Antonio Mercero es guionista de cine y televisión y acaba de publicar su primera novela, “La Cuarta Muerte.” Comenzó su carrera en el periodismo pero pronto se pasó a la ficción y ha escrito series como “Farmacia de Guardia”, “Hospital Central”, “MIR”, “Lobos” o “Siete días al desnudo”, además de la tv movie “El Pacto”, dirigida por Fernando Colomo y emitida con gran éxito por Telecinco. Colaboró en “La vergüenza” de David Planell y ha escrito “Quince Años y un día”, la próxima pelicula de Gracia Querejeta, cuyo rodaje acaba de finalizar.
Buenas noticias: las editoriales buscan guionistas que se pasen a la novela. Están convencidos de que sabemos contar historias con gancho, con un conflicto claro, con personajes realistas y diálogos ágiles. Algo hemos conseguido como gremio: nos atascamos en discusiones sobre sueldos, reescrituras, créditos, reparto de derechos, etc, pero hemos creado en el mundo editorial la sugestión de que conocemos el oficio de contar historias.
Malas noticias: la vida del novelista es todavía más penosa que la del guionista. Se tarda un siglo en acabar el libro, se gana mucho menos que en la tele y, aunque durante unos días flota sobre tu vida una vaga fantasía de notoriedad, lo cierto es que no te conoce nadie. Descubres que has pasado de ser un guionista desconocido a ser un guionista desconocido que ha publicado una novela desconocida.
Y aun así, qué gozada escribir una novela y escapar por un tiempo de la vigilancia de las cadenas. La mía se llama “La cuarta muerte”, y no he tenido que convencer a un ejecutivo de que no pasa nada por llevar la palabra muerte en el título. El argumento es clásico: el viaje a la madurez de un chico de dieciocho años. Veo las muecas de escepticismo de los ejecutivos de las cadenas. Oigo sus reservas: mmm, el fin de la inocencia, un tema interesante. Pero, ¿dónde está el toque distintivo? ¿Cómo vendo esa idea al público? ¿Dónde está el high concept? ¿Podemos hacer que Leo, el protagonista de la novela, tenga poderes?
No, Leo no tiene poderes. Lo que tiene es un espíritu hipersensible que le hace rechazar el mundo en el que vive. Y cuenta con ironía y una mezcla de amargura y esperanza su despedida de una etapa vital y su ingreso en la madurez. Como es gafe y atrae a la mala suerte, cuenta las cuatro muertes que se ha encontrado en el camino y que han marcado su aprendizaje.
-Nos da un poco de miedo que el tema segmente a la audiencia. ¿Podemos incluir una trama de adultos?
No hay trama de adultos. A menos que cuente como trama el instante en el que Leo descubre que su padre es un farsante. No es el héroe de su infancia, ni el hombre más culto del mundo, ni tampoco el más noble. Alguna vez en la vida le quitamos la máscara a nuestro padre, y eso sí que me interesa contarlo. Pero no hay abuelos, asistentas con humor castizo, ni niños pequeñitos para sumar lectores a la desesperada.
Para un guionista, escribir una novela es como soltarse el pelo. A ver quién me dice a mí ahora lo que está bien y lo que no, piensas. Y sin embargo, hay días en que te sientes empachado de tanta libertad, y casi echas de menos las reconvenciones de las cadenas, las objeciones de siempre, que te acotan el universo y te van guiando poco a poco. Echas de menos la excusa que tenemos más a mano para justificar nuestra falta de talento: eso me lo pidió la cadena. Yo me he quedado sin excusas. Si al lector no le gusta la novela, la culpa es mía. Si no siente curiosidad por saber cuál es esa cuarta muerte de la que habla el título, es porque he hecho mal mi trabajo.
Así que sigo siendo un escritor invisible, no voy a ganar dinero ni fama con la novela y encima no puedo escurrir el bulto si la cosa sale mal. Menos mal que escribir es bonito y siempre nos quedará la vocación.
Más sobre la novela, aquí.
Como guionista desconocido que ha publicado dos desconocidas novelas, suscribo todo lo que dices. Nadie te puede quitar el placer de ser responsable de hasta la última coma de lo que has publicado. Todos los guionistas deberían probarlo alguna vez. Mucha mierda con LA CUARTA MUERTE.
Muchas gracias, Nacho. Un abrazo
Estoy convencido de que cada vez seremos más los desconocidos guionistas que publiquemos desconocidas novelas, yo llevo dos. Y estoy seguro de que eso va a significar un salto cualitativo muy importante en la novela comercial en España. No somos nada malos…
Mucha suerte.
Y darte toda la razón en todo. Los guionistas debemos escribir otros textos ajenos al mercado habitual. Pueden ser novelas, pueden ser incluso guiones de historias que sabes que no vas a colocar. Pero son necesarios para descubrir tu verdadera alma. Es bueno conocer cuál es ésta, porque cuando llegue el diablo a comprártela, por lo menos tienes algo que venderle.
Cuando los guionistas que se han puesto a escribir novelas vuelvan a escribir guiones, éstos serán mejores.
Enhorabuena por haberla escrito, y mucha suerte con su difusión.
Me gusta el argumento y tengo curiosidad por ver cómo has transitado de la narrativa audiovisual a la literaria. De hecho, me pregunto: ¿siempre pensaste la historia como una novela, o era un guión imposible de levantar al que decidiste dar vida por sí mismo?
No, esto siempre fue una novela. Se trataba de buscar una vía de escape. Un abrazo, Silvestre
Quién sabe, a lo mejor cierras el círculo: una productora compra los derechos de la novela y te encarga que la conviertas en guion. Entonces podrás despacharte a gusto contra el cretino del guionista, en plan Reverte, aunque seas tú mismo, y siendo autor y guionista probablemente tengas cuatro entradas en lugar de dos para la noche del estreno.
Un abrazo, Antonio. Ojalá vendas a mansalva.
Un plan maquiavelico donde uno mismo es el gemelo malvado, bien, me gusta
Ahora ¿como matamos a superman?
Y ¿Se puede leer esta novela online?, Calles Tomadas me dejo en buen concepto con las novelas de guionistas ¿o debo esperar para descargarmela ilegalmente?
Brindo por esas cuatro entradas el día del estreno. Gracias, Carlos. Un abrazo.
Este hombre modesto que se sabe bueno (ya, ya lo sé, pero es que tiene cuarenta años y es modesto, no idiota) ha escrito una novela cojonuda. No sólo una buena historia. Hay aspectos de la literatura, solía haberlos, que requieren de habilidades distintas de las necesarias para hacer un guión. Nuestro hombre modesto que se sabe bueno también las tiene. Es conveniente tenerlas. Las palabras de una novela importan más que las palabras de un guión. Hay excelentes guionistas que apenas saben escribir, como hay novelistas estimables que se las ven y se las desean para contar una historia pasablemente. Este ladrillo que acabo de escribir se entiende mejor tras la lectura de La cuarta muerte.
Muchas gracias, Moe. Te debo unas cañas
No sé por qué pero a mitad de la novela me vino a la mente Antoine Doinel, creo que el personaje de Leo tiene bastante en común con él. ¿Lo pensaste en algún momento? Podrías hacer como Truffaut, sigamos a Leo a lo largo de toda su vida. Una gran novela.
Un abrazo.
Los comentarios están cerrados.