Por David Muñoz
Aviso: esta entrada está repleta de “spoilers”. Si aún no habéis visto “John Carter”, mejor no la leáis.
No lo puedo evitar. Como estoy escribiendo un guión de cine basado en un cómic que no es nada fácil de adaptar, cada vez que me siento a ver una película basada en material procedente de otro medio, le presto especial atención.
La última adaptación que he visto es “John Carter”, la película dirigida por Andrew Stanton (Buscando a Nemo, Wall-E) basada en la serie de novelas del creador de Tarzan, Edgar Rice Burroughs, protagonizadas por el personaje que da título a la película, más conocido como “John Carter de Marte”.
Como ya supongo que sabréis la mayoría, “John Carter” fue un fracaso descomunal. Su productora, Disney, invirtió en ella 250 millones de dólares, de los cuales parece que aún no ha recuperado ni la mitad. Además, se planteó como la primera parte de una trilogía que nunca será rodada.
Sin embargo, “John Carter” no es ni mucho menos el bodrio que me esperaba. Para bodrio reciente de gran presupuesto… yo qué sé… hay tantos títulos entre los que elegir… “Battle: Los Angeles”, por decir alguna.
No, “John Carter” no es un bodrio. El casting es decente, los efectos especiales son magníficos (aunque estemos tan acostumbrados a ver cosas así que ya no le demos importancia), y hay un par de escenas memorables (la batalla, o quizá mejor habría que decir, “masacre”, de mitad de la película; o la saltarina llegada de John Carter a Marte), pero en general la película no pasa de ser entretenida. Y para eso no te gastas 250 millones de dólares. Gastas 250 millones para crear “La guerra de las galaxias” del siglo XXI, para poner la primera piedra de un imperio del merchandising.
Claro está que para conseguirlo la película tenía que luchar con un enemigo imposible de batir: la influencia de la obra de Burroughs sobre innumerables películas estrenadas mucho antes que “John Carter”.
En “John Carter” hay muy poco que no te suene a ya visto.
Y claro, lo más “visto” es precisamente el argumento. Veamos: un ex soldado terrestre llega a otro planeta, donde su mente ocupa un nuevo cuerpo que, además de facilitarle interactuar con los nativos (unos seres de dos metros y medio de altura), le permite llevar a cabo hazañas físicas extraordinarias. Tras enamorarse de una nativa, el soldado decide quedarse en el planeta y combatir junto a los parientes de su nueva novia.
¿Suena o no suena a “Avatar”?
Vamos, cambias Marte por Pandora, el desierto por la selva, y casi, casi estaríamos hablando de la misma película.
Eso en cuanto al argumento, porque luego hay muchas escenas que ya había rodado a su manera George Lucas en la serie de “La guerra de las galaxias”, como la del “circo romano” con los gorilas gigantes.
Aún así, “John Carter” podría haber sido la película épica y emocionante de la que habla Andrew Stanton en el breve making of que incluye el Blu-ray. Y si no lo es, se debe precisamente a lo último que yo me esperaba en una película escrita por gente de Pixar: el guión no funciona. Pero no funciona nada de nada. Es un desastre.
Lo peor: que John Carter no te importa. No es Luke Skywalker, no es Neo, no es Frodo, no es Jake Sully. No, es el protagonista de “Krull”. Sí, ese que ninguno recordamos cómo se llama.
A mí el fracaso “guionístico” de John Carter me produjo un efecto curioso. Por una parte me puso triste (“que difícil es esto”, pensé cuando los malos atraparon a John Carter por segunda o tercera vez y la película volvió a “resetearse” para arrancar en una nueva dirección… después de hora y media), pero por otro lado me dio cierta tranquilidad. Así es, esto es muy difícil, pero lo es para todos. A la hora de la verdad estamos en igualdad de condiciones Andrew Stanton y cualquiera de nosotros.
También me sirvió para convencerme de que tengo razón cuando, después de que en alguna clase un alumno empieza a decir eso de que “en España no valemos para nada, mira las películas de animación que hacen los de Pixar y mira las que hacemos nosotros” -dando a entender que tenemos alguna tara genética que nos impide la grandeza-, yo intento explicarle que en las condiciones en las que se trabaja en Pixar, HASTA NOSOTROS haríamos grandes películas. No es tanto el qué, sino el cómo. Fuera del sistema de trabajo de Pixar, que permite “repensar” la película una y otra vez, afinando la historia hasta casi el único momento*, Stanton y sus coguionistas, el director de “Brave”, Mark Andrews, y el novelista Michael Chabon, han tirado 250 millones de dólares a la basura. Y eso que contaron con varias semanas de rodaje adicional que usaron para añadir nuevas escenas tras ver el primer montaje. Por lo menos nosotros cuando nos equivocamos solo tiramos dos o tres millones de euros (¡como mucho!)…
Por supuesto, siempre es mucho más fácil ver los errores ajenos que los propios, y también es más sencillo darse cuenta de lo que está mal a toro pasado. No pretendo sugerir que yo lo habría hecho mejor que Stanton & Co. Ni mucho menos. Pero analizar “John Carter” me ha permitido llegar a algunas conclusiones sobre cómo contar mejor este tipo de historias. Conclusiones que espero poder aplicar en mi propio trabajo. Porque aunque como guionista de cine y televisión jamás podré escribir una película épica de gran presupuesto, como guionista de cómic sí que escribo historias así. Y en el cómic mi presupuesto es infinito.
