por Sergio Barrejón.
Fue hace muchos, muchos años, en la primera serie para la que escribí. Omitiré su nombre, porque total, no la vio ni el Tato…
Me habían contratado a través de una prueba anónima, sin tener recomendación, ni más experiencia que un par de cortos en vídeo. Todo lo contrario a lo que el mito del enchufismo dice: “si no tienes padrino, no te casas”.
El planteamiento de la serie era de comedia con tintes fantásticos. A lo Ally McBeal, para entendernos: entorno naturalista, pero con tramas insólitas y pequeños momentos imposibles, destellos de género fantástico.
Bueno, ése era el planteamiento que nos hicimos los guionistas. En Producción tenían otra idea. O mejor dicho: no tenían ni idea de lo que querían. Para realizar una serie tan delicada contrataron a lo que el coordinador de guión definía como La Acorazada Brunete: un grupo de realizadores todo-terreno, que lo mismo te hacían un reality, como un talk-show… y que jamás habían hecho ficción. Y un equipo de Producción cuya única experiencia en ficción eran telenovelas de presupuesto ínfimo.
El resultado… bueno, antes he dicho que no la vio ni el Tato. Ahora añadiré: GRACIAS A DIOS.
Pero cuando yo entregué mis guiones aún no había pasado nada de eso. Apenas arrancaba la preproducción, todos estábamos contentísimos con lo que habíamos escrito, y nos habían pagado (una mierda de dinero, pero como era mi primer curro, yo no lo sabía).
Terminado el trabajo, yo emprendí otras tareas y me olvidé del asunto. Hasta que dos meses después, la casualidad quiso que rodasen uno de mis capítulos en la ciudad donde yo estaba pasando una semana de vacaciones. Decidí pasarme a visitar el rodaje con mi pareja.
Estaban filmado una escena en la que un chico y una chica, compañeros de clase en la Universidad, se quedan hasta tarde estudiando en casa de ella. Ambos sienten atracción por el otro… e ignoran que son correspondidos. Se hace tarde, falta poco para que salga el último autobús, y ella le pregunta si no deberían… preparar un café. Él, sorprendido gratamente (pensaba que ella iba a sugerir que ya era hora de marcharse), acepta. Pero perderá el autobús, tendrá que quedarse a dormir. Ella le prestará un pijama encantada. ¿Un pijama de chica?
En fin, se entiende por dónde va la conversación, ¿no? Ese delicado momento en que descubres que tú también le gustas a la otra persona. En que sabes que tienes que medir bien tus palabras, para que se vea que estás interesado, pero no desesperado.
Bien, pues ELLOS no habían entendido nada. Ni el actor, ni la actriz, ni el director, ni nadie absolutamente en aquel maldito rodaje. La chica le preguntaba si quiere café como si le estuviera pidiendo perdón por haber nacido. Él reaccionaba como si le hubieran ofrecido cicuta. La conversación sobre el pijama prestado tenía la misma tensión sexual que si estuvieran comprando el maldito pijama en El Corte Inglés.
Diez segundos después de que el director dijera “acción”, mi pareja me miraba con cara de “¿ESTO es lo que te tiraste tantos días escribiendo como si fuera el maldito Ulises de Joyce?”
Al terminar la escena, el director me sonreía con cara de “¿Qué? Mola todo, ¿eh?”. Yo le sonreí, y titubeé. No quería mentir, pero no podía decir la verdad sin proferir media docena de insultos y blasfemias, así que dije una verdad a medias: “Me has dejado impresionado, tío.” Le expliqué que era la primera vez que veía rodado un texto mío… y me abstuve de añadir que iba a ser la última.
(Texto publicado originalmente en el blog de la serie La Primera Vegada. Muy recomendable, por cierto.)
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Tiene que ser una cosa rara. Y, sobre todo, creo que nunca, nunca, va a coincidir la intención con la que uno ha escrito una escena con lo que finalmente se rueda.
Yo escribí un corto para el master de guión de la UAB. Lo rodaban gracias a una escuela de actores con la que la universidad tenía convenio.
El guión estaba escrito en plan Guy Ritchie y acabó con tono Jose Luis López Vázquez. No digo más.
¿José Luis López Vázques era director? si te refieres a las películas que solía protagonizar ¿te refieres a El bosque del lob, mi querida señorita, Mi general, la escopeta nacional? De buen rollo ¿por qué tenemos ese desprecio por la cultura propia? ¿por qué siempre el ejemplo chungo es lo nacional y el bueno el extranjero? así nos va
Ejemplos chungos internacionales hay muchísimos… y también nacionales, por supuesto.
