Por Natxo López
Como ustedes saben, hace ya unos cuantos años trabajé en “7 Vidas”. Fue uno de mis primeros empleos como guionista, permanecí allí varios años, escribí muchos capítulos, y aprendí casi todo lo que sé del oficio, gracias a magníficos compañeros y profesionales que, en muchos casos, siguen siendo algunos de mis mejores amigos.
“7 Vidas” fue una de las pocas series nacionales de la última década (si no la única), donde había una cierta referencia a la actualidad política. Era una presencia hasta cierto punto moderada; aunque algunas de sus tramas giraban en torno a conflictos relacionados con el tema (sobre todo en lo que a Sole respectaba), por lo general esas alusiones ideológicas o políticas se circunscribían principalmente a los chistes de texto. No eran, en absoluto, el centro de la serie. Pero ahí estaban.
Una de las ventajas de trabajar en aquella producción, en la que malacostumbré tanto, era que Telecinco nunca metía mano en los guiones. El productor ejecutivo en aquella época peleaba con ahínco para mantener la independencia creativa del equipo de guionistas, y plantaba los cojones encima de la mesa cada vez que en la cadena querían meterle mano a guiones cerrados. Al fin y al cabo, lo importante es que la serie funcionara. Y lo hacía. Así que escribíamos con bastante libertad, y nosotros éramos, por lo general, nuestros propios censores y quienes establecíamos los límites.
Sin embargo, en el tiempo que yo estuve allí, recuerdo una única ocasión en la que la cadena nos pidió que retiráramos un chiste. Coincide que fue un chiste que escribí yo. Era del capítulo 120, en una trama en el que el personaje de Diana, por aquel entonces con novia, sufría el acoso de una sexy Esther Arroyo. Y decía esto:
“Es que estoy muy nerviosa, que yo los únicos cuernos que he puesto en mi vida fueron unos que le dibujé a la reina en una revista”.
No es un chiste especialmente brillante, creo (yo renegaba mucho de esa necesidad de que los personajes soltaran chistes en cada línea). Y a mí me parecía que no era tampoco demasiado “atrevido”. Al fin y al cabo, no decíamos que la reina fuera una cornuda, sino que un personaje de la serie le había dibujado unos cuernos… Algo que se podría hacer por mero aburrimiento.
Pero es evidente que había cierta carga de mala leche que aquel que quisiera podría ver, y desde la cadena nos pidieron amablemente que lo cambiáramos. Aunque sí habíamos hecho muchos chistes a costa del rey, ellos adujeron que “nunca nos habíamos metido con la reina”. La verdad es que era una petición hasta cierto punto comprensible, y no nos importó nada cambiar un triste chiste, que finalmente quedó así:
“…que yo los únicos cuernos que he puesto en mi vida fueron unos que le dibujé a Ágata Ruiz de la Prada en una revista.”
Este guión fue escrito en Octubre de 2002. Todos creíamos por aquel entonces que España era un país cada vez más moderno, democrático y abierto al mundo. Y, sin embargo, y pese a lo que la lógica parecía indicar por aquel entonces, durante la siguiente década la vida privada de la monarquía siguió siendo un tema absolutamente tabú en los medios de comunicación.
Sin embargo, hace unos días se publicaba esto.
Y esto.
Y esto.
Recientes acontecimientos (especialmente los relacionados con todas las mangorrerías del señor Urdangarín) han hecho que la censura institucional sobre la corona se resquebraje. Sigue ahí, no se ha esfumado, en gran parte porque es una cuestión de costumbre, de autocensura instalada en la programación cuántica de los periodistas. Pero se ha abierto una grieta en un dique que, antes o después, va a desparramarse (sobre todo cuando esa legión de infantes tróspidos empiecen a llegar a la pubertad, predigo).
Ojo, entiéndanme ustedes, a mí me la bufa que el señor Juan Carlos se ventile a las señoritas que le dé la gana, esas cosas pasan hasta en las mejores familias, y nada me interesa menos que un posible, futuro –yo creo que inevitable- “Royal Sálvame”. El cutrecaspismo cotilleador español en esencia pura viento en popa a toda vela.
Pero sí abogo por la supresión de un privilegio (el de la inmunidad informativa) que ha blindado hasta ahora a una institución fundamentada, precisamente, en valores familiares, piedra angular del mecanismo sucesorio nada menos que de la jefatura de estado. Y eso es cosa de todos.
Lo llamativo de todo esto es comprobar, una vez más, que la comedia funciona como punta de ariete en asuntos, digamos, de difícil difusión, especialmente en lo televisivo. Podríamos resumirlo en la frase: “No vamos a hablar de esto en plan serio, pero igual no pasa nada si vamos haciendo algún chascarrillo campechano”.