Me dejo de preámbulos, y voy a compartir con vosotros las notas que tomé nada más terminar de ver “John Carter”. He procurado pulirlas lo menos posible, porque al fin y al cabo de lo que se trataba no era de llegar a grandes conclusiones sino de hacerse preguntas que en algún caso tardaré en poder contestar, si es que puedo llegar a hacerlo alguna vez:
-Que una película de este tipo comience con un texto o una voz en off (o las dos cosas a la vez) que presente al espectador el mundo fantástico -o la circunstancia fantástica-, dónde va a transcurrir la acción parece una buena idea. Así de pronto, recuerdo que se usa en “La guerra de las galaxias”, “Blade Runner”, “El señor de los anillos o “Los inmortales”. Pero en “John Carter” no funciona. Se cuenta demasiado demasiado pronto sobre “Barsoom” (Marte). ¿Zadonga? ¿Helium?
Y lo peor es que la primera escena de la película, ubicada en Marte, no ayuda nada. Ves a unos tipos peleando, y no sabes quién es quién. No sabes con quién tienes que “ir”. Con lo cuál, te da igual. Es como pillar a la mitad un partido de fútbol aburrido con dos equipos que no conoces.
Así, la voz en off recuerda más al inicio de “La amenaza fantasma” que a otra cosa. Da pereza tratar de aprenderse tanto nombre raro.
-El espectador no se sienta en el cine para recordar datos, quiere vivir una experiencia emocional.
-Pero “Avatar” sí funciona. ¿Por qué? Quizá porque descubrimos Pandora a través de los ojos de Jake Sully. Nunca vamos por delante de él. Él es nuestro “avatar”. Como también Frodo en “El señor de los anillos”.
-Se me ocurre una posible “regla”: empezar explicando cosas sobre el mundo de la película funciona sobre todo para generar expectativas en el espectador, y cuanto más genérico sea ese texto, mejor (“Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy lejana…”). No hacen falta detalles que además nadie va a ser capaz de recordar. Existen los replicantes, se mueren pronto y se han fugado. Y punto pelota. Pero esa introducción funciona mejor cuando el protagonista de la historia ya conoce ese mundo, por Ej. porque es el suyo (sería raro que alguien le explicara a Luke Skywalker dónde sucede su historia). Si el protagonista va a entrar en un mundo nuevo, es mucho mejor descubrirlo con él. No hay que tener miedo a su extrañeza, a su desconcierto, sino que hay que utilizarlo a favor de la historia (Jake Sully, Frodo cuando sale de La Comarca).

Una cosa buena de la película: la mascota graciosa perruna está muy bien. Lástima que no haya más escenas de Carter interactuando con ella.
-¿Cuál es el arco de John Carter? Aunque no lo descubrimos hasta la mitad de la película (otro error), Carter es un soldado que, tras acabar la guerra de Secesión Americana, vuelve a casa para descubrir que toda su familia ha sido asesinada. Destrozado, se dedica a vagar por el oeste tratando de encontrar una mina de oro. Al llegar accidentalmente a Barsoom, aunque al principio trata de volver a la tierra, como conoce a una princesa que le hace tilín, acaba identificándose con su causa y decide quedarse a luchar por ella. ¿Qué es lo que no funciona en este resumen? Que ni una sola cosa está vinculada con otra. No hay relación de causa y efecto. ¿John Carter sufre por su familia y se dedica a buscar oro? ¿Es un soldado harto de las consecuencias de la guerra y elige luchar en una nueva guerra? No tiene ni pies ni cabeza. Es imposible entenderle, empatizar con él. Como personaje, me refiero. Los seres humanos somos así de incoherentes, los protagonistas de películas épicas de 250 millones de dólares no deberían serlo. Su conflicto, que lo tiene, nace de que es un pacifista abocado a la guerra, pero eso es algo que la película no aborda en ningún momento. La transformación de John Carter ocurre en segundos. De pronto, decide volver a pelear, y en la escena siguiente masacra a cientos de extraterrestres sin que en ningún momento parezca agobiarle que sus familias vayan a pasar por lo mismo que pasó él al perder a la suya. De hecho, la escena, estupenda desde el punto de vista cinematográfico, es una catarsis. Mientras mata, mientras desmiembra a sus enemigos y corta sus cabezas, hay un montaje en paralelo que sugiere que Carter recuerda entonces el momento en el que descubrió los cuerpos de su mujer y de su hija. Lo que además sugiere ese montaje es que el dolor de la muerte de nuestros seres queridos solo se “sana” con más muerte. Para Carter la masacre es un acto de purificación. Al dejar aflorar el guerrero que lleva dentro está por fin preparado para continuar con su vida. ¡Y todo esto en una película de Disney destinada a un público infantil/juvenil!
