se vende, y como cualquier objeto en venta, compite con otras cosas. Así que no queda más remedio que hacerlo atractivo.
O eso, o veneras la cultura en casa porque NO TENDRÁS OTRO SITIO DONDE HACERLO.
Buen post Alex.
Yo siempre he pensado que los exhibidores tenían que ponerse las pilas en ofrecer valor añadido al visionado de la película, que hoy día se ha convertido en una experiencia para el expectador (Ya no vamos al cine cada semana, a ver qué ponen sino que elegimos muy mucho qué ver, cúando, dónde y cómo).
Sin ser un gran ejemplo, las discográficas frente a las descargas comenzaron a incluir dvd´s de directos, diseños más ciudados, mejores fotos, códigos de descargas de extras, etc. con la compra del último CD de un grupo; en el teatro o la ópera, conscientes de que acudes a un espectáculo de calidad, te ofrecen un libreto y material de apoyo gratuito… ¿Qué hacen las salas de cine? NADA pero el precio cada vez se asemeja más a éstos últimos…
Sabiendo de la dificultad del tema por el valor de las copias, os dejo una última reflexión: ¿Hasta que punto es jodidamente obligatorio e inalterable que cueste lo mismo ver cualquier película? ¿Es que el presupuesto, la promoción, la nacionalidad o el estatus de “obra de arte” no podrían hacer que unas cuesten menos que otras? Ahí lo dejo.
Abrazos,
Javi Jáuregui.
Sobre el punto 2) Sneak Peaks, me ha recordado a la iniciativa Phenomena (en Barcelona y creo que también Madrid y Bilbao). Todo un éxito por lo menos aquí (bcna). http://www.phenomena-experience.com/
Buenas, ni soy “del cine” ni guionista ni nada, pero os leo a menudo, aunque sólo sea porque escribís bien
¿Conoceis Alamo Drafthouse? Son unos cines de Austin Tx que son un catálogo de como ofrecer un valor añadido al proyector y el reproductor blue ray que ya tengo en mi casa. Así que de memoria
Cocina en todas las salas, sirven desde hamburguesas hasta botellas de vino. Menús en función de la peli (pizzas en las de mafiosos italos, lollitos de plimavela en las chinadas)
Tienda de camisetas y posters en la entrada de las taquillas
Pases de chicas: sólo chicas, sólo pelis “rosas”, presentador guapetón hace la introducción, copitas de vino para todos
Pases de chicos: reposiciones de Comando, o Arma Letal, o lo que sea con explosiones en directo.
Pases “quote along”: reposiciones de clásicos básicos con subtítulos para poder gritar tu frase favorita de “Aterriza como puedas” sin equivocarte
Sesiones “mock”: pelis caspa con una pareja de cómicos con un micro que van haciendo coñas sobre la marcha (machacando a Kevin Costner o al que sea)
Muchas son chorradas, otras no iría ni loco, pero al menos tienen claro que cualquiera ahora mismo tiene un home cinema. Si me quieres sacar del home y que te pague, me tendrás que dar algo más.
Saludos
Pero si los cines españoles son incapaces de proyectar una peli en 3D sin que parezca grabada en una caverna durante un eclipse, o de impedir que la gente se ponga a twittear en mitad de una sesión, o de conseguir que ésta empiece a su hora… ¡No digamos ya pensar en formas de atraer al público! Lo que sostiene a la mayoría de las salas es el puesto de chuches junto a la taquilla y los precios A-B-U-S-I-V-O-S que te cobran hasta por una botella de agua. ¿Es así cómo piensan luchar contra la piratería? ¿Robando descaradamente a sus clientes y tratándolos como ganado? Pues que sigan así, que entre esto y lo de la subida del IVA en las entradas lo llevan claro…
Los “Love Seat” existen desde hace años en España, no es que todas las salas lo tengan vale, pero la cadena Cinesa y más concretamente en Las Rozas, no solo tienen dos asientos, si no todas las filas y desde el año 1999.
En cuanto los pósters, muchos cines los REGALAN si los clientes lo solicitan, ya sea en el mostrador de atención al cliente o vía email si los pides.
Los sneak peak, pues vale, muy bien, una tontería para los culturetas alemanes. Aquí tenemos filmotecas con peliculones al mismo precio y podemos elegir cuando ir.
Me parece una chorrada de post, más aún cuando se titula “salvar el cine” pues creo que hay otra propuestas más interesantes que hacer y ninguna se corresponden con los 3 puntos. Como se nota que estamos en verano y nadie chequea lo que se escribe aquí.
Mara, lo de “hay otra propuestas más interesantes que hacer y ninguna se corresponden con los 3 puntos”, ¿es una adivinanza? Venga, no te las reserves para ti y dale un repaso al autor del post.