Hay que comprender que la televisión es, por naturaleza, un medio esencialmente conservador, que intenta mantenerse “lejos de los problemas”. Su propósito no es cambiar ni reflejar el mundo, sino ganar dinero. Los años 60, en EEUU, fueron una época social y políticamente convulsa (guerra de Vietnam, lucha por los Derechos Civiles, liberación femenina…). La televisión, sin embargo, adoptó una postura escapista, que huía de cualquier confrontación con la realidad, con producciones como “Star Trek”, “Batman”, “Bonanza”, “Addams Family”, “Los Picapiedra”, “Superagente 86”, “Embrujada”… Eran series maravillosas, pero desde una maravillosidad absolutamente fuera de la realidad.
No fue hasta los 70 cuando todos esos acontecimientos sociales encontraron su hueco en la ficción de la pequeña pantalla, en producciones como “All in the family”, “Mary Tyler Moore”, “M.A.S.H.”, o la sátira irreverente de “Saturday Night Live”.
España atraviesa, igualmente, una de las épocas más difíciles de los últimos tiempos, como bien se encargan de recordarnos cada día. Sin embargo, los estrenos televisivos que hemos visto últimamente nos hablan de otras épocas y otros conflictos. Romanos, plataformas futuristas, hombres lobo, piratas, cataclismos del fin del mundo. Las televisiones consideran –tienen sus estudios, ojo- que el público no quiere sentarse frente a la tele a ver las mismas desgracias que sufre a diario, sino que espera poder evadirse, pensar en otra cosa más molona. Es una valoración absolutamente comprensible, aunque considero un error dar por hecho que ésa es la única opción válida. Hay un hueco evidente para crear, también, ficción cercana a la realidad, comprometida y beligerante. Porque la gente lo pide, lo desea. Incluso desde un punto de vista estrictamente comercial, creo que es un error no abrir ese jugoso melón que está esperando a que alguien le hinque el diente.
Ahora mismo sólo algunas comedias se atreven a hablar de lo que pasa en la calle. “Aída” o “Con el culo al aire” hablan, con distinto tono y de diferente manera, de la crisis y sus efectos en la gente de a pie, lejos de grandes conspiraciones políticas, sin grandilocuencias y sin convertirlo en su propósito último, pero con mordacidad, cercanía e inteligencia. De la misma manera que lo hacen algunos programas de humor. Resulta asombroso comprobar cómo Jordi Évole, por medio de ese subterfugio que parece tan sencillo de “voy a hacerme un poco el gracioso”, ha construido uno de los mejores y más incisivos programas periodísticos del espectro televisivo. Nadie más hace las preguntas que hace él, y todo porque no se presenta como “un periodista serio”. Sin embargo, la mayor parte de los supuestos “periodistas serios” no tienen arrestos para hacer el trabajo que se supone que deberían hacer.
No trato con este post de hacer ningún alegato político-guionístico (¡los cómicos debemos salvar la democracia!). Me limito a hacer una torpe reflexión sobre los tiempos que corren y la forma en la que nos afectan como profesionales. En un gremio donde tantas veces se denuesta la comedia, es conveniente reivindicar no sólo su dificultad (mucho mayor que la de otros géneros), sino también su valor como medio de expresión y su atrevimiento. Mientras hacemos producciones históricas o fantásticas melifluas y escapistas (y que, en muchas ocasiones, tampoco funcionan comercialmente), las comedias están cogiendo el timón de la historia social y del activimo narrativo. No está de más reivindicarlo. Más en este país, de antiquísima tradición satírica (y pronto podremos decir, también, que twittera).
De acuerdo con tus tesis. Solo un matiz y es que no metería a Star Trek en el mismo saco que las otras. En la década de los 60 poner en una misma nave a varios americanos, un japonés, una negra, un alienígena y ¡un ruso! sin que fuera un chiste tuvo que ser algo bastante impactante. Y el beso entre Uhura y Kirk fue el primer interracial que pudo verse en la televisión, que sin ser mucho, es algo.
Toda la razón, Anómalo.
Por no hablar de la dimensión política: la traslación de la guerra fría al enfrentamiento con los klingon (todos con unas cejas que recordaban a las de Breznev, que comenzó a gobernar en el 64).
Curiosamente, las naves klingon tenían la capacidad de hacerse invisibles, justo como la sociedad americana de la época consideraba a los comunistas infiltrados entre ellos.