-Otro problema es que el trauma de Carter, del que surge su conflicto, y lo que le pone en marcha como personaje en la segunda mitad de la película, es irresoluble. Luke Skywalker se siente un don nadie. Sueña con ser piloto y la llegada de C3Po y R2D2 le permite hacer realidad su sueño. Jake Sully sueña con volver a andar y su visita a Pandora se lo pone en bandeja (Sully también busca una cierta pureza, pero eso es otro tema, la motivación consciente y la inconsciente, etc.). Pero John Carter nunca va a poder olvidar lo que le ocurrió. Ni todas las macizas del espacio juntas podrían hacerle olvidar la visión de los cuerpos quemados de su mujer y su hija. Como mucho, con el tiempo, acabaría reuniendo fuerzas para poder seguir viviendo. Pero poco más. Pensándolo bien, con estos mimbres, “John Carter” podría haber sido el “Sin perdón” de la Space Opera, pero no la película que querían hacer en Disney.
-Por lo que yo sé, el John Carter de las novelas de Burroughs no tenía semejante trauma. Era solo un soldado confederado que, tras la guerra, se dedicó a buscar oro con un amigo hasta que de pura chiripa acabó en Marte para luchar de nuevo en otra guerra, una guerra que ésta vez va a ganar. Así, sí tiene sentido. El suyo es un arco sencillo, pero es coherente. Pero en su afán de dotar de profundidad al personaje, los guionistas eligieron la opción “trauma”, y se equivocaron al elegirlo. O acertaron y en lo que se equivocaron fue al conservar el resto de los atributos del Carter de Burroughs. La cuestión es que unas cosas no casan con otras.
-Luego, a pesar de todo eso, los primeros 30 minutos de la película podrían haber hecho que John Carter interesara más. Porque tal y como están planteados son letales.
No contentos con introducir un nuevo mundo, después de Marte los guionistas colocan un incomprensible “flash Forward” en el que vemos a John Carter huyendo de no se sabe quién y cuyo sentido no se explicará hasta casi el final de la película.
Luego, la historia cambia de protagonista, y nuestro punto de vista pasa a ser el de un joven Edgar Rice Burroughs, un aspirante a escritor que resulta ser el sobrino de John Carter, a quién este ha dejado una importante herencia (momento álgido: la lectura de un testamento, mal vamos para una película de aventuras). Solo cuando Burroughs comienza a leer los diarios de su tío John Carter, llegamos por fin a Marte, pero eso sí, después de pasar por el oeste.
-Es una historia dentro de una historia. Pero… ¿para qué? ¿Seguro que era necesario? ¿No habría sido mejor renunciar a todo eso y concentrarse en John Carter y su peripecia? Así es un lío.
-Carter hace cosas… ¿pero qué cosas?
Para empezar, manda un telegrama. Apasionante.
Luego, en la historia narrada por el diario, busca oro (vamos, dice que lo busca, porque no lo vemos); mientras intenta comprar provisiones en una tienda tiene un enfrentamiento con unos tipos malencarados; aparecen unos soldados liderados por el protagonista de “Breaking Bad” (Bryan Cranston con una peluca cantosísima), que quiere reclutarle, y lo reducen enseguida. Después, Carter trata de fugarse varias veces sin conseguirlo (en una secuencia bastante divertida) y, cuando por fin lo logra, es perseguido por los soldados, que están a punto de alcanzarle cuando aparecen unos indios. Uno de los soldados la caga y se produce un tiroteo. Entonces, ¿qué hace Carter? ¡Huir! Eso sí, salva a Cranston. Aunque para nada, porque como se verá después, Cranston está herido de muerte.
Al rato, por casualidad, Carter encuentra en una cueva la puerta espacio dimensional que lleva a Marte y, también por casualidad, termina en Barsoom.
Este todo “por casualidad” recuerda mucho a “La amenaza fantasma”, ¿no? John Carter es la versión depresiva de Anakin Skywalker. Va de un lado a otro un poco porque sí y le van pasando cosas que a él ni le van ni le vienen pero que curiosamente avanzan la trama de la película.