Cuando mencionaba películas de López Vázquez me refería más por “El fascista, la beata y su hija desvirgada” o “Qué verde era mi duque”. Para entenderse, lo que hicieron se parecía a “Los Bingueros” (referencia cultural que creo que, por concreta, queda más clara). Pero, eso sí, sin jóvenes descocadas sobando a los protagonistas.
Y lo que quiero decir es que no hubo entendimiento entre el equipo de guión y el de dirección. Ellos iban a una cosa y nosotros a otra protagonizando el acto de comunicación más infeliz que uno pueda imaginar.
Sólo eso.
Está claro que es muy difícil que alguien que no ha escrito el guión capte al 100% lo que queríamos decir al escribirlo. Es muy complicado. Pero también es cierto que para conseguirlo, es necesario también un sobreesfuerzo por nuestra parte. Muchas veces damos cosas por ciertas sin darnos cuenta. No quiero con esto hacer critica alguna a Sergio ni a nadie, pero es posible que todas esas intenciones que describes en el post que debería contener la escena, no estuviesen expresadas en el guión. Muchas veces, al aplicar la famosa norma de lo que no se puede ver en imágenes no debe estar en un guión, nos estamos disparando en el pie. A veces hay que romper esa norma y poner algo de lo que sienten los personajes. Eso ayuda al director, a los actores y a los productores a entender el guión. Además debemos dar las pautas para que esos sentimientos puedan ser expresados con imágenes o diálogos (como en este caso, que están bien descritos), pero si los responsables de rodarlo no lo han entendido, pueden cambiar completamente la intención. Por eso, parte de nuestro trabajo es que la gente que vaya a leer nuestro guión, lo pueda entender.
Luego, habrá directores pasen de nuestras indicaciones y rueden lo que les de la gana. No hablo de indicaciones de cámara ni de dirección, simplemente de las indicaciones narrativas que he comentado. En cambio, habrá otros que incluso mejoren la escena porque captan la intención y se les ocurre alguna manera mejor de hacérsela llegar al espectador. Ahí está la pericia de cada director. Pero al menos al entregar un guión, deberíamos estar convencidos de que nuestro trabajo está bien hecho y lo lea quien lo lea, sea capaz de entender exactamente qué quisimos contar en él.
Hay que tener claro que todo lo que no ponemos en un guión, al pasarlo a imágenes alguien tiene que inventarlo. Si situamos nuestra escena en una localización y no la describimos, alguien del departamento de arte tendrá que inventársela y puede que su idea choque frontalmente con lo que nos habíamos imaginado y eso tire por tierra toda la poética o suciedad que pueda tener una escena (por ejemplo). Y esto sucede con movimientos de los personajes, miradas, tiempos e incluso música.
Muchas veces nos centramos esclusivamente en los temas más directos como las acciones y los diálogos de los personajes y nos olvidamos (o no tenemos tiempo, que también tiene esto mucho la culpa) del resto de elementos de nuestra historia, que en muchos casos son tan o más importante que lo otro.
Siento la chapa, pero es que esto me ha ocurrido muchas veces y según fui incorporando elementos extra a mis guiones (rompiendo un poco la famosa norma), vi que no solo mi guión era mucho más respetado al ser rodado, sino que incluso recibía un feedback bastante positivo por los responsables de rodarlo. Espero haber aportado algo al debate!!
Saludos!
PD: yo también odio ir a los rodajes, salvo en los cortos que he rodado yo mismo o algún buen amigo que admite críticas, jeje!
“Muchas veces, al aplicar la famosa norma de lo que no se puede ver en imágenes no debe estar en un guión, nos estamos disparando en el pie”
Es que los sentimientos se tienen que ver en imágenes. Hay dos series excelentes. Una que acabo de ver (“White Heat”) y otra que voy por la mitad (“Hit & Miss”). Si en el capítulo 1 de esta última hay más de 90 réplicas-contrarréplicas en todo el guión (de casi una hora), invito a cenar al que las cuente.
En la primera, cuando fui a pegar los subtítulos, no sabía si se habían pegado o no porque no pillaba secuencias con texto ni a hostias.