Es que Star Trek nació bajo el influjo flower-power y pro-hippy (los uniformes son de colorines muy alejados de la estética militar, el dinero no existe etc..). Su creador, Gene Roddenberry, además, era bastante anticapitalista
“Denostar”: Proferir denuestos [contra una persona o cosa], o hablar muy mal [de ella]’. Verbo irregular: se conjuga como contar: denuesto, denuestas, etc. Son, por tanto, incorrectas las formas sin diptongo cuando la raíz es tónica.
(RAE, Diccionario panhispánico de dudas).
Gracias, Jelen. Cambiado.
Una reflexion sobre:
>> “Es una valoración absolutamente comprensible, aunque considero un error dar por hecho que ésa es la única opción válida. Hay un hueco evidente para crear, también, ficción cercana a la realidad, comprometida y beligerante. Porque la gente lo pide, lo desea. Incluso desde un punto de vista estrictamente comercial”
Desde mi punto de vista no es algo tan simple. Cuando hablamos de contenidos el marketing no es tan simple como en otros sectores. Si una marca de coches hace todoterrenos y utilitarios, y a un cliente no le gustan los todoterrenos, lo que hace es comprarse el utilitario. Sin embargo, existe un elemento llamado, si no recuerdo mal, ‘branching’, por el cual una empresa se ve obligada a adoptar diferentes marcas comerciales cuando va orientado a diferentes sectores. Una empresa que fabrique articulos de lujo debe adoptar una segunda marca (nombre comercial) si quiere fabricar articulos orientados a la clase media, porque quien compra un articulo de lujo no esta dispuesto a aceptar que esa misma marca ‘de lujo’ este presente en, digamos, un reloj que valga menos de 100 euros.
Esto esta muy presente en los contenidos, como una especie de elitismo de clase media que no gasta Rolex ni Lacoste pero tira de series entre semana y de pantalla grande en el finde. La marca ‘cine español’ tiene, por ejemplo, serios problemas por ello con las peliculas de la guerra civil. En realidad apenas un pequeño porcentaje del cine español esta relacionado con la guerra civil, y nadie es obligado a verlas. Sin embargo, el mero hecho de que ‘existan’ representa un serio problema para muchas personas. Pasa lo mismo con el cine de Almodovar. Desde el punto de vista de mercado, Almodovar es perfecto: conjuga exito de taquilla y proyeccion en festivales internacionales. Pero para muchas personas el mero hecho de que el cine de Almodovar exista es poco menos que un insulto. O que exista cine de contenido social, o cine de autor, o cine experimental, o cine para quinceañeras hormonadas, y suma y sigue. Y ese problema es tan serio que a esa marca que podriamos llamar ‘cine español’ le ha costado dinero, hace bien poco…
(Tres cuartos de lo mismo en la musica: muchas personas se sienten ‘ofendidas’ por la musica comercial. Como si no tuvieran a su disposicion miles de discos de jazz, o de blues, o de musica clasica, o de folk, o de musica electronica, o de otra docena de generos mas). (En la literatura, ahora que lo pienso, esta actitud no es frecuente. Quiza el caracter de quien gusta de la lectura sea mas reflexivo).
Asi que la pregunta es: que empresa se atreve a abrir ese melon (o el del cine de autor, o cualquier similar) y arriesgarse a ver su marca metida en la lista negra. El ‘cine español’ lo hace, pero claro, no hay una unica empresa detras de esa marca con una estrategia empresarial para esa marca, sino un mercado, y lo mas parecido a una estrategia de marca son las decisiones del gobierno con respecto a las subvenciones. Pero que una cadena se atreva a meterse en ese fregado, no lo creo…
Estoy de acuerdo, pero con matices. Yo no me refería tanto a crear ficciones de izquierdas o de derechas, ni a hacer fieros alegatos ideológicos, sino de acercarse a la realidad del país y hablar de personajes y conflictos un poco más cotidianos y reconocibles. Son asuntos perfectamente válidos -y no necesariamente polémicos o escandalosos- con los que construir historias accesibles al público y, por qué no, exitosas. Y, de momento, las comedias son las únicas que lo están haciendo, en mayor o menor medida.