-Ejercicio: Comparad la presentación de John Carter y la de Indiana Jones.
-A los héroes de las películas de aventuras no siempre les hacen falta traumas/conflictos, pero siempre les hacen falta motivaciones.
-Al final, escribas lo que escribas, siempre es lo mismo. ¿Qué quiere tu personaje? ¿En qué sentido va a ayudarle (o no) la película a conseguirlo? Nada de lo que quiere o necesita John Carter tendría que haber pasado necesariamente por viajar a Barsoom. Podría haber conocido a una campesina en Kansas con más o menos el mismo resultado (me refiero en cuanto a su arco como personaje, no a los efectos de sus acciones en la trama).
-Otra regla básica que la película olvida: en el cine nos importan tanto las cosas como le importan a los personajes. Y John Carter no parece enamorado de Dejah Thoris. Más bien parece que le resulta simpática y poco más. No es Luke con Leia. O Jake Sully con Neytiri. Tampoco parece enamorarse de Marte (que es más bien un sitio inhóspito y un tanto grimoso). Falta la escena de “Avatar” con las medusas voladoras.
-Ejercicio: reescribe en tu cabeza el inicio de John Carter. Objetivo: generar empatía por el personaje y clarificar su arco. 1.Escena de acción espectacular en la Guerra de Secesión Americana. 2. Después de la batalla, el horror de la guerra. 3. Carter llega a casa. Descubre a su mujer y su hija, muertas. Pierde toda razón para vivir. Es un soldado derrotado. Su familia murió por una venganza de los vencedores. 4. Carter no busca oro. Vive solo, es un cazador, como Jeremiah Johnson. No quiere saber nada de nadie. 6. Los soldados le reclutan. Quieren utilizar sus habilidades como rastreador para descubrir la cueva del oro en territorio indio. 7. Carter lo hace. Gracias a ello acaba encontrando la “puerta” a Marte. 8. Estamos en Marte. Y Carter está dispuesto a pelear de nuevo. La gente de Helium son su nuevo “Sur”. Su segunda oportunidad.
-El problema de los antagonistas. Hay demasiados. Y se alían o se enemistan por razones que o no se entienden o cuando se entiende más o menos te dan igual. Y los verdaderos “malos”, esa especie de seres místico sobrenaturales que conspiran en la sombra, tampoco tienen un plan demasiado claro por mucho que se empeñen en contarle su vida a John Carter cada vez que éste se cruza en su camino. Hay “mini malos” efectivos, como el “Thark” malote, pero cumplen una función más cercana al del villano de la semana de una serie de televisión que al de un malvado de largometraje.
-Decisiones extrañas de dirección/producción que no ayudan nada:
1. Los “hombres rojos” de Marte no son rojos. Son gente tatuada. Parecen maorís disco. No hay ninguna razón para que cuando los Tharks se encuentran con John Carter no crean que es solo un “marciano” sin tatuajes. Pero se comportan con la misma extrañeza que sentiríamos nosotros si nos encontráramos a un Thark en la puerta de nuestra casa.
2. Las ciudades estado de Barsoom parecen pueblos. Esto no es la final de la Copa del Mundo. Es la final de la liga. Y de Segunda. Villa arriba contra Villa abajo.
-En el making of Chabon y Stanton hablan de lo mucho que significan para ellos las novelas de John Carter. Quizá ese es el problema. Han querido incluir demasiadas cosas en su película (usaron material de tres novelas); y así no hay manera. En una película cabe mucha menos materia narrativa que una novela. Mejor contar menos pero mejor. Vista así, “John Carter” es prima hermana de “Alatriste”.
-Al final lo más fácil habría sido que Andrew Stanton y sus coguionistas hubieran fusilado la estructura de “Avatar” y la construcción de sus personajes. Habría resultado raro: James Cameron plagia a Burroughs, y quienes tienen que adaptar a Burroughs (tras haber adquirido legalmente los derechos de sus obras), acaban plagiando a Cameron. Pero oye, cosas más extrañas se han visto. Y “quien roba a un ladrón…”.
– *Stanton explica muy bien todo esto en esta entrevista con Harry Knowles en la página Ain´t It Cool News.
“en España no valemos para nada, mira las películas de animación que hacen los de Pixar y mira las que hacemos nosotros”
Nunca me dejará de asombrar este tipo de comentarios, que ya no solo lo dicen los espectadores , sino gente que quiere ser profesional y he conocido más de un caso. Sé que voy a decir una perogrullada pero si alguien opina que los españoles carecemos de talento por nacimiento ¿para qué lo intentan ellos? también su trabajo será malo ¿o creerán que son los únicos en España que se salvan de esa maldición?