En ambas, la definición de personajes y sus silencios son MARAVILLOSAS. Y son tantas que es indudable que estámn en guión por quiénes son sus creadores (Paula Milne y Peter Abbott). Los dos, productores ejecutivos (junto a otros, por supuesto, con otras funciones). Abbott, con su propia productora de partner (Abbotvision), es productor ejecutivo, creador… Y en varios capítulos, ni firma como guionista (lo hace Sean Conway) pero es una historia irremisiblemente personal y suya. Sencillamente, controla el producto y su estilo… desde su cerebro de guionista. Ambas series son de una emotividad arrasadora.
Insisto, leyendo esto, o lo que un compañero dice después de estas líneas sobre comentarios de guionistas de no describir este tipo de cosas (más la experiencia personal de encontrarme con un 80% de guionistas que NO LO HACEN), me deprimo. Mucho. Porque habla de un bajo nivel profesional. Y éste, tanto que nos quejamos de los demás, parece que empieza por nosotros mismos, los guionistas. Y por los que imparten clases de guión de manera que no enseñan esto tan básico como para que Adrián Álvarez diga lo que dice, insisto. Y creo que lo hace cargado de razón.
Como dijo Aristóteles: más personaje y menos peripecias. Y lo dijo hace mucho tiempo.
Anécdota: no hace mucho, varios (y no pocos) actores de una serie histórica en la que trabajé me pedían por favor que expresara todo esto en las acotaciones. Porque no recibían ninguna indicación (las prisas en el rodaje hace que se llegue a esto). Porque nadie respondía a sus preguntas (o lo hacían cada director a su manera de ver) de por qué hacían y decían lo que estab en el guión. Ya había muchas acotaciones (como no era productor ejecutivo ni controlaba nada, ni asistía a ninguna lectura, tal fue el ninguneo, me molesté en desarrollar mucho el tema). Pero les parecían pocas. Un actor siempre te agradece ese apoyo, os lo aseguro.
Ejemplo: Aprendí con apenas 20 años de William Layton a cómo dirigir lecturas de un texto. Y no se me olvidará nunca. El maestro (el más grande que he tenido) se esforzaba en que el actor no memorizara el texto antes de dichas lecturas… Y, sobre todo, QUE NO MEMORIZARA EL TEXTO ANTES DE SABER LAS INTENCIONES, ESTADOS DE ÁNIMO, RAZONES de por qué decía lo que decía. El objetivo era que, así, cuando se aprendiera el texto, todo eso ya fuera en el lote de su memorización. Se ganaban semanas de ensayo con este método y el actor ganaba en intenciones, seguridad y frescura. Todas las preguntas estaban respondidas antes de memorizar. Porque si intentas meter todas esas indicaciones cuando les diriges en escena y marcas movimientos… allí ya se pierde hasta calidad de memorización del propio texto y para determinadas cosas ya se llega tarde.
Que a estas alturas éste siga siendo un tema reiterativo en nuestros debates implica el nivel que hay. Bien que siento decirlo.
Por nuestra parte, seguir hablamdo de que “a veces no dejamos claras las intenciones” es una declaraciín de que algo no debemos hacer bien, porque el guión, en sus diálogos, acotaciones e incluso coreografía, debe ser escrito. Si no lo hacemos, malos guionistas somos.
Si eso está claro y no se sigue en la grabación, es que alguien no está haciendo bien su trabajo y no hay nadie que se lo diga. Insisto en que detrás de una industria que produce tanto como la nuestra, debería haber un sistema de producción que impidiera estas cosas que, por cierto, no se ven en la ficción fuera ni, puntualmente, incluso en buenos ejemplos de la nuestra.
Se trabaja desde el diálogo. Y hay más que eso. Está la intención del diálogo, qué hay detrás de las palabras, los silencios, las actividades de los personajes…. Todo eso debe ser planteado en guión. El director puede añadir y mejorar. Pero no desvirtuar. Porque cambia el sentido de las palabras y de los personajes y mata el espíritu con que ese texto fue escrito.
Hay métodos y sistemas de trabajo para evitar eso. Y más en televisión, donde el concepto de “serie” implica la labor de varios directores en un mismo proyecto. Y para eso está la producción ejecutiva.