En realidad tampoco estaba hablando de fieros ataques ideologicos o alegatos de izquierdas. A veces damos por hecho que para que otro se ofenda debe existir una intencion de ofender, y eso no siempre es cierto. Una pelicula, por ejemplo, como ‘La soledad’, que no deja de ser un experimento para buscar una variacion sobre la narracion clasica (lo consiga con mayor o menor fortuna, eso ya es otro cantar. Pero bueno, intentar algo nuevo siempre es interesante), desencadena reacciones del tipo “ese gafapasta pretencioso que se las da de ‘auteur’ y pretende ser un ‘artista’ que se cree a un nivel superior sobre la ‘plebe’. Que para hacer un plano de diez minutos ya se yo dejar la camara encendida en mi habitacion grabando mientras me voy a la cocina a preparar la cena y no voy de cineasta de vanguardia”. La ventaja de la comedia es que el humor tiene mayor margen. Por alguna razon la gente (al menos en este pais. En Alemania probablemente sea al reves) esta mas dispuesta a ‘no ofenderse’ si hay humor de por medio. El problema es que hoy en dia internet se ha convertido (entre otras cosas) en un campo de tiro propicio al linchamiento. Y, ¿quien se atreve a simplemente ‘arriesgarse’ a ofender, a dia de hoy?
Dices que “lo llamativo de todo esto es comprobar, una vez más, que la comedia funciona como punta de ariete en asuntos, digamos, de difícil difusión, especialmente en lo televisivo.”. Pero luego reconoces que no hay,a ha habido, cataplines -en este país- para medio meterse medio en broma según quien…A mi la conclusión del post, a nivel patrio, me parece completamente descorazonadora, casi como algunos posts anteriores.
Mas que nada porque en el tema que nos atañe, aunque si ha sido tratado sin demasiados tapujos por gente como BuenaFuente o Wyomig, lo han hecho a rebufo de la controversia -o escojone- social generado. Ellos no han hecho de punta de lanza, sino que se han limitado a recoger un tema que ya estaba en boca de absolutamente todo el mundo, presa incluida.
Como siempre, sólo es una opinión.
Hombre, hay muchos temas, y yo en el post hablo, en general, de la opción de “bajar a la calle” y hablar de los problemas que tiene la gente. Pero es cierto que en televisión, desde luego, nadie se ha salido del tiesto en el asunto de la monarquía.
Creo que los amigos de “El Jueves” han sido de los pocos que se han atrevido a provocar un poco de vez en cuando, al menos en lo que concierne a medios profesionales.
No recuerdo ahora si 7 Vidas coincidió con Lo más + y sus guiñoles, ni si era la primera época de El Terrat, con La Cosa Nostra, ni siquiera si coincidió con todos lo programas abortados de Wyoming, o con Fernando García Tola …. incluso unos años antes con el 300 millones de Amestoy.
Todos sin ‘cargas de profundidad’ pero todos tocando las narices. Antes era más divertido.
Lo más deprimente es pensar que lo que no consiguió la censura de Franco, ni las medias tintas de la Transición, lo acabe consiguiendo la comercialización de las televisiones.
El chiste que hizo sobre la reina si que me parece bueno, Natxo, pero no hay duda que en la actualidad hubiera sido más bueno, más oportuno, y no lo hubieran retirado. A raiz del safari de rey, ya se ha abierto la veda para poder hacer todos los chistes del mundo. Quizás cambiar a la reina, por Aghata Ruiz de la Prada, tenía entonces más sentido de la oportunidad y mayor brillantez (no recuerdo si coincidió con el escándalo de Pedro. J) Es como si se necesitase primero un reconocimiento público para trasladarlo después a la pantalla (recoger lo que se dice en la calle y contarlo de manera que todos podamos a reirnos)
De todos modos, el chiste sirve para las dos, y aunque exista entre ellas una diferencia de estatus, la reacción de ambas y la manera de manejar el asunto e ir a su bola, puede decirse que es la misma.
Perfecto. Me encanta leer post de guionistas en activo que reivindican un cambio en la televisión.
Pero, una vez más, ¿cómo se consigue esto? ¿Se conseguirá algún día en este país? ¿Seremos capaces de asir un martillo y destruir ese muro que enloqueció a Roger Waters?
Creo que, en mi humilde opinión, deberíamos dejar de teorizar sobre la situación actual de la televisión patria, que ya la conocemos todos, y empecemos a plantear alternativas, reales, prácticas, que involucren a todo el sector creativo de la industria.
Y no veo lugar mejor para que se inicie dicha revolución que en este blog, donde se congregan tanto guionistas consolidados, como aspirantes, con el punto en común de querer cambiar cosas y forjar un futuro sólido para nuestra profesión.
Ale.
. La televisión, sin embargo, adoptó una postura escapista, que huía de cualquier confrontación con la realidad, con producciones como “Star Trek”
Esto no hace mas que demostrar el desconocimiento Español de la realidad estadounidense, ni actual , ni de aquella epoca, (donde ha habido comentarios de sobra e informarse no hubiera sido demasiado dificil si se hubiera querido claro, pero hacer un esfuerzo a veces es demasiado).