Según los últimos datos http://boxofficemojo.com/movies/?id=johncarterofmars.htm, John Carter ha recaudado 282 millones de dólares, y esta cifra solo tiene en cuenta lo obtenido en salas de cine. De todas formas, se puede considerar un pequeño fracaso de Disney, o mejor, de Andrew Stanton. Personalmente, no me importa mucho que Andrew conozca el amargo sabor del no-éxito. Pertenezco a esa pequeña tribu urbana, clandestina, acomplejada, desconcertada, existencialmente angustiada y sobre todo QUE SE SIENTE MUY SOLA, que se aburrió soberanamente con Wall-E… Guardadme el secreto.
La verdad es que he vuelto a ver otra vez hace poco Wall-E y me pareció peor que cuando la vi en el cine. Sobre todo el tercer acto (hay algo que no acaba de funcionar muy bien en la idea de los humanos obesos del futuro). Respecto a los datos de la recaudación, tiré de unos que encontré en Internet de hace un tiempo, así que gracias por la actualización.
Cuando oigo ese comentario sobre Wall-E (y he de decirte que no eres el único) me siento un gran afortunado por disfrutar, reír, llorar… vamos, empatizar con una animación sobre un robot que recicla basura. Cierto es, que el tercer acto de esa peli es, para mi, fallido, pero no nos olvidemos lo que es DISNEY y cual es su TARGET potencial. Creo que Wall-E es uno de los mejores personajes de la historia del cine.
La primera hora de Wall-E. Incluso un poco más, hasta que llega a la nave, es magistral. Quizá me sobran los humanos interpretados por actores en vez de dibujados de los vídeos (que decisión más rara), pero poco más.
Bueno, en realidad, Wall-E llega a la nave en el minuto 20 o así. La gente parece olvidarlo, pero lo cierto es que LA MAYOR parte de la película cuenta con los “humanos obesos”.
Y a mi no me parece mal. Me funciona todo estupendamente.
Para que un blockbuster como John Carter sea rentable necesita recaudar como mínimo el doble de lo que ha costado, (los exhibidores se llevan un buen pellizco). Además, al presupuesto de la película hay que añadir los costes de marketing y distribución, que en este caso han sido estratosféricos. Lo que me alucina es que Andrew Stanton y sus lacayos se han tirado meses hablando de los planes para las secuelas ANTES de saber si la primera entrega iba a ser un éxito o un fracaso, en plan: “Soy tan cojonudo y estoy tan convencido de que he hecho una obra maestra que va a arrasar que ya estamos planeando la trilogía”. En los tiempos en que Hollywood no era el brazo armado de Wall Street los estudios esperaban a ver el rendimiento de un film en taquilla, y si los números cuadraban y veían que habían sacado beneficios, ENTONCES daban luz verde a una segunda parte. Pues nada, Andrew, ya puedes ponerte con el guión, pero no se lo envíes a Rich Ross, que Disney lo ha puesto de patitas en la calle por aprobar semejante fiasco. Mejor espera a que las aguas se calmen un poco, estrena un par de pelis de Pixar, que es lo tuyo, y cuando menos se lo espere empieza a trabajarte al nuevo mandamás para que le eche un vistazo al borrador de John Carter 2.
Y recemos para que James Cameron siga haciendo documentales; que si no, estamos jodidos…
El caso de ‘John Carter’ me parece una caso de analisis realmente interesante. Es una pelicula que ha recibido criticas devastadoras y que ha despertado odios. Hay toda clase de analisis acerca de ‘que ha fallado’, empezando por la campaña de marketing (que dicen las malas lenguas que fue hecha con el objetivo de fracasar como parte de una lucha de poder dentro de Disney), hasta toda clase de conjeturas sobre la propia pelicula. Y algo realmente curioso es que no hay acuerdo acerca de cuales son los fallos. Uno de ellos, que me llamo la atencion, venia a decir algo asi como ‘la pelicula no es redonda, se le pueden sacar fallos, pero ninguno realmente importante. Sin embargo, no nos termina de llegar, pero no sabriamos decir porque’.
En mi caso, por ejemplo, el personaje de John Carter me gusto. No hay una motivacion clara al principio, pero ese es precisamente el arco del personaje: alguien a quien al principio todo le da igual, carece de razon para vivir, y que de repente encuentra en Marte una razon para seguir adelante. Pensemos en el caso de Han Solo, en Star Wars: al principio su motivacion es exclusivamente el dinero. Al final es la amistad y el amor. Y el cambio se produce de un momento a otro. Y a nadie le parece mal. Tampoco parece locamente enamorado de Leia al final de la pelicula (a pesar de que Han y Leia componen la trama romantica fundamental de la trilogia), lo que logico: no seria creible que Han Solo saltase desde ‘solo me importa el dinero’ a ‘estoy locamente enamorado’. en una sola pelicula. Tampoco me pareceria logico que John Carter saltase de ‘todo me da igual’ a ‘estoy locamente enamorado’. Es demasiado arco para una pelicula que es de aventuras y no tiene todo el metraje a su disposicion para desarrollar un personaje.