“Como se nota que estamos en verano y que hace tiempo que nadie te “chequea” a ti, y te da un buen revolcón…”
Por dios José Manuel, no se puede ser más cutre… pensaba que esa ‘terapia’ milagrosa para mujeres histéricas había sido superada hace una década como réplica en cualquier debate.
Si, opino un poco lo mismo, es triste pero es lo que hay. Aunque ahora lo cool es vivir ‘experiencias’, parece difícil mantener lo que ya ha dejado de ser un negocio a lo grande. No es que cierren salas en Madrid y Barcelona, es que llevan ya tiempo cerrando salas en ciudades pequeñas y capitales de provincia. Como mucho alguna proyección en algún Palacio de Congresos para justificar su existencia. No creo que el merchandising sea capaz de recuperar lo que era ir al cine hace no tantos años.
Mmm no creo que sea el único de los que han leido el artículo que aún siga yendo al cine en España, por eso me “sorprende” que parezca tan “novedoso” lo que aquí se plantea, sin ánimo alevoso, no obstante, lo menciono…
Primero: los “innovadores” love seats, al menos aquí en Madrid, existían hace unos ¿diez años? en los extintos cines Aragón de la calle Alcalá (supongo que en alguna de exhibición más), abonabas un extra y “veías” una película de escaso interés mientras amenizabas la tarde con tu compañera… Actualmente el sistema de “brazo avatible” está en cualquier multisala que se precie de moderna (ayer sin ir más lejos disfruté de TDKR en sesión matinal cómodamente “espatarrao” gracias a este tipo de butaca en una sala prácticamente vacía).
Segundo: los Sneak Peaks… actualmente se están adoptando este tipo de iniciativas en cines como los Renoir o Verdi, reestrenando a precios populares o retomando clásicos… ya serán las taquillas las que “hablen” sobre el mayor o menor éxito de la iniciativa…¿Algo que debieran adoptar más salas? estamos de acuerdo, pero ni plantea novedad ni es la panacea.
Tercero y último, el socorrido “merchandising”: seamos francos (sin adscribirnos a la literalidad del término), nadie en su sano juicio va a pagar su entrada, añade palomitas y menu combo en su defecto (para los gourmets) y sumar a la ya abultada cuenta una banda sonora, póster o figurita a la sazón que vas a pagar (no te quepa duda) a bastante más precio que acudiendo a cualquier tienda especializada o vía compra online (maravillas de la red de redes) ya que por muy “friki” que seas a menos que seas comprador compulsivo u adocenado derrochador los presupuestos no son infinitos. Para muestra un botón: una cadena de multicines (no mencionaré nombres) abandonó la fórmula hace unos años por no comerse un colín, y aunque pueda funcionar con más o menos éxito en grandes complejos de exhibición (léase Kinépolis y su planta de restauración y ocio) no creo que en la gran mayoría de salas sea algo demasiado interesante desde la perspectiva del consumidor o del exhibidor…
Para terminar con la reflexión/apunte constructivo (siempre bajo mi humilde punto de vista que puede o no ser compartido) tendemos a fijar la atención en “modelos de negocio” o “fórmulas magistrales” que funcionan a las mil maravillas fuera de nuestras fronteras sin tener en cuenta las particulares idiosincrasias culturales o poblaciones del territorio donde se ponen en práctica bajo el manido y aborrecible letrero de “es que fuera sí que saben” o como casi das a entender en tu entrada, “deberíamos aprender del milagro alemán”, algo que, y perdón por la expresión, roza lo “simplista”…
¿Quieres atraer a gente a las salas? Apuesta por hacer atractivo al público el acudir a las mismas, que sean una alternativa a las nuevas fórmulas de distribución y exhibición en distintas plataformas que últimamente se van adoptando, no sólo en base a reducir el coste de la entrada o tirar de merchandising más o menos exclusivo, sino en plantear un modelo de mayor “interactividad” con el espectador, algo que transcienda el mero ejercicio de acudir a la sala, visionar el éxito comercial de rigor, deglutir tu porción de fastfood butaqueril y a otra cosa. Invierte, innova, apuesta por cine-forums, sesiones dobles, por salas con material bibliográfico, con mesas redondas especiales con los protas, con los realizadores, moléstate no sólo por exhibir (como mencionabas) cine de actualidad, “forma” al espectador, alimenta su criterio, fomenta que disfrute de la experiencia cinéfila/cinéfaga… Supongo que aunque todos sabemos que el panorama que nos viene encima con la nueva ley del cine, sobre todo en lo que respecta a su financiación, y el nuevo tramo del iva aplicable al precio de la entrada no facilitan demasiado ser optimista, hay infinidad de fórmulas fácilmente aplicables si se pone un poco de interés…
otro apunte: avatible no, abatible, mis disculpas por el error ortográfico ;)
“Salven el cine”. Pruebe a aplicar el sexto sentido, cuando fallen la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. A mí me funciona.
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