Si a pesar de las acotaciones, de las descripciones de los gestos, las situaciones o personajes, de los sentimientos que se transmiten en el rostro, su inquietud o el relajo… el lector vio, en este caso, algo tan distinto… Menuda perla. Y creer que lo entendió a la perfección, y que incluso lo pudo mejorar… Es algo que nos puede pasar a todos, vale, pero hay una medicina: “¡Oye, guionista! ¿Por qué no te pasas un momento por aquí y me cuentas de qué va esto? Porque si no, lo hago a mi manera.”
Pero cómo va a entender nadie, si en la mitad de las escuelas, cursos y libros de guión te dicen que te abstengas de poner en la descripción nada que no sean acciones.
Pero cómo va a entender nadie, si incluso guionistas novatos se mofan de guiones como el de Taxi Driver por incluir descripciones floridas, o critican un guión porque describe pensamientos de personajes (leído en los foros de Abcguionistas, que no me lo invento).
Luego, ¿qué pasa? Que en cuanto te lees cincuenta guiones americanos, de producciones potentes (blockbusters, vaya, para ejemplificar que esto no pasa sólo en películas indies y de novatos), descubres que está plagado de descripciones con metáforas y expresiones sobre los sentimientos de los personajes. Porque no se trata de describir sólo una escena, también un sentimiento. Un sentimiento que tiene que captar el actor y sobre el que el director tiene que poner la lupa. Y mientras muchos profes de guión te insistan en que no, que las acciones se deben describir con lo justo porque la imagen tiene que ser potente por sí misma y bla bla bla, este tipo de cosas que describe Barrejón seguirán pasando.
Que eso no es lo peor, ojo, porque esta forma tan cuadriculada de pensar también se extiende con lectores de guiones que, como los guionistas novatillos mencionados arriba, no dejarían nunca que se rodara el guión de “Taxi Driver”. O “Zodiac” de Steve Zaillian. Incluso en el mundo de la tele, con guiones como el del piloto de “Lost”.
Y llega Carlton Cuse y te dice que metían palabrotas en las acotaciones y descripciones de las escenas de Sawyer para ayudar al actor a captar el personaje, y en vez de verlo como algo normal y lógico, nos sorprendemos y decimos, “Oh Dios, esté tío está loco, je je je [risa con sentimiento de superioridad]”.
No tengo mucha experiencia, pero aún no conozco al actor que no prefiera aunque sea un par de acotaciones, para orientarse o para saltárselas a la torera, pero al menos para saber que desde el guión se sabe muy bien lo que se está haciendo.
Estoy completamente de acuerdo.
La mejor manera de aprender a escribir guiones (que no dramaturgia) es LEER guiones. Por lo menos, es lo que me ha funcionado a mí.
Leerse un guión de “Breaking Bad” es una delicia y tiene un montón de acotaciones y comentarios cuya única intención es darle “tono” a la acción y a los personajes.
Yo también aprendí que solamente había que escribir lo que se debe ver en pantalla, que había que escribir como si le contases la película a un ciego. Pero me dí cuenta de que, cuando lo haces, también le describes las intenciones de los personajes.
Hay que leer más guiones si quieres aprender cómo se describe en un papel esa escena que tanto te ha gustado en la pantalla.
Adrián, estoy completamente de acuerdo contigo. Ahora me he amoldado, pero al principio era como estar parado contra una pared fría. Todas esas reglas… Y luego leías algún guion de esos que llevan 100 años haciendo maravillas, y me pregunto ¿Por qué aquí no puedo hacerlo? Y uno va poniéndose cortapisas y condicionantes a todo… ¿Cuántas escenas en las que una sola mirada lo diría todo, no he podido escribir? Un silencio a tiempo consigue darle un montón de significado. En cambio, a veces se continúa con una acción innecesaria, y se pierde el arte, eso que emociona. Con lo fácil que sería ser intuitivo, ¡cuánto ganarían guiones tan pesados de leer!
Dónde se consiguen guiones de Breaking Bad?