En el caso de los villanos, por ejemplo, es cierto que carece de adversarios de peso, pero eso es una caracteristica de todas las peliculas de Stanton y no solo de esta, donde los protagonistas suelen tener (de lejos) mucho mas interes que los antagonistas. Y nunca ha habido demasiadas quejas por ello.
Es decir: que quiza se podrian haber mejor de otra manera, pero no son fallos que puedan tumbar una pelicula. Lo que quiero decir con esto es que tengo la sensacion de que lo que hace que ‘John Carter’ falle tiene que ser cualquier menos obvio. Entre otras cosas, porque algunos de esos fallos son tambien achacables a la saga de novelas original. Y aun asi esa saga fue un exito rotundo y es la madre de todo el genero pulp de aventuras.
¿Mi opinion?. El mayor fallo de John Carter es que es ‘ingenua’. No es algo malo de por si, ya que esa ingenuidad viene de serie en el material original. Pero eran otros tiempos. Igual que Lucas dijo que la idea de Star Wars vino que la gente necesitaba ‘cuentos de hadas’, pero era los 70 y tiempos del flower power, ahora todo es distinto. Lo que triunfa es lo ‘oscuro’. Incluso los propios cuentos de hadas, que estan de moda, toman la forma de versiones ‘oscuras’ y ‘adultas’ (entre comillas), o como mucho de versiones parodicas como Shrek. El nuevo Spielberg es Nolan, cuya marca de fabrica es la complejidad y el gusto por el cine negro. Y no es siempre es facil traducir esas aventuras llenas de ingenuidad a una version adulta. Lucas lo intento en ‘Star Wars’ y fracaso por completo. Quiza lo que no nos gusta de John Carter es que tiene una ingenuidad que a estas alturas ya hemos perdido.
No sé, Juan, tu reflexión es interesante, pero a mí John Carter me parece cualquier cosa menos ingenua. Es macabra, retorcida y muy violenta. La imagen de la mujer y la hija del protagonista, quemadas; la muerte del villano Thark, decapitado sin poder ni defenderse, casi ejecutado; la trama político/ecologista, tan compleja; la masacre central. Para mí parte del problema es justo lo contrario, que enfoca de forma oscura y pseudo adulta un material que no daba para ello. Y respecto a Han Solo, escribí un par de párrafos en mi entrada que luego decidí eliminar porque me había quedado demasiado larga. Lo que explicaba es que hay una razón por la que Solo -que sí que tiene algo de Carter- no es el protagonista de Star Wars sino el compañero de aventuras del héroe, el punto de vista cínico y descreído sobre la historia, y especialmente sobre su componente místico (la fuerza). Su punto de vista no es el de la película. Son los protagonistas quienes vehiculan las películas. Estamos con el héroe. Y Han Solo no está enamorado de Leia en la primera película, se acostaría con ella y se llevaría su dinero, que no es lo mismo. La historia de amor entre ellos (el previo al primer beso) ocurre en off entre la primera y la segunda película. En todo caso, Solo (el Sancho Panza de Luke), no arrastra un trauma tan gordo como el de Carter. Está amenazado. Tiene una motivación, no un trauma, como he tratado de explicar en mi texto. Imagínate a Solo cada dos por tres pensando en la familia que ha perdido. No funcionaría.
Bien, por partes.
Cuando me referi a ingenuidad, quiza no fuera la palabra exacta. Es ese sentimiento que transmite el genero ‘pulp’. No es porque sea un genero ‘suave’. Yo recuerdo la saga de Tarzan que lei de chaval (tambien de Burrougs. Y totalmente recomendable, ya de paso) y George RR Martin es un angelito en comparacion a lo que Burroughs hacia pasar a sus personajes (especialmente si se cruzaban con tribus canibales). No, no me referia a las muertes, ni a las masacres, ni a las intrigas politicas… en este momento no sabria como definirlo. Pero cuando pienso en las novelas de aventuras de principios del siglo XX, de gente como Burroughs, Howard o Ridder Haggard, o en el rumbo que tomo el cine en los 70 y los 80 de la mano de gente como Lucas o Spielberg (que podriamos decir que fue la epoca ‘pulp’ del cine), lo que primero que se me viene a la cabeza es la palabra ‘ingenuidad’. Aunque es posible que cada uno nombre esa sensacion de una manera diferente. Es a eso a lo que me refiero.