Star trek, rompio muchos estereotipos , una persona negra en un puesto importante, un asiatico que dejo decir “peldone señol”, el primer beso interracial(ese episodio fue censurados en muchos estados sureños por cierto), un compañero ruso (en plena guerra fria) acompañando al resto, una mujer que era altisima profesional, y(por cierto muchas mujeres astronautas dijeron que era modelo)
e incluso poniendo (esto ya mas entre lineas) ciertas relaciones homosexuales.
y va usted y tiene los cojones que da su PROFUNDA IGNORANCIA decir que esas series americanas tenian una vision escapista, nos dice una cosa clara, ustes ni se informa ni se quiere informar,
Entiendo que actualmente eso nos parezca convencional, e incluso “demasiado politicamente correcto” ciertas cosas de esas series que usted tiene los santos cojones de llamar (escapistas) pero en su momento era una lanza contra la mentalidad predominante de la epoca . y decir que se estaba aislando, demuestra la escasa capacidad para leer entrelineas, comprender, la situacion de ese pais, etc etc..
y estoy poniendo star trek, porque hay otras series que afortunamente ha dicho que son buenas. pero acusarles de escapistas…
no me extraña qe la ficcion española este como esta…. con ese desconocimiento.
Señor Jerik, la idea no es mía, sino de alguien mucho más inteligente que yo, Rosa Álvarez Berciano, que desgrana estos y otros aspectos de la ficción estadounidense en este libro (http://www.academiatv.es/coleccion.php?id=140). Se lo aconsejo a todo el mundo, de verdad.
Pero, ciertamente, yo estoy de acuerdo con ella. Esas producciones eran escapistas en lo que respecta a sus temáticas principales. No hablaban de la realidad de la calle, no contaban historias actuales, e incluso en algunos casos (como el que nos toca) transcurrían en mundos imaginarios. No creo que calificarlas de “escapistas” sea algo tan terrible. Otra cosa es que luego determinados capítulos, momentos y personajes pudieran servir para indagar en aspectos más modernos y profundos acerca del ser humano y de la sociedad, por supuesto, lo que me parece estupendo, porque yo además disfruto como nadie de la buena ciencia ficción, que creo que sirve para esas cosas.
Evidentemente usted puede estar en desacuerdo conmigo en este pequeño debate. Pero, incluso aunque yo hubiera dicho una burrada morrocotuda, e incluso aunque la hubiera soltado con ánimo de provocar (lo que no es cierto, se lo puedo asegurar), yo le conmino a que cuente hasta diez, respire un poco, y se pregunte a sí mismo… ¿No considera usted que su cabreo ha resultado un pelín desmedido?
Gracias por opinar.
Pues si le soy sincero si me “cabreo” ha sido desmedido , voy a decir QUE NO… star trek rompio “muchos cosas para poder considerarlo escapista, incluso algunas cosas podria aprender la ficcion español, por ejemplo “el ruso” vestia un peinado moderno, ( el equivalante a piercings y tatuajes ahora) cosa que cuando una ve una series española , siempre piensa joder es que todo el que tiene piergin y tatuales es un delicuente, mientras en las series americanas puede ser un tio normal que quiere llevar un tio normal..
lo que se demuestra es el poco interes en informarse.. la verdad decir que star trek “fue escapista” cuando fue desmedidamente rompedor para la epoca… no hace mas que demostarr que la gente ni se informa ni se quiere informar.. y que si usted lo ha querido interpretar como un “cabreo” en vez de como una correccion haya usted, tal vez haya leido un “librillo” pero siempre es bueno “diversificar”
lo cierto es que mucha gente piensa que la gente de las series y el cine.. son sorbios y esto no hace mas que confirmarmelo…parece que “ponerle una coma” a sus texto es algo grave, cuando solo se ha expresa un trementeo error( yo cometo error como todo el mundo, pero de hecho hasta agradezco que me los digan … para no volver a cometerlos)
De verdad, estimado Jerik, que yo no tengo ningún problema en que usted difiera de mis opiniones. Tiene perfecto derecho a ello y, además, creo que ha expuesto meridianamente sus argumentos.
Pero comprenda usted también que las palabras “PROFUNDA INGNORANCIA”, así mayusculadas, me hayan llevado a sospechar que se había enfadado usted un poco. Llámeme atrevido.
Haiga paz entre los hombres.
(http://quietviolet.typepad.com/.a/6a01156fecd7c1970c0147e31dfd0d970b-450wi)
Como bien dices, la sátira ha estado presente en nuestro país desde hace mucho, simplemente hay que saber usarla:
“Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja”, también podría haber sido un buen título.
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