Mi experiencia con estas cosas de la adaptacion se limita a unos cuantos eventos; uno es el paso de un relato a historieta en donde desde la primera pagina ya teniamos problemas de interpretacion porque mi colaboradora dibujó algunos personajes de formas que no concordaban con mi intencion y lo hizo por la falta de indicaciones que yo le achacaba a la logica, en concreto un personaje que se veia mucho menos contento de lo que deberia y la ropa de los protagonistas se veia mas simple de lo que habia supuesto (eran batas de hospital, pero la dibujante les puso ropa que parecia mas de internos en lugar de ropa de personal) la otra, mas pintoresca fue cuando en la escuela primaria (elemental, creo que la llaman por alla) debiamos poner un texto relacionado a cierto evento en el periodico mural y como no teniamos nada me fui a una esquina a escribir un poema alusivo pero yo a mis once años ya estaba hasta los cojones de mis compañeros y cuando se me pegaron para ver que hacia simplemente se los deje para que “le pusieran signos de puntuacion” y librarme de ellos un rato, el caso es que lo llenaron de interrogantes y exclamaciones por todos lados cuando simplemente hacian falta unas comas, se perdia la poca cadencia que era capaz de hacer a esa edad pero ellos bien contentos de “haber colaborado”
En fin, desde entonces he visto montones de personas que “quieren hacer algo” pero no saben como hacer ese “algo”, la solucion es obvia, investigar y practicar hasta que salga pero mientras los guionistas pueden fallar, ver su trabajo aplastado y continuar tantas veces como sea necesario hasta lograrlo ¿donde se practica la produccion? es demasiado caro y aparatoso para andar haciendo y deshaciendo hasta que salga y aunque soy ajeno al medio me supongo que hay pocas oportunidades de practicar para mejorar y que la critica no es ni puede ser tan especifica como la que recibe un guionista, creo que es igualmente escasa la oportunidad de ser aplastado por la critica y seguir en el negocio, he trabajado con algunos compañeros que “querian hacer algo” y en todos los casos no tenian idea de como hacerlo, historietas. novelas, videojuegos, tenian todas las ganas y algunos consiguieron los materiales pero a la hora de actuar simplemente no sabian como echar las cosas a andar, las personas quieren actuar, quieren ser alguien, quieren vivir intensamente pero no se preparan para ello y en el negocio de contar historias en audiovisual no creo que se vayan a preparar, no olvidemos que el resto del equipo tambien son espectadores y se han pasado la vida creyendo que con las ganas es suficiente, “puedes hacerlo si te esfuerzas” “dentro de ti esta todo lo que necesitas” pero no, no lo esta y es responsabilidad del cuenta historias decirles a donde y desde donde deben correr pues si pudieran hacer las historias al completo, bueno, las escribirian ellos mismos
¿Alguna vez alguien ha dicho “Quiero hacer cine, voy a conseguir un puesto como ayudante de iluminacion”? pues no, son personas que ya se dedicaban a lo electrico y que se han unido al cine ¿Alguien ha dicho”Quiero hacer television, voy a conseguir un puesto haciendo escenarios”? igualmente, eran personas que ya se dedicaban a ello y pasaron a la television, todos los que quieren ir al audiovisual (o al menos los que interesan a este post) quieren contar historias pero si pudieran escribirlas estarian escribiendolas (dios, soy tan profundo a veces) y si no las escriben… supongo que es porque no pueden
Y ahi esta el detalle ¿que nos hace creer que estas personas pueden contar historias? no quiero despreciar a nadie pero cuando he colaborado me he dado cuenta de que esas personas tienen el deseo pero carecen por completo de direccion, quieren contar algo pero no saben que quieren contar y por eso buscan a alguien que ya este contando algo, pero eso no significa que quieran contar lo mismo que tu sencillamente porque no saben que quieren hacer o ya lo estarian haciendo
En otro caso me sucedio que unos amigos querian hacer una historieta pero no sabian que contar, entonces les hice algunos esquemas de historias pero ninguna les gustaba, finalmente les preguntaba ¿si no les gustan entonces que de que hacemos la historia? y me respondian “pues no se, para eso te buscamos” tal y como mencionaba antes no sabian que querian contar pero tenian muchas ganas de “hacer algo”
Repito: las personas quieren hacer cosas pero no saben hacerlas o ya las estarian haciendo y es dificil practicar en algo tan caro, dicho esto es evidente que debo reescribir mis guiones para que queden entendibles, gracias por el post, creo que me acaban de ahorrar conversaciones aclaratorias con mi colaboradora
Es un error creer que la gente de luces o escenografía entran en el medio como rebotados de otro trabajo (la mayoría de veces no es así). También es un error pensar que no son auténticos contadores de historias “porque si lo fueran estarían escribiendo”. Y también es un error pensar que si la gente no entiende lo que quieres expresar, sea siempre culpa suya.
Igual no era eso lo que querías decir con tu comentario, perdona porque, aunque me ha intrigado, reconozco que no termino de entenderlo.
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