En cuanto a Han Solo… si, es cierto, no es el protagonista, es un sidekick. La pareja de protagonista fuertemente motivado / sidekick cinico y descreido que termina ‘creyendo’ es muy comun. Sin embargo, a mi, honestamente, eso es algo que me gusta de la pelicula. Me resulta refrescante que el protagonista (y no el amigo cinico) empiece siendo un antiheroe y en vez de recorrer el camino ‘persona normal>heroe’ recorra uno del tipo ‘antiheroe>heroe’.
De esto por eso me llama tanto la atencion esta peliculo: cada uno le encuentra defectos totalmente diferentes. Mientras que en la mayor parte de las peliculas casi siempre hay una acuerdo (relativo, pero acuerdo) sobre cuales son los puntos flojos (otra cosa es que algunas personas den mas importancia, o menos, a esos puntos).
Respecto a lo que comentas del pulp, yo creo que el pulp actual lo está haciendo por Ej. Paul W.S. Anderson con las películas de Resident Evil o sus Los tres mosqueteros. El otro día ví la penúltima de Resident Evil y es de no creerlo. Que desverguenza tiene el tío… las historias que cuenta son muy tontas pero las cuenta con gracia. La última de Underworld creo que va también en esa línea. En ninguno de estos ejemplos hay la más mínima sospecha de que sus directores crean estar haciendo algo importante. Saben a lo que van. Es cine totalmente exento de pretenciosidad. Para bien y para mal.
Mmm… ya, pero no del todo de acuerdo. Desde mi punto de vista (subrayo lo de punto de vista, que estas cosas es que son tremendamente subjetivas) una de las caracteristicas del ‘pulp’ ese sentido de maravilla ante nuevos mundos, que probablemente se derive de todas las historias de exploracion del siglo XIX. Una de las caracteristicas del genero es que siempre trata de transmitirte que, no importa lo jodido que se lo pongan a los protagonistas (y a veces se lo ponen muy jodido) ese es un mundo en el que desearias estar. Pasa con John Carter, pasa con Tarzan, pasa con las historias de ‘mundos perdidos’ de Ridder Haggard o de Conan Doyle, pasa con las historias de Jack London. Y pasa tambien en las historias de Star Wars o Indiana Jones, ¿quien no querria estar alli?.
Sin embargo en las peliculas modernas no veo ese sentido de la maravilla. Uno ve Transformers, o Batman, o las peliculas de superheroes de la Marvel. Y sí, te atrapan, te enganchan. Pero, al final de la pelicula, ¿desearias haber estado alli como lo deseabas al ver los Goonies o Star Wars?. Y en ese sentido, las de Paul Anderson no me terminan de resultar completamente ‘pulp’, no es mundo que quisiera pisar (excepto por la Jovovich) (y repito, esto es algo subjetivo).
Y la de John Carter sí me transmitio esa sensacion hasta cierto punto. Es cierto que llega un momento que todo se acelera, como si estuviesen en una carrera y tuviesen que terminar a tiempo. Eche de menos metraje y que dedicasen tiempo a explorar las ciudades, que no se si parecen pueblos, como dices, pero desde luego no parecen ciudades, no las grandes capitales de un nuevo y fantastico mundo.
Cuando pienso en las peliculas que transmiten ese sentimiento de maravilla, tengo las sensacion de que estan recibiendo estos ultimos años, por alguna razon, criticas bastante negativas. Pienso en King Kong, por ejemplo, que al igual que John Carter, fue otro proyecto personal de su director sobre un material original pulp en el que trataba de mantener ese espiritu. E incluso Avatar, la gran taquillera, empieza a recibir ahora mas criticas que alabanzas una vez pasado el deslumbramiento del 3D…
Juan: ahora entiendo mejor lo que quieres decir. Y sí, se echa de menos eso en “John Carter”, una mirada más… intrigada, o fascinada, quizá, respecto a ese mundo que acaba de pisar. El personaje se lo toma todo con demasiada naturalidad. Y su mirada es la nuestra en la película.
Justo. Joder, que complicado es plantear algo cuando queda tan cerca de lo subjetivo.
Yo soy muy aficionado a la ficción “pulp” (especialmente Clark Ashton Smith, Robert E. Howard y, claro está, Lovecraft) y debo decir que la percepción que se tiene de la misma suele ser bastante ponzoñosa.
Literariamente, muchas de estas obras me parecen superiores a productos de éxito de la actualidad. Y creo que gracias a la imaginación de aquellos autores existen los mundos de fantasía del cine de hoy.
Es increible la maestría con la que estas hsitorias, aparentemente simplonas, manejaban el “sentido de la maravilla”.
Stanton ha utilizado elementos sueltos de las novelas de Burroughs pero, en mi opinión, se ha asustado. Se ha visto incapaz de zambullirse en su universo. Y ha fallado al impostar al filme un tono y estilo que, sencillamente, no encajan en el relato.
A nivel técnico, ninguna objeción que hacer a tus objeciones al guión (valga la rebuznancia), pero… ¿de verdad piensas que han sido esas las causas de su fracaso en taquilla, habiendo espantos a nivel de guión como Tranformers 2 o 3 que han arrasado en las taquillas de todo el mundo?
Yo, personalmente, creo que se ha debido a una labor de marketing desastrosa, aunada con el hecho de no contar con una superestrella de renombre que, cuanto menos, arrastrara gente por su nombre. Ya fueran sus fans o el espectador casual que , viendo la cartelera, diga “Vamos a ver la última de.. (y aquí añadan Hugh Jackman, Brad Pitt oTom Cruise)”. Fiar una superproducción de 250 kilos sin un nombre de peso para el espectador medio y no muy informado -aunque sea a nivel de Director, como Cameron o Michael Bay- me parece suicida.
Sí, lo que dices es verdad, claro. Peores películas han funcionado bien. Pero creo que aunque las películas de Transformers a mí me parecen un horror, sí le dan a su público lo que quieren. Y John Carter prometía una aventura clásica, y luego resulta que no lo es. O lo es, pero regulera. No sé… sí que creo que si el boca a boca hubiera sido bueno la película habría ido mucho mejor. Pero vamos, en realida esas cosas se me escapan un poco. Lo que más me interesaba era reflexionar sobre sus problemas de guión.
Pero ¿Avatar realmente funcionó? quiero decir, al margen de toda la parafernalia que la rodeó
Muy buen análisis. Lo que me llama más la atención del caso John Carter no tiene nada que ver con su calidad o falta de ella. Es que prueba que tampoco los EEUU están libres de equivocarse en cuanto a marketing se refiere. Cierto es que, según veo, cada año hay más casos de blockbusters que acaparan las esperanzas de cada gran estudio, pero esas apuestas son peligrosas, porque son películas que cuestan barbaridades (en el cine también es posible la burbuja). De hecho, ya apenas cubren gastos con el mercado local (lo de The Avengers es la excepción, cada vez sucede menos) y necesitan “presionar” a los mercados extranjeros, para completar ingresos.
Lo curioso es que, desde un punto de vista distante, la peli tenía muchas bazas a su favor. No ya Andrew Stanton, sino Michael Chabon, un escritor que en EEUU (y en otros lugares, claro) tiene buena fama. O sea, el o los ejecutivos que escucharan el pitching, y supieran que estos dos talentos estaban detrás, es comprensible que dijeran sí.
Ahora bien, es raro, rarísimo, chocante incluso, que Stanton no viera que el material sobre el que construía su historia tenía eso del “ya visto” tan claro. Tampoco lo ha sabido calibrar rodando, si quiera, ya que, como bien señalas, lo del circo es casi un calco de lo visto en La amenaza fantasma.
Yo diré que la vi, y que casi la tengo olvidada. No me pareció un insulto, pero, para ser una peli de estos dos, y para ser, también, una obra con aspiraciones comerciales, la noté… insulsa. También en lo visual.
Y es que crear un buen protagonista es más complicado de lo que parece. De hecho, a lo mejor todo esto es una prueba de que no se pueden crear personajes “por encargo” de gente que busca dinero y que sabe, o dice que sabe, de marketing.
Esta claro que los de Disney la han cagado pero bien en el tema de la promoción. ¡Y anda que no he leido artículos en internet sobre el tema! Uno todavía no se explica esa falta total de inteligencia en la campaña de marketing…
Saludos desde Venezuela, leo su este blog ya que tiene cosas interesantes que decir y esta me pareció una que ameritaba comentar.
No he leido las novelas del señor Burroughs sobre John Carter, ni he leido las versiones libres hechas en el comic; del personaje solo he visto esta película. No es secreto, como se dijo, Disney consideró un fracaso esta película, pero no es la primera vez que una película con actores de la casa del ratón es catalogada así (se salva del asunto Piratas del Caribe/Pirates of the Caribbean) tambien es cierto que llegó tarde, digo primero conocimos a los influenciados para mas tarde conocer a la obra original (me atrevo a decir que hasta He Man and the Master of the Universe ha sido influenciada por esta obra)
Quizás sea por el hecho de carecer de conocimientos cinematográficos, pero la película me pareció buena, lo mejor que había en cartelera en mi país para cuando se estrenó, pero creo que pudo haber quedado mejor si Disney hubiese pensado mejor el proyecto si se hubiesen planeado mejor las cosas; o quizás tambien influye la época en la que vivimos.
Saludos nuevamente
Pues muy de acuerdo con el artículo, la verdad.
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